(Nada más peligroso para un escritor, en los tiempos que corren, que hacer disquisiciones sobre las diferencias entre literatura femenina y literatura masculina. O estoy tonto o me gusta meterme en charcos. Este texto es el de una ponencia presentada en un curso de la Universidad de Verano de Baeza, en el que aproveché para hablar de tres de mis escritoras favoritas (Jane Austen, Virginia Woolf y Kate Atkinson) y lo incluyo en esta zona debido a una petición que no puedo desatender.)
Si no fuera porque el título del curso sirve para situar esta intervención en un saludable contexto de normalidad, podría a algunos resultar chocante el que un escritor varón se avenga a disertar sobre mujer y literatura sin que sea preciso ejercer sobre él violencia ni coacción alguna. Podría quizá parecer un gesto poco viril, o incluso hacerle el caldo gordo a ese feminismo rampante y belicoso del que tantos escritores son detractores decididos. Pero siempre he detestado los tópicos y las ideas preconcebidas y contemplado con enormes reservas cualquier militancia intelectual intransigente. Por eso me alegra poder comenzar afirmando que el asunto que aquí se debate suscita en mí un interés intenso y antiguo, y también por eso debo agradecer a la directora del curso su invitación a participar en él. No quiero dejar de celebrar públicamente su idea de no limitarse a abastecer las ponencias del curso con mujeres, como suele ser habitual en todo lo que se organiza en torno al binomio, quizá de moda, "mujer-literatura". Su buen criterio nos acredita que en alguna parte perdura el sentido común y no prevalece, todavía, el cada día más imparable pensamiento binario-simplista.
Quisiera hablar hoy sobre la mirada femenina en la literatura, y para ello, como resulta conveniente (aunque quizá no forzoso), preferiré referirme a la obra y la personalidad de algunas escritoras, unas célebres y otras menos conocidas. Pero antes de eso, y no sé si como introducción provocadora o como expiación de los pecados históricos de mi sexo, perderé unos minutos en analizar lo que podría considerarse el reverso del título de esta intervención: la mirada del escritor varón sobre la mujer.