Gracias a Niall, mi roca.
A Kathleen por ser un gran apoyo, una amiga, una confidente y mi asesora técnica.
A Bee por su infinito apoyo moral.
A Taylor (otro de mis asesores), Susi, Pam y Nora por hacérmelo pasar bien.
Y quiero darles mis más sinceras gracias por sus consejos y su tacto:
A la doctora Raina Sluder, por su ayuda con los temas médicos; a Anne Forlines por el asesoramiento financiero; a Elizabeth de Vos por su amable asesoramiento sobre el sistema de adopción americano.
Gracias a Maddie Blandino por su arte exquisito e inspirador.
A Pam y a Gillian por los cafés del sábado por la mañana y por devolverme a la vida real.
También quiero darle las gracias a mi equipo de edición: Andrea, Shay y la siempre maravillosa y solo a veces gruñona Janine, que tolera mis ataques de mal humor con paciencia, fortaleza y un gran sentido del humor.
Y a Amanda y a todos los de The Writer’s Coffee Shop Publishing House. Y finalmente un enorme agradecimiento para todos los de la editorial Vintage.