Agradecimientos

Ante todo quiero darle las gracias a mi querido Martin. Porque me quieres y siempre encuentras nuevas formas de demostrármelo.

Como de costumbre, hay una persona imprescindible para mis libros: mi editora, esa mujer maravillosa que es Karin Linge Nordh. Exigente y comprensiva a un tiempo, una combinación maravillosa, ¡y consigue que mis libros sean mejores! Para la edición del presente volumen hemos contado también con la colaboración de Matilda Lund, cuya contribución ha sido muy valiosa. Te estoy muy agradecida. Y los demás de la editorial: vosotros sabéis a quién me refiero. ¡Es increíble lo bien que trabajáis! También merece aquí una mención la agencia de publicidad, creadora de unas campañas fantásticas, aunque algo morbosas. Lo que más gratitud me inspira es la implicación de la editorial en la publicación del libro Snöstorm och mandeldoft, en beneficio de la organización MinStoraDag.

Bengt Nordin es, como siempre, una persona muy importante para mí, tanto desde un punto de vista personal como en lo profesional. Gracias también a los genios de la nueva agencia Nordin Agency: Joakim, Hanserik, Sofia y Anna. Por vuestro entusiasmo y por vuestro trabajo desde que le disteis el relevo a Bengt, que se ha ganado poder disfrutar de su tiempo libre. Solo tú sabes, Bengt, lo mucho que significas para mí. En todos los ámbitos.

Gracias a mi madre, entre otras cosas, por quedarse con los niños, y a Anders Torevi, por la rapidez con la que leyó el borrador y porque siempre puedo recurrir a tus conocimientos sobre Fjällbacka. Por cierto, quiero dar las gracias también a todos los habitantes de Fjällbacka, porque habéis acogido mis libros en vuestro corazón, por vuestra lealtad y porque siempre me apoyáis al máximo. A pesar de los muchos años que llevo en Estocolmo, me hacéis sentir como una «chica de Fjällbacka».

Gracias también a los policías de la comisaría de Tanumshede, si no menciono a ninguno, no se me olvidará nadie. Hacéis un trabajo estupendo y tenéis una paciencia increíble permitiendo que yo -y el equipo de televisión- ocupemos la comisaría. Jonas Lindgren, del departamento forense de Gotemburgo, gracias por estar siempre dispuesto a ayudarme y por corregir mis errores forenses.

Debo dar las gracias a mis amigos, por supuesto, que, haciendo gala de la mayor paciencia, siguen ahí, a pesar de los largos períodos en que ni siquiera los llamo. Gracias a Mona, que fue mi suegra, a la que he conseguido sobornar para que siga enviándome las albóndigas más ricas del mundo, a cambio de poder leer el libro en cuanto lo termino. Y también a Micke, el padre de los niños, le mando mi agradecimiento por ser siempre tan bueno y tan comprensivo. Y al abuelo paterno, Hasse Eriksson. No sé cómo podría explicarte lo importante que eres para nosotros. Este año nos hemos visto privados de ti, demasiado pronto y demasiado rápido, pero el mejor abuelo del mundo no puede desaparecer. Sigues viviendo en tus hijos y en tus nietos, y en el recuerdo. Y sí, sé cocinar…

Gracias a Sandra, que lleva dos años haciendo de canguro de los niños y acudiendo siempre que ha sido necesario. Es la mejor canguro del mundo, sin competencia posible. Incluso nos pregunta si la dejamos venir a jugar con los niños si pasa mucho tiempo sin que necesitemos sus servicios. Se preocupa por ellos y, por esa razón, le estoy eternamente agradecida.

Gracias también a mis fieles seguidores en el blog. Y a mis amigas escritoras, sobre todo a Denise Rudberg, que siempre está dispuesta a escuchar y que es la persona más inteligente y más leal que conozco.

Y, por último, aunque no por ello menos importantes: a Caroline y a Johan Engvall, que seguramente son las personas más buenas del mundo y que, entre otras cosas, me ayudaron en Tailandia, cuando me naufragó el ordenador mientras escribía los últimos capítulos de La sombra de la sirena. Os tengo muchísimo cariño. Y Maj-Britt y Ulf: sois increíbles, siempre estáis cuando hace falta.


Camilla Läckberg

www.camillalackberg.com

www.laprincesadehielo.es

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