Agradecimientos

Gracias a mi excelente editor, Rick Horgan, que se convirtió en una fuente constante de buenas ideas, cuya orientación inspirada e inspiradora lo mejoró todo, a quien se le ocurrió el título perfecto y quien tuvo el valor en el difícil mundo editorial actual de arriesgarse con la novela de un escritor novel; a Lucy Carson y a Paul Cirone, por su defensa, entusiasmo y eficacia; a Bernard Whalen, por su consejo y apoyo en las primeras fases; a Josh Kendall, por una perspicaz crítica y por una sugerencia maravillosa; y finalmente a Molly Friedrich, sencillamente la mejor y más brillante agente del mundo.

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