5

Cuando Lieneke recibió la carta de Rex, estaba atareada haciendo la limpieza mensual de su cuarto. Dejó el sobre encima de la mesa y terminó su tarea. Por primera vez en mucho tiempo, vació el escurreplatos, fregó algunas cosas, las secó y lo guardó todo en el armario.

Después se sentó y leyó la carta. La leyó cinco veces seguidas. «Lamentos inmaduros -pensó-. Lo amo. Pero nunca conseguiré apartarlo de Saskia.»

No sabía cómo debía reaccionar. Llamó a una buena amiga que también conocía a Rex y ésta le aconsejó que se hiciera la encontradiza. Había recibido la carta el sábado y decidió esperar hasta el fin de semana siguiente. Se pasó toda la semana dejando el teléfono descolgado cada vez que tenía que salir a hacer algún recado.

El viernes y el sábado fue a los bares en los que podía encontrarlo, pero no se presentó. Tampoco la llamó. El domingo lo llamó ella. El no cogió el teléfono. El lunes lo estuvo llamando cada cuarto de hora, con el mismo resultado. Fue en bicicleta hasta su casa, donde el coche de Rex se quedó mirándola tontamente.

Y llamó a la puerta, pero nadie abrió. Regresó a su casa y telefoneó a los padres de Rex, que se mostraron sorprendidos; llamó a la redacción de su revista, donde habían estado esperando en vano su artículo sobre Cantor, y a la policía.

Unos días después apareció la fotografía de Rex en el periódico. Se presentaron los testigos, y resultó que la mujer que había salido de su casa el viernes por la mañana era la última persona que lo había visto. Le había parecido como «ausente».

Rex Hofman había desaparecido sin dejar rastro. El hecho de que aquello hubiese sucedido justamente después de iniciar una costosa campaña de anuncios en los periódicos franceses para encontrar a su novia Saskia Ehlvest, desaparecida ocho años atrás, llamó la atención. Durante un tiempo los retratos de Rex y Saskia aparecieron juntos en la televisión, en los periódicos y en las revistas.

No sirvió de nada, ni sirvió de nada abrir una nueva investigación en la estación de servicio TOTAL de Venoy-Grosse-Pierre. Y en las ciento cuarenta y cinco cartas procedentes de Francia que finalmente llegaron al buzón de Rex tampoco apareció nada que arrojara algo de luz sobre su desaparición o la de Saskia.

No volvió a saberse nada más de ninguno de los dos… era como si hubiesen desaparecido de la faz de la tierra.

Загрузка...