V Desenlace, coda final y sepelio de los últimos títeres

Sola una cosa tiene mala el sueño, según he oído decir, y es que se parece a la muerte, pues de un dormido a un muerto hay muy poca diferencia.

Sancho, el cap. 68

de la segunda parte del Quijote.


LA VOLUNTAD AYUDA MUCHO, ésa es cosa bien sabida, aunque la voluntad jamás pueda suplir a la razón, la voluntad manda pero no discierne, la voluntad no sirve más que para decidir, sólo con la voluntad no se dominan mundos, ni se derrota a la muerte, ni se desbanca el casino de Montecarlo, sólo con la voluntad no se consiguen sino logros muy modestos, ganarse el pan, encauzar la fama, bailar el tango con una mediana maestría, cada cual se defiende como se lo permite su voluntad y como puede de sus cotidianos y mansísimos o domésticos sacrilegios, ninguno del todo bien ensayado. A los hombres y a las mujeres, a los caballos y a las yeguas, a los carneros y a las ovejas no les gusta la muerte, pero se sienten atraídos por la muerte, eso pasa también con los abismos de la tierra y los acantilados de la mar, nosotros lloramos a los muertos, pero los muertos ni nos lloran ni se ríen de nosotros ni de nuestras tribulaciones, la muerte acarrea insensibilidad e inercia, cuando alguien se muere siempre alguien se alegra, es el cruel axioma de los vasos comunicantes de la sangre, no se puede amenazar de muerte a quien no teme a la muerte. Mi nombre no es Matilde Verdú, Yo digo que mi nombre es Matilde Verdú para confundir a los huérfanos, a las tórtolas y a las viudas menores de treinta años, que suelen ser bestezuelas asustadizas. Escuchadme lo que quisiera deciros, no es sólo verdad que cl incesante camino hacia la muerte, que el sendero que lleva hasta la muerte, nos lime asperezas porque también nos va sembrando el alma de esquirlas durísimas y agudísimas.

– ¿Y váyase lo uno por lo otro?

– Pues sí, quizá sí.

La muerte no enmienda ni la muerte ni la vida, el filósofo Martínez el Buey se escudó en su error y le dijo a su novia Leonarda, amor mío, sólo los elegidos de los dioses gobiernan y atemperan y amansan la muerte propia o ajena, los demás nos limitamos a morir o a matar con dignidad o vilipendio mayor o menor, aunque siempre muy limitado y mensurable, muy minúsculo y sólo medianamente pertrechado. Matilde Verdú recapacitó con serenidad.

Me doy cuenta de que esta crónica va llegando a su fin, pero no ignoro que la muerte no me restará sufrimiento porque antes, mucho antes de que acuda con su guadaña y el nuevo día rompa en el horizonte, me vaciará la conciencia de sus últimos aromáticos contenidos, todos los enfermos y todas las solitarias deben recordar que la conciencia navega por cauces paralelos a la desgracia.

Pido perdón a todos porque las circunstancias me obligan a abrir el obituario bien a mi pesar; reconozco y confieso que tiene su dulzón encanto, su almibarado atractivo, pero pese a todo proclamo que no me gusta el oficio de enterrador, el menester de sepulturero, al enemigo debe dársele defensa, el verdugo se toma demasiadas ventajas y por eso se le condena al aislamiento de una única taberna ruin, sucia y casi vacía, de nada le vale tener un nombre poético, el Tiburón de Oro, el Alce Enamorado, el Puerco Espín Trompetero, para nada le vale.

Betty Boop se llama Claudia, como algunas ciruelas y algunas mariposas, pero casi nadie lo sabe, su abuela Clara pudo haberse llamado Claudia como algunos maricones y algunas arpistas, pero se llamaba Ermitas, esto tampoco lo saben sino muy contadas personas. Betty F3oop siempre creyó más en la vida que en la muerte, pero su fe le valió de poco porque murió revolcándose en las amargas heces del dolor que no tiene ni principio ni fin, Betty Boop no pudo echar nunca raíces en la tierra y el corazón acabó ahogándosele en la soledad, ése es el castigo que Dios reserva a quienes no obedecen su mandato con los ojos cerrados: los demonios se reclutan entre los ángeles desobedientes, a los ángeles como Dios manda no se les permite ejercer la voluntad. Robert Bahamonde se casó con Betty Boop, pero el amor no pasó entre ellos de la anécdota de los latigazos con el cinto de cocodrilo y eso es poco, mejor dicho, eso no es nada, eso es algo que ni merece la pena reseñar.

– ¿Te gustan las truchas tal como salen del río?

– Sí, mucho, me gustan mucho, las truchas deberían comerse siempre crudas y vivas.

A todos los refugios de última esperanza que buscó Betty Boop se le fueron cerrando las puertas a cal y canto, algunos hasta ardieron con violentísimas llamaradas rojas, amarillas y verdes, todas las tablas de salvación a las que quiso asirse se le fueron hundiendo una detrás de otra, las había que llevaban flotando ya mucho tiempo, se les notaba la edad en que estaban recubiertas por una tupida costra de percebes inmensos e insípidos.

– ¿Por qué no cierras piadosamente los ojos a los muertos?

– Cállate, no es éste el momento de pedirme cuentas como a un cajero de dudosa fidelidad, hay que tener valor para mirar a los ojos a los muertos, a los ojos que ni te ven pero tú no lo sabes.

– Perdóname, Roque Murguía. tampoco quise ofenderte.

Hipólito Parga, el practicante de La Esclavitud, se acostó siempre con Rómula, la criada de la abuela de Betty Boop, en posturas decentes, en esa se le notaba que había sido seminarista, a Betty Boop le gustaban más las posturas indecentes, eso puede ser un juego confundidor y peligroso porque el demonio, al final, siempre acaba pasando factura, el demonio regala bienes materiales, pero no perdona deudas espirituales y el que le vende su alma acaba irremisiblemente en el infierno antes o después, el tiempo ni cuenta ni importa cuando se le condena a arder por los siglos de los siglos en la caldera de Pedro Botero, en la sartén de la eternidad. Roque Murguía era primo de Hipólito Parga y también barbero y sangrador, tenía muy justo renombre por todo cl contorno. Robert Bahamonde ejercía de aparejador en Betanzos, antes había estado en Ribadavia.

– ¿Qué tal va el trabajo?

– ¡Vaya, no hay queja! Si se tienen ganas de trabajar, no falta; el que no trabaja es porque no quiere.

Roque Murguía cambió el tercio sin mayor aviso, era muy aficionado a hacerlo así.

– Hablando de otra cosa, ¿te acuerdas de la gracia que tuvo la muerte de tu tía Marianita?

– ¡No me hables! Bueno, tía Marianita no era tía mía, pero yo te entiendo, la verdad es que la llamé tía Marianita toda la vida porque estaba siempre en casa, iba por las tardes a tomar el té, era ya una costumbre.

Betty Boop tuvo una niña, María Pía, pero no le hacía ni caso, la verdad es que no le hacía caso alguno. En las ruinas de Kalekapi y entre sapos, alacranes y viejos que esperan la muerte, tampoco son multitud, en el momento de escribir estas líneas no son más que cinco mujeres, tres hombres y un eunuco, también había ratas con el pelo rizado, perros rabones y sarnosos y hienas hediondas de color ceniza, en las ruinas de Kalekapi se crían los célebres giros türkkögüs, los paladines de la única raza de pavos de pelea del mundo, Betty Boop se cortó el pelo a poco de casarse, todas las mutilaciones son dolorosas, pero cortarse la melena, para una mujer, es casi como amputarse un seno, ninguna mujer se ha hecho jamás el haraquiri en los serios, ninguna mujer se ha cortado jamás un seno para tirarlo por el balcón, los pavos de pelea de Kalekapi son capaces de plantarles cara a los demás animales del desierto, con los viejos que esperan la muerte sentados en el santo suelo no se atreven, aguardan a que les deje de latir el corazón en el pecho y en las sienes. Cándido Julián, el piragüista, se sabía el Martín Fierro de memoria y había estado en la Legión Extranjera, una mariana a la puerta del café Galicia le partió la cara a Serafín Lampón, Tordo, no se sabe bien por qué, ninguno de los dos quiso explicarlo nunca, Serafín Lampón ni se defendió siquiera y Cándido Julián no le pegó más que lo justo, a la niña María Pía la cuida Rosiña Abeledo, una criada muy maternal y meritoria, con buenos y generosos sentimientos y mucho instinto de conservación.

– ¿Usted sabe que las niñeras suelen dormir a las criaturas poniéndolas al gas para que se medio atufen?

– Bueno, Rosiña, no, de ninguna manera, de eso puede estar usted bien segura, Rosiña tiene muy buenos y generosos sentimientos como dice la señorita Matilde y cuida a la chiquilla con mucho mimo.

Es una vergüenza lo mal que aguantan la tinta los rollos de papel de retrete marca La Delicadeza Alemana, son ásperos, esponjosos y desagradecidos, esto de escribir crónicas se convierte en una verdadera tortura, y lo que podría ser un deleite gozoso es un suplicio indignante y atemorizador. El demonio Acebuche Tasende anda muy confundido porque la báscula municipal se le desequilibra a cada momento, está aún en garantía, pero el representante dice que queda muy lejos, de Valladolid a Arzúa hay más de cuatrocientos kilómetros, el representante tiene razón; Tonecho, el ferreiro de Melide, le da a veces algún martillazo y así vamos tirando.

– ¿Y tú qué vas a hacer?

– Nada, aguantar, ¿qué quiere usted que haga?, con esto de las básculas municipales hay que tener mucho aguante.

– ¿Y mucha paciencia?

– Sí, también.

A la señora Pilar Seixón le llaman la Virgen, con uve mayúscula, aunque había tenido tres maridos y amores pasajeros con todos los curas que habían ido pasando por la parroquia de San Cristóbal de Donalbai, algunos hacen terminar este nombre en y griega, con todos los curas sin dejar ni uno. Matilde Verdú puso la voz adecuada y le dijo a su confesor,

– Mire, usted, don Walter, yo soy una mujer que jamás acertó a ser feliz, quizá esté pagando ahora las atroces culpas de cualquier encarnación anterior, eso es algo que nunca podré saber, el pretérito de las almas es siempre un arcano en el que no se puede bucear, es inútil querer ver en la tiniebla, tan inútil como buscar nécoras en el horno de cocer las empanadas.

– Bien, hija, arrepiéntete de no haber sido feliz y aparta de tu mente las filosofías engañosas, reza con unción y recogimiento el confíteor, reza también un paternóster y tres avemarías de penitencia y vete en paz y gracia de Dios.

– Sí, padre.

A don Walter le gustaba mucho desayunar un cruasán relleno de tortilla francesa, jamón de York y lechuga, todo bien espolvoreado con azúcar de flor, para beber tomaba té de jazmín como los chinos y una o dos copitas de vino dulce, de oporto o málaga o pedrojiménez, don Walter era muy sibarita y laminero. Mackinlay's discoteca club y el gran conjunto Doble Sonido les esperan a ustedes en el Puente del Pasaje (enfrente de la gasolinera) para hacerles pasar un rato muy agradable en un ambiente acogedor y a precios normales.

– ¿Eres de La Coruña?

– ¿No lo ves?

– ¿Bailamos?

– ¿Me invitas?

– ¿A qué?

– ¿A ti que más te da?

– ¿Te dejas?

– ¿Tú qué crees?

– Bueno, ¿bailas?

– Sí.

Betty Boop, aunque se lleva mal con Enriqueta, las nueras se suelen llevar siempre mal con las suegras, es un uso admitido, se encuentra relativamente a gusto en Porriño, esto es un piadoso fingimiento y un caritativo decir, esto no pasa de ser una manera de hablar sin comprometerse porque, mirándolo bien, costaría mucho trabajo admitir que Betty Boop se encontrase a gusto en Porriño o en ningún lado, ni relativamente siquiera, nadie habría de creérselo porque se le ve un poco desazonada y como nerviosa, también empieza a abandonarse J y a salir de casa despeinada y sin pintar, ella, que había sido siempre tan coqueta y presumida, Betty Boop se pasa el día en la calle yendo de un lado para otro, a la cafetería, al despacho de Robert, al supermercado, a la iglesia, todas las mañanas va a la iglesia y está de rodillas y con los ojos cerrados más de media hora, los domingos lo pasa muy entretenida en el mercado al aire libre de los invasones, de los coreanos, aquí llaman los invasores y los coreanos a los portugueses que vienen a vender ropa, cacerolas y loros y a comprar muñecas, chocolate y bacalao, en La Coruña llaman coreanos a las bandas de mozalbetes del barrio de La Bañou, más allá de San Roque de Afuera, a espaldas del Hospicio Provincial y del Patronato de la Caridad Padre Rubiños, que rompen farolas, apedrean parejas, atacan señoritas y hacen burla a los viejos que salen a pasear, los portugueses de Porriño cocinan el bacalao en el hornillo de butano que instalan detrás del puesto, en aceite casi hirviendo fríen la cebolla, cuando se empieza a dorar le echan el bacalao en migajas bien limpio y sin espinas, lo revuelven con un palito y lo ponen a fuego manso durante unos minutos, cuando lo sacan de la lumbre lo adornan con perejil picado y va está, los portugueses tienen que vigilar que los niños españoles no les echen tierra en la cazuela, los niños son unos desalmados que gozan haciendo el mal, a Betty Boop también le dan ganas de echarles tierra en el bacalao o de pegarle una patada al tingladillo, los portugueses se defienden bien y vigilan todo con cien ojos porque se juegan las ganancias, decir que les va la vida sería decir demasiado, los portugueses vienen en unos autocares lujosos que ya los quisiéramos nosotros para los días de fiesta, tienen hasta televisión y guaterclós.

– ¿Usted juraría por sus difuntos que Clara Erbecedo, q.e.p.d., la abuela de Betty Boop, era una buena cristiana, una mujer digna de consideración y respeto?

– Sí, sin duda alguna.

Clara Erbecedo, hace ya algunos años, tampoco muchos y no siendo ya ninguna niña, murió pasados los sesenta y esto que ahora se cuenta sucedió poco antes, se acostó una noche en la playa de Riazor con un marinero que hablaba una lengua desconocida, no era holandés, ni danés, ni noruego, a lo mejor era finés, estaba subiendo la marea y las olas le mojaron el culo.

– ¿Al marinero?

– No, a la señora.

Hay dos usos que se permiten entre desconocidos, por lo menos en España, pedir fuego y preguntar la hora.

– ¿Puede usted decirme qué hora es?

– Sí, con mucho gusto, son las siete y veinte o sea las diecinueve veinte.

– Muchas gracias.

– No se merecen.

Da risa pensar en las aventuras de las señoras mayores muertas, a Clara le gustaba ver orinar a Fifí, vamos, a Javier Perillo, el muchacho tenía que cerrar los ojos cuando se le empinaba, que era casi siempre, ¡no me mires!, ¿no ves que no puedo concentrarme?, llega un momento en el que toda experiencia empieza a ser aburridora, a resultar monótona y cargante, el demonio Satán Vilouzás, Licorín, tentó al comandante don Alfonso a pesar de que éste estaba in albis y no conocía mayores precisiones del asunto; en la romería del Espíritu Santo se toma un pulpo buenísimo, un pulpo de primera calidad, hay gente que no se cansa nunca de comer pulpo, el que vendió su parte en la fábrica de gomas higiénicas La Alsaciana, ¿de quién era marido?, no lo sé, lo que sí recuerdo es que se ponía a comer pulpo y no paraba, el pulpo lo preparan muy bien, entre otros sitios en Melide, en el camino de Lugo, y en Carballiño, en el camino de Orense, las dos villas quedan muy lejos de la costa.

– ¿Usted considera que el pulpo es saludable para el cuerpo?

– Sí, sin duda.

– ¿Y para el alma?

– También, para el alma también, incluso aún más.

A Clara Erbecedo le picó la tarántula de la espigaruela y no pudo resistir el embate, al poco tiempo tenía todo el organismo sembrado de miseria, ése es el doloroso final del cáncer de útero, los aquí reunidos pedimos a Dios Nuestro Señor que le haya concedido a Clara Erbecedo el eterno y merecido descanso.

– Amén.

– Amén. Todo el que nace tiene derecho a descansar.

– Hagamos votos porque así sea siempre.

– Amén.

– Amén.

El consumero Abeleira Cedeira iba de putas todos los primeros y terceros viernes de mes, el orden es el orden y no sobra jamás, al contrario, facilita las cosas tanto materiales como espirituales y da flexibilidad y realce a las relaciones entre los seres humanos, el consumero Abeleira Cedeira se ocupaba siempre con la Orensana, doscientas y la cama, también le satisfacía el comportamiento y el buen deseo de acertar de Marica la Caralluda de Valadouro, pero no tanto, cuando mataron a la Orensana el consumero se sintió como huérfano, ¿se puede decir una misa por el alma de una puta?, pero cuando se descrismó contra las peñas que baña la mar volvió todo a su equilibrio.

– ¿Le gusta el jarrete de toro de Karabuk?

– Bueno, sí, ¡qué quiere que le diga!, la verdad es que lo encuentro muy bueno, aunque quizá prefiera el de vaca del país, ya sabe usted que en esto de los gustos influye mucho la costumbre.

Cuando Betty Boop se queda embarazada por segunda vez empieza a acentuársele el desequilibrio, cada día está un poco peor y más desarreglada, más abandonada; la niña, de esta vez también le nació una niña, Inesita, fue a tenerla a La Coruña, a la sombra de su madre, dio a luz en el Sanatorio Modelo, en la Ciudad Jardín, y se conoce que perdió el control porque sus gritos se oían desde la calle, ¡qué manera de alborotar!

– ¿Podrías jurar con una mano puesta sobre el Evangelio que tu marido jamás se tiñó el pelo de color ciclamen?

– A mí no me gusta jurar, me da reparo.

– ¿Y de color violeta?

– No comento.

– ¿Y de color zanahoria?

– No comento.

La historia se escribe sobre los libros de historia, sobre los pautados manuales de historia, y no cuenta más que falacias literarias, épicas y confusísimas y nunca del todo verdaderas, ¿pueden darme un vaso de agua?, sí, ¿puedo continuar?, sí, con la venia, lo peor de las mujeres vulgares no es que no tengamos historia, eso sería lo de menos, lo peor es que la historia nos anega en vulgaridad, en monotonía y en rutina, quizá sean éstos los excipientes adecuados.

– Que caiga sobre mí todo el dolor que pueda caber en los corazones más abatidos por el desengaño, que yo me comprometo a plantarle fuego con una ira constante.

– El dolor violento y pasajero no marca, pero el dolor manso y constante puede llevar a la locura.

– ¿Y al crimen?

– Sí, también al crimen.

Betty Boop y Robert se trasladaron con las dos niñas de Porriño a Vigo, la situación en casa de Enriqueta era ya insostenible, las cosas entre el matrimonio van de mal en peor y la economía tampoco está en sus mejores y más prósperos momentos, el origen de todo vio era probablemente tan inmediato, duele ver cómo el nivel de la amargura, la marea de la amargura va inundando poco a poco las cabezas, los corazones y las almas, Betty Boop y Robert alquilaron un pisito más bien modesto en la calle del Marqués de Valladares.

– ¿Pudo haber algún resquicio para el arreglo?

– Quizá no, la decepción no tiene marcha atrás.

Al Tigre de Mugar-dos no le importa mayormente la política, a él le es Igual porque eso es cosa de gente con estudios.

– A mí lo que me va es trabajar y boxear, también es bonito eso de ser torero, se ganan muy buenos cuartos, pero yo abulto demasiado. en el bar de Xestoso fríen las parrochas como en ningún sitio y yo tampoco necesito mayores esmeros.

Todas las vidas son breves, aunque algunas parezcan durar demasiado.

– ¿Tú querrías vivir el doble que el que más, doscientos años por ejemplo?

– No sé, no creo que lo resistiese.

Miguel Negreira, el profesor de violín, se ahogó en la isla Malante, en las Sisargas, donde bate la mar con desconsideración, esto ya se puede decir que es la Costa de la Muerte, por aquí empieza sobre poco más o menos, Miguel Negreira se había estado bañando en la playa de Barrañán, en Arteixo, y se conoce que iba ya cansado, la piragua requiere mucha maña y mucho sacrificio y Miguel Negreira tampoco era Cándido Julián, a Betty Boop le dio la mala noticia Ofelita Barcia y estuvo varios días llorando y sin comer, Robert no le dijo nada porque estaba ya un poco harto.

– A la piragua le pasa como al porro, que puede dar mal ejemplo.

– Sí, eso sí.

Mary Carmen, la tía de Betty Boop, está cada día peor de la cabeza, cuando se escapa de Conjo, que es casi todos los meses, le calienta los cascos a Evaristo y éste le pega una tunda a Chus el loquero, Mary Carmen disfruta siendo maltratada, pero también le gusta maltratar aunque sea por mandado, el caso es enterarse bien, un día Evaristo tiró a Chus desnudo al pozo de las monjas, a poco más lo ahoga, se le llevó la ropa y Chus tuvo que esperar la noche para salir, otro día le puso una lavativa de amoniaco rebajado con agua, se lo sujetó el Tigre de Mugardos, estaban los dos muertos de risa, a poco más lo desgracia para siempre, cuando Chus cobra se pasa una temporada sin darle correazos, sin escupirle y sin llamar puta a Mar y Carmen. Cada cual pasa como quiere las tardes de los domingos, viendo la televisión, hablando por teléfono, dándole al ordenador, clasificando sellos, metido en la cama, leyendo los Episodios Nacionales, jugando al ajedrez o al tute, jugando al parchís o al juego de la oca, a esto no se le puede aplicar la misma regla porque no existe y además porque cada cual pasa las tardes de los domingos como le da la gana.

– ¿Por qué pierdes las tardes de los domingos aplicándote a esas inútiles prácticas de taquigrafía?

– De caligrafía, no de taquigrafía, cada cinco domingos dedico uno a la ortografía, y te aseguro que las tardes de los domingos no las pierdo sino que las gano, a mí me enseñó el padre Néstor, el hermano de la droguera de Santa Catalina, usted lo tiene que conocer, el que está de misionero en Ruanda, ya le estoy muy agradecido.

Betty Boop está cada vez peor, no atiende a las niñas ni al marido y se pasa el día tumbada en la cama o paseando, también va mucho a la iglesia y a las reuniones de la Comunidad del Amanecer de Jesucristo, su madre acertó a escapar, pero ella ni siquiera lo intentó, Betty Boop es María Magdalena y atiende a la meditación total de la iluminación, también aspira a liberarse a través de la doctrina del pensamiento y de la práctica de la terapia sexual.

– Permíteme que te tutee, ¿tú admites que la vida imponga sus condiciones?, ¿tú piensas que se deben aceptar pase lo que pase y con los ojos cerrados?, ¿tú has leído a Baudelaire?

– Puede usted tutearme con toda confianza, para mí es un honor. Y en cuanto a sus preguntas, digo que no a las tres: creo que a la vida hay que embridarla, que plantarle cara, y creo que no se le debe decir amén a todo, mejor dicho, creo que no se le debe decir amén a nada. Tampoco he leído a Baudelaire, la verdad es que yo he leído muy poco.

A don Severino Fontenla le gusta hablar de la muerte y de la salvación eterna con Matilde Verdú.

– Se dice que un punto de contrición salva las almas, pero no es verdad, eso no puede ser verdad, resultaría demasiado cómodo que fuese así. ¡Hala! Un hombre se pasa la vida pecando contra los mandamientos de la ley de Dios y aliándose con el mundo, el demonio y la carne, o sea disfrutando de sus deleites y cadencias y cuando le llega la hora se arrepiente y en paz, ¡a gozar de la presencia del Todopoderoso por los siglos de los siglos! A mí me convendría que esto fuese verdad, ¡que más quisiera!

– ¿Y no lo es?

– No sé, no creo.

Adriano Aceijas, el sablista especializado en bodas y velatorios, los bautizos y las primeras comuniones se le dieron siempre peor, debió morirse va porque nadie lo ve por lado alguno, a lo mejor se murió hace ya algún tiempo, cuando se muere un desgraciado, cuando a un quídam se le para el pulso y se le espesa la circulación de la sangre, nadie lo echa de menos y su recuerdo se va esfumando poco a poco como una nubecilla maloliente, a lo mejor se esfuma muy de prisa; hay dos clases de desgraciados, los que tienen recomendación o suerte y mueren en el hospital y los que suman infortunio a la desgracia y se mueren en medio de la calle, sentados en el suelo disimulada y casi imploradoramente y con la espalda apoyada en una pared en la que no molesten.

– ¿Tú crees que la vida encauza y condiciona la conciencia?

– Sí, en los hombres débiles.

– ¿No sería mejor pensar que la conciencia determina la vida?

– Si, pero no sería cierto más que en casos muy contados.

El matrimonio de Robert y Betty Boop se derrumbó con estrépito, también inevitablemente, Robert se fue con las niñas otra vez a Porriño, a casa de su madre, y Betty Boop se quedó en el piso de Marqués de Valladares, de donde acabaron desahuciándola; Robert pidió el divorcio y la jueza le dio la custodia de las niñas.

– ¿Te acuerdas de lo del inglés, cuando dice que la vida no es sino una errante sombra?

– Sí, claro que me acuerdo.

Betty Boop va constantemente de Vigo a La Coruña y al revés, roba fruta y chocolate y latas de conservas en el supermercado, vende la sortija de pedida, unos pendientes de brillantes y rubíes que habían sido de su abuela Clara y los pocos muebles que le quedaban todavía, le pide dinero prestado a los amigos, a veces parece casi como si pidiera limosna, y se pasa el tiempo cruzando Galicia, se ve que va escapando siempre.

– ¿Y no se le transparentaron inclinaciones al suicidio?

– No, yo creo que prefería morirse poco a poco.

Eva, la madre de Betty Boop, no la quiere ver demasiado por su casa porque lo pone todo patas arriba y le roba dinero, comida, ropa, todo lo que encuentra, las joyas las tuvo que esconder detrás de los libros, algunas llevaban tres generaciones en la familia, si Betty Boop se hubiera querido quedar con Eva, su madre, todo hubiera sido otra cosa, su madre estuvo siempre dispuesta a perdonar y a empezar la cuenta de nuevo, pero no quiere sujetarse, quizá sea cierto eso de que se está mejor en la calle como un pájaro, como una hormiga o como una mosca, cuando la llama subterránea rompa su prisión y devore la forma tú serás todavía tú en libertad, fundiéndote con el cosmos.

– Buenas tardes, don Nicolás.

– Buenas nos las dé Dios, hija mía, buenas y santas.

Don Severino, el cura aficionado a tocar el arpa, decía que don Nicolás Iglesias Blázquez, Julio Verne, había tenido amores pasajeros, eso sí, con Matty, nadie lo podría jurar, don Nicolás tenía días en los que era muy comedido en la expresión, entonces parecía un padre salesiano y no un práctico del puerto.

– ¿Qué? ¿A dar un paseíto para desentumecer el organismo y estirar un poco las piernas?

– Pues sí, en cierto modo. Voy a ver si me llego a las Galerías María Pita a comprarme un par de camisas de sport.

A Julio Verne le gustaba llevar camisas de sport por el verano, camisas de anchas rayas de colores casi chillones, manga corta, con bolsillo y con sus iniciales N.I.B. en letra de molde, en esto copiaba a los ingleses, los prácticos fueron siempre medio anglófilos.

– ¿No le pasó ya un poco la edad de esas camisas?

– No creo, ahora se estiró mucho eso de las edades y las modas, ahora es todo más flexible.

Lo único que hace temblar la silueta de los derrotados es la fiebre propia o la mansedumbre ajena, todos aguantamos más de lo que creemos, también más de lo que quisiéramos, hay animales de espíritu delicado y cuerpo quebradizo, la gacela, el murciélago, el ciempiés, la hiena, la lombriz intestinal de ciertos mamíferos, y animales de temple heroico y repugnante y armadura de acero, armazón tan recia como el pedernal, el lagarto, el gorrión, el hombre, el conejo, la garduña, siempre ha sido preferible ver venir la muerte y acertar a esquivarla, la muerte no es un estado sino un trance.

– Piensa en la muerte y saluda a la vida con cohetes y fuegos de artificio.

– No me atrevo, no sé si eso no será tentar a Dios.

– No creo, Dios no se deja tentar de modo tan inmediato, tú pídele a Dios tu propia muerte y no copies a nadie para morirte.

Ortiz, el de Efectos Navales, sabía cómo se llamaba el marinero que se acostó con Clara en la playa de Riazor: Erki Hyvinkää, era cliente del almacén y muy simpático, no se le entendía pero era muy simpático.

– ¿Y algo borracho?

– Sí, eso sí, también algo borracho.

Por primera vez en España hay una mujer ingeniero agrónomo, es de Oviedo, se llama María del Carmen y tiene veintidós años. Ni queremos ni podemos renunciar al celibato, declara el padre Arrupe, S. J., en Lima.

– Bueno.

En la esquina del Cantón Pequeño con San Blas hay un ciego que vende lotería, tiene fama de dar la suerte.

– Ya lo conozco, se llama Delfín Silvosa y es de Ordoeste, cerca de Negreira, a mí me dio un premio de treinta mil duros en el sorteo del Niño.

Del equipo de novia de Betty Boop ya no queda nada, ni sábanas, ni mantelerías, ni toallas, lo que se dice nada, todo lo fue fundiendo y malbaratando, ahora Betty Boop va sucia y rota, va desastrada, y la echan de los sitios por el olor que despide, por el hedor a reseso que le resbala de la carne y que lo atufa todo a su alrededor, en las cafeterías le dan el café en un vaso de plástico y tiene que tomarlo sentada en la acera, si llueve se mete en un portal.

A la cruz de San Andrés no se la lleva la marea, a la cruz de San Andrés tampoco se la lleva el viento, a la cruz de San Andrés sólo se la podría llevar el demonio y en La Coruña todos sabemos que no quiere hacerlo, ningún demonio, ni Satán Vilouzás el de Vimianzo, le llaman Licorín, ni Lucifer Taboadela el de Escornabois, ni Belcebú Seteventos el de Seixosmil, a éste le llaman Anisete, ni Astarot Concheiro el de Vilatuxe, que es marica, ni ningún otro que se haya podido esconder por la punta Cusinadoiro, donde el río Lires, o por las fragas de San Palo da Boullosa o de Rubiás dos Mistos, en la raya orensana de Portugal, ningún demonio del país tiene intención de desmontar la cruz de San Andrés, a mi marido y a mí nos van a crucificar en la playa del Parrote, por debajo del jardín de San Carlos, pero todavía no nos preguntó nadie cuál va a ser nuestra última voluntad, caldo gallego, tortilla de patatas con chorizo, callos con garbanzos, pan, vino tinto, helado de fresa, café, copa de aguardiente y puro, a la otra vida se debe llegar reconfortado, es la única forma que se conoce de que no se ensañen con uno.

– ¿Quiere usted que siga enumerando posibilidades?

– Sí, una más, sólo una más.

Admito que a la cruz de San Andrés pueda llevársela por delante la costumbre, estamos aún muy lejos de que esto sea así, pero la costumbre podría barrerla e incluso hacerla astillas; mientras el hambre se ensañe con los negros que se resisten a admitirla como norma, la cruz de San Andrés seguirá siendo el inútil símbolo de todos los despropósitos gratuitos.

– ¿Puedo descansar un poco?

– Sí, tómese una semanita entera, la verdad es que se lo merece.

El abuelo de Matilde Verdú fue militar, era teniente coronel de carros de combate, el arma es caballería, y murió en el cumplimiento del deber durante la guerra civil, lo mataron en el frente de Valsequillo, Córdoba, le pegaron un tiro en el vientre y murió sin que diera tiempo de llevarlo al hospital, murió por el camino. Robert, a los dos años de divorciarse, se casó con una chica que se parecía muchísimo a Betty Boop, eso no es norma general pero casi, a eso le falta poco para ser norma general, eso es algo que suele pasar, se conoce que remuerde menos la conciencia porque se supone que la traición es más llevadera.

– ¿Recuerda usted el nombre de la nueva mujer de Robert?

– No, lo supe pero se me olvidó, sólo recuerdo que era de Tuy y puede que pariente de don Manuel, el cónsul de Portugal.

Fernando Gambiño no tuvo suerte porque le dieron garrote sin esperar a que lo matase la cirripona que llevaba a cuestas, él no lo sabía, ni el juez, ni el verdugo tampoco, pero Dios sí, a Dios no se le oculta nada y menos las decadencias, los hundimientos y los derribos, por Torregamones, por Fermoselle y por Formariz llaman cirripona al cáncer de hígado, esto de los nombres de las enfermedades es muy aventurado y huidizo, se escapa frecuentemente de los lexicones y hasta de los usos, a Loliña Araújo, Faneca, le mordió el cangrejo venenoso del zaratán y se murió a los tres meses, se conoce que ya venía arrastrando la miseria desde hace algún tiempo, la esquela mortuoria fue del mismo tamaño y muy parecida a la de Clara, sólo variaban los nombres y las fechas; Baldomero, el sacristán de Santa Lucía, le mandó decir una misa a sus expensas, el recuerdo de los actos deshonestos obliga a mucho. Fran, el hermano de Betty Boop, es Simón Pedro, lo convenció en seguida Julián Santiso, no tuvo que esforzarse demasiado, y remató la labor Salustiano Balado Abeijón, el que fecundaba a Matty con la semilla del bien, todos los caminos son buenos para acceder a la paz del espíritu y al encuentro con el Uno a través del misticismo de entrega, te doy todo lo que soy, todo lo que tengo y todo lo que pudiera tener a cambio de que fortalezcas mi espíritu en la obediencia, es tuyo todo lo que me pidas, mi cuerpo y mi alma, mi corazón y mi voluntad, y mi único deseo es complacerte para que puedas seguir guiándome a través de la incertidumbre y la tiniebla, amén, liberemos nuestras potencias a través de la doctrina del pensamiento, amén, declaro contigo que en la Escuela de Albores reposa la única verdad, amén. A las vagabundas las preña el hambre y la desventura, Betty Boop quedó preñada cuatro veces más, ella no sabe de quién, siempre hay un marinero que no tiene donde dormir, con la bolsa vacía tampoco cabe en un prostíbulo, primero parió un varón que se le murió al nacer, no llegó a tener nombre, Betty Boop estaba muerta de risa porque no sabía cómo se llamaba, después tuvo dos gemelitas que vendió a un matrimonio de Redondela, son muy monas y van muy bien vestidas y alimentadas, no sé los nombres porque los padres adoptivos tampoco dan mayores facilidades, lo llevan todo con mucha discreción; Betty Boop pasa algunas temporadas en Conjo, la encierran de vez en cuando, sufre, le dan electrochoque, la escarnecen y se escapa, con la camisa de fuerza o atada al camastro te pueden escupir en los ojos y mear en la cara, en los manicomios nadie tiene defensa, ni siquiera los médicos y los loqueros, Betty Boop no parió en Conjo ni atenazada por la camisa de fuerza, casi no se puede respirar, en esto tuvo más suerte que Margaret Falmouth, la inglesa que parió en la cárcel sin que le soltaran las esposas, otros dicen que se llamaba Karen Tavistock.

– ¿Y Ana Barnstaple?

– También.

– ¿Y Mary Berriedale, que chupaba la sangre a los niños en los acantilados de Sennen y de Botallack?

– También, en esto hay cierta abundancia, cierta variedad.

Becky y su novio viven juntos y se llevan bien, parece que se llevan bien, al margen de cómo se lleve la pareja a esto se le llama ahora relaciones prematrimoniales, Becky y su novio no se atreven a tener hijos, les da miedo, hay casos en los que es mejor no tener hijos, yo creo que la maternidad vuelve locas a las mujeres de esta familia, las desequilibra y las trastorna, tampoco soy el único que lo cree, no hay que insistir ni ser nunca crueles; Roque Espiñeira es buen muchacho, es trabajador, tiene una conducta correcta y lleva una vida monótona y ordenada, para ayudarse da clases particulares a niños ricos que no llevan bien E.G.B. o B.U.P o C.O.U., para Dámaso Alonso vivimos en el siglo de las siglas, esto lo repetía siempre el pobre Lucas Muñoz, lo malo es que el vicioso amor a las siglas se le imponga a los españoles desde el bachillerato, física, ciencias sociales, inglés, claro, latín, con moderación, lo que sea, si algún tema no se lo sabe bien se lo repasa antes, Becky se aburre a veces pero se aguanta, el ejemplo de sus hermanas pesa mucho, Matty, cuando Becky era niña pequeña, la trataba como a una muñeca, Matty fue siempre muy maternal, más que Betty Boop. No te dejes engañar nunca por la tristeza ni por la ternura, tampoco por cualquier otra virtud de pobre, por ninguna otra virtud de esclavo, la mendicidad es un instinto y la serenidad de juicio y la sabiduría adivinada son dos de las cinco inercias de los triunfadores, las otras no se deben pregonar a los cuatro vientos, antes de la Revolución Francesa arábamos la tierra las mujeres y no los bueyes, convendría repetir constantemente esto que acabo de decir.

– ¿Usted confunde o identifica al hombre con el pensamiento?

– Sí, sin duda, y se lo demostraría si dispusiésemos de tiempo, lo que no puedo es argumentar contrarreloj.

No fue Jesusa Cascudo sino Matilde Verdú la mujer que se ayudaba haciendo de señora de compañía de mi tía Marianita, a veces las cosas quedan medio confusas y conviene explicarlas mejor, Jesusa Cascudo no era muy agraciada y se tenía que conformar, ¡a la fuerza ahorcan!, con pecar sólo con el pensamiento, ni la vida ni la muerte se pueden conducir por el obediente senderillo argumental de la costumbre, Matilde Verdú tose constantemente, si no está tísica ya debe faltarle poco, Isidoro Méndez Gil, el hermano del joyero suicida, se reserva todos los derechos sobre la periodicidad y el ritmo de sus deyecciones, no es admisible que los gobernantes quieran regir nuestro más íntimo regimiento, el paternalismo no puede llegar hasta esos humillantes extremos.

– Puede usted seguir con su monótona melopea.

– Gracias, señor. Yo no soy sino una mujer de agrio y desabrido carácter, reconocer las verdades es casi siempre doloroso, pero yo prefiero pregonarlo a tragármelo, yo soy una mujer desmoralizada y con muy poca resignación a quien gustan todos los machos, pero no lo puedo decir en voz alta, declaro que soy rica en aprensiones y pobrísima en sentimientos, vo ya no puedo hacer más cosa que dejarme llevar por la vida hasta la muerte, nadie se regodea jamás bastante en el encanto de las estaciones intermedias, ya no deseo gobernar mi cabeza ni sonreír al déspota que nos perdona la vida cada mañana, sólo me queda agradecer la caridad y dejarme comer por el vergonzoso insecto de la murmuración, de la adiestrada e inclemente murmuración, yo hago oídos sordos al rumor de la mar, ese eco difuso que me acompañará aún después de muerta, no es verdad que Eva está poseída por el Enemigo Malo, el color de su piel indica que el demonio todavía no prendió del todo en su corazón, hago un verdadero esfuerzo por suponer que los más espinosos problemas pueden tener arreglo si confiamos en la infinita misericordia del Todopoderoso expresada en los clementes y reconfortadores abrazos de paz del líder, Amancio Jambrina el Bello, Amancio Villaralbo el Fuerte, Amancio Moreira el Inteligente, Amancio Sande el Perifollo, Amancio Restande el Carabinero, Amancio Codesido el Ágil, yo me llamaré para siempre y a partir de este mismo momento Adoración Cordero Chousa, hija de Fabián Espantoso Arcade, celador de telégrafos, y de Celia Naveira Loureiro, sus labores. Me basta con haber reducido a escombros mi soberbia y ya queda dicho cuanto tenía que decir.

A Sisinio, el hijo medio tonto de don Jucundiano Pérez López a quien Jaime Vilaseiro regalaba fotografías de mujeres desnudas, lo mataron de una pedrada en las leiras de Curramontes, hay piedras malditas, mozos sin suerte y accidentes desgraciados, en el bar de Xestoso todos dieron el pésame con mucho respeto a don Jucundiano.

– No era muy listo, ¡pobre criatura!, pero sí feliz; en todo caso era mi único hijo, ¡cómo le gustaban las parrochas guisadas o fritas!

La historia es un burdo tapiz, un torpe tejido de argumentos abyectos y sentimentales bordados sobre el tosco cañamazo de la vida misma, de la más amarga y ruin vida misma, Betty Boop se había ido a La Coruña, cuando estaba demasiado ahogada y derrotada se iba siempre a La Coruña, esto que ahora se cuenta le pasó en La Coruña y vino en todos los periódicos de España, hasta en los de Madrid, Betty Boop parió en medio de la calle y riñendo y forcejeando con una señora y una pareja de municipales, un guardia hombre y el otro mujer, que querían llevársela al hospital, antes había pedido un café en el bar de debajo de su casa.

– Te lo vas a tomar fuera.

– Bueno.

Betty Boop gritaba desaforadamente y los mirones se fueron apartando.

– No me pasa nada, tampoco estoy esperando un hijo y mucho menos de parto, son los vecinos que se meten donde no les importa, sólo me duele un poco la barriga, deben ser unas ostras que comí, a cualquiera le pueden sentar mal las ostras.

Los guardias se la encontraron sentada en la acera, gritando y rodeada un poco de lejos por personas que no sabían lo que hacer, de repente le apareció el niño llorando entre las piernas, la agente cogió al recién nacido y lo apretó instintivamente contra el pecho, lo envolvió en la placenta que se había desprendido con el forcejeo y en un mantel de la cafetería y se llevaron a la madre y al hijo al hospital, al niño lo depositaron de momento en la inclusa, después Becky le arregló los papeles y se quedó con él, y Betty Boop volvió otra vez a Conjo.

– ¿Le gustó la historia?

– Digamos.

Hay que creer muy parsimoniosa y solemnemente en Dios para admitir que la desnuda realidad pueda relacionarse con el ceñido pensamiento, la difunta Loliña Araújo no se llevaba bien con su nuera, Guillermina Fojo, eso no es nunca novedad porque ya se sabe, la experiencia demuestra que aquella realidad en cueros y este riguroso pensamiento caminan por senderos diferentes y quizá dispares, Ofelita Barcia, aunque era algo gastadora, tenía la cabeza muy en su sitio y no se dejó llevar nunca por la fantasía, al arte le pasa como a la ciencia y en la vida y la muerte subyace la misma pretensión, estas cuatro fuentes son exactas o reales pero no exactas y reales al mismo tiempo, toda la ternura del mundo se ahoga en sí misma y no acierta a volar libre sino en casos muy contados, cuando Gambiño emborrachó a Berta con anís dulce se sintieron muy felices los dos, lo malo vino inmediatamente después y no terminó hasta que el verdugo le puso fin, el garrote que estranguló a Gambiño está ahora en la Fundación Camilo José Cela, en Irla Flavia, al sur de la provincia, aquellas fuentes no admiten las ambas condiciones que quedaron dichas porque la realidad objetiva ha volado hace ya mucho, ha huido de la cabeza de los hombres, se le ha disuelto en la sangre y en los siete humores del organismo.

– Me hubiera gustado ser astrónomo para enviarle globos a la luna, globos con caramelos y pastillas de goma, ahora sólo puedo tirar botellas a la mar con una poesía dentro, con una rima de Bécquer o una dolora de Campoamor.

En el invernadero del chalet de San Pedro de Nos y en recuerdo de su abuela Clara, Fran inventó flores de colores muy desusados y extraños, flores de nombre misterioso y poco conocido, esto no se adecua con cazar gaviotas volando con anzuelo, a mí me dijeron tanto Xestoso como Evaristo que había sido Fran, daría cualquier cosa por ser Dios para inventar flores y bautizarlas acertadamente y con elegancia, sentido comían y buen gusto.

– ¿Se siente usted descansada?

– No mucho, ¿por qué?

– No, por nada; me parecía como verla a usted un poco pálida y ojerosa.

– Sí, quizá tenga usted razón, a veces no se puede disimular la fatiga, hay hombres y mujeres que incluso presumen de fatigados.

Miquel Enric Poch i Barberá, es nombre supuesto, alias Beltranete, es apodo supuesto, también hijo, como el del remo de trainera, del primer matrimonio de mi marido, murió de sida, la poesía lírica tiene sus servidumbres, descanse en paz, la afición de Beltranete, su irrefrenable tendencia, la heredó de su madre, la primera mujer de mi marido, Julita Michaux, es nombre supuesto, que sí era lesbiana, según pude entender en determinados círculos vaticanos.

Es irritante pensar que unos rollos de papel de retrete marca La Condesita hayan podido ser la causa de esta crónica de sucesos amargos, ahora sólo falta echarle los lebreles al rastro de Matty López, si fuésemos capaces de juntar este fin con aquel principio no moriríamos nunca, el que se agarra a la rueda de la vida no deja resquicio por el que la muerte pueda colarse, la rueda es la representación de la vida eterna. Ruego encarecidamente que se me dispense de volver a narrar de nuevo el asesinato ritual de Felipa Carballo, es nombre supuesto, la segunda mujer de mi marido, yo no quiero más tratos con la policía, antes preferiría la lenta y suspiradora muerte por inanición, yo no quiero ni pensar siquiera en la sangre de Felipa poniéndolo todo dulcemente perdido. Contra lo que se piensa, no es cierto que los demonios sean machos y sirvan de correo a las mujeres, ni los ángeles ni los demonios tienen sexo, aunque a veces se les represente con atributos masculinos, minúsculos y débiles pero masculinos, Jaime Vilaseiro, el marido de Matty, es un pobre piernas que se defiende porque no lo sabe, que se va defendiendo amparado por la coraza de la ignorancia.

– Escucha lo que te voy a preguntar, Norah Jefferson la Pálida, ¿por qué sonríes a quien te da de comer?, ¿por qué te pliegas con tan manso y administrativo acatamiento a las monsergas de los poderosos de ambas especies, los efímeros, presidentes, ministros, alcaldes, y los permanentes, obispos, generales, banqueros?

– Lo ignoro, Beltrán Bonaparte el Inquieto, a mí también me defiende el estado de angélica ignorancia.

La Orensana, doscientas y la cama, se pasa las horas muertas trasegando ginebra en el bar Cartagena, el cuartel de Manolita Matueca es el bar Yenka, Manolita Matueca le da al vermú, es incansable, don Valentín el de correos practica más el tapadillo, a él no se le ve nunca por estos bares de mala nota, no tengo más remedio que mentir para que se callen Paula Fields y los ejecutivos de Gardner Publisher Co., en esto de mentir cuenta mucho el entrenamiento, hay mentiras hermosísimas y nobles y verdades herméticas y desagradables.

– ¿Me crees tan miserable como para no tener más medicina que la esperanza, como dice el inglés?

– ¡Otra vez el inglés! ¿Qué inglés?

– Eso carece de importancia, repara en que es lo de menos y procura responder mi pregunta.

– ¡Yo qué sé!

Pichi López intentó violar a la chica de la droguería, a Luisa la de la sombrerería, a Merceditas la del estanco, a Olvido la de los cruasanes y a María Juana la telefonista de los taxis, era incansable, no llegó a violar a ninguna porque todas gritaron y se le escurrieron, pero probó suerte con las cinco y quizá con alguna más, hasta que la ferrolana Matilde lo metió en vereda fue un evidente peligro para el vecindario, si cualquier padre o hermano o novio lo hubiera deslomado a bastonazos él se habría estado quietecito, ¡vaya que sí!, ni lo dude siquiera, ése es un lenguaje que se entiende muy bien, lo que pasa es que ahora la gente ya no gasta bastón y además habla de los derechos humanos.

– Tengo en la punta de la lengua lo que dijo doña Leocadia cuando falleció tu tía Marianita, vo creo que puede venirme a la cabeza en cualquier momento.

– Ya me alegraría, era como un juego de palabras muy chistoso.

Lo más probable es que a Guillermina le gusten las mujeres, pero yo en eso ni entro ni salgo, Guillermina me regaló tres rollos de papel de retrete del bueno y yo le estoy muy agradecida, cada cual es como quiere y tiene las aficiones que quiere y eso no le importa a nadie, además debo decir que las lesbianas no perfeccionan sus naturales inclinaciones hasta que persiguen mujeres bellas y tontas, sólo entonces podrán darle la vuelta al sexo de su cabeza como a un calcetín. Isolino Cospindo, el cojo del Gobierno Civil, trata muy bien a su señora, le compró una cafetera de peltre con su primer sueldo, la lleva al cine de vez en cuando, los domingos del verano la saca de paseo y la obsequia con un cucurucho de vainilla o de coco en La Ibense, la ayuda a lavar los platos, le baja la basura a la calle, la verdad es que Isolino es un cojo muy apañado, muy respetuoso y cariñoso con Remedios, su señora, la de la mercería del Campo de la Leña, que también presta a usura para ayudarse.

– Lo veo muy meditativo, ¿usted cree que los grandes crímenes se preparan siempre en silencio?

– Sí, se preparan y se perpetran, el alboroto distrae a los criminales, les puede restar concentración, repare usted en que un criminal necesita mucha paz.

– Sí, eso sí, ahora que me lo dice me doy cuenta, yo siempre lo había pensado, pero nunca acerté a expresarlo.

Matty se equivocó no casándose con Hans Rückert, aunque hubiera tenido que irse a Denver, Colorado, tampoco es cl fin del mundo, Jaime Vilaseiro es un pobre hombre al lado de Hans Rückert, las bodas con estos mierdecillas de escalafón suelen salir mal casi siempre, las mujeres acaban despreciándolos y se refugian en un amante que es por el estilo, así no mejora nadie su situación, más bien empeora lo que tiene ya muy difícil arreglo, cuando la vida se convierte en un callejón sin salida, ¡mala cosa! Julito Hermoso tiene los ojos azules y le da grasa de caballo al garrote para que no se oxide y resbale con suavidad, Matty es muy aficionada a la poesía, se sabe muchos versos de memoria, los hombres no valoran la sensibilidad, esto no es cierto, pero sí es costumbre decirlo, Jaime Vilaseiro es muy ordinario y desconsiderado, una no tiene por qué enumerar los defectos de nadie, pero Jaime Vilaseiro es muy soez y hortera, Matty no pega nada a su lado, Salustiano Balado Abeijón es maestro ínfimo de la Escuela de Albores, Matty le obedece con los ojos cerrados, Matty se desnuda y Salustiano la fecunda con la semilla del bien y la verdad, ya se dijo que Matty y Jaime Vilaseiro acabaron separándose y que el juez le dio la custodia de los niños al marido, Matty está hecha una ruina, esto también se dijo, no ha cumplido los cuarenta años y ya parece una anciana y además sucia.

Me escudo en el más paciente de todos los ascos, en la más heroica de todas las náuseas, y declaro con absoluto rigor que he desobedecido la norma hasta el límite de mis fuerzas, hasta la frontera misma de mis posibilidades, mi marido y yo pedimos a Dios, decimos a los santos del cielo y exigimos a los hombres que se nos dé la razón, la pena a la que se nos condena es a todas luces desproporcionada con nuestro pecado, ni mi marido ni yo somos herejes, ni apóstatas, ni blasfemos, mi marido y yo siempre hemos creído en el Padre, siempre hemos proclamado nuestra fe en el Hijo y siempre hemos defendido al Espíritu Santo de las asechanzas de la impiedad, mi marido y yo preferimos el garrote a la cruz de San Andrés, es mejor que se rían de uno a que lo apedreen.

– ¿Usted cree que los asiduos a los tés de doña Leocadia conocían sus devaneos?

– Perdóneme, pero me reservo la respuesta, yo prefiero no opinar sobre lo que no me incumbe y además doña Leocadia es amiga mía, buena amiga mía.

El demonio Lucifer Taboadela cría gusanos de seda en Escornabois, le gusta vestir bien y se niega a usar productos artificiales o sintéticos, la seda natural es inigualable. Javier Perillo se acostaba con doña Leocadia, con Clara Erbecedo y con Dora, la de don Leandro, este amor fue menos permanente que los otros, la verdad es que no fue sino un amor esporádico, Dora le pagó los dos últimos plazos de la moto y Javier Perillo quiso corresponder. Matty ni fuma ni bebe, jamás fumó ni bebió, Matty no es viciosa, siente cierta atracción por los hombres, los obedece con los ojos cerrados, pero no se puede afirmar que sea viciosa, no estoy diciendo que sea la Virgen María, pero tampoco la reina Cleopatra.

– ¿Usted, don Severino, cree que el Deportivo podrá quedar campeón de Liga algún año?

– ¡Anda! ¿Y por qué no?

En aguas del muelle de Calvo Sotelo Norte, casi en el ángulo que forma con el muelle de la Batería, apareció flotando el cadáver de un niño en traje de baño, debía llevar ya varios días muerto porque estaba medio comido por los peces y Lis medusas, a la policía no le costó demasiado trabajo identificarlo, José María Renedo Medina, de once años, natural de Valladolid, había venido con sus padres y sus hermanos a veranear, se ahogó en la playa de Santa Cristina, tuvo mala suerte porque ahí no le pasa nunca nada a nadie.

– ¿Usted cree que los ferrolanos son más animosos que los coruñeses?

– ¡Hombre, no sé! ¡Habrá de todo!

– ¿Y que los padroneses?

– No, eso no, eso salta a la vista que no.

Lisardo Toxosoutos Méndez, el conductor de la funeraria El Crisantemo, había dos, el otro se llamaba Florentino Ferreiro Lindín, era amigo de Evaristo, solían tomarse unos vasos juntos todas las tardes, Lisardo ayudó en alguna ocasión a Evaristo a llevar al manicomio de Conjo a Mary Carmen, la tía de Matty y Betty Boop, Mary Carmen también se pasaba temporadas en Conjo, es frecuente que algunas enfermedades vayan por familias, el cáncer, la locura, la lepra, otras no, la sarna, la tiña, la blenorragia, no se pueden dar normas generales, es cierto, pero sí aproximadas.

– Es la segunda vez que se lo pregunto, ¿usted cree que Pichi es feliz con Matilde?

– No lo creo, pero eso no se sabe nunca, eso no lo sabe nadie, a veces ni el interesado siquiera, es la segunda vez que se lo digo.

Hay dos clases de locura, a cual peor, las dos pueden ser leves pero también graves, locura de la cabeza y locura de la conciencia, en algunos casos ambas se pueden presentar entreveradas, mechadas.

– ¿También recíprocamente embutidas?

– Quizá no tanto.

Betty Boop padece locura de la cabeza y Matty enfermó de locura de la conciencia, ambas producen mucho dolor en torno.

– ¿Y no dan risa a nadie, puede usted asegurarme que no dan risa a nadie?

– No, salvo a los muy herméticos o muy civilizados.

Los locos de la cabeza, en los casos graves, dicen que son Alejandro Magno o Napoleón Bonaparte, si son varones, y Helena de Troya o madame Curie, si son mujeres.

– ¿Y no varían?

– Sí, mucho, pero yo estoy citando sólo los ejemplos más tópicos y con mayor incidencia en el registro.

En los casos leves, estos locos se creen Nuvolari o el general Franco, y María Pita o Tórtola Valencia, según el sexo.

– ¿Y doña Emilia Pardo Bazán?

– Sí. Y Rosalía de Castro, sobre todo entre gallegas.

A las hienas se les barren los malos pensamientos devorando gacelas muertas y medio podres, los pensamientos, tanto los buenos como los malos, no se borran jamás de la cabeza, cuando incomodan basta con barrerlos para que se los lleve el viento terral camino de la mar abierta; las leonas, que son de sentimientos más generosos y decentes, persiguen gacelas vivas y ágiles y sólo las muy viejas llegan a criar malos pensamientos.

– ¿Se encontró usted un carnero con cintas azules y encarnadas?

– No, ¿por qué me lo pregunta?

– No, por nada, era para darle el teléfono del dueño, se ofrece gratificación, viene en La Voz de Galicia.

El juez mandó llamar al loquero Chus Chans Chao y le preguntó acerca de Mary Carmen y algunas circunstancias.

– ¿Conoce usted a la enferma Vicenta López Erbecedo?

– Sí, señor.

– ¿Tuvo usted acceso carnal con ella alguna vez?

– ¿Mande?

– Que si se acostó usted con ella.

– Sí, señor, puede que sí.

– ¿Le es posible ser algo más preciso?

– No, señor.

Los locos de la conciencia, en los casos graves, se sienten san Juan Bautista o Poncio Pilatos, si son hombres, y santa Ana o María Magdalena y hasta en ciertas ocasiones la esposa de Lot, si son mujeres. En los casos leves los hombres se proclaman el Papa de Roma, sin mayores señalamientos, o Gandhi, y las mujeres Carolina Otero o la Monja de las Llagas o Agustina de Aragón cuando el sitio de Zaragoza o sea antes de regentar una casa de lenocinio en Ceuta.

Los reseñados suelen ser los casos más frecuentes, aunque también puede haber variaciones según los gustos y criterios. Doña Mencía y la mamá de Adelita la poetisa son dos descaradas que las matan callando, estas golfas de oficina pública son las peores, además doña Mencía tiene amores sacrílegos, todo el mundo lo sabe.

– ¿Está usted en lo cierto?

– Bueno, digamos que estoy en lo probable.

– ¿Y en lo posible?

– Más aún, eso se le ocurre a cualquiera.

Don Severino es amigo de las dos y les tira de la lengua para que le entere cada una de las cochinadas de la otra.

– Muchas cuentas va a tener que dar a Dios don Severino.

– No te preocupes porque sabe que Dios es un infinito chorro de paciencia y misericordia.

Me duele tanto como me indigna el tener que admitir que las mujeres no tengamos historia, me subleva la pasividad de los hombres y el desinterés de las mujeres; los locos de la cabeza no sufren más que los locos de la conciencia, quizá padezcan menos porque no les vacía el pensamiento ni la vecindad de Dios ni los enfermizos caprichos de los elegidos.

– ¿Usted sabe que se pueden capar adolescentes obligándolos a tocar valses ingleses, el Vals de las velas, el Vals de las horas, en la flauta dulce?

– No, no lo sabía.

– Pues sí, como usted lo oye.

A los locos no se les puede crucificar porque se desclavan solos, los romanos ya ni lo intentaban siquiera porque, ¿para qué?, cuando se tienen que regir unos vastos dominios no se puede andar perdiendo el tiempo.

En torno a la Torre de Hércules, donde más bate la mar y sopla el viento, crecen unas florecillas moradas cuyo nombre ignoro, quizá Fran pudiera decirme cómo se llaman, pero hace ya algún tiempo que no lo veo, antes aún le echaba la vista encima de cuando en cuando pero ahora no, desde que es Simón Pedro no se deja ver por lado alguno.

– Me hubiera gustado depositar un ramito de estas flores silvestres sobre tu tumba, pero no fue posible porque tú no estás muerta todavía, se deben respetar siempre los confusos y aun inescrutables designios de Dios, aunque a veces sean entorpecedores, y los plazos de los hombres que sueñan apoyándose en la esperanza de la muerte. No todos los muertos tienen tumba propia, reconocida y registrada, los hay que se pierden en la tierra, o flotan en la mar, o son incinerados, o los disecan los padres, o los guardan en formol, o van a la fosa común, pero sí todos los vivos carecen de ella o al menos no la usan, la tienen no más que de remembranza de una decisión que la familia no entendió del todo o como inversión, algunas personas son muy previsoras, el precio del palmo cuadrado de tierra de muerto crece todos los días, también la tumba horra sirve para adormecerse fantaseando futuras pompas fúnebres solemnes y aparatosas, administrativas y protocolarias; hay quien compra un nicho para suicidarse con barbitúricos y champán mientras contempla por última vez, a la luz de un candil de aceite, su colección de postales pornográficas heredadas de algún abuelo, a mí me hubiera gustado dejar un ramito de estas flores silvestres sobre tu tumba, pero no fue posible, ya te digo.

El conde de Barcelona disuelve su consejo privado, presidido por don José María Pemán, y su secretariado político, presidido por don José María de Areilza, conde de Motrico.

– ¿Alguna de ustedes sabe en qué dos categorías clasificaba Rutherford a la ciencia?

– Sí, señorita, todas menos Pilarín.

Don Severino Fontenla y don Severiano Franqueira, ambos curas castrenses, tampoco sabían la clasificación de Rutherford, la mayor parte de la gente la ignora, a don Severino y a don Severiano lo que les interesaba de verdad era el viaje del hombre a la Luna.

– ¡Mira tú que si al final todo es una broma de los periodistas!

– Hombre, ¡no sé!, yo no creo que puedan mentir tanto.

– No te fíes, son capaces de todo.

Hace cincuenta años se fundó en La Coruña el club de fútbol Bolcheviki, que no duró mucho, Rutherford clasificaba a la ciencia en dos grandes categorías, física y filatelia, don Severiano padecía de la próstata y no podía decir misa por si le atacaba la incontinencia de orina.

– Pero, hombre, ¿por qué no te operas?

– Sí, no voy a tener más remedio.

A la Caralluda de Valadouro la soltaron a los quince o veinte días del botellazo al cabrito e invitó a todos a anís y a melindres de Melide.

– ¿Y a piñonatas de Betanzos?

– No, ya no se hacían.

La Caralluda se gastó casi mil pesetas en convidar a las compañeras y a los clientes, hay gente a la que no le cuesta nada ser espléndida y agradecida.

– ¡Viva la libertad!

– ¡Cállate, mujer, no vaya a ser que te prendan!

A don Severiano lo intervinieron en el Hospital Militar de Marina del Ferrol del Caudillo el mismo día que las Cortes, a propuesta del jefe del Estado y con diecinueve votos en contra, proclamaron a don Juan Carlos de Borbón y Borbón como la persona llamada, en su día, a sucederle a título de rey, a don Severiano lo operó el teniente coronel Bernáldez, don Casio Bernáldez, médico de la Armada, que era un urólogo muy responsable.

– ¿Usted cree que el demonio se mete mucho en las cosas de los hombres?

– No le quepa la menor duda, todo lo que Dios le deja, el demonio es incansable, es infatigable y no ceja ni un solo momento en sus propósitos, el demonio está siempre dispuesto a comprar el alma del primero que se la quiera vender.

Baldomero Calvete, el sacristán de Santa Lucía, es muy moderno, pero cree en el demonio, se pone un fular para salir de paseo pero cree en el demonio, Baldomero Calvete se sabe la Historia de España del padre Mariana de pe a pa, Fabio Couto Martínez, corresponsal volante de la Agencia Efe, era primo de primos de Matilde Verdú y había estado estudiando para cura en el seminario de Orense, yo creo que llegó a cantar misa, Fabio Couto era medio filósofo y medio político, pero tampoco se atrevía demasiado a hablar, a su amigo Baldomero Calvete le gustaba mucho su conversación.

– A mí me parece que la honradez, como el culto a la verdad, el valor físico y la memoria, son características con las que puede nacerse, sin duda, pero que también pueden ser adquiridas y acrecentadas en los veinte primeros años de la existencia, apoyándose en la voluntad puede llegarse a la levitación, a vencer en la lucha contra el demonio e incluso a conservar la vida hasta los ciento treinta años o más.

– ¿Tú crees?

– ¡Y tanto que lo creo!

En una buhardilla del Cantón, mismo frente al Obelisco, en la casa de la peluquería de Victoriano, vive una señora mayor, de unos setenta y tres o setenta y cinco años, muy pintada, a la que llaman nada menos que Mesalina, a mí me parece que es un nombre muy exagerado, Mesalina vive muy estrechamente de una pensión que nunca fue ni siquiera holgada y se ayuda cuidando viejos enfermos, haciendo a mano y con unas plantillas posaplatos y posavasos de estaño, dibujos geométricos, volutas jónicas y margaritas, y decorando ceniceros con vitolas de puros y sellos de Bosnia y Herzegovina, tenía muchos, a Mesalina le ayuda con cierta frecuencia una señora como ella pero en rico, le llaman la Muñeca Mecánica, viuda de un funcionario o de un militar, me parece que de un militar, que lleva peluca pompón rubia, los ojos de un azul nacarado intenso, las ojeras sombreadas del mismo color, las pestañas postizas y muy largas, las uñas lo mismo, los labios de rosa fuerte o naranja quemado, en forma de corazón y muy perfilados, Mesalina y la Muñeca Mecánica son buenas amigas pero no íntimas porque tampoco hay por qué no guardar las distancias, la Muñeca Mecánica va siempre bien perfumada y enjoyada, viste de forma muy llamativa y lleva zapatos de vedette, cuando los trajes y los zapatos se le quedan algo viejos se los regala a Mesalina, el guardia municipal Pepíño Méndez, el que está de servicio en la esquina de Juana de Vega con la calle de San Andrés, las saluda siempre con mucho respeto.

– Adiós, señorita Margarita, siga usted bien. Adiós, doña Consuelo, que usted lo pase bien.

A Mesalina le gustan mucho las plantas y en el tejado tiene cinco o seis tiestos con marijuana, esto no lo sabe nadie; Mesalina sueña con flores misteriosas y de colores raros y difíciles, flores verdes y azules y anaranjadas de nombres secretos o poco conocidos y propiedades mágicas, el piragüista Cándido Julián la invita algunas tardes a merendar chocolate con churros en el café Oriental, a veces se les suma Urbano Lugrís, que es un gran pintor, que es muy inteligente y ocurrente, también muy alto, su padre escribió una Gramática do idioma galego, A Cruña, Imprenta Moret, Galera 48, 1931, Cándido Julián le puso nombre por entretenerse a las flores inventadas por Mesalina, las hizo figurar muchos años más tarde en el prólogo que lleva el Alfabeto fantástico, un libro muy bonito editado por la Biblioteca Nacional.

– ¿Guarda usted en la memoria todos los dictados de su conciencia, incluso los más remotos y minúsculos?

– No, ya no, la verdad es que se me han olvidado ya muchos, los años no perdonan.

Nuestro líder se llama Amancio, hablé de seis de sus corporalidades y me faltan otras cinco para cerrar el aro del Supremo Bien Desnudo, Amancio Lameiro el Santo, Amancio Serantes el Bendecido, Amancio Centoira el Valeroso, Amancio Caamaño el Desmemoriado Y Amancio Chouciño Pasandín el Sabio, todos son parientes de san Aniano bendito, luz, ayuda, fuerza y fe, paz y bien, cuando invoquemos e imploremos a nuestro líder en cualquiera de sus once advocaciones deberemos pensar y hablar siempre expresando los nobles conceptos primordiales con letra inicial mayúscula, es difícil pero no imposible, sólo así no le faltaremos al respeto ni desataremos su ira.

Cuando a un hombre se le oscurece el pensamiento se vuelve paradójico.

– ¿Y reiterativo?

– No, eso no de una manera obligada.

A la mujer le pasa menos, cuando a una mujer se le nubla el sentimiento empieza a pensar como un hombre y a portarse como un perro, la ley de Herbrandston no admite excepciones, ninguna ley admite excepciones, pensar lo contrario supondría atentar contra el espíritu mismo de la ciencia.

– ¿Los dioses pueden escapar a los mandatos de la ciencia?

– No todos, tan sólo los dioses mayores y más maduros.

Julián Santiso va un par de veces al mes, quizá cinco cada dos meses, al piso que tiene en Santiago, en la calle de Romero Donallo, y que huele a humedad y a marijuana, los dos olores están ya pegados a la paredes y dibujando muy extrañas figuraciones, una nariz, una mujer, una puesta de sol, un ahorcado, allí se reúne con sus compañeros/as de salvación y hablan palabras y palabras, Julián Santiso traza en un papel los mensajes y las órdenes que le dicta el Sumo Arquitecto, su mano es llevada por el mismo Sumo Hacedor y no por ningún siervo mortal, y va dejando su huella sobre el papel, Julián Santiso escribe con los ojos cerrados porque el Altísimo le guía con su sabia y serena benevolencia, Dios dispone de las vidas y las muertes y no titubea jamás, las benditas ánimas del purgatorio ofician de despertador al durmiente que tiene que ir a la oficina, pero no ayudan a ahuyentar los sueños pecaminosos, para ello debe pedírsele ayuda a san Cipriano poniéndose de rodillas entre una vela blanca y un ramo de olivo, después se tomará un baño con veintiún claveles también blancos, agua de colonia, azúcar y amoniaco, todos los aliados son buenos para luchar contra el comunismo y las ideas disolventes, amén, a fines del mes de julio de 1969, mientras don Juan Carlos presta juramento ante las Cortes y los astronautas del Apolo regresan a la Tierra, a los rusos se los llama cosmonautas, Julián Santiso reúne una noche en Santiago a sus más leales seguidores, Salustiano Balado Abeijón, también maestro ínfimo de la Escuela de Albores, caminemos hacia la paz blanca y espiritual, Ana María Monelos, la viuda del joyero que se tiró por la ventana, en una bolsa de seda verde mete un trozo de pergamino con tu nombre escrito en letra redondilla, tres clavos de carpintero de ribera usados, una siempreviva, trece cabellos de tu propia cabeza y una estampa de santa Elena, pídele que aleje de ti la histeria, la neurastenia y el mal de amores, el favor debes pagárselo regalando una cruz de Caravaca a una doncella noble, también Fran o sea Simón Pedro,

Confío en ti, san Expedito,

para que con tu mano bienhechora

me des lo que necesito,

Betty Boop que se escapó otra vez de Conjo, no es difícil porque hay poca vigilancia y la tapia se salta con facilidad, encomendándose a santa Florentina se puede huir de los manicomios tantas veces como se quiera, su otra hermana, Matty, los lebreles dieron pronto con su rastro, Matty se hartó de vivir con las amigas, Julián Santiso siguió hablando, vosotras sois las hembras a las que fecundaré con la semilla de la verdad y de cuyo vientre nacerá como un fruto maduro el Nuevo Mesías que alumbrará el universo, amén, Matty lleva algún tiempo viviendo en Santiago con otro derrotado, a mí me parece que se llama Joaquín o Isaac, no estoy segura, el apellido no lo sé, Joaquín o Isaac también está esa noche, él y Matty no se separan nunca, gracias santa Isabel, ayuda y fe, que mi pareja junto a mí siempre esté, los siete bebieron, fumaron porros y tomaron pastillas, alejémonos del alcohol, del tabaco y de las drogas, pero no en la última Cena de los Sacrosantos Lazos de la Muerte, amén, el Día del Sacrificio se pueden alterar las costumbres, vosotros tres sois los machos a los que penetraré con mi verga potentísima si ésa es la voluntad del Señor de las Alturas, amén, todos estáis señalados por el dedo de Dios Todopoderoso, amén, recitemos el mantra hasta que nos vayamos quedando sin fuerzas, amén, desnudaos y `tendeos en el suelo para que yo pueda gozaros si ésa es la orden y el generoso mandato del Apóstol de Oregón, amén, no penséis con vuestra débil mente huérfana, amén, ni confiéis en el azar, amén, desnudaos y tendeos sobre el suelo para que vuestra sangre que va a derramarse nos lama las carnes y devuelva la salud a vuestras conciencias, amén, obedecedme siempre porque no soy yo sino Él quien habla, amén, vais a acceder a la paz blanca y espiritual, a la paz blanca y espiritual, a la paz blanca y espiritual, amén, respirad hondo como os tengo enseñado, respirad íntegramente para que la brisa de los dioses oree vuestros espíritus, amén, obedeced y vaciad vuestras mentes, que el hatha yoga os ilumine, amén, comed de la mano de vuestros maestros y danzad al ritmo de la divina zambomba mágica que taño en representación de nuestro Apóstol, amén, cantad y meditad, cantad y meditad, cantad y meditad, cantad y meditad, cantad y meditad, que no está lejano el momento en que os calléis para siempre, amén, a ti, Matty, te hablo y a ti (no se pudo entender bien si dijo Joaquín o Isaac), te recuerdo que debes sacrificarte en aras de la obediencia que me debes porque por mi boca habla el Todopoderoso, aleja de tu mente los convencionales respetos humanos, a ti, Matty, te digo, desnúdate, ya estás desnuda, y tiéndete en el suelo, ya estás tendida en el suelo, para que yo pueda vaciar en tus entrañas la semilla que jamás germinará en tu vientre señalado porque el tiempo se nos acaba a todos, amén, tú eres la mujer elegida y debes alejar de tu espíritu todo miedo, todo temor insano, entrégate como una fruta madura y de dulcísimo sabor para que la voluntad del Sumo Arquitecto pueda germinar en todos nuestros corazones, amén, calienta un balde de agua para templar el baño de inmaculada agua de rosas de Jericó que prepararé para celebrar nuestra fusión con los designios del Altísimo, cuando el agua esté caliente no cierres el gas, sopla la llama, tú, Matty, sabes de sobra que el Altísimo, en forma del Apóstol O'Hara, está enamorado de ti y se vale de este maestro ínfimo, maestro miserable, para expresarte sus sentimientos, Matty lleva ya mucho tiempo llorando, muchos años llorando, y tiene los ojos hundidos y secos, no se le humedecen más que cuando llora, parpadea constantemente y sonríe como si hubiera visto u oído o sentido algo agradable y delicioso, a ti, Matty, te sigo diciendo mi palabra, te poseeré en el baño porque ésa es la voluntad del Dios de todos los dioses, amén, respetuosamente, amén, tampoco cierres los grifos del baño, deja que el agua corra, cuando accedamos al orgasmo córtate las venas de la muñeca con esta hoja de afeitar, yo haré lo mismo, tened cada uno de vosotros vuestra hoja de afeitar para imitarnos, cortaos las venas cuando veáis que nosotros lo hacemos y seguid cantando para entrar en el Más Allá complaciendo al Todopoderoso, amén, todo debe ser muy firme y suave, somos unos pecadores privilegiados porque nuestro sacrificio borrará nuestros pecados, amén, cerrad los ojos para que no se rompa la cadena plutoniana y piramidal del magnetismo de los elegidos, amén.

Todos obedecieron, Fran titubeó un momento pero también obedeció, el primero en morir fue Salustiano Balado y el último Julián Santiso, es un dato de comprobación difícil, todos se fueron quedando dormidos, dulcemente dormidos para siempre, todos dejaron de cantar poco a poco y después dejaron también de respirar, a nadie le pasó por la cabeza la idea de la deserción, Fermín Corgo, un practicante que vivía en el piso de abajo, vio que por la escalera bajaba mucha agua ensangrentada, se asustó y llamó por teléfono a la policía.


* * *

Aquí termina esta crónica de un derrumbamiento, también se me acabó el último rollo de papel de retrete, las gaviotas se asustaron al ver volando juntas a tantas almas ensangrentadas y se metieron en Santiago, llegaron de La Coruña y de Corcubión, de Nova, de Muros, de Villagarcía, de todas partes, se posaron en las torres de la catedral, en los alares, en los tejados, en los árboles, en los bancos de los paseos, en todos los sitios, jamás se vieron tantas gaviotas en tierra adentro, gaviotas a terra, mariñeiros á merda. Aquí somos todos marineros.

Finca El Espinar

Guadalajara


Primavera de 1994

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