Giulia ve pasar la Peugeot. Saluda a Daniela y le hace una señal con la mano que en la tarde la llamaría. Daniela la mira con odio y no le responde. Después se gira hacia la hermana.

‘Babi, Step te vino a buscar a ti?’

‘No.’

‘Como no, vi que hablaban.’

‘Paso por casualidad.’

‘Bueno, podías regresarte con el. Ahí esta!’

Justo en ese momento Step pasa a toda velocidad con su moto cerca del carro. Raffaella se asusta de golpe. Inutilmente. Step nunca le daría. Calcula la distancia siempre al milímetro.

La Honda 750 se dobla dos o tres veces entre los otros carros. Después Step, con los Ray-Ban oscuros en los ojos, gira ligeramente la cabeza y sonríe. Esta seguro que Babi lo esta mirando. De hecho, no se equivoca. Step acelera y sin pararse en el semáforo rojo va hacia la calle Siacci a toda velocidad. Un carro que viene a su derecha suena la bocina. Un oficial no le da tiempo de leer la placa. La moto desaparece superando otros carros. Raffaella se para en el semáforo y se voltea hacia Babi.

‘Si solo te atreves a montarte con ese tipo no se que te hago. Es un cretino. Viste como maneja? Mira Babi, no estoy bromeando, no quiero que lo hagas.’

Su mama tiene razón. Step maneja como un loco.

Sin embargo, la noche anterior detrás de el, en la noche, con los ojos cerrados, en silencio, ella no había tenido miedo. De hecho, esa carrera le había gustado. Babi abre la bolsa del mercado y le quita un suave pedazo de pizza blanca. No se puede aguantar por siempre. Después, en un momento de atrevimiento total, decide que es el momento justo.

‘Mama, hoy me dieron una nota.’


Step se sirve una cerveza, después enciende la televisión. Pone el canal diez. En MTV esta el viejo video de Aerosmith: Love in an elevator. Steven Tyler se encuentra con una mujer espacial en un ascensor. Tyler, con una cara diez veces mejor que Mick Jagger, aprecia justamente a la chica. Step piensa en su padre sentado frente a el. Quien sabe si la apreciaría también el. El padre agarra el control de la mesa y apaga la televisión. Su padre es como Paolo, no sabe apreciar las cosas bellas.

‘No nos vemos desde hace tres semanas y te pones a ver la tele. Hablemos, no?’

‘Esta bien, hablemos. De que quieres hablar?’

‘Quiero saber que has decidido hacer…’

‘No lo se.’

‘Que quieres decir con que no lo sabes?’

‘Es simple… quiero decir que aun no lo se.’

La señora entra con el primer plato. Pone la pasta en el centro de la mesa. Step mira la tele apagada. Quien sabe si Steven Tyler ya ha hecho el salto mortal al final del video. Cincuenta y cinco años y todavía esta así. Un físico excepcional. Una fuerza de la naturaleza. Mira a su papa. Tiene dificultad hasta para poner los espaguetis en el plato. Step se lo imagina unos años mas joven haciendo un salto mortal. Imposible. Es más fácil que Paolo se enrede con su secretaria.

El padre le pasa la pasta. Tiene encima pan rallado y anchoas. Step se sirve. Recuerda las veces que la había comido en esa mesa, en esa casa, con Paolo y su madre. Normalmente, en un pequeño platito de porcelana venia servido un poco de condimento. Paolo y su padre no lo querían, siempre le quedaba a el. Su madre le echaba un poco en la pasta con una cucharilla. Al final le sonreía y vaciaba el plato echándole todo. Era su pasta preferida. Quien sabe si su padre lo hizo a propósito. Decide no preguntarle. Aquel día el platillo no estaba. Aunque muchas otras cosas no están tampoco. Su padre se limpia educadamente la boca con la servilleta.

‘Viste, mande a hacer la pasta que te gusta. Como quedo?’

‘Buena. Gracias papa. Quedo buenísima.’

No esta mal, de hecho.

‘La única cosa es que debería ser quizás un poco mas condimentada. Puedo tomar otra cerveza?’

El padre llama a la señora.

‘No es por ser fastidioso, pero porque no te inscribes en la universidad?’

‘No lo se. Estoy pensándolo. Y debería decidir la facultad.’

‘Puedes elegir leyes o economía, como tu hermano. Una vez que te gradúes te puedo ayudar a conseguir un puesto.’

Step se imagina vestido como su hermano, en su oficina, con toda esa papelería. Con su secretaria. Esa ultima idea le gusta por un segundo. Después lo piensa mejor. En el fondo puede siempre invitarla a salir y no tener que trabajar.

‘No lo se. No me siento atraído.

‘Porque dices así? En la escuela ibas bien. No deberías tener problemas. En la prueba de aptitud sacaste setenta, lo que esta muy bien.’

Step bebe la cerveza apenas llegada. Hubiera salido mucho mejor, si no fuera por todos esos problemas que tenia. Después de lo que paso nunca mas abrió un libro. Nunca mas estudio.

‘Papa, no es ese el problema. No lo se, ya te lo dije. Quizás después de este verano. Ahora no quiero ni pensador.’

‘Que quieres hacer ahora entonces? Vas a dar vueltas haciendo desorden. Siempre en la calle y regresas tarde. Paolo me lo dijo.’

‘Pero que te dijo Paolo si el no sabe nada!’

‘No, pero lo se yo. Quizás era mejor si hubieses hecho un año militar, que al menos te arreglaba un poco.

‘Si, solo me faltaba el año militar.’

‘Bueno, logre exonerártelo para dejarte estar en la calle, de nuevo cayéndote a golpes, era mejor si ibas.’

‘Pero quien te dice que me caigo a golpes… papa, pero estas terco!’

‘No, estoy asustado. Recuerdas lo que dijo el abogado después del proceso? Su hijo debe estar atento. Después de este momento, cualquier denuncia, alguna otra cosa que sucede, elimina automáticamente la decisión del juez.’

‘Claro que me acuerdo, me lo repetiste al menos veinte veces. Por cierto, has vuelto a ver el abogado?’

‘Lo vi la otra semana. Le pague la ultima parte de su comisión.’

Lo dice con un tono pesado como para subrayar que seguramente fue costosa. En esto es igual a Paolo. Siempre cuentan el dinero. Step decide no hacerle caso.

‘Todavía usa esa corbata extraña?’

‘No, ha logrado conseguir una mas fea todavía.’

El padre sonríe. Es mejor ser el simpático. Con Step ser duro no sirve de nada.

‘Pero en serio, me parece imposible. Con todo el dinero que le hemos dado…’ Step se corrige. ‘Disculpa papa, que le has dado, se podría comprar una bella corbata.’

‘Si es por eso podría cambiar todo el guardarropa.’

La señora se lleva los platos y regresa con el segundo. Es un bistec en sangre. Por suerte no esta atada a ningún recuerdo. Mira a su padre. Esta ahí, doblado en el plato cortando la carne. Tranquilo. No como ese día. Tanto tiempo atrás, ese horrible día.

La misma habitación. El padre camina para arriba y para abajo, veloz, agitado.

‘Como ‘porque si! porque me provoco’? Pero entonces tu eres una bestia, un animal, uno que no razone. Yo tengo por hijo a un violento, un loco, un criminal. Has arruinado a ese muchacho. Te das cuenta? Podrías haberlo matado. O no te das cuenta de esto tampoco?’

Step esta sentado con la miraba baja sin responder. El abocado interviene:

‘Señor Mancini, ahora lo que paso, paso. Es inútil gritarle al muchacho. Yo creo que hay motivos, aun escondidos, ha habido.’

‘Esta bien, abogado. Entonces dígame usted: que debemos hacer?’

‘Para organizarlos para la defensa, para poder responder en el tribunal, debemos descubrirlos.’

Step alza la cabeza. Pero que cosa dice? Que sabe? El abogado mira a Step con comprensión. Después se le acerca.

‘Stefano, algo tuvo que suceder. Un problema pasado. Una discusión. Una frase que este muchacho dijo, alguna cosa que ha hecho… si, que desencadeno tu rabia?’

Step mira el abogado. Tiene un terrible corbata gris con el fondo laminado. Después se gira hacia su madre. Esta allí, sentada en una silla en la esquina del salón. Esta elegante como siempre. Fuma tranquila un cigarrillo. Step baja de nuevo la mirada. El abogado lo mira. Se mantiene un momento a reflexionar en silencio. Después mira a la madre de Step y le sonríe de forma diplomática.

‘Señora, usted sabe si su hijo ha tenido algún problema con este muchacho? Si alguna vez tuvieron una discusión?’

‘No abogado, no creo. No sabia que se conocían.’

‘Señora, Stefano ira al tribunal. Fue denunciado. Habrá un juez, una sentencia. Con las lesiones que el muchacho reporto, será severa. Si nosotros no tenemos nada con que refutar… una prueba, algo, una mínima razón, su hijo terminara en problemas. Problemas serios.’

Step esta con la cabeza baja. Se mira las rodillas. Sus jeans. Después entrecierra los ojos. Oh Dios, mama, porque no hablas? Porque no me ayudas? Yo te quiero tanto. Te pido, no me dejes así. Con las palabras de la mama, Step tiene un sobresalto en el corazón.

‘Lo siento abogado, no tengo nada que decirle. No se nada. Le parece que, si tuviera algo que decir, si pudiera ayudar a mi hijo, no lo haría? Y ahora discúlpeme, debo irme.’ La madre de Step se alza. El abogado la mira salir de la habitación. Después se voltea por la ultima vez a Step.

‘Stefano, estas seguro que no tienes nada que decir?’

Step ni le responde. Sin mirarlo se levanta y va a la ventana. Mira afuera. Aquel ultimo piso enfrente al suyo. Piensa en su madre. En ese momento la odia, tanto como la ha amado. Después cierra los ojos. Una lagrima baja por su cara. No logra pararla y sufre como nunca lo había hecho, por su madre, por lo que no esta haciendo, por lo que hizo.

‘Stefano, toma, quieres el café?’ Step deja de mirar fuera de la ventana y se voltea. De nuevo esa habitación. Ahora. Su padre esta ahí tranquilo, con la taza en mano.

‘Gracias papa.’ Lo bebe veloz. ‘Ahora debo irme. Hablamos la Próxima semana.’

‘Esta bien. Pensaras en lo de la universidad?’

Step en la salida se pone la chaqueta.

‘Lo pensare.’

‘Llama cada tanto a tu madre. Ha dicho que no sabe de ti desde hace tiempo!’

‘Pero papa, no tengo tiempo nunca.’

‘Pero que se necesita, es una llamada.’

‘Esta bien, la llamare.’ Step sale rápido. El padre se queda solo en el salón, se acerca a la ventana y mira afuera. En el ultimo piso en ese edificio frente al suyo, las ventanas están cerradas. Giovanni Ambrosini cambio de casa, de un día para otro, justo como cambiaron sus vidas. Como pudo tener problemas con su hijo?

Step prende el ultimo cigarrillo de Martinelli en el ascensor. Se mira en el espejo. Se marcho. Esos almuerzos lo destruyen. Llega a planta baja. Cuando las puertas de acero se abren, Step que meditaba tiene un susto.

La señora Mentarini, una inquilina del edificio con los cabellos mal cortados y la nariz extraña esta ahí, enfrente de el.

‘Hola Stefano, como estas? Tanto tiempo sin verte.’

Y por suerte. Piensa Step. Un monstruo así, verlo muy seguido hace daño. Después se recuerda de Steven Tyler y de la mujer bestial que entra en su ascensor. A el, en vez, le toca la señora Mentarini. Injusticias del mundo. Se aleja sin despedirse. En el patio bota el cigarrillo. Corre rápido, lanza los pies y tirando las manos al suelo se va hacia adelanto. No hay comparación. El salto mortal lo hace mucho mejor el. También Tyler tiene cincuenta y cinco años y el solo diecinueve. Quien sabe que hará dentro de treinta años. Una cosa es segura: no el agente de finanzas.


Pallina, con un mono Adidas y un suéter azulado igual que el elástico que le aguanta el audífono, corre casi flotando sobre zapatos Nike claros.

‘Entonces, no me vas a preguntar como me fue?’

Babi, con un mono oscuro bajo con la escritura ‘Baila’ y una camiseta rosada como la cola que tiene en los cabellos, mira a la amiga.

‘Como te fue?’

‘No, si me lo preguntas así, entonces no te cuento.’

‘Entonces no me lo cuentes.’

Continúan a correr en silencio, siempre al mismo ritmo.

Después Pallina no puede mas.

‘Esta bien, al ver que te aguantas tanto, igual te lo digo. Me divertí un montón. No sabes donde me llevo.’

‘No, no lo se.’

‘Anda, no seas antipática!’

‘No me agradan ciertas amistades, eso es todo.’

‘Hey, pero salimos una sola vez, que pasa con eso?’

‘Puede ser como quieras, basta que sea la ultima!’

Pallina se queda en silencio. Un chico con el mono impecable las supera. Las mira a las dos. Después, revisa un cronometro que tiene en la mano y aumenta su caminar, desapareciendo después en una callecita.

‘Bueno, entonces me llevo a comer en un lugar buenísimo. Es cerca de la calle Cola di Rienzo, creo que se llama Vía Crescenzio, una transversal de esas. El lugar es la Pirámide.’

Babi no muestra interés particular.

Pallina continua a contar, un poco mas emocionada. ‘La cosa divertidísima es esta: en cada mesa hay un teléfono.’

‘Hasta este punto no me parece muy interesante.’

‘Pero que fastidiosa eres! Este teléfono tiene un número que va del 0 al 20’

‘Y tu como lo sabes?’

‘Esta en el menú.’

‘Ah, porque se come también! Pensaba que te había llevado a una cabina telefónica.’

‘Escucha, si quieres que te cuente cierra esa boca ácida.’

‘Que cosa?’ Babi la mira fingiendo estupor. ‘Acida yo? Pero si soy la mas cortejada de las Falconieri! Viste ese que paso antes como me miraba? Que creías, que tenia los ojos fuera por ti?’

‘Claro!’

‘Pero se dio cuenta que estábamos en grupo y no ataco.’

‘Aquí lo único que ataca es mi sudor, y no me halaga mucho. Nos podemos sentar en ese banquito y hablar normalmente?’

‘Ni hablar. Yo corro. Debo perder al menos dos kilos. Si quieres venir conmigo, bien, sino me pongo el Sony. Tengo el ultimo CD de U2 adentro.’

‘Sony? Desde cuando lo tienes?’

‘Desde ayer!’

Babi se alza el suéter mostrando el walkman mp3 de Sony aguantado en la cintura. Pallina no cree sus ojos.

‘Con CD y radio. Pero donde lo conseguiste? Aquí en Italia no se consigue.’

‘Me lo trajo una tía que regreso ayer de Bangkok.’

‘Fabuloso.’

‘Como ves, pensé en ti.’

Babi muestra a Pallina dos audífonos.

‘Si pensaras en mi de verdad hubieras hecho que te trajeran dos.’

‘Siempre hablas así! Yo le pedí dos. Pero mi tía se quedo sin dinero y agarro uno nada más. Que te importa! Esto tiene dos audífonos y siempre corremos juntas.’

Pallina sonríe a la amiga. ‘Tienes razón.’

Babi la mira seria. ‘Lo se! Pero quieres terminar o no esta historia del teléfono que se come?’

Babi y Pallina se miran, después se echan a reír. Dos chicas pasan al lado. Viéndolas así alegres las saludan divertidas. Su coraje, sin embargo, no fue premiado. Pallina regresa a contar.

‘Entonces, cada teléfono responde a un numero, pero ninguno sabe cual. Es decir, tu presionas un numero de 0 a 20, te responde otra mesa, pero no sabes cual es. Por ejemplo, tu presionas el 18 y te responde uno que quizás esta en la otra habitación. Puedes hablar, contar chistes, describirte inventando ser mucho mas bella que eres, o en mi caso, mucho menos. Esta claro no?’

Babi mira a la amiga alzando la ceja.

Pallina hace como si no le hubiera prestado atención. ‘Si estas sola o con las amigas puedes agarrar citas, dártelas de cretina. Entiendes? Divertido, no?’

Babi sonríe.

‘Si, me parece muy divertido. Es muy gracioso.’ Pallina cambia de expresión.

‘Claro, no cuando te llama un maleducado…’

‘Porque, que sucedió?’

‘Bueno, a cierto punto llega la pasta. Los dos pedimos pasta corta con una salsa divina. No sabes que buenas estaban, calientísimas, de hecho. Teníamos que soplar para enfriarlas y mientras tanto hablaba con Pollo. Suena el teléfono. Pollo va a responder pero yo soy mas rápida que es, agarro el teléfono y digo: Aquí la secretaria del doctor Pollo. Siempre tan simpática yo.’ Pallina hace una mueca. Babi sonríe.

La historia comienza a interesarle.

‘Bueno, continua!’

‘Bueno, este entupido en la otra parte del teléfono no sabes que me dijo.’

‘Que te dijo?’

‘Me dijo: Secretaria del señor Pollo. Que tal si te lo hago a sentir hasta el fondo.’

‘Tierno, muy ingles.’

‘Si, muy entupido. Yo agarro y le cuelgo el teléfono y seguramente me puse roja. Pollo me preguntó que me habían dicho en el teléfono, y no le respondí. Me molestaba. Me daba pena. Entonces sabes que hizo? Me agarro por el brazo y me dio una vuelta por el local. Pensó que cuando el tonto me viera reaccionaria…’

‘Si, esta bien, pero como iba a saber que eras tu la chica que respondió?’

‘Lo sabia, lo sabia…’

‘Porque lo sabría?’

‘Porque era la única chica en el restaurante.’

Babi niega con la cabeza.

‘Bonito lugar donde van a comer. La única chica en ese lugar con maniacos llamando por teléfono para decir cosas estupidas… entonces, que paso después?’

‘Sucede que uno viéndome se echa a reír. Pollo lo agarra, le bate la cara en el plato y le echa la cerveza en la cabeza!’

‘Bien hecho, así aprende a no decir eso!’

‘Quizás la lección no la aprendió tanto.’

‘Porque?’

‘Porque cuando Pollo fue a pagar…’

‘Ah claro… con tu dinero…’

‘Ajaa… un tipo bajo se me acerca y me dice: que haces, te vas? No te ofendiste verdad? Yo estaba bromeando. El entupido era este! El pobrecito del principio no tenia nada que ver…’

‘Se lo dijiste a Pollo?’

‘Bromeas? Así golpeaba a ese también?’

‘No, que se había equivocado! Estos se comportan como jueces. Castigan, golpean y para mas cometen errores. Lo trágico fue que te divertiste.’

Babi ahora esta verdaderamente seria. Pallina se da cuenta. Por un momento corren en silencio, recuperando el aliento. Después Pallina habla de nuevo. Esta vez también esta seria.

‘No se si me divertí. Solo se que tuve una sensación nueva, que nunca había probado antes. Me sentí tranquila y segura. Si, Pollo fue allí, golpeo a ese equivocado, pero me defendió, entiendes, me protegió.’

‘Ah si? Que bello. Pero dime una cosa… quien te protege de el?’

‘Que fastidiosa eres… me proteges tu, no?’

‘Olvidalo. A ese ni a su amigo los quiero ver, absolutamente.’

‘Entonces no nos veremos tampoco nosotras.’

‘Y porque no?’

‘Porque somos pareja.’

Babi se para de golpe.

‘No, esto no me lo puedes hacer!’ Pallina continua a correr. Sin voltearse hace señal a la amiga de seguirla.

‘Dale, dale, fuerza, corre, no seas así. Se que estas feliz. Quizás muy muy en el fondo, pero eres feliz.’

Babi vuelve a correr. Alarga mas el paso alcanzándola.

‘Pallina, te ruego, dime que es una broma.’

‘Para nada, me gusta un montón.’

‘Como te puede gustar un montón?’

‘No lo se, me gusta y basta.’

‘Pero te robo el dinero.’

‘Me lo restituyo, me ofreció la comida.’

‘Pero que dices, es como si lo pagaras tu!’

‘Mejor, así ando con el porque quiero y no porque debo. Como siempre, cuando sales con un chico y te ofrece pizza y todo eso, después te parece casi una obligación besarlo. Esta fue una libertad elegida!’

Babi se queda callada por un momento, después se acuerda de otra cosa.

‘Le dijiste a Dema?’

‘No se lo he dicho.’

‘Se lo debes decir!’

‘Debo, debo. Se lo diré cuando quiera…’

‘No, dile rápido. Si lo sabe de alguien mas estará muy mal. Esta enamorado de ti.’

‘Tu todavía con esta historia. No es cierto.’

‘Es muy cierto, y lo sabes. Así que cuando regreses a casa lo llamas y le dices.’

‘Si quiero lo llamo, sino no.’

‘Sabes que te digo, estoy feliz que mi tía me trajo solo un Sony, no te lo mereces.’ Babi comienza a correr más rápido. Pallina rechina los dientes y decide no terminar la discusión. ‘Bueno, si quiero, el Sony me lo puede regalar Pollo.’

‘Ah claro, me lo quita a mi.’

Pallina se ríe. Babi se la da de molesta un poco mas. Pallina le da un pequeño empujón.

‘Anda, no peleemos. Se que eres una amiga. Hoy te sacrificaste para salvarme de la interrogación. Como tomo tu mama la historia de la nota?’

‘Mejor que como yo tome la de Pollo!’

‘La ves muy trágica?’

‘Dramatica.’

‘Escucha, tu no lo conoces bien. Es uno lleno de problemas. No tiene dinero, su papa lo trata mal. Y es muy simpático, conmigo es tierno, en serio.’

‘No te importa que no lo sea con los demás?’

‘Quizás mejorara.’

Babi piensa que todo es inútil. Cuando Pallina se mete una cosa en la cabeza, esa es.

‘Esta bien, basta. Ya veremos.’

‘Aja, así me gustas.’ Pallina sonríe. ‘Te prometo que cuando regrese a casa llamo a Dema.’

Bueno, al menos Babi consiguió algo.

Babi y Pallina continúan corriendo, en silencio, para recuperar el aliento un poco. Pasan por el parque donde se hace gimnástica. Los niños suben y bajan, gritando. Madres preocupadas lo siguen de cerca listas para socorrerlos en aquel lanzamiento Kamikaze. Un bello muchacho alto y rubio y una chica un poco mas baja tratan de hacer ejercicios en las barras. Babi y Pallina corriendo le pasan cerca corriendo. El chico mirándolas deja de hacer ejercicio.

‘Babi!’

Babi se para. Es marco. Hace mas de ocho meses que no se ven. Pallina también se para. Babi se vuelve roja. Esta apenada. Pero el corazón extrañamente no le comienza a latir veloz como normalmente. Marco la besa en el cachete. ‘Como estas?’

Babi logro conseguir el control.

‘Bien y tu?’

‘Buenisimo. Te presento a Giorgia.’ Marco la indica la chica. Babi le da la mano y raramente no se olvida rápido de su nombre como pasa siempre cuando te presentan a alguien. Pallina también la saluda, pero se ve claro que quisiera evitar ese encuentro. Marco comienza a hablar. Lo mismo de siempre. Frases ya escuchadas. Te he llamado. No supe nada mas de ti. Vi a una amiga tuya o un amigo. Que estas haciendo? Ah, claro tienes la prueba de aptitud. Te aconsejo, saca 100 y honores. Tratando de ser simpático. Babi no escucha casi. Recuerda todos los momentos pasados con el, el amor que probo, la desilusión, las lagrimas. Que sufrimiento. Por uno así. Lo mira mejor. Engordo. Tiene los cabellos sucios. Le parecen menos. Que mirada muerta. Parece privada de vida. Como pudo gustarle tanto? Una mirada a la chica. No merece siquiera ser tomada en consideración. Terrible, la indiferencia. Se saludan así. Después de haber hablado por cinco minutos y no haberse dicho nada. Aquel mágico puente se perdió. Babi comienza a correr. Se pregunta donde termino todo el amor que existía. Como puede no sentirlo mas? Parecía entonces tan grande. Se mete el audífono del Sony. Los U2 cantan su nuevo sencillo. Babi alza el volumen. Mira a Pallina. Ella le sonríe con afecto. Su mechón baila en el viento. Le pasa un audífono. Se lo merece. En el fondo, Babi no lo sabe, pero fue ella quien la salvo.


El año antes.

‘Babi, Babi!’ Daniela toca la puerta del baño gritando. Pero Babi no la escucha. Esta bajo la ducha y como si no bastara la radio cercana suena a todo volumen una canción del año precedente de los U2. A la final Babi escucha algo. Como un golpe fuerte que no va al tiempo del ritmo del baterista. Cierra el agua, después todavía goteando, estira el brazo bajando el volumen.

‘Que pasa?’

Daniela desde afuera suspira.

‘Finalmente, llevo una hora tocando. Pallina al teléfono.’

‘Dile que estoy bajo la ducha, la llamo yo en cinco minutos.’

‘Dijo que es urgente!’

Babi suspira.

‘Esta bien! Dani, me traes el teléfono?’

‘Listo!.’ Babi abre la puerta. Daniela esta allí con el inalámbrico en mano.

‘No hables mucho, espero una llamada de Giulia.’

Babi se seca la oreja antes de apoyarla en el teléfono.

‘Que es tan urgente?’

‘Nada, te quería saludar! Que haces?’

‘Estaba bañándome. No se como, pero siempre me llamas cuando estoy bajo el agua.’

‘No vas a salir con Marco?’

‘No, esta noche iba a casa de un amigo suyo a repasar. Tiene un examen en dos días. Biología.’

Pallina se queda un segundo en silencio. Decide no decir nada.

‘Buenisimo, te paso buscando en diez minutos.’

Babi agarra una toalla pequeña y se seca los cabellos.

‘No puedo.’

‘Anda ven, comemos una pizza.’

‘Y si me llama Marco? El apago su teléfono, debe estudiar… el!’

‘Dile a Dani que llame mas tarde, quizás te encuentra en tu teléfono. Anda, regresamos rápido!’

Babi trata de replicar. Pero todas sus excusas – cansancio, tareas no terminadas y un increíble deseo de quedarse en casa con pijamas enfrente de la televisión – son inútiles. Poco después esta sentada en la Vespa detrás de Pallina que maneja despreocupada en el trafico de las nueve.

Babi tiene los cabellos aun mojados, un suéter azul con el escrito California y la actitud molesta.

‘Haras que me pase algo.’

‘Pero si hace calor esta noche!’

‘Hablaba de tu forma de manejar!’

Pallina sigue y agarra a la derecha en el Puente Milvio.

Babi se acerca a la cara de Pallina para que la escuche.

‘Que calle estas tomando?’

‘Porque?’

‘No vamos a Baffetto?’

‘No.’

‘Que paso?’

‘Cada tanto hay que cambiar. Babi, eres una metódica. Siempre vas a Baffetto, siempre sacas ocho en latín, siempre todo igual! A propósito, con quien estas ahora?’

‘Como que con quien? Con Marco no?’

Babi mira sorprendida a la amiga. No sabe porque, pero esta segura que a ella no le cae bien Marco.

‘Ves Babi, hasta ahí eres fastidiosa. Debes cambiar.’

‘Bromeas? Estoy ilusionada.’

‘No exageres…’

‘No, Pallina, en serio. Lo quiero muchísimo!’

‘Como te puede gustar tanto si apenas tienen cinco meses?’

‘Lo se, pero estoy enamorada, quizás es porque mi primer historia importante.’

Pallina sube las calles con rabia. Si, tu primera historia importante y es con ese gusano, piensa Pallina. Después mete tercera y va hacia Plaza Mazzini. Después va a segunda y dobla a la derecha. Babi le aprieta la cintura mientras a toda velocidad van por la tercera transversal, la calle Nueva Florentina. Fabio, el hijo del propietario, esta en la puerta. Cuando las ve, las saluda yendo a su encuentro. Es muy apegado a ellas dos. En realidad le atrae Babi, aunque siempre lo ha escondido. Fabio las acomoda en la fila de las mesas a la derecha, apenas entrando, cerca de la caja. De ahí se puede ver todo el local. Un camarero les lleva rápido dos menú para comer. Pero Pallina ya sabe que agarrar.

‘Aquí hacen un calzone fabuloso! Esta todo: queso con el huevo, mozzarella, y pedazos de jamón. Una cosa increíble!’

Babi revisa en el menú si hay algo con menos grasa para su dieta. Pero Pallina la convence.

‘Entonces dos calzones y dos cervezas claras medianas.’

Babi mira preocupada a la amiga.

‘También la cerveza? Quieres hacerme engordar.’

‘Entiende, por una vez! Esta noche debemos celebrar!’

‘Que cosa?’

‘Bueno, hace tiempo que no salíamos solas.’

Babi piensa que es cierto. Últimamente las pocas veces que ha salido siempre ha sido con Marco. Le gusta estar ahí en ese momento, con su amiga. Pallina esta revisando los bolsillos de su chaqueta. Al final saca un gancho con corazones de piedra dura de colores, se recoge el cabello y los aguanta con el gancho.

Su bella cara redonda aparece en toda su claridad. Babi le sonríe.

‘Esta bello ese gancho. Te queda muy bien.’

‘Te gusta? Lo compre en la Plaza Carli de Bruscoli.’

‘Te molesta si compro uno también? Quizás un poco diferente. Tenia uno parecido pero se me perdió.’

‘Bromeas, estoy habituada a ser copiada. Soy una chica que marca tendencia. Sabes que cuando voy a los negocios me dan la ropa gratis? Basta que me la ponga. Desde mañana lo decido, me pediré que me den un sueldo!’

Ríen. En ese momento llegan las cervezas. Babi las mira. Son enormes.

‘Esta es la mediana? Y si fuera la grande?’

Pallina sube el vaso.

‘Anda, no inventes cosas.’ Lo choca con fuerza contra el de Babi. Un poco de cerveza cae afuera salpicando en el mantel.

‘Por nuestra libertad.’

Babi la corrige: ‘Momentáneamente…’

Pallina le da una pequeña sonrisa como para decir: concedido. Después beben las dos. Babi es la primera a ceder. Al llegar a un cuarto del vaso, para de beber. Pallina continúa bebiendo tomándose poco más de media cerveza.

‘Ahhh.’ Pallina deja el vaso en la mesa. ‘Esta si que la necesitaba.’

Y se limpia la boca rozándola violentamente con la servilleta. Cada tanto le gusta asumir ese aire de dura. Babi abre la canasta de los panecitos. Saca uno ligeramente caliente y lo parte. Después mira alrededor del local. Grupos de chicas hablando divertidas, haciendo pequeños triángulos de pizzas con tomares. Chicos refinados se obstinan de comer con el tenedor las aceitunas. Una joven pareja habla divertida esperando ser servidos. Ella es una bella chica de cabellos oscuros, no muy largos. El le sirve gentilmente de beber. Esta de espaldas. Babi no sabe porque, pero le parece conocido. Un camarero le pasa cerca. El chico lo para. Le pregunta que ha pasado con sus pizzas. Babi lo mira a la cara. Es Marzo. El pan se le rompe entre las manos mientras algo mas se rompe adentro. Recuerdos, emociones, momentos bellísimos, frases dulces susurradas comienzan a girar en un vértice de ilusión. Babi suspira. Pallina se da cuenta.

‘Que pasa?’

Babi no puede hablar. Le indica el fondo del lugar. Pallina se voltea. El camarero se aleja de una mesa. Pallina lo ve. Marco esta allí, le sonríe a una chica sentada frente a el. Le acaricia la mano, confiado de la llegada de las pizzas y sobretodo de lo siguiente en la velada. Pallina se voltea de nuevo hacia Babi.

‘Que hijo de perra. Más que una frase común. Los hombres son de verdad todos iguales! Examen de biología no? Se esta preparando par anatomía!’ Babi en silencio dobla la cabeza hacia abajo. Una lagrima ingenua desliza por sus cachetes. Se para un momento sobre el mentón indecisa, después, empujada por el dolor, da un salto al vacío.

Pallina mira lamentada a la amiga.

‘Disculpa, no quise.’

Se saca del bolsillo del pantalón una bandana colorada y se la pasa.

‘Toma, no es la indicada para la situación, quizás muy alegre, pero es mejor que nada.’

Babi cae en una risa extraña acompañada por un poco de llanto. Después se limpia las lagrimas y la nariz. Sus ojos limpios, ligeramente enrojecidos, vuelven a mirar a su amiga. Babi se ríe de nuevo. En realidad suena como un sollozo. Pallina le acaricia la barbilla, quitando otra lagrima indecisa.

‘Anda no seas así, no se lo merece ese gusano. Cuando va a conseguir una como tu? Es el que debería llorar. No sabe lo que perdió. Ahora esta maldecido a tener salir con chicas como esa.’

Pallina se voltea una vez mas a mirar a la mesa de Marco. También lo hace Babi. Le da una puntada en el estomago. La búsqueda del tesoro. Las caminatas en Villa Glori, los besos en el atardecer, mirarse a los ojos y decirse te amo. Imágenes dulcemente ligeras desaparecen rotas por un viento de tristeza. Babi trata de sonreír.

‘Bueno, tan fea no me parece.’

Pallina mueve la cabeza. Babi es increíble, hasta en esta situación no puede dejar se ser sincera. Babi agarra la cerveza y da un sorbo largo. Después deja el vaso en la mesa y se limpia violentamente la boca con la servilleta igual que como Pallina hizo.

‘Dios, como lo odio.’

‘Eso! Así me gustas. Debemos castigarlo!’ Pallina golpea el vaso de la amiga, después las dos terminan con la cerveza en un único y ultimo trago. Babi, ligeramente confundida, no habituada a beber y a todo el resto, sonríe decidida a la amiga.

‘Tienes razón, se las haré pagar! Tengo una idea. Vayamos donde Fabio!’

Marco ríe divertido sirviéndole a la chica del frió vino Galestro. Sabe divertir a una chica casi lo mismo que como no sabe elegir un buen vino.

Esa noche la Nueva Florentina puede estar orgullosa. Nunca había tenido un mesonero tan lindo. Una mesonera, para ser exactos. Babi avanza entre las mesas con las pizzas en mano. No tiene dudas. Esa de la mozzarella sin aliños es para Marco. Cuantas veces la escucho ordenarlas. Cuantas veces con amor le hizo probar un pedazo, llevándolo a su boca.

Otra puntada. Decide no pensar. Se voltea. Fabio y Pallina están cerca de la caja. Le sonríen apoyándola desde lejos. Babi toma fuerzas. Esta molesta. La cerveza era buena y la esta ayudando a llegar a la mesa de Marco.

‘Esta es para ella.’

Pone la pizza blanca de jamón con poco aceite a la chica que la mira sorprendida.

‘Y esta es para ti, gusano!’ Marco no le da tiempo de sorprenderse. La mozzarella sin aliños le cae en la cabeza con todo el tomate, mientras que la masa caliente, quemándolo se transforma en un incomodo sombrero. Fabio y Pallina comienzan a reír en un aplauso, seguidos por todo el restaurante. Babi, ligeramente ebria, se inclina agradeciendo. Después se aleja con Pallina bajo el brazo seguida por divertidos comentarios de los presentes y la mirada estupida de la acompañante.

Regresan en la Vespa en silencio. Babi se aguanta abrazada fuerte a Pallina. Pero no es miedo. Por la calle hay mucho menos tráfico. Con la cabeza apoyada en la espalda de la amiga mira los árboles desfilar frente a ella, las luces rojas y blancas de carros a lo lejos. Un autobús naranja le pasa cerca. Cierra los ojos. Un escalofrío la toma de sorpresa, después la abandona. Siente frío y calor y se siente sola. Siempre en silencio llegan debajo de su casa. Babi baja de la Vespa.

‘Gracias Pallina.’

‘De que? No he hecho nada.’

Babi le sonríe. ‘La cerveza estaba buenísima. Mañana en la escuela te brindo la merienda. Debemos festejar.’

‘Festejar que?’

‘La libertad completa.’ Pallina la abraza. Babi cierra los ojos. Se le sale un sollozo, después se separa y se aleja. Pallina la mira subir las escaleras corriendo y desaparecer dentro del portón. Después enciende la Vespa y se aleja en la noche. Mas tarde Babi, mientras se quita la ropa, saca el dinero de los bolsillos de los jeans. Cuando mete la mano para ver que hay todavía algo más ahí, queda sorprendida. Entre tantas lagrimas, sale una sonrisa. El gancho de Pallina con los corazones de colores esta ahí. Se lo metió ella, cuando estaban abrazadas.

Un pequeño regalo para animarla, para hacerla sonreír. Lo ha logrado. Pallina es verdaderamente una amiga. Marco, sin embargo, fue verdaderamente un idiota. Babi sonríe poniéndose el pijama. En toda esta tragedia piensa que hay algo de divertido. Si hubiéramos ido como siempre a Baffetto nunca lo hubiéramos atrapado. Babi se lava los dientes. Que extraño, justo esta noche, decidimos ir a la Nueva Fiorentina. Babi se mete bajo las sabanas. Si, Marco fue un idiota, y espero que lo sea por toda su vida.

Pallina gira a la derecha. Decide pasar saludando a su amigo Dema.

Un gato atraviesa la calle. No mira si es negro o no. Pallina no cree en la suerte. Ella prefiere miles de veces la pizza de Baffetto que el calzone de la Nueva Fiorentina. No la cambiaria por nada en el mundo. Pero esa noche, cuando Fabio la llamo diciéndole que ahí estaba el novio de Babi con otra, no tuvo dudas. Era la ocasión que esperaba desde hace tiempo. Supo muchas historias acerca de las aventuras de Marco. No pueden ser solo rumores. Pero si se las hubiera contado, estaba segura que Babi no le hubiera creído. O quizás si. Y ahí se hubiera arruinado una amistad. Mejor echarle la culpa al destino. Pallina llama a Dema por el intercomunicador. Le responde una voz somnolienta.

‘Si, quien es?’

‘Pallina. Todo esta hecho.’

‘Lo atraparon?’

‘In fraganti! Como una rata con el queso en la boca o mejor como un gusano con la pizza en la cabeza.’

‘Porque, que sucedió?’

‘Si bajas te cuento.’

‘Y como lo tomo Babi?’

‘Malito…’

‘Espera, me visto y bajo.’

Pallina se peina hacia atrás los cabellos. Solo por un momento extraña su gancho de cabello. Pobre Babi, pero mejor así. Quizás sufriría un poco, pero mejor ahora que después. Cuando hubiera estado más enamorada. Rápido regresara a estar alegre. Y la sonrisa de una amiga vale mucho más que un gancho, mucho más que una pizza margarita. Aun si es de Baffetto.


Bajo la ducha Babi se peina los cabellos llenos de crema. El 103.10 de la radio transmite los últimos éxitos americanos. Anastacia subió al tercer puesto. Babi tira la cabeza hacia atrás llevada por ese lento correr debajo de la ducha. Una cascada de agua ligera se lleva la crema, deslizando por su cara, tocándole sus gestos, la suave piel.

Alguno toca a la puerta.

‘Babi… te quieren en el teléfono.’

Es Daniela.

‘Ya voy.’ Agarra rápido una toalla y va a la puerta. Daniela le da el inalámbrico.

‘Habla rápido que espero la llamada de Andrea.’ Babi se encierra de nuevo en el baño y se sienta en el suave cobertor del inodoro.

La voz de Pallina es sorprendente.

‘Estabas bajo la ducha?’

‘Naturalmente, ni no entonces no habrías llamado! Que es tan urgente?’

‘Me llamo Pollo hace diez segundos. Dijo que le fue buenísimo conmigo. Se disculpo por lo que paso en el restaurante y dice que me quiere ver. Me pidió que esta noche fuera con el a las carreras.’

‘Que carreras?’

‘Esta noche van unos cuantos a la avenida La Olímpica con las motos y compiten. Velocidad, sobre una sola rueda en dos. Recuerdas, que Francesca contó que fue. Dijo que es genial. Ella fue una groupie…!’

‘Groupie?’

‘Si, esas que van detrás las llaman así porque se montan con una correa y se amarran así al que maneja. La regla es que deben estar de espaldas.’

‘Volteados de espaldas? Pallina pero que, te volviste cretina? Casi me lamento haberme sacrificado por ti…’

‘Sacrificada como?’

‘Como que como? La nota y todo eso!’

‘La estas haciendo fastidiosa esa historia de la nota!’

‘Mientras tanto estoy castigada y no puedo salir hasta el lunes.’

‘Esta bien, si nunca te pedí que vinieras conmigo. Solo quería un consejo. Que dices, voy?’

‘Ir a ver a esos que corren es aun mas estupido que ir a correr con la moto. Haz como te parezca.’

‘Quizás tienes razón. A propósito. Le dije a Dema que soy novia de Pollo. Estas contenta?’

‘Yo? A mí que me importa. Es tu amigo. Solo te dije que, según yo, si se enterara por otro, se iba a poner mal!’

‘Si, entendí. Pero estuvo bien. Hasta me pareció feliz. Viste que te equivocaste. No es cierto que esta enamorado de mi.’

Babi se acerca al espejo. Con la toalla quita un poco de vapor. Aparece su imagen con el teléfono en mano y la cara molesta. A veces Pallina es tan estresante.

‘Bueno, mejor así no?’

‘Sabes que te digo, Babi? Me convenciste. No voy a las carreras.’

‘Así es! Después hablamos.’

Babi sale del baño. Pasa frente a Daniela y le regresa el teléfono. Daniela no dice anda, pero parece molesta, como si quisiera decir que la hermana tardo mucho con el teléfono. Babi va a su cuarto y se seca los cabellos. Entra Daniela con el teléfono. ‘Es Dema. Es inútil decir que va lo mismo que antes.’

‘Hola Dema, como estas?’

‘Malisimo.’

Babi escucha en silencio. Parece casi ‘una emoción para siempre’, la canción de Eros, fuera escrita para el. ‘Quisiera poder recordarte así…’ pero en que modo, si no tiene nada que recordar? Babi renuncia a decirle. También porque Dema le hace miles preguntes.

‘Pero como, después de todo el tiempo que he pasado tras ella, va a salir con este? Y quien es ese?’

‘Se llama Pollo, no se nada mas.’

‘Pollo? Que nombre! Que espera conseguir? Es un violento, uno de los ladrones que vinieron la otra noche a la fiesta de Roberta! Bella gente, y Pallina esta enamorada!

‘Bah, enamorada Dema… le gustara!’

‘No, no, enamorada. Me lo dijo ella!’

‘Sabes cuantas cosas dice Pallina no? La conoces mejor que yo. Esta noche, por ejemplo, quería ir a ver las carreras en la Olímpica… cinco segundos después cambio de idea. Viste como es? Quizás dentro de un poco se dará cuenta del error que hizo y se arrepiente. Arriba, Dema, veras que saldrá así.’

Dema se queda en silencio. Ha creído sus palabras o quizás ha querido creerlas. Pobrecito, piensa Babi. Y menos mal q no estaba enamorado!

‘Si, quizás tienes razón. Tal vez todo salga así.’

‘Ya veras, Dema, es cuestión de tiempo.’

‘Si, esperemos solo que no se tarde mucho.’ Después trata de parecer más animado. ‘Babi, te lo pido, no le digas a Pallina de esta llamada!’

‘Claro, y anímate, ok?’

‘Si, gracias.’ Cortan.

Entra Daniela.

‘No lo creo, Pallina es novia de Pollo, que loco! Y Dema naturalmente esta destruido!’

‘Si, pobrecito, esta detrás de ella desde hace una vida.’

‘No tiene esperanzas! Es el clásico amigo de las chicas.’

Después de esta dura opinión Daniela se aleja con el teléfono, pero no le da tiempo a salir del cuarto y vuelve a sonar.

‘Alo. Si, hola, ya te la paso. Babi te pido, no tardes una hora.’

‘Quien es?’

‘Pallina.’

‘Tratare!’ Babi agarra el teléfono.

‘Ya terminaste con Pollo?’

‘No!’

‘Mala suerte…’

‘Con quien hablabas que salía ocupado?’

‘Con Dema, esta mal.’

‘No!’

‘Si, lo tomo malísimo! Pobrecito, me dijo que no te dijera, haz como que no sabes nada, ok?’

‘Quizás no debí decirle que estaba con Pollo.’

‘Pero que dices Pallina, si se enteraba después iba a ser peor.’

‘Podría esperar a decirle al final.’

‘Al final de que? Podrías no haberte hecho novia y ya.’

‘No toquemos este tema. Entonces, he decidido que en la vida es mucho mas divertido ser cretino…’

‘Aja, entonces…?’

‘Entonces, voy a las carreras.’

Babi mueve la cabeza. Los cabellos ahora se están secando solos.

‘Bien, diviértete.’

‘Me llamo Pollo y me viene a buscar en un rato. Pero que dices, según tu debería ir y divertirme o hacerme de la que mira las carreras y se fastidia un poco?’

Esto es mucho. Babi explota.

‘Escucha Pallina. Ve a las carreras, súbete a las motos, corre con ellas, ten algo con todos los violentos de este mundo pero, te ruego, no te vuelvas actriz.’

Pallina comienza a reír.

‘Tienes razón. Escucha, me debes hacer un último favor. No se a que hora regresare de las carreras, le dije a mi madre que voy a dormir en tu casa.’

‘Y si llama tu mama?’

‘Ella nunca me llama… y por cierto, debes dejarme las llaves debajo de la alfombra de la puerta. En el puesto de siempre.’

‘Esta bien.’

‘No te olvides! Pobre Dema! Según tu, debo hacer algo?’

‘Pallina me parece que por hoy has hecho bastante.’

Babi apaga el teléfono. Daniela casi se lo quita de las manos.

‘Por suerte te pedí que te quedaras poco, eh.’

‘Que puedo hacer! Escuchaste lo que ha pasado, no? Te lo pido, no le digas a nadie de Pollo y Pallina.’

‘A quien quieres que se lo diga?’

El teléfono suena de nuevo. Es Giulia.

‘Se puede saber quien se cayo dentro del teléfono?’

‘Hola Giuli. Lo siento, era mi hermana.’

Daniela va a su cuarto. Espera apenas que se cierre la puerta, después no resiste.

‘Giulia no sabes la noticia. Pallina es novia de Pollo!’

‘No!’

‘Si! Dema esta mal, pero te pido, no le digas a nadie!’

‘No claro, imaginate.’ Giulia escucha el resto de la historia, ya pensando que le dirían más tarde Giovanna y Stefania.

Babi sale de su cuarto. Tiene una camisa rosa pastel, abajo un pijama azul y en los pies pantuflas. Después de la ducha se recupero de la fatiga de trotar, pero no esta feliz del todo. Aquella noche la dieta no le permite más que una mísera manzana verde. Atraviesa el corredor. Justo en ese momento siente girar las llaves en la cerradura de la puerta. Su padre.

‘Papa!’ Babi corre a encontrarlo.

‘Babi.’

Su padre esta molesto. Babi se para.

‘Que paso? No me digas que no metí bien la Vespa, que no pudiste entrar en el garaje…’

‘Que me importa la Vespa! Hoy vinieron los Accado a verme.’

Con esas palabras Babi palidece. Como no lo pensó antes? Debía haberle contado todo lo que paso a sus padres.

Raffaella, que apenas había terminado de lavar dos manzanas blancas preparando así la cena, llega a la sala.

‘Que quieren de ti los Accado? Que paso? Que tiene que ver Babi con todo?’

Claudio mira a su hija.

‘No lo se. Dile tu Babi, que tienes q ver?’

‘Yo? Yo no tengo que ver con nada!’

Daniela aparece en la puerta.


‘Es cierto. Ella no tiene nada que ver!’ Raffaella se voltea hacia Daniela.

‘Quedate callada, nadie te pregunto.’

Claudio agarra a Babi por un brazo.

‘Quizás no será culpa tuya, pero el que estaba conmigo si tiene que ver! Accado esta en el hospital. Tiene el seto nasal fracturado en dos puntos. El hueso le ha entrado, el medico le dijo que bastaba medio centímetro mas para que le entrara en el cerebro.’

Babi se queda en silencio. Claudio la mira. Su hija se sorprende.

Le suelta el brazo. ‘Quizás no has entendido Babi, medio centímetro mas y Accado moría…’

Babi esta aterrada. El hambre se le paso. Ahora no quiere siquiera la manzana. Raffaella mira preocupada a la hija, después, mirándola así de sorprendida asume un tono calmado y tranquilo.

‘Babi, por favor, puedes contarme que paso?’

Babi alza los ojos. Son claros y miedosos. Es como si la viera por la primera vez esa noche. Comienza con un ‘nada mama’ y sigue adelante contándoles todo. La fiesta, los desastrosos, Chicco que llamo a la policía, ellos que hicieron como que huían pero que los esperaban abajo escondidos. El seguimiento, la BMW destruida. Chicco que se para, aquel muchacho con la moto azul que lo golpeo, Accado que interfiere y que ese muchacho también lo ha golpeado a el.

‘Pero como, y Accado te dejo con ese vándalo? Con ese violento y no te saco de ahí?’

Raffaella esta estupefacta. Babi no sabe que responder.

‘Quizás pensó que era un amigo mío, que se yo. Se solo que después de los golpes escaparon todos y quede sola con el.’

Claudio mueve la cabeza.

‘Claro que Accado escapo. Podía morir desangrado con esa nariz rota. Igual ya todo acabara con ese muchacho. Filippo lo denuncio. Hoy vinieron a mi oficina a contarme toda la historia. Dijeron que procederán por vías legales. Quieren saber el nombre y apellido de ese muchacho. Como se llama?’

‘Step.’

Claudio mira perplejo a Babi.

‘Como Step?’

‘Step. Así se llama. Al menos, siempre escuche que le dijeran así.’

‘Que, es americano?’

Daniela interviene.

‘Como va a ser americano papa! Es un apodo.’

Claudio mira a las hijas.

‘Pero este muchacho tendrá también un nombre?’

Babi le sonríe.

‘Claro que lo tendrá, pero yo no lo se.’

Claudio pierde de nuevo la paciencia.

‘Y como yo les digo a los Accado que mi hija sale a pasear con uno que no sabe como se llama.’

‘Yo no paseo con el. Estaba con Chicco… ya te lo dije.’

Raffaella interviene.

‘Si, pero después regresaste a casa en moto con el.’

‘Mama, si Chicco y los Accado habían escapado, como regresaba? Estaba ahí en la calle, de noche? Que hacia, regresaba a casa sola? Lo intente. Pero después de un rato se paro un loco con una Golf a fastidiarme, y me deje acompañar.’

Claudio no cree lo que oye.

‘Entonces a este Step le debemos agradecer entonces!’

Raffaella mira molesta a sus hijas.

‘No podemos dar esa imagen. Entendieron? Quiero saber rápido el nombre del muchacho. Esta claro?’ Babi se acuerda de esa mañana cuando hablaba con Daniela. Era muy temprano, ella tenia sueño todavía, pero no tiene dudas.

‘Dani, tu sabes como se llama. Dile!’

Daniela mira a Babi alterada. Pero que, esta loca? Decirlo? Denunciar a Step? Recuerda eso que le hicieron a Brandelli y muchas otras historias que ha escuchado. Le destruirían la Vespa, la golpearían. Escribirían cosas terribles en los muros de la escuela con su nombre y cosas que ni siquiera había hecho todavía. Denunciarlo?

En un solo segundo pierde la memoria.

‘Mama, yo solo se que se llama Step.’

Babi arremete contra la hermana.

‘Mentirosa! Eres una mentirosa! Yo no lo recuerdo, pero esta mañana me dijiste como se llamaba. Tu y tus amigas lo conocen muy bien.’

‘Pero que dices?’

‘Eres mala, no lo dices porque tienes miedo. Tu sabes como se llama.’

‘No, no lo se.’

‘Si que lo sabes!’

Babi de repente se detiene. Es como si algo en su mente se hubiera abierto, aclarado. Lo recuerda.

‘Stefano Mancini. Eso es su nombre. Lo llaman Step.’

Después mira a la hermana y cita sus palabras: ‘Yo y mis amigas le decimos 10 con honores.’

‘Así es Babi.’ Claudio saca del bolsillo una libreta donde siempre anota todo. Escribe el nombre antes de que se le olvide. Mientras escribe esta nerviosa. Leyó algo que debió haber hecho, pero ya es muy tarde.

Daniela mira a la hermana.

‘Te sientes orgullosa no? No entiendes que te harán? Te destruirán la Vespa. Te golpearan, escribirán acerca de ti en los muros de las escuela.’

‘Ve, la Vespa ya esta destruida. En los muros dudo que escriban algo, también porque no creo que alguno de ellos sepa escribir. Y si me quieren lastimar, mi papa me protegerá, verdad?’

Babi se gira hacia el. Claudio piensa en Accado, imagina el dolor que debe ser que te fracturen la nariz.

‘Claro Babi, aquí estoy yo.’

Se pregunta cuando será verdad esa afirmación. Quizás poco. Pero sirvió en el momento. Babi, ahora más tranquila, va a la cocina. Agarra su manzana verde y la lava de nuevo. Después, teniéndola agarrada en el vacío por la ramita que le sobresale, comienza a girarla. Cada giro, una letra. Cuando la ramita se suelta, esa, aquella es la inicial de alguien que piensa en ti. A, B, C, D. La rama se suelta con un sonido seco.

Salio la D. Quien conoce que inicie por D? Nadie, no le viene a la mente nadie. Por suerte no salio la S. Es difícil que esa ramita resista tanto. Pero aun si hubiese salio esa letra no se habría preocupado tanto tampoco. No tiene miedo. Babi pasa frente a su madre. Le sonríe. Raffaella la mira alejarse. Esta orgullosa de su hija. Babi si que salio como ella. No como Daniela. El miedo que tiene se justifica. Daniela es toda como su padre. Claudio pone su traje gris en la cama.

‘Tesoro, me compraste la cafetera grande?’

‘No, me olvide.’

Raffaella se encierra en el baño. Pero como, piensa Claudio, lo anote en la lista del mercado. Decide no decir nada, justificando así aun más el carácter de Daniela. Claudio, elige una camisa, la echa en la cama. Después lanza también su corbata preferida. Quien sabe, quizás esta noche podrá ponérsela.

Los padres salen, aconsejándoles como cada noche de no abrirle a nadie. Pronto después Babi baja en pijama y sin hacerse ver, esconde las llaves de la casa bajo la alfombra de la puerta. Quien sabe donde esta Pallina en ese momento. En la carrera de motos en la Olímpica. Quizás contenta.

Daniela esta en el corredor. Habla con Andrea Palombi en el teléfono mientras con un lapicero garabatea sus nombres y algunos corazones en una hoja. Andrea, escuchando que Daniela no le responde, se intriga.

‘Danie, pero que estas haciendo?’

‘Nada.’

‘Como que nada? Siento sonidos.’

‘Estoy escribiendo.’

‘Ah, y que escribes?’

‘Nada…’ miente. ‘Estoy haciendo dibujos.’

‘Ah, entiendo. Y tu dibujas cuando hablas conmigo?’

‘No, te escucho. Entendí todo.’

‘Entonces repite.’

Daniela suspira.

‘El lunes, miércoles y viernes vas al gimnasio y el martes y jueves a ingles.’

‘A que hora?’

Daniela piensa un momento.

‘A las cinco.’

‘A las seis. Ves que no escuchas?’

‘Claro que si, es que no lo recuerdo. Entendiste porque antes no podía hablar?’

‘Si porque estaban tus padres y se estaban despidiendo.’

‘Exacto: te decía si, aja, ehm. Y tu no entendías!’

‘Como puedo entender si no me lo dices?’

‘Como puedo decírtelo si ellos estaban enfrente mío? Pero si eres terco! Tengo una idea: debemos decidir una palabra convencional para cuando no podamos hablar.’

‘Como…?’

‘Que se yo, pensemos…’

‘Podemos decir el nombre de mi escuela de ingles.’

‘Cual es?’

‘Viste que no me escuchabas! British.’

‘Si, British me gusta.’

Babi pasa en ese momento y se para frente a la hermana.

‘Es posible que siempre estas en el teléfono?’

Daniela no le responde. Decide usar rápido la nueva palabra.

‘British.’

Andrea se mantiene por un momento perplejo. ‘Que pasa, no puedes hablar?’

‘Claro! Si no porque diría British? Así, de la nada. Entonces no lo habíamos decidido así?’

‘Esta bien, pero como se yo que ahora no puedes hablar?’

‘Eh no, lo debes saber. Dije British.’

‘Si, pero pensé que quizás estabas probando como sonaba.’

Su discusión que no era precisamente algo como metafísica fue interrumpida de repente por la voz de una señorita de Telecom.

‘Atencion. Llamada local urgente para el numero…’

Daniela y Andrea se quedan en silencio. Escuchan las primeras cifras que decidirían a cual de los dos es el que lo están buscando. ‘3… 2…’

Daniela cubre la voz de la señorita. ‘Es para mi. Debe ser Giulia!’

‘Hablamos después?’

‘Si, te llamo cuando termine. British!’ Andrea ríe. En ese caso quiere decir algo más o menos como ‘te quiero mucho’.

‘Yo también.’ Cuelgan. Babi mira a la hermana. Extraño que haya terminado así rápido.

‘Han hecho una llamada loca urgente.’

‘Me parecía! Es muy extraño que tú termines solo porque yo te lo dije. Serán papa y mama molestos que deben decir algo y siempre consiguen ocupada la línea.’

‘Como va a ser! Seguramente es Giulia. Habíamos quedado en que hablaríamos después.’

Se mantienen esperando en silencio cerca del teléfono. Listas para alzarlo en el primer timbrazo. Como dos participantes en un quiz televisivo donde debes presionar primero el botón y dar la respuesta exacta. El teléfono suena. Daniela es más veloz.

‘Giulia?’ Respuesta equivocada. ‘Ah, discúlpeme, si ya se la paso. Es para ti.’ Babi le quita el auricular de las manos de Daniela.

‘Si, Alo?’

Ese sentimiento de satisfacción se vuelve rápido una pena grave. Es la madre de Pallina. Daniela sonríe. ‘No tardes tanto, ok?’

Babi trata de darle con una patada. Daniela la esquiva.

Babi se concentra en la llamada. ‘Ah, si señora, buenas noches.’ Escucha a la madre de Pallina. Naturalmente quiere a su hija. ‘Verdaderamente esta durmiendo.’ Después, arriesgando como nunca: ‘Quiere que la despierte?’ Babi entrecierra los ojos y aprieta los dientes esperando la respuesta.

‘No, no te preocupes. Te lo puedo decir a ti.’

Ya paso todo.

‘Mañana en la mañana logre hacer la cita para el análisis de sangre. Así que debes decirle que no coma nada desde que se levante y que la vengo a buscar yo a las siete. Entrara a la segunda hora, si no se hace muy tarde.’ Babi ahora esta relajada.

‘Si, de todas formas a la primera hora es religión…’ Babi piensa que esa materia para su amiga es del todo inútil. El alma de Pallina, entre mentiras y novios violentos, ya se perdió completamente.

‘Por favor Babi, no dejes que coma.’

‘No señora, no se preocupe.’

Babi cuelga. Daniela le pasa cerca lista para adueñarse de nuevo del teléfono.

‘Te fue bien verdad?’

‘Le fue bien a Pallina. Si la atrapa ya es su problema. Yo que entro en todo?’ Babi prueba rápido a llamar al teléfono de Pallina. Nada que hacer: esta apagado. Es cierto. Esta durmiendo en mi casa y aquí no agarra. Que teléfono usar? Pero de que me preocupo? A lo mas se arriesga es ella. No me debo ni preocupar.

Babi se hace una manzanilla. Dos pedazos de limón, una bolsa de azúcar dietética y se echa en el sofá. Las piernas dobladas hacia adentro, los pies metidos bajo un cojin, donde hace mas calor. Daniela naturalmente vuelve a llamar a Andrea. Le cuenta la historia de Pallina, la llamada de la madre, la mentira de Babi y tantas otras cosas que para los dos son divertidísimas. En la televisión de la sala hay muchos cambios de canal. Una transmisión de la civilizacion antigua, una historia de amor más contemporánea, un quiz muy difícil. Babi se queda un momento en el sofá pensando. No. Esta respuesta no la sabe. La voz de Daniela llega desde el corredor, alegre y divertida. Palabras de amor se confunden dulces entre risas frescas. Babi apaga la tele. Pallina debería regresar antes de las siete.

‘Buenas noches Dani.’

Daniela sonríe a la hermana.

‘Buenas noches.’

Babi no intenta siquiera de repetirle a la hermana de no ocupar tanto el teléfono. De que serviría? Se lava los dientes. Coloca en la silla el uniforme para el día siguiente, prepara el morral y se mete en la cama. Reza un poco mirando el suelo. Se encuentra distraída. Apaga la luz. Gira en la cama tratando de dormir un poco. No puede. Y si Pallina iría directo hacia la escuela? Ella es capaz de todo. Quizás amanece y hace que Pollo la lleve a Falconieri cuando su mama la viene a buscar acá. Tonta Pallina! Sale de la cama y se viste veloz. Se mete un suéter y un par de jeans, después va el cuarto de Daniela y agarra los zapatos Superga azules. Pasa frente a la hermana. Todavía en el teléfono.

‘Voy a avisarle a Pallina.’

Daniela la mira emocionada.

‘Vas a la Serra? Quiero ir yo también!’

‘A la Serra? Yo voy a la Olímpica. Donde hacen las carreras.’

‘Eh! Se llama la Serra.’

‘Y porque?’

‘Por todas las flores que esta a los lados de la calle! Por esos que murieron.’

Babi se pasa la mano por la frente.

‘Solo faltaba esto… La Serra!’

Agarra la chaqueta poniéndoselo en el corredor y trata de salir. Daniela la para.

‘Te lo pido, Babi, llevame contigo!’

‘Que pasa, todas están locas ahora? Tú, Pallina y yo que vamos a la Serra. También podríamos hacer una carrera en moto no?’

‘Si te pones una correa fuerte te eligen ellos y te llevan detrás, anda llevate la mía, imaginate que divertido, ser la groupie…’

Babi piensa en que estaría durmiendo ahorita. Todo es inútil. Se sube el cierre de la chaqueta. Le parece estar frente a un conductor de programas con un quiz todo para ella. Que vas a hacer allá? Porque vas a la Serra, entre ramos de flores para esos que murieron? En esa calle donde grupos de desencadenados en moto arriesgan tener el mismo fin? La respuesta le parece fácil. Va a avisarle a Pallina de regresar antes de las siete. Esa Pallina que ama estar en los lugares más absurdos, que no sabe nada de latín. La Pallina que ella ama soplarle las respuestas aun si esto le cuesta una nota. Si, ella va sobretodo por Pallina. O al menos esto es lo que ella misma quiere creer.

‘Daniela, no lo repito mas. Cuelga ese teléfono.’ Después sale corriendo, con un gancho entre los cabellos y el corazón que extrañamente le late fuerte.


A los bordes de esa gran calle de amplia curva hay mucha gente. Algunas Jeep Patrol con las puertas abiertas disparan música a todo volumen. Muchachos con cabellos rubios teñidos, con camisetas y gorras americanas, pretenden ser surfistas y en poses de estatuas se pasan, felices, una cerveza. Un poco más allá, cerca de un Maggiolone descubierto, otro grupo, un poco más realista, se aproxima para fumarse una marihuana. Mas adelante, algunos señores en busca de una velada emocionante, están cerca de un Jaguar. Cerca de ellos, otra pareja de amigos miran divertidos esa absurda carrocería. Motos que van sobre una sola rueda, motos que corren veloces rugiendo, frenando y acelerando, chicos que pasan de pie sobre los pedales mirando si hay gente conocida, otros que saludan amigos.

Babi con su Vespa arreglada afronta la dulce subida. Al llegar arriba, se queda sin palabras. Bocinas diversas, agudas y profundas, suenas como enloquecidas. Motores fuertes se responden rugiendo. Luces de faros, colorados de maneras diversas, iluminan la calle como si fueran una enorme discoteca.

En una pequeña parte hay un kiosco móvil que vende bebidas y panes calientes. Esta haciendo muchos negocios. Babi se para ahí frente y mete el seguro a la Vespa. Lo cierra. Una Free sobre una sola rueda le pasa tan cercano que Babi casi pierde el equilibrio. Un chico de quince años máximo deja caer de nuevo la rueda del frente riendo alocadamente. Frena haciendo un gran ruido y vuelve a ir por el sentido inverso. Se alza de nuevo con las piernas fuera de su puesto, ligeramente desequilibrado.

Babi mira distraída todo. Después se pone a caminar, tropieza con un tipo con los cabellos peinados, una chaqueta negra de piel y un zarcillo en el oído derecho. Parece tener un gran susto.

‘Mira por donde vas, no?’

Babi se disculpa. Ahora mucho más se pregunta que esta haciendo en ese lugar. A un cierto punto ve a Gloria, la hija de los Accado. Esta ahí, sentada en el suelo, sobre una chaqueta de jeans. Cerca de ella esta Dario, su novio. Babi se les acerca.

‘Hola Gloria.’

‘Hola, como estas?’

‘Bien.’

‘Conoces a Dario?’

‘Si, ya nos hemos visto.’

Se intercambian una sonrisa tratando de recordar donde y cuando.

‘Escucha, lo siento por lo que paso a tu papa.’

‘Ah si? A mi no me importa de verdad. El esta bien. Así aprende a meterse en sus propios asuntos. Siempre se entromete, siempre quiere salirse con la suya. Finalmente consiguió alguien que lo metiera en su puesto.’

‘Pero es tu padre!’

‘Si pero también es una gran ladilla.’

Dario prendió un cigarrillo.

‘Estoy de acuerdo. Dile a Step gracias de mi parte. Sabes que nunca me deja subir a su casa? Debo siempre esperar abajo para salir con Gloria. No es que me importa no verlo. Es una cuestión de principios, no?’

Babi piensa que principios serán esos. Dario le pasa el cigarrillo a Gloria.

‘Claro, si se la hubiera dado yo la golpiza, hubieran sido muchos problemas.’

Dario se comienza a reír.

Gloria fuma, después mira a Babi sonriendo.

‘Y que, ahora eres algo de Step?’

‘Yo? Estas loca? Me despido, debo conseguir a Pallina.’

Se aleja. Se ha equivocado. Los dos son unos locos. Una hija feliz porque su papa fue golpeado. Su novio molesto porque no lo hizo el. Cosas increíbles. Sobre una pequeña escalera, detrás de una red, esta Pollo. Esta sentado sobre una gruesa moto y habla alegremente con una chica que tiene abrazada entre las piernas. La chica tiene un gorro azul con la visera y escrito NY al frente. Los cabellos negros recogidos le salen del gorro entre la visera y el final. Tiene puesta una chaqueta con los bordes blancos plastificados como típica porrista americana. La correa que se usa para ser groupie, un par de pantalones azul oscuros y los zapatos combinados la hacen ver un poco más italiana. Esa loca desencadenada que ríe y mueve divertida la cabeza y besa cada tanto a Pollo, es Pallina. Babi se les acerca. Pallina la ve.

‘Hola, que sorpresa!’ Va a su encuentro y la abraza. ‘Que feliz estoy, viniste!’

‘Yo para nada. De hecho, quiero irme lo mas rápido posible!’

‘A propósito, que haces acá? No es de cretinos venir a las carreras?’

‘Si, eres una cretina. Llamo tu mama!’

‘No…? Y que le dijiste?’

‘Que dormías.’

‘Y te creyó?’

‘Si.’

Pallina suelta un suspiro. ‘Menos mal!’

‘Si, pero dijo que mañana en la mañana te buscaba rápido, que debes hacer los análisis y saltar la primer ahora.’

Pallina da un salto de alegría.

‘Siiii!’ Su entusiasmo dura poco. ‘Pero mañana tenemos religión a primera hora, no?’

‘Si.’

‘Que mal, no puedo hacer los análisis el viernes que toca italiano?’

‘Bueno, igual te pasara buscando a las siete, así que trata de regresar pronto ok?’

‘Pero quédate!’ Pallina agarra Babi bajo su brazo y la lleva hacia Pollo. ‘A que hora termina esto?’

Pollo sonríe a Babi que lo saluda forzada.

‘Rápido, a lo mas dos horas y termina todo. Después iremos a comer una buena pizza, esta bien?’

Pallina mira entusiasmada a la amiga.

‘Anda, no te hagas la muerta!’ Dice mientras Pollo sonríe y prende un cigarrillo. ‘Sabes que aquí esta Step… será feliz de verte.’

‘Si, pero no lo seré yo! Pallina, yo regreso a casa. Trata de llegar rápido. No quiero tener problemas con tu mama por tu culpa!’

Babi mira una placa en el suelo por el borde de la calle. Esta sobre una madera, y en el centro esta la foto de un muchacho cerca de un circulo mitad negro, mitad blanco. El símbolo de la vida. Esa misma vida que el muchacho no tiene más. Y después una escritura: ‘Era veloz y fuerte, pero con el, el señor no se comporto como un verdadero señor. No le quiso dar la revancha. Los amigos.’

‘Bellos amigos que son! Y también se la dan de poetas! Prefiero estar sola que tener amigos como ustedes que me ayudan a triturarme.’

‘Que rayos vienes a hacer acá si nada te parece bien?’ Dice Pollo botando el cigarro.

Después, su voz. ‘Es posible que no puedes estar de acuerdo con alguno? Tienes un carácter de verdad.’

Es Step. Parado frente a ella con su sonrisa arrogante.

‘Se da el caso que yo estoy de acuerdo con todos. En mi vida nunca existieron discusiones, quizás porque siempre frecuente un cierto tipo de gente. Últimamente mis conocidos han empeorado, quizás por la culpa de alguien…’ Mira directo a Pallina que alza los ojos al cielo suspirando.

‘Lo se, de cualquier forma que lo pongas, siempre es mi culpa.’

‘Ah porque, acaso no vine acá solo para avisarte?’

‘Ah entonces, no viniste por mi?’ Step se para enfrente. ‘Estaba seguro que habías venido para verme correr…’

Se acerca peligrosamente su cara a la de ella. Babi lo esquiva superándolo.

‘Pero si ni sabia que estabas.’ Se ruboriza.

‘Lo sabia, lo sabia. Te pusiste toda roja. Viste, no debes decir mentiras, no eres capaz.’

Babi se queda en silencio. Se molesta con ese maldito rubor y su corazón que, desobediente, le late veloz. Step lentamente se le acerca. Su cara esta de nuevo muy cerca de la de Babi. Le sonríe.

‘No entiendo porque te preocupas tanto. Tienes miedo de decirlo?’

‘Miedo? Miedo yo? De quien? De ti? Tú no me das miedo. Me das risa. Quieres saber algo? Yo esta noche te denuncie.’ Esta vez es ella que se acerca a la cara de Step. ‘Entendiste? Le dije que fuiste tú que golpeaste al señor Accado. Aquel que le diste el cabezazo. Dije tu nombre. Imaginate que tanto miedo te tengo…’

Pollo baja de la moto y se dirige veloz hacia Babi.

‘Idiota…’

Step lo detiene.

‘Calma Pollo, calma.’

‘Como que calma, Step? Ella te arruino! Después de todo lo que paso, otra denuncia y te quitan todo el resto. Vas directamente a prisión, a la cárcel.’

Babi se queda estupefacta. Esto no lo sabía. Step tranquiliza al amigo.

‘No te preocupes Pollo, no sucederá. No terminare en prisión. Quizás iré a lo mas a un tribunal.’ Después, volteado hacia Babi: ‘Aquello que cuenta es lo que se dice en el proceso, cuando tu serás llamada a dar el testimonio en contra de mi. Ese día no dirás mi nombre. Estoy seguro. Dirás que no fue yo. Que no tengo nada que ver.’

Babi lo mira como si fuera un duelo.

‘Ah si? Y estas tan seguro?’

‘Claro.’

‘Piensas que me das miedo?’

‘Absolutamente no. Ese día, cuando iremos al tribunal, estarás tan loca por mi que harías cualquier cosa por salvarme.’

Babi se queda un momento en silencio, después explota en una risa.

‘El loco serás tu que te convences de eso. Yo ese día diré tu nombre. Te lo juro.’

Step le sonríe seguro.

‘No jures.’

Un pitazo largo y seguro. Todos se voltean. Es Siga. En el centro de la calle esta un hombre bajo como de treinta y cinco años. Tiene una chaqueta de piel negra. Es respetado por todos. Alza los brazos. Es la señal. La primera carrera, la de las groupies. Step se voltea hacia ella.

‘Quieres venir detrás mío?’

‘Viste, es cierto. Estas loco.’

‘No, la verdad es otra. Tienes miedo.’

‘No tengo miedo!’

‘Entonces haz que Pallina te preste su correa, no?’

‘No apoyo las carreras de idiotas.’

Una moto azul oscuro se para enfrente. Es Maddalena. Saluda a Pallina con una sonrisa, después ve a Babi. Las dos chicas se miran fríamente. Maddalena se sube la chaqueta.

‘Me llevas Step?’ Muestra la correa apropiada.

‘Claro pequeña. Ponle seguro a tu moto.’

Maddalena le lanza una mirada de satisfacción a Babi, después le pasa al lado para ponerle el candado a su moto. Step se acerca a Babi.

‘Que malo, te hubieras divertido. A veces el miedo es una cosa fea. No te deja vivir los momentos más bellos. Es una especie de maldición si no sabes vencerla.’

‘Ya te lo dije, no tengo miedo. Anda a correr si te divierte tanto.’

‘Vas a apoyarme?’

‘Me voy a casa.’

‘No puedes, después de que pita nadie puede moverse.’

Pallina se le acerca.

‘Si, es así. Anda Babi. Quédate aquí conmigo. Así vemos esta carrera y nos vamos juntas después.’

Babi asiente. Step se le acerca y con un movimiento ágil le quita la bandana que tiene en la cintura. Babi no tiene tiempo de pararlo.

‘Devuelvela!’

Trata de agarrarla. Step la tiene en alto con la mano. Babi trata de golpearlo en plena cara, pero Step es más veloz. Le para la mano en el aire y la aprieta fuerte. Los ojos azules de Babi se ponen claros. La esta lastimando. Orgullosa como es, no dice nada. Step se da cuenta. Deja de apretarla.

‘No lo hagas nunca mas.’

Después la suelta y se monta en la moto.

En ese momento llega Maddalena y se monta detrás de el. Se pone al contrario como dice el reglamento y se ata a el con la correa. La moto sale justo a tiempo cuando ella logra cerrar la correa en el último hueco. Maddalena lleva las manos hacia atrás y se las lleva a los lados. Después alza la cara. Babi esta ahí viéndola. Las dos chicas intercambian una última mirada.

Después Step alza la moto, Maddalena cierra los ojos aguantándose de el. La cinta los aguanta. Step cae en dos ruedas y acelera para ponerse en el centro de la calle, listo para la carrera. Alza el brazo derecho. En su muñeca, resplandeciente y alegre, esta la bandana de Babi.

De repente, tres motos aparecidas de la nada, van al centro de la calle. Todos tienen detrás a una chica sentada al contrario. Las groupies miran alrededor. Una locura de chicas y chicos están frente a ellos. Las miran divertidos. Algunas las conocen y gritan sus nombres. Otros le saludan con la mano buscando tener su atención. Pero las groupies no le responden. Todas tienen las manos detrás y se aprietan al conductor por el miedo de soltarse en la salida. Siga reúne las apuestas. Los señores del Jaguar apuestan más que todos. Uno de ellos apuesta a Step. Otro de ellos apuesta al de al lado con la moto de colores. Siga recoge el dinero y se lo mete en el bolsillo de enfrente de la chaqueta, con cierre. Después alza el brazo derecho y se mete el pito en la boca. Hay un momento de silencio. Las chicos en las motos están todos mirando al frente, listos para salir. Las groupies están sentadas detrás, de espaldas. Tienen los ojos cerrados. Todas menos una. Maddalena quiere saborear el momento. Adora las carreras. Las motos corriendo. Tres pies izquierdos empujan el pedal hacia abajo. Con un único rumor suenan al mismo tiempo. Están listas. Siga baja el brazo y pita. Las motos salen de frente, casi inmediatamente sobre una sola rueda, veloces y rugiendo. Las groupies se sujetan fuertes a sus hombres. Volteadas con la cara hacia el suelo, ven la calle correr bajo de ellas, dura y terrible. Con la respiración aguantada, el corazón a dos mil, el estomago en la garganta. Corren detrás a cien, ciento veinte, ciento cuarenta. El primero a la derecha rompe. Baja la rueda de enfrente, tocando tierra con un golpe fuerte, empujando los amortiguadores. La moto tiembla, pero no pasa nada. Aquel que esta cerca acelera más. La moto sube de nuevo, la chica, sintendose casi vertical, grita. El chico, asustado, quizás también porque es su novia, suelta el acelerador frenando. La moto baja delicadamente. Una bestia de Kawasaki como de trescientos kilos baja con dulzura como si le hubiesen ordenado, baja el frente, tocando el suelo, como un pequeño avión sin alas.

Step sigue en la competencia, jugando con el freno y el acelerador. Su moto, proyectada siempre a la misma altura, parece inmóvil, sostenida por un hilo transparente en la penumbra de la noche. Vuela así, aguantado de las estrellas. Maddalena mira la calle correr, las rayas blancas casi invisibles se mezclan una con la otra y aquel gris asfalto parece un mar que suave, liso, sin ondas, navega silencioso bajo ella. Step llega de primero entre los gritos de alegría de los amigos presente y la felicidad del señor que apostó por el, no tanto por el dinero ganado, sino por haberle ganado a su amigo que lo llevo a ese lugar.

Dario, Schello y cualquier otro amigo se precipitan a darle cumplidos. Una mano hermana no bien diferenciada en medio del grupo le ofrece una cerveza aun fría. Step la agarra al vuelo, le da un trago largo, después se la masa a Maddalena.

‘Fuiste muy buena, nunca te moviste. Eres la groupie perfecta.’

Maddalena bebe un poco, después baja de la moto y le sonríe.

‘Hay momentos en que hay que quedarse quietos y otros en que hay que saber moverse. Estoy aprendiendo no?’

Step le sonríe. Es increíble.

‘Si, estas aprendiendo.’

La mira alejarse. También tiene un cuerpo hermoso. Llega Pollo que se monta detrás en su moto.

‘Anda, vamos donde Siga. Vamos a ver cuanto ganaste!’

‘No mucho, me daban de favorito!’

‘Coño, ya no eres una buena jugada. Debes perder alguna carrera, así dejas de ser favorito. Quizás también haces una bella caída y después jugamos todo en la última donde ganas. Clásico no? Como las películas americanas.’

‘Si, pero la caída la hago con tu moto!’

‘Entonces no! Apenas la arregle.’

‘Step! Step!’ El se voltea. Es Pallina desde encima del muro cerca de la red llamándolo. ‘Increible! Eres el mejor.’

Step le sonríe. Después ve a Babi que esta al lado. Alza el brazo derecho mostrando la bandana azul.

‘Fue solo suerte!’ Grita Babi desde lejos.

Step mete la primera, y con Pollo detrás hace espacio entre la gente y se aleja para retirar el merecido premio.

Frente a Babi y Pallina se para Maddalena. Tiene una chica rubia, un poco rellena detrás de la moto. Su amiga tiene los pies sobre los pedales y esta levantada, pero la rueda posterior esta igual casi pegando del suelo. Maddalena mastica una menta Vigorsol con la boca abierta.

‘No fue solo suerte. Es sobretodo coraje, valor. Se puede saber que hacen dos tontas como ustedes en un lugar como este?’

La tipa rellena de atrás sonríe.

‘Y sobretodo como salen sin uniforme? No son dos de esas idiotas de la Falconieri? Dicen que son todas unas refinaditas!’

Pallina se ajusta la gorra.

‘Escucha cretina! Pero que tienes contra nosotras? Si hay algo que te molesta dilo y ya. No le des tantos rodeos.’

Maddalena apaga la moto.

‘Pasa que tienes la correa para correr y no te lo puedes permitir.’

‘Y quien lo dice?’

‘Entonces porque no corriste?’

‘No compitió mi novio. Yo solo corro con Pollo. Por que, si no lo sabias…’ Pallina se voltea a la chica detrás de Maddalena. ‘…pero yo, estoy con Pollo.’

La chica hace una mueca. Se esta sonrojando. Pallina lo dijo a propósito. Sabe que esta interesada en el.

Maddalena señala a Babi.

‘Y ella? Ella que hace acá? No lleva siquiera la correa. Que, no sabes que este lugar esta reservado a las groupies? O corres o te vas.’

Babi se voltea hacia Pallina suspirando.

‘Solo faltaba la estupida de turno.’

Maddalena se da cuenta.

‘Que has dicho?’

Babi le sonríe.

‘Dije que estoy esperando mi turno.’

Maddalena se queda quieta. Quizás de verdad no lo escucho. Babi abre la chaqueta de Pallina.

‘Rápido, dame esta correa.’

‘Que? Estas bromeando?’

‘No, anda, dámela. Si es tan emocionante ser groupie entonces quiero probar.’ La abre. Pallina la para.

‘Mira que si te la pones y te eligen, debes correr. Una vez vino aquí una chica que se puso la correa por casualidad, porque le gustaba. Bueno, la hicieron montarse en la moto y debió correr a la fuerza.’

Babi la mira curiosa.

‘Bueno? Como termino todo?’

‘Bien, no le paso nada, no se cayo. Pero tú la conoces. Es Giovanna Bardini, la de la segunda sección E.’

‘Pero quien, esa nerd? Entonces lo pueden hacer todos!’

Pallina le pasa la correa.

‘Si, pero no se si no lo notaste… Giovanna de ahí en adelante nunca mas volvió a usar una correa de ese tipo.’

Babi la mira. Pallina hace una mueca graciosa. Después comienzan las dos a reír. En realidad, tratan solo de dramatizar el momento. Maddalena y la amiga las miran fastidiadas.

Babi se mete la correa y dice con sarcasmo.

‘Wow, que increíble! Ahora también soy una groupie.’

Un tipo atemorizante pasa con la moto enfrente. Tiene la parte baja de los cabellos completamente rapadas y un cuello grueso le sale de una chaqueta verde militar con detalles naranjas.

‘Dale groupie, tu allá arriba. Montate detrás.’

Babi se señala incrédula.

‘Quien, yo?’

‘Quien mas? Anda, muevete que pronto comienza.’

‘Hola Madda.’ El tipo, aparte de su aspecto terrible, tiene también otro punto en su contra. Es un amigo de Maddalena.

Babi se acerca a Pallina.

‘Bueno, adiós, yo voy. Después te cuento como es.’

‘Si, claro.’

Pallina esta frente a ella, preocupada.

‘Mira Babi… lo siento.’

‘Pero no, que dices. Pienso que es bien ser la groupie y quiero probar. Tu no entras en nada.’

Pallina la abraza y le dije al oído: ‘Eres la mejor.’

Babi le sonríe, después se dirige hacia el tipo con la moto. Por un momento se acuerda de esa frase. La escucho justo esa mañana y le provoco una bella nota. Da mala suerte? Maldición a Pallina, a las groupies y a cuando se mete en la cabeza de ser la mejor.

El tipo acelera sin problema de gastar la gasolina. Babi tiene algún problema para montarse en la moto de espalda. El tipo la ayuda. Babi se ajusta la cinta. El tipo la agarra, se la pone al nivel del corazón y se la regresa a la mano. Babi llega con suerte a ajustarlo en el último hueco. Es más o menos gordo. Y como si no bastara, Maddalena le da una palmada con fuerza a la chaqueta del tipo.

‘Dale, acelera todo. Estoy segura que ganas!’ Después sonríe a Babi: ‘Veras como te diviertes aquí detrás. Danilo corre de maravilla.’

Babi no da tiempo de responderle. El tipo acelera y va adelante. Danilo! Eso es lo que significa la D que esta en su moto. D. Como Danilo. O peor, como destino. La moto frena. Babi por el frenazo termina golpeándose contra la espalda de Danilo.

‘Calma, niña.’

La voz calida y profunda del tipo que debería, según el, tranquilizarla tiene el efecto contrario. Dios mío, piensa Babi.

‘Calma, niña.’ Debe ser una pesadilla despierta. Esta correa que me aprieta por el corazón. Yo este tipo de correas nunca me las puse, ni siquiera cuando estaban de moda. Debe ser un castigo. Un tipo con una venda en el ojo y una moto amarilla esta a su izquierda. Hook. Lo ha visto alguna vez en Plaza Euclide. Detrás de el hay una chica con los cabellos rizados y un rubor muy pesado. Esta feliz de ser la groupie. La chica la saluda. Babi no responde. Tiene la garganta seca. Se voltea a la otra parte. Un bello chico alto, con los cabellos largos y un pequeño arete en la oreja, se para a su derecha. Tiene la cubierta de la moto pintado con aerógrafo. Tiene un horizonte con un grueso sol en el centro, con ondas sobre una playa. Un tipo que surfea. Seguramente el surf es menos peligroso que ser la groupie. Abajo tiene una escritura: ‘El baila…’ Babi se inclina hacia delante pero no puede leer más. El resto de la escritura esta cubierta por los pantalones del tipo. El chico saca afuera del bolsillo un pedazo de papel. Se alza sobre sus piernas acercándose al espejo. Lo gira hacia lo alto mirando hacia arriba. La luna aparece reflejada adentro. Babi mira la cubierta. Ahora si puede leer todo: ‘El Bailarín’. Claro, ha escuchado de el. Dicen que se droga. El Bailarín abre la bolsita de papel sobre el espejito. La redonda blancura de la luna se cubrió del blanco de un polvo menos inocente. El bailarín se inclina hacia delante. Si apoya sobre un billete de diez euros enrollado y aspira. La luna regresa de repente a reflejarse. El bailarín pasa el dedo sobre el espejo, recoge los últimos pedazos de esa felicidad artificial y se la pasa por los dientes. Sonríe sin algún motivo real. Químicamente feliz. Se enciende un cigarrillo. La chica detrás de el tiene los cabellos recogidos por un pañuelo y parece no haberse dado cuenta de nada. Sin embargo, se deja ofrecer el cigarrillo. No es valido. No se puede correr drogados. No es deportivo. Si después le hacen el antidoping lo descubren. Pero que estoy diciendo? Esto no es una carrera de caballos! No hay nada legal. Si puedes drogarte. Se va a ciento cincuenta por hora sobre una sola rueda con una pobrecita detrás.

Yo soy esa pobrecita.

Le provoca llorar. Maldición Pallina! Step apenas se mete sus ciento cincuenta euros en el bolsillo cuando Pollo le da un codazo.

‘Hey, mira quien esta ahí.’ Pollo indica las motos que van a salir. ‘Esa que esta detrás de la moto de Danilo no es la amiga de Pallina?’

Step se acerca acelerando. No es posible. Es Babi.

‘Es cierto.’ Agita el brazo con la bandana y grita su nombre.

‘Babi!’ Siente que la llama. Es Step. Lo reconoce, allá en el fondo justo frente a ella. La esta saludando. ‘Tiene mi bandana.’ Susurra casi a si misma. ‘Te lo pido Step, hazme bajar, ayúdame. Step, Step!’ Después suelta la mano para decirle que se acerque. En ese momento, Siga pita. El publico grita. Las motos salen al frente acelerando. Babi se vuelve a agarrar rápido a Danilo, aterrorizada. Todas las tres motos suben en una rueda. Babi se consigue a si misma con la cabeza hacia abajo. Le parece estar casi por tierra. Ve el asfalto correr veloz bajo ella. Trata de gritar mientras la moto ruge y el viento le desordena los cabellos. No le sale nada. La correa le aprieta fuerte la barriga. Le provoca vomitar. Cierra los ojos. Es aun peor. Siente que se desmayara. La moto continua a correr sobre una sola rueda. La rueda enfrente baja un poco. Danilo acelera más. La moto se alza de nuevo, Babi se encuentra más cercana al asfalto. Cree que se caerá. Un toque al freno y la moto regresa ligeramente abajo. Va mejor. Babi mira alrededor. La gente ahora es solo un grupo lejano, coloreado, ligeramente borroso. Todo alrededor, silencio. Solo el viento y el sonido de las otras motos. El bailarín esta ahí a su derecha detrás de ellos. Sus cabellos largos están tensos en el viento y la rueda delantera casi inmóvil en el aire. Hook esta ligeramente mas lejos.

Danilo esta ganando. Ella esta ganando. Maddalena tiene razón. ‘Corre de maravilla.’ Babi esta exaltada. Siente un sonido a su derecha. Se voltea. El bailarín acelero mas subiendo. La moto se alza mucho. Un golpe seco al freno. La rueda del frente cae muy veloz. La moto trata de alzarse de nuevo, El bailarín la trata de aguantar. El manubrio se le fuga de las manos. La moto va a la izquierda, yendo de lado, y de nuevo a la derecha. El bailarín y la chica detrás, atados juntos, vienen desarmados de ese caballo con motor, hecho de pistones y cilindros enloquecidos. Terminan en el suelo todavía atados. Después su cinta se rompe, deslizan así, aun cercanos, por poco, girando y dando vueltas de un lado a otro de la calle. La moto, ahora libre, continua veloz su carrera. Después cae lateralmente, desliza sobre el asfalto, chilla y da muchas mas vueltas. Al final da una especie de giro, vuela cerca de Babi, alta en la penumbra de la noche. Salta hacia el cielo, llega al menos a cinco metros, con el faro todavía prendido ilumina todo alrededor, hace un arco luminoso. Después, con un último giro, cae golpeando y destrozándose, dejando atrás miles pedazos de acero y de la cubierta pintada. Sutiles llamas de fuego cada vez más débiles la acompañan hasta el final de su carrera. Hook y Danilo se detienen. El grupo lejano se queda en silencio por un momento, después todos salen. En manada de Vespas, SH 50, Peugeot robadas, motos de pequeños o grandes cilindros, Yamaha, Suzuki, Kawasaki, Honda.

Un ejército de motociclistas avanza rápido. Todos corren al lugar del incidente. El bailarín se alzo. Se aguanta sobre una sola pierna. La otra sale fuera del jeans roto, herida y fracturada, perdiendo sangre por la rodilla. Un visible abultamiento debajo de la chaqueta arriba muestra que el hombro se le salio, mientras que por el frente la sangre oscura le desciende por el cuello. El Bailarina mira su moto destruida. Se dobla y acaricia la cubierta. Una parte de la playa se rompió. El surfista desapareció, transportado por la onda mucho mas dura del asfalto destructor.

La chica esta tirada en el suelo. El brazo derecho se sacude descompuesto lateralmente. Esta roto. Llora por el susto, sollozando fuerte. Babi se libera de la correa. Baja de la moto. Los primeros pasos son inseguros. No logra dominar sus piernas por la emoción. Entra en el grupo. No conoce a ninguno. Siente los lamentos de la chica tirada por tierra. Busca a Pallina. En un momento escucha otro pitazo. Más largo. Que es? Comienza otra competencia terrible? No entiende. Todos comienzan a correr en todas las direcciones. La gente la tropieza. Las motos le pasan por al lado. Escucha las sirenas. No muy lejos aparecen los carros. Sobre sus techos de colores azules brillantes. La policía. Solo faltaba esta. Debe alcanzar su vespa. Alrededor están muchachos que escapan. Alguno grita, otros se tropiezan peligrosamente. Una chica con la moto cae a pocos metros de ella. Babi se pone a correr. Otros carros de la municipal se paran alrededor. Ahí esta. Ve su vespa parada frente a ella, a pocos metros de distancia. Esta a salvo. De repente, algo la para. Alguien la agarra por los cabellos. Es un oficial. La empuja con fuerza haciéndola caer al suelo, halándola con violencia desde atrás por los cabellos. Babi grita del dolor, tirada en el asfalto, mientras algunos mechones se despegan. En un momento, el policía la suelta. Un golpe en plena barriga ha hecho que se doblara en dos abandonando la presa. Es Step. El policía trata de responder. Step le da un empujón violento que lo hace terminar en el suelo. Después ayuda a Babi a alzarse, la hace subir en su moto detrás de el y sale acelerando. El policía se recupera, se monta en un carro cerca con un colega al volante y parten a su persecución. Step pasa fácilmente entre la gente y las motos paradas de la municipal. Algunos fotógrafos avisados de esa redada llegaron al lugar y toman fotos. Step se levanta sobre una rueda y acelera. Supera otro policía que con la señal roja le hace señas de pararse. Alrededor, flash enloquecidos. Step apaga las luces y se baja hacia el manubrio. El carro de la municipal con el oficial golpeado supera lateralmente el grupo y, con la sirena chillando, esta rápido detrás.

‘Cubre la placa con el pie.’

‘Que?’

‘Cubre el ultimo numero de la placa con el pie.’

Babi tira hacia atrás la pierna derecha tratando de cubrir la placa. Se desliza dos veces.

‘No lo logro.’

‘Dejalo así. Es posible que no sabes hacer nada?’

‘Se da el caso que nunca he tenido que escapar en una moto. Seguramente hubiera querido evitarlo hoy también.’

‘Preferias que te hubiera dejado en manos de ese policía que quería tu cráneo?’

Step acelera y gira a la derecha. La rueda detrás se desliza ligeramente marcándose en el asfalto. Babi se aprieta a el y grita:

‘Frena!’

‘Estas bromeando? Si ellos me atrapan me quitan la moto.’

El carro de la municipal se pone detrás de ellos persiguiéndolos en la calle. Step vuela rápido por la bajada. Ciento treinta, ciento cincuenta, ciento ochenta… se siente la sirena sonar lejos. Se están acercando. Babi piensa lo que le dijo su madre:

‘No te atrevas a montarte atrás de ese muchacho. Mira como maneja… es peligroso.’ Tiene razón. Las madres siempre tienen razón. Sobretodo la suya.

‘Frena. No quiero morir. Ya me lo imagino mañana lo que leeré en los periódicos. Joven chica muere en una persecución con la municipal. Frena, te lo pido.’

‘Pero si mueres como vas a leer los periódicos?’

‘Step pararte! Tengo miedo! Ellos quizás disparen.’

Step acelera de nuevo y se voltea repentinamente a izquierda. Se meten en una calle que tiene un campo semidesierto. Hay algunas villas con un muro alto y una cerca. Tienen algún segundo. Step frena.

‘Apurate, baja. Esperame aquí y no te muevas. Te paso a buscar apenas no los tenga detrás…’

Babi baja volando de la moto. Step sale de nuevo a toda velocidad. Babi se pega al muro cercano de la entrada de la villa, escondiéndose. Justo a tiempo. El carro de la municipal pasa justo en ese momento. Pasa rápido frente a la villa y prosigue a perseguir la moto. Babi se tapa las orejas y cierra los ojos para no escuchar el sonido chillón de la sirena. La maquina desaparece lejos, detrás de aquel pequeño farolito rojo. Es la moto de Step que con las luces apagadas, ahora solo, corre veloz en la oscuridad de la noche.


Pollo se para con la moto frente a la residencia de Babi. Pallina baja y va a donde el portero. ‘Hola, ha regresado Babi?’

Fiore, medio somnoliento, duda un poco a reconocerla.

‘Ah, hola Pallina. No, la vi salir en la Vespa, pero todavía no ha regresado.’

Pallina regresa donde Pollo: ‘Para nada.’

‘No te preocupes, si esta con Step esta bien. Veras que dentro de un poco estará acá. Quieres que te acompañe?’

‘No, voy arriba. Quizás esta en problemas y llama a la casa. Mejor que este alguno que pueda responderla.’ Pollo prende la moto.

‘El primero que sepa algo, llama.’

Pallina lo besa, después se va. Pasa debajo de la barra y se aleja hacia la subida del complejo. Cuando esta a mitad del camino se voltea. Pollo la saluda. Pallina le manda un beso con la mano, después desaparece por la izquierda y sube las escaleras. Pollo mete primera y se aleja. Pallina alza la alfombra. Las llaves están allí, como acordaron. Tarda un poco encontrando la correcta para la puerta. Sube al primer piso y abre lentamente la puerta. Del corredor llega una voz. La reconoce. Es Daniela. Esta hablando por teléfono.

‘Dani, donde están tus papas?’

‘Pallina, que haces aquí?’

‘Responde, donde están?’

‘Salieron.’

‘Bien! Cuelga, rápido. Debes dejar libre el teléfono.’

‘Pero estoy hablando con Andrea. Y Babi donde esta? Fue a buscarte.’

‘Por eso debes trancar. Quizás Babi llama. La ultima vez que la vi estaba en la moto con Step perseguida por la municipal.’

‘No?!’

‘Si!’

‘Que asombrosa es mi hermana.’


El polvo lentamente desapareció. Nubes densas y grises vuelan en lo alto, en el cielo sin luna. Todo alrededor es silencioso. Ni una luz. Solo un pequeño faro lejano pegado al alto muro de una casa. Babi se pega al muro. La golpea el olor fuerte de fertilizante esparcido en el campo. Una brisa ligerea mueve las hojas de los árboles. Se siente sola y perdida. Esta vez es cierto. Tiene miedo. A la derecha, lejos, siente un galopar de caballos. Sementales perdidos en un campo oscuro. Se dirige hacia el pequeño faro. Camina lenta, a lo largo del muro, con la mano apoyada al mismo, atenta a donde mete los pies, entre pedazos de hierba alta y salvaje. Habrá culebras? Un viejo recuerdo del libro de ciencia la tranquiliza. Las culebras no salen de noche. Pero las ratas si. Alrededor debe estar lleno. Las ratas muerden. Leyendas urbanaza. Recuerda algún amigo de un amigo, que lo mordió una rata. Murió en poco tiempo de Lepto algo. Terrible. Maldición a Pallina. De repente un sonido a su izquierda. Babi se para. Silencio. Después una rama rota. De golpe algo se mueve veloz hacia ella, corriendo, asomándose entre las ramas. Babi esta aterrorizada. La mancha oscura frente a ella deja ver un un gran perro de cabello oscuro. Babi mira el can que avanza veloz ladrando en la noche. Babi se voltea y comienza a correr. Casi resbala con unas piedras. Regresa a correr, arranca en la oscuridad, corriendo al frente, sin ver donde va. El perro esta detrás. Avanza amenazante, gana terreno. Ladra feroz. Babi alcanza la cerca. Hay una fisura en lo alto. Mete la mano, después la otra, al final consigue un apoyo para los pies. Derecha, izquierda y arriba, logra subir. Salta en la oscuridad, evitando por un segundo esos dientes blancos y afilados. El perro termina contra la cerca. Rebota con un golpe sordo. Comienza a correr hacia el frente y atrás ladrando, tratando inútilmente el modo de alcanzar su pesa. Babi se alza. Se golpeo las manos y rodillas cayendo hacia delante en la oscuridad. Se metió en algo calido y suave. Es fango. Se le mete lentamente por toda la chaqueta y los jeans. Sobre las manos adoloridas. Trata de moverse. Las piernas están hundidas hasta la rodilla. El perro corre lejos a lo largo de la cerca. Babi espero que no haya una entrada. Lo puede oír ladrando, ahora mas feroz porque no logra alcanzarla. Bueno, mejor este fango que sus mordidas. Después, de repente, un olor acre, ligeramente dulce, le pega de golpe. Acerca la mano sucia a su cara. La huele. El campo por un momento parece envolverla y hacerla suya. Oh no! Estiércol! El cambio no es tan conveniente.


Pallina sale a la puerta, la acompaña lento para no dejar que cierre. Después toma las llaves del bolsillo, se inclina, alza el tapete y las pone en el lugar establecido. Babi todavía no ha llamado. Pero al menos así no debe tocar para entrar. En ese momento siente el sonido de un carro. De la curva del patio sale una Mercedes 200. Los padres de Babi. Pallina deja caer el tapete y se mete en la puerta. Deja que cierre de golpe a su espalda. Corre rápido hacia el corredor.

‘Dani rápido, llegaron tus papas.’

Daniela esta frente al refrigerador, presa del hambre usual de las dos de la madrugada. Pero esta vez deberá ayunar. Dieta forzada. Lanza la puerta del frigorífico. Corre a su cuarto y se encierra dentro. Pallina entra en el cuarto de Babi y se mete en la cama toda vestida. El corazón le late fuerte. Se pone a escuchar. Siente el sonido del portón del garaje que cierra. Es cosa de minutos. Después en la oscuridad del cuarto ve el uniforme en la silla. Babi lo preparo antes de salir, en caso de no regresar temprano. Como es precisa, pobre Babi. Esta vez esta en problemas. Si Pallina supiera donde termino Babi, no perdería la oportunidad de echarle broma. Esta vez esta de verdad metida en la mierda, aun si es de caballo.

Pallina se sube las sabanas hasta el mentón y se voltea hacia el muro, mientras una llave gira ruidosa el cerrojo de la puerta de la casa.


Step va por la avenida del río Tevere, supera dos o tres carros, después mete la tercera y acelera. La municipal la tiene siempre detrás. Si alcanza la plaza Trilussa, lo lograra. Del espejo ve el carro que se acerca peligroso. Dos carros frente a el. Step acelera. Tercera. La moto chilla al avanzar. Pasa rápido entre las puertas. Una de los dos automóviles frena asustado. El otro continúa su camino en medio de la calle. El conductor, ebrio, no se dio cuenta de nada. La municipal para siempre a la derecha. Las ruedas suben sonando sobre el borde de la acera. Step ve la plaza Trilussa frente a el. Acelera de nuevo. Corta la calle por la derecha y se dirige a la izquierda. El conductor ebrio frena de golpe. Step se mete en una pequeña calle frente a la fuente que une otras calles. Pasa en medio de bajas columnas de mármol. La policía municipal frena bloqueada frente a las columnas. No puede pasar. Step acelera. Lo logro. Los dos policías bajan del carro. Les da solo tiempo de ver una pareja de enamorados y un grupo de chicos que suben veloces sobre la pequeña acera dándole paso a ese loco con la moto de faros apagados. Step continúa a correr veloz por un rato. Después mira en el espejo. Detrás de el esta todo tranquilo. Solo algún carro lejano. El trafico de la noche. Ya no lo sigue nadie. Prende las luces. Falta solo que lo pararan por eso.


Claudio abre el frigorífero y se sirve un vaso de agua. Raffaella va hacia los cuartos de dormir. Antes de ir a dormir siempre les da el beso de las buenas noches a sus hijas, un poco por hábito, pero también para estar segura que han regresado. Esa noche no debían siquiera salir. Pero uno nunca sabe. Es mejor revisar. Entra en el cuarto de Daniela. Camina sin hacer ruido, atenta a no tropezar con el tapete. Pone una mano sobre la cama. La otra la apoya en la pared. Después se dobla al frente, lentamente, y con los labios le toca el cachete. Duerme. Raffaella se aleja en la punta de sus pies. Cierra lento la puerta. Daniela se voltea lentamente. Se alza apoyándose en un codo. Ahora viene lo bueno.

Raffaella baja silenciosa la manilla y abre la puerta de Babi. Pallina esta en la cama. Ve el reflejo de luz del corredor que lentamente se plasma alargándose sobre las paredes. El corazón le comienza a latir veloz. Y ahora, si me descubren que les cuento? Pallina se mantiene inmóvil de espaldas, tratando de no respirar. Siente el sonido de un collar: debe ser la mama de Babi. Pallina reconoce su perfume. Es ella. Mantiene la respiración, después siente el beso de ella tocándole la cara. Es el beso suave y afectuoso de una madre. Es cierto. Las mamas son todas iguales. Preocupadas y buenas. Pero también para ellas las hijas son idénticas? Espera que si. Raffaella arregla el cubrecama, la tapa delicadamente con el borde de la sabana. Repentinamente se detiene. Pallina se queda inmóvil, en espera. Descubrió algo? La reconoció? Siente un ligero sonido. Raffaella estaba inclinada. Puede sentir la respiración calida cerca, demasiado cerca. Después nota los pasos ligeros que se alejan. La débil luz del corredor desaparece. Silencio. Pallina se gira lentamente. La puerta esta cerrada. Finalmente respira. Ya paso.

Se inclina hacia el frente. Porque la mama de Babi se inclino? Que estaba haciendo? En la oscuridad del cuarto sus ojos acostumbrados a la penumbra consiguen rápido la respuesta. A los pies de la cama, perfectamente unidas, están las pantuflas de Babi. Raffaella las arreglo en su puesto, ordenadamente. Listas para acoger a los pies de su hija en la mañana, cuando aun están calientes de sueño. Pallina se pregunta si su mama haría lo mismo. No. Ni lo pensaría. Alguna noche se quedo despierta esperando su beso. Una inútil espera. Su madre y su padre regresaron tardes. Los escucho charlar, pasar frente a su puerta y seguir de largo. Después el sonido. La puerta del cuarto de ellos cerrándose. Y con esa, sus esperanzas desvanecían. Bueno, son madres diferentes. Siente escalofríos extraños por todo el cuerpo. No, no quisiera a Raffaella como mama de todas formas. Después de todo no le gusta su perfume. Es muy dulce.


Step desemboca en la calle. Llegando frente al portón donde la dejo, frena alzando una nube de polvo. Mira alrededor. Babi no esta allí. Suena la bocina. Ninguna respuesta. Apaga la moto. Trata de llamarla. ‘Babi.’

Nada. Desapareció. Va a encender la moto, cuando siente un movimiento a la derecha. Viene de detrás de la cerca.

‘Estoy aquí.’

Step mira entre las tablas de madera oscura. ‘Donde?’

‘Aquí!’ Una mano sale en un espacio libre entre una tabla y otra.

‘Pero que haces ahí atrás?’

Step mira sus grandes ojos azules. Brillan solitarios sobre su mano, en el espacio. Están iluminados por la débil luz de la luna y parecen asustados.

‘Babi, sal de ahí.’

‘No puedo, tengo miedo!’

‘Miedo? De que?’

‘Hay un perro enorme ahí atrás, y no tiene cadena.’

‘Pero donde? Aquí no hay ningún perro.’

‘Estaba antes.’

‘Bueno, ahora ya no esta.’

‘Igual no puedo salir.’

‘Y porque?’

‘Me da pena.’

‘Pero que te da pena?’

‘De nada, no quiero decirte.’

‘Te la das de cretina ahora? Bueno, ya me moleste. Ahora enciendo la moto y me voy.’

Step prende la moto. Babi bate las manos entre las tablas.

‘No, espera!’

Step apaga de nuevo la moto.

‘Entonces?’

‘Ya salgo, pero prométeme que no te reirás.’

Step mira hacia esos ojos azules, después se pone la mano derecha en el corazón.

‘Lo prometo.’

‘Lo prometiste, no?’

‘Si, ya te lo dije…’

‘Seguro?’

‘Seguro.’

Babi mete las manos entre las fisuras, preocupada que ninguna astilla la lastime. Un ‘Ay’ ahogado. Step sonríe. No fue tan cuidadosa después de todo. Babi esta en la cima de la reja, se desliza y comienza a bajar. Al final da un salto. Step gira el manubrio de la moto hacia ella iluminándola con el faro.

‘Pero que hiciste?’

‘Para escapar del perro tuve que saltar la cerca y me caí.’

‘Te ensuciaste toda de fango?’

‘Quizás… es estiércol.’

Step arranca a reír.

‘Dios mío, estiércol… no, no es posible. No puedo.’

No logra parar la risa.

‘Me dijiste que no te reirías. Lo prometiste.’

‘Si, pero esto es demasiado. Estiércol! No puedo creerlo. Tú en el estiércol. Es muy bello. Es el máximo!’

‘Yo sabia que no me podía confiar. Tus promesas no valen nada.’

Babi se acerca a la moto. Step deja de reír.

‘Para! Quieta. Que haces?’

‘Como que hago? Subo.’

‘Pero que, estas loca? Quieres subir en mi moto así?’

‘Claro, sino que hago, me desnudo?’

‘Ah, no se. Pero sobre mi moto así de sucia no subes. Menos con estiércol!’ Step comienza a reír de nuevo. ‘Es que no puedo…’

Babi lo mira exhausta.

‘Pero que, estas bromeando?’

‘Absolutamente no. Si quieres te doy mi chaqueta y así te cubres. Pero quitate esa ropa de encima. Si no, juro que detrás de mi no subes.’

Babi suspira. Esta enloquecida por la rabia. Lo supera pasándole cerca. Step se tapa la nariz, exagerando.

‘Dios… es insoportable…’

Babi le da un golpe, después va detrás de la moto, cerca del faro trasero.

‘Mira, Step. Te juro que si, mientras me desnudo tu te volteas, te salto encima con todo el estiércol que tengo.’

Step se mantiene mirando hacia el frente.

‘De acuerdo. Avísame cuando te deba pasar la chaqueta.’

‘Mira que lo digo en serio. No soy como tu. Yo mantengo mis promesas.’

Babi revisa una ultima vez que Step no se voltee, después se quita el suéter lentamente, teniendo cuidado a no ensuciarse. Debajo no tiene casi nada. Se arrepiente de no haberse puesto una camiseta por haberse vestido tan rápido. Mira de nuevo a Sep. ‘No te voltees!’

‘Y quien se esta moviendo?’

Babi se dobla hacia delante. Se quita los zapatos. Basta un momento. Step es rapidísimo. Ajusta el espejo lateral izquierdo inclinándolo hacia ella, cuadrando su imagen. Babi se alza de nuevo. No se dio cuenta de nada. Lo mira de nuevo. Bien. No se ha volteado. En realidad Step, sin ser visto, la esta mirando. Esta reflejada en su espejo. Tiene un sostén de encaje transparente y la piel de gallina por todos los dos brazos. Step sonríe.

‘Te quieres mover, cuanto falta?’

‘Casi termino, pero no te voltees!’

‘Te dije que no lo haré, deja el sermón, apurate.’

Babi se desabotona los jeans. Después, lentamente, tratando de ensuciarse lo menos posible, se dobla de frente acompañándolos hasta los pies, ahora desnudos sobre ese frío asfalto lleno de polvo. Step inclina abajo el espejo siguiéndola con la mirada. Los jeans bajan lentamente mostrando sus piernas lisas y pálidas en esa pobre luz nocturna. Step canta ‘You can leave your hat on.’ Imitando la voz de Joe Cocker.

‘Podrias dedicarte a ser stripper…’

Babi se gira de golpe. Sus ojos iluminados por el débil faro rojo encuentran la mirada divertida de Step que sonríe malicioso por el espejo.

‘Nunca me voltee, no?’

Babi se libera rápida de los jeans y salta detrás de el sobre la moto en ropa intima.

‘Horrible infame, eres un bastardo! Un puerco!’ Lo llena de puños. Sobre los hombres, en el cuello, en la espalda, en la cabeza. Step se dobla hacia delante tratando de alejarse como pueda.

‘Ay, basta! Que hice malo? Solo di una miradita, nunca me voltee no? Mantuve mi palabra… Ay! Mira que sino no te doy la chaqueta.’

‘Que? No me la darás? Entonces yo agarro mis jeans y te los planto en tu cara, quieres ver?’

Babi comienza a quitarle la chaqueta por las mangas.

‘Esta bien. Esta bien. Basta! Calmate. No le hagas así. Eso, ya te lo doy.’

Step se lo deja quitar. Después prende la moto. Babi le da un último golpe.

‘Puerco!’ Después se pone veloz la chaqueta tratando de cubrirse lo más posible. Los resultados son escasos. Las dos piernas se mantienen afuera, incluido el borde de las panties.

‘Hey… sabes que no estas para nada mal? Deberías lavarte un poco mas a seguido… pero tienes de verdad un lindo culo… en serio.’

Ella trata de golpearlo en la cabeza. Step baja de golpe riendo. Mete primera y parte. Después hace como si estuviera oliendo el aire.

‘Hey, pero no hueles ese olor extraño?’

‘Cretino! Maneja!’

‘Parece estiércol…’

En ese momento de un arbusto a la derecha, un poco mas adelante, sale el perro. Corre hacia ellos ladrando. Step lo alumbra con la moto. El perro se mantiene por un momento mareado por el faro. Sus ojos rojos brillan rabiosos en la noche. Los dientes aparecen chillando, blancos y afilados.

Basta solo ese momento. Step acelera hacia delante. El perro sale rápido tras ellos. Toca por un pelo la moto saltando de lado con la boca abierta. Babi grita. Sube las piernas desnudas y se aguanta con fuerza a Step abrazándolo por la cintura con ellas. El perro la falla por un segundo. La moto acelera. Primera. Segunda. Tercera. Acelerando al máximo. Se aleja en la noche. El perro la persigue con rabia. Después, lentamente pierde terreno. Al final se para y se queda ladrando a lo lejos. Al rato viene lentamente envuelto de una nube de polvo y desaparece así como apareció. La moto continua su carrera en el húmedo frío de los campos verdes. Babi todavía tiene las piernas agarradas a la cintura de Step. Lentamente la moto baja la velocidad. Step le acaricia la pierna.

‘Por un pelo, no? Sino después estas bellas cosas iban a ver un feo final! Era cierta entonces la historia del perro…’

Babi le quita la mano de la pierna y la hace caer de lado.

‘No me toques.’ Se echa hacia atrás en la silla, metiendo los pies de nuevo abajo y se cierra la chaqueta. Step le pone de nuevo la mano en la pierna. ‘Te dije que no me tocaras con esa mano!’ Babi se la quita. Step sonríe y cambia de mano. Babi le quita también la mano derecha.

‘Ni con esta puedo?’

‘No se que es peor, el perro que corría detrás o el puerco que tengo adelante!’ Step ríe, agita la cabeza y acelera.

Babi cierra la chaqueta. Que frío! Que velada! Que alboroto! Maldición a Pallina. Vuelan en la noche. Al final llegan sanos y salvos a su complejo. Step se para frente a la barra. Babi se voltea hacia frío. Lo saluda. El portero la reconoce y alza la barra. La moto pasa apenas es posible, sin esperar que la barra termine su recorrido hacia lo alto. Fiore no puede hacer menos que echar un ojo a las bellas piernas de Babi que salen friolentas de debajo de la chaqueta. Que cosas le toca ver. En sus tiempos, ninguna chica salía con minifaldas de ese tipo. Babi ve la cerradura del garaje pasada. Los suyos ya habían regresado. Un peligro menos. Que cosa les podría inventar si la hubieran atrapado en ese momento en la moto detrás de Step y sobretodo en ropa intima? Prefiere no pensarlo, no tiene tanta imaginación. Baja de la moto. Trata de cubrirse lo más que puede con la chaqueta. Nada que hacer. Todavía deja entrever el borde de las panties.

‘Bueno, gracias por todo. Escucha, la chaqueta te la lanzo desde la ventana.’

Step le mira las piernas. Babi la baja un poco, logra que la cubra un poco mas pero el resultado es todavía escaso. Step sonríe.

‘Quizás nos veamos alguna otra vez. Veo que tienes argumentos muy interesantes.’

‘Ya te dije que eres un puerco, verdad?’

‘Si, me parece que si… entonces te vengo a buscar mañana en la noche.’

‘No creo que pueda. No lograría pasar otra velada como esta.’

‘Porque, no te divertiste?’

‘Muchisimo! Yo siempre hago la groupie, cada noche. Me dejo perseguir por la policía un poco, bajo volando en medio de un campo perdido, me dejo arrinconar por un perro rabioso y para terminar, me lanzo en el estiércol. Nado un poco ahí y después regreso a mi casa en ropa interior.’

‘Con mi chaqueta encima.’

‘Ah claro… lo olvidaba.’

‘Y sobretodo no me has dicho una cosa…’

‘Que cosa?’

‘Que hiciste todo eso conmigo.’

Babi lo mira. Que tipo. Tiene una sonrisa bellísima. Lastima que este tan mal. Se refiere a su carácter. Acerca del físico no tiene nada que decir. Ella decide sonreírle. No es un gran esfuerzo del todo.

‘Si, tienes razón. Bueno, me despido.’

Babi hace para irse. Step le agarra la mano. Esta vez con dulzura. Babi se resiste un poco, pero después se deja llevar. Step la lleva hacia el, acercándola a la moto. La mira. Tiene los cabellos largos, despeinados, llevados hacia atrás por el frío viento de la noche. Su piel es blanca, helada. Los ojos intensos, buenos. Es bella. Step deja deslizar una mano debajo de la chaqueta. Babi abre más los ojos, ligeramente asustada, emocionada. Siente su mano subir, extrañamente no la siente fría. Por lo alto de la espalda. Se para en la cerradura del sostén. Babi lleva veloz su mano hacia detrás. Se la quita de encima. Step le sonríe. ‘Eres una buena groupie sabes? Eres valiente, mucho. Es cierto que no me tienes miedo. Me denunciaras?’

Babi asienta. ‘Si.’ Susurra.

‘En serio?’

Babi vuelve a asentar con la cabeza. Step la besa en el cuello, muchas veces, delicadamente.

‘Lo juras?’

Babi asienta de nuevo, después cierra los ojos. Step continúa a besarla. Va a la cara, le toca las mejillas frescas, las orejas frías. Un soplo calido y provocante le da un escalofrío mas abajo. Step se le acerca al borde rosado de los labios. Babi suspira temblante. Después abre la boca, lista a aceptar su beso. En ese momento, Step se separa. Babi se mantiene un momento así, con la boca abierta, los ojos cerrados, soñadores. Después los abre de repente. Step esta frente a ella con los brazos cruzados. Sonríe. Niega con la cabeza.

‘Ay Babi, Babi. Así no va. Soy un puerco, un animal, una bestia, un violento. Dices, dices, pero a la final siempre quedas conmigo… y te hubieras dejado besar. Viste como haces? Eres incoherente!’

Babi se vuelve roja de la rabia.

‘Eres de verdad un estupido!’

Comienza a golpearlo con una descarga de puños. Step trata de protegerse mientras ríe. ‘Sabes que me recordaste antes? Un pez rojo que tenia cuando era pequeño. Estabas ahí con la boca abierta, igual que el cuando le cambiaba el agua y se me salía afuera en el lavandero…’ Babi lo centra con una cachetada.

‘Ayyy!’ Step se toca la mejilla divertido. ‘Mira que estas equivocada, con la violencia no se obtiene nada. Lo dices siempre tú! No es que si me golpeas te beso. Quizás lo haría, si me prometieras que no me denunciaras…’

‘Yo te denuncio como sea. Veras! Terminaras en la cárcel, te lo juro.’

‘Ya te dije que no debes jurar… en la vida nunca se puede decir…’

Babi se aleja veloz. La chaqueta le sube descubriendo un buen trasero cubierto por pequeñas panties claras. Trata de cubrirse como puede mientras mete la llame equivocada en la cerradura.

‘Hey, la chaqueta la quiero ahora.’

Babi lo mira con rabia. Se quita la chaqueta y lo lanza al suelo. Se queda en sostén y panties, en el frío, con lágrimas en los ojos. Step la mira complacido. Tiene un bello físico, para nada malo. Recoge la chaqueta y se lo mete. Babi maldice esas llaves. Donde termino esa del portón? Step se prende un cigarrillo. Quizás ha hecho mal en no besarla. Bueno, será para otra vez. Babi finalmente adivina la llave, abre el portón y entra. Step va detrás de ella.

‘Pecesito, no me vas a dar el beso de las buenas noches?’

Babi le lanza el portón en la cara. A través del vidrio, Step no puede escuchar lo que dice, pero lo lee fácilmente en sus labios. Le aconseja, mejor dicho, le ordena de ir a lavarse cierta parte. Step la mira alejarse. Claro, si ese lugar seria tan bello como el que tiene ella, no le molestaría hacerlo.

Babi abre lentamente la puerta de la casa, entra y la cierra sin hacer ruido. Camina en la punta de los pies en el corredor y se mete en su cuarto. Esta a salvo! Pallina prende la pequeña luz de la mesita de noche.

‘Babi eres tu! Menos mal, estaba tan preocupada! Pero que haces así sucia? Te desnudo Step?’

Babi agarra la camisa de noche de la gaveta.

‘Termine en el estiércol!’

Pallina huele el aire.

‘Es cierto, se siente. No sabes que miedo tuve cuando vi esa moto cayendo. Por un momento pensé que habías sido tú. Eres increíble. En serio. Les enseñamos a esas dos gafas. Hey, y que le paso a mi correa?’

Babi le da una mirada fría.

‘Pallina, no quiero escuchar mas de correas, de groupies, de Pollo, de carreras y de historias de este tipo. Claro? Es mejor para ti si te callas, sino te tiro fuera de mi cama a patadas y te hago dormir en el suelo. Mejor, te saco de la casa!’

‘No te atreverías!’

‘Quieres probar?’

Pallina la mira. Decide que no es el momento de ponerla a prueba. Babi va hacia el baño.

‘Babi.’

‘Que pasa?’

‘Di la verdad. Te divertiste bastante con Step, no?’

Babi suspira. Nada que hacer, es irreparable.


Step sube el portón, atraviesa el jardín sin hacer sonido. Después se acerca a la ventana. La cerradura fue alzada. Quizás no ha regresado todavía. Toca con los dedos el vidrio. Las cortinas claras se abren. En la oscuridad aparece la cara sonriente de Maddalena. Deja ir las cortinas y abre rápido la ventana.

‘Hola, que andabas haciendo?’

‘Me persiguió la policía.’

‘Todo bien?’

‘Si, todo esta bien. Espero que no hayan agarrado la placa.’

‘Apagaste las luces?’

‘Claro.’

Maddalena se aleja. Step escala ágilmente el muro y entra en su cuarto.

‘Ve lento. Mis papas regresaron hace rato.’

Maddalena cierra la puerta con llave, después salta en su cama y se mete bajo las sabanas.

‘Brrr… que frío hace!’ Le sonríe. Se quita la camisa de noche por la cabeza y la deja caer a los pies de Step. La débil luz de la luna entra por la ventana. Sus pequeños senos perfectos se ven claros en la oscuridad. Step se quita la chaqueta. Por un momento le parece oler el aroma del campo. Es extraño, le parece que esta mezclado a un perfume extraño. No le hace mucho caso. Se desnuda y entra en la cama. Se acuesta cerca de ella. Maddalena lo abraza fuerte. Step desliza rápido la mano, le acaricia la espalda, las caderas. Se para entre sus piernas. Maddalena suspira a su toque y lo besa. Step pone sus piernas entre las suyas. Maddalena lo para. Se acerca a la mesita de noche. Busca tocando el stereo. Presiona REW. Esta regresando una cinta. Un sonido seco le avisa que llego al principio. Maddalena presiona PLAY.

‘Listo.’

Regresa entre sus brazos.

‘Así mejor.’ Lo besa con pasión. De la cinta del stereo salen bajas las notas de la canción ‘Me casare contigo porque’. La voz de Eros acompaña dulcemente sus suspiros.

Es cierto, quizás ella es la mujer mas adecuada para el. Maddalena sonríe. Susurra entre el fresco rumor de las sabanas:

‘Esta es una de las veces en las cuales es mejor saber moverse, cierto?’

‘Cierto.’

Step le besa el seno. Esta seguro. Madda es la mujer mas adecuada para el. Después, de repente, se recuerda que era ese extraño perfume que tenia la chaqueta. Es perfume Caronne. Se acuerda también a quien pertenece. Por un momento, en la oscuridad de ese cuarto, ya no esta tan seguro.


Un sonido insistente. El despertador.

Pallina lo apaga. Se desliza fuera de la cama sin hacer ruido y se viste. Mira a Babi. Apenas se movió y duerme todavía tranquila boca arriba. Pallina se acerca al pequeño estante de madera pegado al muro. U2, All Saints, Robbie Williams, Elisa, Tiziano Ferro, Cremonini, Madonna. Quiere algo especial. Ahí esta. Controla el volumen y lo baja. Apenas toca la tecla play. Alex Britti dulcemente comienza a cantar. El volumen es justo. Babi abre los ojos. Se voltea sobre la almohada terminando boca abajo. Pallina le sonríe.

‘Hola.’

Babi se voltea de la otra parte. Su voz llega un poco ahogada.

‘Que hora es?’

‘Las siete menos cinco.’

Pallina se le acerca y la besa en una mejilla.

‘Paz?’

‘Minimo quiero un helado cornetto de chocolate de Lazzareschi.’

‘No hay tiempo, dentro de poco mi mama estará aquí, debo ir a hacerme el análisis.’

‘Entonces no hay paz.’

‘Anoche fuiste de verdad increíble.’

‘Ya te dije que no quería escuchar nada mas de eso.’

Pallina alarga los brazos.

‘Okey, como quieras. Hey, que cosa le digo a tu madre si la encuentro mientras salgo?’

‘Buenos días.’

Babi le sonríe y se echa encima el cubrecama. Pallina agarra el morral con el cuaderno y se lo pone en la espalda. Esta feliz, hicieron las paces. Babi es muy buena, y ahora también es una groupie.

Pallina cierre lento la puerta detrás de ella, atraviesa en la punta de los pies el corredor. La puerta de la casa todavía esta cerrada con llave. Abre la cerradura, y justo cuando va a salir siente una voz detrás de ella.

‘Pallina!’

Es Raffaella, en un pijama rosa, la cara sin maquillar, ligeramente hinchado y sobretodo somnoliento. Pallina decide seguir el consejo de Babi y con un ‘Buenos días señora’ se va hacia las escaleras. Sale por el portón. Su mama no ha llegado todavía. Se sienta en un muro mientras espera. El sol sale frente a ella, el gasolinera levanta las cadenas de las bombas, algunos señores salen rápidos del kiosco de periódicos frente, llevándose bajo el brazo el peso de noticias mas o menos catastróficas.

En la luz del día no le quedan dudas. No quisiera a Raffaella como madre, absolutamente, aun si es mas puntual que la suya.

Babi entra en el baño. Encuentra su cara en el espejo. No es de las mejores. Hacer la groupie no te hacer ser mas bonita, al menos no a ella. Abre el agua fría, la deja correr por un momento, después se lava con fuerza la cara.

Daniela aparece detrás de ella.

‘Cuentame todo! Como te fue? Como es la Serra? Es de verdad tan divertida como dicen? Encontraste alguna amiga mía?’

Babi abre el tubo de la pasta de dientes, comienza a empujarlo desde el fondo tratando de hacer el doblez que Daniela le hizo justo a la mitad.

‘Es una idiotez. Un grupo de idiotas que arriesga inutilmente la vida y cada tanto alguno la pierde.’

‘Si, pero hay tanta gente? Que hacen? Donde se va después? Has visto a las groupies? Que valentía no? Yo nunca podría ser una!’

‘Yo lo fui…’

‘En serio? Fuiste una groupie? Guau! Mi hermana es una groupie.’

‘Oh, no es así gran cosa, te aseguro, y ahora déjame prepararme.’

‘Siempre haces así! Contigo no hay satisfacción. Que ventaja hay de tener una hermana mayor si no te cuenta nada? Igual ya hemos decidido Andrea y yo que la próxima semana vamos nosotros! Y si quiero, también hago de groupie!’ Daniela sale del baño. Babi sonríe a si misma, termina de lavarse los dientes y agarra el cepillo. Nada que hacer. Daniela se ha vengado a distancia. Algunos largos cabellos negros están pegados inmovibles y enredados en el cepillo. Babi los recoge con la mano y los bota en el inodoro. Después baja el agua y comienza a peinarse.

Daniela aparece detrás de la puerta.

‘Donde metiste los zapatos Superga que te preste anoche?’

‘Los bote.’

‘Como que los botaste? Mis Superga nuevos…?’

‘Escuchaste bien, los bote. Terminaron en estiércol y estaban arruinados, los tuve que botar. También porque sino Step no me traía a la casa.’

‘Terminaste en estiércol, después Step te trajo acá? Y cuando fuiste la groupie?’

‘Antes.’

‘Detrás de Step?’

‘No.’

Daniela con los pies desnudos sigue a Babi hasta su cuarto.

‘Bueno Babi, me cuentas como fue todo?’

‘Escucha Dani, hagamos un pacto, si tu de hoy en adelante limpias el cepillo después de que te peines, yo dentro de unos días te cuento todo. Esta bien?’

Dani bufa.

‘De acuerdo.’

Después regresa a su cuarto. Babi se pone el uniforme. No le contaría nunca, lo sabe. Daniela quizás habría limpiado el cepillo por los primeros días y después se le olvidaría. Es más ingeniosa que ella.

Raffaella entra al cuarto de Babi.

‘Pallina durmió aquí?’

‘Si mama.’

‘Y donde?’

‘En mi cama.’

‘Pero como es posible? Cuando yo vine anoche a besarte estabas solo tu.’

‘Llego mas tarde. No podía estar en su casa porque la mama hacia una cena.’

‘Y donde estaba antes?’

‘No lo se.’

‘Babi, no quiero ser responsable también de ella. Piensa que le hubiera sucedido algo y su madre supiera que estaba en otro lado en vez de acá…’

‘Tienes razón mama.’

‘La próxima vez que ella venga a dormir quiero saberlo con tiempo.’

‘Pero yo te lo dije, antes de que tu salieras anoche, no recuerdas?’

Raffaella se para un momento a pensar.

‘No, no lo recuerdo.’

Babi le sonríe ingenuamente como diciendo ‘y yo que puedo hacer?’. De igual forma sabe perfectamente que no lo podría recordar. Nunca se lo dijo.

‘No quisiera nunca tener por hija a una como Pallina. Siempre saliendo de noche haciendo quien sabe que. No me gusta esa chica, terminara mal, veras.’

‘Pero mama, ella no hace nada malo, le gusta divertirse pero te aseguro que es buena.’

‘Lo se, pero te prefiero a ti.’

Raffaella le sonríe y la acaricia la quijada, después sale del cuarto. Babi sonríe. Sabe como engañarla. Lleva ya un tiempo diciéndole muchas mentiras. Decide que debería dejar de hacerlo. Pobre Pallina, aun cuando no tiene nada que ver resulta culpable. Decide perdonarla. Claro, hay que resolver el problema de Pollo, aunque todo a su tiempo. Se mete la falda. Se para frente al espejo, se lleva el cabello hacia atrás, descubriendo su cara y lo aguanta con dos pequeños ganchos laterales. Se mantiene así, mirándose, mientras la canción ‘Ladron Feliz’ sale del stereo. Babi se acuerda de cuanto se parece a su madre. No, aun si supiera todo lo que ella había hecho, Raffaella no la cambiaria nunca por Pallina, tienen muchas cosas similares entre ellas. Uno de esos raros casos donde, sin saberlo, todos están de acuerdo.

El sol se filtra alegre por la ventana de la cocina. Babi termina de comer sus biscochos integrales y bebe la última gota de café que dejo en la taza. Daniela cava hasta el fondo. Su cucharilla se agita nerviosa en la caja plástica del pequeño biscocho, tratando de agarrar hasta el último pedazo de chocolate escondido. Raffaella ha comprado casi todo lo que le escribieron en la lista. Claudio esta feliz. Quizás por un horóscopo positivo, de seguro es por el anhelado café, que finalmente logro beber. También se ha ahorrado de comprar una cafetera grande.

‘Babi, hoy es un día bellísimo. Hay mucho sol afuera… no debe hacer mucho frío. Hable antes con tu mama y estamos de acuerdo. Aun si te pusieron la nota y eso… hoy pueden ir a la escuela en Vespa!’

‘Gracias papa, eres muy bueno. Pero sabes, después de lo que hablamos el otro día pensé bien, y quizás tienes razón. Por la mañana ir juntos tú, Daniela y yo se volvió casi un ritual, un amuleto de suerte. Y también es un buen momento: podemos hablar de todo, comenzar juntos el día. Es mejor así, no?’

Daniela no cree lo que esta escuchando.

‘Babi, disculpa, vayamos en Vespa. Con papa hablamos siempre, podemos estar en las noches durante la cena, la mañana del domingo.’

Babi le agarra el brazo apretándolo con mucha fuerza.

‘Pero Dani, es mejor así, en serio, vayamos con el.’

Se lo aprieta de nuevo. ‘Y claro recuerda que te he dije anoche, no me siento bien. Desde la próxima semana quizás iremos en Vespa, que hará aun mas calor.’ Esta última indirecta no le deja mas dudas. Es un mensaje. Daniela es una chica intuitiva, más o menos.

‘Si papa, Babi tiene razón, vamos contigo!’

Claudio bebe feliz el último trago del café. Es bello tener dos hijas así. No pasa todo el tiempo sentirse así de querido.

‘Bien muchachas, entonces salgamos, sino se hace tarde la escuela.’ Claudio va en el garaje a agarrar el carro mientras Babi y Daniela se paraban frente al portón a esperarlo.

‘Lograste entender, finalmente! Acaso tenia que partirte el brazo?’

‘Me lo podías decir antes, no?’

‘Que iba a saber yo que justamente hoy nos dan el permiso de ir en Vespa?’

‘Pero porque no la quieres usar?’

‘Facil, porque no esta.’

‘No esta la Vespa? Y donde esta? Pero no saliste con ella anoche?’

‘Si.’

‘Entonces? Terminaste en el estiércol con la Vespa y la dejaste botada también?’

‘No, la deje en la Serra y cuando regresamos no estaba.’

‘No te creo!’

‘Creelo.’

‘No lo quiero creer! Mi Vespa.’

‘Si es por eso, a mi fue que la regalaron.’

‘Si, pero quien la mando a arreglar? Quien le cambio unas partes? El próximo año papa y mama te comprarían el carro y seria mía. No lo puedo creer.’

Claudio se para ahí enfrente. Baja la ventanilla eléctrica.

‘Babi, donde esta la Vespa? No esta en el garaje.’

Daniela cierra los ojos. Ahora debe creerlo a juro.

‘Nada papa, la metí detrás por el patio. Te da tanto fastidio cuando sales. Pienso que esta mejor dejarla afuera.’

‘Bromeas, metela rápido adentro. Y si te la roban? Mira que tu mama y yo no tenemos intención de comprártela de nuevo. Apurate y metela adentro. Toma, estas son las llaves.’

Daniela se monta detrás mientras Babi se aleja hacia el garaje fingiendo de buscar en el mazo la llave correcta. Al llegar al patio Babi se pone a pensar. Y ahora que hago? Al menos esta noche debo tener la Vespa. Si no, debo conseguir otra solución. Maldición a Pallina, es ella que me puso en este enredo, y es ella la que me debe sacar. Babi siente el sonido de la Mercedes que llega en retroceso. Corre hacia el garaje. Se inclina sobre la cerradura. Apenas a tiempo. La Mercedes sale por la esquina y se detiene frente a ella. Babi pretende que esta cerrando el garaje y se dirige sonriente al carro.

‘Listo, la puse en su lugar.’ Babi logro que le saliera bien, pero quizás es mejor conseguir la Vespa lo más rápido que pudiera. Mientras sube al carro se siente observada. Mira arriba. Tiene razón.

El chico que vive en el segundo piso esta extrañado. Debe haber visto todo. En realidad, no ha visto nada, y es por eso que tiene una actitud perpleja. Ella le sonríe tratando de relajarlo. El intercambia la sonrisa, pero entiende perfectamente que hay algo que no esta claro.

La Mercedes se aleja. Babi regresa las llaves al padre y le sonríe.

‘La pegaste bien al muro?’

‘Pegadisima. No te puede fastidiar.’ Babi se voltea hacia Daniela. Esta sentada con los brazos cruzados. Esta molesta.

‘Anda Daniela, vamos la próxima semana a la escuela con la Vespa!’

‘Espero que sea así.’

La Mercedes se para a la salida del complejo frente a la barra que lentamente comienza a alzarse. Claudio saluda al portero que le hace la señal de pararse un momento. Sale de la vigilancia con un paquete en la mano.

‘Buenos días doctor, disculpe, dejaron este paquete para Babi.’

Babi lo agarra curiosa. La Mercedes marcha dulcemente, mientras la ventanilla se cierra. Daniela se inclina hacia delante, llevada por la curiosidad. También Claudio echa una ojeada para ver que es.

Babi sonríe.

‘Quien quiere un pedazo? Es un cornetto de chocolate de Lazares Chi.’

Babi agarra el corneto y comienza a comerlo.

‘Papa?’ Claudio niega con la cabeza.

‘Dani?’

‘No, gracias.’ Quizás esperaba que en ese paquete hubieran noticias de la Vespa de ‘ellas’.

‘Mejor así, me lo como todo yo. No saben que se pierden…’ Pallina de verdad es un tesoro, sabe siempre como hacerse perdonar. Ahora debe solo encontrar la Vespa antes de las ocho.


En la entrada de la escuela las chicas charlan alegres esperando el sonido de la campana. Babi y Daniela bajan del carro y saludan al padre. La Mercedes se aleja en el tráfico de Plaza Euclide. Rápido un grupo de chicas corren hacia ellas.

‘Babi, es cierto que ayer fuiste a la Serra e hiciste la groupie?’

‘Es cierto que huiste fugando de la municipal?’

‘Un policía te agarro por los cabellos, Step lo golpeo y escaparon en su moto?’

‘Es cierto que murieron dos muchachos?’ Daniela escucha incrédula. La Vespa no fue sacrificada inútilmente. Aquella es la verdadera gloria. Babi no cree sus orejas. Como hacen para saber todo? No completamente todo. La historia del estiércol, por suerte, permaneció secreta. El sonido de la campana la salva.

Mientras sube las escaleras, responde vagamente a algunas preguntas de las amigas más simpáticas. Aquel día es una celebridad. Daniela la saluda con afecto.

‘Chao Babi, nos vemos en el receso!’ Increíble. Desde que van a la escuela juntas nunca se lo había dicho. Mira a Daniela alejarse rodeada de algunas amigas. Todas le caminan alrededor haciéndole miles preguntas. También ella esta regocijándose de su momento de notoriedad. Es justo, al final ella le había botado sus zapatos Superga. Espera solo que no cuente acerca del estiércol.

Un joven pastor que viene de una parroquia cercana se sienta en la cátedra. Es la primera hora, la de religión. La diversión preferida de todas es meterlo en dificultad con preguntas acerca del sexo y relaciones prematrimoniales. Narran desinhibidas ejemplos precisos y hechos sucedidos a tremendas y fantasmales amigas, que casi siempre, son ellas mismas. Prácticamente, esa hora de religión se transformo en una verdadera hora de educación sexual, la única materia en la cual todo el salón habría tenido la suficiencia completa.

El pastor trata de esquivar una pregunta bien precisa acerca de su vida privada antes de tomar los votos. Abre la Biblia cortando así el gran interés que se genero alrededor de sus improbables pecados. Babi revisa el diario. La próxima hora es griego.

La Giacci interroga. Esta por cerrar el último trimestre antes de los exámenes de aptitud. Al terminar las materias no habría más interrogaciones. Revisa las marcas que tiene. Faltan solo tres para completar el ciclo. Quienes serian las ‘afortunadas’. Babi lee los nombres. Esta de nuevo Silvia Festa. Pobrecita, bella semana que le ha tocado. Babi se voltea hacia ella. Esta con las manos en las mejillas y mira al frente. Babi la llama con un susurro. Silvia se da cuenta.

‘Que pasa?’

‘Pendiente que hoy la Giacci te interroga en griego.’

‘Lo se.’ Silvia le sonríe, después mueve de la espalda de la compañera de frente el libro que ha apoyado en ella. El de gramática griega. ‘Estoy repasando.’ Babi le sonríe. Para lo que le serviría de todas formas. Quizás era mejor si hubiera prestado atención a religión. En realidad, solo un milagro la salvaría. La campana suena. El joven pastor se aleja. Lleva consigo un maletín de piel suave oscura y también unas ultimas dudas. Su forma de caminar es una sincera confesión. Si de joven ha cometido pecados, ellas, las chicas en general, no tuvieron la culpa.

‘Hola Babi!’

‘Pallina, como estas?’

Pallina pone el morral sobre el pupitre de Babi.

‘Bien, con un litro de sangre menos!’

‘Es cierto. Como te fue en los análisis?’

Pallina se arremanga la camisa azul del uniforme mostrando su pálido brazo. ‘Mira aquí!’ Le indica una inyección de la punta ligeramente enrojecida de sangre.

‘Esto no es nada. No sabes cuanto tardo ese medico para conseguirme la vena. Dos horas. Me ha pinchado todo alrededor y mas puyas bajo el brazo, decía el que para hacer salir la vena. Según yo, solo para hacerme mal, me odia. Siempre me ha odiado ese doctor. Después comenzó a decir que no iba a parar nunca. Clásico, para no hacerme pensar en la inyección. Me dice que tengo venas reales, la sangre azul, que debo ser una princesa! Y después ya! Me mete completamente esa aguja en el brazo. Pero yo le hice ver quien era la princesa. Le dispare un ‘Hijo de puta’…’

‘Pallina!’

‘Eres mas gentil. Mi mama me dio una cachetada en la boca. No se quien me lastimo mas, ella o el doctor que odio. Cuando tienes miedo del dolor físico solo quieres silencio alrededor de ti, pero ellos nunca lo entienden. Imaginate que cuando estábamos saliendo se la dio de chistoso con mi madre.’ Pallina imita el tono. ‘ ‘Una cosa es segura señora, con estas venas su hija difícilmente se podrá drogar.’ Pésimo, me dio ganas de vomitar. La única cosa positiva de todo esto fue que después, mi madre me llevo a desayunar en Euclide. Me comí un pastel fabuloso! Por cierto, recibiste mi paquete?’

‘Si, gracias!’

‘No, porque ese portero tuyo tiene la cara de uno que siempre debe saber lo que hay en los paquetes que dejas. Es peor que una maquina de rayos x… se ve que todavía estoy alborotada por los análisis, no?’

‘Bastante.’

‘Entonces no se comió tu cornetto?’

‘No.’ Dice Babi sonriendo.

‘Me perdonaste?’

‘Casi.’

‘Como que casi? Que, debo dejarte dos?’

‘No, debes conseguirme mi Vespa antes de las ocho.’

‘Tu Vespa? Y como hago? Quien sabe donde termino. Quien la tiene? Quien la agarro? Como se yo?’

‘Que se yo? Tú siempre sabes todo. Estas bien metida en el ambiente. Eres la

‘mujer’ de Pollo. Una cosa es segura, cuando mi papa llegue esta noche a las ocho, la Vespa debe estar en el garaje…’

‘Lombardi!’ La Giacci esta en la puerta. ‘Vaya a su puesto, por favor.’

‘Si, discúlpeme profesora, estaba preguntando que habían hecho en la hora de religión.’

‘Lo dudo… igual vaya a sentarse.’ La Giacci va a la cátedra. Pallina agarra el morral. Babi la para. ‘Tengo una idea. No se necesita conseguir mi Vespa, al menos no tan rápido.’

Pallina sonríe.

‘Menos mal. Era imposible! Pero como haremos? Cuando tu padre regrese y no consiga la Vespa que dirás?’

‘Mi papa si conseguirá la Vespa en el garaje.’

‘Y como?’

‘Facil, pondremos la tuya.’

‘Mi Vespa?’

‘Claro, para mi papa son idénticas. Nunca se dará cuenta.’

‘Pero y yo como…’

‘Lombardi!’

Pallina no da tiempo para responder.

‘Esta lección de religión debe haber sido interesantísima. Venga mientras tanto y déjeme ver la justificación.’ Pallina se pone el bolso y le da una última mirada a Babi.

‘Hablamos después.’

Pallina va a la cátedra. Saca afuera el diario y lo abre en la página de justificaciones. La Giacci se lo quita de las manos. Lo lee y lo firma.

‘Esta bien, te hiciste análisis, no? A usted le deberían hacer una transfusión de cultura en vez de exámenes de sangre.’

La Catinelli como fiel aduladora ríe con el chiste. Pero es tan chillona que hasta la Giacci se mantiene fastidiada de esa fingida diversión.

‘Cierto, hay alguien mas que debe enseñarme su diario firmado.’ La Giacci mira irónica a Babi. ‘Cierto Gervasi?’

Babi le lleva el diario ya abierto con la nota firmada. La Giacci lo revisa.

‘Que ha dicho su madre?’

‘Me ha castigado.’ No es cierto, pero es mejor darle la victoria del todo.

De hecho, la Giacci sonríe al oírlo.

‘Ha hecho bien.’ Después se dirige al resto de la clase: ‘Es importante que sus padres sepan apreciar el trabajo hecho por nosotros, los profesores, y lo apoyen plenamente.’ De arriba para abajo todas asienten. ‘Su madre, Gervasi, es una mujer muy comprensiva. Sabe bien que lo que hago, lo hago solo por su bien. Tenga.’ Le devuelve el diario. Babi regresa a su puesto. Extraño modo de hacerme bien, un dos en latín y una nota. Y si me odiara que haría? La Giacci saca de su viejo maletín de piel las tareas de griego dobladas a la mitad. Se abren sobre el escritorio expandiendo en la clase la mágica duda de haber al menos alcanzado la suficiencia.

‘Los anuncio que fue una carnicería. Deben solo esperar que no salga griego en la prueba de aptitud.’ Todas están tranquilas. Ya saben cual saldrá: latín. Todas fingen no saberlo. En realidad esa podría ser una clase de actrices. Roles dramáticos, a juzgar por el momento.

‘Bartoli, tres. Simoni, tres. Mareschi, cuatro.’ Una detrás de la otra, las chicas van a la cátedra a retirar su tarea en silencio.

‘Allesandri, cuatro. Bandini, cuatro con mas.’ Hay una especie de procesión fúnebre. Todas regresan a su puesto y abren rápido la tarea buscando entender la razón de todos esos rayones rojos. Es un trabajo inútil, igual como el intento de traducción que les salio mal.

‘Sbardelli, cuatro y medio.’ Una chica se alza haciendo señal de victoria. De hecho, para ella lo es. Nunca ha salido del cuatro. Aquel medio voto es un verdadero regalo.

‘Carli, cinco.’ Una chica pálida, con los ojos gruesos y los cabellos pegados, siempre habituada al siete, se sorprende. Se alza del pupitre y va con paso lento hacia la cátedra preguntándose en donde se habrá equivocado. Un escalofrío de alegría recorre los pupitres. Es una de las sabelotodos de la clase, y nunca deja copiar sus tareas.

‘Que te paso? Quizás no estabas muy bien? O quizás esta clase de analfabetas también te ha contagiado a ti?’ La muchacha le da una sonrisa. Y con un débil ‘Si, no me sentía segura.’ Regresa a su puesto. Una cosa es segura. Ahora esta verdaderamente mal. Ella, la Carli. Esa de las versiones imposibles, tener cinco. Abre la tarea. Lo lee rápidamente, encuentra su trágico error. Bate el puño sobre el pupitre. Como se pudo confundir? Se lleva la mano entre los cabellos desesperada. La felicidad de la clase llega a vértices increíbles.

‘Benucci, cinco y medio. Salvetti, seis.’ Ya paso. Esas de la clase que aun no habían retirado la tarea dan un suspiro. Ahora tienen la suficiencia asegurada. La Giacci entrega las tareas en orden creciente, primero las notas peores, después lentamente sale a la suficiencia y a algunos seis u ochos. Ahí se detiene. Nunca ha puesto mas nota. Y un ocho es un evento para nada malo.

‘Marini, seis. Ricci, seis y medio.’ Algunas chicas esperan tranquilas sus notas, habituadas a encontrarse en la zona alta de la clasificación. Pero para Pallina esto es un verdadero milagro. No cree sus orejas. Ricci seis y medio? Entonces ha tenido esa nota, si no más. Se imagina llegando donde su madre a almorzar y decirle ‘Mama saque siete en griego’. Se desmayaría. La última vez que saco siete fue en historia. Acerca de Colon. Cristóbal le gustaba mucho, desde que vio una foto de el en un libro que lo retrataban con una bandana roja en el cuello. Un verdadero jefe. Viajero, decidido, hombre de pocas palabras. Y entonces, bien o mal, el primero en ir a America. Fue el que lanzo la moda de los Status. Pensándolo bien, tiene una vaga semejanza entre el y Pollo.

‘Gervasi, siete.’ Pallina sonríe feliz por la amiga.

‘Que bien Babi.’ Babi se voltea hacia ella y la saluda. Una vez al menos no se sentirá tan mal por sacar más que Pallina.

‘Lombardi.’ Pallina salta fuera del pupitre y se dirige veloz hacia la cátedra. Esta eufórica. Ahora es al menos un siete.

‘Lombardi, cuatro.’ Pallina se queda sin palabras.

‘Tu tarea debe haberse metido entre estas por accidente.’ Se disculpa la Giacci sonriendo. Pallina agarra su tarea y regresa derrotada al banco. Por un momento lo creyó. Como hubiera sido bello tener siete. Se sienta. La Giacci la mira sonriendo, después regresa a leer las notas de las últimas tareas.

Lo ha hecho a propósito esa estupida. Pallina esta segura. Por la rabia los ojos se le llenan de lágrimas. Diablos, como logro engañarse? Siete en una versión de griego, es imposible. Debía entender que algo extraño había. Siente un susurro a su derecha. Se voltea. Es Babi. Pallina trata de sonreír con un resultado pobre. Babi le muestra un pañuelo. Pallina asiente. Babi lo anuda y se lo lanza. Pallina lo agarra al vuelo. Babi se inclina detrás de ella.

‘Llorona! Deberías hacer de groupie. Después de eso, todo el resto parece una tontería.’

Pallina comienza a reír con gusto. La Giacci la mira fastidiada. Pallina alza la mano disculpándose, después se sopla la nariz y aprovechándose del pañuelo frente a la cara, alza el dedo del medio. Cualquier chica alrededor de ella se da cuenta y ríe divertida.

La Giacci golpea el puño contra la cátedra.

‘Silencio! Ahora voy a interrogar.’

Abre el registro.

‘Salvetti y Ricci.’

Las dos chica van a la cátedra, entregan sus cuadernos y esperan en el muro, listas para ser fusiladas de preguntas. La Giacci mira de nuevo el registro. ‘Servanti.’ Francesca Servanti se alza del pupitre sorprendida. Aquel día no le tocaba a ella. Debía interrogar Salvetti, Ricci y Festa. Lo sabían todas. Va en silencio a la cátedra y entrega su cuaderno tratando de esconder su desesperación. En realidad, es bastante evidente. No esta preparada para nada. La Giacci recoge los cuadernos, los mete uno sobre el otro emparejando los bordes con las dos manos.

‘Bien, con ustedes termino el ciclo de interrogaciones, espero meter las notas de griego. Estudiaremos mas latino. Bueno, se los diré de una. Casi seguramente será esta la materia que saldrá…’

Gran secreto, piensa la mayor parte de la clase dentro de si mismo. Solo una chica tiene otro pensamiento. Silvia Festa. Como la Giacci no la llamo? Porque no la interrogaran a ella, en vez de a Servanti, como seria justo? Quizás la Giacci esta proyectando algo para ella? Su situación no es de las mejores. Tiene ya dos cincos y no es el momento de empeorarla. Igual, la profesora no puede nunca equivocarse. La Giacci no se equivoca nunca. Esta es una regla de oro de los Falconieri.

Silvia Festa quiere tener su tercera interrogación, que sobretodo la espera. Llama, sin hacerse ver, la atención de Babi.

‘Lo siento, no se que decirte. Según yo, deberías ser interrogada tu.’

‘Que quieres decir? Que se equivoco la Giacci?’

‘Quizás. Pero sabes como es. Mejor no decírselo.’

‘Si, pero si no se lo digo no me dejan presentar los exámenes después.’

Babi alarga los brazos. ‘No se que hacer…’ Se lamenta de verdad. Comienza la interrogación. Silvia se agita nerviosa en su pupitre. No sabe comportarse. Al final decide intervenir. Alza la mano. La Giacci la ve.

‘Si Festa, que pasa?’

‘Lo siento profesora. No deseo molestarla. Pero creo que me falta la tercera interrogación.’ Festa sonríe tratando de hacer pasar el hecho de que la esta acusando de haberse equivocado. La Giacci resopla.

‘Veamos rápido.’ Agarra dos cuadernos para ayudarse en la búsqueda. Parece casi jugara batalla naval. Pero sobre el registro.

‘Festa… Festa… Aquí esta: interrogada el dieciocho de marco, naturalmente un menos. Satisfecha? De hecho…’ revisa las otras notas ‘… no se si podrás presentar el examen.’

Un débil ‘gracias’ sale de la boca de Silvia. Prácticamente fue destruida. La Giacci con aire de suficiencia continúa interrogando. Babi revisa el diario. Dieciocho de marzo. Justo la fecha cuando Servanti fue interrogada. No hay dudas. La Giacci se tuvo que haber equivocado. Pero como lo puede probar? Es su palabra contra la de la profesora. Lo que significaría otra nota. Pobre Festa, tiene mala suerte. Si se queda todo así podría tener el año en juego. Abre las hojas de las otras materias. Dieciocho de marzo. Es un jueves. Revisa también las lecciones. Que extraño, ese día Festa no la interrogaron en ninguna materia. Quizás es solo casualidad, quizás no. Se estira en el pupitre.

‘Silvia.’

‘Que pasa?’ Festa esta destruida. Se siente mal, pobrecita.

‘Me pasas tu diario?’

‘Porque?’

‘Debo ver una cosa.’

‘Que cosa?’

‘Después te lo digo… pásamelo, anda.’

Por un momento una luz de esperanza de enciende en los ojos de Silvia. Le pasa el diario. Babi lo abre. Va a las últimas páginas. Silvia la mira esperanzada. Babi sonríe. Se gira hacia ella y le regresa el diario. ‘Tienes suerte!’ Silvia sonríe. Ahora esta mas segura.

De repente, Babi alza la mano.

‘Disculpe, profesora…’

La Giacci se voltea hacia ella.

‘Que pasa Gervasi? Tú tampoco fuiste interrogada? Hoy están fastidiosas muchachas. Que pasa?’

Babi se alza. Se queda un momento en silencio. Los ojos de la clase están todos sobre ella. Sobretodo los de Silvia. Babi mira a Pallina. También ella, como las otras, espera curiosa. Le sonríe. En el fondo esta bien. La Giacci puso a propósito la tarea de Pallina entre las que tenían siete.

‘Le quiero decir, profesora, que usted se ha equivocado.’

Un murmullo general inunda la clase. Las chicas parecen enloquecer. Babi esta tranquilla.

La Giacci se pone roja de la rabia, pero se controla.

‘Silencio! Ah si, Gervasi, y en que cosa?’

‘Usted el dieciocho de marzo no pudo haber interrogado a Silvia Festa.’

‘Como no, esta escrito aquí, en mi registro. Quiere verlo? Aquí esta, dieciocho de marzo, negativo a Silvia Festa. Comienzo a pensar que a usted le gustan las notas.’

‘Aquel negativo es de Francesca Servanti. Se ha equivocado al escribir y se lo coloco a Festa.’

La Giacci parece explotar de rabia.

‘Ah si? Bueno, yo se que usted marca todo en su diario. Pero es su palabra contra la mía. Y si yo digo que ese día he interrogado a Festa quiere decir que es así.’

‘Sin embargo, yo digo que no. Usted se ha equivocado. El dieciocho de marzo no pudo haber interrogado a Silvia Festa.’

‘Ah si? Y porque?’

‘Porque ese día, Silvia Festa estaba ausente.’

La Giacci se exalta. Agarra el registro general y comienza a hojearlo hacia atrás, como enloquecida. Veinte, diecinueve, dieciocho de marzo. Revisa frenéticamente las ausencias. Benucci, Marini y ahí esta. La Giacci se mueve en su silla. No cree sus ojos. Festa. Ese apellido escrito por su misma mano estampada en letras de fuego. Su vergüenza. Su error. No sirve de nada. La Giacci mira a Babi. Esta destruida. Babi se siente lentamente. Todas las compañeras se voltean hacia ella. Un murmullo general se alza rápido en la clase.

‘Así es Babi, así es.’ Babi finge no escucharlos. Pero aquel lento susurrar llega a las orejas de la Giacci, esas palabras como terribles pedazos de hielo la golpean fríamente, cortantes como el peso de lo que perdió. La imagen frente a la clase. Su clase. Y después esas frases que le salen así pesadas y fatigosas, el subrayar el error.

‘Servanti vaya a su puesto. Venga Festa.’ Babi baja los ojos al pupitre. La justicia se hizo. Después, lentamente alza la cara. Mira a Pallina. Sus miradas se cruzan y mil palabras vuelan silenciosas entre esos pupitres. De hoy en adelante, también la Giacci se puede equivocar. La legendaria regla de oro se rompe. Cae al suelo, rompiéndose en millones de pedazos como un frágil cristal fugado de las manos de una inexperta y joven camarera. Pero Babi no ve a ninguna dueña gritándole. Donde sea que se voltee, solo los ojos felices de sus compañeras, orgullosas y divertidas de su coraje. Después mira más lejos. Y eso que ve le da miedo. La Giacci esta ahí viéndola. Su mirada, privada de expresión, tiene la dureza de una piedra gris sobre la cual fue esculpida con cansancio la palabra odio. Por un momento Babi se arrepiente de no haber tenido miedo.


Mediodía. Step con un suéter y unos shorts entra en la cocina para desayunar.

‘Buenos días Maria.’

‘Buenos días.’ Maria para rápido de lavar los platos. Sabe que a Step le fastidia el ruido cuando se levanta. Step saca del fuego la cafetera y la olla de leche y se sienta en la mesa cuando el timbre comienza a sonar. Pareciera que se hubiera vuelto loco.

Step se lleva la mano hacia la frente.

‘Pero quien co…’

Maria con sus pequeños pasos veloces corre hacia la puerta.

‘Quien es?’

‘Es Pollo! Me abre por favor?’

Maria, recordando el día anterior, se voltea hacia Step con cara insegura. Step asienta con la cabeza. Maria abre la puerta. Pollo entra corriendo. Step esta ahí enfrente sirviéndose el café.

‘Step, no sabes que mito! Una leyenda, una cosa extraordinaria!’

Step alza la cesa.

‘Me trajiste sándwiches?’

‘No, esos no te los traigo mas ya que no los sabes apreciar. Mira.’ Le muestra el diario ‘El mensajero.’

‘Ya tengo el periódico.’ Alza de la mesa ‘La Republica’, ‘Me lo trajo Maria. Que por cierto, ni la saludaste.’

‘Buenos días Maria.’ Después abre el periódico y lo pone en la mesa.

‘Viste? Mira que foto! Una leyenda… estas en el periódico.’

Step pone la mano en la página de las crónicas de Roma. Es cierto. Ahí esta. Esta sobre su moto con Babi detrás corriendo sobre una rueda frente a los fotógrafos. Perfectamente reconocibles: por suerte fueron fotografiados por el frente. La placa no se ve, sino estaría en problemas. Esta todo el articulo. Las carreras, algunos nombres de los detenidos, la sorpresa de la policía, la descripción de su fuga.

‘Leiste? Eres un mito Step! Ahora eres famoso! Si solo tuviera un articulo así.’

Step le sonríe.

‘Tu no corres tu moto como yo. Es una buena foto! Has visto a Babi, no crees que se ve muy bien?’

Pollo asienta fastidiado. Babi no es justamente su ideal de mujer. Step alza el periódico con las dos manos y mira extasiado la fotografía.

‘Claro que mi moto es muy bella!’ Exclama mientras se pregunta si Babi habrá visto ya la foto. Seguramente no. ‘Pollo, me tienes que acompañar a un lugar. Toma, agarra un poco de café mientras me baño.’ Step va hacia su cuarto. Pollo toma su puesto. Mira la foto. Comienza a leer de nuevo el artículo. Agarra la taza y se la lleva a la boca. Que asco! Es cierto: Step toma su café sin azúcar. La voz de Step llega lejana y mojada de debajo de la ducha.

‘A que hora cierran los negocios?’ Pollo le echa la tercera cucharada de azúcar al café. Después mira el reloj.

‘Dentro de menos de una hora.’

‘Caramba, debemos apurarnos.’ Pollo prueba el café. Ahora si sabe bien. Prende un cigarrillo. Step aparece en la puerta. Tiene puesto el pantalón y con una pequeña toalla se termina de secar bien los cabellos. Se acerca a Pollo y mira de nuevo la foto.

‘Que efecto tiene ser el amigo de una leyenda?’

‘No exageres.’

Step le quita la taza de las manos y toma un trago de café.

‘Que asco! Como haces para tomarlo tan dulce? Es terrible! Por eso es que eres así gordo. Cuantas cucharadas le pusiste?’

‘Yo no soy gordo. Soy un flaco falso.’

‘Pollo, ahora que tienes novia debes regresar al gimnasio, fumar menos, ponerte a dieta. Mira que ella te deja si no. Las mujeres son terribles, te descuidas un momento y terminaste. Ahora después de esta foto mía, mínimo debes salir tu también en el periódico.’

‘Mira que ya yo he salido en el periódico, y antes que tu. Con los irreducibles. Tengo un primer plano gritando con la cara y los brazos alzados, me llamaron el jefe de la curva.’

‘Pero no entiendes, el fanático ya no va. Ahora esta de moda el rebelde, el gangster… ve, sacaron el artículo acerca de mi perseguimiento. Según tu, le puedo sacar dinero al ‘Mensajero’? difamación de imagen, no?’ Step va a terminar de vestirse. Pollo termina de tomar el café. Después se levanta y se pasa la mano por la barriga. Step tiene razón. Desde el lunes comienzo de nuevo a ir al gimnasio. No sabe porque, pero casi siempre todo el mundo comienza de nuevo los lunes.

Pollo esta en la calle Angélico, sobre su moto parada, apoyada lateralmente. Step se monta volando detrás de el.

‘Vamos… Pollo, ve lento, que metí el periódico entre nosotros.’

‘Cuanto te hicieron pagar?’

‘Veintidos euros.’

‘Mala suerte. Donde vamos ahora?’

‘A Plaza Jacini.’

‘A que?’

‘Babi vive ahí.’

‘En serio! Y nunca la habías visto?’

‘Nunca.’

‘Extraña la vida, no?’

‘Porque?’

‘Bueno, primero no la ves nunca y después comienzas a verla todos los días.’

‘Si, extraña.’

‘Aun mas extraña si después de que la comienzas a ver todos los días, le haces también regalitos.’

Step le da un pellizco al cuello descubierto de Pollo.

‘Ayy!’

‘Terminaste? Pareces uno de esos taxistas fastidiosos que no paran nunca de hablar cuando te llevan a un lugar y te hacen un montón de preguntas. Te falta solo la radio y eres igual.’

Pollo comienza a manejar alegremente, imitando la radio de los taxis.

‘Plaza Jacini a Pollo 40, Plaza Jacini a Pollo 40.’

Step le da otro golpe. Después comienza a caerle a golpes con las manos abiertas en la cara, en los cachetes, en la frente. Pollo continua a hacer la radio casi gritando.

‘Plaza Jacini a Pollo 40, Plaza Jacini a Pollo 40!’ Continúan así riendo y gritando, yendo en zigzag en el tráfico con todas los carros alrededor frenando preocupados. Se acercan a un verdadero taxi. Pollo le grita adentro de la ventanilla: ‘Plaza Jacini a Pollo 40.’ El taxista se asusta pero no dice nada. La moto se aleja. El taxista alza la mano indicándole y negando con la cabeza.

Step y pollo le pasan cerca a una mujer policía. Casi la tocan, sonriéndole, tocándole el borde de la falda. Pollo le saca la lengua. Ella no trata siquiera de anotar su placa. Que podría escribir en la multa? El código de tráfico no castiga ese tipo de actos, aun si son tan molestos como esos.

‘Plaza Jacini a Pollo 40, llego!’ La moto de Pollo se para frente a la barra del complejo de Babi. Step saluda al portero que lo saluda de vuelta y lo deja pasar. La moto va a la subida. El portero mira esos dos energúmenos ligeramente perplejo. Pollo se voltea a Step.

‘Entonces ya has venido acá, el portero te reconoció.’

‘Nunca. Los porteros son todos así, basta que los saludos y ellos te dejan pasar! Parate acá y esperame.’ Step baja de la moto.

Pollo la apaga. ‘Apurate, el coso del pago corre…’

‘Taximetro.’

‘Esta bien, como se llame, se llama. Muevete. Sino me voy.’

Step, en el intercomunicador, consigue el apellido y toca.

‘Quien es?’

‘Debo entregar un paquete para Babi.’

‘Primer piso.’

Step sube. Una camarera obesa esta en la puerta.

‘Buenos días: tome, debo dejar esto para Babi. Tenga cuidado que no se rompa.’ Una voz llega del fondo del corredor.

‘Rina, quien es?’

‘Un muchacho trajo algo para Babi.’ Raffaella avanza mirando ese muchacho en la puerta. Hombros anchos, cabellos cortos, esa sonrisa. Lo ha visto, pero no recuerda donde.

‘Buenos días señora. Como esta? Traje esto para Babi, es una tontería. Se lo puede dar cuando regrese de la escuela?’

Raffaella sigue sonriendo. Después recuerda todo. No sonríe más.

‘Tu eres ese que le dio el cabezazo al señor Accado. Eres Stefano Mancini.’

Step esta sorprendido.

‘No creí que fuera así de famoso.’

‘No eres para nada famoso. Eres solo un criminal. Tus padres saben lo que paso?’

‘Porque, que paso?’

‘Te denunciaron.’

‘Ah, no pasa nada. Estoy acostumbrado.’ Sonríe. ‘Y soy huérfano.’

Raffaella se queda apenada por un momento. No sabe si creerle o no. Da igual.

‘Bueno, igual no quiero que estés cerca de mi hija.’

‘Realmente es ella la que siempre va donde estoy yo. Pero no pasa nada, a mi no me fastidia ella. Se lo pido, no la regañe, no se lo merece, yo la entiendo.’

‘Yo no.’ Raffaella lo mira de la cabeza a los pies tratando de hacerlo sentir apenado. No lo logra. Step sonríe.

‘No se porque, pero nunca le caigo bien a las madres. Bueno, discúlpeme señora pero debo irme. Tengo el taxi que me espera. Estoy gastando una cifra.’ Step baja por las escaleras, salta los últimos escalones justo a tiempo para escuchar la puerta cerrar con fuerza. Como se parece a Babi, esa señora. Es impresionante. Tiene la misma forma de los ojos, de la cara. Pero Babi es más bella. Espera que sea menos molesta también. Se acuerda de la última vez que se vieron. No, se parece en eso también. Por un momento desea volver a verla. Pollo toca la bocina.

‘Te quieres mover? Que carajo haces, estas encantado?’

Step se monta detrás de el.

‘Es posible que no sirvas tampoco como taxista?’

‘Que agallas las tuyas. Llevo esperándote una hora. Que estabas haciendo?’

‘Hable con la madre.’ A Step le viene de repente un pensamiento. Alza la cabeza. De hecho, justo como lo predijo. Raffaella esta ahí, asomada fuera de la ventana. Ella da un paso atrás tratando de no ser vista. Muy tarde. Step la vio. El le sonríe saludándola. Raffaella cierra la ventana con fuerza mientras la moto desaparece detrás de la curva. Pollo se para frente a la barra. Step saluda al portero. Es mejor hacerse amigo de alguno en ese complejo.

‘Has hablado con la mama? Y que dijo?’

‘Nada, tuvimos una pequeña discusión. En realidad me adora.’

‘Step, ten cuidado.’

‘A que?’

‘A todo! Esta es la clásica historia que termina mal.’

‘Porque?’

‘Tu que llevas regalos… hablas con la madre. Nunca lo habías hecho. Te gusta de verdad esta Babi?’

‘No esta mal.’

‘Y Madda?’

‘Pero que tiene que ver Madda. Esa es otra historia.’

‘Pero que, quieres ser novio de Babi?’

‘Pollo!…’

‘Que pasa?’

‘Supisten que ayer mataron a uno cerca de tu casa?’

‘Pero que dices? No se nada de eso. Como paso?’

‘Le cortaron la garganta.’ Step le pone rápido el brazo alrededor del cuello de Pollo y se lo aprieta.

‘Era un taxista que hacia muchas preguntas.’

Pollo trata de liberarse del apretón. Es inútil. Ahora quiere hacer el gracioso e imita la voz de la radio portátil.

‘Pollo 40, mensaje recibido. Pollo 40, mensaje recibido.’ Pero no le sale como antes. Ahora la voz esta un poco apretada.


Que cara de rebelde tiene ese muchacho. Raffaella abre este extraño tubo. Un póster. Reconoce a Stefano sobre una moto con la rueda alzada. Pero esa detrás es su hija. Es Babi. Quien hizo esta foto? Esta un poco distorsionada. Parece la foto de un periódico. A la izquierda arriba tiene una escritura hecha a mano con un lapicero: ‘Pareja mítica!’. Seguramente es de ese muchacho. Abajo a la derecha tiene una escritura estampada: ‘la foto de los fugitivos’. Que quiere decir?

‘Señora, esta su marido en el teléfono.’

‘Alo, Claudio?’

‘Raffaella!’ Parece agitado. ‘Viste ‘El Mensajero’ de hoy? En la crónica de Roma sale la foto de Babi…’

‘No, no lo he visto. Voy rápido a comprarlo.’

‘Alo? Raffaella?’ Su mujer ya colgó. Claudio mira al teléfono mudo. Su esposa nunca le da tiempo de terminar de hablar. Raffaella baja corriendo al kiosco de periódicos debajo de la casa. Agarra ‘El Mensajero’ y paga. Lo abre sin esperar siquiera el vuelto. Esto quiere decir que esta verdaderamente estremecida. Va a la crónica. Ahí esta. La misma foto. Lee el titulo en grande: ‘Los piratas de la calle’. Su hija. La redada, la municipal, la persecución. La parada de la policía. Que tiene que ver Babi con toda esta historia? Las líneas le comienzan a bailar delante de sus ojos. Siente que se desmayara. Después respira profundamente. Lentamente se comienza a sentir mejor. Lo suficiente como para agarrar el vuelto. El vendedor, viéndola así tan pálida de repente, se preocupa.

‘Señora Gervasi, se siente mal? una mala noticia?’

Raffaella se gira negando con la cabeza.

‘No, no, nada.’ Sale del kiosco. Que otra cosa podría decir? Que cosa les diría ahora a las amigas? A los inquilinos? A los Accado? Al mundo?

‘No es nada, no se preocupen. Es solo que mi hija es una de los piratas de la calle.’

Le parece muy duro tener que aguantar hasta que salga de la escuela.


La voz en el intercomunicador es calida y sensual, igual que el cuerpo al cual pertenece.

‘Doctor Mancini, esta su papa en la línea uno.’

‘Gracias señorita.’ Paolo presiona el botón.

‘Alo, papa?’

‘Has visto ‘El Mensajero’?’

‘Si, tengo la foto aquí enfrente.’

‘Leiste el articulo?’

‘Si.’

‘Que piensas?’

‘Bueno, no hay mucho de que hablar. Pienso que, antes o después, terminara mal.’

‘Si, así pienso yo también.’

‘Que se puede hacer?’

‘Me parece que no hay mucho que se pudiera hacer.’

‘Cuando regrese a casa hablas con el, por favor?’

‘Si, hablare. Para lo que servirá. Pero si te hace feliz, te prometo que lo haré.’

‘Gracias Paolo.’ El padre tranca el teléfono. Feliz. Que cosa me puede hacer feliz? No un artículo como ese acerca de mi hijo.

Agarra el periódico entre las manos. Mira la foto. Dios que bello es, se parece mucho a ella. Y una débil sonrisa aparece en su cara cansada, incapaz de borrar aquel antiguo sufrimiento. Por un momento es sincero con si mismo.

‘Si. Yo se que cosa me podría hacer feliz de nuevo.’

La secretaria de Paolo entra en la oficia con algunas hojas:

‘Doctor, estas las tiene que firmar’. Las pone sobre el escritorio y se queda ahí, esperando. Paolo agarra el lapicero de oro del bolsillo de la chaqueta. Se la regalo Manuela, su novia. Pero en ese momento, lentamente huele el perfume de la secretaria. Es provocativo. Todo en ella parece provocativo. Paolo escribe su nombre por igual al final de cada hoja. Tiene en las manos el lapicero de Manuela pero piensa en su secretaria. En su perfume, en sus caderas inocentes. O quizás no? Quizás no son del todo inocentes… esa ultima idea comienza a emocionarlo.

‘Doctor, pero este en el periódico no es su hermano?’

Paolo firma la ultima hoja.

‘Si, es el.’

La secretaria mira por un momento la foto todavía.

‘Y esa detrás es su chica?’

‘No lo se, quizás si.’

‘Su hermano se ve mejor en persona.’ Paolo mira salir a la secretaria. Su caminar y eso que dijo no le dejan dudas. Es una mujer, y como tal, es pícara. Siempre hace todo a propósito, esta seguro. Igual que como esta seguro que con la estrategia que el planeo, el señor Forte ahorrara miles de euros. Mira el periódico. Por un momento imagina que es el que esta en la moto mientras huye con su secretaria detrás. Ella que se aprieta contra el, sus piernas contra las suyas, sus brazos alrededor de el. Seria bello. Cierra ‘El Mensajero’. Paolo le tiene terror a las motos. Alguna vez saldría una foto suya en el periódico? Seguramente no lo habrían inmortalizado mientras huye sobre una rueda. A lo mas, si tuviera que ver con finanzas. Por un momento tiene un feo presentimiento. Ve una foto suya con el titulo: ‘Arrestado el agente de finanzas del famoso empresario’. Regresa a la cuenta del señor Forte. Quizás es mejor revisar que todo este en su puesto.


A la salida de la escuela, Pallina baja los escalones saltando cerca de Babi.

‘Que fuerte! Que mal hiciste quedar a la Giacci.’

‘Lo lamento…’

‘Lo lamentas? Esta muy bien a esa vieja asquerosa… en serio crees que se habrá equivocado al meter ahí mi tarea? Esa lo hizo a propósito. La agarro conmigo porque yo siempre estoy alegre, tengo siempre ganas de bromear, mientras ella… parece un velorio.’

‘Lo se, pero lo lamento igual. Viste como me mira? Ahora me odia, hará todo para hacer que salga mal.’

Pallina le da un toque en la espalda.

‘No te puede hacer nada. Tan excelente como eres, aun si te las reprueba todas, logras llegar a los exámenes que son un paseo. Si yo tuviera tu promedio, no sabrías el alboroto que haría…’ Pallina saca afuera del morral un paquete de cigarrillos Carnei. Prende uno y se lo pone en la boca. Mira dentro del paquete. Le faltan todavía tres antes de la cantidad justa para pedir un deseo.

‘Hey, pero no habías dicho que dejabas de fumar?’

‘Si, lo dije. Comienzo el lunes.’

‘Pero el fue el lunes pasado?’

‘Correcto. Pare el lunes, pero comencé de nuevo ayer.’

Babi mueve la cabeza. Después ve el carro de su madre estacionado de la otra parte de la calle.

‘Que haces Pallina, vienes con nosotras?’

‘No, espero a Pollo, me dijo que venia a buscarme. Quizás viene con Step. Porque no te quedas tú también? Anda dile a tu mama que vienes a comer a mi casa.’

Babi no había pensado más en Step esa mañana. Sucedieron muchas cosas. Como se despidieron la noche anterior? Incoherente. Así le dijo. Cosa de locos. Ella no es incoherente.

‘Gracias Pallina. Voy a mi casa, y ya te lo dije, no quiero ver a Step. Y no insistas con esta historia, sino terminara con nosotras peleando.’

‘Como quieras. Entonces a las cinco nos vemos en Parnaso…’ Babi trata te responderle, pero Pallina es mas rápida que ella: ‘Si, con mi Vespa.’

Babi le sonríe y se aleja. Porque la da tanto? Piensa Pallina. Cosas suyas. Quizás es una técnica. Bueno, de igual forma es demasiado simpática. Y puso en su lugar a la Giacci de ese modo. Es hora de difundir la noticia. Pallina se acerca a un grupo de chicas más pequeñas. Son del segundo.

‘Supieron lo que le paso a la Giacci?’

‘No, que paso?’

‘Estaba por interrogar a Silvia Festa, una de mi clase. En vez de eso, se equivoco y le había puesto la nota de otra.’

‘Juralo!’

‘Si, por suerte Babi se dio cuenta.’

‘Quien, la Gervasi?’

‘Si, ella misma.’

Una chica con ‘El Mensajero’ entre las manos se le acerca.

‘Ve Pallina, esta aquí no es Babi?’

Pallina le quita el periódico de las manos. Lee el artículo de la carrera. Mira a Babi. Ya casi llego al carro de la madre. Trata de llamarla. Grita fuerte, pero el ruido del tráfico cubre su voz. Muy tarde.

Babi abre la puerta para montarse detrás del carro.

‘Hola mama.’ Se inclina adelante para besarla. Una cachetada la golpea en plena cara. ‘Ay!’ Babi cae sentada sobre los asientos posteriores. Se masajea la mejilla adolorida, sin entender.

Daniela también entra en el carro.

‘Hey viste que genial! Babi, estas en el periódico…’

Mira alrededor. Ese silencio. La cara de Raffaella. La mano de Babi que se masajea la mejilla adolorida. Entiende todo rápido.

‘Como si nada paso.’ Mientras esperan a Giovanna, la usual retrasada, Raffaella grita como una loca. Babi trata de explicarle toda la historia. Daniela testimonia a su favor. Raffaella se molesta aun más. Pallina se convierte en la culpable principal.

Finalmente llega Giovanna, y con su usual ‘Disculpen’ se monta detrás. El carro arranca. Hacen todo el viaje en silencio. Giovanna piensa que es una situación muy pesada. No pueden estar siempre así nerviosas.

‘Disculpen, pero hoy no llegue muy tarde, no?’

Daniela se comienza a reír. Babi se controla un poco, después también se deja llevar. A la final, Raffaella también ríe.

Giovanna, naturalmente no entiende nada, por ello se ofende.

Porque no son solo exageradas, sino malas por burlarse de ella así. Se lo dirá a su madre. Desde mañana, decide Giovanna, o me viene a buscar ella o regreso en autobús.

Al menos toda esa historia sirvió de algo: no tendrían que esperar más a Giovanna.


El viejo maletín de piel negra fuerte debajo del brazo. Una chaqueta de color mostaza. Los cabellos cansados como su caminar, son cortos y recogidos, ligeramente alborotados. Las medias pantis marrones le regalan aun otro año, aunque le diera igual. Y esos viejos mocasines con el talón a media altura y el borde apretado le hacen daño. Pero no se comparan con lo que siente adentro.

Su corazón debe tener los zapatos de dos tallas más pequeños. La Giacci abre el portón de vidrio del viejo edificio. Chilla sin sorprenderla. Se para frente al ascensor. Presiona el botón. La Giacci mira las casetas del correo. Algunas están sin nombre. Una siquiera tiene la cubierta, esta abierta y desordenada igual que la casa de Nicolodi, el propietario. Son las cosas que se vuelven similares a los hombres que las poseen, o son ellos que terminar por semejarse a estas? La Giacci no sabe darse una respuesta. Entra en el ascensor. Algunas escrituras se ven en la madera. Se lee el nombre de un amor pasado. Mas en alto un símbolo perfectamente esculpido por un iluso escultor. Debajo, a la derecha, un órgano masculino resulta ligeramente imperfecto, al menos a sus viejos recuerdos. Segundo piso. Saca fuera del maletín un mazo de llaves. Mete la más larga en la cerradura del medio. Siente un sonido detrás de la puerta. Es el, su único amor. La razón de su vida.

‘Pepito!’ Un pequeño perro corre hacia ella ladrando. La Giacci se inclina. ‘Como estas tesoro?’ El perro le salta entre los brazos. Comienza a darle vueltas. ‘Pepito, no sabes que le hicieron hoy a tu mama.’ La Giacci cierra la puerta, pone el maletín sobre una fría mesa de mármol y se quita la chaqueta.

‘Una tonta muchacha se atrevió a reprenderme, y frente a todas… tendrías que haber escuchado como lo dijo.’ La Giacci entra en la cocina. El perro la sigue trotando. Parece sinceramente interesado.

‘Ella, por un mísero error, me arruino, entiendes? Me humillo frente a la clase.’ Abre un viejo grifo con el tubo arruinado por el tiempo. El agua sale sobre un lavamanos blanco, de contornos imprecisos. Fue tallada a mano para hacerla entrar.

‘Ella tiene todo. Tiene una bella casa, alguno que le prepara de comer. Ella no se debe preocupar de nada. Ahora ni esta pensando en lo que hizo. Que le importa a ella?’ De una vitrina llena de vasos diversos entre ellos, la Giacci agarra uno y lo llena de agua. Bebe y regresa a la sala. El perro la sigue obediente.

‘Tenias que ver las otras muchachas. Estaban felices. Reían a mis espaldas contentas de verme equivocar…’ La Giacci saca fuera del maletín algunas tareas y se sienta en una mesa. Comienza a corregirlas. ‘Ella no tenia que hacerlo.’ Y subraya en rojo muchas veces el error de una pobre inocente. ‘No tenia porque ridiculizarme frente a todas.’ El perro salta sobre un viejo sofá vinotinto y se acurruca al suave cojin ahora acostumbrado a su pequeño cuerpo.

‘Entenderas, como hago para regresar a esa clase? Cada vez que ponga una nota alguna dirá: ‘Esta segura de que me lo puso a mi, profesora?’ y reirán, estoy segura que se reirán…’ El perro cierra los ojos. La Giacci pone cuatro a la tarea que esta revisando. La pobre inocente quizás merecía algo más. La Giacci continúa a hablar sola. Pepito se duerme. Otra tarea viene sacrificada. En días más serenos podría haber tranquilamente alcanzado la suficiencia.

Mañana no será un bello día para la clase. Mientras tanto, en esa habitación, una mujer sobre una mesa cubierta de un viejo mantel se dio prácticamente sola una respuesta. Son las personas que se parecen a las cosas que poseen. Y por un momento en esa casa todo parece más gris y viejo. Y por un momento, una bella virgen pegada al muro parece malvada.


Parnaso. Bellas muchachas de ojos perfectamente maquillados, de cejas largas y rubores delicados, están sentadas en las mesas redondas y hablan bajo el intrépido sol de esa tarde primaveral.

‘Que mala suerte, me manche!’ Alguna chica en la mesa se ríe, otra mas pesimista se revisa también su camisa para ver que no haya tenido la misma suerte. La chica de la camisa manchada mete la punta de una servilleta de papel en el vaso llena de agua. Frota con fuerza la mancha de chocolate alargándola. La camisa de color blanco comienza a parecer beige en ese momento. La chica se desespera.

‘Estos vasos de agua no ayudan. Parece que los camareros te los dan a propósito, apenas saben que te manchas. Disculpe!’

Para a un camarero.

‘Me puede traer algo para quitar esto, por favor?’ La chica agarra con las dos manos la camiseta mostrándole la mancha mojada. El camarero no se detiene en la superficie. Hace un análisis bien profundo. La camisa, transparente en ese punto mojado, se apoya sobre el sostén mostrándole el diseño.

El camarero sonríe. ‘Ya se lo traigo rápido, señorita.’ Profesional y mentiroso, quisiera darle otra cosa, también sabiendo frustrado que ese botón desabotonado no esta dedicado a el. Ninguna chica del Parnaso se volvería novia de un camarero.

Pallina, Silvia Festa y alguna otra chica de la Falconieri están apoyadas afuera en un banco que extiende su peso repartiéndolo a un pilar pequeño de mármol y a su gemelo.

‘Ahí esta.’ Babi tiene las mejillas enrojecidas. Las saluda con una sonrisa divertida, ligeramente cansada de la caminata. Pallina corre hacia ella. ‘Hola.’ Se besan, afectuosas y sinceras. A diferencia de la mayor parte de los besos en las mesas del Parnaso. ‘Que cansancio. No creía que fuera así de lejos!’

‘Viniste a pie?’ Silvia Festa la mira sorprendida.

‘Si, no teniendo mi Vespa.’ Babi mira refiriéndose a Pallina. ‘Y tenia ganas de dar dos pasos. Pero exagere un poco, estoy destruida. No es que me toca regresar de la misma manera, no?’

‘No, toma.’ Pallina le da un llavero. ‘Mi Vespa esta a tu disposición.’ Babi mira la gruesa p de goma azul entre las manos.

‘Y tienes noticias de la mía?’

‘Pollo ha dicho que nadie sabe nada. Debe tenerla la policía. Ha dicho que dentro de poco te avisan.’

‘Imaginate si hablan con mis padres.’ Babi mira el grupo de chicos. Reconoce a Pollo y algún otro amigo de Step. Un tipo con una venda en el ojo le sonríe. Babi mira alrededor. Algunas motos se paran cerca. Babi se voltea esperanzada hacia los que acaban de llegar. El corazón le late fuerte. Inútilmente. Chicos anónimos, al menos a sus ojos, van hacia las mesas saludando.

‘A quien buscas?’ El tono y la cara de Pallina no dejan dudas. Pallina sabe.

‘Nadie, porque?’ Babi mete las llaves en el bolsillo sin mirarla. Esta segura que sus ojos sinceros la traicionarían.

Pallina insiste: ‘No, nada, me parecía que estuvieras buscando a alguien…’

‘Bueno, chao muchachas.’ Un saludo rápido. Sus mejillas se enrojecen. Y no es solo por el cansancio. Pallina la acompaña a la Vespa.

‘Sabes como funciona?’ Babi sonríe, le quita el candado de seguro y la enciende.

‘Que harán esta noche?’

‘Hey, que pasa? Te dignas de salir con nosotros?’

‘Que polémica eres. Solo pregunte que harían!’

‘No lo se. Si quieres te llamo o te hago llamar.’

Pallina la mira alusiva. Detrás de esa sonrisa, rápidamente aparece el: Step. Sus ojos seguros, su piel clara pero bronceada, sus cabellos cortos, sus manos marcadas de sonrisas rotas, de narices golpeadas. ‘Pareces mi pececito.’ La boca abierta… los ojos cerrados… ‘Ah, pero entonces eres incoherente… incoherente… incoherente.’ Como un eco. Babi tiene un momento de orgullo.

‘No gracias, déjalo así. Nos vemos mañana en la escuela. Era solo curiosidad.’

‘Como quieras…’ La Vespa se la lleva veloz antes de que aquella débil onda de orgullo venga acogido por un mar peligroso que aun no recibe la tempestad. Pallina saca afuera del bolsillo el teléfono y sonríe.

Babi mete la Vespa de Pallina en el garaje. Perfecta. Su padre nunca podrá notar la diferencia. La pega aun más del muro, así no puede decir nada.

Mira el reloj. Las siete menos un cuarto. Diablos! Sale corriendo por la escalera. Abre veloz la puerta.

‘Dani, regreso mama?’

‘No, aun no.’

‘Menos mal.’ Raffaella la castigo, Babi no puede salir hasta la próxima semana, y es mucho arriesgarse el primer día. Daniela la mira preocupada.

‘Entonces, se sabe algo de nuestra Vespa?’

‘Nada. Debe tenerla la policía.’

‘Que? Perfecto! Y si hacen el seguimiento?’

‘Me han dicho que antes o después la policía llamara para restituirla. Debemos solo interceptar la llamada antes que papa y mama…’

‘Facil. Y si llaman en la mañana?’

‘Estamos muertas. Por ahora Pallina nos dejo su Vespa. La metí en el garaje, así cuando regrese papa no se dará cuenta de nada.’

‘Ah, a propósito, te llamo Pallina.’

‘Cuando?’

‘Hace poco, cuando estabas afuera. Dijo que esta noche salen y que van al club Vetrine. Que te espera, que no seas orgullosa y que vayas porque descubrió todo. Y después me dijo algo como el nombre de un animal. Conejito, ratoncito… ah si, dijo, salúdame al pececito. Pero quien es el pececito?’

Babi se voltea hacia Daniela: se siente golpeada, descubierta, traicionada. Pallina sabe.

‘Nada, es solo un chiste.’

Seria muy largo de explicar. Muy humillante. La rabia la toma por un momento, la lleva silenciosa a su cuarto. En el atardecer visto desde los vidrios de su ventana ve plasmada toda la historia. La boca de Step, su sonrisa divertida, el cuento a Pollo, sus risas y después el mismo cuento a Pallina y quien sabe a quien mas aun. Fue estupida, debió contárselo a su mejor amiga. La hubiera entendido, consolado. Hubiera estado de su parte, como siempre. Después mira el póster en su armario. Y por un momento siente odio. Pero es solo un momento. Lentamente baja las manos. ‘Mitica pareja!’ Orgullo, dignidad, rabia, indignación. Deslizan fuera de ella como si se quitara una camisa de noche de seda sin mangas, a través de su cuerpo liso y dorado. Y ella, finalmente libre, sale fuera simplemente, con un paso. Desnuda de amor se acerca a el, a su imagen.

Por un momento parecen sonreírse. Abrazados en el sol del horizonte, cerca aun si no es así. El de papel plastificado, ella llena de lucidas emociones, finalmente claras y sinceras.

Ella baja tímida los ojos y sin quererlo se encuentra de nuevo frente al espejo. No se reconoce. Sus ojos así sonrientes, esa piel brillante… hasta la cara le parece diferente. Se echa los cabellos hacia atrás. Es otra. Sonríe feliz a esa que nunca había sido. Una chica enamorada. No solo eso. Una chica indecisa y preocupada de cómo vestirse esa noche.

Mas tarde, después de que sus padres la regañaran de nuevo y hubieran salido para una de sus cenas, Babi entra en el cuarto de Daniela.

‘Dani, voy a salir.’

‘Adonde vas?’ Daniela aparece en la puerta.

‘A Vetrine.’ Babi saca afuera de las gavetas algunas camisas y abre el armario de la hermana. ‘Mira, donde metiste la falda negra… la nueva…’

‘No te la presto! Así me botas también esa! No insistas.’

‘Pero anda, solo fue una vez, no?’

‘Si, quizás esta noche pasa otra cosa. Quizás esta vez terminas en el fango. No, no te la presto. Esa es la única que me queda bien. No te la puedo dar, en serio.’

‘Si, pero cuando yo hago la groupie o salgo en el periódico, ahí vas con tus amigas diciéndole a todas que eres mi hermana. Nunca les dices que no me prestas la falda!’

‘Eso que tiene que ver?’

‘Tiene que ver, tiene que ver, cuando me pidas un favor…’

‘Esta bien, llevatela.’

‘No, ahora no la quiero mas…’

‘No, ahora la agarras…’

‘No, no la quiero…’

‘Ah no? Entonces si no te pones mi falda, cuando salgas yo llamo rápido a mama y le aviso.’

Babi se voltea molesta a la hermana. ‘Que vas a hacer?’

‘Lo que escuchaste.’

‘Veras que cachetes rojos tendrás…’

Daniela hace una cara graciosa y al final terminan las dos riéndose.

‘Toma.’ Daniela pone la falda negra sobre la cama. ‘Es toda tuya. Lánzate dentro del estiércol de nuevo, si te divierte.’

Babi agarra la falda con las dos manos y se la apoya sobre la barriga. Comienza a imaginar que se podría poner encima. Suena el teléfono. Daniela va a responder. En su cuarto, Babi sube el volumen a la radio. La música inunda la casa. Daniela suelta el teléfono. ‘Andrea, espera un momento.’ Cierra la puerta del corredor, después regresa tranquila a hablar. Babi saca afuera todo. El armario abierto, las gavetas en el suelo. La ropa tirada sobre la cama. Indecisión. Va al cuarto de su madre. Abre el armario grande. Comienza a hurgar. Cada tanto se recuerda de algo. Podría quedar bien si lo combino con la falda negra? Abre las gavetas. Debe tener cuidado de donde mete las manos. Las cosas siempre deben regresar a su lugar. Las madres siempre se dan cuenta de todo, o casi. A Raffaella tampoco se dio cuenta de la Vespa de Pallina. Las madres se dan cuenta de todo, pero no entienden nada de motos o de Sony.

No mandes nunca a una mama a comprarte ese estilo de jeans que le viste a tu amiga. Te llevara siempre esos que usa la más gafa de la clase.

Sonríe. Una chaqueta azul? Muy caliente. La camisa de seda? Muy elegante. La chaqueta negra con el body debajo? Muy fúnebre. El body, sin embargo, no queda mal. Body debajo de la camisa? Se puede probar. Cierra las gavetas. Va hacia su cuarto. Dejo una chaqueta roja en la cama. La hubieran descubierto. Lo mete en su puesto. Se hubiera dado cuenta antes de tiempo? El entusiasmo vence al miedo.

‘Pero a quien le importa!’ El castigo desaparece desintegrándose en el espejo. Babi se mira perpleja. Body debajo de la camisa, no. La falda de Dani no va. Mejor así. Pobrecita, de verdad es la única cosa que le queda muy bien. Decide que se la llevaría a las carreras. Mañana. Pero ahora? Ahora que me pongo? Regresa a su cuarto. Que me pongo? En un momento. Abre corriendo la última gaveta. La braga de jeans! La saca afuera. Descolorida, corta y un poco deteriorada, justo como la odia la mama. Justo como la amaría el. Se cambia veloz. Se mete la camisa clara, la empuja debajo del pantalón. Se lanza en la cama, agarra las medias cortas y se las pone, después las cubre con los Converse All Star, altos hasta el talón, azul oscuros, igual que el cepillo que consigue en el baño. Se peina recogiendo hacia atrás los cabellos. Dos zarcillos de colores con forma de peces de los mares del sur. La música enloquece a todo volumen. Una línea negra le alarga los ojos. La esponja gris los difumina, tratando de hacerlos aun mas bellos. Los dientes blancos saben a menta. Un delicado brillo le cubre los suaves labios haciéndolos aun mas deseables. Las mejillas, pintadas de rojo naturalmente, se difuminan solas perfectamente.

Daniela esta todavía en el teléfono. La música de repente se apaga. La puerta del corredor se abre lentamente. Daniela deja de hablar por teléfono.

‘Pero que bella!’

Babi se mete la chaqueta oscura de jeans Levi’s.

‘De verdad estoy bien?’

‘Te ves fenomenal!!!’

‘Gracias Dani… sabes que paso… tu falda era muy seriecita.’

Le da un beso. Después escapa veloz. Saca fuera del garaje la Vespa de Pallina. La prende, mete primera. Va por toda la bajada, deslizándose así por el fresco de la noche. Su perfume Caronne francés se mezcla con el perfume de los jazmines italianos en una delicada igualdad. Saluda a Fiore, el portero. Después maneja en medio del tráfico. Sonríe. Que pensara Step? Le gustara? Que dirá del maquillaje? Que dirá de la camisa debajo de la braga? Se dará cuenta que es del color de sus ojos? Su pequeño corazón comienza a latir veloz. Inútilmente preocupado. No sabe que rápido tendrá todas las respuestas.


La Vetrine. Frente a la puerta un tipo obeso con un pequeño zarcillo en la oreja derecha y la nariz grande hace esperar a un grupo de personas. Babi se mete en la línea. Cerca de ella, dos chicas demasiado maquilladas con especie de sobretodos ligeros de tela y sus acompañantes, dos tipos con chaquetas curiosas. Frente de la solapa tiene un prendedor dorados con forma de saxofón, tan extraño como la idea de que el supiera tocar uno. El otro viene traicionado por los zapatos mocasines ligeros de piel. Esa Marlboro en la boca no lo salvaría. Nunca entrarían.

El portero mira a Babi. ‘Tu.’ Babi sobrepasa las chicas con peinados extravagantes, una pareja muy melosa y dos chicos hermosos que venían de lejos. Alguno se lamenta, pero lo hace en voz baja. Babi sonríe al portero y entra. El vuelve a mirar hacia su pequeño rebaño, la cara decidida, las gruesas cejas, listas a apagar cualquier rebelión. Pero no existe la necesidad. Todos continúan a esperar en silencio, mirándose entre ellos, con esa media sonrisa que solo vale por una frase entera: ‘Nosotros no valemos un coño.’

Dos enormes cornetas suenan en lo alto haciendo retumbar el bajo. En la barra, chicos y chicas gritan tratando de hablarse y riendo. Babi se apoya al vidrio. Mira debajo la gran pista. Todos bailan como locos. En los bordes también la gente mas calmada viene transportada por el house. Vetrine le gusta mucho: entras y miras a través de ese vidrio la gente que baila debajo de ti, después si quieres, bajas tu también, lanzándote a la mezcla, observada por los otros, pequeño espectáculo de colores. Algunas chicas agitan los brazos, otra baila divertida bromeando con su amiga. Con sus pequeños top elásticos blancos y negros, con sus pantaloncillos pegados en la cintura y un poco cortes. Ombligos descubiertos y jeans de colores, ligeramente alargados al final, envueltos por un largo pañuelo en la cintura. Las situaciones de siempre, una chica que es ciegamente ingenua y el chico que trata de enamorar a alguna. Un tipo imitando a John Travolta con un copete en la cabeza y una camisa larga. Una pareja que intenta decirse algo. Quizás el le esta proponiendo un baile mas sensual en casa, solos, con una música mas dulce. Ella ríe. Quizás aceptara. Nada, ninguna pista de Pallina, de Pollo, de los demás amigos y sobretodo de el, de Step. No habrán venido? Imposible. Pallina le hubiera avisado. De repente Babi siente algo. Una extraña sensación. Esta mirando en la dirección equivocada. Y como guiada por una mano divida, por dulce empujón del destino, se voltea. Ahí están. Allí, en la misma sala, sentados en la esquina del fondo, justo contra el ultimo vidrio. Esta todo el grupo: Pollo, Pallina, ese de la venda, otros chicos de cabellos cortos y gruesos bíceps, acompañados por chicas más pequeñas y tiernas. Esta Maddalena, con su amiga de la cara redonda. Y esta el. Step esta bebiendo una cerveza y cada tanto mira abajo. Pareciera buscar algo o alguien. Babi siente algo en el corazón. La esta buscando a ella? Pallina quizás le ha dicho que vendría. Regresa a mirar abajo. La pista le parece enloquecer detrás del vidrio. No, Pallina no se lo pudo haber dicho. Lentamente regresa a mirarlo. Sonríe para si misma. Que extraño. Es así de genial, con ese aire de duro, los cabellos cortos y bajos detrás, la chaqueta cerrada y esa forma de estar sentado, de dueño, tranquilo. Quizás algo en el es dulce y bueno. Quizás su mirada. Step se gira hacia ella. Babi se voltea asustada. No quiere dejarse ver, se mezcla entre la gente y se aleja del vidrio. Va al fondo del local y le paga a un tipo que le da un ticket amarillo y la deja pasar. Baja veloz las escaleras. Debajo la música es más fuerte. En la barra Babi pide una bebida llamada Bellini. Le gusta porque tiene durazno. Step se levanto. Esta apoyado en el vidrio con las tos manos. Mueve arriba y abajo la cabeza al ritmo de la música. Babi sonríe. De ahí no puede verla. Llega el Bellini y en un momento desaparece.

Babi, sin dejarse ver, se voltea hacia la pista, va justo debajo de ellos. Se siente extrañamente eufórica. El Bellini esta haciendo efecto. La música la toma. Se deja llevar. Cierra los ojos y lentamente, bailando, atraviesa la pista. Mueve la cabeza siguiendo el ritmo. Feliz y un poco ebria, en medio de desconocidos. Sus cabellos vuelan. Sale hacia un lado más alto de la pista. Cierra las manos y comienza a bailar ondeando con los hombros, con la boca cerrada y soñadora abre los ojos, mirando arriba. A través del vidrio sus miradas se encuentran. Step esta ahí y la esta viendo. Por un momento no la reconoce. Pallina también la ve. Step se voltea hacia Pallina y le pregunta algo. Desde abajo, Babi no puede escuchar, pero intuye fácilmente la pregunta. Pallina asiente. Step regresa a mirar abajo. Babi le sonríe y después baja la mirada y regresa a bailar, tomada por la música.

Step se aleja veloz, sin preocuparse de nada y de ninguno. Pollo mueve la cabeza. Pallina salta encima de su chico, lo abraza con amor y lo besa en la boca. El tipo tosco y bajo en la escalera deja pasar a Step sin pagar. Lo saluda con respeto. Step se para. Babi esta ahí, frente a el. Un tipo de cabellos largos le baila alrededor a ella interesado. Viendo a Step se aleja como llego, haciéndose el loco. Babi continua bailando mirándolo a los ojos, y en ese momento el se pierde en ese azul. Mudos y sonrientes bailan cerca. Respirando sus miradas, sus ojos, sus corazones. Babi se mueve ondeando. Step se le acerca más. Puede sentir su perfume. Ella alza las manos, las lleva frente a la cara y baila detrás, sonriente. Se deja llevar. El la mira encantado. Es bellísima. Con los ojos así ingenuos como nunca los había visto. Esa boca suave, de color pastel, esa piel terciopelo. Todo en ella parece ser frágil pero perfecto. Sus cabellos bajan felices debajo de la cara, bailan alegres saltando de una parte a otra, haciéndole pareja a su sonrisa.

Step la agarra por la mano, la lleva hacia el. Le acaricia la cara. Están cerca. Step se detiene. Tiembla con la idea. Un pequeño movimiento y quizás ella, frágil sueño de cristal, se destrozaría en miles de pedazos. Entonces le sonríe y la saca de ahí. Secuestrándola de esa confusión, de toda esa gente desencadenada, a esos tipos que se mueven frenéticos, que parecen enloquecer mientras pasan. Step la lleva a través de ese mar de brazos agitándose protegiéndola de empujones humanos, de peligrosos codazos empujados de ritmo, de pasos agitados y se inocente alegría. Más en alto, detrás del vidrio. Alegría y dolor. Pallina mira a Babi desaparecer con el, finalmente coherente y sincera. Maddalena mira a Step desaparecer con ella, culpable solo de no haberla amado y de nunca haberla dejado creerlo. Y mientras ellos dos, frescos de amor, salen a la calle, Maddalena se deja caer sobre el sofá cercano. Desilusionada y de la misma forma que se enamoro, sola. Se mantiene con un vaso vacía entre las manos y algo más difícil de llenar adentro. Ella, simple abono de esa planta que siempre florece sobre la tumba de un amor sepultado. Esa rara planta llamada felicidad.

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