Bellos y vestidos de jeans, mejor que una publicidad en vivo. Sobre la moto azul oscura como la noche, se confunden en la ciudad, riendo. Hablando de todo y de nada a la vez, sonriéndose en los espejos doblados hacia adentro. Ella apoyada sobre su hombro, se deja llevar así, rozada por el viento y de esa nueva emoción. Avenida Cuatro Fuentes. Plaza Santa Maria Mayor. Esquina a la derecha. Un pequeño club. Un tipo ingles en la puerta reconoce a Step. Lo deja pasar. Babi sonríe. Con el se entra a todos lados. Es su ticket. El ticket para la felicidad. Esta tan feliz que no se acuerda de ordenar una cerveza oscura, ella que odia las claras, al final divide feliz con el un plato de pasta olvidándose la pesadilla de la dieta. Como un río sigue hablándole de todo, se no tener secretos. Le parece inteligente y fuerte, bello y dulce. Y ella que no había dado cuenta antes, estupida y ciega, ella que lo ofendió, áspera y mala. Pero después se disculpa. Solo tenía miedo. Juegan a dardos. Ella alza el tiro al blanco y lo aguanta cerca de su corazón. Si voltea hacia el. ‘Seria un buen resultado, no?’ El le sonríe. Hace seña de si. Babi lanza divertida otro dardo, pero sus ojos no se dan cuenta que ya había logrado hacer un centro.
De nuevo secuestrada. Vía Cavour. La pirámide. A toda velocidad, saboreando el viento fresco de esa noche a finales de abril. Step mete la tercera y después la cuarta. El semáforo en el cruce se muestra amarillo. Step lo atraviesa. De repente siente un chirrido de frenos. Cauchos que se queman sobre el asfalto. Un Jaguar Sovereign viene de la izquierda a toda velocidad, trata de frenar. Step, agarrado de sorpresa, frena manteniéndose en el medio del cruce. La moto se apaga. Babi lo abraza fuerte. En sus ojos asustados se ven los potentes faros del carro se avecina.
El conductor de la pantera salvaje se revela al freno violento. El carro se detiene. Babi cierra los ojos. Siente el rugido del motor frenando, el perfecto ABS controlar las ruedas, los cauchos presionados por los frenos. Después nada más. Abre los ojos. El Jaguar esta ahí, a pocos centímetros de la moto, inmóvil. Babi da un suspiro de relajo y libera la chaqueta de Step de su apretón asustado.
Step, impasible, mira el conductor del carro.
‘No deberías correr, pendejo!’ El tipo, un hombre por sus treinta y cinco años, con los cabellos de corte perfecto, baja la ventanilla eléctrica.
‘Que has dicho, disculpa muchachito?’ Step le sonríe bajándose de la moto. Conoce esos tipos. Debe tener a la mujer al lado y no quiere quedar mal. Se acerca al carro. De hecho, a través del vidrio ve las piernas femeninas cerca de el. Bellas manos cruzadas sobre una cartera negra y un vestido elegante. Trata de ver a la mujer en la cara, pero la luz de un poste se refleja sobre el vidrio escondiéndola. Muchachito. Ya veras quien será el muchachito. Step abre la puerta al tipo con educación.
‘Venga afuera idiota, así escuchas mejor.’ El hombre de los treinta y cinco años hace por bajar. Step lo agarra por la chaqueta y lo lleva directamente afuera. Lo lanza contra el Jaguar. El puño de Step se alza en el aire listo a golpearlo.
‘Step, No!’ Es Babi. La ve de pies cerca de la moto. Su mirada disgustada y preocupada. Los brazos abandonados por la cadera. ‘No lo hagas!’ Step libera un poco la presión. El tipo se aprovecha rápido. Libre y villano, lo golpea con un puño en la cara. Step va hacia atrás con la cabeza. Pero es un momento. Sorprendido, se lleva la mano a la boca. Su labio sangra. ‘Horrible hijo de…’ Step se lanza encima de el. El tipo lleva sus brazos al frente, baja la cabeza intentando cubrirse, asustado. Step lo agarra por sus cabellos rizos, le lleva la cabeza hacia abajo listo para darle un rodillazo, cuando de repente viene golpeado de nuevo.
Esta vez de una forma diferente, más fuerte, directamente en su corazón.
Un golpe seco. Una simple palabra. Su nombre.
‘Stefano…’
La mujer se bajo del carro. La cartera apoyada en el asiento y ella cerca, de pie. Step la mira. Mira la cartera, no la conoce. Quien sabe quien se la habrá regalado. Que pensamiento más extraño. Lentamente abre la mano. El tipo rizado y afortunado se consigue libre. Step se queda mirándola en silencio. Esta bella como siempre. Un débil ‘Hola’ sale de sus labios. El tipo lo empuja de lado. Step va hacia atrás dejándose llevar. El tipo se monta en su Jaguar y la apura.
‘Larguemonos, rápido.’
Step y la mujer se miran por un último instante. Entre esos ojos similares, una extraña magia, una larga historia de amor y tristeza, sufrimiento y pasado. Después ella se monta en el carro, bella y elegante, igual como apareció. Lo deja ahí, en la calle, con el labio sangriento y el corazón en pedazos. Babi se le acerca. Preocupada por esa única herida que puede ver, le toca ligeramente el labio con la mano. Step se aleja y se monta en silencio en la moto. Espera que ella este detrás para partir con rabia. Corre al frente, acelera bastante. La moto se desliza en la calle, sube rápido por la avenida Lungotevere.
Step, sin hablar, comienza a correr. Y deja detrás los recuerdos lejanos, acelerando. Ciento treinta, ciento cuarenta. Siempre más fuerte. El aire frío le golpea la cara, y ese fresco sufrimiento le da alivio. Ciento cincuenta, ciento sesenta. Aun más fuerte. Pasa rápido entre dos carros cercanos. Casi los toca mientras sus ojos entrecerrados miran alrededor. Imágenes felices de esa mujer le llena su mente confundida. Ciento setenta, ciento ochenta, una dulce cuneta y la moto casi vuela a través de un cruce. Un semáforo da rojo rápidamente. Los carros a su izquierda suenan, frenando apenas partidas. Sumisos a esa moto prepotente, a ese bólido nocturno débilmente iluminado, peligroso y veloz como un proyectil cromado de azul. Ciento ochenta, doscientos. El viento sopla. La calle, borrosa a los bordes, se une en el centro. Otro cruce. Una luz lejana. El verde desaparece. El amarillo que llega. Step se agarra al pequeño botón de la izquierda. Su bocina se alza en la noche. Como el grito de un animal herido que esta yendo al encuentro de la muerte, como la sirena de una ambulancia, chillón como el grito de la herida que lleva adentro. El semáforo cambia de nuevo. Rojo.
Babi comienza a golpearlo en la espalda con los puños. ‘Parate, párame.’ En el cruce, los carros parten. Un muro de metal de maquinas costosas y coloridas se alzan sonoras frente a ellos. ‘Parate!’
Ese ultimo grito, aquel reclamo a la vida. Step parece despertarse de repente. El manubrio del acelerador, libre, regresa a cero. El motor se mantiene debajo de sus pies prepotente. Cuarta, tercera, segunda. Step aprieta fuerte el freno de acero, doblándolo casi. La moto tiembla frenando, mientras la pasajera baja veloz. Las ruedas dejan dos marcas derechas y profundas en el asfalto. Un olor de quemado sale de los pistones humeantes. Los carros desfilan tranquilos a pocos centímetros de la rueda delantera de la moto. No se dieron cuenta de nada. Solo Step se acuerda de ella, de Babi. Se asusto. La ve ahí, apoyada a un muro en el borde de la calle.
Sollozos cortos le salen del pecho, no contenidos como las pequeñas lágrimas que riegan su pálida cara. Step no sabe que haces. Parado de pie, frente a ella, con los brazos abiertos, miedoso de tocarla, asustado por la idea que esos pequeños nerviosos sollozos solo con su simple toque se transformen en un llanto desenfrenado. Decide intentar de igual forma. Pero la reacción es inesperada. Babi le aleja con fuerza la mano, sus palabras salen casi gritando, cortadas por el llanto.
‘Porque? Porque te pusiste así? Estas loco? Te parece bien ponerse a correr de ese modo?’ Step no sabe que responderle. Mira sus ojos húmedos y grandes, mojados de lágrimas.
Como puede explicarle? Como puede decirle lo que esta detrás de todo?
Su corazón queda apretado en una confusión silenciosa. Babi lo mira. Sus ojos azules, sufrientes e interrogativos, buscan en el una respuesta. No puedo, parece repetirse a si mismo. No puedo. Babi respira fuerte y casi retomando fuerza ataca de nuevo.
‘Quien era esa mujer? Porque cambiaste así de repente? Step me lo debes decir. Que paso entre ustedes?’
Y esa ultima frase, ese gran error, esa equivocación imposible parece golpearlo de lleno. En un momento todas sus defensas desaparecen. Su guardia constante y fuerte, entrenada en silencio día tras día, se baja repentinamente. Su corazón se deja llevar, por la primera vez tranquilo. Sonríe a esa chica ingenua.
‘Quieres saber quien es esa mujer?’
Babi asienta.
‘Es mi madre.’
Apenas dos años antes.
Step, encerrado en su cuarto, trata mientras camina, de repetir la lección de química. Se apoya con las manos en la mesa. Hojea el cuaderno con los apuntes. Nada que hacer. Esas formulas no quieren entrarle en la cabeza.
De repente, del último piso del edificio de enfrente, el cantante Battisti suena alto y fuerte ‘Me vienes a la mente, bella como eres…’ Afortunado el, a mi no me viene nada a la mente y odio la química. Después, viendo que quieren poner todo el CD, se levanta y abre la ventana.
‘Hey, podrías bajarle?!’
Lentamente la música baja de volumen. ‘Estos inútiles.’ Step regresa a sentarse y se concentra de nuevo en química.
‘Stefano…’ Step se voltea. Su madre esta ahí frente a el. Viste una camisa marrón con diseños extraños, claros y dorados. Debajo, una falda vinotinto le cubre las esplendidas piernas envueltas en medias pantis que desaparecen en un par de elegantes zapatos marrón oscuro. ‘Estoy saliendo, quieres algo?’
‘No gracias, mama.’
‘Esta bien, nos vemos esta noche. Si llama tu papa le dices que debí salir para llevarle los papeles que el sabe al agente.’
‘Esta bien.’
Su madre se le acerca y le da un suave beso en la mejilla. De mechones de su largo cabello negro sale una caricia de perfume. Step piensa que quizás se echo mucho. Decide no decírselo. Después, mirándola salir entiende que hizo bien. Es perfecta. Su madre no puede equivocarse. Ni siquiera poniéndose el perfume. Debajo del brazo tenia la cartera que le regalaron el y su hermano. Paolo puso casi todo el dinero, pero fue el quien la eligió, en ese negocio en la vía Cola de Rienzo donde tantas veces ha visto a su mama detenerse indecisa.
‘Eres un verdadero conocedor’ le susurro ella a su oído poniéndosela bajo el brazo y, caminando feliz, ha hecho una especie de desfile. ‘Bueno, como me queda?’
Todos dan respuestas divertidas. Pero ella de verdad quería escuchar solo la opinión del ‘verdadero conocedor’.
‘Estas bellísima, mama.’
Step regresa a su cuarto. Siente la puerta de la cocina cerrarse. Cuando fue que le regalaron esa cartera? Por navidad o su cumpleaños? Decide que en ese momento es mejor recordar las formulas de química.
Más tarde. Casi las siete. Le faltan tres páginas para terminar de repasar. Después sucede. Battisti regresa a cantar. De la ventana entrecerrada del ultimo piso del edificio de frente. Más fuerte que antes. Insistente. Provocante. Sin respeto por nada ni nadie. Por el que estudia, por el que no puede ir al gimnasio. Esto es mucho.
Step agarra las llaves de la casa y sale corriendo batiendo la puerta a sus espaldas. Atraviesa la calle y entra en el portón del piso de enfrente. El ascensor esta ocupado. Sube por las escaleras saltando dos escalones a la vez. Basta, no puede más. No tiene nada contra Battisti, sin embargo. Pero tenerlo de ese modo. Llega al último piso. Justo en ese momento el ascensor se abre. Sale un mensajero con un paquete cerrado en la mano. Es más rápido que Step. Revisa el apellido en la tarjeta de la puerta y suena. Step recupera la respiración al lado de el. El mensaje lo mira curioso. Step le devuelve la mirada sonriendo, después mira el paquete que tiene en la mano. Encima tiene la escritura Antonini. Deben ser las famosas tartas. Ellos también las compran, cada domingo. Tienen de todo tipo. Con salmón, con caviar, con frutos de mar. Su madre se vuelve loca por ellos.
‘Quien es?’
‘Antonini. Son las tartas que ordeno, señor.’
Step sonríe a si mismo. Lo adivino, quizás aquel para disculparse le ofrecería una. La puerta se abre. Aparece un muchacho de treinta años. Tiene una camisa abotonada a la mitad y debajo solamente un bóxer. El mensajero hace para darle el paquete pero cuando el muchacho ve a Step se lanza contra la puerta tratando de cerrarla. Step no entiende, pero instintivamente va hacia delante. Pone el pie en medio a la puerta parándola. El mensajero va hacia atrás para tener en equilibrio el empaque de cartón. Mientras Step esta ahí, con la cara apoyada contra la fría madera oscura, a través de la abertura de la puerta, la ve. Esta puesta sobre un sofá. De repente recuerda. Esa cartera, el y su hermano, se la regalaron en navidad. Esa rabia y desesperación, las ganas de no estar ahí, de no creer sus propios ojos, multiplican su fuerza. Lanza la puerta haciéndolo caer al suelo. Entra en la sala como una furia. Y sus ojos quisieran haber estado ciegos para nunca haber visto todo lo que tenía al frente. La puerta del cuarto de dormir esta abierta. Ahí, entre las sabanas desordenadas, con una cara diferente, irreconocible a el que la ha visto miles de veces, esta ella. Se esta prendiendo un cigarrillo con aire inocente. Sus ojos se encuentran, y en un momento algo se rompe, se apaga por siempre. Y también ese último cordón umbilical de amor viene roto y los dos, mirándose, gritan en silencio, llorando en el interior. Después el se aleja mientras ella se queda ahí, en la cama, sin hablar, consumiéndose como ese cigarrillo que apenas prendió. Quemándose de amor por el, de odio por si misma, por el otro, por esa situación. Step va lentamente hacia la puerta, se detiene. Ve al mensajero afuera, cerca del ascensor, con las tartas en la mano mirándolo en silencio. De repente siente una mano en su hombro. ‘Escucha…’ Es ese muchacho. Que debe escuchar. No siente mas nada. Ríe. El muchacho no entiende. Se queda mirándolo estupefacto. Después Step lo golpea con un puño en plena cara. Justo en ese momento, las palabras de Battisti, inocente culpable de ese descubrimiento, hacen eco en el piso o quizás vienen solo en la mente a Step ‘Disculpame si puedes, señor pido disculpa también a ella’ Pero de que me debo disculpar?
Giovanni Ambrosini se lleva las manos a la cara llenándolas de sangre. Step lo agarra por la camisa y rompiéndosela lo lanza fuera de esa casa sucia de amor ilegal.
Lo golpea muchas veces en la cabeza. El muchacho trata de huir. Comienza a bajar las escaleras. Step es rápidamente detrás. Con una patada precisa lo empuja con fuerza, haciéndolo caer. Giovanni Ambrosini rueda bajando las escaleras. Apenas se para, Step es encima de el. Lo llena de paradas en la espalda, las piernas, mientras el se aguanta al pasamanos tratando de bajar, de huir. Lo esta masacrando. Step comienza a agarrarlo por los cabellos, tratando de hacer que se soltara, pero mientras su mano se llena de cabellos, Giovanni Ambrosini se mantiene ahí, pegado a esas barras de hierro, gritando aterrorizado. Las puertas de los otros apartamentos se abren. Step agarra a patadas sus manos que comienzan a sangrar. Pero Giovanni Ambrosini no se despega, se mantiene ahí pegado, sabe que es su única salvación. Entonces Step lo hace. Lleva hacia atrás la pierna y con toda la fuerza le golpea la cabeza desde atrás. Una patada violenta y exacta. La cara de Ambrosini se estampa contra el pasamano. Con un sonido sordo. Todos los dos pómulos se golpean, lacerándose. La sangre salpica. Los huesos de la boca se rompen. Un diente cae sonando lejos en el mármol. El pasamano comienza a vibrar y ese sonido de hierro se aleja bajando por las escaleras junto al último grito de Ambrosini. Step escapa, bajando corriendo, pasando veloz entre terribles caras de inquilinos curiosos, tropezando con cuerpos flácidos que intentan inútilmente detenerlo. Vaga por la ciudad. No regresa a su casa esa noche. Va a dormir donde Pollo. El amigo no le hace preguntas. Por suerte su padre salio esa noche, así que pueden dividir la cama. Pollo siente a Step agitarse mientras duerme, sufrir en un sueño. Pero la mañana después hace como si nada, aun si uno de las dos almohadas esta mojada de lágrimas.
Desayunan sonriendo, hablando más o menos, dividiéndose un cigarrillo. Después Step va a la escuela y en la interrogación de química logra conseguir un seis. Pero desde ese día su vida cambio. Nadie nunca supo porque, pero nunca fue igual.
Algo malo se metió dentro de el. Una bestia, un terrible animal hizo su casa adentro de su corazón, listo a salir afuera en cualquier momento, a golpear, con rabia, con maldad, hijo del sufrimiento y de un amor destruido. Desde entonces la vida en la casa no fue posible. Silencios y miradas incomodas. No más sonrisas, ni con la persona que más había amado. Después el proceso. La condena. Su madre que no testimonio a su favor. Su padre que lo regaño. Su hermano que nunca entendió. Y nadie que nunca supiera que pasó entre ellos dos. Guardianes forzados de ese terrible secreto. El mismo año sus padres se separaron. Step se fue a vivir con Paolo. El primer día que entra en esa nueva casa mira fuera de la ventana de su cuarto. Solo hay un prado tranquilo. Comienza a arreglar su ropa. Agarra de la maleta algunas camisas y las apoya en el fondo del armario. Después agarra un suéter. Mientras la saca afuera se le abre entre las manos. Por un momento le pareciera que su madre estuviera ahí. Le recuerda de cuando se la presto, de aquel día que corrieron juntos por avenidas con árboles. Cuando el estaba tan cerca de ella. Y ahora esta en esa casa, tan lejos de ella, en todos los sentidos.
Aprieta duro el suéter entre sus manos y se la lleva a la cara. Siente su perfume, comienza a llorar. Después, tontamente, se pregunta si aquel día hubiera sido mejor decirle que se había puesto mucho perfume.
De nuevo ahora, de noche.
La moto corre tranquila sobre las orillas. Pequeñas ondas se regresan lentas. Van y vienen, respiro regular del mar profundo y oscuro que los observa de lejos. La luna alta en el cielo ilumina todo. La playa se pierde lejana entre las manchas más oscuras del monte. Step apaga los faros. Envueltos en la oscuridad, comienzan a correr así, sobre ese suave suelo mojado. Llegan a la mitad de la playa Feniglia y se detienen. Caminan cerca, solos, envueltos por esa paz. Babi va a la orilla. Pequeñas ondas de playa se rompen antes de bañar sus All Star azules. Una onda más caprichosa de las otras trata de alcanzarla. Babi echa para atrás veloz huyéndole. Termina contra Step. Sus brazos fuertes la acogen segura. Ella no se aleja. En esa luz nocturna aparece su sonrisa. Sus ojos azules llenos de amor lo miran divertidos. El se le avecina y lentamente, abrazándola, la besa. Labios suaves y calidos, frescos y salados, acariciados por el viento del mar. Step le pasa una mano entre los cabellos. Se los lleva atrás descubriéndole la cara. La mejilla pintada de plateado, pequeño espejo de la luna arriba, se une a una sonrisa. Otro beso. Nubes lentas pasean en el cielo azul de la noche. Ahora Step y Babi están echados sobre la arena fresca, abrazados. Las manos sucias de pequeños granitos de arena se buscan divertidas.
Otro beso. Ahora Babi se pone encima alzándose sobre los dos brazos. Lo mira, el esta debajo de ella. Esos ojos ahora tranquilos la miran. Su piel parece color ébano, lisa y delicada. Sus cabellos cortos no tienen miedo de ensuciarse. Parece pertenecer a esa playa echado ahí, con los brazos estirados, dueños también de ella, tomándola en un beso mas largo y fuerte. La abraza teniéndola cerca, respirando su sabor suave. Y ella se deja llevar, tomada por esa fuerza, y en ese momento se da cuenta que no había besado a ninguno de verdad.
Ahora esta sentado detrás de ella, la tiene abrazada entre sus piernas. El, sólido espaldar, interrumpe cada tanto sus pensamientos con un beso en el cuello.
‘Que piensas?’
Babi se voltea hacia el viéndolo con la esquina de los ojos.
‘Sabia que me lo preguntarías.’ Regresa a apoyar la cabeza en su pecho. ‘Ves esa casa allá arriba en las rocas?’ Step mira esa dirección que indica su mano. Antes de perderse lejos se detienen sobre ese pequeño índice y le parece estupendo eso también. Sonríe, único dueño de sus pensamientos.
‘Si, la veo.’
‘Es mi sueño! Cuanto me gustaría vivir en esa casa. Piensa como debe ser la vista desde allá. Una ventana al mar. Una sala donde estar abrazados mirando el atardecer.’
Step la aprieta de nuevo. Babi se mantiene un momento aun mirando lejos soñadora. El se le acerca poniendo su mejilla contra la suya. Ella, divertida y caprichosa trata de alejarlo, sonriéndole a la luna, fingiendo de querer escaparse. Step le agarra la cara entre las manos y ella, pálida perla, sonríe prisionera de esa concha humana.
‘Quieres bañarte?’
‘Bromeas, con este frío? Y no tengo el traje.’
‘Anda, no hace frío y un pececito como tu no necesita traje de baño.’
Babi hace una mueca de rabia y lo empuja hacia atrás con las dos manos.
‘A propósito, le contaste a Pollo la historia de la otra noche, verdad?’
Step se alza y trata de abrazarla.
‘Que, bromeas?’
‘Y como Pallina lo sabe? Se lo dijo Pollo!’
‘Te lo juro que no le dije nada. Quizás debí hablar en mis sueños…’
‘Hablar en tus sueños, si seguro… ya te dije que no creo en tus juramentos.’
‘De verdad, cada tanto hablo mientras estoy dormido y después te darás cuenta tu misma.’
Step va hacia la moto mirando atrás divertido.
‘Me daré cuenta? Estas bromeando verdad?’
Babi lo alcanza un poco preocupada.
Step ríe. Su frase alcanzo el resultado esperado.
‘Porque, esta noche no dormiremos juntos? Si faltan pocas horas para que amanezca.’
Babi mira preocupada el reloj.
‘Las dos y media. Diablos, si regresan mis padres antes que yo estoy muerta. Rápido, debo regresar a casa.’
‘Entonces no duermes en mi casa?’
‘Estas locos? Quizás no has entendido que sucederá si no llego. Y de paso, alguna vez has visto a un pececito que duerme con alguno?’
Step prende la moto, tiene presionado el freno delantero y acelera. La moto obediente en medio de sus piernas gira sobre su misma y se para frente a ella. Babi se monta detrás. Step mete la primera. Dulcemente se alejan, cada vez más veloces, dejando atrás una marca precisa de largos neumáticos. Más lejos entre la arena agitada de besos inocentes, esta un pequeño corazón. Lo dibujo ella escondida, con ese índice que a el le gusto tanto. Una onda solitaria le borra los bordes. Pero con un poco de imaginación todavía se puede leer esa S y la B. un perro ladra lejos a la luna. La moto continua su carrera enamorada desapareciendo lejos en la noche. Una onda más determinada borra del todo ese corazón. Pero ninguno podrá nunca borrar ese momento de sus recuerdos.
Frente a Vetrine, se para en medio de la calle desierta, ahora solo esta su Vespa. Babi baja de la moto, le quita el seguro de la rueda delantera y la prende. Monta en la silla y la empuja adelante. Después pareciera casi acordarse de el.
‘Chao’ Le sonríe con ternura. Step se le acerca.
‘Te acompaño, te escolto hasta tu casa.’ Llegaron en la calle Francia, Step se acerca a la Vespa y apoya el pie derecho debajo del farol, bajo la pequeña placa.
Acelera. La Vespa aumenta la velocidad. Babi se voltea asustada hacia el.
‘Tengo miedo.’
‘Manten derecho el manubrio…’
Babi regresa a mirar frente aguantándose fuerte y segura a las manillas. La Vespa de Pallina va mas rápido que la suya, pero a esos niveles nunca hubiera llegado. Hacen todo el recorrido de la calle Francia y después suben por la salida de la vía Jacini, hasta la plaza. Step le da un último empujón justo debajo de su complejo. La deja ir. Lentamente la Vespa pierde velocidad. Babi frena y se gira hacia el. Esta parada, derecho en su moto, a pocos pasos de ella. Step se mantiene mirándola un rato. Después le sonríe, mete la primera y se aleja. Ella lo sigue con la mirada hasta cuando desaparece detrás de la curva. Lo siente acelerar siempre más, un cambio veloz de marcha, a toda velocidad. Babi espera que Fiore, somnoliento, suba la barra. Después va por la subida del complejo. Cuando gira derecho por la curva, una triste sorpresa. Su casa esta toda iluminada y su madre esta ahí, asomada en la ventana de su cuarto.
‘Claudio, ahí esta!’
Babi sonríe desesperadamente. No sirve de nada. Su madre cierra la ventana golpeándola. Babi mete la Vespa en el garaje, logrando pasarla entre el muro y la Mercedes. Mientras cierra el portón piensa en la cachetada de esa mañana. Inconscientemente se lleva la mano a el cachete. Trata de recordar cuanto daño le hizo. No se preocupa tanto. Rápido lo sabría. Sube las escaleras lentamente tratando de retardar lo más posible el tiempo de esa descubierta ahora inevitable. La puerta esta abierta. Pasa debajo del marco de la puerta. Condenada a la guillotina, ella, moderna culpable en braga, perdería la cabeza. Cierra la puerta. Una cachetada la golpea en plena cara.
‘Ay.’ Siempre en la misma parte, piensa, masajeándose la mejilla.
‘Ve rápido a la cama, pero antes dale las llaves de la Vespa a tu padre.’
Babi atraviesa el corredor. Claudio esta ahí, cerca de la puerta.
Babi le da el llavero de Pallina.
‘Babi?’
Ella se voltea preocupada. ‘Que sucede?’
‘Porque esta P?’
La P de goma del llavero de Pallina esta entre las manos de Claudio. Babi lo mira perpleja por un momento, despierta por la cachetada, fresca creadora al instante, improvisa.
‘Pero papa, no recuerdas? Es el sobrenombre que me diste tú? De pequeña siempre me llamabas Pitufina!’
Claudio se mantiene indeciso un momento, después sonríe.
‘Es cierto! Pitufina. No lo recordaba.’ Después regresa a ser serio. ‘Ve a la cama ya. Hablamos mañana de toda esta historia. No me gusto para nada, Babi!’
Las puertas de los cuartos se cierran. Claudio y Raffaella, ahora tranquilos, discuten acerca de esa hija que era calmada y tranquila, ahora rebelde a irreconocible. Regresa a horas de la madrugada, participa en carreras de moto, termina con una fotografía en los periódicos. Que le paso? Que le sucedió a la Pitufina de un tiempo?
En el cuarto de al lado, Babi se quita la ropa y se mete en la cama. Su cachete enrojecido consigue un fresco descanso en la almohada. Se mantiene así, soñadora por un rato. Le parece sentir todavía el sonido de las pequeñas ondas y el viento que le acaricia los cabellos, y ese beso, fuerte y tierno al mismo tiempo. Se gira en la cama. Piensa en el mientras mete las manos debajo de la almohada, soñando en abrazarlo. Entre las lisas sabanas, pequeños granitos de arena la hacen sonreír. En la oscuridad del cuarto, lentamente consigue la respuesta que sus padres están buscando. Eso es lo que le paso a la Pitufina de un tiempo atrás. Se enamoro.
Babi no tiene tiempo de subir las escaleras de la escuela sin que Pallina le salte encima rápidamente.
‘Bueno, como te fue? Te desapareciste…’
‘Bien, fuimos a Ansedonia.’
‘Hasta allá, tan lejos?’
Babi asiente.
‘Y lo hicieron?’
‘Pallina!’
‘Lo siento, fueron allá lejos, estaban seguro en la playa, no?’
‘Si.’
‘Y no hicieron nada?’
‘Nos besamos.’
‘Yahooo.’ Pallina le salta encima. ‘Eso! Que suerte, te conseguiste el mas bello de la ciudad.’ Después se da cuenta que Babi esta un poco triste. ‘Que pasa?’
‘Nada.’
‘Anda, no digas mentiras, di que pasa. Anda. Confía en tu vieja y sabia amiga Pallina. Lo hicieron, verdad?’
‘Nooo! Solo nos besamos, y fue bellísimo. Pero…’
‘Pero…?’
‘Pero no se como quedamos.’
Pallina la mira confusa. ‘Pero intento algo…? Bajo el puño dos veces hacia debajo de manera elocuente.
Babi niega con la cabeza resoplando: ‘No.’
‘Entonces es verdaderamente preocupante.’
‘Porque?’
‘Le interesas.’
‘Tu crees?’
‘Estoy segura. Normalmente se acuesta con todas la primera noche.’
‘Ah, gracias, eres un gran apoyo.’
‘Quieres la verdad, no? Disculpa, debes estar feliz. No te preocupes, si este es tu problema, solo debes esperar la próxima vez, ya veras!’
Babi le da un empujón. ‘Estupida… por cierto Pallina, te secuestraron tu Vespa…’
‘Mi Vespa?’ Pallina cambia de expresión. ‘Quien fue?’
‘Mis padres.’
‘Esa simpaticona de Raffaella. Uno de estos días le debo dar un sermoncito. Sabes que la otra noche se estaba propasando?’
‘Mi madre? Y con quien?’
‘Conmigo! Me beso mientras dormía en tu cama creyendo que eras tu!’
‘Juralo!’
‘Si!’
‘Ve que mi padre agarro tu llavero pensando que era el mío.’
‘Y no se dio cuenta de la P?’
‘Si! Le dije que de pequeña me llamaba siempre Pitufina.’
‘Y te creyó?’
‘Ahora solo me llama así.’
‘Es un buen tipo tu padre, pero es un poco ingenuo.’
Entran en clase así. Una rubia y estirada, la otra castaña y pequeña. Bella y preparada la primera, graciosa e ignorante la segunda, pero con una gran cosa en común: su amistad. Mas tarde Babi esta ahí, soñando mientras mira la pizarra, sin ver los números escritos encima, sin escuchar las palabras de la profesora. Piensa en el, en que estaría haciendo en ese momento. Se pregunta si estará pensando en ella. Trata de imaginárselo, sonríe feliz, después preocupada, a la final ansiosa. Puede ser cualquier cosa. A veces es tierno y dulce, de repente es salvaje y violento. Suspira y mira la pizarra. Es mucho más fácil resolver la ecuación.
Step se levanto hace poco. Se metió bajo la ducha y se deja masajear por ese chorro fuerte y decidido. Empuja las manos contra el muro mojado y, mientras el agua le cae por la espalda, empuja hacia abajo alternando las piernas, alzándose sobre sus pies, primero el derecho y después el izquierdo. Mientras el agua se desliza por su cara recuerda los ojos azules de Babi. Son grandes, pulidos y profundos. Sonríe y teniendo los ojos cerrados la ve perfectamente. Esta ahí, inocente y serena frente a el, con los cabellos salvajes en el viento y esa nariz derecha. Ve esa mirada segura, llena de carácter. Secándose, regresa a pensar en todo aquello que se han dicho, a todo lo que le contó. Ella, único dulce oído casi desconocido, silencioso oyente de su antiguo sufrimiento, de su amor odiado, de su tristeza. Se pregunta si esta loco. Igual ya paso todo.
Desayunando piensa en la familia de Babi. En la hermana. En el papa de aire simpática. A esa mama del carácter decidido y duro, de detalles similares a Babi, un poco diferentes por la edad. Se volvería ella algún día como su madre? A veces las madres son la proyección futura de la chica con la cual salimos hoy. Se acuerda de una madre mejor que una hija. Termina el café sonriendo. Suenan la puerta. Maria abre. Es Pollo. Le lanza la usual bolsa en la mesa, sus sándwiches de salmón.
‘Entonces? Me debes decir que paso. Lo hicieron o no? Quien lo imagina… con ese carácter cuando lo harían? Nunca! Donde se fueron después. Los busque por todos lados. Oh, no sabes como esta Madda. Esta envenenada! Si la consigue, la cae a golpes.’
Step deja de poner su cara divertida. Maddalena, es cierto, no lo había pensado. No había pensado a nada mas después esa noche. Decide que tampoco quiere pensarlo ahora. En el fondo nunca se prometieron algo.
‘Toma.’ Pollo saca fuera del bolsillo una hoja blanca doblada y se lo lanza. ‘Este es su numero de teléfono.’ Step lo agarra en el aire. ‘Hice que Pallina me lo diera ayer, sabia que hoy me lo hubieras pedido…’
Step se lo mete en el bolsillo y después va a su cuarto. Pollo lo sigue.
‘Entonces Step, me dirás algo o no? Lo hicieron?’
‘Pollo, porque siempre me haces estas preguntas? Sabes que yo soy un caballero, no?’
Pollo se echa en la cama, doblándose de la risa.
‘Un caballero… tu? Dios mío, estoy mal! lo que me toca escuchar… un caballero!’ Step lo mira agitando la cabeza, mientras se mete los jeans, también el se pone a reír. Cuantas veces no fue un caballero! Y por un momento le gustaría tener algo más que contarle al amigo.
En la salida de la Falconieri ningún muchacho vende libros. Es una escuela muy ‘alta’ para que siquiera la ultima de las alumnas compren un libro usado. Babi baja los escalones mirando alrededor esperanzada. Grupos de chicas en el fondo de la escalera esperan nuevos conocidos o viejas conquistas. Pero ninguno de ellos es el que quiere. Babi da los últimos pasos. El sonido de una moto veloz le hace subir la mirada. Su corazón late más veloz. Inútilmente. Una moto roja pasa entre los carros. Una joven pareja abrazada va hacia la izquierda al mismo tiempo. Babi los envidia por un momento. Después entra al carro. Su madre esta ahí, todavía molesta por el día anterior. ‘Hola mama.’
‘Hola’ es la seca respuesta de Raffaella. Babi no recibe ninguna cachetada ese día, no tiene razón. Pero esto casi lo lamenta.
Step y Pollo están pegados a la red. Seguidos del borde del campo de entrenamiento de su equipo. Cerca están Schello, Hook y algún otro amigo, comparten la pasión por el equipo Lazio de fútbol. Fanatiquismo desenfrenado solo para armar un bochinche. Step, sin hacerse ver, sube la manga izquierda de la chaqueta, dejando al descubierto el reloj. La una y media. Debió salir hace poco. Se la imagina en el carro de la mama, en la vía Francia, regresando a la casa. Más bella que un gol de Mancini. Pollo lo mira.
‘Que pasa?’
Pollo estira los brazos. ‘Nada, porque?’
‘Entonces que coño ves?’
‘Porque, no puedo mirar?’
‘Pareces homosexual… mira el partido no? Te traigo para acá y que haces? Te pones a ver mi cara?’
Step se voltea hacia el campo. Algunos jugadores con las chaquetas deportivas de entrenamiento sobre la camisa del equipo se pasan veloz el balón mientras uno, con mala suerte, trata de quitárselas. Step se gira de nuevo hacia Pollo. Lo esta mirando.
‘Todavía! No quieres entender!’ Step se le lanza encima. Agarra la cabeza con las dos manos y riendo se la pega contra la red. ‘Debes mirar allá.’ Lo empuja mas veces: ‘Alla, allá!’
Schello, Hook y todos los demás se acercan a ellos, solo para alborotar más. Otros fanáticos se empujan entre ellos contra la red haciendo sonido. Alguno con un periódico enrollado y un pito en la boca se cree un árbitro golpeando a todos con el periódico. Después de un poco el grupo crece, los fanáticos corren en todas las direcciones divertidos. Step se monta en su moto. Pollo le salta detrás y se alejan. Step se pregunta si Pollo se había dado cuenta de lo que estaba pensando antes.
‘Ay, Step que malo…’
‘Que pasa?’
‘Ahora es muy tarde, si no podríamos haberlas buscado en la escuela.’
Step no responde. Siente que Pollo sonríe, detrás de el. Después viene golpeado por un puño de lado.
‘Y no te la des de listo conmigo, claro?’ Step se dobla hacia delante adolorido. Si, Pollo entendió, y como si no bastara también tiene un golpe perfecto.
La tarde pasa lento para los dos y también desconocen lo mismo.
Babi trata de estudiar. Se consigue hojeando el diario, cambiando la estación de radio, abriendo y cerrando el refrigerador tratando de resistir a la tentación de romper la dieta. Termina frente a la televisión mirando un programa estupido para niños comiendo un Danone de Chocolate, algo que después la hará sentirse mal. Quien sabe si le habrán dado ya mi numero celular. Igual aquí no agarra. Esperemos que tenga también el de la casa. En la duda va corriendo a responder cada timbre del teléfono. Pero casi siempre le toca anotar el apellido de alguna amiga de su madre. Andrea Palombi llamo a Daniela al menos tres veces. La envidia. El teléfono suena de nuevo. Un golpe al corazón. Corre por el corredor, alza el teléfono, tiene que ser Step. Pero de nuevo es Palombi, la cuarta llamada. Le avisa a Daniela amenazándola de no quedarse hablando mucho. Injusticias del mundo. A Daniela cuatro llamadas, a ella ninguna. Después se anima. Una cosa es segura, con todas las carreras que ha hecho, ha quemado al menos mitad de las calorías.
Step come en casa con su amigo. Pollo le vacía prácticamente medio refrigerador. Aprecia mucho la cocina de Maria. Ella esta feliz de ver su torta de manzana desaparecer en la boca de ese joven huésped. Step un poco menos, debido que deberá aguantarse los lamentos de Paolo cuando regresara. La torta de manzana fue hecha para el. Mas tarde, Maria se marcha y los dos descansan un poco. Step vuelve a leer todas sus caricaturas de Pazienza. Organiza los bocetos originales de los cuales esta tan orgulloso. Después despierta a Pollo para mostrárselo. Aun si sea la milésima vez que los ve, el lo aprecia como si fuera la primera.
Son muy buenos amigos, tanto que Step no puede negarle una llamada. Aun si sabe del vicio de Pollo. Se la pasa una hora en el teléfono. Adonde vaya siempre hace una llamada. Se pone a parlar por horas, con cualquiera, aun si no tiene nada que decir. Entonces ahora que tiene una novia, es incontenible. Su sueño, le confiesa a Step saliendo, es robar un celular.
‘Mi hermano tiene uno nuevo.’ Es la respuesta divertida de Step. A los ojos de Pollo, Paolo obtiene rápido otro valor. Quien sabe si después de la torta de manzana no tratara a quitarle también el teléfono.
Llueve. Babi y Daniela están sentadas en el sofá de lado a los padres. Miran una película divertida y familiar.
La atmósfera parece mas tranquila.
Después un timbrazo. Daniela prende el inalámbrico que tiene cerca de ella en el cojin del sofá.
‘Alo?’ Mira a Babi sorprendida. No cree a sus orejas. ‘Ahora te la paso.’ Babi se voltea tranquila hacia la hermana. ‘Babi, es para ti.’
Le basta ese momento, una mirada, ver su cara para entender todo. Es el.
Daniela le pasa el teléfono tratando de controlarse frente a sus padres. Ella lo agarra delicadamente, casi miedosa de tocarlo, de apretarlo, como si una vibración muy fuerte pudiera hacer caer la línea, hacerlo desaparecer por siempre. Lo lleva lentamente cerca de su cara con mejillas sonrojadas, a sus labios emocionadas aun por ese simple… ‘Si?’
‘Hola, como estas?’ La voz calida de Step le llega directamente al corazón. Babi se mira alrededor preocupada de que alguno se haya dado cuenta de lo que siente, su corazón a dos mil por hora, la felicidad que trata desesperadamente de esconder.
‘Bien y tu?’
‘Bien. Puedes hablar?’
‘Espera un momento que aquí no se escucha nada.’ Se levanta del sofá llevándose consigo el teléfono. No se sabe porque pasa, pero siempre cerca de los padres, algunos teléfonos nunca sirven. Su mama la mira salir de la sala y se voltea sospechosa hacia Daniela. ‘Quien es?’
Daniela es rápida. ‘Oh, Chicco Brandelli, uno de sus pretendientes.’
Raffaella la mira por un momento. Después se tranquiliza. Regresa a mirar la película. Daniela también se voltea a la televisión con un leve suspiro. Ya paso. Si su madre la hubiese mirado aun mas se hubiera quebrado. Es difícil sostener esa mirada, parece que siempre supiera todo. Se enorgullece a si misma de la idea de Brandelli. Al menos ese idiota sirvió para algo.
Las luces apagadas en su cuarto. Ella contra el vidrio mojado por la lluvia, con el teléfono en la mano.
‘Alo Step, eres tu?’
‘Quien quieres que sea?’
Babi ríe. ‘Donde estas?’
‘Debajo de la lluvia. Quieres que vaya a tu casa?’
‘Ojala se pudiera. Están mis padres.’
‘Entonces ven tu.’
‘No, no puedo. Estoy castigada. Ayer cuando regrese me consiguieron. Estaban en la ventana esperándome.’
Step sonríe y bota el cigarrillo.
‘Es cierto entonces! Todavía existen muchachas que las castigan…’
‘Si, y tu estas una de ellas.’ Babi cierra los ojos aterrorizada por la bomba que le acaba de lanzar. Espera la respuesta. Ya paso todo. Pero no siente ningún sonido.
Lentamente abre los ojos. Mira más allá del vidrio, a un techo, la lluvia es más visible. Esta escampando. ‘Estas todavía ahí?’
‘Si. Estaba tratando de entender que se siente ser castrado por una muchacha lista.’
Babi se muerde el labio, camina feliz y nerviosa por el cuarto. Entonces es verdad.
‘Si fuera de verdad una muchacha lista hubiera elegido a otro a quien castrar.’
Step ríe. ‘Esta bien, hagamos las paces. Tratemos de resistir al menos un día. Que harás mañana?’
‘Escuela, después estudio y continuo a estar castigada.’
‘Bueno, puedo ir a buscarte.’
‘No es una de las mejores ideas…’
‘Me vestiré bien.’
Babi ríe. ‘No es por esto. Es algo más general. A que hora te paras mañana?’
‘Mah, diez, once. Cuando venga Pollo a despertarme.’
Babi agita la cabeza. ‘Y si no viene?’
‘Mediodia, la una…’
‘Lograrias venir a buscarme a la escuela?’
‘A la una? Si, creo que si.’
‘Quería decir a la entrada.’
Silencio. ‘Que hora seria?’
‘Ocho y diez.’
‘Pero porque se va a la escuela tan temprano? Y después que haremos?’
‘No lo se, huimos…’ Babi no cree casi a sus orejas. Huimos. Debe estar loca.
‘Esta bien, hagamos esta locura. A las ocho en tu escuela. Espero solo despertarme.’
‘Será difícil, verdad?’
‘Bastante.’
Se mantienen un momento en silencio. Indecisos acerca de que decirse, como despedirse.
‘Bueno, entonces adiós.’
Step mira afuera. Paro de llover. Las nubes se mueven veloces. Se siente feliz. Mira el teléfono. De la otra parte esta ella en ese momento.
‘Adios Babi.’ Trancan. Step mira a lo alto. Algunas estrellas aparecen tímidas y mojadas, arriba en el cielo. Mañana será un buen día. Pasara la mañana con ella.
Ocho y diez. Debe estar loco. Trata de recordar la última vez que se despertó tan temprano. No le viene a la mente. Sonríe. Apenas hace tres días regreso a la casa a esa hora.
En la oscuridad de su cuarto, con el inalámbrico en la mano, Babi sigue mirando el vidrio por un poco. Lo imagina en la calle. Debe hacer frío afuera. Siente un escalofrío por el. Regresa en la sala. Le da el teléfono a la hermana y se sienta al lado de ella en el sofá. Daniela, sin hacerse ver, estudia curiosa la cara de Babi.
Quiere hacerle miles de preguntas. Debe contentarse de esos ojos que por un momento la miran feliz. Babi regresa a ver la televisión. Por un momento, esa vieja película en blanco y negro le parece a colores. No entiende para nada de que están hablando y se aleja rápido, secuestrada por sus pensamientos. Después regresa rápidamente a la realidad. Mira alrededor preocupada, pero ninguno parece saberlo. Mañana, por la primera vez, se escapara de la escuela.
Paolo esta sentado en la mesa y hojea distraído el periódico. Mira alrededor. Extraño. Le había dicho a Maria que hiciera la torta de manzana. Seguro se le olvido. Ingenuo. Se acuerda de un biscocho que compro para casos de emergencia. Decide que es uno de esos casos. Abre algunas gavetas. Al final lo consigue. Lo escondió bien para resistir la furia hambrienta de Step y sus amigos.
Mientras agarra un pedazo entra Step.
‘Hola hermano.’
‘Te parece esta la hora de estar llegando… pasaras todo el día en la cama, después si te va bien iras al gimnasio y en la noche de nuevo con Pollo y esos cuatro delincuentes. Para ti la vida es bella…’
‘Bellísima.’ Step se sirve café, después leche. ‘Pero se da el caso de que no estoy llegando ahora. Estoy saliendo.’
‘Dios que hora es?’
Paolo mira preocupado el reloj. Las siete y media. Un suspiro de alivio. Esta todo bajo control. Algo no esta normal de igual forma. Step nunca sale a esa hora.
‘A donde vas?’
‘A la escuela.’
‘Ah.’ Paolo se tranquiliza. Después recuerda de repente que Step termino el año pasado. ‘A hacer que?’
‘Pero que son todas estas preguntas, y de madrugada…?’
‘Haz lo que te parezca pero no te metas en problemas. Maria no hizo la torta de manzana?’
Step lo mira con aire ingenuo.
‘Torta de manzana? No, no me parece.’
‘Seguro? No será que se la terminaron tu, Pollo y esos puercos hambrientos de tus amigos?’
‘Paolo, no ofendas a mis amigos siempre. No esta bien. Que, yo ofendo alguna vez los tuyos?
Paolo se queda en silencio. No que no los ofenda. Como podría? Paolo no tiene amigos. Cada tanto lo llama un colega o cualquier ex compañero de la universidad, pero a ellos Step no podría ofenderlos. Ya fueron castigados por la vida. Tristes, grises, con físicos que poetas.
‘Adios Pa’, me despido, nos vemos esta noche.’
Paolo mira la puerta cerrada. Su hermano siempre logra sorprenderlo. Quien sabe a donde va a esa hora de la mañana. Bebe un poco de café. Después hacer por agarrar el pedazo del biscocho que dejo en el plato. Desapareció: con Step siempre le falta algo.
‘Hola papa.’ Babi y Daniela bajan del Mercedes. Claudio mira las hijas alejarse hacia la escuela. Un ultimo saludo y se aleja. Babi sube algún otro escalón. Se voltea. La Mercedes ahora esta lejos. Baja veloz y justo en ese momento se encuentra con Pallina.
‘Hola, adonde te escapas?’
‘Me voy con Step.’
‘Juralo! Y a donde van?’
‘No lo se. A dar vueltas. Primero a desayunar. Esta mañana estaba tan emocionada que no pude comer. Imaginate. Es la primera vez que me escapo…’
‘Yo también estaba emocionada la primera vez. Pero ahora… hago mejor la firma de mi madre que ella misma!’ Babi ríe. La moto de Step se para frente a la acera.
‘Nos vamos?’
Babi se despide con un beso rápido a Pallina y monta emocionada detrás de el. Tiene el corazón acelerado.
‘Te aconsejo Pallina… trata de no tener ninguna insuficiencia y marca los que sean interrogados.’
‘Ok jefa!’
‘No digas eso! Da mala suerte, y mantente callada ok?’
Pallina asienta. Babi mira alrededor preocupada que alguno pueda verla. Después se abraza fuerte a Step. Ahora todo esta listo. La moto adelante, huyendo de la escuela, de las horas aburridas de lecciones, de la Giacci, de las tareas y del sonido de la campana que a veces pareciera nunca llegar.
Pallina mira envidiosa a la amiga ahora lejos. Esta feliz por ella. Sube los escalones hablando, sin darse cuenta que alguien la esta observando. Muy en alto, una mano envejecida por el tiempo y el odio, vestida con un viejo anillo que tiene en el centro una piedra morada, dura como quien la posea, deja salir un suspiro. Alguien ha visto todo.
En la sección B todas las chicas entran preocupadas. La primera hora es italiano y la profesora Giacci interrogara. Es una de las materias seguras a la prueba de aptitud. Las alumnas agarran sus puestos saludándose. Una ultima chica entra corriendo. Como siempre, esta retardada. Hablan nerviosas. De repente, silencio. La Giacci esta en la puerta. Todas se paran de sus asientos. La Giacci mira a la clase.
‘Sientense muchachas.’
Esta extrañamente alegre esa mañana. Eso no promete nada bueno. Revisa las asistencias. Algunas chicas alzan la mano respondiendo con un respetuoso ‘Presente’. Una chica, cuyo apellido comienza por E, esta ausente. En la F otra, en el intento de diversificarse deja que una responda ‘Aquí ‘toy’, haciendo un chiste y burlándose de ella frente a toda la clase. La Catinelli, como siempre, demuestra su adoración el sutil humorismo de la profesora. Tan sutil, que la mayor parte de el desaparece.
‘Gervasi?’
‘Esta ausente.’ Responde alguno en el fondo de la clase. La Giacci pone una ‘A’ en el nombre de Babi en el registro. Después alza lentamente la mirada.
‘Lombardi.’
‘Si, profesora?’ Pallina se alza.
‘Como es que Gervasi no vino hoy?’ Pallina esta ligeramente nerviosa.
‘No se. Anoche hablamos por teléfono, me dijo que se sentía mal. Quizás esta mañana empeoro y decidió no venir.’ La Giacci la mira. Pallina alza los hombros. La Giacci aprieta los ojos. Se vuelven dos aberturas impenetrables. Pallina siente un escalofrío recorrerle la espalda.
‘Gracias Lombardi, siéntese.’ La Giacci sigue con la lista. Su mirada se encuentra de nuevo con el de Pallina. Sobre la cara de la profesora se pinta una sonrisa extraña. Pallina se vuelve roja. Se voltea rápido a otra parte, apenada. Acaso la profesora sabe algo? En el pupitre ve la escritura que ella misma puso con un lapicero ‘Pallina y Pollo forever’. Sonríe. No, es imposible.
‘Marini.’
‘Presente!’
Pallina se tranquiliza. Quien sabe donde estará Babi en ese momento. Seguramente ya habrá desayunado. Un pastel en Euclide y un capuccino con espuma. Desea mas que nunca estar en su puesto, quizás con Pollo en vez de Step. No es bello aquello que es bello, pero es bello aquello que te gusta, su proverbio favorito. La Giacci cierra el registro y comienza a explicar. Ilustra la lección con alegría, particularmente serena. Un rayo de sol golpea sus manos. Alrededor de ese dedo con el cual juega, el antiguo anillo brilla con luz morada.
De los sonidos de la ciudad apenas despierta, se alejan así, con los labios levemente con el sabor de un capuccino amargo y la boca dulce de un pastel. Es fácil predecir lo que se pediría en Euclide que queda en vía Flaminia, mas secreto y mas lejano, donde es mas difícil ser encontrados. Van hacia la torre. En vía Flaminia, envueltos de sol mientras alrededor, prados redondos, llenos de verde, se pierden dulces entre bosques mas oscuros. Dejan la calle. La moto dobla las altas espigas doradas que rápido después de su paso regresan arriba. La moto se detiene ahí, detrás de la colina, no tan lejos de la torre. A la derecha, mas abajo, un perro tranquilo revisa olfateando algunas plantas. Un pastor en jeans escucha una pequeña radio vieja armándose una marihuana bien lejano de sus colegas de trabajo. Se alejan mas allá. Solos. Babi abre el bolso. Aparece una gruesa bandera inglesa.
‘La compre en Portobello cuando fui a Londres. Ayúdame a extenderla. Has ido tu?’
‘No, nunca. Es bello?’
‘Mucho. Me divertí bastante. Fui a Brighton por un mes y Londres algunos días. Fui con un tour.’
Se extienden sobre la bandera calentados por el sol. Step escucha el cuento londinense y de cualquier otro viaje. Parece haber estado en un montón de lugares y recordar todo. Pero el, poco interesado a esas aventuras pasadas y para nada acostumbrado a esta hora matutina, rápido se duerme.
Cuando Step abre los ojos, Babi no esta al lado de el. Se alza mirando alrededor preocupado. Después la ve. Mas abajo, por la colina. Sus hombros suaves. Esta sentada allí, entre la grama. La llama. Ella parece no escucharlo. Cuando esta cerca se da cuenta porque. Esta escuchando el Sony. Babi se voltea hacia el. Su mirada no promete nada bueno. Regresa a mirar los prados lejanos. Step se sienta al lado. Se mantiene en silencio por un tiempo. Después Babi no resiste mas y se quita los audífonos.
‘Te parece que te duermas mientras yo hablo?’ esta molesta de verdad. ‘Esto quiere decir que no me tienes respeto!’
‘Anda, no seas así. Esto quiere decir que no dormí bastante.’
Ella resopla y se voltea de nuevo. Step no puede hacer menos que notar que bella es. Aun mas cuando esta molesta. Tiene en alto la cara y todo asume un aire gracioso, su barbilla, su nariz, la frente. Sus cabellos iluminados por el sol reflejan los rayos, parecen respirar el olor del campo. Tiene la belleza de una playa abandonada, con un mar salvaje que llega hasta los horizontes lejanos. Sus cabellos, como ondas espumantes, le caen en la cara, lo cubren rebeldes por pedazos y ella los deja. Step se inclina y agarra con su mano su bella belleza. Babi trata de huirle. ‘Sueltame!’
‘No puedo. Es mas fuerte que yo. Te debo besar.’
‘Te dije que me sueltes. Estoy ofendida.’
Step se le acerca a sus labios. ‘Te lo juro que después escucho todo. Inglaterra, Londres, tus viajes, todo lo que quieras.’
‘Debes escuchar antes!’
Step se aprovecha y la besa volando, agarrando sus labios no preparados, apenas entrecerrados. Pero Babi es mas veloz que el y cierra la boca decidida. Después siente todo suave. Al final se rinde, lentamente, y se deja llevar por su beso.
‘Eres violento e incorrecto.’
Palabras susurradas entre labios muy cercanos.
‘Es cierto.’ Palabras que casi se confunden.
‘No me gusta que seas así.’
‘No lo haré mas, te lo prometo.’
‘Ya te dije que no creo en tus promesas.’
‘Entonces te lo juro…’
‘Imaginate si creyera en tus juramentos…’
‘Ok. Esta bien, lo juro por ti.’
Babi lo golpea con un puño. El toma el golpe bromeando. Después la abraza fuerte entre las suaves espigas. En lo alto, el sol y el cielo azul, silenciosos espectadores. Mas allá, una bandera inglesa abandonada. Mas cerca, dos frescas sonrisas. Step juega por un momento con los botones de su camisa. Se para un momento temeroso. Sus ojos cerrados parecen tranquilos. Libera un botón, después otro, con dulzura, como si un toque muy pesado rompería la magia de ese momento. Después con su mano se desliza adentro, por la cintura, por la piel tierna y caliente. La acaricia. Babi lo deja y besándolo lo abraza mas fuerte. Step, respirando su perfume, cierra los ojos. Por la primera vez todo le parece diferente. No tiene miedo, es tranquilo. Prueba una extraña paz. Su mano abierta desliza por su espalda, a lo largo hasta llegar al borde de la falda. Una leve subida, el inicio de una dulce promesa. Se detiene. Ahí cerca dos pequeños pedazos de metal lo hacen sonreír, como un beso de ella un poco mas apasionado. Dulcemente continua a acariciarla. Regresa arriba, a aquella débil elástica. Se para en la abertura en el intento de descubrir el misterio y no solo eso. Dos ganchos? Dos pequeñas medialunas que se meten una dentro de la otra? Una ‘s’ de hierro que se mete desde arriba? Toca un poco. Ella lo mira curiosa. Step se esta fastidiando. ‘Como coño se abre?’
Babi mueve la cabeza. ‘Como haces para ser así de grosero siempre? No me gusta que hables así cuando estas conmigo.’
Justo en ese momento el misterio se descubre. Dos pequeñas medialunas se separan tiradas por un elástico ahora libre. La mano de Step vaga por toda su espalda, hasta el cuello, finalmente sin obstáculos.
‘Disculpame…’
Step lo logra creer sus oídos. Le pidió disculpas. Disculpa. Escucha de nuevo esa palabra. El, Step, se disculpo. Después, sin siquiera quererlo, abandona el pensamiento llevado por esa nueva conquista. Se consigue acariciándole su seno, a rozarle el cuello de besos, a pasar la mano sobre el otro seno y conseguir ahí también aquella frágil señal de deseo y pasión. Entonces desliza muy lento hacia abajo, hacia su abdomen liso, hacia el borde de la falda. La mano de ella lo para. Step abre los ojos. Babi esta ahí frente a el y mueve la cabeza.
‘No.’
‘No, que?’
‘No, eso…’ Le sonríe.
‘Porque?’ El no esta sonriendo para nada.
‘Porque no!’
‘Y porque no?’
‘Porque no, y basta!’
‘Pero debe haber alguna razón, como…’ Step le da una sonrisa.
‘No, cretino… ninguna razón. Solo que no quiero. Cuando aprenderás a decir menos palabrotas, entonces quizás…’
Step se gira de lado y comienza a hacer flexiones. Una después de la otra, siempre mas rápido, sin pararse.
‘No lo creo, dime que no es verdad. La conseguí.’
Sonríe hablando entre una flexión y la otra, ligeramente fascinado. Babi se ajusta el sostén y la camisa.
‘Que conseguiste? Y deja de hacer flexiones mientras hablamos…’
Step hace las ultimas dos con una sola mano. Después se apoya de lado y se pone a mirarla sonriente.
‘Nunca ha estado con alguien.’
‘Si quieres decir que soy virgen, la respuesta es si.’ Esa palabra le cuesta muchísimo. Babi se levanta. Se limpia la falda con la mano. Algunos pedazos de espigas caen a tierra. ‘Ahora llevame a la escuela!’
‘Pero que, te molestaste?’
Step la agarra entre los brazos.
‘Si. Tienes un modo de ser irritante. No estoy acostumbrada a ser tratada así. Y suéltame…’
Se libera de su abrazo y va rápido hacia la bandera inglesa. Step la persigue.
‘Anda Babi… espera, no quería ofenderte. Discúlpame, en serio.’
‘No escuche.’
‘Si escuchaste.’
‘No, repite.’
Step mira alrededor molesto. Después la mira. ‘Disculpame, esta bien? Mira que yo estoy feliz de que nunca hayas estado con alguien.’
Babi se inclina para recoger la bandera inglesa y la comienza a doblar.
‘Ah si, y porque?’
‘Porque… porque si. Estoy feliz y basta.’
‘Porque pensaras que serás el primero?’
‘Escucha, ya te pedí disculpas. Ahora basta, termina con eso. Que difícil eres.’
‘Tienes razón. Tregua.’ Le pasa un borde de la bandera.
‘Toma, ayúdame a doblarla.’ Se alejan. La extiende y después se acercan de nuevo. Babi agarra de sus manos el otro borde de la bandera y le da un beso. ‘Es que esa discusión me incomoda.’
Regresan en silencio en la moto. Babi se monta detrás de el. Se alejan así, por la colina, dejando atrás las espigas y una discusión a la mitad. Es el primer día que están juntos y Step ya le pidió disculpas dos veces. Entenderás… estamos bien. Lo abraza feliz. Si, estamos muy bien. Babi esta tranquila ahora, no piensa en nada. No sabe que algún día, no muy lejano, afrontara con el ese discurso que tanto la incomoda.
‘Frena.’ Babi grita y aprieta duro a Step. La moto para casi al instante a su orden.
‘Que pasa?’
‘Esta mi madre.’
Babi le indica la Peugeot de Raffaella parada un poco mas al frente de la escalera de la Falconieri. Faltan pocos minutos para la una y media. Debe intentarlo. Besa a Step en los labios.
‘Chao, te llamo hoy en la tarde.’ Se aleja manteniéndose escondida entre la fila de maquinas estacionadas. Puesta frente a la escuela se alza lentamente. Su madre esta ahí, a pocos metros de ella, la puede ver perfectamente a través del vidrio de un carro estacionado. Esta agarrando algo entre las piernas. Después Raffaella alza la mano izquierda y la revisa. Babi entiende. Se esta haciendo las uñas. Babi se agacha y revisa el reloj. Ya deben salir. Mira a la derecha al final de la calle. Step no esta mas. Quien sabe que piensa de mi. Lo llamare mas tarde. De repente recuerda que no puede hacerlo. No tiene su celular. No sabe siquiera donde vive. La campana de la salida suena. Las primeras clases aparecen en la cima de las escaleras. Comienzan a bajar las muchachas mas pequeñas. Otra campana. Es el turno de las segundas y las terceras. Chicas mas grandes. Una la mira curiosa. Babi se lleva el dedo a los labios, haciendo señal de estar callada. La muchacha mira a otro lugar. Están todas habituadas a secretos de todo tipo. Finalmente es el turno de su clase. Su madre esta todavía distraída, quizás le quedo una uña dañada. Es el momento de ir. Babi sale de su escondite y se mezcla entre las otras chicas. Saluda a alguna después, sin dejarse ver, revisa el carro. Raffaella no de dio cuenta de nada. Lo logro.
‘Babi!’
Pallina va hacia ella. Las dos chicas se abrazan.
Babi la mira preocupada. ‘Como te fue, descubrieron algo?’
‘No, todo bajo control. Toma estas son las tareas que dieron hoy. Están también las interrogaciones. Todo preciso, puedes agarrarme como tu secretaria. Entonces, te divertiste?’
‘Muchisimo.’ Babi mete la hoja en el bolso y le sonríe a la amiga.
‘Déjame adivinar.’ Pallina la mira un momento. ‘Desayuno en Euclide de Vigna Stelluti. Capuccino y un pastel.’
‘Casi. Las mismas cosas pero en el Euclide de Flaminia.’
‘Claro! Mas reservado. Después una fuga a Fregene y sexo desenfrenado sobre la playa, verdad?’
‘Errado!’ Babi se aleja sonriéndole.
‘Fregene o el resto?’
‘Te digo solo que una sola la erraste.’
Se monta en el carro mintiéndole a la amiga y dejándola ahí, de frente a la escuela, llena de curiosidad. En realidad se equivoco en las dos cosas.
‘Hola mama’
‘Hola.’ Raffaella se deja besar en la mejilla por Babi. La situación le parece tranquila. ‘Como te fue en la escuela?’
‘Bien, no me interrogaron.’
Llega también Daniela.
‘Podemos irnos. Giovanna dijo que regresa por su cuenta de ahora en adelante.’
La Peugeot parte. Esa noticia lleno a todas de alegría. No tendrán que esperarla mas. Mientras están parados en el semáforo de la Plaza Euclide, Babi siente algo que le pica. Sin hacerse ver se mete la mano en la camisa. Presionada por el sostén esta una pequeña espiga dorada. La libera y la mete en medio del diario. Después la mira por un momento. Ese pequeño gran secreto. Step le ha tocado el seno. Sonríe y justo cuando el semáforo da verde, lo ve. Esta ahí, parado a la derecha de la plaza. Batiendo riéndose una bandera inglesa, su bandera. Pero cuando se la robo? Después se acuerda de la cosa mas importante. Step es como Pollo, el también roba. Nunca lo había pensado. Es novia de un ladrón.
La primera ‘a’ es muy flaca, la segunda con la vuelta muy larga, después muy corta, después muy sutil toda la firma. Babi trata de imitar la firma de la madre. Llena algunas hojas del cuaderno de matemática.
‘Dani? Esta según tu parece la firma de mama?’
Daniela mira esa ultima escritura. Se mantiene por un momento pensando. ‘El apellido lo hace mas largo. No, no lo se. Tiene algo extraño. Eso, la ‘g’ es muy flaca, le hiciste la panza muy pequeña. Mama inicia siempre el apellido con la ‘g’ mas gruesa. Mira.’ Abre su diario y le muestra a la hermana una firma verdadera. ‘Ves?’
Babi la mira por un momento comparándola con la que hizo ella. ‘A mi me parecen idénticas.’ Se va mas tranquila a su cuarto.
‘Haz como quieras. Para mi la ‘g’ es muy pequeña. No entiendo porque siempre me preguntas que pienso y al final haces lo que quieres.’
Cierra la puerta.
Babi agarra el diario en la pagina de las justificaciones. Donde esta el motivo de su ausencia escribe: ‘razones de salud’. En el fondo es verdad. Se hubiera puesto mal a la idea de no huir con Step. Después viene el momento de la firma. Regresa a estar seria. Da un ultimo intento en una hoja cercana. Debajo de decenas de ‘Raffaella Gervasi’. Esta ultima le parece aun mejor. Es perfecta. Ahora puedo falsificar también los cheques, comprarse una nueva moto. Se da cuenta que exagera. En el fondo no quiere dinero, solo ser justificada. Agarra el lapicero y se lanza decidida. Comienza con la R y baja, deslizándolo lo mas naturalmente posible hasta ese ultimo punto sobre la ‘i’. Después, aun temblando por la concentración, la fatiga de copiar, de escribir perfectamente igual a su madre, mira la escritura. Salio aun mejor. Increíble. Quizás, el apellido es un poco diferente. La comparación con otras firmas de su mama en su diario. Ninguna gran diferencia. Ninguna señal imprecisa. Otra cosa juega a su favor. A la primera hora tiene a la profesora de matemática, la Boi. Lentes gruesos, una cara larga siempre sonriente. También esa vez cuando se disculpo con la clase por haber perdido las tareas y les pidió que no le dijeran a ninguno. Aquel día Pallina estaba segura que había sacado al menos siete. Y por esto fue que, según ella, a la Boi se le habían perdido. Lo hizo a propósito para no darle satisfacción. Pallina cree que todos los profesores la agarran contra ella y sus notas. Babi cierra el diario. Ahora esta mas tranquila. Esa firma la revisara solo la Boi y no se dará cuenta de seguro que es falsa. Comienza a estudiar. Después tiene una extraña sensación. Mira alrededor pero no nota nada. Continua a hacer las tareas. Se hubiese sido mas atenta a mirar el horario, hubiera entendido lo que le preocupa. A la segunda hora le toca la Giacci.
Mas tarde, cuando sus padres salieron, Step la pasa buscando. Esta todo el grupo abajo esperándola: Schello, Lucone, Dario y Gloria, El Siciliano, Hook, Pollo y Pallina, y otros tipos en un carro Golf con un par de chicas. Van con las motos hacia algún lugar y cuando llegan Babi esta congelada. El lugar se llama El Colonnello y queda muy lejos. Babi no entiende porque eligieron un lugar como ese para comer. Son dos grandes salas donde se ve el horno y mesas normadísimas. Quizás se gastara poco, piensa. Un joven camarero llega para tomar las ordenes. Son quince y todos cambian constantemente de idea, excepto ella que desde el inicio decidió una ensalada mixta con poco aceite. El pobre camarero esta destruido. Trata de recapitular los primeros platos para después ir a los segundos pero cuando es el momento de los contornos ya alguien cambio de idea de nuevo.
‘Escucha jefe, danos dos pastas cortas bologna.’
‘También para mi.’ Se unen rápido algún otro y otro mas todavía. Y rápido después otros dos deciden comer la polenta o la Carbonara. Es el grupo mas indeciso que Babi alguna vez ha visto. Como si no fuera suficiente, Pollo trata de ayudar repitiendo cada vez todas las ordenes y creando aun mas confusión. A la final todos ríen divertidos. Se volvió una especie de juego. La única cosa segura es que debe llevar catorce cervezas claras medianas y una… que fue lo que ordeno la bella rubia de ojos azules?
Revisa el bloc de notas lleno de rayas y entra en la cocina acordándose que también debe traer una Coca-Cola de dieta.
La cena prosigue en el máximo de la confusión. Cada vez que viene un plato, de jamón serrano o cualquier otro entremés, es una especie de competencia, todos se lanzan encima y todo desaparece.
Las chicas con los ojos demasiado maquillados ríen divertidas.
Babi mira a Pallina buscando un poco de comprensión. También ella, sin embargo, parece ahora estar integrada perfectamente en el grupo. Llego su ensalada mixta con poco aceite. La situación no es una de las mas alegres. Ahora es el momento del cuento del Siciliano. Es la triste historia de un tal Francesco Costanzi. Tuvo la mala idea de fastidiar a su ex novia. Ni siquiera la novia, piensa Babi, la ex. Cosa de locos. Pero todos escuchan interesados y nadie parece moverse a este punto. Entonces, piensa Babi, quizás el tiene razón. La loca soy yo.
‘Entonces quieren saber que hice?’ El Siciliano toma un poco de cerveza. ‘Voy con Hook a casa de Marina porque estaba sola.’
De la otra parte de la mesa, Hook con la venda en el ojo, sonríe. Esta en el centro de la atención y se esta agarrando su pedazo de la gloria. El Siciliano continua.
‘Entonces hago que llame a este idiota de Costanzi. Ella lo llama y le dice que pase a saludarla. Y saben que hizo el infame?’
Babi mira sorprendida al grupo. Pareciera que de verdad no lo supieran. Se atreve a dar una respuesta.
‘Fue.’ El Siciliano se voltea hacia ella. Parece un poco fastidiado.
‘Exacto Babi. Así mismo. Fue este infame!’ Ella sonríe.
Después, encontrándose con la mirada molesta de Step alarga los brazos. El Siciliano no se da cuenta de nada y continua divertido su cuento. ‘Ahora viene la mejor parte. Cuando el llega, Marina hace que suba. Apenas entro, Hook y yo le saltamos encima y lo inmovilizamos. Después, no sabes que risa, lo desnudamos y lo atamos a una silla. Oh! Tenían que ver la cara que tenia. Desnudo como una lombriz. Después agarro un cuchillo de la cocina y se lo pongo en medio de las piernas. Comienza a gritar. Según Hook, porque el cuchillo estaba helado! Después entra Marina. La hicimos que se vistiera toda de ropa transparente. Bueno, le pongo la música y comienza a hacer un baile sensual desnudándose. Yo le digo al tipo: si veo que te gusta y el coso da alguna señal de vida te juro que te lo corto. Marina se queda en sostén y panties y el tipo nada que se mueve, no se si me entiendes, estaba como muerto.’
Todos ríen como locos. Una chica en el fondo de la mesa casi se cae. También Step parece divertirse. Babi no cree a sus oídos.
‘Callense, cállense…’ Dice El Siciliano. ‘A un cierto punto escuchamos el sonido de la puerta. Serian los padres de Marina? Hook y yo nos largamos y esos consiguieron al tipo desnudo en la silla con Marina semi desnuda? Les juro, una escena para morirse, para sentirse mal. Tenían que haber visto sus cara.’
‘Y que le hicieron al tipo?’
Babi mira a Pallina. Tiene también el coraje de hacer estas preguntas.
‘No lo se. Nosotros escapamos. Solo se que ese infame esta con una y tiene serios problemas para dormir con ella… después de la prueba que lo hicimos pasar, pareciera que perdió el habito. Se ve que desde que le desnudamos el coso, no sube mas.’
Es la apoteosis. Todos comienzan a reír como locos. Después no se sabe como sucedió. Un pedazo de pan vuela. De repente es una lluvia, una verdadera batalla de carne, papas, cerveza. Se tiran de todo. Las chicas son las primeras en abandonar los puestos. Babi y Pallina se alejan veloces de la mesa seguidas por otras. Los chicos continúan a lanzarse cosas de comer, con fuerza, con rabia, sin importarle las otras mesas, de golpear clientes cercanos. Lo máximo es cuando el pobre camarero trata de pararlos. Viene centrado de lleno por un pedazo de pan. Hay una especie de ovación. Ese camarero nunca le había pasado algo así en su vida. Después, es el momento de la cuenta. Pollo se ofrece de recoger el dinero. Step agarra a Babi bajo el brazo y la lleva fuera del restaurante. Uno después del otro salen todos.
Babi saca afuera la billetera. ‘Cuanto te debo?’
Step le sonríe. ‘Bromeas? déjalo así.’
‘Gracias.’
‘No me debes agradecer a mi. Montate.’
Step prende la moto. Babi sube detrás de el.
‘Entonces a quien agradezco? Pollo estaba recogiendo el dinero.’
‘No, esa es la frase convencional.’ Justo en ese momento, Pollo sale corriendo del restaurante y salta sobre su moto. ‘Vamonos muchachos!’ Todos parten acelerando veloces. Las motos chillan adelantándose y apagando las luces. Del restaurante salen corriendo el camarero y algún otro. Gritan tratando inútilmente de leer las placas.
El sonido de las motos hace eco fuerte en la calle. Uno detrás del otro, doblados a toda velocidad, salen fuera de la zona atravesando las calles, gritando y riendo, sonando las bocinas. Después, casi volando, toman la avenida principal, envueltos por el frío de la calle, del verde mojado de los bosques cercanos. Solo ahora vuelven a prender las luces.
Pollo se acerca a Step.
‘No se come mal en este Colonnello…’
‘No. Se come bien.’
‘Si, pero quería cuarenta euros por cabeza…’
‘Entonces hiciste bien!’
Pollo acelera y riendo alocadamente se aleja con Pallina. Babi se inclina adelante.
‘Eso quiere decir que no pagamos?’
‘Que, hay algún problema?’
‘Problema? Pero te das cuenta que te pueden denunciar? Quizás leyeron alguna placa.’
‘No lo logran con las luces apagadas. Escucha, siempre lo hacemos y nunca han atrapado a ninguno. Así que no des mala suerte!’
‘No doy mala suerte. Solo estoy tratando de hacerte razonar. Aunque me parece difícil. Pero no piensas en ellos del restaurante? La gente que trabaja, que esta todo el día en la cocina sudando en los hornos, que cocina para ti, te dan de comer, que limpia y tu no los consideras para nada.’
‘Como que no los considero! Si acabo de decir que me gusto bastante como se come en ese lugar!’
Babi se queda en silencio. Es inútil. Se deja llevar detrás sobre el asiento separándose un poco de el. Alrededor, el viento de la noche y la humedad de los bosques la toca, dándole escalofríos de frío. Pero no es solo eso. Esta con uno que no entiende, que no puede entender. Mira en lo alto frente a ella. Es una noche clara. Las estrellas brillan lejanas. Pequeñas nubes transparentes acarician la luna. Seria todo bellísimo si solo…
‘Hey, Step.’ Hook se le acerca. ‘Jugamos cincuenta euros a quien llega hasta el centro sobre una sola rueda?’
Step no se lo hace repetir dos veces. ‘Si va.’ Acelera y sube la moto. Babi tiene apenas tiempo de aguantarse.
De nuevo! No puedo mas. Al menos esta vez no tengo la cabeza hacia abajo!
‘Step! Step!’ Grita dándole fuertes puños en la espalda.
‘Para! Bajate.’ Step deja ir dulcemente el acelerador. La moto toca la tierra con las dos ruedas. Hook continua aun un poco mas gritando victoria.
‘Pero que paso? Te volviste loca?’
‘Basta con las carreras, los golpes, las persecuciones, no puedo mas, entendiste?’ Babi esta gritando. ‘Quiero una vida normal, tranquila. De gente que va en motos como cualquiera. No quiero huir de los restaurantes, quiero pagar como todos. No quiero que tu te caigas a golpes. No quiero escuchar que uno de tus amigos le puso un cuchillo en medio de las piernas a uno solo porque el llamo a su ex, y no quisiera escucharlo aun si fuese su novia! Yo odio la violencia, odio los que golpean, odio los prepotentes, odio la gente que no sabe vivir, que no sabe hablar, que no sabe discutir, que no tiene respeto por los demás. Entiendes? La odio!’
Se mantienen un momento en silencio, dejándose llevar por la velocidad constante de la moto, del viento que parece lentamente calmarla. Después Step se echa a reír.
‘Se puede saber que es tan divertido?’
‘Sabes que odio yo?’
‘No, que?’
‘Perder cincuenta euros.’
Frente a la gasolinera de la Plaza Euclide, un grupo de muchachos y muchachas están escuchando a un tipo muy divertido. Tendría éxito en un pequeño teatro de cabaret. En vez de eso, decidió tomar economía y comercio aun si frente a los profesores casi siempre se queda mudo. Un poco mas allá, frente a Pandemonium, se citan los chicos aun mas grandes. Llega un BMW z3. Del carro baja una castaña con zapatos perfectos igual que sus piernas. Tiene una chaqueta negra y bermudas doblados de seda translucida. El carro es celeste, y un creador de publicidades no podría crear una mejor imagen para venderlo que esa. Sin embargo, cuando baja el, la magia desaparece. Tiene pocos cabellos en la cabeza y un poco de barriga. Un verdadero productor no lo escogería nunca. Un poco mas adelante, frente al puesto de periódicos, esta parada una camioneta. Dos policías revisan sin mucha convicción algunos documentos de los chicos ahí alrededor, después se van.
Un carro pasa veloz sonando. Una chica de cabellos rubios se acerca por la ventana saludando a alguno y desaparece acelerando por la derecha. Una chica morena entra al Café Shop a comprar cigarrillos.
Después, uno tras el otro, llegan ellos. Sonando y haciendo bulla. Algunos suben con las motos la acera, otros la estacionan, frente a la reja cerrada de Euclide. Babi baja de la moto de Step, se echa los cabellos hacia atrás con la mano. En ese momento se le acerca Pallina.
‘Genial, no?’
‘Que cosa?’
‘Que huimos así, en la noche, sin pagar. Yo nunca lo había hecho. Es divertido. Y son simpáticos ellos, no?’
‘No. Y no me divertí para nada.’
‘Bueno, por una vez…’
‘No es una vez. Lo sabes muy bien. Para ellos es un habito. Pallina, no entiendes. Es como si robaras. Comiendo sin pagar, estas robando.’
‘Un plato de tortellinis y una cerveza. El robo del siglo!’
‘Pallina, cuando no quieres entender no se puede siquiera intentar.’
De repente una mano le da dos golpes no tan ligeros en el hombro: es Maddalena. Mastica un chicle y la mira sonriendo.
‘No deberías estar aquí.’
‘Porque?’
‘Porque yo no quiero que lo estés.’
‘No me parece que esto sea tuyo. Así que no puedes negármelo.’
Babi se voltea hacia Pallina cerrando cualquier discusión. Trata de iniciar una conversación cualquiera. Pero esta vez un empujón violento la obliga a voltearse.
‘Quizás no entendiste. Te debes largar.’ Maddalena golpea con la mano el hombro de Babi. ‘Entiendes?’
Babi suspira. ‘Pero que quieres de mi? Quien te conoce? Quien eres?’
Maddalena alza la voz. Se pone roja. ‘Soy alguien que te golpeara la cara.’ Después se le acerca y le grita cerca de la cara. ‘Entendiste?’
Babi hace una mueca de desprecio. Alrededor de ellas, alguno se puso a mirar que esta sucediendo. Lentamente la gente para de hablar y se les pone alrededor. Todos saben que algo esta por suceder. Babi también lo sabe. Trata de alejarla. Maddalena esta muy cerca, demasiado.
‘Escucha, termina con esto. No me gustan las peleas.’
‘Ah, no te gustan? Entonces quédate en tu casa…’
Maddalena avanza amenazante. Babi alarga los brazos y se los pone en sus hombros tratando de mantenerla alejada.
‘Escucha, ya te lo dije, no quiero discutir…’
‘Que haces?’ Maddalena mira mano de Babi sobre su hombro. ‘Me pones las manos encima? Quita rápido estas manos de aquí!’ y le da un golpe fuerte al brazo de Babi.
‘Esta bien, me largo. Step?’
Babi se voltea para buscarlo. Pero justo en ese momento siente un ardor fuertísimo debajo del pómulo derecho. Algo la ha golpeado. Se voltea. Maddalena esta ahí. Tiene los puños altos, cerrados y amenazantes, y sonríe. El pómulo esta caliente y le duele. Maddalena la golpea con una patada en la barriga. Babi se echa detrás y se voltea para irse.
‘Adonde crees que vas, perra?’
Una patada desde atrás la agarra de pleno en su trasero, empujándola hacia delante. Babi logra no perder el equilibrio. Tiene las lagrimas en los ojos. Continua a caminar lentamente. Alrededor de ella siente las caras que ríen, otras que la miran en silencio, alguno la señala.
Las chicas la ven preocupadas. El sonido del trafico lejano. Después ve a Step. Esta ahí frente a ella. De repente siente los pasos corriendo detrás de ella. Es Maddalena. Cierra los ojos y baja ligeramente la cabeza. La golpeo de nuevo. Se siente ser halada desde atrás de golpe por los cabellos. Gira sobre si misma para no caerse. Se consigue corriendo con la cabeza abajo, empujada por Maddalena, de esa furia gritona que la llena de puños por la cabeza, por el cuello, por la espalda. La piel que sostiene los cabellos parece que quisiera desprenderse y un dolor atroz le llega al cerebro haciéndola enloquecer. Trata de liberarse. Pero cada empujón, cada resistencia son un golpe agudo mas, un dolor fuerte. Entonces la sigue arrinconándola casi. Babi se agarra de la chaqueta de ella, empujando con toda su fuerza, siempre mas cerca siempre mas veloz, sin ver adonde va, sin entender. Después un fuerte sonido de hierro, de metal que se golpea. De repente esta libre. Maddalena termino contra las motos, esta en el suelo, llevándose al suelo con ella un SH 50 y un viejo free. Ahora esta inmóvil ahí abajo mientras una rueda sucia, de rasgos arruinados todavía gira, y una pesada cubierta y el manubrio le pesan mucho. Babi siente la rabia subirle rápido como una marea, como una onda enorme de odio. Siente su cara roja, su respiración rápida, su pómulo golpeado, su cabeza torturada y en un segundo esta encima de ella. Comienza a patearla como un animal, irreconocible. Maddalena trata de alzarse. Babi se dobla sobre ella en la tempestad de puños, cubriéndola por todos lados, gritando, rasguñándola, halándola por los cabellos, dibujando sobre su cuello largas líneas irregulares hechas de sangre. Después dos manos fuertes la tiran desde atrás. Babi se consigue de repente pateando al vacío, meneándose, en el intento de liberarse para volver a golpear, para morder de nuevo, para herir aun mas. Mientras se aleja una ultima patada precisa, pero no a su objetivo, golpea otra moto. Un SH 50 cae lento cerca de Maddalena, ahora exhausta.
‘Oh, mi moto…’ Reclama un inocente.
Mientras se la lleva, Babi mira al grupo. Ahora no ríen mas. En silencio la miran. Dan espacio para dejarla pasar. Se deja llevar hacia atrás abandonándose por ese que se la esta llevando. Y una risa nerviosa sale de ella hacia el cielo. Recuerda esa muchacha alocada que estaba en la mesa. Reía fuerte, aun más fuerte, pero de su boca ahora no siente salir nada.
El viento fresco acaricia su cara. Cierra los ojos. La cabeza le gira. El corazón le late fuerte. Su respiración esta acelerada y ondas violentas de rabia la toman por momentos, aun no calmadas. Algo debajo de ella se detiene. Esta en la moto. Step la ayuda a bajar.
‘Ven acá.’
Están en el puente de vía Francia. Sube los escalones. Se acercan a la fuente. Step bañando la bandana y se la pasa por la cara. ‘Estas mejor?’ Babi hace señal de si con la cabeza. Step se sienta en el muro pequeño ahí cerca, con las piernas abiertas flotando. Se mantiene mirándola sonriente.
‘Quien eras tu? Esa que odiaba los peleones? Los violentos? Menos mal! Si no te apartaba ibas a torturar a la pobrecita.’
Babi da un paso hacia el, después comienza a llorar. Repentinamente, de manera compulsiva. Es como si algo se hubiera roto, una pared, una barrera liberando aquel río de lágrimas y sollozos. Se queda mirándola, alargando las manos, no sabiendo bien q hacer. Después abraza esos pequeños y suaves hombros que tiemblan.
‘Anda, no te pongas así. No es tu culpa. Ella te provoco.’
‘Yo no quería golpearla, no quería hacerle daño. En serio… no quería.’
‘Si, lo se.’
Step le pone una mano debajo del mentón. Agarra una pequeña lágrima salada, después le alza la cara. Babi abre los ojos, moviendo las cejas, sonriendo y riendo, aun nerviosa. Step lentamente se acerca a su boca y la besa. Parece aun mas suave de lo normal, así debajo de el, calida y tierna, ligeramente salada. Y ella se deja llevar buscando comodidad en ese beso, primero dulcemente y después más fuerte, desesperada cuando se esconde en su cuello. Y el siente sus mejillas mojadas, su piel fresca, sus pequeños sollozos escondidos en el fondo.
‘Ahora basta.’ La aparta. ‘Anda, no estés así.’ Step sube en el muro. ‘Si no dejas de llorar me lanzo hacia abajo. En serio.’ Da algunos pasos inseguros sobre el borde de mármol. Alarga los brazos buscando equilibrio. ‘Entonces vas a parar o me lanzo…?’
Muchos metros debajo esta el río tranquilo y oscuro, el agua negra pintada por la noche, los bordes llenos de arbustos. Babi lo mira preocupada, pero todavía solloza.
‘No lo hagas… te lo pido.’
‘Deja de llorar entonces!’
‘No depende de mi…’
‘Entonces adiós…’
Step da un salto y gritando se lanza hacia abajo. Babi corre hacia el borde del muro.
‘Step!’ No se ve nada, solo el correr lento del río llevado por la corriente.
‘Buuu!’
Step sale de debajo del muro y la agarra por la chaqueta. Babi grita.
‘Te la creíste no?’ La besa.
‘Solo faltaba esto. No ves como estoy y te pones a echar broma.’
‘Lo hice a propósito. Un buen susto es aquello que necesitabas.’
‘Eso fue por el sollozo.’
‘Porque, tu no estas sollozando? Anda, ven acá.’
La ayuda a bajar el muro. Se consiguen en la parte de afuera del puente, suspendidos en la oscuridad, sobre un pequeño borde de mármol. Debajo de ellos esta el río, un poco mas lejos se ve la avenida Olímpica iluminada. Envueltos por la penumbra y del lento susurrar de la corriente, se besan de nuevo. Con pasión, llenos de deseo. El le alza la camisa y le toca el seno, liberándolo. Después se abre la camisa y pone su piel suave contra su pecho. Se mantienen así, respirando el calor de los dos, escuchando sus corazones, sintiendo la piel envuelta por el viento fresco de la noche.
Mas tarde, sentados en el borde del muro, miran el cielo y las estrellas. Babi esta acostada, ahora tranquila y calmada, con la cabeza apoyada sobre las piernas de Step. El le acaricia los cabellos. En silencio. Después Babi ve una escritura en el puente.
‘Tu no harías algo así por mi.’
Step mira alrededor. Una pareja romántica ha grabado su frase de amor: ‘Cerbiatta te amo’.
‘Es cierto. Yo no se escribir, según tu.’
‘Bueno, le podrías pedir a alguien mas que lo escriba por ti.’
Babi se lleva la cabeza hacia atrás sonriéndole al contrario.
‘Ah, ah… y me parece que escribirías algo como esto, me parece mas como eres tu.’
Sobre una columna justo frente a ellos esta otra escritura: ‘Cathia tiene el segundo culo mas bello de Europa.’ ‘Segundo’ fue añadido con un pequeño paréntesis. Step sonríe.
‘Es una escritura mucho mas sincera. Y es también porque tu tienes el primero.’
Babi baja veloz del muro y lo golpea con un pequeño puño. ‘Puerco!’
‘Que haces? Me golpeas a mí también? Entonces ya se esta volviendo un vicio…’
‘No me gusta ese chiste…’
‘Esta bien, no mas.’ Step trata de abrazarla. Babi le huye. ‘No me crees? Te lo prometo…’
‘Claro… esta bien pero sino te golpeo!’
‘Alessandri?’
‘Presente.’
‘Bandini?’
‘Presente.’
La Boi esta pasando la lista. Babi, sentada en su pupitre, revisa preocupada su justificación. Ahora no le parece tan perfecta. La Boi salta un apellido. Una alumna que esta presente y que defiende su identidad se alza del pupitre y se lo hace notar. La Boi se disculpa, después regresa a la lista desde donde se equivoco. Babi se tranquiliza un poco. Con una profesora así, quizás su justificación pasara inobservada. Cuando es el momento lleva el diario a la cátedra con las otras dos ausentes del día anterior. Se mantiene ahí, de pie, con el corazón que le bate fuerte. Pero todo va bien.
Babi regresa a su pupitre y sigue el resto de la lección relajada. Le llega un papel en su pupitre. Pallina sonríe desde su puesto. Ella fue quien lo lanzo. Es un dibujo. Una chica esta por el suelo y la otra esta cerca de ella en pose de puños. Encima, un gran titulo: ‘Babi m.’ Es una parodia de Rocky. Una flecha indica la chica en el suelo. Arriba esta escrito Maddalena, entre paréntesis, ‘La estupida’. Cerca de la otra chica esta una frase: ‘Babi, sus puños son de granito, sus músculos de acero. Cuando llega ella toda la Plaza Euclide tiembla y las estupidas, finalmente, huyen.’ Babi no puede hacer nada más que reír.
Justo en ese momento suena la campana. La Boi, después de haber cansadamente recogido sus cosas, sale de la clase. Las chicas no tienen tiempo de salir de sus puestos porque llega la Giacci. Todas regresan silenciosamente a donde estaban. La profesora va al escritorio. Babi tiene la impresión que la Giacci, entrando, miraba alrededor, como si estuviera buscando algo. Después, cuando la vio a ella, tuvo una especie de sensación relajante, sonrió.
Mientras se sienta, Babi piensa que solo es una idea de ella. Debe dejar de pensar esas cosas, se está volviendo paranoica. En el fondo, la Giacci no tiene nada contra ella.
‘Gervasi!’ Babi se alza. La Giacci la mira sonriendo. ‘Venga, venga Gervasi.’ Babi se alza del pupitre. Algo más que una idea suya. En el registro ya fue interrogada. La Giacci si tiene algo contra ella. ‘Traiga también el diario.’ Esa frase la golpea directamente al corazón. Se siente desmayar. La clase comienza como a rodarle alrededor. Mira a Pallina. Ella también esta sorprendida. Babi con el diario entre las manos, terriblemente pesado, casi insostenible, se acerca a la cátedra. Para que quiere el diario? Su sucia conciencia para no tener nada que sugerirle. Después, una pequeña luz. Quizás quiere revisar la nota firmada. Se agarra a esa espiral, a esa improbable ilusión. Pone el diario en el escritorio.
La Giacci la abre mirándola.
‘Ayer no vino a la escuela, verdad?’
Ese último frágil reflejo de esperanza se apaga.
‘Si.’
‘Y porque no?’
‘No me sentí bien.’ Ahora esta malísimo. La Giacci se acerca peligrosamente a la página de las justificaciones. Consigue esa ultima, la criminal.
‘Y esta seria la firma de su madre, verdad?’ La profesora le pone el diario debajo de los ojos. Babi mira ese intento de imitación. De repente le parece obviamente falso, increíblemente temblante, declaradamente fingido. Un ‘si’ débil sale de sus labios que casi no se escucha.
‘Extraño. He hablado hace poco con su mama por teléfono y no sabia nada de su ausencia. Mucho menos de haber firmado algo. Esta viniendo para acá ahora. No me parecía feliz. Usted ha terminado con esta escuela, Gervasi. Será expulsada. Una firma falsa, si se denuncia a quien se debe como haré yo, equivale a una definitiva suspensión. Que mala suerte Gervasi, podría haber sacado buena nota en la prueba de aptitud. Será para el próximo año. Tenga.’
Babi toma de nuevo el diario. Ahora le parece increíblemente ligero. De repente, todo le parece diferente, sus movimientos, sus pasos. Es como si flotara en el aire. Regresando a su puesto nota las miradas de las compañeras, ese extraño silencio.
‘Esta vez, Gervasi, usted fue la que se equivoco.’
No entiende bien lo que pasa después. Se consigue en una habitación de muebles de madera. Esta su madre que estalla. Después llega la Giacci con la jefa. La hacen salir. Continúan a discutir mientras ella espera en el corredor. Una profesora pasa al fondo. Se intercambian una mirada sin sonrisa ni saludo. Mas tarde sale su madre. La aprieta y se la lleva por un brazo. Esta muy enojada.
‘Mama, me botaran?’
‘No, mañana en la mañana regresas a la escuela. Puede ser que exista una solución, pero primero debo escuchar que piensa tu padre, si el esta de acuerdo también.’
Que solución puede ser, si su madre tiene la necesidad del consentimiento de su padre? Después de haber comido, finalmente lo sabe. Es solo una cuestión de dinero. Tendrían que pagar. Lo bello de las escuelas privadas es que todo se puede resolver fácilmente. El único problema verdadero es ‘cuanto’ fácilmente.
Daniela entra en el cuarto de la hermana con el teléfono en mano.
‘Toma, es para ti.’ Babi, cansada de los sucesos, se había dormido.
‘Alo.’
‘Hola, quieres salir?’ Es Step. Babi se sienta mejor sobre la cama. Ahora esta completamente despierta.
‘Iría, pero no puedo.’
‘Anda, vamos al Parnaso, o al Panteón. Te brindo un granizado de café en la Taza de Oro. Alguna vez la has probado? Es un mito.’
‘Estoy castigada.’
‘De nuevo? No había terminado?’
‘Si, pero hoy la profesora me atrapo la firma falsa. Sucedió un desastre. Ella la tiene agarrada contra mí. Hizo llamar hasta a la jefa de la escuela. Quería que repitiera el año. Pero mi mama puso todo en su lugar.’
‘Es fuerte tu madre! Bello carácter… pero siempre logra lo que quiere.’
‘Bueno, las cosas no son así. Tuvo que pagar.’
‘Cuanto?’
‘Cinco mil euros. En donación…’
Step da un silbido. ‘Caraj… bello acto de bondad…’ Sigue un silencio penoso. ‘Alo, Babi?’
‘Si, estoy aquí.’
‘Crei que se había caído la línea.’
‘No, estaba pensando en la Giacci, mi profesora. Tengo miedo que no termine aquí. La puse en su lugar frente a todas y ahora me la quiere hacer pagar a todo costo!’
‘Mas de cinco mil euros?’
‘Esos los pago mi madre, claramente… son una especie de donación. Ahora la agarrara conmigo. Que mala suerte! Menos mal que saque buenas notas antes, llegar a la prueba de aptitud es fácil.’
‘Entonces no puedes salir?’
‘No, bromeas, si llama mi madre y no me consigue, de verdad que pasara el fin del mundo.’
‘Entonces voy yo a tu casa.’ Babi mira el reloj. Son casi las cinco. Raffaella regresaría mucho mas tarde.
‘Esta bien, vente. Te daré te.’
‘No habrá una cerveza?’
‘A las cinco?’
‘No hay nada mas bello que una cerveza a las cinco, y también otro hecho, yo odio a los ingleses.’ Corta.
Babi baja veloz de la cama. Se mete los zapatos.
‘Dani, voy rápido a la tienda abajo, quieres algo?’
‘No, nada. Quien viene, Step?’
‘Nos vemos.’ Compra dos tipos de cerveza, una lata de Heineken y una de Peroni. Quizás si hubiera sido vino supiera al menos cual comprar. Pero de cerveza no sabe absolutamente nada.
Entra veloz en su casa y las mete en el freezer. Poco después suena el intercomunicador.
‘Si?’
‘Babi, soy yo.’
‘Primer piso.’ Presiona dos veces el botón del intercomunicador y va a la puerta. No puede hacer nada más que revisarse en el reflejo de un cuadro. Esta todo bien. Abre la puerta. Lo ve subir los escalones corriendo. Se detiene solo en el último para permitirse esa sonrisa que a ella le gusta tanto.
‘Hola.’ Babi se separa de la puerta dejándolo pasar. El se adelante y saca afuera de la chaqueta un empaque.
‘Toma, son biscochos ingleses de mantequilla. Los agarre en la vía, son fabulosos.’
‘Biscochos ingleses de mantequilla… entonces algo de los ingleses te gusta…’
‘De verdad nunca los he comido. Pero mi hermano enloquece por ellos. Y a el le gustan cosas como tortas de manzanas y eso, así que deben ser seguramente buenos. A mi me gusta solo cosas saladas. Hasta de desayuno, a veces me hago una tostada o un sándwich. Pero dulces, casi nunca.’
Ella sonríe. Ligeramente preocupada de cuanto son diferentes aun en las cosas mas simples.
‘Gracias, las comeré pronto.’ En realidad esta a dieta, y esos pequeños rectángulos de mantequilla fritas son cosas que traen cien calorías cada uno. Step la sigue, el también esta ligeramente preocupado. Esos biscochos no los había comprado en la calle, los agarro de su casa. Después, pensándolo mejor, se tranquiliza. En el fondo le esta haciendo un favor a Paolo. Un poco de dieta no le hará mal. Daniela sale a propósito de su cuarto solo para verlo.
‘Hola Step.’
‘Hola.’ El le da la mano sonriendo, parece no hacerle mucho caso al hecho de que ella sepa su sobrenombre. Babi fulmina a la hermana con su mirada. Daniela, entendiéndola, finge que agarra algo y regresa rápido a su cuarto. Poco después el agua hierve. Babi agarra un envase de color rosa. Después con una cucharada deja deslizar pequeñas hojas de te en la olla. Lentamente, un ligero perfume se esparce en la cocina.
Poco después están en la sala. Ella con una taza de te humeante entre las manos, el con las dos cervezas, resolviendo así alguna posible duda. Babi agarra un álbum de fotografías y se las muestra. Quizás es el Heineken, o quizás la Peroni, el hecho es que se esta divirtiendo. Escucha sus cuentos coloridos que siguen cada vez una foto diferente, un viaje, un recuerdo, una fiesta.
Esta vez no se duerme. Foto tras foto la ve crecer así, hojeando esas paginas plastificadas. La mira tener sus primeros dientes, apagar una velita, andar en bicicleta y entonces, ahí esta, un poco mas grande, en viajes, con la hermana. Sobre el regazo de santa claus, en el zoológico con un cachorro entre los brazos. Lentamente ve su cara enflaquecer, sus cabellos se vuelven más claros, su pequeño ceno crecer, y de repente, detrás de esa pagina, ella es una mujer. Ahora no es una simple mancha bronceada con un bikini y las manos a la cadera. Un pequeño dos piezas cubre el cuerpo bronceado de una bella chica, de piernas lisas, ahora flacas y mas largas. Sus ojos claros están en grado de entender, su inocencia una elección. Sentada sobre una silla, los hombros flacos, quizás ahora muy esbeltos, aparecen dorados entre los últimos mechones de cabellos mojados por el mar. En el fondo, bañadores desenfocados, no saben siquiera que serian inmortalizados. En cada página que hojean ella parece siempre mas a la original que tiene al lado. Step curioso por los cuentos sigue las fotos, prueba la segunda cerveza, cada tanto hace una pregunta. Después de repente Babi, que sabe lo que viene, trata de saltar una pagina.
Step, divertido por sus miles pequeñas versiones, es más veloz que ella.
‘Eh no, quiero verla.’
Pretenden pelear, solo para abrazarse un poco y sentirse más cercanos. Después el, al haber ganado, se echa a reír. Graciosa y extrañas con los ojos abiertos, esta ahí sonriente en medio de la pagina.
Esa foto nunca le gusto a Babi.
‘Extraño, es la que te asemeja mas.’ Ella, actuando ofendida, le da un golpe. Después pone en su puesto el álbum, agarra su taza, las dos latas de cerveza ahora vacías y va a la cocina. Step, dejado solo, da vueltas por la sala. Se para delante de cuadros de autores desconocidos para el. Sobre una larga mesa de pequeñas patas, están puestos porta cenizas de playa, sin un orden preciso, los cuales habrían hecho felices a sus amigos.
Babi lava su taza y bota las dos latas de cerveza vacías en la bolsa debajo del lavamanos, cubriéndolas con el cartón de la leche vacía, plásticos y otros cartones. No deben quedar pistas. Cuando regresa en la sola, Step desapareció.
‘Step?’ ninguna respuesta. Va a su cuarto. ‘Step?’
Lo ve. Esta de pies cerca del escritorio y hojea su diario.
‘No es agradable leer las cosas de los demás sin su permiso.’
Babi le quita el diario de las manos. El la deja. Ya ha leído eso que le interesa. Lo memoriza.
‘Porque, hay algo que este escrito que me deba molestar?’
‘Son mis cosas.’
‘No será que están escritos mensajes o cosas acerca de ese idiota con la BMW?’
‘No, esa es una historia tonta, un pequeño flirt.’ Juega divertida con la pronunciación exagerada de esa palabra extranjera.
‘Es un pequeño flirt.’ La imita Step.
‘Claro, no como la historia tuya con esa furia desencadenada.’
‘Pero de quien hablas?’ Step hace como si no supiera.
‘Sabes perfectamente a quien me refiero! A la de cabellos marrones, la golpeadora que ayer puse en su puesto. No me digas que ella me salto encima por diversión. Entre ustedes hubo algo mas que flirt…’
Step ríe y se le acerca, la besa, llevándosela con el hacia la cama. Después le comienza a alzar la camisa.
‘No, para. Si llegan mis padres y nos consiguen se molestarían, y si nos agarran en mi cuarto así, es el fin del mundo.’
‘Tienes razón.’ Step la agarra y se la lleva con facilidad, habituado a balanzas mas pesadas que ese suave cuerpo. ‘Vamos para allá que es mejor.’ Sin darle tiempo de responder, se mete en el cuarto de los padres y cierra la puerta. Después la lleva a la cama, besándola en la oscuridad del cuarto, se acuesta cerca de ella.
‘Estas loco, lo sabes?’ le susurra al oído. El no responde. Un pequeño rayo del último sol se filtra de la ventana e ilumina su boca. El ve esos dientes blancos y perfectos sonreírle y entrecerrarse antes de perderse en un beso. Después, sin saber siquiera como, se consigue entre sus brazos sin nada arriba. Siente su piel rozarla, sus manos apoderarse dulcemente de su seno. Babi tiene los ojos cerrados, sus labios suaves se abren y cierran en un ritmo constante, dando cada tanto, pequeñas fantasías a esos besos. De repente se siente mas tranquila, mas libre. La mano de Step silenciosa se apodera de su correa.
Quita el pasador. En la oscuridad del cuarto, Babi escucha todos los sonidos, el rumor de la cinta metálica. Esta atentísima, sin dejar de besarlo. Ese cuarto le parece suspendido en el vacío. Solo el lento tic-toc de un despertador lejano, sus respiraciones cercanas, ahora llenas de amor. Después un pequeño empujón. La cinta se suelta mas y deja ir el tercer hueco de bordes oscuros, el mas arruinado, el mas usado, fruto de su dieta fatigosa. Y en un momento, sus Levi’s se abren. Prisioneros botones de plata, en el toque suave de esos dedos decididos, se liberan. Uno después del otro, siempre mas abajo, peligrosamente. Ella contiene la respiración y algo en esos besos encantados de repente sucede. Un pequeño cambio casi sin notarlo. Esa delicada magia parece desaparecer. Aun si se siguen besando, es como si entre ellos estuviera pasando una silenciosa espera. Step trata de entender algo, una señal, una pista de su deseo. Pero Babi es inmóvil, no transmite nada. De hecho, todavía no ha tomado una decisión. Ninguno había alguna vez llegado hasta ese punto. Siente sus jeans abiertos y la mano de el en el borde de la pierna. Sigue besándolo, sin querer pensar, sin saber bien que hacer. En ese momento, la mano de Step decide arriesgarse. Se mueve lenta y delicadamente, al menos ella la siente así. Entrecierra los ojos casi en un suspiro. Los dedos de Step sobre su piel, sobre ese borde rosado, su ropa interior. Ese elástico se aleja ligeramente de su piel y rápido se le huye de las manos para regresar veloz a su puesto. Un segundo intento mas decidido. La mano de Step debajo de los jeans se adueña de su cintura y allí, segura y fuerte, pasa debajo del elástico. Se desliza bajando, hacia el centro, acariciándole el abdomen, siempre mas abajo, hasta los confines inexplorados.
Pero ahí es cuando algo sucede. Babi lo detiene con la mano. Step la mira en la oscuridad.
‘Que pasa?’
‘Shh.’ Babi se alza de lado, con las orejas tensas escuchando la otra habitación, mas afuera, el portón del garaje, ahí en el patio. Un sonido repentino, esa marcha en retroceso. ‘Mi madre! Rápido apurate!’ En un momento están de nuevo más o menos normales. Babi alza la cubierta de la cama. Step termina de meterse la camisa en los pantalones. Tocan en la puerta del cuarto. Se quedan por un momento inmóviles. Es Daniela.
‘Babi, mira que regreso mama.’ No le da tiempo de terminar la frase. La puerta se abre.
‘Gracias Dani, lo se.’
Babi empujando a Step por detrás. El hace un poco de resistencia.
‘No, quiero hablar, quiero aclarar de una vez por todas esta situación!’
Tiene de nuevo esa sonrisa arrogante en la cara.
‘Deja de bromear. No sabes que te puede hacer mi madre si te consigue.’ Van a la sala. ‘Rápido, sal por acá así no te la encuentras.’ Babi abre la cerradura de la puerta principal. Sale al piso. El ascensor da directamente al patio. Presiona el botón para llamarlo. Se intercambian un beso rápido.
‘Quiero un encuentro con Raffaella.’
Ella lo empuja dentro del ascensor.
‘Desaparece!’
Step oprime el botón PB y con una sonrisa sigue el consejo de Babi. Justo en ese momento, la otra puerta, esa secundaria, se abre. Entra Raffaella. Pone las bolsas sobre la mesa de la cocina. Después tiene un presentimiento, siente algo en el aire, quizás el sonido de la otra puerta.
‘Babi eres tu?’ Va rápido a la sala. Babi prendió la televisión.
‘Si mama, estoy viendo la televisión.’ Pero un leve sonrojar la traiciona. A Raffaella le basta eso. Va veloz a la ventana que da al patio. Un sonido de un moto que se aleja y hojas de un árbol que todavía se mueven en una esquina. Muy tarde. Cierra la ventana. En el corredor encuentra a Daniela.
‘Vino alguien para acá?’
‘No lo se mama, yo siempre estuve en mi cuarto estudiando.’
Raffaella decide no preguntarle más. Con Daniela es inútil insistir. Va al cuarto de Babi, mira alrededor. Todo parece estar en su lugar. No hay nada extraño. Hasta el cubrecama esta perfecto. Pero podría también haber sido acomodado. Entonces, sin que alguien pueda verla, la toca con la mano. Esta fresca. Nadie se ha acostado encima. Deja ir un suspiro de bienestar y va a su cuarto. Se quita la ropa y la cuelga. Después agarra una chaqueta de angora y una delicada falda. Se sienta en su cama y se viste. Ignorante y tranquila, sin poder imaginar que, justo ahí, hace poco había estado su hija. Abrazada a ese muchacho que ella no soporta. Ahí, donde ahora esta sentada ella, sobre ese cubrecama todavía calido de jóvenes e inocentes emociones.
Mas tarde también regresa Claudio. Discute bastante con Babi por la justificación falsa, por los cinco mil euros gastaos, por el comportamiento de los últimos días. Después se pone frente a la televisión, finalmente tranquilo, esperando que este pronta la comida. Pero justo en ese momento lo llama Raffaella desde la cocina. Claudio llega rápido a donde esta su mujer.
‘Que sucede ahora?’
‘Mira…’ Raffaella le señala las dos latas de cerveza que se había bebido Step.
‘Es cerveza. Y entonces?’
‘Estaba escondida en la bolsa de la basura debajo de unas cosas.’
‘Bueno, bebieron cerveza. Que tiene de malo?’
‘Ese muchacho estuvo aquí esta tarde. Estoy segura…’
‘Que muchacho?’
‘Ese que golpeo a Accado, ese por el cual tu hija no fue a la escuela. Stefano Mancini, Step, el muchacho de Babi.’
‘El muchacho de Babi?’
‘No ves como cambio? Imposible que nunca te des cuenta de nada… es toda tu culpa. Anda a hacer carreras en moto, firma justificaciones falsas… y viste ese rasguño que tiene debajo del ojo? Para mi que seguro el la golpea.’
Claudio se queda sin palabras. Más problemas. Es posible que haya golpeado a Babi? debe hacer algo, intervenir. Lo debe enfrentar, si, lo debe hacer.
‘Toma.’ Raffaella le da un papel.
‘Que es?’
‘La placa de la moto de ese muchacho. Llama a nuestro amigo Davoni, se la das, vas a la dirección que te de y hablas con el.’
Ahora si que lo tiene que hacer. Se agarra a esa última esperanza.
‘Estas segura que es la correcta?’
‘La lei frente a la escuela de Babi el otro día. La recuerdo perfectamente.’
Claudio mete ese papel en la billetera.
‘No la pierdas!’ esas palabras de Raffaella son casi mas que un consejo, una amenaza. Claudio regresa a la sala y se deja caer en el sofá frente a la televisión. Una pareja habla de sus problemas frente a una mujer con rasgos un poco masculinos. Como van a tener ganas de pelear en televisión frente a todos, el no puede siquiera en su casa, solo en la cocina. Y ahora tendrá que hablar con ese muchacho. También lo golpeara a el. Piensa en Accado. Quizás terminara en el mismo cuarto en el hospital. Se harán compañía. Esto tampoco lo alegra. Accado no es tan simpático así. Claudio saca la billetera y va al teléfono. Stefano Mancini, Step. Ese muchacho ya le costo cinco mil euros y dos cervezas. Agarra el papel con la placa de la moto y marca el número de teléfono de su amigo Davoni. Entonces, mientras espera que de la otra parte alguien responda, piensa en su mujer. Raffaella es increíble. Ha visto una o dos veces la moto de ese muchacho y se acuerda perfectamente de la placa. El que lleva un año con su la Mercedes, todavía no se sabe de memoria la suya.
‘Alo, Enrico?’
‘Si.’
‘Hola, es Claudio Gervasi.’
‘Como estas?’
‘Bien, y tu?’
‘Buenisimo… que gusto escucharte.’
‘Escucha, disculpa si te molesto, pero necesito un favor.’ Por un momento Claudio espera que Enrico no sea tan gentil.
‘Pero claro! Dime todo.’
Es cierto, cuando no quieres un favor todos están dispuestos a hacértelo.
No entiende si es un sueño o realidad aquel ligero sonido en la ventana. Quizás el viento. Se mueve en la cama. Lo escucha de nuevo. Un poco más fuerte, preciso, casi una señal. Babi baja de la cama. Se acerca a la ventana. Mira entre las pequeñas fisuras abiertas. Iluminado por la luz de la luna llena esta el. Alza sorprendida la ventana tratando de hacer el menos ruido posible.
‘Step que haces aquí? Como lograste subir?’
‘Facilisimo. Sube por el muro y escale por los tubos. Anda, vamonos.’
‘Adonde?’
‘Nos esperan.’
‘Quienes?’
‘Los otros. Mis amigos, anda, no le des largas, vamos! Que esta vez, si te consiguen tus padres será de verdad malo.’
‘Espera que me ponga algo.’
‘No, vamos por aquí cerca.’
‘Pero no tengo nada bajo la camisa de noche.’
Step le da una sonrisa divertida.
‘Dale cretino. Espera un momento.’ Cierra la ventana, se sienta en la cama y se viste velozmente. Sostén, panties, un suéter, un par de jeans, los Nike y esta de nuevo en la ventana.
‘Vamos, pero salimos por la puerta.’
‘No, bajemos por aquí, es mejor.’
‘Que, bromeas? Tengo miedo. Me caigo y me golpeare durísimo. Y si mis padres se despiertan con un grito y mi golpe, que pasara? Anda, sígueme… pero ve lento!’
Lo guía en la oscuridad de esa casa dormida, entre pequeños pasos y suaves movimientos de manijas avanzan. Quita las alarmas, agarra las llaves y se va. Un pequeño empujón a la puerta que se cierra detrás de ellos, acompañada hasta lo último para no hacer ruido. Después abajo por las escaleras en el patio, sobre la moto en bajada, con el motor apagado para no hacer ningún sonido.
Pasado el portón principal, Step comienza a marchar, mete la segunda y acelera. Vuelan hacia delante, ahora lejos y seguros, libres de andar donde quieran juntos, y para todos durmiendo y solos en sus propias camas.
‘Que hay aquí?’
‘Sigueme y veras. No hagas ruido.’ Están en vía Zandonai, sobre la iglesia. Entran en un pequeño portón. Caminan una calle oscura en medio de algunos arbustos.
‘Aquí es, pasa por debajo.’
Step alza un pedazo de red que fue sacada de su base. Babi se baja estando atenta de no quedarse atada. Poco después caminan en la penumbra sobre hierba cortada y fresca. La luna ilumina todo alrededor. Están en el interior de un complejo.
‘Pero a donde vamos?’
‘Shh.’ Step le indica que se quede callada. Después, escalando un pequeño muro, Babi escucha unos sonidos. Risas lejanas. Step le sonríe y la agarra por la mano. Pasan un arbusto y aparece. Esta ahí, bajo la luz de la luna, azul y transparente, tranquila, inundada por la noche. Una gran piscina. Adentro hay algunos chicos. Se mueven nadando sin hacer mucha bulla. Pequeñas ondas sobrepasan los bordes cayendo sobre la hierba alrededor. Se siente como un extraño respiro, esa agua que va y viene, perdiéndose en el vacío de los bordes.
‘Vente.’ Algunos chicos los saludan.
Babi reconoce los bañadores. Son todos amigos de Step. Ahora ha aprendido algunos nombres: El Siciliano, Hook, Bunny. Son más fáciles que esas presentaciones normales donde todos se llaman Guido, Fabio, Francesco. Están también Pollo y Pallina que se acercan al borde nadando.
‘Diablos, estaba segura que no vendrías. Perdí la apuesta.’
Pollo la aleja del borde. ‘Viste, que te dije?’
Ríen.
Pallina trata de ahogarlo, pero no lo logra. ‘Ahora debes pagar.’
Se alejan dando vueltas y besándose. Babi se pregunta que habrán apostado y le viene alguna vaga idea.
‘Step, pero yo no tengo traje de baño.’
‘Ni yo. Tengo los boxers. Que importa, aquí casi ninguno los tiene.’
‘Pero hace frío…’
‘Traje toallas para después, una también para ti. Anda no le des largas.’
Step se quita la chaqueta. Poco después, toda su ropa esta en el suelo.
‘Mira que sino te lanzo vestida y es peor. Sabes que lo hago.’ Ella lo mira. Es la primera vez que lo ve así desnudo. Pinceladas de plata lunar resaltan aun más sus músculos. Abdominales perfectos, pectorales cuadrados y compactos.
Babi se quita el suéter. Su sobrenombre es justo, piensa. De verdad que merece un 10 con honores. Poco después están los dos en el agua. Nadan cerca. Un escalofrío la hace temblar un poco.
‘Brr, hace frío.’
‘Pronto te calentaras. Ten cuidado de no bajar con los ojos abiertos. Esta llena de cloro. Es la primera piscina abierta de la zona, sabes? Es una especie de inauguración. Dentro de poco llega el verano. Bella no?’
‘Bellísima.’
‘Ven acá.’
Se acercan al borde. Hay botellas que están alrededor.
‘Toma, bebe.’
‘Yo no bebo mucho.’
‘Te calentara.’ Babi agarra la botella y se pega. Siente aquel fresco liquida ligeramente agrio y gaseoso bajarle por la garganta. Es bueno. Se despega de la botella y se la pasa a Step.
‘No esta mal, mi gusta.’
‘Claro, es champaña.’ Step le da un largo trago. Babi mira alrededor. Champaña? Donde la habrán agarrado? Seguramente robaron eso también. ‘Toma.’ Step le pasa de nuevo la botella. Ella decide no pensarlo y bebe otro trago más. Calcula mal y bebe demasiado. Casi se ahoga y la champaña con todas sus burbujas le sale por la nariz. Tose un rato. Step se echa a reír. Espera que se recupere. Después nadan juntos hacia la esquina opuesta. Un arbusto más grande los protege de los rayos de la luna. Deja filtrar solo unos pocos reflejos de plata. Bien rápido brillan entre sus cabellos mojados. Step la mira. Es bellísima. Le besa los labios frescos y rápido se encuentran abrazados. Sus cuerpos desnudos se tocan completamente por primera vez. Envueltos por esa agua fría buscan y encuentran calor entre ellos, conociéndose, emocionándose, deteniéndose a veces para no conservar cierta timidez. Step se aleja de ella, echa hacia atrás un poco y regresa poco después con una nueva botella.
‘Esta esta todavía llena.’ Otra champaña. Están rodeados de ellas. Babi sonríe y bebe, esta vez lentamente, atenta a no ahogarse. Le parece casi más bueno aun. Después busca sus labios. Comienzan a besarse así, espumeantes, mientras ella se siente flotar y no entiende bien porque. Es el efector normal del agua o de la champaña? deja ir la cabeza dulcemente hacia atrás, la apoya en el agua y por un momento deja de girarle. Siente o no siente los sonidos alrededor. Sus orejas, tocadas por pequeñas ondas, terminan cada tanto bajo el agua, con extraños y agradables sonidos silenciosos la acompañan haciéndola sentirse aun más ligera. Step la tiene entre sus brazos, la hace rodar alrededor de el, llevándola. Ella abre los ojos. Breves olas de corriente le acarician las mejillas mientras que otras pequeñas e irrespetuosas alcanzan llegar hasta su boca. Le dan ganas de reír. Mas en alto, nubes plateadas se mueven lentas sobre un azul infinito. Se alza hacia arriba. Abraza sus hombros fuertes y lo besa con pasión. El la mira en los ojos. Le pone una mano bañada sobre la frente y acariciándole los cabellos los lleva hacia atrás, dejando descubierta su lisa cara.
Después baja por sus mejillas, hasta su barbilla, por el cuello, y después mas abajo por su seno rodeado de agua, tomado por el frío y las emociones, y aun mas abajo, ahí donde solo aquella tarde el por primera vez, el y solo el, ha osado tocarla. Ella lo abraza más fuerte. Apoya su mentón sobre su hombro y con los ojos entre cerrados mira hacia lo lejos. Una botella semi-vacía flota poco lejos. Va arriba y abajo. Y ella piensa en el mensaje enrollado que tiene adentro: ‘Ayuda. Pero no me salven.’ Cierra los ojos y comienza a temblar, no solo por el frío. Miles de emociones la toman y de repente entiende. Si, es ella la que esta naufragando.
‘Babi, Babi.’ Se escucha llamar repentinamente y un empujón fuerte. Abre los ojos. Frente a ella esta Daniela.
‘Pero que, no escuchaste el despertador? Anda, apurate que estamos retrasadas. Papa esta casi listo.’
La hermana sale del cuarto. Babi se mueve en la cama. Piensa de nuevo en esa noche, Step que entro en su casa a escondidas. La fuga en la moto, el baño en la piscina con Pallina y el resto. La ebriedad. Ella y el dentro del agua. Su mano. Quizás ha imaginado todo. Se toca los cabellos. Están perfectamente secos. Mala suerte! Fue solo un sueño, bellísimo, pero nada más que un sueño. De debajo del cubrecama estira la mano fuera y busca la radio. La consigue y la prende. Empujada por la nueva alegre canción de los Simple Red, Fake, baja de la cama. Todavía tiene un poco de sueño y un pequeño dolor de cabeza. Se acerca a la silla para vestirse. El uniforme lo tiene ahí pero el resto de la ropa no la preparo. Que gracioso, piensa, se me olvido. Es la primera vez. Tienen razón mis padres. Quizás estoy cambiando de verdad. Me volveré como Pallina. Tan desordenada que se olvida de todo. Bueno, eso querrá decir que seremos aun mas amigas. Abre la primera gaveta. Saca afuera un sostén. Después, mientras hurga en medio de la ropa intima buscando unos pantis, consigue una dulce sorpresa. Escondido en el fondo, dentro de una pequeña bolsa plástica, tiene ropa mojada. Un ligero olor de cloro se esparce alrededor. No fue un sueño. Aquella ropa la puso en la silla la noche anterior, como siempre, solo que esa noche la uso como traje de baño. Sonríe. Después recuerda de haber estado entre sus brazos. Es cierto, ha cambiado. Mucho. Comienza a vestirse. Se pone el uniforme y al final, metiéndose los zapatos, toma una decisión. No le permitirá nunca más ir más allá. Finalmente tranquila, se mira en el espejo. Sus cabellos son los mismos de todos los días, sus ojos los mismos que maquillo hace algunos días. La boca sigue siendo igual. Se peina sonriendo, pone el cepillo y sale rápido del cuarto para desayunar. No sabe que muy rápido cambiara aun más. Tanto así que pasara frente a ese espejo y no se reconocerá ella misma.
La Giacci baja a la sala de profesores. Saluda algunas madres que conoce y después va al fondo de la sala. Un muchacho con una chaqueta oscura y un par de lentes negros esta sentado sobre un sofá de manera ruda. Tiene una pierna encima de su rodilla y, como si no bastara, fuma con aire arrogante. Tiene la cabeza hacia atrás y deja andar cada tanto bocadas de humo hacia lo alto.
La Giacci se detiene.
‘Disculpe?’ El muchacho finge no escuchar. La Giacci alza la voz. ‘Disculpe?’
Step finalmente baja la cabeza.
‘Si?’
‘No sabe leer?’ Le pregunta indicándole el cartel, bien visible en el muro, que prohíbe fumar.
‘Donde?’
La Giacci decide dejarlo así.
‘Aquí no se puede fumar.’
‘Ah, no me había dado cuenta.’ Step deja caer el cigarrillo al suelo y lo apaga con un golpe seco del talón. La Giacci se molesta.
‘Que hace usted acá?’
‘Estoy esperando a la profesora Giacci.’
‘Soy yo. A que debo su visita?’
‘Ah, es usted, profesora. Discúlpeme por el cigarrillo.’
Step se sienta mejor en el sofá. Por un momento pareciera que de verdad se arrepintiera.
‘Dejelo así, entonces, que desea?’
‘Eso, le quería hablar de Babi Gervasi. Usted no debe tratarla así. Vea profesora, esa chica es muy sensible. Y sus padres son verdaderamente estrictos, entiende. Así que cuando usted se lo toma todo a pecho, a ella la castigas y quien queda en medio soy yo que no puedo salir con ella, y eso no me parece de verdad profesora, usted entiende, no?’
La Giacci esta fuera de si misma. Como se permite ese inútil hablarle así.
‘No, no entiendo absolutamente y sobretodo no entiendo que viene usted a hacer acá. Es un pariente quizás? Es el hermano?’
‘No, digamos que solo un amigo.’
Repentinamente la profesora recuerda haberlo ya visto. Si, desde la ventana. Es el muchacho con el cual Babi se fue alejando de la escuela. Hablaron mucho de el, ella y la madre, pobre señora. Ese es un tipo peligroso.
‘Usted no esta autorizado a estar acá. O se larga o hago que llamen a la policía.’
Step se alza y le pasa por el lado sonriendo.
‘Yo solo vine para hablar. Quería conseguir con usted una solución, pero veo que es imposible.’ La Giacci lo mira con aire superior. No le da miedo, ese tipo. Con todos esos músculos sigue siendo un muchacho, una mente pequeña, insignificante. Step se le acerca como si quisiera decirle un secreto.
‘Veamos si comprende esta palabra profesora. Escuche bien: Pepito.’ La Giacci palidece. No quiere creer sus orejas. ‘Veo que entendió el concepto. Por eso, si se comporta bien profesora, vera que no habrán problemas. La vida es solo cuestión de conseguir las palabras adecuadas, no? Recuerduelo: Pepito.’
La deja así, en medio de la sala, pálida, aun más vieja de lo que es, con una única esperanza: que nada sea verdad. La Giacci va a donde la jefa, pide permiso, corre a casa y cuando llega tiene miedo de entrar. Abre la puerta. Ningún ruido. Nada. Va por todos los cuartos gritando, llamándolo por su nombre, después se deja caer en una silla. Aun mas cansada y mas sola que cualquier día. El portero aparece en la puerta.
‘Profesora como esta? Se ve muy pálida. Escuche, hoy vinieron dos muchachos en nombre suyo a llevarse a Pepito. Yo les abrí. Hice bien, verdad?’ La Giacci lo mira. Es como si no lo viera. Después, sin odio, resignada, llena de tristeza y melancolía, asiente. El portero se aleja, la Giacci fatigosamente se alza de la silla y va a cerrar la puerta. Le esperan días de soledad en esa grande casa sin el alegre ladrar de Pepito. Si se puede equivocar acerca de algunas personas. Babi siempre le pareció una muchacha orgullosa e inteligente, quizás un poco creída, pero no tan mala como para hacer una acción del género. Va a la cocina para prepararse de comer. Abre el refrigerador. Cerca de su ensalada esta la comida ya lista para Pepito. Comienza a llorar. Ahora esta verdaderamente sola. Ahora definitivamente perdió.
Esa tarde Paolo termina de trabajar temprano. Todo feliz entra en la casa. De repente escucha ladridos. En la sala un perrito de pelo blanco gira por su tapete turco. Frente a el esta Pollo con una cuchara de madera en la mano.
‘Listo? Ve!’ Pollo lanza la cuchara sobre el sofá enfrente. El perro ni se gira, para nada interesado a donde fue a parar ese pedazo de madera. Después, comienza a ladrar.
‘Coño, pero porque no va? Este perro no funciona! Agarramos uno deficiente! Solo sabe ladrar.’
Sobre un sofá, Step deja de leer el periódico.
‘Nunca seria un perro entrenado. No esta predispuesto, no crees? Que se cree que es?’
Step se da cuenta del hermano. Paolo esta de pies en la puerta con el sombrero aun en la cabeza.
‘Hola Pa’, como estas? No te escuche entrar. Como es que regresas rápido hoy?’
‘Termine antes. Que hace este perro en mi casa?’
‘Es nuevo. Lo tenemos a la mitad Pollo y yo. Te gusta?’
‘Para nada. No lo quiero ver aquí. Mira.’ Se acerca al sofá. ‘Ya esta todo lleno de pelos blancos, acá.’
‘Anda Pa, no seas así. Estará la mitad de mi casa.’
‘Que?!’
El perro da vueltas y comienza a ladrar.
‘Ves, a el le parece bien!’
‘Ya me despiertas tu, cuando llegas, imaginate con este perro que ladra todo el tiempo. Nada que ver.’
Furioso, Paolo se va de ahí.
‘Coño, se molesto.’ A Pollo le viene una idea, grita para hacerse escuchar en el otro cuarto.
‘Paolo, por los doscientos euros que te debo… me lo llevo yo.’
Step se echa a reír y regresa a leer. Paolo aparece en la puerta.
‘Es un negocio. Igual ese dinero no lo volvería a ver de igual forma, al menos me quito de encima este perro. Por cierto, Step, se puede saber donde terminaron mis biscochos de mantequilla? Los compre el otro día para desayunar y ya desaparecieron.’
‘No se, se los habrá comido Maria. Yo no los agarre, sabes que no me gustan.’
‘No se como es, pero cualquier cosa que pasa siempre es culpa de Maria. Entonces que no venga más esta Maria, no? Solo hace daños…’
‘Bromeas? Maria es un mito. Hace unas tortas de manzana increíbles. Ella del otro día, por ejemplo…’ interviene Pollo.
‘Entonces se la comieron ustedes, estaba seguro!’
Step mira el reloj.
‘Diablos es tardísimo. Debo salir.’ Pollo también se alza.
‘Yo también me voy.’ Paolo se queda solo en la sala.
‘Y el perro?’
Antes de salir, Pollo da tiempo de responder.
‘Paso después.’
‘Mira que o te lo llevas o me regresas mis doscientos euros!’
Paolo mira al perro. Esta ahí, en medio de la sala mirando. Extraño que no hubiera hecho pipi sobre la alfombra todavía. Después abre su maletín de piel y saca afuera un nuevo paquete de biscochos ingleses de mantequilla. Donde puede meterlos? Elige el pequeño armario abajo, ese de las bolsas y cartas. En esta casa nunca nadie escribe. Difícilmente los conseguirán. Los esconde detrás de un paquete aun cerrado de bolsas. Cuando se levanta mira que el perro lo esta viendo. Se mantienen así por un momento. Quizás estos me lo dejaron a propósito. Existen perros de droga. Quizás este puede ser perro de biscochos. Y por un momento Paolo, estupidamente, no esta tan seguro de su escondite.
Babi esta detrás de Step. Su mejilla apoyada de su chaqueta, el viento se lleva la punta de sus cabellos.
‘Bueno, como te fue en la escuela hoy?’
‘Buenisimo. Tuvimos dos horas vacías. Falto la Giacci. Tuvo problemas familiares. Imaginate, con una como ella tenemos problemas nosotros, piensa como tendrá la familia…’
‘Veras que de ahora en adelante todo saldrá mejor con ella. Tengo como un presentimiento.’
Babi no entiende bien el significado de esas palabras y deja el tema hasta ahí.
‘Estas seguro que no me dolerá?’
‘Segurisimo! Los tienen todos. Viste que grande es el mío. Si no, estaría muerto no? Tú te harás uno pequeñísimo. Ni te darás cuenta.’
‘No dije que lo haría. Dije que vengo a ver.’
‘Esta bien, como quieras, si no quieres no lo hagas, de acuerdo?’
‘Aquí, ya llegamos.’ Caminan a lo largo de una calle. Por el suelo hay pedazos de arena, llevada por el viento, robándola de la playa vecina. Están en Fregene, en la villa de los pescadores. Babi por un momento se pregunta si esta loca. Dios mío, estoy por ser tatuada, piensa, debo hacerlo en un lugar escondido, pero no mucho. Imagina a su madre descubriéndola. Se pondría a gritar. Su madre siempre grita.
‘Estas pensando donde hacerlo?’
‘Estoy pensando si me lo hago.’
‘Anda, te gusto tanto el mío cuando lo viste. Y también Pallina lo tiene, no?’
‘Si, lo se, pero que importa? Ella se lo hizo ella misma en su casa con todo la tinta china.’
‘Bueno, este es mucho mejor. Con la maquina viene hasta de colores… es genial.’
‘Pero estas seguro que la esterilizan?’
‘Claro, que te viene a la mente?’
No me drogo, nunca he hecho el amor. Seria de verdad el colmo de la mala suerte agarrar Sida por un tatuaje.
‘Aquí, este es el lugar.’
Se paran frente a una especie de cabaña. El viento mueve las hojas alargadas que cubren el techo con ramas tropicales. En la ventana se ven vidrios de colores. La puerta es de madera marrón oscura. Parece casi de chocolate.
‘John, se puede?’
‘Claro, Step, entra.’
Babi lo sigue. La golpea un fuerte olor de alcohol. Al menos esta ahí, solo basta ver si lo usan también. John esta sentado sobre una especie de banco y esta tocando el hombro de una chica rubia sentada frente a el en una banca. Se escucha el sonido de un motor. A Babi le recuerda el sonido del taladro del dentista. Espera que no haga tanto daño. La chica mira hacia delante. Si siente dolor, no lo hace ver. Un chico, apoyado en el muro, deja de leer el periódico ‘Corriere dello Sport’.
‘Te duele?’
‘No.’
‘Como no te va a hacer mal.’
‘Te dije que no.’
El muchacho regresa a leer el periódico. Parece casi molesto que no le doliera.
‘Listo.’ John aleja la maquina y se acerca al hombro para ver mejor su trabajo. ‘Perfecta!’ La chica suspira. Estira el cuello para ver ella si ella esta también de acuerdo con el entusiasmo de John. Babi y Step se acercan curiosos. El chico deja de leer y se empuja hacia delante. Todos se miran en silencio. La chica mira alrededor buscando un poco de aprobación.
‘Es bella, no?’ Una mariposa de miles colores brilla vividamente sobre su hombro. La piel esta un poco hinchada. El color aun fresco. Mezclado con el rojo de su sangre, parece particularmente iluminado.
‘Bellísima’ le responde sonriendo aquel que debe ser su novio.
‘Mucho.’ También Babi decide darle un poco de satisfacción.
‘Dale toma, ponte esta.’ John le pone una gasa adhesiva en el hombro. ‘Debes limpiarla cada mañana por algunos días. Veras que no te saldrá ninguna infección!’
La chica aprieta los dientes e inhala fuerte aire por la boca.
Una cosa es segura. Al menos después, John usa el alcohol. El tipo saca afuera cincuenta euros y paga. Después sonríe y abraza a su chica apenas tatuada.
‘Ay. Me duele!!’
‘Oh, lo siento tesoro.’ La agarra delicadamente mas bajo y sale con ella de esa pseudo cabaña.
‘Entonces Step, déjame ver como va tu tattoo…’
Step sube la manga derecha de la chaqueta. Sobre su musculoso brazo aparece un águila con una lengua roja flameante. Step mueve la mano como un pianista. Sus tendones se mueven bajo la piel dándole vida a esas grandes alas.
‘Es muy bella.’ John mira complacido su trabajo. ‘Se ha ido opacando, quizás hay que retocarla…’
‘Un día de estos quizás. Hoy estamos aquí por ella.’
‘Ah, por esta bella señorita, que cosa quiere hacerse?’
‘Primero que todo no quiero hacerme daño entonces… esteriliza después de cada uso la maquina, no?’
John la tranquiliza. Quita las agujas y las limpia con alcohol frente a ella.
‘Ya decidiste donde hacértelo?’
‘Quisiera un lugar donde no se nota. Mis padres son dolorosos.’
Piensa en esa frase. De igual forma esto también es doloroso.
‘Bueno…’ John le sonríe. ‘He hecho algunos por la espalda, otros en la cabeza. Una vez llego una americana que insistió en hacérselo, si, de hecho, entendiendo donde… no? Primero la tuve que rasurar!’
John comienza a reír frente a ella mostrando sus terribles dientes amarillos. Babi lo mira preocupada. Dios mío, es un maniaco. ‘John.’ La voz, un poco dura, de Step llega por sus hombros. John cambia rápido de expresión. ‘Si, disculpa Step. Entonces no se, lo podremos hacer por el cuello, debajo de los cabellos, quizás en la clavícula, o por la cintura.’
‘Eso, por la cintura va muy bien.’
‘Toma, elige entre estos.’ John saca afuera de debajo de una mesa, un grueso libro. Babi comienza a hojearlo. Hay espadas, cruces, diseños terribles. John se alza y se prende un Marlboro. Intuyo que será algo largo. Step se le sienta al lado. ‘Este?’ le indica una svástica nazi dentro de una bandera de fondo blanco.
‘Pero que…!!’
‘Bueno, no esta mal…’
‘Este?’ le indica una gruesa serpiente de colores morados y la boca abierta en señal de ataque. Babi siquiera le responde. Continua a hojear el gran libro. Mira las figuras velozmente, insatisfecha, como si ya supiera que ahí no encontraría nada bueno. A la final Babi gira la última pagina, esa de plástico duro y cierra el libro. Después mira a John.
‘No, no me gusta nada.’
John prueba una vez mas su cigarrillo y bota afuera el humo soplando. Justo como lo predijo.
‘Bueno, entonces hay que pensar en algo. Una rosa?’
Babi niega con la cabeza.
‘Una flor en general, no?’
‘No lo se…
‘Bueno, hija mía, dame una mano sino podremos estar aquí toda la noche. Mira que a las siete tengo otra cita.’
‘No se. Quiero algo extraño.’
John se pone a caminar por la habitación. Después se para. ‘Una vez hice sobre la espalda de alguien, una botella de Coca-Cola. Se veía genial. Te gustaría?’
‘Pero a mi la Coca-Cola no me gusta.’
‘Bueno Babi, entonces dile algo que si te guste.’
‘Yo solo como yogurt. Nunca me dejaría tatuar un yogurt!’
Al final consiguen una solución. La propone Step. John esta de acuerdo y a Babi le gusta muchísimo.
Step la distrae contándole la verdadera historia de John, el chino de ojos verdes. Todos lo llaman así y el se comienza a creer oriental. Observa todas las cosas chinas que tiene. En realidad nació en las afueras de ropa. Esta con una tipa con quien tuvo un hijo y lo llamo Bruce, en honor a su ídolo. En realidad se llama Mario y ha aprendido a hacer sus primeros tatuajes con maquina. Esos ojos son ahora, solo dos grados de miopía corregidos por unos lentes baratos. Mario, o mejor dicho John, se echa a reír. Step le paga cincuenta euros. Babi revisa su tatuaje: perfecto. Poco después, en su moto, se deja el primer botón de los jeans abiertos, baja el borde y lo mira de nuevo, feliz. Step se da cuenta. ‘Te gusta?’
‘Muchisimo.’
Sobre su piel delicada, ahora hinchada por el proceso, una pequeña águila recién nacida, idéntica a la de Step, hija de la misma mano, saborea el viento fresco del atardecer.
El timbre de la puerta suena. Paolo va a abrir. Frente de el esta un señor distinguido.
‘Buenas noches, busco a Stefano Mancini. Soy Claudio Gervasi.’
‘Buenas noches, mi hermano no esta.’
‘Sabe cuando regresa?’
‘No se, no dijo nada. A veces no viene siquiera a cenar, regresa directamente en la madrugada.’ Paolo mira a ese señor. Quien sabe que cosa tiene que hacer con Step. Problemas probablemente. Como siempre, otra historia de golpes. ‘Escuche, si quiere acomodarse, quizás regresa dentro de poco o quizás llama.’
‘Gracias.’
Claudio entra en la sala. Paolo cierra la puerta, después no logra resistir más.
‘Disculpe, puedo ayudarlo de alguna forma?’
‘No, quería hablar con Stefano. Soy el padre de Babi.’
‘Ah, entiendo.’ Paolo sonríe fingiendo. En realidad no entendió nada. No sabe siquiera quien es esta Babi. Una chica, algo más q golpes. Problemas aun peores.
‘Disculpeme un momento.’ Paolo va a otro cuarto. Claudio, quedando solo, mira alrededor. Se acerca a algunos posters pegados al muro, después saca afuera el paquete de cigarrillos y se prende uno. Al menos toda esta historia tiene un beneficio. Puedo tranquilamente fumar. Es extraño que aquel, el hermano de Stefano, de ese Step que golpeo a Accado, parecer un muchacho muy bueno. Quizás la situación no es tan desesperada. Raffaella como siempre exagera. Quizás no valía la pena venir. Estas son cosas de muchachos. Se arreglan naturalmente entre ellos. Es una fase, quizás a Babi se le pase rápido. Mira alrededor buscando un cenicero. Lo mira en la mesa detrás del sofá. Se acerca para botar las cenizas.
‘Tenga cuidado.’ Paolo esta en la puerta con un paño en la mano. ‘Disculpe, pero esta caminando justo encima donde hizo pipi el perro.’
Pepito, el pequeño perro de pelo blanco aparece en una esquina de la sala. Ladra casi feliz de haberlo molestado.
Step y Babi se paran en el patio debajo de la casa. Babi mira el estacionamiento de ellos. Esta vacío.
‘Mis padres no han regresado. Quieres subir un momento?’
‘Si, dale.’ Después recuerda del perro dejado en casa con su hermano. Saca afuera el celular. ‘Espera, antes debo llamar a mi hermano, quiero saber si quiere algo.’
Paolo va a responder.
‘Alo?’
‘Hola Pa’ Como estas? Paso Pollo por el perro?’
‘No, ese deficiente de tu amigo todavía no ha venido. Espero otros diez minutos y sino, saco al perro fuera.’
‘Anda, no seas así. Sabes que no debes maltratar los animales. Aunque quizás seria bueno sacarlo para dejarlo hacer pipi.’
‘Ya hizo, gracias!’
‘Anda, que cuidadoso eres, eres muy bueno con los animales hermano.’
‘No entendiste. Ya lo hizo y mojo toda la alfombra turca!’
Paolo en vez de quedar como un hombre eficiente prefiere quedar como un simple tipo con un trapo en maño secando el pipi del perro. Todo para hacer sentir mal a Step. Nada que hacer. Del otro lado del teléfono, una risa gracioso.
‘No te creo!’
‘Creelo! Ah, escucha. Aquí esta un señor esperándote.’
Paolo se voltea hacia el muro tratando de no hablar muy alto. ‘Es el papa de Babi. Pero que, paso algo?’
Step mira a Babi sorprendida.
‘En serio?’
‘Que, te parece que bromeo con cosas así… que sucede?’
‘Nada, después te digo. Pásamelo por favor.’
Paolo alarga el teléfono hacia Claudio.
‘Señor Gervasi, es afortunado. Mi hermano esta al teléfono.’
Claudio yendo el teléfono se pregunta si de verdad es un hombre afortunado. Quizás hubiera sido mejor si no lo hubiera encontrado. Trata de poner una voz segura y profunda.
‘Alo?’
‘Buenas noches, como le va?’
‘Bien, Stefano. Escuche, yo quería hablarle.’
‘Esta bien, de que hablamos?’
‘Es algo delicado!’
‘No podemos hablarla por teléfono?’
‘No. Preferiría verlo y decírselo en persona.’
‘Esta bien. Como desee.’
‘Entonces, donde nos podemos encontrar?’
‘No lo se, dígame usted.
‘Se trata de una cosa de pocos minutos. Usted donde esta ahora?’
A Step le dan ganas de reírse. No es el momento de decirle que esta justamente bajo su casa.
‘Estoy donde un amigo. Cerca del puente Milvio.’
‘Podriamos vernos frente a la Iglesia Santa Chiara, sabe donde queda?’
‘Si, pero yo lo esperare en la plaza mas adelante. Prefiero así. Sabe cual es? Tiene una especie de jardín.’
‘Si, si la conozco. Entonces nos vemos ahí en un cuarto de hora.’
‘Esta bien. Me pasa a mi hermano, por favor?’
‘Si, ya lo hago.’
Claudio le devuelve el teléfono.
‘Quiere hablar con usted.’
‘Si, Step, dime?’
‘Paolo, me hiciste quedar bien? Lo hiciste ponerse cómodo? Te lo pido, cuento contigo. Es una persona importante. Piensa que su hija se comió todos tus biscochos de mantequilla…’
‘Pero que…’ Paolo no tiene tiempo de responderle.
Step ya corto.
Claudio va hacia la puerta. ‘Disculpe, debo irme, me despido.’
‘Ah claro, lo acompaño.’
‘Espero que pudieramos vernos en una situación mucho mas tranquila.’
‘Claro.’ Se dan la mano. Paolo abre la puerta. Justo en ese momento llega Pollo.
‘Hola, vine a recoger el perro.’
‘Menos mal, ya era hora.’
‘Bueno, yo me despido.’
‘Buenas noches.’
Pollo se queda curioso mirando al señor alejándose.
‘Quien era ese?’
‘El padre de una tal Babi. Vino aquí a buscar a Step. Pero que paso? Quien es esta Babi?’
‘Es la novia del momento de tu hermano. Donde esta el perro?’
‘Esta en la cocina. Pero para que quiere hablar con Step? Hay algún problema?’
‘Que se yo!’ Pollo sonríe al ver al perro. ‘Ven Arnold, vamos.’ El perrito corre hacia el ladrado. Entre los dos hay cierta simpatía, quizás el perro prefiere ser llamado así en vez que Pepito. Quizás la Giacci nunca lo entendió, pero en realidad el es un perro fuerte.
Paolo lo para.
‘Hey, no será que esta Babi esta…’ hace con la mano un arco, alargando su barriga ya relajada por su cuenta.
‘Embarazada? Increíble. Por lo que entiendo, Step no podría a menos que el fuera el espíritu santo.’
‘Hey Babi, adiós, debo irme!’ Step la agarra entre los brazos.
‘Adonde? Quédate un rato.’
‘No puedo. Tengo que verme con alguien.’
Babi se rebela a su abrazo.
‘Si, yo se con quien te vas a ver. Con esa terrible loca, la que golpee. Pero todavía no entendió? No le bastaron los golpes que le di?’
Step ríe y la abraza de nuevo. ‘Pero que dices?’ Babi trata de resistir. Pelean un rato. Después Step gana fácilmente y le da un beso. Babi se queda quita con los labios cerrados. Al final acepta el dulce soborno. Se venga mordiéndole la lengua.
‘Ay.’
‘Dime rápido con quien vas a salir.’
‘Nunca adivinarías.’
‘No es esa que dije antes, verdad?’
‘No.’
‘La conozco?’
‘Y muy bien. Disculpa, pero primero pregúntame si es una mujer o un hombre.’
Babi suspira. ‘Es una mujer o un hombre?’
‘Un hombre.’
‘Estoy mas tranquila ahora.’
‘Me veré con tu padre.’
‘Mi papa?’
‘Fue a buscarme a mi casa. Cuando llame estaba ahí. Nos citamos en un rato en la plaza Giochi Delfici.’
‘Y que querrá mi padre contigo?’
‘No lo se! Pero apenas lo sepa te llamo y te digo. Esta bien?’
Le da un beso prepotente. Ella se deja llevar, aun sorprendida por la noticia. Step prende la moto y se aleja veloz. Ella lo mira desaparecer por la esquina. Después sube a su casa. Silenciosa, sinceramente preocupada. Trata de imaginar el encuentro. De que hablarían? Donde? Que pasaría? Entonces, pensando sobretodo en su padre, espera solo que no se caigan a golpes.
Cuando Claudio llega Step ya esta ahí, sentado sobre el borde de un muro fumando un cigarrillo.
‘Buenas.’
‘Buenas noches Stefano.’ Se dan la mano. Después Claudio prende también un cigarrillo para sentirse mas en el ambiente. No logra el resultado esperado. Ese muchacho es extraño. Esta ahí sonriéndole en silencio, mirándolo con esa chaqueta oscura. Es diferente a su hermano. El otro es más obeso. Por un momento, cuando esta por sentarse cerca de el sobre el muro, tiene como un recuerdo repentino. Aquel muchacho ha golpeado a su amigo Accado, le golpeo la nariz. Ahora esta con su hija. Ese muchacho es un tipo peligroso. Hubiera preferido miles de veces hablar con el hermano.
Claudio se queda de pie. Step lo mira curioso.
‘Entonces, de que hablaremos?’
‘Bueno, veras Stefano. En mi casa últimamente ha habido muchos problemas.’
‘Si supiera cuantos han sido por mi…’
‘Si, lo se, pero ve, nosotros antes éramos una familia muy tranquila. Babi y Daniela son dos muchachas buenas.’
‘Es cierto. Babi es una muchacha de verdad inteligente. Escuche Claudio, no podemos hablar con tu? A mi no me gusta hablar mucho en general. Después tengo que pensar en todos esos usted, su, entonces se vuelve imposible.’
Claudio sonríe. ‘Claro.’ En el fondo ese muchacho no es antipático. Aunque tampoco le ha puesto las manos encima todavía. Step baja del muro.
‘Escucha, porque no vamos a algún lugar. Al menos hablamos mas cómodos, quizás tomamos algo.’
‘Esta bien. Adonde vamos?’
‘Aquí cerca hay un lugar que abrieron unos amigos míos. Es como si estuviéramos en casa, nadie fastidiara.’ Step se monta en la moto. ‘Sigueme.’
Claudio se monta en el carro. Esta satisfecho. Su misión esta pareciendo ser mas fácil de lo esperado. Menos mal. Sigue a Stefano por varias calles. Claudio esta bien atento a no perder ese faro rojo que corre en la noche. Si sucediera algo así, Raffaella nunca lo perdonaría. Poco después se paran en una pequeña vía detrás de una plaza. Step le indica un puesto vacío donde puede estacionar el carro mientras el deja la moto justo frente a la entrada del Four Green Fields. En el piso de abajo hay una gran confusión. Muchos muchachos están sentados en frente a una larga barra. Alrededor hay cuadros y latas de cerveza de diferentes países. Un tipo con sutiles lentes y cabellos despeinados se agita frenético detrás de la barra preparando un cóctel de fruta y un simple gin tonic.
‘Hola Antonio.’
‘Hola Step que te sirvo?’
‘No lo se, vamos a decidir. Tu que quieres tomar?’
Mientras van a sentarse, Claudio recuerda que no ha comido nada. Decide tomar algo ligero.
‘Un Martini.’
‘Una bella cerveza clara y un martini.’
Se sientan en una mesa en el fondo, donde hay menos confusión. Casi inmediato llega donde ellos una bellísima muchacha de piel color ébano de nombre Francesca. Lleva lo que han ordenado y se para en la mesa a charlar con Step. Step le presenta a Claudio que educadamente le da la mano alzándose. Francesca se queda sorprendida.
‘Es la primera vez que viene una persona así en este local.’
Agarra la mano de Claudio un poco mas de lo normal.
El la mira ligeramente apenado.
‘Es un cumplido?’
‘Claro! Usted es señorialmente fascinante.’ Francesca ríe. Sus largos cabellos curvos danzan alegres frente a sus bellísimos dientes blancos. Después se aleja sensual, sabiendo bien que seria observada. Claudio decide no desilusionarla. Step se da cuenta.
‘Un buen trasero, no? Es brasilera. Las brasileras tienen un trasero de fábula. Al menos así dicen. Yo no se porque a Brasil no he ido todavía, pero si son todas como Francesca…’ Step se bebe divertido media cerveza.
‘Si, es verdaderamente linda.’ Claudio bebe su Martini, un poco incomodo que su pensamiento haya sido así transparente.
‘Entonces, que decíamos? Ah si, que Babi es de verdad una buena chica. Es muy cierto.’
‘Si, sin embargo a Raffaella, mi esposa…’
‘Si, la conocí. Un gran carácter, me parece.’
‘Si, en efecto.’ Claudio termina su Martini. Justo en ese momento pasa de nuevo Francesca. Se ajusta los cabellos riendo y lanzando una mirada provocante hacia la mesa.
‘Escucha, tomamos algo mas?’ no le da tiempo de responder. ‘Antonio, me traes otra cerveza? Tu que quieres?’
‘No, gracias, no quiero nada…’
‘Como que no quieres nada, anda…’
‘Esta bien, también tomo una cerveza.’
‘Entonces dos cervezas y un poco de aceitunas, cualquier pasa palo, haz que traigan alguna cosa para comer un poco.’
Poco después llega lo que pidieron. Claudio se queda un poco desilusionado. Quien se las llevo, de hecho, no es Francesca, pero un tipo feo, un moreno obeso con buena cara. Step espera que se aleje.
‘El también es brasilero. Pero es otro caso diferente, no?’
Se sonríen. Claudio prueba su cerveza. Esta buena y fresca. Stefano es un tipo simpático. Quizás hasta mas simpático que el hermano. Bebe un poco mas de cerveza.
‘Bueno, te estaba diciendo, Stefano, que mi mujer esta muy preocupada por Babi. Sabes, es el último año y tendrá la prueba de aptitud.’
‘Si, lo se. Supe también la historia de la profesora, los problemas que sucedieron.’
‘Ah, te enteraste…’
‘Si, pero estoy seguro que las cosas se resolverán.’
‘Espero lo mismo…’ Claudio baja un trago largo de cerveza pensando en los cinco mil euros que tuvo que pagar. Step, por otro lado, piensa en el perro de la Giacci y los intentos de Pollo de enseñarle a buscar objetos.
‘Veras Claudio, todo ira a su lugar. La Giacci no fastidiara más a Babi. Ese problema no existe mas, te lo aseguro.’
Claudio trata de sonreír. Como hace para decirle que el verdadero problema ahora es el?
Justo en ese momento entran un grupo de muchachos. Dos de ellos ven a Step y van hacia el.
‘Hola Step! Donde has estado? No sabes cuanto te hemos buscado, todavía estamos esperando la revancha.’
‘He tenido cosas que hacer.’
‘Te acobardas, no?’
‘Pero que coño dices? Miedo de que? Los destruimos… todavía van a hablar?’
‘Hey calma, no te molestes. No te vimos nunca más. Ganaste ese dinero y desapareciste.’
También el otro muchacho agarra un poco de coraje.
‘Que solo lograste ganar por suerte en esa ultima bola.’
‘Agradezcan que no esta Pollo. Sino jugaba la revancha rápido, más que suerte. Hicimos una serie de bolas increíbles, un hoyo tras otro.’
Los dos muchachos ponen una actitud de poco convencidos.
‘Si, esta bien.’ Van a agarrar algo de beber en la barra. Step ve que hablan. Después miran hacia el y se ponen a reír.
‘Escucha Claudio, tu sabes jugar Pool?’
‘Cuando era joven lo hacia todo el tiempo, era bueno. Pero llevo una vida que no agarro un palo de billar.’
‘Anda, te pido, me debes ayudar. Yo a esos les gano como si nada. Basta que tú ayudes a colocar las pelotas. A meterlas en los hoyos lo hago yo.’
‘Pero verdaderamente, disculpa, tenemos que hablar.’
‘Hablamos todo después. Esta bien?’
Después de una partida de Pool quizás sea más fácil hablarle. Y si perdemos? Prefiere no pensarlo. Step va a la barra donde están los dos muchachos.
‘Entonces lista. Anda. Antonio, abre la mesa. Que vamos a jugar rápido, ese dinero.’
‘Y con quien juegas tu, con ese?’ uno de los dos muchachos señala a Claudio.
‘Si, porque, te molesta?’
‘Como te parezca, de verdad…’
‘Claro, si estuviera Pollo seria otra historia. Lo saben ustedes. Quiere decir que les regalamos este dinero. Esta bien?’
‘No, si lo pones así no jugamos. Después dices que ganamos porque no estabas con Pollo.’
‘Igual les gano a ustedes dos yo solo.’
‘Si, todavía!’
‘Quieren aumentar la apuesta? Pongamos doscientos euros? Les parece? Pero una rápida, porque tengo poco tiempo.’
Los dos intercambian una mirada. Después ven al compañero de Step. Claudio, sentado en el fondo de la sala, juega apenado con un paquete de Marlboro en la mesa. Es justo esto lo que los convence.
‘Ok, esta bien, vayamos para allá.’ Los muchachos agarran el triangulo con las pelotas.
‘Claudio, sabes jugar el estilo americano? Una partida seca, doscientos euros?’
‘No Stefano, gracias. Es mejor si hablamos.’
‘Anda, es solo una. Si perdemos, pago yo.’
‘No es esto el problema…’
‘Que hacen, juegan billar?’ Es Francesca. Se pone frente a Claudio, sonriente, con todo su entusiasmo brasilero.
‘Anda, voy a verlos y los apoyo. Seré su porrista.’
Step mira a Claudio de forma curiosa.
‘Entonces?’
‘Una sola.’
‘Yahooo! Vayamos para allá y ganemos.’ Francesca lo agarra divertida debajo del brazo y van todos los tres a la sala cercana.
Las pelotas están ya puestas sobre el fieltro verde. Uno de los dos muchachos alza el triangulo. El otro se pone en el fondo de la mesa y con un tiro preciso, rompe. Bolas de todos los colores se esparcen sobre el fieltro deslizando silenciosas. Algunas tropiezan haciendo sonidos secos, después lentamente, se detienen. Comienzan a jugar. Primero golpes simples, calibrados, después cada vez mas fuerte, pretenciosos, difíciles. A Claudio y a Step le tocan las bolas lisas. Step mete el primer hueco. Los demás logran dos bolas, tuvieron más suerte. Cuando le toca a Claudio, juega una bola larga. Esta fuera de entrenamiento. El tiro resulta corto. No logra siquiera acercarse al hoyo. Los dos muchachos se miran divertidos. Sienten ya el dinero en el bolsillo. Claudio se prende un cigarrillo. Francesca le lleva un whisky. Claudio nota que, como todas las brasileras, tiene senos pequeños, pero firmes y derechos debajo de la camisa oscura. Poco después le toca de nuevo a el. La segunda bola le va mejor. Claudio la centra de lleno y con un efecto preciso, metiéndola en el centro. Es el numero quince, los dos se la dejaron jugar seguros de que la equivocaría.
‘Centro!’ Step le da un golpecito en la espalda. ‘Buen golpe!’
Claudio lo mira sonriendo, después manda otro trago de whisky y se dobla sobre el billar. Se concentra. Golpea la pelota blanca ligeramente a la izquierda y después baja por el borde, dulcemente llevada. Un golpe perfecto. Hoyo. Los dos muchachos se miran preocupados. Francesca aplaude.
‘Bravo!’ Claudio sonríe. Con la punto de la lengua baña la tiza azul y lo pasa rápido por su palo de billar.
‘Hace tiempo si que era bueno!’ Siguen jugando. Step también mete en hoyo algunas. Pero los dos son más suertudos. Pocos golpes después a ellos les falta meter solo una bola roja y después, la uno. Ahora le toca a Claudio. Sobre la mesa todavía quedan dos bolas lisas. Claudio apaga el cigarrillo. Toma la tiza y mientras la pasa veloz sobre el palo, estudia la situación. No es de las mejores. La doce esta muy cerca del hueco del fondo, pero la diez esta casi a la mitad de la mesa. Debe hacer una salida perfecta, pararse ahí frente y meterla en el hoyo central izquierdo. Tiempo atrás quizás si hubiera sido capaz de hacerlo, pero ahora… hace cuantos años que no juega? Baja el último trago de whisky. Regresando hacia arriba encuentra la mirada de Francesca. Cuanta edad tendrá esa esplendida muchacha. Se siente ligeramente sonrojado. Le sonríe. Tiene la piel color miel y esos cabellos oscuros con una sonrisa muy sensual. Es también tierna, al mismo tiempo. Le da dieciocho años al menos. Quizás tiene alguno menos. Dios mío, piensa, puede ser mi hija. Porque vine acá? Para hablar con Stefano, mi amigo Step, mi compañero. Abre y cierra los ojos. Esta sintiendo el efecto del alcohol. Bueno, ahora estoy jugando, vale terminar la partida. Apoya la mano en la mesa, si pone sobre el palo y lo hace deslizar entre sus dedos, cuadrando el tiro. Después va hacia la pelota blanca. Esta ahí, detenida en medio de la mesa, fría. En espera de ser golpeada. Da un largo respiro, bota el aire. Una ultima prueba y después golpea. Preciso. Con la fuerza justa. Corre lateralmente y después dobla hacia la doce: hoyo. Perfecto. Después la pelota blanca no se detiene. Veloz, muy veloz. No, parate, parate. La golpeo con demasiada fuerza. La pelota blanca sobrepasa la diez y se detiene más allá. Un poco mas de la mitad del campo, frente a Claudio, irrespetuosa y cruel. Los dos adversarios se miran entre ellos. Uno de los dos alza la ceja, el otro da un suspiro de alivio. Por un momento temían perder la partida. Se sonríen. De esa posición es verdaderamente un tiro imposible. Claudio le da la vuelta a la mesa. Estudia todas las distancias. Difícil. Debe hacer cuatro golpes a los bordes. Esta ahí en un ángulo apoyado con las manos sobre el borde de la mesa y piensa.
‘Que importa, prueba.’ Claudio se voltea. Step esta detrás de el. Entendió perfectamente que estaba pensando.
‘Si, pero cuatro rebotes…’
‘Y bueno? A lo mas perdemos… pero si lo logras, piensa como quedamos!’
Claudio y Step miran a sus dos adversarios. Pidieron dos cervezas y ya están bebiendo por su victoria.
‘Ya que importa, a lo mas perdemos!’ Claudio ahora esta ebrio. Se va a la otra parte de la mesa. Ajusta el palo, se concentra y golpea. La bola blanca parece volar sobre el fieltro verde. Una. Claudio piensa en todas las tardes que paso jugando billar. Dos, en sus amigos de un tiempo, cuando estaba siempre son ellos. Tres, en las muchachas, en el dinero que no tenia, en cuanto se divertida. Cuatro. En la juventud pasada, en Francesca, en sus diecisiete años… y en ese momento la bola blanca golpea de lleno la diez. Desde atrás, con fuerza, segura, precisa. Un sonido sordo. La bola vuela frente hacia el hoyo central.
‘Centro!’
‘Yahoo!’ Claudio y Step se abrazan. ‘Carajo tienes suerte. Mira donde te quedo.’
La bola blanca se detuvo frente a la uno amarilla a pocos centímetros de la boca del fondo. Claudio la mete dentro con un golpe facilísimo.
‘Ganamos!’ Claudio abraza a Francesca y logra alzarla un momento. Después, bailando abrazado a ella termina tropezándose con uno de los dos adversarios.
‘Ve por donde vas.’ El tipo le da un empujón a Claudio, haciéndolo terminar contra la mesa. Francesca se levanta rápido. Claudio, ligeramente mareado, se levanta un poco. El tipo lo agarra por la chaqueta y lo levanta.
‘Te hiciste el listo, no? Hace tantos años que no juego… muchachos estoy fuera de entrenamiento.’ Claudio esta asustado. Esta ahí, sin saber bien que hacer.
‘Llevaba tiempo que no jugaba, en serio.’
‘Ah si! Por ese ultimo golpe no lo diría.’
‘Fue solo suerte.’
‘Hey, deja, suéltalo.’ El tipo hace como si no oyera a Step.
‘Te dije suéltalo.’ Repentinamente se siente llevar hacia atrás. Claudio esta libre con la chaqueta de nuevo estirada. Recupera la respiración mientras el tipo termina contra el muro. Step le tiene la mano en la garganta. ‘Que, no escuchas? No quiero pelear. Dale, saca los doscientos euros. Ustedes eran los que querían jugar.’
El otro se le acerca con el dinero en la mano.
‘Nos engañaron, de todas formas. Ese juega diez veces mejor que Pollo.’
Step agarra el dinero, los cuenta y se los mete en el bolsillo.
‘Es cierto, pero no es mi culpa… yo ni lo sabia…’
Después agarra a Claudio bajo su brazo y salen vencedores de la sala de Pool. Claudio toma otro whisky. Esta vez para recuperarse del susto.
‘Gracias Step. Diablos, ese me quería golpear la cara.’
‘No, todo es mentira, solo esta molesto! Toma Claudio, estos son tus cien euros.’
‘No, dale, no puedo aceptarlos!’
‘Como no? La partida casi la ganaste tu!’
‘Esta bien, entonces tomemos algo bueno. Pago yo.’
Mas tarde, Step, viendo cuanto ebrio esta Claudio, lo acompaña al carro.
‘Esta seguro que llega bien a su casa?’
‘Segurisimo, no te preocupes.’
‘Seguro, eh? No pierdo nada si te escolto.’
‘No, en serio, estoy bien.’
‘Esta bien, como quieras. Bella partida, eh?’
‘Bellísima!’ Claudio va a cerrar la puerta.
‘Claudio espera!’ Es Francesca. ‘Que haces, no te despides?’
‘Tienes razón, pero estaba todo ese alboroto.’
Francesca se mete en el carro y lo besa en los labios, tiernamente, con ingenuidad. Después se aleja y sonríe.
‘Entonces adiós, nos vemos. Ven a visitarme alguna vez. Siempre estoy aquí.’
‘Claro que vendré.’ Después, se pone en marcha y se aleja. Baja la ventanilla. El aire fresco de la noche es agradable. Mete un CD en el stereo y prende un cigarrillo. Después, completamente ebrio, golpea fuerte las manos en el volante.
‘Guau! Que noche! Y que mujer…’ de repente se siente feliz como no lo era desde hace tanto tiempo. Después, mientras llega a su casa, regresa a estar triste. Que le puedo decir a Raffaella? Se mete en el garaje aun indeciso acerca de lo que contaría. Estacionar el carro, que ya se le hace difícil sobrio, entonces ebrio resulta imposible. Bajando del carro, mira el rayón por el lado y la Vespa caída hacia el muro. La sube disculpándose solo.
‘Pobre Pitufina, te raye tu Vespa.’ Después sube a la casa. Raffaella esta ahí esperándolo. Es el peor interrogatorio de su vida, peor que esos de las películas policíacas. Raffaella solo hace de policía malo, el otro, el bueno, ese que en las películas es el amigo y ofrece un vaso de agua o un cigarrillo, no existe.
‘Se puede saber como fue? Dale, cuenta!’
‘Bien, de hecho buenísimo. Step es una buena persona en el fondo, un muchacho agradable. No hay de que preocuparse.’
‘Como que no hay de que preocuparse? Pero si le daño la nariz a Accado?’
‘Quizás fue provocado. Que sabemos nosotros? Y hablando en serio, Raffaella, digamos la verdad, Accado es un gran fastidio…’
‘Pero que dices? Le dijiste que dejara a nuestra hija, que no debe verla, llamarla, ir a buscarla a la escuela?’
‘Realmente a ese punto nunca llegamos.’
‘Y que le dijiste? Que hicieron hasta ahora? Es medianoche!’
Claudio confiesa.
‘Jugamos Pool. Imagina tesoro, le ganamos a dos bufones! Yo hice las últimas dos bolas. Gane cien euros, muy bien, no?’
‘Bueno? Eres el inútil de siempre, un incapaz. Estas borracho, lleno de humo y no lograste siquiera poner en su puesto a ese delincuente.’
Raffaella se va de ahí, molesta. Claudio hace un último intento para calmarla.
‘Raffaella, espera!’
‘Que pasa?’
‘Step dijo que quiere un titulo universitario.’ Raffaella bate la puerta y se encierra en el cuarto. Ni siquiera esa última mentira le sirvió. Diablos, de verdad debe estar molesta. Para ella ese pedazo de papel es todo. En el fondo, a mí nunca me perdono de no haber tenido un titulo. Después, incomodado por ese ultimo pensamiento, agitado por la noche en general, se marcha ebrio hacia el baño. Alza la tapa y vomita. Mas tarde, mientras se desnuda, del bolsillo de la chaqueta cae un papel. Es el número de teléfono de Francesca. La bella chica de cabellos ondulados y la piel color miel. Debe haberlo metido cuando me beso en el carro. Lo lee de nuevo. Si, esa escena le recuerda la película Papillon. Steve Moqueen, en prisión, recibe un mensaje de Dustin Hoffman y para hacerlo desaparecer lo traga. Claudio aprende el número de memoria y prefiere botar el papel en el inodoro. Si hubiera tratado de comerlo hubiera vomitado de nuevo. Baja el agua, apaga la luz, sale del baño y se mete en la cama. Se queda así, mareado entre las sabanas ahora ligeramente ebrio, dulcemente llevado por las vueltas que le da la cabeza. Que noche grandiosa. Un golpe magnifico. Una partida magnifica. La cerveza, el whisky, su compañero Step. Ganaron doscientos sacos. Y Francesca? Bailaron juntos, la tuvo entre sus brazos y estrecho ese cuerpo suave. Recuerda sus cabellos oscuros, su piel color miel, su suave beso en el carro, tierno y sensual, perfumado. Se emociona. Piensa en el papel que consiguió en el bolsillo. Es una clara invitación. Le encanta. Será un paseo. Mañana la llamo. Como era el número? Trata de repetirlo. Pero se duerme con un sentimiento de desesperación. Ya se le olvido.
‘Y ganaron?’ Pollo no cree sus oídos.
‘Dividimos el dinero, doscientos euros cada uno!’
‘Juralo, entonces el papa de Babi es un tipo simpático?’
‘Un mito, un verdadero hermano! Imaginate que Francesca me dijo que le gusta bastante.’
‘A mi me parece aburrido!’
‘Porque, cuando lo has visto?’
‘Cuando vine a tu casa a buscar al perro.’
‘Ah si, a propósito, como esta Arnold?’
‘Buenisimo. Ese perro es bastante inteligente. Estoy seguro que dentro de poco aprenderá a traer las cosas. El otro día estaba debajo de la casa, le lance un bastón y fue a buscarlo. Solo que después se puso a jugar en el parque con una perrita. Jugaba con todos, pobrecito, yo creo que la Giacci no lo sacaba nunca!’
Step se para adelante del portón.
‘Ya llegamos. Te pido que no hagas un alboroto.’ Pollo lo mira ofendido.
‘Porque, acaso siempre hago alboroto yo?’
‘Siempre.’
‘Ah si? Mira que solo vine para hacerte un favor.’
Suben al segundo piso. Babi esta haciendo de niñera a Giulio, el hijo de los Mariani, un niño de cinco años con cabellos claros como su piel.
Babi lo espera en la puerta.
‘Hola.’ Step la besa. Ella se queda sorprendida al ver a Pollo. El murmura algo que debe ser un ‘hola’ y se pone rápido sobre el sofá frente al niño. Cambia de canal buscando algo mejor que las estupidas caricaturas japonesas. Giulia naturalmente comienza a quejarse llorando. Pollo trata de convencerlo.
‘No anda, ahora comenzaran a salir las tortugas voladoras.’ Giulio se pone a mirar atento, confiando que saldrán. Pollo también se pone a ver en silencio el programa que coloco. Babi va a la cocina con Step.
‘Se puede saber porque lo trajiste?’
‘Me insistió. Y Pollo le va muy bien con los niños.’
‘No me parece! No termino de llegar y ya lo hizo llorar.’
‘Entonces digamos que lo hice para estar solo contigo.’ La abraza. ‘Claro que soy sincero, tu sacas fuera lo mejor de mi. Como la ropa, entonces, deberíamos quitarla.’
Se la lleva riéndose al primer cuarto que consigue. Babi trata de resistir, pero a la final de deja convencer por sus besos. Terminan los dos sobre una pequeña cama.
‘Ay!’
Step se lleva la mano hacia la espalda. Un carro armado puntiagudo estaba debajo. Babi se echa a reír. Step lo lanza al sofá. Limpia la cama de guerreros electrónicos y algunas partes removibles. Después, finalmente tranquilo, empuja la puerta con el pie y se dedica a su juego favorito. Le acaricia los cabellos besándola, su mano corre veloz por los botones de su camisa soltándolos. Le alza el sostén y la besa en la piel más clara, dulcemente más suave, rosada. De repente algo golpea su cuello.
‘Ay.’ Step lleva veloz la mano a donde fue golpeado. En la oscuridad la ve reírse, armada de un extraño muñeco de orejas puntiagudas. Y esa sonrisa fresca, ese aire ingenuo lo golpean aun más en el fondo.
‘Me lastimaste!’
‘No podemos estar acá, es el cuarto de Giulio. Piensa si entra.’
‘Pero si esta Pollo. Le di órdenes precisas. Ese terrible niño esta acabado, inmovilizado. No se puede levantar del sofá.’
Step regresa a tocarla. Ella le acaricia los cabellos dejándose besar.
‘Giulio es muy bueno. Eres tu el niño terrible.’
Pollo esta comiendo un pan que agarro de la cocina junto a una bella cerveza helada, cuando Giulio se alza del sofá.
‘Adonde vas?’
‘A mi cuarto.’
‘No, te debes quedar acá.’
‘No, quiero ir a mi cuarto.’
Giulio hace para marcharse, pero Pollo lo agarra por la camiseta llevándolo cerca de el en el mueble. Giulio trata de rebelarse, pero Pollo le pone el codo en la barriga bloqueándolo. Giulio comienza a lamentarse.
‘Déjame, déjame!’
‘Anda, que ya comienzan las caricaturas.’
‘No es cierto.’ Giulio mira de nuevo la televisión, y quizás por la culpa de un primer plano de un protagonista feo, comienza a llorar. Pollo lo suelta.
‘Toma, quieres probar? Es buenísima, solo la beben los grandes.’
Giulio parece ligeramente interesado. Se adueña con las dos manos de la lata de cerveza y bebe un trago.
‘No me gusta, es amarga.’
‘Entonces ve lo que tío Pollo te va a dar…’
Poco después, Giulio juega feliz en el suelo. Hace volar los balones rosados que tío Pollo le regalo. Pollo lo mira sonriente. En el fondo solo se necesita poco para hacer feliz a un niño. Bastan dos o tres preservativos. Igual el no los usaría esa noche. Del cuarto no sale ningún ruido. Creo que Step tampoco tendrá la necesidad, piensa Pollo divertido. Entonces, como se esta aburriendo, decide hacer una llamada.
En la oscuridad de ese cuarto lleno de juguetes, Step le acaricia la espalda, los hombros. Hace deslizar la mano a lo largo de su brazo y se lo lleva cerca de la cara. Lo besa. Lo toca con la boca, después toda su piel. Babi tiene los ojos entrecerrados, dulce prisionera de sus suspiros. Step le abre la mano delicadamente, le besa la palma y la deja en su pecho desnudo, abandonándola a sus pensamientos. Babi se queda inmóvil, repentinamente asustada. Dios mío, entiendo que quiere. Pero nunca lo haría. Nunca lo he hecho. No lo lograría. Step continúa a besarla tiernamente en el cuello, detrás de las orejas, en los labios. Mientras sus manos, mas seguras y tranquilas, mas expertas, se adueñan de ella como suaves ondas, dejando en esa playa desconocida un naufrago placer.
Después de repente, llevaba por esa corriente, de aquella brisa de pasión, ella también se mueve. Babi obtiene coraje. Se despega lentamente de ahí donde fue dejada y comienza a acariciarlo. Step la abraza dándole confianza, tranquilizándola. Babi se deja llevar. Sus dedos bajan ligeros por su piel. Siente su abdomen, los fuertes abdominales. Cada escalón para ella es un obstáculo, un abismo, un paso difícil de dar, casi imposible. Igual lo debe hacer y, manteniendo su respiración en la oscuridad del cuarto, de repente salta. Sus dedos acarician su barriga abajo, con rizos suaves entre los dedos, y después bajan más hacia los jeans, hacia ese botón, el primero para ella en todos los sentidos. Y en ese momento, sin saber porque, piensa en Pallina. Ella, mas segura, mas experta. Imagina cuando se lo contara. Sabes, ahora hasta ahí no lo ha logrado, no ha podido. Esto quizás le da el coraje, el último empujón. Repentinamente lo hace. Lo abre. Ese primer botón dorado sale con un sonido ligero. En el silencio del cuarto escucha todo, llega nítido y claro hasta sus orejas. Lo logro. Casi da un suspiro. Ahora todo es más fácil. Su mano, ahora más segura, pasa al segundo y después al tercero y mas abajo mientras los bordes del jeans se alejan entre ellos, siempre mas libres. Step se aleja dulcemente de ella, echa la cabeza hacia atrás. Babi lo alcanza rápido, refugiándose tímida en ese beso, avergonzándose de esa mínima lejanía. Después un sonido inesperado. Puertas que golpean.
‘Que sucede?’
Y como por encanto, se destruye esa magia. Babi alza la mano y se levanta.
‘Que cosa era?’
‘Que se yo? Anda ven acá.’ Step la lleva de nuevo hacia el. Otro sonido. Algo que se rompe.
‘No, diablos, allá esta sucediendo un desastre!’ Babi se alza de la cama. Se acomoda la falda, se abotona la camisa y sale veloz del cuarto. Step se deja caer sobre la cama con los brazos abiertos.
‘Estupido Pollo!’ después se cierra los pantalones y cuando llega a la sala no cree a sus ojos. ‘Que coño hacen?’ están todos. Bunny y Hook están haciendo alguna especie de juego en la alfombra. Cerca de ellos hay una lámpara rota. Schello esta sentado con los pies sobre el sofá, come un paquete de galletas y mira Sex in the City. Lucone tiene al niño en las piernas y le esta haciendo fumar una marihuana.
‘Mira Step! Mira la cara de loco que pone este niño.’ Babi se lanza como una furia sobre Lucone, le quita la marihuana de las manos y la apaga en un cenicero.
‘Fuera! Fuera de aquí. Inmediatamente.’
Sintiendo ese grito, de la cocina salen Dario y otro con una cerveza en la mano. Llega también el Siciliano con una chica. Tienen la cara roja. Step piensa que debieron haber hecho aquello que el y Babi siquiera pudieron intentar. Suertudos!
Babi comienza a empujarlos uno por uno fuera por la puerta.
‘Salgan todos de aquí… fuera!’
Divertidos se dejan llevar haciendo aun mas desorden. Step la ayuda.
‘Dale muchachos fuera.’ Por ultimo empuja a Pollo. ‘Contigo arreglo cuentas después.’
‘Pero yo solo llame a Lucone, es su culpa, el le aviso a los demás.’
‘Callate.’ Step le da una patada en el trasero y lo lanza fuera de la puerta. Después ayuda a Babi a poner todo en su lugar.
‘Mira, mira que hicieron esos vándalos.’
Le muestra la lámpara rota y el sofá manchado de cervezas. Las galletas esparcidas por todos lados. Babi tiene lágrimas en los ojos. Step no sabe que decir.
‘Disculpa. Anda, te ayudo a limpiar.’
‘No gracias, yo lo hago.’
‘Estas molesta?’
‘No, pero es mejor que te vayas. Dentro de poco llegan los padres.’
‘Estas segura que no quieres que te ayude?’
‘Segura.’
Se dan un beso rápido. Después ella cierra la puerta. Step va para abajo. Mira alrededor. No hay ninguno. Monta en su moto y la prende. Justo en ese momento, detrás de un carro sale todo el grupo. En la noche se alza un coro. ‘Bravo niñera, oh oh oh!’ dicen aplaudiendo. Step baja volando de la moto y comienza a correr detrás de Pollo.
‘Yo no tengo nada que ver! Agarra a Lucone! Es su culpa!’
‘Que importa, igual te golpeare!’
‘Igual ni estabas haciendo nada ahí. Te estabas aburriendo!’
Continúan a correr por la calle entre risas lejanas de los otros y la curiosidad de cualquier inquilino con insomnio.
Babi recoge los pedazos de la lámpara, los bota en la basura, después limpia el suelo y desmancha el sofá. A la final, cansada, mira alrededor. Bueno, podía haber sido peor. Diré que la lámpara se me cayó cuando jugaba con Giulio. El niño no pudra nunca negarlo. Ahí esta durmiendo profundamente, completamente fumado.
La mañana después, Step va al gimnasio. Pero no para entrenarse. Busca a alguien. Al final lo consigue. Se llama Giorgio. Es un muchacho de quince años que tiene una desenfrenada admiración por el. No es el único. También los amigos de Giorgio hablan de Step como una especie de Dios, un mito, un ídolo. Todos saben sus historias, todo eso que se cuenta acerca de el y no hacen nada sino alimentar aun mas esa que ahora se ha convertido en una especie de leyenda. Ese muchacho es uno confiable. El único al que Step puede pedirle algún favor del género sin correr el peligro de salir mal. También porque donde termina la admiración comienza el terror.
Poco mas tarde, Giorgio esta en la Falconieri. Camina rápido los corredores sin dejarse ver y entra en la sección B, la clase de Babi. La Giacci esta dando una lección, pero extrañamente no dice nada. Babi se queda sin palabras. Mira en su pupitre ese enorme mazo de rosas rojas. Lee divertida la tarjeta: ‘Mis amigos son un poco desastrosos, pero te prometo que esta noche cenaremos en mi casa solos. Uno que no tiene la culpa’.
La noticia se esparce rápido por la escuela. Ninguno había hecho algo así. A la salida, Babi baja las escaleras de la Falconieri con ese enorme mazo de rosas rojas entre los brazos, acabando así con las últimas dudas. Todos hablan de ella. Daniela esta orgullosa de su hermana. Raffaella se molesta aun más y Claudio, naturalmente, tiene que aguantar otra regañada.
Esa tarde Step esta guardando una recopilación de la obra de Pazienza apenas comprada cuando suenan a la puerta. Es Pallina.
‘Primero fui la cupido, ahora soy la mensajera. La próxima vez que me tocara hacer?’ Step ríe. Después agarra el paquete de las manos y la saluda. Tiene un delantal de flores rosadas y un papel: ‘Acepto solo si cocinas tu y sobretodo si lo haces poniéndote mi regalo, p.d. Yo voy por mi cuenta, pero a las ocho y media, no puedo antes porque están mis padres!’
Poco después, Step esta en la oficina de su hermano.
‘Paolo, esta noche necesito la casa sola, absolutamente.’
‘Pero yo invite a Manuela.’
‘La invitaras otro día… anda, a Manuela la ves siempre. Diablos, Babi viene solo esta noche…’
‘Babi? Quien es ella? La hija de ese que vino a la casa?’
‘Si, porque?’
‘El parecía molesto. Hablaron después?’
‘Como no. Fuimos a jugar billar juntos y nos emborrachamos.’
‘Se emborracharon?’
‘Si, de hecho… solamente se emborracho el.’
‘Hiciste que bebiera?’
‘Como que hice que bebiera. Bebió el. Que importa. Entonces estamos de acuerdo no? Esta noche sales. Esta bien?’
Después, sin esperar su respuesta sale veloz de la oficina. Esta tan concentrado de lo que tiene que hacer que no se da cuenta de la sonrisa que le da la secretaria de Paolo.
Desde casa llama a Pollo. Le avisa de no pasar, de no llamar y sobretodo de no hacer ningún tipo de alboroto.
‘Mira, que de esto depende tu cabeza. Hasta peor, nuestra amistad y no estoy bromeando!’ después hace una lista de las cosas que comprar, va al supermercado debajo de casa y agarra de todo, hasta un paquete de esos biscochos ingleses que le gustan tanto a su hermano. En el fondo, Paolo se los merece. Es un buen tipo. Tiene algunas cosas que lo obsesionan como el carro, el trabajo y sobretodo Manuela. Pero, con el tiempo, se le pasarían. Después mientras sube a su casa lo piensa mejor. No, lo de Manuela nunca se le pasaría. Ahora son seis años que están juntos y no da señal de ceder. Bella relación pero, por lo que ha escuchado, ella ha tenido algunas aventuras por su cuenta. Aparte de su hermano, no logra entender que loco podría tener una aventura con Manuela. Fea, antipática y sobretodo creída. Una sabelotodo. No hay nada peor que eso. Pobre Paolo. Al final son sus problemas. Yo preferiría a su secretaria. Y después de esa ultima consideración positiva, prende la radio y va a la cocina a lavar la ensalada.
A las ocho todo esta listo. Escucha el último éxito de las lista de canciones americana, no se puso el delantal de Babi, pero para compensarlo lo apoyo sobre una silla para mentir en el momento oportuno. Mira los resultados de su labor. Carpaccio con queso grana. Ensalada mixta con aguacate y una macedonia de fruta traída de Maraschino. Afloran los recuerdos. Esa macedonia la comía mucho de pequeño. Lo deja pasar tranquilo. Esta feliz. Esa es su velada, no quiere que nada la arruine. Revisa complacido la mesa, arregla mejor una servilleta. Es justo un gran chef, pero no sabe que los cuchillos se ponen de la otra parte. Comienza a girar por la casa nervioso. Se lava las manos. Se sienta sobre el sofá. Se fuma un cigarrillo, prende la televisión. Se lava los dientes. Las ocho y cuarto. El tiempo pareciera nunca pasar en ciertas ocasiones. Dentro de un cuarto de hora llega, cenaremos juntos, hablaremos tranquilos. Estaremos en el sofá sin que alguien nos moleste. Después iremos a mi cuarto y… no, Babi nunca lo haría. Es muy rápido. O quizás no. No hay un tiempo preciso para estas cosas. Si estuvieran más tiempo juntos, quizás sucediera. Trata de acordarse de una canción de Battisti. ‘Que sensación de ligera locura esta coloreando mi alma, el tocadiscos las luces bajas y después… champaña helada y la aventura pasara…’ Diablos. Eso se me olvido! La champaña! fundamental! Step va veloz a la cocina, abre todas las gavetas. Nada que hacer. Consigue solo un vino Pinot Grigio. Lo mete en el freezer. Bueno, es mejor que nada. Justo en ese momento suena el celular. Es Babi.
‘No voy.’ Tiene una voz fría y molesta.
‘Porque? Prepare todo. Hasta me puse el delantal que me regalaste.’ Miente Step.
‘Llamo la señora Mariani. Se le desapareció un collar de oro con brillantes. Me culpo a mí. No me llames mas.’
Babi corta. Poco después, Step esta en casa de Pollo.
‘Quien coño pudo haber sido? Te das cuenta? Bellos amigos de mierda.’
‘Dale Step no digas así! Cuantas veces ha pasado que vamos a casa de alguien y robamos cosas. Prácticamente en cada fiesta.’
‘Si, pero nunca en casa de la novia de uno de nosotros!’
‘No era la casa de Babi…’
‘No, pero ella estaba involucrada. Debes ayudarme a hacer una lista de quienes estaban…’ Step agarra un pedazo de papel. Después comienza a buscar frenético un lápiz. ‘Pero no hay nada para escribir aquí…’
‘No lo necesitas. Yo se quien agarro el collar.’
‘Quien?’
Entonces Pollo dice un nombre, el único que Step nunca hubiera querido escuchar. El Siciliano.
Step maneja su moto en la noche. No quiso ser acompañado por Pollo. Esa es una cuestión entre el y El Siciliano. Ningún otro. Esta vez no es tarea de simples flexiones. Esta vez es una historia mas complicada.
La sonrisa del Siciliano no promete nada bueno.
‘Hola Siciliano. Escucha, no quiero pelear.’
Un puño golpea a Step en plena cara. Step tropieza hacia atrás. Esto no se lo esperaba. Adelanta la cabeza para recuperarse. El Siciliano va hacia el. Step lo para con una patada derecha. Después, mientras recupera el aliento, piensa en la cena que preparo, en el delantal de flores y en cuanto hubiera querido que esa velada hubiera sido diferente. Una noche tranquila, en casa, con su chica entre los brazos. Pero no. El Siciliano esta ahí, frente a el, en posición. Con las dos manos le da la señal de avanzar.
‘Ven anda, ven acá.’
Step agita la cabeza y respira profundamente.
‘Coño, no se porque, pero mis sueños nunca se cumplen.’
Justo en ese momento el Siciliano va hacia el. Step esta preparado esta vez. Esquiva de lado, lo golpea en la cara con un directo potente y exacto. Debajo de su puño siente la nariz moverse. Las cejas se unen adoloridas. Entonces ve su cara, esa mueca, el labio inferior que saborea su propia sangre. Lo ve sonreír y en ese momento entiende que todo iba a ser muy difícil.
Babi esta sentada en el sofá. Mira sin ganas la televisión saboreando un jugo cuando suenan a la puerta.
‘Quien es?’
‘Yo.’
Step esta frente a ella. Tiene los cabellos alborotados, la camisa arrugada y la ceja derecha todavía sangrando.
‘Que te paso?’
‘Nada. Solo recupere esta…’ alza la mano derecha. El collar de oro de la señora Mariana esta ahí brillando en la penumbra de las escaleras. ‘Ahora puedes venir a la cena?’
Babi, después de haber restituido el collar a la señora e inevitablemente haber perdido el puesto de niñera, se deja llevar por Step a su casa. Pero cuando abren la puerta tienen una terrible sorpresa. En la mesa en el centro de la sala iluminada por una romántica vela, esta Manuela. Paolo llega poco después de la cocina. Lleva la macedonia preparada por Step y, como si no bastara, usa el delantal de flores que le regalo Babi.
‘Hola Step. Disculpa… pero llame, nadie respondió. Entonces vinimos a la casa, esperamos un poco, pero eran las diez entonces pensamos: quizás no vendrán. Y comenzamos a comer, verdad?’
Busca el consentimiento de Manuela, que asienta y da una sonrisa. Step mira su plato. Todavía hay pedazos de su ensalada con aguacate.
‘Y ya la terminaron, por lo que veo. Bueno, como estaba la cena? Al menos estaba buena?’
‘Buenisima.’ Manuela parece sincera. Después se calla rápido. Entendió que es una de esas preguntas que no quieren respuesta.
‘Buen, Paolo préstame el carro anda, que vamos a ver que comemos afuera.’
Paolo pone la macedonia en la mesa.
‘Pero…’
‘Que cosa? Ni lo intentes, eh? Te comiste todas mis cosas, te terminaste la ensalada que prepare con mis manos toda la tarde, y me vas a venir con cuentos?’
Paolo saca afuera las llaves del bolsillo y las abandona en las manos del hermano con un tímido ‘Ve lento, ok?’
Step va saliendo.
‘Por cierto, te compre tus biscochos de mantequilla. Si quieres también un postre, están en el armario de la cocina.’
Paolo le da una sonrisa, pero sus pensamientos ahora son todos para su carro Golf gris metalizado y lo que le pasaría.
Step y Babi van a comer crepes calientes cerca de la Pirámide. Después, tomando felices tragos de cerveza, descartan la idea de regresar a su casa. A Babi le incomoda porque esta su hermano. Entonces Step, maldiciendo a Paolo y la estupida de su novia, gira hacia la derecha para un lugar llamado Gianicolo. Se estacionan cerca de los jardines, entre otros carros con vidrios ya empañados de amor, llenos de pasiones desenfrenadas, de ese incomodo placer realizado con apuros. Frente a ellos, lejos, la ciudad se esta durmiendo.
Mas cerca, a los pies de un muro, algunos muchachos se pasan una ilegal probada de alegría momentánea. Step cambia la estación de la radio. 92.70. La radio romántica. Se alarga hacia ella y comienza a besarla. Después lentamente esta encima. Maldice el dolor de su espalda, del esternon golpeado, de las caderas que probaron los golpes del Siciliano. Ese fresco deseo borra los dolores. Besos apasionados superan dificultades mecánicas. El freno de mano se vuelve indispensable, la rueda del espaldar orgullosa. Step siente su piel suave y perfumada. Su respiración se vuelve irregular de pasión. Intenta de nuevo a bajar más el asiento. Nada que hacer, esta bloqueado. Entonces, mientras que con la mano derecha gira la rueda hacia abajo, pone un pie debajo del asiento y empuja con toda su fuerza. Se escucha un crac, un sonido seco. El espaldar baja de golpe, Babi con el y el con ella, riendo sin pensar en nada mas, mucho menos a Paolo, en su cara molesta, en su carro metalizado. Cada uno se adueña de los pantalones del otro, casi como una competencia, un duelo sensual. Después Babi se adelanta, inexperta y apenada, cierra los ojos y al final abrazándolo se emociona por su lograr su tierna victoria personal. Cuando se da cuenta que Step quiere ir aun mas adelante, lo detiene.
‘No, que haces?’
‘Nada. Estaba intentando.’
Babi lo aleja un poco molesta.
‘Pero aquí, en el carro? Mi primera vez debe ser una cosa bellísima, un lugar romántico con el perfume de las flores, la luna.’
‘Aquí esta la luna.’ Step abre un poco el techo. ‘Ves, un poco cubierta pero esta. Y siente…’ Aspira hondo. ‘Esta lleno de flores acá alrededor. Que falta? Es romántico, anda. Hasta tenemos Tele Radio Stereo. Es perfecto!’
Babi se echa a reír.
‘Yo quería decir otra cosa.’ Mira el reloj. ‘Es tardísimo. Si regresan mis padres y no me consiguen termino de nuevo castigada! Anda apurémonos.’
Se arreglan sus jeans y después tratan juntos de arreglar el asiento de Babi. Nada que hacer. Regresan riendo con el espaldar roto. Cada vez que acelera, Babi termina siempre abajo. Pensando en todo eso que podría decir su hermano. Que noche… con este final quizás, se volvió una comedia dramática. Acompaña a Babi hasta la puerta y se despide. Maneja veloz en la noche recordando esa ‘romantica’ abstinencia y ese perfume de los suspiros de ella que le queda entre sus manos.
‘Pero donde estabas? Te espero desde hace una hora, debo llevar a Manuela a su casa.’
Paolo esta ya nervioso. Imagina como se pondría si le hubiera dicho lo del asiento.
‘Podias agarrar la moto, como ahora agarras todas mis cosas.’
Paolo no ríe para nada y se encierra en la sala con Manuela.
Step va al cuarto, se quita la ropa y se mete en la cama. Apaga la luz. Esta destruido. De la sala llegan voces. Trata de escuchar mejor. Son Paolo y Manuela. Están discutiendo algo. La voz de su hermano es repetitiva y fastidiosa.
‘Dime la verdad. Quiero saber la verdad.’
‘Ya te la dije.’
‘Te dije que me dijeras la verdad.’
‘Esa es, te lo juro.’
‘Te lo pido por la ultima vez. Dime la verdad, quiero saber la verdad.’
‘Te juro que te he dicho todo.’ Manuela también parece bastante segura. En la oscuridad del cuarto Step mueve la cabeza. No se si son peores los golpes del Siciliano o las discusiones de mi hermano. Quien sabe que querrá saber Paolo, igual Manuela no se lo dirá nunca. Una cosa es segura. La única gran verdad es que Manuela regresara a casa sentada en el asiento malo. Y con ese pensamiento, Step se duerme divertido.
Babi esta en Fregene con toda su clase. Están festejando el día libre que les dieron. Terminaron de comer hace un rato y se pusieron a pasear en la playa. Algunas de sus amigas juegan a roba-bandera. Ella esta sentada sobre un banco hablando con Pallina. Después lo ve. Va hacia ella con esa sonrisa, esos lentes oscuros y esa chaqueta. A Babi le salta el corazón. Pallina se da cuenta rápido.
‘Hey, no mueras, eh?’
Babi le sonríe después corre a encontrar con Step. Se va con el, sin preguntarle como hizo para conseguirla, donde la está llevando. Se despidió de sus compañeras con un ‘adios’ distraído. Algunas de ellas dejan de jugar y la siguen con la mirada. Envidiosas y soñadoras, deseosas de estar en su puesto, abrazadas a Step, a 10 con honores. Después la chica del centro llama fuerte. ‘Numero… siete!’ dos de ellas arrancan en la arena, corriendo hacia ella. Se para una frente a la otra, con los brazos alargados, mirándose a los ojos, retándose sonrientes. De repente ese pequeño pañuelo blanco suspendido en el aire se vuelve su único pensamiento.
Cuando llegan frente a la moto, Babi lo mira curiosa.
‘Adonde vamos?’
‘Es una sorpresa.’ Step va detrás de ella y saca fuera del bolsillo la bandana azul que le robo y le cubre los ojos.
‘No hagas trampa… no debes ver.’
Ella se lo arregla mejor, divertida.
‘Hey, este pañuelo me parece conocido…’ después le pasa un audífono de su Sony y parten juntos abrazados escuchando las notas de Tiziano Ferro.
Mas tarde… Babi se mantiene abrazada detrás de el, con la cabeza apoyada sobre su espalda y los ojos cubiertos por la bandana. Siente como si volara, un viento fresco acaricia sus cabellos y un olor de humedad perfuma el aire. Hace cuanto salieron? Trata de calcular el tiempo del CD que esta escuchando. Entonces lleva casi una hora que están viajando. Pero hacia donde vamos?
‘Falta mucho?’
‘Ya casi llegamos. Estas viendo?’
‘No.’
Babi sonríe y se apoya de nuevo a su espalda, apretándolo fuerte. Enamorada. Acelera dulcemente y va hacia la derecha, arriba por la subida preguntándose si ella ha entendido.
‘Aquí, ya llegamos. No, te quites la bandana. Esperame aquí.’
Babi trata de entender donde esta. Sigue siendo de tarde. Siente un sonido lejano, repetitivo y ahogado, pero no entiende de qué se trata. Por un momento, escucha un ruido más fuerte, como si algo hubiera sido golpeado.
‘Aquí esta.’ Step la agarra por la mano.
‘Que paso?’
‘Nada. Sígueme.’ Babi temerosa se deja llevar. Ahora el viento paro, el aire se volvió mas fría, pareciera casi húmeda. Su pierna se tropieza con algo.
‘Ay.’
‘No es nada.’
‘Como que no es nada. Es mi pierna!’
Step se echa a reír.
‘Y siempre te la golpeas. Quédate quieta aquí.’ Step la abandona por un momento. La mano de Babi se queda sola, suspendida en el vacío.
‘No me sueltes…’
‘Estoy aquí cerca de ti.’
Después un fuerte sonido continuo, mecánico, como madera. Una ventana que se alza. Step le quita dulcemente la bandana. Babi abre los ojos y de repente todo aparece.
El mar en el horizonte brilla frente a ella. Un sol caliente y rojo parece sonreírle. Esta en una casa. Sale afuera, debajo de la ventana alzada, hacia la terraza. Abajo a la derecha reposa romántica la playa del primer beso de ellos. A lo lejos sus colinas preferidas, su mar, los lugares conocidos: Port’Ercole. Un pelicano le pasa cerca. Babi mira alrededor emocionada. Ese mar plateado, la arena amarilla, los arbustos verdes oscuros, esa casa solitaria sobre las rocas. Su casa, la casa de sus sueños. Y ella esta ahí, con el, y no esta soñando. Step la abraza.
‘Estas feliz?’ ella le indica que si con la cabeza. Después abre los ojos. Mojados y soñadores de pequeñas lágrimas transparentes, lucidas de amor, bellísimas. El la mira.
‘Que pasa?’
‘Tengo miedo.’
‘De que?’
‘Que nunca volveré a ser tan feliz como ahora…’
Después, loca de amor, lo besa de nuevo en medio de ese hermoso horizonte.
‘Vente, entremos.’
Se ponen a dar vueltas por esa casa desconocida, abriendo cuartos, inventando historias de cada habitación, imaginándose como si fueran los propietarios.
Levantan todas las ventanas, consiguen un gran Stereo y lo prende. ‘Aquí también se escucha Tele Radio Stereo.’ Ríen. Giran por esa casa abriendo las gavetas, revelando los secretos, divirtiéndose juntos. Separados, se llaman cada tanto para mostrarse hasta el descubrimiento más pequeño y todo parece mágico, importante, increíble.
Step saca el baúl de la moto y entra de nuevo en la casa. Poco después la llama. Babi entra en el cuarto. La gran ventana da hacia el mar. El sol ahora parece que estuviera guiñando un ojo. Esta desapareciendo en silencio detrás del horizonte lejano. Ese ultimo rayo educado pinta de rosado las nubes suaves esparcidas mas en lo alto. Su reflejo casi dormido corre por una línea dorada. Atravesando el mar para apagarse sobre las paredes de ese cuarto, entre sus cabellos, sobre sabanas nuevas, apenas puestas.
‘Las compre yo, te gustan?’ Babi no responde. Mira alrededor. Un pequeño mazo de rosas rojas reposa en un vaso cerca de la cama. Step trata de echar broma. ‘Juro que no las compre en el semáforo…’
Step abre el baúl.
‘Y voila!’
Adentro esta hielo derretido y algunos cubos todavía flotando. Step saca fuera una botella de champaña con dos copas envueltas con un periódico.
‘Para no romperlas.’ Explica. Después del bolsillo de la chaqueta saca una pequeña radio.
‘No sabia si había.’
La prende, la sintoniza en la misma frecuencia del stereo de la casa y la pone sobre la mesa de noche.
Un pequeño eco de la canción ‘Ciertas noches’ se esparce por el cuarto.
‘Pareciera casi hecho a propósito… sobretodo si estamos por anochecer…’
Step se le acerca, la agarra entre los brazos y la besa. Ese momento le parece tan bello que Babi olvida todo, sus propósitos, sus miedos, sus escrúpulos. Lentamente se deja quitar la ropa, desnudándolo ella también. Se encuentra completamente desnuda por primera vez entre sus brazos, mientras una luz mágica, esparciéndose sobre el mar, ilumina tímidamente sus cuerpos.
Una joven estrella curiosa brilla alta en el cielo. Después, entre un mar de caricias, el sonido de ondas lejanas, el rumor de un alegre pelicano, el perfume de las flores, sucede.
Step se desliza delicadamente sobre ella. Babi abre los ojos tiernamente feliz. Step la mira. No parece asustada. Le sonríe, le pasa una mano entre sus cabellos dándole confianza. En ese momento, de la pequeña radio cercana y en toda la casa comienza a sonar inocentemente Beautiful, pero ninguno de los dos se da cuenta. No saben que esa se volvería ‘su canción’. Ella cierra los ojos conteniendo la respiración, repentinamente llevada por esa emoción increíble, de ese dolor de amor, de la magia de volverse suya por siempre. Alza la cara hacia el cielo, suspirando, agarrandose a sus hombros, abrazándolo fuerte. Después se deja llevar, delicadamente mas tranquila. Suya. Abre los ojos. El esta ahí, dentro de ella. Esa suave sonrisa ondea de amor sobre su cara besándola cada tanto. Pero ella no esta mas. Esa muchacha de los ojos azules asustados, de tantas dudas, de los miles miedos, desapareció. Babi piensa cuanto desde pequeña le fascina la historia de las mariposas. Aquella oruga y aquel pequeño capullo que se tiñe de miles esplendidos colores y de repente, aprende a volar. Entonces se ve de nuevo. Fresca, delicada mariposa apenas nacida, entre los brazos de Step. Le sonríe y lo abraza mirándolo a los ojos. Después le da un beso, suave, nuevo, apasionado. Su primer beso de joven mujer.