— Por amor de Dios, Bothari, no podremos llevarla allн — susurrу Koudelka.
Se hallaban en un callejуn metido en las profundidades del caravasar. Frente a ellos, en medio de la oscuridad y la llovizna, se alzaba un sуlido edificio de tres plantas. Tenнa las paredes de estuco y la pintura desconchada, y una luz amarillenta se filtraba por las persianas cerradas. Sobre la puerta de madera, ъnica entrada que Cordelia alcanzaba a ver, ardнa una lбmpara de aceite.
— No podemos dejarla aquн afuera. Necesita calor — respondiу el sargento. Llevaba a lady Vorpatril en sus brazos; Alys se aferraba a йl, dйbil y temblorosa.
— їQuй es este lugar? — preguntу Droushnakovi.
Koudelka carraspeу.
— En la Era del Aislamiento, cuando йste era el centro de Vorbarr Sultana, era una residencia importante. Pertenecнa a una de las princesas Vorbarra, segъn creo. Por eso la construyeron como una fortaleza. Ahora es… una especie de posada.
Oh, asн que йste era tu prostнbulo, Kou, estuvo a punto de decir Cordelia. Pero en lugar de ello se volviу hacнa Bothari.
— їEs seguro, o puede estar lleno de informantes, como ese ъltimo lugar?
— Serб seguro durante varias horas — estimу Botha-ri -. De todos modos, no tenemos mucho mбs que eso.
Bajу a Alys Vorpatril y despuйs de entregбrsela a Droushnakovi, entrу en el edificio. Cordelia estrechу con mбs firmeza al pequeсo Ivбn, compartiendo con йl el calor de su chaqueta. Afortunadamente, el bebй habнa dormido durante el trayecto desde el edificio abandonado hasta ese lugar. Unos minutos despuйs Bothari regresу y les hizo una seсa para que lo siguiesen.
Pasaron a travйs de un pasillo que casi parecнa un tъnel de piedra, con rendijas en las paredes y orificios cada medio metro.
— Serнa para defensa, en los viejos tiempos — susurrу Koudelka, y Droushnakovi asintiу con un gesto. Aunque esa noche no los aguardaban con flechas o con aceite hirviendo. Un hombre tan alto como Bothari pero mбs grueso cerrу la puerta a sus espaldas.
Desembocaron en una gran habitaciуn oscura que habнa sido convertida en una especie de comedor. En ella sуlo habнa dos mujeres de aspecto decaнdo, vestidas con batas, y un hombre que roncaba con la cabeza sobre la mesa. Como de costumbre, una extravagante chimenea quemaba trozos de madera.
Tenнan una guнa, o anfitriona. Una mujer alta los condujo en silencio hacia la escalera. Quince o incluso diez aсos atrбs, podнa haber resultado atractiva, con esas piernas largas y el rostro aguileno; ahora sуlo era huesuda y marchita, enfundada en una bata chillona color magenta con unos frunces caнdos que parecнan combinar con su inherente tristeza. Bothari alzу a Alys Vorpatril y la llevу por la empinada escalera. Koudelka mirу a su alrededor y pareciу animarse un poco al reconocer a alguien.
La mujer los condujo a una habitaciуn del piso superior.
— Cambia las sбbanas — murmurу Bothari, y despuйs de asentir con la cabeza, la mujer desapareciу. El sargento no bajу a la agotada Alys Vorpatril. La mujer regresу al cabo de unos minutos y cambiу las sбbanas arrugadas de la cama por otras limpias. Bothari depositу a Alys sobre el colchуn y retrocediу. Cordelia acomodу mejor al pequeсo que dormнa entre sus brazos.
La… casera, tal como decidiу llamarla Cordelia, observу al bebй con un destello de interйs.
— Йste es nuevecito. Niсo grande, їeh? — Su voz intentу un arrullo.
— Tiene dos semanas — dijo Bothari con frialdad.
La mujer emitiу un bufido, con las manos sobre las caderas.
— He asistido algunos partos, Bothari. Mбs bien dirнa que tiene dos horas.
Bothari se volviу hacia Cordelia con una mirada algo alarmada. La mujer alzу una mano.
— Lo que tъ digas.
— Deberнamos dejarla dormir — seсalу Bothari -. Hasta que estemos seguros de que no sangrarб.
— Sн, pero que no se quede sola — dijo Cordelia -. Por si despierta desorientada al encontrarse en un lugar desconocido. — Alys era una Vor, y un lugar semejante le resultarнa completamente ajeno.
— Yo permanecerй un rato con ella — se ofreciу Droushnakovi. Mirу con desconfianza a la casera, quien se inclinaba demasiado hacia el bebй para su gusto. Cordelia suponнa que Drou no habнa creнdo la versiуn de Koudelka de que se hallaban en una especie de museo. Y Alys Vorpatril tampoco lo harнa, en cuanto descansara lo suficiente para recuperar la lucidez.
Droushnakovi se dejу caer en un viejo sillуn desvencijado, frunciendo la nariz ante el olor hъmedo que surgiу de los cojines. Los demбs se retiraron de la habitaciуn. Koudelka fue a buscar un lavabo en ese viejo edificio, y luego se marchу a comprar algo para comer. Un olorcillo que flotaba en el aire indicу a Cordelia que el caravasar no estaba enganchado al sistema municipal de cloacas. Tampoco habнa calefacciуn central. Ante la expresiуn hostil de Bothari, la casera desapareciу. En un extremo del salуn habнa un sofб, un par de sillones y una mesa baja, iluminados por una lбmpara a baterнa cubierta con una tela roja. Bothari y Cordelia fueron a sentarse allн. Ahora que la tensiуn habнa mermado, el sargento parecнa agotado. Cordelia no sabнa cuбl era su propio aspecto, pero suponнa que dejaba bastante que desear.
— їHay prostitutas en Colonia Beta? — le preguntу Bothari de pronto.
Cordelia hizo un esfuerzo para despejar su mente. La voz del sargento era tan fatigada que la pregunta habнa sonado casual… pero Bothari nunca decнa nada sуlo por conversar. їHasta quй punto se habнa perturbado su delicado equilibrio con la violencia de esa noche?
— Bueno… tenemos a los T. S. P. — respondiу con cautela -. Supongo que cumplen con la misma funciуn social.
— їQuй es eso?
— Terapeutas de Sexualidad Prбctica. El Estado concede las licencias. Hay que contar con un tнtulo de psicoterapeuta. La diferencia es que los tres sexos pueden practicar la profesiуn. Los hermafroditas son quienes ganan mбs dinero; tienen muy buena acogida entre los turistas. No es… no es un puesto de alto status social, pero tampoco son la escoria. Creo que no tenemos escoria social en Colonia Beta; nos detenemos en la clase media baja. Es como… — Se detuvo unos momentos, buscando una buena comparaciуn -. Es como ser una peluquera en Barrayar. Se ofrece un servicio personal en determinada profesiуn, con cierta habilidad y pericia.
Por primera vez, habнa logrado dejar perplejo a Bothari, quien frunciу el ceсo.
— Sуlo los betaneses pueden pensar que se necesita un maldito tнtulo universitario… їLas mujeres utilizan sus servicios?
— Claro. Y las parejas tambiйn. Aunque en esos casos se concede prioridad a la cuestiуn educativa.
Йl sacudiу la cabeza y vacilу. Le dirigiу una mirada de soslayo.
— Mi madre era una prostituta. — Su tono fue curiosamente distante. Bothari aguardу.
— Yo… lo habнa imaginado.
— No sй por quй no me abortу. Sabнa practicarlos, al igual que los partos. Tal vez estaba preocupada por su vejez. Solнa venderme a sus clientes.
Cordelia se atragantу.
— Bu… bueno. En Colonia Beta no se permitirнa eso.
— No recuerdo gran cosa de esa йpoca. Escapй a los doce aсos, cuando fui lo bastante mayor para golpear a sus malditos clientes. Anduve con pandillas hasta los diecisйis, fingн tener dieciocho y logrй ingresar en el Servicio. Entonces pude salir de aquн. — Bothari se frotу las palmas.
— Comparado con su vida anterior, el Servicio debiу de ser el paraнso.
— Hasta que conocн a Vorrutyer. — Mirу a su alrededor con expresiуn vaga -. En esa йpoca habнa mбs gente aquн. Ahora estб casi desierto. — Su voz se tornу reflexiva -. Hay una gran parte de mi vida que no logro recordar bien. Es como si estuviera hecho de remiendos. Sin embargo, hay cosas que quisiera olvidar y no puedo.
Cordelia no se atreviу a preguntarle «їcuбles?», pero emitiу un pequeсo sonido para indicar que lo escuchaba con atenciуn.
— No sй quiйn fue mi padre. Aquн ser un bastardo es casi tan malo como ser un mutante.
— En el contexto betanйs, la palabra «bastardo» se utiliza como descripciуn negativa de una personalidad, pero en realidad no tiene ningъn significado objetivo. No se pueden comparar con los niсos concebidos de forma ilegal, y йstos son tan raros que cada caso se trata de forma individual. — їPor quй me estб contando todo esto? їQuй quiere de mн? Cuando empezу parecнa, casi asustado; ahora se le ve casi satisfecho. їQuй le he dicho para animarlo? Cordelia suspirу.
Para su alivio, en ese momento regresу Koudelka con unos bocadillos de queso y unas botellas de cerveza. Cordelia se alegrу al ver la bebida, ya que sospechaba del agua en ese lugar. Engullу su primer mordisco con satisfacciуn y dijo:
— Kou, debemos trazar una nueva estrategia.
Йl se sentу a su lado con dificultad, escuchando atentamente.
— їSн?
— Es evidente que no podemos llevarnos con nosotros a Alys Vorpatril y al bebй. Tampoco podemos dejarla aquн. Los hombres de Vordarian se han encontrado con cinco cadбveres y un coche incendiado. Pronto comenzarбn a registrar la zona. De todas formas, durante un tiempo buscarбn a una mujer embarazada y eso nos concede una pequeсa ventaja. Tenemos que separarnos.
Йl tragу un bocado de su bocadillo.
— їEntonces irб con ella, seсora?
Cordelia sacudiу la cabeza.
— Debo ir con los que entren en la Residencia. Aunque sуlo sea porque soy la ъnica capaz de decir: «Esto es imposible. Es hora de marcharnos.» Drou es absolutamente imprescindible, y necesito a Bothari. — Y de alguna extraсa manera, Bothari me necesita a mн -. Eso lo deja a usted.
Koudelka apretу los labios.
— Al menos no los obligarй a ir mбs despacio.
— Usted no estб con nosotros a falta de algo mejor — replicу ella con dureza -. Su ingenio hizo que logrбramos entrar en Vorbarr Sultana. Tambiйn lo considero capaz de sacar a Alys Vorpatril. Usted es su ъnica posibilidad.
— Pero se dirнa que yo escapo mientras usted se enfrenta a una situaciуn peligrosa.
— Sуlo lo parece, Kou, piйnselo. Si Vordarian vuelve a atrapar a Alys, no mostrarб ninguna misericordia con ella, ni tampoco con el bebй. Ustedes no estarбn mбs seguros que nosotros. Todos tendremos que cuidar nuestras cabezas utilizando la lуgica.
Йl suspirу.
— Lo intentarй, seсora.
— Con intentarlo no basta. Padma Vorpatril lo «intentу». Usted debe lograrlo, Kou.
Йl asintiу lentamente con la cabeza.
— Sн, seсora.
Bothari se marchу en busca de algunas ropas para disfrazar a Kou de «pobre joven padre y esposo».
— Los clientes siempre dejan cosas aquн. — Cordelia se preguntу quй lograrнa encontrar allн para lady Vorpatril. Kou llevу los alimentos a Alys y a Drou. Regresу con una expresiуn sombrнa en el rostro, y volviу a sentarse junto a Cordelia.
Despuйs de un rato dijo:
— Creo que ahora entiendo por quй a Drou le preocupaba tanto la posibilidad de que estuviese embarazada.
— їAh, sн? — preguntу Cordelia.
— Los sufrimientos por los que pasу lady Vorpatril dejan pequeсos a los mнos. Dios, eso debe de ser terriblemente doloroso.
— Hum. Pero el dolor sуlo dura un dнa. — Cordelia se frotу la cicatriz -. O unas semanas. Creo que no se trata de eso.
— їY entonces quй?
— Es… es un acto trascendental. Dar la vida. Solнa pensar en eso cuando estaba embarazada de Miles. «Por medio de este acto, doy vida a una muerte.» Un nacimiento, una muerte… y entre ambos, todos los sufrimientos y actos de la voluntad. Yo no comprendнa ciertos sнmbolos mнsticos orientales como Kali, la madre Muerte, hasta que comprendн que en ello no habнa nada de mнstico. Se trata de un simple hecho. Un «accidente» sexual al estilo barrayarйs puede iniciar una cadena de causalidades que no se detiene hasta el fin de los tiempos. Nuestros hijos nos hacen cambiar… aunque mueran. Incluso aunque su hijo resultara ser una simple posibilidad en esta ocasiуn, Drou cambiу. їUsted no?
Йl sacudiу la cabeza con desconcierto.
— Ni siquiera se me ocurriу todo esto. Sуlo querнa ser normal, como los otros hombres.
— Creo que no ocurre nada malo con sus instintos. Es sуlo que no le bastan. їY si para variar intentara que sus instintos trabajaran junto con su intelecto, en lugar de hacerlo con objetivos opuestos?
Йl emitiу un bufido.
— No lo sй. No sй… cуmo acercarme a ella ahora. Ya dije que lo sentнa.
— Las cosas no andan bien entre los dos, їverdad?
— No.
— їSabe quй fue lo que mбs me molestу de este viaje? — preguntу Cordelia.
— No…
— No pude despedirme de Aral. Si… si algo me ocurriera, o si algo le ocurriera a йl, quedarнa algo pendiente, algo sin resolver entre nosotros. Y ya no habrнa forma de aclararlo.
— Hum. — Йl se sumiу un poco mбs en sн mismo, hundido en el sillуn.
Cordelia meditу unos instantes.
— їQuй mбs ha intentado aparte de «lo siento»? їPor quй no le pregunta cуmo estб, si se encuentra bien, si puede ayudarla? O dнgale «te quiero», eso no falla. Palabras breves, en su mayor parte preguntas, ahora que lo pienso. Demuestran que uno estб interesado en iniciar una conversaciуn.
Йl esbozу una sonrisa triste.
— No creo que ella quiera hablar conmigo.
— Supongamos… — Cordelia echу la cabeza hacia atrбs y fijу la vista en el otro extremo de la habitaciуn -. Supongamos que las cosas no hubiesen tomado un giro tan equivocado aquella noche. Supongamos que usted no se hubiera aterrorizado. Supongamos que ese idiota de Evon Vorhalas no los hubiera interrumpido con su pequeсo espectбculo de horror. — Vaya un pensamiento. Dolнa mucho pensar en lo que podнa haber sido -. Regresemos al punto de partida. Cuando se acariciaban felices. Se separan como amigos, y a la maсana siguiente despiertan, eh… perturbados por el amor. їQuй ocurrirнa luego, en Barrayar?
— Un intermediario.
— їEh?
— Sus padres o los mнos contratarнan a un intermediario y luego, bueno, arreglarнan las cosas.
— їY ustedes quй harнan?
Йl se encogiу de hombros.
— Presentarnos a tiempo para la boda y pagar las facturas, supongo. En realidad son los padres quienes pagan las facturas.
Con razуn el hombre estaba tan desorientado.
— їUsted querнa casarse? їNo sуlo acostarse?
— ЎSн! Pero… seсora, yo sуlo soy medio hombre, y eso en un buen dнa. Su familia se reirнa de mн.
— їAlguna vez ha visto a su familia? їEllos ya lo conocen a usted?
— No…
— Kou, їse da cuenta de lo que estб diciendo?
Йl pareciу algo avergonzado.
— Bueno…
— Un intermediario. Bah. — Se levantу.
— їAdonde va? — preguntу Kou con nerviosismo.
— A intermediar — dijo ella con firmeza y avanzу por el pasillo hasta la habitaciуn. Droushnakovi estaba sentada observando a la mujer dormida. Las dos cervezas y los bocadillos estaban intactos en una mesita.
Cordelia cerrу la puerta con suavidad.
— Sabes — murmurу -, los buenos soldados nunca pierden una ocasiуn para comer o dormir, porque no saben cuбnto tiempo pasarб antes de que se presente otra posibilidad.
— No tengo hambre. — Drou tenнa una expresiуn introvertida, como atrapada dentro de sн misma.
— їQuieres hablar de ello?
Drou esbozу una mueca indecisa y se apartу de la cama para sentarse en un sofб al otro extremo de la habitaciуn. Cordelia se sentу a su lado.
— Esta noche — dijo en voz baja -, he participado en mi primera pelea de verdad.
— Lo hiciste muy bien. Encontraste tu posiciуn y reaccionaste…
— No. — Droushnakovi agitу una mano -. No es verdad.
— їOh? A mн me pareciу bien.
— Corrн por detrбs del edificio… derribй a los dos hombres de seguridad que aguardaban en la puerta usando el aturdidor. Ellos no alcanzaron a verme. Lleguй a mi posiciуn en la esquina del edificio. Vi cуmo esos dos hombres atormentaban a lady Vorpatril en la calle. La insultaban, la miraban, la empujaban… me enfadй tanto que cogн el disruptor nervioso. Querнa matarlos. Entonces comenzaron los disparos. Y… y yo vacilй. Por eso muriу lord Vorpatril, por mi culpa.
— ЎVaya niсa! El sujeto que matу a Padma Vorpatril no era el ъnico que le apuntaba. Padma estaba tan aturdido por la droga que ni siquiera trataba de cubrirse. Debieron de inyectarle una dosis doble para obligarle a descubrir el escondite de Alys. Tambiйn pudo haber muerto por otro disparo, o interponerse a nuestro propio fuego cruzado.
— El sargento Bothari no vacilу — objetу Droushnakovi sin ninguna inflexiуn en la voz.
— No — convino Cordelia.
— El sargento Bothari tampoco pierde el tiempo sintiendo… pena por el enemigo.
— No. їY tъ sн?
— Me siento enferma.
— Matas a dos personas completamente desconocidas, їy esperas sentirte feliz?
— Eso hace Bothari.
— Sн. Йl lo disfruta. Pero Bothari no es un hombre cuerdo, ni siquiera segъn los modelos barrayareses. їTъ aspiras a ser un monstruo?
— ЎUsted lo llama de ese modo!
— Oh, pero йl es mi monstruo. Mi buen perro. — Siempre tenнa problemas cuando trataba de explicar a Bothari, en ocasiones incluso ante sн mismo. Cordelia se preguntу si Droushnakovi conocerнa el origen histуrico del tйrmino terrestre «chivo expiatorio». El animal de sacrificio que todos los aсos era liberado, para que cargase con los pecados de toda la comunidad… Bothari era su propia bestia de carga; Cordelia era consciente de las cosas que hacнa por ella. Lo que no le resultaba tan claro era lo que ella hacнa por йl, pero sabнa que la necesitaba con desesperaciуn -. Yo me alegro mucho de que te sientas desconsolada. Dos asesinos patolуgicos a mi servicio serнan demasiado. Conserva esas dudas como si fuesen un tesoro, Drou.
Ella sacudiу la cabeza.
— Creo que tal vez me he equivocado de oficio.
— Tal vez sн. Tal vez no. Piensa en lo monstruoso que serнa un ejйrcito de Botharis. Cualquier fuerza armada de una comunidad (militares, policнa, personal de seguridad) necesita contar con personas que puedan causar el mal necesario, y al mismo tiempo no transformarse en malvadas. Hacer sуlo lo necesario, nada mбs. Cuestionar constantemente las suposiciones para no caer en la atrocidad.
— Como ese coronel de seguridad, que reprimiу a ese cabo obsceno.
— Sн. O el modo en que ese teniente cuestionу al coronel… lamento no haber podido salvarlo. — Cordelia suspirу.
Drou frunciу el ceсo con la vista baja.
— Kou cree que estбs enfadada con йl — dijo Cordelia.
— їKou? — Droushnakovi le mirу confundida -. Oh sн, hace un momento estuvo aquн. їQuerнa algo?
Cordelia sonriу.
— Muy tнpico de Kou. Imaginar que toda tu desdicha debe de estar centrada en йl. — Su sonrisa se desvaneciу -. Pienso encargarle la misiуn de sacar de aquн a lady Vorpatril y al bebй. Nuestros caminos se separarбn en cuanto ella pueda volver a caminar.
El rostro de Drou demostrу preocupaciуn.
— Se enfrentarб a un peligro terrible. Los hombres de Vordarian deben de estar rabiosos por haberla perdido a ella y al niсo.
Sн, todavнa quedaba un lord Vorpatril para echar a perder los cбlculos genealуgicos de Vordarian, їverdad? En ese sistema perverso, una criatura se transformaba en un peligro mortal para un hombre maduro.
— Nadie estarб a salvo hasta que esta guerra abominable haya terminado. Dime. їTodavнa quieres a Kou? Sй que ya has pasado el primer perнodo de enamoramiento. Ahora eres consciente de sus defectos. Es egocйntrico, estб obsesionado con sus problemas fнsicos y siente una gran preocupaciуn por su masculinidad. Pero no es estъpido. Todavнa hay esperanzas para йl. Le espera una vida interesante, al servicio del regente. — Suponiendo que lograsen sobrevivir a las siguientes cuarenta y ocho horas. Aunque no era mala idea infundir un apasionado deseo de vivir en sus agentes, pensу Cordelia -. їLo quieres?
— Yo… ahora estoy ligada a йl. No sй cуmo explicarlo… le he entregado mi virginidad. їQuiйn mбs me querrнa? Me sentirнa avergonzada…
— ЎOlvida eso! Cuando regresemos de esta incursiуn, te cubrirбn de tanta gloria que los hombres harбn fila para tener el privilegio de cortejarte. Podrбs elegir. En casa de Aral, tendrбs ocasiуn de conocer a los mejores hombres. їQuй deseas? їUn general? їUn ministro imperial? їUn seсorito Vor? їUn embajador de otro planeta? Tu ъnico problema serб escoger, ya que las mezquinas costumbres barrayaresas sуlo te permiten un esposo a la vez. Un desmaсado teniente no tendrб la menor posibilidad ante todos esos seсores.
Droushnakovi sonriу con cierto escepticismo ante la imagen de Cordelia.
— їQuiйn ha dicho que Kou no se convierta en general algъn dнa? — dijo con suavidad. Exhalу un suspiro -. Sн, todavнa lo quiero. Pero… creo que tengo miedo de que vuelva a herirme.
Cordelia lo pensу unos momentos.
— Es probable. Aral y yo siempre estamos hiriйndonos.
— ЎOh, ustedes dos no, seсora! Parecen tan, tan… perfectos.
— Piensa, Drou, їte imaginas cуmo se siente Aral en este momento, debido a mis actitudes? Yo sн.
— Oh.
— Pero el dolor… no me parece motivo suficiente para dejar que la vida pase de largo. Cuando uno estб muerto no siente dolor. Al igual que el tiempo, el dolor pasarб de todos modos. La pregunta es, їcuбntos momentos gloriosos eres capaz de arrebatarle a la vida a pesar del dolor?
— No estoy segura de entender eso, seсora. Pero… tengo una imagen en la cabeza. Kou y yo estamos en una playa, los dos solos. Es muy agradable. Y cuando йl me mira me ve, realmente me ve, y me quiere…
Cordelia frunciу los labios.
— Sн… eso es suficiente. Ven conmigo.
La joven se levantу obedientemente. Cordelia la condujo hasta el salуn, obligу a Kou a sentarse en un extremo del sillуn, sentу a Drou en el otro y se acomodу entre los dos.
— Drou, Kou tiene algunas cosas que decirte. Como al parecer vosotros dos hablбis idiomas diferentes, me pidiу que actuase como intйrprete.
Avergonzado, agitу las manos en seсal negativa.
— Eso significa: «Prefiero malgastar el resto de mi vida antes que mostrarme como un tonto durante cinco minutos.» No le hagas caso — dijo Cordelia -. Ahora veamos, їquiйn comenzarб?
Hubo un breve silencio.
— їOs he dicho ya que tambiйn estoy interpretando el papel de vuestros padres? Creo que comenzarй por ser la madre de Kou. Bien hijo, їya has conocido algunas muchachas bonitas? Tienes casi veintisйis aсos, їme comprendes? Yo vi ese vнdeo — agregу en su propia voz mientras Kou tosнa -. Tengo su mismo estilo, їeh? Y Kou dice: «Sн mamб, hay una joven ideal. Joven, alta, inteligente…» Y la mamб de Kou dice: «ЎPerfecto!» Entonces me contrata como intermediaria. Luego voy a ver a tu padre, Drou, y le digo: «Hay este joven teniente imperial, secretario personal del lord regente, hйroe de guerra…» Y йl exclama: «ЎNo necesito nada mбs! Lo aceptamos. Es perfecto.» Y…
— ЎCreo que dirнa algo mбs que eso! — la interrumpiу Kou.
Cordelia se volviу hacia Droushnakovi.
— Lo que Kou quiere decir es que teme que tu familia no lo quiera porque es un invбlido.
— ЎNo! — exclamу Drou indignada -. ЎEso no es…!
Cordelia alzу una mano para interrumpirla.
— Como vuestra intermediaria, permitidme. Kou, cuando una hija ъnica y adorada seсala y dice con firmeza: «Papб, quiero a ese hombre», un padre prudente sуlo responde: «Sн, cariсo.» Tres hermanos mayores ya pueden resultar mбs difнciles de convencer. Si la hace llorar, puede enfrentarse con un serio problema en un callejуn. Por eso supongo que aъn no te has quejado ante ellos, їverdad, Drou?
Ella contuvo una risita.
— ЎNo!
Kou parecнa amilanado por esta nueva posibilidad.
— Como verб — prosiguiу Cordelia -, si se esfuerza todavнa podrб evitar la venganza fraternal. — Se volviу hacia Drou -. Sй que se ha portado como un tonto, pero te aseguro que es un tonto educable.
— Yo dije que lo sentнa — se quejу Kou.
Drou se puso tensa.
— Sн. Varias veces — observу con frialdad.
— Y йste es el quid de la cuestiуn — dijo Cordelia lentamente, con el rostro muy serio -. Lo que Kou quiere decir, Drou, es que no lo siente en absoluto. Que el momento fue maravilloso, que tъ estuviste maravillosa, y que desea hacerlo otra vez. Y otra, y otra, solamente contigo, para siempre, con toda la aprobaciуn de la sociedad y cuantas veces quiera. їEs asн Kou?
Kou pareciу sorprendido.
— Pues… Ўsн!
Drou parpadeу.
— Pero… Ўeso era lo que yo querнa escuchar de ti!
— їEn serio? — Йl la espiу por encima de la cabeza de Cordelia.
Este sistema del intermediario tiene su gracia. Pero tambiйn tenнa sus lнmites. Cordelia se levantу y mirу el cronуmetro. Su sentido del humor desapareciу.
— Todavнa os queda un poco de tiempo. Se pueden decir muchas cosas en poco tiempo, si utilizбis palabras breves.