Doy las gracias a:
Nicolás, por su paciencia y su ayuda.
Sophia, por cumplir cuarenta en Dinard, en julio de 2005.
Laure, Catherine y Julia, mis primeras lectoras.
Abha, por el feedback y sus consejos.
Sarah, por tener ese ojo al que nada se le escapa.
Chantal, por cederme ese lugar en la calle Froidevaux.
Guillemete y Oliviar, por iniciarse en Noirmoutier.
Mélanie y Antoine Rey, por dejarme tomar prestados sus nombres.
Héloïse y Guilles, por volver a confiar en mí.