Abelardo Castillo
Crónica De Un Iniciado

A Sylvia

Era como si el fantasma de un hombre que se hubiese ahorcado regresara al lugar de su suicidio, no por curiosidad morbosa sino por pura nostalgia de beber otra vez las copas que le dieron el valor de hacerlo, y para preguntarse, tal vez, cómo tuvo coraje…

…como si al entrar así en el pasado hubiera tropezado con un laberinto, sin un hilo para guiarlo, donde a cada paso amenazaba el Minotauro; un laberinto que a cada vuelta conducía infaliblemente a un precipicio en cuyo fondo estaba el abismo.

Malcolm Lowry,

Dark as the grave wherein my friend is laid

Arrancó otra margarita, y desparramando los pétalos blancos continuó:

– Ponga en fila a esos hombres con sus martillos, a las mujeres con sus cazuelas, a los presidiarios con sus herramientas, a los enfermos con sus camas, a los niños con sus cuadernos, haga una fila que pueda dar varias veces vuelta al planeta, imagínese usted recorriéndola, inspeccionándola; y llega al final de la fila preguntándose: ¿Se puede saber qué sentido tiene la vida?

Roberto Arlt, Los lanzallamas.

…rosa evadida de la muerte, flor sin otoño, espejo mío, cuya forma cabal y único nombre conoceré algún día, si, como espero, hay un día en que la sed del hombre da con el agua justa y el exacto manantial.

Leopoldo Marechal, Adán Buenosayres


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