Ella lo amaba. Mike no lo había imaginado, jamás se habría atrevido a imaginar esa posibilidad. Pero en ese momento tenía el corazón desbocado y la mente hecha un torbellino. No podía pensar en nada más.
– Repítelo -pidió.
– No.
– ¿Por favor?
Eso la sorprendió, y él comprendió que le había mostrado muy pocas veces su lado gentil, educado y tierno, al menos fuera de la cama. Eso iba a cambiar, porque tenía la intención de hacerla la mujer más feliz del mundo.
– Creo que deberías irte -anunció ella con calma; solo en sus ojos se reflejaba el pánico que sentía.
– No, no fue eso lo que dijiste -ladeó la cabeza y sonrió, aunque estaba tan nervioso que apenas era capaz de respirar-. Vuelve á intentarlo.
– No, quería decir que creo que debes irte. Ahora.
Él miró a Louisa, quien se encogió de hombros con gesto de simpatía.
– Tenéis cosas de las que hablar -indicó-. Voy a daros algo de intimidad.
– No la necesitamos -se apresuró a manifestar Corrine, pero su madre le puso un dedo en los labios.
– Escúchalo, cariño. Por una vez, relájate y escucha.
Se marchó y Corrine se quedó allí con expresión rebelde. Mike sabía que en esos casos siempre plantaba cara. Con pelea o discusión, con calma o agitados, iban a hablar.
– Podemos conseguirlo -musitó-. Podemos lograr que funcione, sin importar cuáles sean nuestros trabajos ni lo diferentes que seamos. ¿Me entiendes? -ella tenía la vista clavada en los zapatos-. Si nos esforzamos, nada podrá detenernos -insistió.
– Se me ocurren muchas cosas que podrían detenernos.
– ¿Como cuáles? -sonrió al ver su miedo-. Sé que asusta -le tomó las manos-. La verdad es que llevo asustado desde el día en que te conocí, y no me había dado cuenta de ello hasta hace unos momentos, cuando dijiste que me amabas -ella emitió un sonido de desdicha y furia y trató de soltarse las manos. No la dejó-. Yo también te amo, Corrine. Siempre te he amado y siempre te amaré.
Ella ni parpadeó.
– ¿Qué has dicho?
– Que yo también te amo -aguardó hasta que Corrine lo asimilo-. Quiero que lo nuestro funcione.
– Funcione.
– Y quiero que sea para siempre. Con un vestido blanco, una furgoneta y niños…
– Niños.
– O no -se encogió de hombros-. Lo que busquemos los dos, eso es lo que de verdad me interesa.
– Interesa.
Mike tuvo que sonreír.
– Pareces un loro. Dime que son buenas noticias. Dime que eras sincera en lo que le dijiste a tu madre. Que sabes que podemos conseguirlo -lo miró fijamente-. Dime algo. Cualquier cosa.
– Me amas.
– Sí.
– Quieres casarte.
– Sí. Aguarda, no lo he hecho bien -se apoyó sobre una rodilla y le tomó otra vez la mano-. Corrine -comenzó con el corazón en un puño-. Entraste en mi vida para cambiarla para siempre con tu increíble sonrisa y vehemente pasión. Tú…
– Dios mío. ¿Te estás… declarando?
– Lo intento.
– Entonces será mejor que te des prisa -de su boca escapó una leve risa-. No creo que las piernas me aguanten mucho.
– ¿Mencioné lo mandona que eres?
– Mike…
– Sí -rio-. Me estoy declarando. Te amo, Corrine. Quiero amarte para siempre. ¿Quieres casarte conmigo?
– Si estás atraído por la pasión y una sonrisa, te las ofrezco gustosa. No tienes que casarte por eso.
– Lo sé -tiró de ella hasta que se puso de rodillas delante de él-. Pero quiero casarme contigo.
– Sigo teniendo un rango superior en el trabajo -advirtió.
– No es una broma -sonrió-. De hecho, quiero despertar junto a ti cada mañana durante el resto de mi vida.
– Me has visto a primera hora de la mañana, ¿verdad? -preguntó ella con suspicacia.
– No, no lo he hecho.
– No es una broma.
– No, no lo es. La respuesta es sí o no.
– ¿Cómo puede ser tan fácil? -gritó-. Dios mío, me miras directamente a la cara y me propones ma… ma
– Matrimonio. La palabra es matrimonio.
– Este asunto es improcedente.
Le enmarcó la cara entre las manos y aguardó hasta que los ojos asustados lo miraron.
– ¿Me amas?
– Esto es ridículo.
– ¿Me amas?
– Sí -dijo con sencillez, apoyando las manos en las de él-. Es una locura, pero te amo, Mike.
– Entonces todo lo demás es fácil -por primera vez desde que la conocía sintió que el corazón se le relajaba. Podría haber volado a Marte sin nave-. Sé mi comandante, mi amante, mi mejor amiga, mi esposa. Sé mi vida, Corrine, cásate conmigo.
– Lo haré, Mike. Sí, lo haré.