—¿Qué es esto? —dijo Peter, señalando a un monitor en el laboratorio de ordenadores de Mirror Image que mostraba lo que parecía un banco de pequeños peces azules que nadaban por un océano naranja.
Sarkar miró desde su teclado.
—Vida artificial —dijo—. Este invierno imparto un curso en Ryerson.
—¿Cómo funciona?
—Bien, de la misma forma que simulamos tu mente dentro de un ordenador, también es posible simular otros aspectos de la vida, incluyendo la reproducción y la evolución. En realidad, cuando las simulaciones son lo suficientemente complejas, algunos dicen que es sólo cuestión de semántica si realmente las simulaciones están realmente vivas. Esos peces han evolucionado de sencillas simulaciones matemáticas de procesos vitales. Y, como peces reales, exhiben un montón de comportamientos emergentes, como ir en bancos.
—¿Cómo se pasa de las matemáticas simples a cosas que se comportan como peces de verdad?
Sarkar salvó su trabajo y se puso al lado de Peter.
—La evolución acumulativa es la clave… hace posible pasar del azar a la complejidad con mucha rapidez. —Se adelantó y apretó algunas teclas—. Mira, deja que te enseñe algunas demostraciones.
La pantalla se puso en blanco.
—Ahora —dijo Sarkar—, teclea una frase. Pero sin puntuación… sólo letras.
Peter lo pensó unos momentos, luego tecleó «And where hell is there must we ever be». El ordenador lo forzó a minúsculas.
Sarkar miró por encima del hombro.
—Marlowe.
Peter se sorprendió.
—¿Lo conoces?
Sarkar asintió.
—Por supuesto. Escuela privada, ¿recuerdas? De Doctor Faustus: «El infierno no tiene límites, ni está circunscrito a un lugar, porque allí donde estemos está el infierno, y donde esté el infierno allí siempre estaremos nosotros.»
Peter no dijo nada.
—Mira la frase que has tecleado… está formada por 39 caracteres. —Sarkar no los había contado; el ordenador había informado del número tan pronto como Peter había terminado de teclear, así como otras estadísticas—. Bien, considera cada uno de esos caracteres como un gen. Hay 28 valores posibles que cada gen podría tener: de la A la Z, más un espacio. Como has tecleado una cadena de 39 caracteres, eso significa que hay 2839 cadenas diferentes de la misma longitud. En otras palabras, un montón.
Sarkar se adelantó y pulsó algunas teclas.
—Esta estación de trabajo —dijo—, puede generar cien mil cadenas de 39 caracteres al azar cada segundo. —Señaló a un número en la pantalla—. Incluso a esa velocidad le llevaría 8,7 x 1043 años —billones de veces más que la vida del universo— encontrar por puro azar la frase exacta y precisa de Marlowe que has tecleado.
Peter asintió.
—Es como los monos.
—Here we come… —Sarkar empezó a cantar una canción de los Monkees.
—No los Monkees. El número infinito de monos dándole a los teclados. Nunca producirían una copia exacta de Shakespeare, no importa cuánto tiempo lo intenten.
Sarkar sonrió.
—Eso es porque trabajan al azar. Pero la evolución no funciona al azar. Es acumulativa. Cada generación mejora a la anterior, según un criterio de selección impuesto por el ambiente. Con la evolución acumulativa, puedes pasar del galimatías a la poesía, de ecuaciones a peces, o incluso de un montón de barro a seres humanos, con increíble rapidez. —Tocó una tecla y señaló la pantalla—. Aquí tienes una cadena al azar de treinta y nueve letras. Considérala un organismo ancestral.
La pantalla mostraba.
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—Empleando evolución acumulativa, el ordenador puede pasar de ese punto de inicio al azar al final deseado en cuestión de segundos.
—¿Cómo? —preguntó Peter.
—Digamos que en cada generación, una cadena de texto puede producir treinta y nueve retoños. Pero, como en la vida real, no todos los retoños son exactamente iguales a los padres. Al contrario, en cada retoño, un gen, una letra, será diferente, moviéndose en uno de arriba abajo en el alfabeto: una Y puede convertirse en una X o una Z, por ejemplo.
—Vale.
—De los treinta y nueve retoños, el ordenador encuentra los más bien adaptados al ambiente: el más cercano a Marlowe, nuestro ideal de forma de vida perfectamente adaptada. Ése, el más adaptado, es el único que se reproduce en la siguiente generación. ¿Entiendes?
Peter asintió.
—Vale. Dejemos que la evolución siga su curso durante una generación.
Sarkar pulsó una tecla. En la pantalla aparecieron treinta y nueve cadenas virtualmente idénticas, y un momento después treinta y ocho desaparecieron.
—Ése es el retoño mejor adaptado. —Señaló a la pantalla.
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—No es evidente —dijo. Sarkar—, pero la cadena inferior está marginalmente más cerca del destino que la original.
—No veo ninguna diferencia —dijo Peter.
Sarkar miró a la pantalla.
—La décima letra ha cambiado de E a D. En el destino, el décimo carácter es un espacio… el espacio entre where y hell. Estamos empleando un alfabeto circular, usando el espacio como el carácter entre la Z y la A. D está un espacio más cerca del objetivo que la E, por eso la cadena representa una ligera mejora… ligeramente mejor adaptada. —Pulsó otra tecla—. Ahora hasta el final… mira, ya está.
Peter estaba impresionado.
—Eso fue rápido.
—Evolución acumulativa —dijo Sarkar triunfalmente—. Se necesitaron 277 generaciones para ir de un galimatías a Mario we; del azar a una estructura compleja. Mira, voy a mostrar cada trigésima generación, con los genes que han evolucionado al valor de destino indicado ya en mayúsculas.
Un par de teclas. La pantalla mostraba:
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030 wttgWoxmvdakgiiphfdHghili STerwuotucneE
060 xrtgWoymwccigihpiddHfihl1 STesxuovvapdE
090 xqugWm nzccfhihomcdHfihkM STcuyunvvzpdE
120 ypudwl p bcEijhmnbbHfihkMzSTbWyvmvwyrcE
150 zpvdWj R aeEjlhlqbzHfigkMyST WyvkvwvsBE
180 AozcWib R fEklhkrbyHEjgiMxST W wjvwtuBE
210 ANzaWHERd HELLhISawHEjEiMwST WbwgvxsuBE
240 AND WHERE HELLfIS THEnEiMUST WdwEVzszBE
270 AND WHERE HELLcIS THEREbMUST WE EVER BE
Pulsó un par de teclas más.
—Y éstas son las cinco últimas generaciones.
273 AND WHERE HELLcIS THEREaMUST WE EVER BE
274 AND WHERE HELLbIS THEREaMUST WE EVER BE
275 AND WHERE HELLalS THEREaMUST WE EVER BE
276 AND WHERE HELLalS THERE MUST WE EVER BE
277 AND WHERE HELL IS THERE MIST WE EVER BE
—Está bien —dijo Peter.
—Está mejor que bien —dijo Sarkar—. Ésa es la razón por la que tú y yo y el resto del mundo biológico estamos aquí.
Peter levantó la vista.
—Me sorprende. Es decir, bueno, eres musulmán: suponía que eso significaba que eras creacionista.
—Por favor —dijo Sarkar—. No soy tan estúpido como para ignorar el registro fósil. —Hizo una pausa—. Te educaron como cristiano, incluso si no practicas esa fe de ninguna forma. Tu religión dice que fuimos creados a la imagen de Dios. Bien, eso es por supuesto ridículo: Dios no necesitaría un ombligo. Lo que «creado a Su imagen» significa para mí es, simplemente, que Él dio los criterios de selección, el destino, y la forma que adoptamos por evolución era la que le agradaba a Él.