Coma

Atrapado. Molido. Un peso terrible me presiona por todas partes. Enredado entre los restos del coche, la máquina y yo fundidos en uno solo. Por favor, que no se incendie, que no se incendie. Mierda, cómo duele. Maldito puente. Por mi culpa (sí, maldito puente, por mi culpa, un hombre conduciendo, un hombre que no ve el otro coche, una gran colisión, el hombre destrozado y cubierto de sangre, el maldito color de sangre del puente. Por mi culpa. Imbécil). Por favor, que no se incendie. La sangre roja. El hombre que sangra. El radiador del coche también sangra aceite rojo. El motor sigue en marcha. Mierda, mierda, cómo duele. El motor sigue en marcha, pero el combustible se vierte y se extiende por todas partes. Seguramente alguien ha chocado conmigo por detrás y me lo he ganado, pero por favor, que no se incendie. ¿Cuánto tiempo ha pasado? Coches, policías, confusión. Soy la mermelada sobre una rebanada de pan que es el coche. El hombre sangra. Por mi culpa. Rezo para que nadie más haya resultado herido (no, no reces, ateo, recuerda que siempre juraste [mi madre me reprobaría el emplear ese tipo de lenguaje], siempre juraste que serías el ateo de la trinchera y ahora te llega la hora, tío, porque te estás desangrando en el asfalto y podría desatarse un incendio y morirías de todas todas, y podrías recibir un impacto trasero de otro coche si otra persona se quedase pasmada mirando el maldito puente, así que esta sería una ocasión más que razonable para empezar a rezar, pero mierda, ¡¡Jesús cómo duele!! [Vale, solo es una forma de hablar, nada serio, de verdad, lo juro por Dios]. Vale, mira, Dios, eres un cabrón. Sí; lo eres). Y ya está. ¿Qué eran aquellas letras? MG; VS; y yo, 233 FS. ¿Pero qué pasa con...? ¿Dónde...? ¿Quién...? Mierda, he olvidado mi nombre. Ya me pasó una vez en una fiesta, borracho y colocadísimo, me levanté demasiado rápido y... pero esta vez es distinto (¿y cómo me acuerdo ahora de eso y no de mi nombre? Esto no es ninguna broma. No me gusta nada. Quiero salir de aquí).

Veo un abismo en la selva, un puente colgante y un río a lo lejos; un enorme felino blanco (¿yo?) se acerca como siguiendo un rastro por un puente. Es blanco (¿soy yo?), un jaguar albino cruza corriendo el puente colgante (¿qué es lo que estoy viendo? ¿Dónde diablos estoy? ¿Esto es lo que ha ocurrido?), con largas y elegantes zancadas, es la blanca muerte (tendría que ser negra, pero como estoy negativo... ja, ja, ja) acercándose por el puente...

Todo se detiene. El escenario se vuelve blanco y unos agujeros negros emergen por todas partes, como una película que se quema (¡fuego!) atrapada en el puente (¿un jaguar en el puente?). Silencio. La escena se funde. Se desintegra. Desaparece y perece. Solo queda la gran pantalla blanca.

Dolor. Intenso dolor circular en el pecho. Como una impresión esférica (¿soy parte de un sello que están matasellando? Un trozo de pergamino con un lacre en relieve que reza «Propiedad de la biblioteca privada de........» (sírvase completar el cuestionario:

a) Dios, señor don

b) Naturaleza, la señora

c) C. Darwin e hijos

d) K. Marx, S.A.

e) todas las anteriores).

Dolor. Un ruido blanco, un blanco dolor. Primero, me sobreviene un peso encima, procedente de todas direcciones, y después, dolor. La vida es un abanico de variedades. Me muevo. Me muevo: ¿liberado? ¿Incendiado? ¿Me muero, me vuelvo blanco o me escurro? (¿Devuelto por impago?). Ahora no veo nada (ahora lo veo todo). Estoy tumbado en una llanura, rodeado de montañas inmensas (o tal vez en una cama, rodeado de... ¿máquinas? ¿Personas? De ambas o de ninguna de las dos (total, a golpe de vista, vienen a ser lo mismo). ¿Y qué más da? ¿Me importa a mí? Mierda, tal vez ya estoy muerto. A lo mejor hay vida después de la vida... quizá todo lo demás era un sueño (sí, claro) y ahora me estoy despertando («enlaestaciónoscura»)... Eh, ¿qué ha sido eso?

¿Alguien ha oído eso? ¿He oído yo eso?

En la estación oscura. Otra vez. Un sonido, como un silbato de un tren a punto de partir. Algo está a punto de partir, de empezar, o de terminar, o de ambos. Una estación oscura para mí. O no (ay, yo qué sé. Soy nuevo, a mí que no me pregunten).

En la estación oscura.

Bueno; de acuerdo...

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