Fernando Sánchez Dragó
La prueba del laberinto

A mi hija Aixa, que cuando tenía once años buscó y encontró conmigo el centro del laberinto de la catedral de Chartres.

A mi madre, para que me perdone muchas de las cosas que dice y hace el protagonista de esta novela.

Y al padre Llanos, in memoriam.

El laberinto es la defensa mágica de un centro, de un tesoro, de una significación. Sólo se puede entrar en él mediante un rito iniciático, tal como nos lo propone la leyenda de Teseo. Ese simbolismo es el modelo de la existencia humana que se enfrenta a numerosas pruebas para avanzar hacia su propio centro, hacia sí misma, hacia el atmart, como dicen en la India. Muchas veces he tenido conciencia de salir de un laberinto después de haber encontrado su hilo conductor en medio de la adversidad. Todos hemos conocido esa experiencia. Pero debo añadir que la vida no está hecha de un solo laberinto. La prueba se repite una y otra vez…

MIRCEA ELIADE

He sido un hombre que busca y aún lo sigo siendo, pero ya no busco en las estrellas y en los libros, sino que empiezo a escuchar las enseñanzas que me comunica mi sangre.

HERMAN HESSE

He visto a las mejores cabezas de mi generación escupir sobre el crucifijo cristiano en nombre de la razón para luego terminar dando tumbos, perdidas, entre tinieblas, en busca de una nueva vaca sagrada que las salvase del nihilismo y de la desesperación.

ALLEN GINSBERG, Aullido


El mundo de hoy tiene dos opciones: meditación o suicidio global.

Загрузка...