Agradecimientos

La autora querría expresar su agradecimiento al profesor William D. Phillips hijo, por Historia 3714, los cuatrocientos dólares y diez semanas más útiles que he invertido jamás en la escuela; a Pat "Ah, venga, ya verás qué divertido" Wrede, por el intercambio de cartas que constituyó el germen de un Cazaril aún ciego y tambaleante, que habría de surgir de las profundidades de mi cerebro a la luz del día; y, supongo, que a las empresas de servicios de Minneapolis por aquella ducha caliente de un frío febrero, durante la que colisionaron inesperadamente en mi cabeza los dos primeros elementos que recrearían un mundo nuevo y a todos sus habitantes.

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