– ¿Francis?
– Señor Baird -Roger Francis contestó inmediatamente y su tensión era palpable-. ¿Cuál es la decisión que ha tomado’?
– Todavía no he tomado ninguna decisión. La granja es justo lo que yo estaba buscando, pero la dueña ha dicho que quiere conocerme. Parece que solo venderá si me da el visto bueno, a mí y al agente inmobiliario. Hemos quedado para comer mañana.
– ¿Y sí las cosas no van bien?
– Entonces, volveré a ver la propiedad Mountain. Y puede que eso suceda. Como te he dicho, está tan interesada en la vendedora como en mí. Parece una mujer excéntrica, pero con su edad y su riqueza supongo que está en todo su derecho.
– Claro -pero Roger no estaba tan seguro. Parecía que estaba muy tenso.
«Bueno, es domingo por la noche», pensó Jackson. Quizá había interrumpido algo importante. Pero era su empleado, y le pagaba para poder llamarlo a cualquier hora. Además, había algo que Jackson quería que hiciera.
– ¿Quiere que compruebe las escrituras?
– Um… no.
– Entonces, ¿qué es?
– Quiero que investigue acerca de la vendedora.
– ¿Perdón?
– Molly Farr -dijo Jackson. Sabía que estaba sobre pasando la barrera de lo razonable.
Molly tenía problemas económicos y quería saber cómo era de grave la situación.
– Quiero un poco de información acerca de su pasado -le dijo-. Deprisa.
– ¿Molly? Soy Michael.
– ¡Michael¡
Molly acababa de entrar en su despacho. Cuando el teléfono comenzó a sonar, y cuando reconoció la voz de su ex novio al otro lado de la línea estuvo a punto de soltar el auricular. ¿Qué diablos quería?.
– No puedo creer lo que estoy oyendo. ¿Para qué me has llamado?
– Molly, tenemos que hablar ha sucedido algo.
Solo había una respuesta para aquello.
– Habla con quién te dé la gana. Pero conmigo no.
Y colgó el teléfono.
– ¿Cara?
– Jackson, querido. No esperaba que me llamaras otra vez tan pronto…
– Cara quería hablarte de esa granja. Es fantástica. Si podemos comprarla, creo que será justo lo que estábamos buscando.
– Es maravilloso -ella dudó un instante-. ¿Ocurre algo?
– ¿Qué iba a ocurrir?
– No lo sé. Pareces un poco distraído.
– Estoy en Australia.
– Debe ser eso.
– ¿Estás dispuesta a venir a verla… antes de que firme las escrituras?
– Querido, estoy ocupada. Y Australia está muy lejos.
– Bueno, yo también estoy muy ocupado -dijo él medio enojado-. Pero se trata de algo a largo plazo, Cara. Si no puedes hacer un pequeño esfuerzo por…
– Vale vale buscaré un hueco. Si es importante.
– Lo es.
– ¿Roger? Soy Michael.
– Mmm.
– No va funcionar Molly no quiere hablar conmigo.