SEGUNDA PARTE

Capítulo 14

Apreciada señorita Dunne:

Quisiera que viniera a la escuela para hablar sobre la repentina mala conducta de Katie en clase. ¿Qué le parece el miércoles después de clase? Me encontrará en el colegio. Ya sabe el número.

Señorita Casey


Para Katie

¿Qué quieres decir con que tu madre se echó a reír?

Toby


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: Vuelo

Hola. ¿Qué tal? Bueno, nuestro vuelo aterriza a las 13.15. Número de vuelo: EI4023. Seré la mujer que arrastra del pelo a un hombre con cara de pánico por la puerta de llegadas, cargando con una niña con un soponcio en el otro brazo y empujando con los pies un carrito con veinte maletas. (Greg no soporta volar, Katie está tan alterada que me preocupa seriamente que vaya a explotar, y como no sabía qué llevarme, he metido todo mi ropero en el equipaje.) ¿Seguro que Sally sabe a qué se expone al permitir que mi alocada familia y yo nos alojemos en vuestra casa?


De: Sally

Para: Alex

Asunto: Re: Estancia de Rosie

Claro que no me viene bien, Alex. No podrías haber elegido peor momento y lo sabes de sobra.


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: Re: Vuelo

Claro que a Sally no le importa. Me muero por veros a ti y a Katie, y por conocer a Comosellame. Os estaré esperando en las llegadas.


Querido Alex:

¡Mil gracias por las vacaciones! Lo pasé de miedo. Boston me pareció más bonito aún de lo que recordaba y me alegró que esta vez no tuviera que irme pitando a casa muerta de vergüenza. ¡Katie disfrutó una barbaridad y no deja de hablar de ti!

Greg también lo pasó muy bien. Me alegra que por fin le conocieras y también que vieras que no siempre está tan verde como cuando acababa de bajar del avión. Fue todo un lujo tener a mis dos hombres favoritos en un mismo país, ¡no digamos ya en la misma habitación! Dime, ¿qué impresión te causó? ¿Le concedes el sello de aprobación de amigo íntimo?

Aparte de constatar que tu esposa me detesta sin remedio, todo salió a pedir de boca. Pero de verdad que no me importa, Alex. Lo aceptaré y punto. De esta forma será oficial y se confirma una vez más algo que llevo tiempo pensando: por alguna extraña razón, todas las novias y esposas que tengas siempre me odiarán. Y por mi parte no hay problema. Lo tengo superado.

Sólo espero que me deje ver a vuestro hijo o hija cuando nazca. ¡Eso sí que nunca me lo había imaginado! ¡Alex Stewart va a ser papá! Cada vez que lo pienso suelto una carcajada. ¡Que Dios asista a esa criatura con un padre como tú! Es broma: ¡estoy contentísima! Aunque me cuesta creer que lo hayas mantenido en secreto durante tantos meses. Debería darte vergüenza.

Por cierto, siento mucho que Katie derramara su vaso en el vestido nuevo de Sally. No entiendo qué diablos le ocurrió. ¡Normalmente no es tan torpe! Le he dicho que le escriba una carta a Sally disculpándose. Espero que así nos odie un poquito menos.

En fin, mis pocas semanas de diversión se acaban y tengo que volver a la realidad. El lunes comienzo a trabajar en mi nuevo empleo. Toda mi vida he deseado trabajar en un hotel y he ido posponiendo la idea junto con el resto de mis sueños. Sólo espero que no resulte ser un infierno o todas las burbujas de mi ilusión se reventarán en un instante.

Hay otra cosa que se me había olvidado contarte. Greg me ha propuesto que Katie y yo nos vayamos a vivir con él. No estoy muy segura de qué decirle. Las cosas están yendo muy bien entre nosotros ahora mismo, pero no debo pensar sólo en mí. A Katie le cae muy bien Greg y le encanta estar con él (a lo mejor no resultó muy evidente en Boston porque estaba muy contenta de verte), pero no sé si está preparada para un cambio tan radical en su vida. Llevamos menos de dos años viviendo juntas en el piso y estamos aprendiendo a vivir solas. No tengo claro que volver a desarraigarla sea lo más apropiado. ¿Qué opinas?

Bueno, supongo que lo que tengo que hacer es preguntárselo a ella. Pero ¿y si dice que no? ¿Voy y le digo a Greg: «Mira…, lo siento, te quiero y tal, pero mi hija de ocho años no quiere vivir contigo»? ¿Le digo a Katie: «Mala suerte, nos mudaremos igualmente» o hago lo que ella quiere que haga? Está claro que no puedo hacer simplemente lo que a mí me apetezca, puesto que hay otras dos personas implicadas. Como ves, voy a tener en qué pensar los próximos días.

Gracias de nuevo por el paréntesis. Realmente lo necesitaba. Me aseguraré de que Katie le envíe esa carta a Sally.

Besos,

Rosie


Querida Rosie:

Bienvenida a tu primer día en el Two Lakes. Espero que por el momento todos te hayan ayudado a adaptarte. Lamento no poder saludarte en persona, pero ahora mismo estoy en Estados Unidos terminando unos asuntos en nuestro nuevo Two Lakes Hotel de San Francisco.

Mientras tanto, Amador Ramírez, el director adjunto del hotel, te enseñará cómo funciona todo. Si tienes algún problema, no dudes en consultarme.

Y una vez más, ¡bienvenida!

Bill Lake


Tiene un mensaje instantáneo de: RUBY

Ruby: ¿Te acuerdas de mí?

Rosie: Perdona, Ruby, es que no paso tanto tiempo delante del ordenador como en el otro trabajo. Aquí resulta un tanto complicado fingir que estoy trabajando.

Ruby: Te doy un mes…

Rosie: Gracias por tu apoyo; siempre es de agradecer.

Ruby: No hay de qué. ¿Qué tal te va la vida con Greg?

Rosie: Muy bien, gracias.

Ruby: ¿Todavía no os odiáis?

Rosie: No, todavía no.

Ruby: Te doy un mes…

Rosie: Una vez más, gracias.

Ruby: Sólo cumplo con mi deber de amiga. ¿Hay alguna novedad?

Rosie: Bueno, la verdad es que sí. De momento sólo se lo he contado a Alex, pero no se lo digas a nadie.

Ruby: ¡Uy, me encanta! Ésas son las palabras más mágicas que una puede oír en una frase. ¿De qué se trata?

Rosie: Verás, hace unas semanas, cuando llegué a casa de trabajar, Greg había preparado una cena estupenda, había puesto la mesa con velas y sonaba música…

Ruby: Vamos…

Rosie: Bueno, pues me pidió…

Ruby: ¡Que te casaras con él!

Rosie: En realidad, no. Me preguntó si me interesaba irme a vivir con él.

Ruby: ¿Si te interesaba?

Rosie: Sí.

Ruby: ¿Dijo eso exactamente?

Rosie: Pues sí, creo que sí. ¿Por qué?

Ruby: Y tú lo encuentras romántico, ¿verdad?

Rosie: Bueno, se tomó muchas molestias para preparar la cena, poner la mesa y…

Ruby: Por Dios, Rosie, eso se hace cada día. ¿A ti no te suena más bien como una propuesta de negocios?

Rosie: ¿En qué sentido?

Ruby: Si yo quisiera abrir una cuenta corriente conjunta con Ted le diría: «Teddy, ¿te interesa abrir una cuenta corriente compartida conmigo?». Y si quisiera irme a vivir con Teddy, no le diría: «Teddy, ¿te interesa que nos vayamos a vivir juntos?». ¿Ves lo que quiero decir?

Rosie: Bueno, supongo que yo…

Ruby: Esa no es manera de abordar el tema. ¿Y qué hay del matrimonio? ¿Dijo algo al respecto? ¿O sobre Katie? ¿Hablasteis de alguna de estas cosas?

Rosie: Bueno, en realidad… no, ni siquiera hablamos de casarnos. De todas formas, pensaba que estabas en contra del matrimonio.

Ruby: Y lo estoy, pero no soy yo la que quiere casarse y sin embargo está liada con un hombre que no desea hacerlo. Ahí está el problema.

Rosie: Nunca he dicho que quisiera casarme con él.

Ruby: Pues muy bien; si ni tú ni él tenéis ganas de casaros, adelante, iros a vivir juntos. ¡Parece una idea fabulosa!

Rosie: Oye, que yo sepa nadie ha dicho que Greg no quiera casarse conmigo y, además, ¡eso es exactamente lo que tú y Teddy estáis haciendo!

Ruby: Yo ya he estado casada y Teddy también. Ni él ni yo queremos pasar por eso otra vez. Yo ya lo he vivido, pero tú apenas estás empezando.

Rosie: De todos modos no importa, porque le dije que de momento no estoy preparada para irme a vivir con él. No es un buen momento: yo me estoy adaptando al nuevo trabajo y Katie se está acostumbrando al piso. Tengo que dejar que pase un poco más de tiempo para que Katie se amolde a la nueva situación. Ha supuesto un cambio enorme en su vida.

Ruby: Es lo que dices siempre.

Rosie: ¿Qué insinúas?

Ruby: Hace más de un año que vives en ese piso, llevas varias semanas en tu dichoso trabajo nuevo, he visto a Katie y está la mar de bien, Rosie, es muy feliz. Se ha amoldado a este «cambio enorme». Mucho me temo que eres tú quien necesita amoldarse.

Rosie: ¿Amoldarme a qué?

Ruby: Ahora Alex está casado, Rosie. ¡Tira para adelante y sé feliz!

ROSIE se ha desconectado.


Tiene un mensaje instantáneo de: STEPH

Steph: ¿Por qué no te pidió que te casaras con él?

Rosie: No fui consciente de que tuviera que hacerlo.

Steph: ¿Te habría gustado que lo hiciera?

Rosie: Ya me conoces, Steph: si alguien se arrodillara y me lo propusiera (en una playa con un cuarteto de cuerda sonando de fondo), me gustaría. Soy una romántica empedernida.

Steph: ¿Te ha decepcionado que te pidiera que fueras a vivir con él en lugar de casaros?

Rosie: Bueno, supongo que si me hubiese propuesto matrimonio, significaría que me iría a vivir con él de todas formas, así que tampoco es que se me haya partido el corazón. Tengo suerte de haber encontrado a alguien como Greg.

Steph: Venga, Rosie, no basta con que tengas la «suerte» de haber conocido a Greg. Mereces ser feliz. Es normal que quieras más de lo que te ofrecen.

Rosie: He decidido irme a vivir con él. Haremos las cosas pasito a pasito.

Steph: Si eso te hace feliz…

Rosie: Entonces, si las cosas siguen siendo tan perfectas como ahora, espero encontrarme la habitación llena de rosas y velas encendidas.


Querida Sally:

Perdona que derramara mi zumo de naranja encima de tu vestido nuevo cuando fuimos a Boston hace unas semanas. Es sólo que cuando te oí decir pestes del vestido nuevo de mamá me dio un patatús y el zumo se cayó encima de ti. Tal como le dijiste riendo a tu amiga al día siguiente acerca de mi nacimiento, los accidentes ocurren.

Espero que tu vestido no haya quedado manchado; lo digo por lo de que era tan caro y todo eso. Espero que vengas a visitarnos algún día a nuestra casa nueva. Nos vamos a vivir con Greg. Su casa es más grande que tu apartamento. Lo pasamos muy bien en Boston cuando mamá y Alex se hicieron fotos de pasaporte para mi guardapelo. Los llevaré siempre juntos conmigo.

Besos,

Katie

P. D.: Mi amigo Toby te dice hola y también dice que derramó zumo de naranja en la camisa del colegio y que la mancha no salió cuando la lavaron. Su mamá tuvo que tirarla. También era blanca. Pero por suerte para él, la camisa no era tan cara como tu vestido.


Tiene un mensaje instantáneo de: ALEX

Alex: Hola, ¿qué haces?

Phil: He estado navegando por la red durante horas en busca de los tubos de escape cromados originales de un Ford Mustang de 1968. ¿Y dirías que he conseguido encontrar las insignias originales y los dos asientos de piel del Corvette 1978?

Alex: Pues… no.

Phil: Exacto, aunque supongo que no quieres que te cuente mis problemas. ¿Qué tal el viaje de Rosie? ¿Hubo más silencios?

Alex: Oye, déjalo ya, Phil.

Phil: Je, je. ¿Cómo es el novio?

Alex: No está mal Nada del otro mundo. No es la clase de hombre que hubiese elegido para Rosie.

Phil: Quieres decir que no eres tú.

Alex: No, no quiero decir eso. Digamos que no es la alegría de la huerta.

Phil: ¿Y debería serlo?

Alex: Tratándose de Rosie, sí.

Phil: A lo mejor ejerce una influencia tranquilizante sobre ella.

Alex: Sí, puede ser. Es educado y simpático, pero no habla mucho de sí mismo. No acabé de entenderle. Es una de esas personas que no parecen tener opinión sobre nada. Se limita a estar de acuerdo con absolutamente todo lo que dicen los demás. Es difícil saber qué piensa. Aunque él y Sally se llevaron la mar de bien.

Phil: Pues entonces quizá sólo tuviera un problema contigo.

Alex: Gracias, Phil, siempre tienes la palabra justa para hacer que me sienta mejor.

Phil: ¿Acaso no es por eso por lo que comentas conmigo todos los problemillas de la vida?

Alex: Sí. ¿Cómo están Margaret y los niños?

Phil: Muy bien. Maggie cree que vuelve a estar embarazada.

Alex: Jesús. ¿Otro más?

Phil: Soy un hombre muy fértil, Alex.

Alex: Me alegra saberlo, Phil.

ALEX se ha desconectado.


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: ¿Vivir con Greg?

¿Así que te vas a vivir con Greg? Sally recibió carta de Katie esta semana, pero no me ha dejado leerla. Dice que ahora tienen un acuerdo entre ellas. Me alegro. Aunque no sé qué significa.

Como respuesta a tu pregunta sobre Greg, sí, parece buen tío. Aunque te imaginaba sentando cabeza con otro tipo de hombre, menos tranquilo y reservado. Además, te lleva muchos años. ¿Cuántos tiene? ¿Treinta y siete? Y tú veintisiete. Eso son diez años de diferencia, Rosie. ¿Qué harás cuando sea un viejo decrépito y tú sigas joven y guapa? ¿Cómo vas a mirar dentro de esos ojos llorosos y apagados y a besar unos labios secos y agrietados? ¿Cómo lograrás acariciar las varices de sus piernas, cómo vas a correr por los prados cogida de su mano mientras sufres en silencio por si le da un ataque al corazón?

Éstas son las cosas que deben preocuparte, Rosie.


Ha recibido un mensaje de: ROSIE

Rosie: ¿¿¿Te has tomado algo???

Alex: Sólo las pastillitas de color rosa…

Rosie: Eres médico, así que apáñate. Muy bien, deduzco de tus palabras, supuestamente graciosas, pero en el fondo, intencionadas, que Greg no te cae bien. Ya estoy harta de tus comentarios maliciosos sobre Greg. Y, puestos a decir la verdad, no soporto a Sally. ¡Toma!

Yo odio a Sally y tú odias a Greg. Ahora sabemos que no podemos amarnos los cuatro. Katie y yo vamos a mudarnos a casa de Greg la semana que viene. Todo va de maravilla. Somos completamente felices. No he estado tan enamorada en mi vida, bla, bla, bla. Así que deja de fastidiarme y asúmelo. Lo mío con Greg va para largo. ¿Tienes algo que decir al respecto?

ALEX se ha desconectado.


Rosie, Katie y Greg:

¡Feliz Navidad y próspero Año Nuevo!

Un abrazo de Alex, Sally y el pequeño Josh


Para Alex, Sally y el pequeño Josh:

¡Nuestros mejores deseos para el Año Nuevo!

Con amor,

Katie, Rosie y Greg

Capítulo 15

Hola, hermana:

¡Deja de preocuparte! ¡Has conseguido que esté más estresada que tú! Rosie, por última vez te digo que es absolutamente normal que dos amigos no se lleven bien con sus respectivas parejas. La hermana de Pierre me saca de quicio, pero no tiene ninguna importancia. Además, eso no significa que tú y Alex no vayáis a hablaros nunca más.

Tu problema es que eres demasiado sincera. Yo no me siento capaz de decirle tan tranquilamente a ningún amigo mío: «Odio a tu mujer/marido», y si le hago el menor comentario a Pierre sobre lo frustrante que es su hermana, me salta a la yugular y la defiende. Nunca habrá nadie que te parezca suficientemente bueno para tu mejor amigo, Rosie. Es muy probable que Alex piense que podrías haber encontrado a alguien mejor que Greg y tú piensas lo mismo de Sally. Sally y Greg no son idiotas; seguro que se dan cuenta. Greg sabe que Alex era el hombre más importante de tu vida (y también sabe que estuviste chiflada por él, lo cual no facilita las cosas). Y Alex sabe que ha sido reemplazado. Así que tanto Greg como Alex van a ser un tanto competitivos entre sí. Y eso no tiene nada de raro.

Sea como fuere, deja ya de quebrarte la cabeza con este asunto. Llámale por teléfono, mándale un e-mail o una carta, lo que sea. Por cierto, si Pierre no te cae bien, no me importa. Le amo, ¡así que guárdate tus opiniones!

Envíame tus medidas, por favor. Y no mientas, Rosie. Son para tu vestido de dama de honor y si dices que pesas diez kilos menos de los que pesas en realidad, será peor para ti: tendrás que ponértelo como sea porque no podré permitirme comprar otro. ¿Lo prefieres rojo o granate? Dime algo.

Besos,

Tu tía angustias

P. D.: Por cierto, ¿me harías el favor de llamar a Alex y decirte que él y su esposa están invitados a la boda? Ahí tienes tu excusa para llamarle.


Rosie:

¡Te deseamos un feliz cumpleaños!

Disfruta los veintiocho. ¡Me estás alcanzando!

Besos,

Alex, Sally y Josh


Katie:


¡HOY CUMPLES NUEVE AÑOS!


¡Felicidades! ¡Espero que te compres algo bien bonito con esto!

Besos,

Alex, Sally y Josh


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: ¡Notición!

Alex Stewart, ¿por qué no contestas nunca al teléfono? A estas alturas ya me he hecho amiga íntima de la niñera de Josh y ambas estamos de acuerdo en que tanto tú como tu esposa trabajáis más de la cuenta. ¿Sabe el pobre Josh quiénes son su mamá y su papá o es que os parece bien que piense que sois unas personas la mar de simpáticas que lo cogen en brazos unas cuantas veces cada día?

En fin, el motivo de este e-mail es que hay algo estupendo que tengo muchas ganas de contarte, ¡y me niego a anunciártelo a través de un ordenador! Así que llámame cuando recibas este mensaje. Puede que tus buenos consejos hayan resultado útiles después de todo. ¡Muchas gracias!

¡Llámame, llámame, llámame!


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: Re: ¡Notición!

Me niego a llamarte porque todavía estoy muy enfadado contigo por tu ataque contra mi manera de ser padre. Si alguien más se atreve a decirme cómo tengo que criar a mi hijo, voy a explotar.

Estamos pasando un momento muy duro por culpa de los horarios que tenemos Sally y yo. Las más de las veces llegamos a casa cuando Josh ya está dormido y tengo que refrenarme para no despertarlo y decirle hola. Nunca libramos el mismo día y no hay modo de disfrutar juntos de nuestro escasísimo tiempo libre. Básicamente nos cruzamos en los vestíbulos y nos aferramos a breves momentos de felicidad forzada antes de salir pitando hacia la puerta.

Huelga decir que no es la mejor situación para Josh, pero resulta que no podemos permitirnos dejar de trabajar para estar todo el rato que quisiéramos con él. Y, por cierto, ni se te ocurra casarte.


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: ¡Sorpresa!

Caramba, ahora vas y arruinas mi sorpresa.


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: Re: ¡Sorpresa!

Rosie Dunne, ¡¿vas a casarte?!

Capítulo 16

De: Rosie

Para: Alex

Asunto: Re: Re: ¡Sorpresa!

¡Sorpresa! Qué manera tan encantadora de decírtelo. No se me ocurre una manera mejor de anunciarle la feliz noticia a mi mejor amigo.


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: ¡Boda!

Lo siento mucho, es una noticia estupenda. No me hagas caso, estoy cansado y muy quejica. Dime, ¿cómo fue la pedida? ¿Cuándo es el gran día? Pensaba que Comosellame no quería casarse.


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: Re: ¡Boda!

Vamos, Alex, no tienes que fingir que te interesan todos los detalles, no pasa nada. Y se llama Greg, por cierto. Bastante tienes con lo tuyo, así que ya te aburriré en otro momento. Sólo quiero que sepas que el «gran día» no será tan grande. Será lo que suele llamarse una celebración en la intimidad, sólo amigos íntimos y familia. Greg tiene claro que no quiere nada demasiado exagerado y a mí ya me viene bien así.

Katie será mi dama de honor y quiero que seas mi padrino. Si Greg puede tener uno, yo también. Por favor, di que sí. Sally y Josh también están invitados, naturalmente. Haced unas vacaciones en familia. Apuesto a que todavía no lo habéis hecho. Os podréis relajar y disfrutar juntos, cosa que sin duda merecéis. Así, por fin pasaríais unos días en familia.

No voy a abundar en la proposición de matrimonio. Sabía que tarde o temprano ocurriría, así que tampoco fue tan sorprendente…


De: Rosie

Para: Stephanie

Asunto: ¡Qué romántico!

¡Ay, Stephanie, qué romántico! ¡No tenía ni idea de que iba a pedirme que me casara con él! Me llevó a pasar el fin de semana a un pueblecito del oeste del que nunca había oído hablar, así que no pienso intentar escribir su nombre. Nos alojamos en una casa rural encantadora y fuimos a cenar a un restaurante que se llama The Fisherman's Catch. Teníamos todo el comedor para nosotros dos. La atmósfera era mágica y a los postres ¡Greg va y me lo pide! Luego dimos un paseo por la orilla del lago y volvimos a la casa rural. Todo muy mesurado y discreto, pero ¡tan romántico!


De: Stephanie

Para: Rosie

Asunto: Re: ¡Qué romántico!

Qué raro, Rosie, siempre pensé que querías fuegos artificiales y romanticismo, pétalos de rosa y violines mientras tu hombre hincaba la rodilla en tierra y te proponía matrimonio delante de una multitud boquiabierta y emocionada. La proposición de Greg me parece muy bien, pero ¿qué ha sido de tu sueño?


De: Rosie

Para: Stephanie

Asunto: Fuegos artificiales y pétalos de rosa. Bueno, esas cosas no encajan con el estilo de Greg, ya sabes cómo es. Habría resultado ridículo que Greg se colgara de una araña y cantara una canción de Sinatra mientras me lanzaba pétalos rojos de terciopelo (aunque la idea es maravillosa). Además, lo que cuenta no es la proposición sino el matrimonio…


Ruby: ¿Te propuso matrimonio en Bogger-reef?

Rosie: Sí, es un pueblecito muy mono…

Ruby: ¡Tú NO SOPORTAS los pueblecitos monos! ¡Eres una urbanita! ¡Te gustan las ciudades, el ruido, la contaminación, las luces potentes, la gente grosera y los edificios altos!

Rosie: Pero es que nos alojamos en una casa rural deliciosa regentada por un…

Ruby: ¡Tú NO SOPORTAS las casas rurales! Estás obsesionada con los hoteles. Trabajas en un hotel. Quieres dirigir un hotel, ser dueña de un hotel, vivir en un hotel y hasta puede que quieras SER un hotel. Para ti el mayor lujo es hospedarte en un hotel y te llevó a una mierda de casa rural en el quinto pino.

Rosie: Bueno, pero tendrías que haber visto el restaurante. Se llamaba The Fisherman's Catch y estaba decorado con redes de pesca colgadas del techo…

Ruby: Mataste de hambre al pobre pez de Katie hasta que quedó flotando en aquella apestosa pecera y luego lo tiraste al retrete. Te vienen arcadas cada vez que ves comer ostras (lo cual, por cierto, resulta muy embarazoso en los restaurantes). Te tapas la nariz cada vez que como atún, piensas que el salmón ahumado es un invento del diablo y las gambas te hacen vomitar.

Rosie: Tomé una ensalada muy rica, para que te enteres.

Ruby: ¡Siempre dices que las ensaladas son para los conejos y las supermodelos!

Rosie: Da igual, terminamos la velada paseando cogidos de la mano a la luz de la luna por la orilla del lago…

Ruby: Tú ADORAS el MAR. Quieres vivir en una playa. En el fondo quieres ser una sirena. Piensas que los lagos son aburridos, dices que les falta la «escenografía» del mar.

Rosie: ¡Por favor, para ya, Ruby!

Ruby: ¡No! ¡Por favor, para tú de mentirte a ti misma, Rosie Dunne!

ROSIE se ha desconectado.


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: SOS

Alex, por favor, sálvame de mi familia y amigos. Me están volviendo completamente loca.


Tiene un mensaje instantáneo de: ALEX

Alex: ¡Anímate! ¿Qué problema tienes?

Rosie: En realidad no quiero comentarlo. Quiero olvidarme de ellos un rato.

Alex: Eso está bien, puedo entenderlo. A mí también me vendrá bien distraerme un poco. ¿Por qué no me cuentas cómo fue la proposición de Comosellame?

Rosie: Vale…, allá voy otra vez. Greg me llevó a un pueblecito muy tranquilo en el campo. Nos alojamos en una casita rural fantástica. Cenamos en un restaurante encantador que se llamaba The Fisherman's Catch. Me propuso matrimonio cuando yo tenía la boca llena de lionesas de chocolate, dije que sí, dimos un paseo por la orilla del lago y contemplamos la luna rielar en el agua. ¿No es romántico?

Alex: Sí, muy romántico.

Rosie: ¿Eso es todo lo que tienes que decir? ¡¿Tres palabras sobre una de las noches más importantes de mi vida?!

Alex: Podría haber sido mejor.

Rosie: ¿Cuánto mejor? ¿Qué habrías hecho tú para que fuera mejor? ¡Me muero por saberlo! ¡Según parece, todos me conocéis mucho mejor que yo misma, así que adelante, sígueme la corriente!

Alex: ¡De acuerdo, acepto el reto! Bien, en primer lugar, te habría llevado a un hotel de la costa para que tu suite tuviera increíbles vistas al mar. Podrías quedarte dormida escuchando el batir de las olas contra las rocas, habría cubierto la cama con pétalos de rosa rojos, habría encendido velas por toda la habitación y habría puesto tu CD favorito para que sonara de fondo.

Pero no te habría pedido que te casaras conmigo ahí. Te habría llevado a un sitio bien concurrido para que todos se quedaran boquiabiertos al verme rodilla en tierra pidiéndote en matrimonio. O algo por el estilo. Fíjate en que he puesto en cursiva todas las palabras clave.

Rosie: Oh.

Alex: ¿Eso es cuanto puedes decir? ¿Sólo una palabra sobre la noche más importante de nuestra vida? Me arrodillo para pedirte en público que pases la eternidad conmigo y dices «Oh»? ¡Tendrías que reaccionar mejor!

Rosie: Vale, ésa también hubiese sido una bonita proposición matrimonial. ¿Acaso he dado mucho la lata con las proposiciones matrimoniales, Alex?

Alex: Continuamente, amiga mía. Continuamente. Cualquiera que te conozca un poquito tiene claro que eso es más o menos lo que siempre has soñado al respecto. Aunque un fin de semana en una casa rural también suena bien.


Para Alex, Sally y el pequeño Josh:


DENNIS amp; ALICE DUNNE

Tienen el honor de invitaros a la boda de su querida hija

ROSIE con GREG COLLINS

El 18 de julio de este año.

Capítulo 17

Querida Rosie:

Te saliste con la tuya. Te casaste con Comosellame. Estabas preciosa, Rosie. Me sentí orgulloso de estar a tu lado en el altar y fue un honor acompañarte en un día tan especial. Fue un honor ser tu padrino, pero, tal como dijiste en mi boda, ese día tu acompañante de honor no fui yo, sino Comosellame. Hacíais muy buena pareja.

Tuve una sensación muy rara cuando me diste la espalda y desfilaste por el pasillo con Greg. ¿Acaso fueron celos? ¿Es normal? ¿Tuviste esa sensación el día de mi boda o me estoy volviendo loco de remate? No paré de darle vueltas: ahora todo va a cambiar, ahora todo va a cambiar. Ahora Greg es tu hombre y es a él a quien confías todos tus secretos. ¿Dónde encajo yo? Fue un sentimiento muy extraño, Rosie, aunque poco a poco se me fue pasando.

No me atreví a comentárselo a nadie, y mucho menos a Sally, porque entonces habría estado encantada de pensar que su teoría de que los hombres y las mujeres no pueden ser «sólo amigos» era correcta. No es que estuviera celoso porque quisiera ser tu marido, es sólo que…, bueno, no sé cómo explicarlo. Supongo que simplemente me sentí excluido, y ya está.

Estoy muy contento de que por fin Josh pisara suelo irlandés, bueno, en realidad lo que más hizo fue sentarse en suelo irlandés, pero ya le falta muy poco. Tenía intención de llevarle a casa desde hace mucho, pero el trabajo me lo impedía. Qué curioso, acabo de referirme a Irlanda como a mi casa; creo que no lo hacía desde hace tiempo. En fin, estuvo bien que Josh estuviera allí y me parece que Katie estuvo bastante contenta de cuidar de él toda la semana.

Es clavada a ti, Rosie. Esa chiquilla con el pelo negro como el azabache y la piel blanca es la misma niña con quien yo iba al colegio. Fue alucinante. Hasta al hablar con ella me sentía como el pequeño Alex otra vez. Toby no me quitaba el ojo de encima, siempre alerta; me parece que le daba miedo que fuera a llevarme a su amiga del alma. Y me parece que yo tampoco le quité ojo a él, porque él me estaba robando a mi amiga. Tuve que recordarme una y otra vez que Katie no eras tú.

No estoy muy seguro de que tu plan de reunirnos a mí, a Sally y a Josh diera buen resultado. Como seguramente notaste, durante esos días Sally no estuvo muy simpática que digamos. Pensaba que la escapada nos haría bien, pero por lo visto me equivoqué. Sólo sirvió para que tuviéramos ocasión de hablar más de la cuenta. Y eso no es lo mejor que puede hacerse cuando ninguno de los dos tiene cosas agradables que decir. Creo que puedo decir sin temor a equivocarme que la fase de luna de miel se ha terminado. Ya llevamos nueve años juntos.

Hablando de lunas de miel, espero que Greg y tú lo estéis pasando en grande con la vuestra. Supongo que esta carta te estará esperando en el felpudo de casa cuando regreses. Siempre había creído que querrías pasar tu luna de miel en una playa exótica, no tenía ni idea de que te interesaran los monumentos de Roma. Aunque no dudo de que deben de ser muy bonitos…, ¡creía que eras demasiado superficial como para que te importaran un pimiento! Es broma.

Ponte en contacto conmigo cuando regreses. Demuéstrame que a pesar de todo hay cosas que nunca cambian.

Besos,

Alex


¡Saludos desde Roma!

Hola, Alex. Buen tiempo, edificios bonitos. Pero, lo más importante, ¡hoteles fabulosos!

Besos,

Rosie


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: ¡He vueeeelto!

Acabo de llegar a casa de nuestra luna de miel y he leído tu carta. Parecías desanimado, así que te he llamado y, ¿adivinas qué? Sorpresa, sorpresa, no estabas. Por eso recurro al e-mail.

Ya sé que en el fondo Sally nunca me ha caído muy bien, pero me gustaría que vosotros dos superarais lo que sea que te tiene preocupado. La llegada de un bebé supone un gran cambio (lo sé muy bien), y comprendo que dos personas que trabajan más duro que nadie que haya conocido tengan dificultades para lidiar con una nueva responsabilidad añadida a sus vidas.

Seguramente sólo necesitáis un poco de tiempo para amoldaros, pero a lo mejor podríais ir a ver a un consejero o algo por el estilo. Sólo Dios sabe cuánto me costó hacerme a la idea de que Katie iba a quedarse aquí para siempre, por más que la quisiera con todo mi corazón. Fue, y sigue siendo, un duro trabajo. Así que haz lo que sabes hacer y ponte a trabajar en ello.

Desde luego, no pretendo dármelas de sabihonda, pero deja de contarme a mí cómo te sientes y empieza a contárselo a Sally. Siempre estaré al pie del cañón para ti, Alex, sea una mujer casada o no.


Querido Alex:

Espero que estés bien. Me gustó verte en la boda. Josh es muy enrollado. Mamá iba muy guapa y tú también. Toby y yo estamos peleados. Cumple diez la semana que viene y se cree que es muy guay sólo porque es un poco más mayor que yo. No me ha invitado a su fiesta de cumpleaños y yo no he hecho nada malo. La semana pasada discutimos sobre a quién le tocaba primero el ordenador y yo fui primera aunque me acordaba que había sido primera la última vez pero me parece que él no se acordaba así que no está enfadado conmigo por eso. No he hecho ninguna otra cosa mala.

Mamá fue a ver a la mamá de Toby para ver qué pasaba pero ella tampoco lo sabe. Toby no me habla. Lo odio. Me buscaré un amigo nuevo. Mamá me dijo que te escribiera y te lo contara porque eres mi padrino y sabes sobre estas cosas.

Mamá piensa que Toby está siendo muy malo y que tendré inseguridad cuando crezca por culpa de que no me hayan invitado a una fiesta de cumpleaños. Dice que tú sabes lo que quiere decir.

Besos,

Katie


Queridísima Katie:

Tu sabia y extremadamente inteligente madre lleva razón, como siempre. Estoy de acuerdo en que Toby está siendo terriblemente frío y calculador. Es espantoso que alguien vaya a cumplir los diez y haga eso de no invitar a su mejor amiga a la fiesta de su cumpleaños. Creo que debería considerarse delito. Es un acto egoísta e imperdonable que pagará caro durante muchos años, no lo dudes, quizás hasta que le falte poco para cumplir los treinta, en realidad.

Pienso que no hay castigo lo bastante malo como el que merece y que no debería salirse con la suya. Toby ha demostrado ser despiadado, inmaduro y muy, muy… descarado. Así que dile a tu madre y dile a Toby que haré cuanto esté en mi mano para que tanto él como yo reparemos nuestros errores y podamos volver a andar por la calle con la cabeza bien alta.

Besos,

Alex


Querido Alex:

Qué carta más rara. No entendí lo que quería decir pero mamá dice que Toby es aún más malo de lo que tú decías. Pero no paró de reír mientras leía la carta o sea que no sé si lo dice en serio. A mí no me parece que Toby sea tan malo.

Sois un par de bichos raros.

Besos,

Katie


Querido Toby:

Hola, soy Alex (el amigo de América de la mamá de Katie).

Me he enterado de que vas a cumplir diez años la semana que viene. ¡Felicidades! Supongo que seguramente te extrañará que te escriba, pero es que me dijeron que no has invitado a Katie a tu fiesta y no me lo podía creer.

¡Katie es tu mejor amiga! Te aseguro que tu fiesta no será muy divertida si falta Katie. Estarás vigilando la puerta como un halcón, esperando que en cualquier momento entre en la habitación para empezar a divertirte de verdad. ¿Qué más da que tu mejor amigo sea una chica? ¿Qué importa que los demás chicos se rían? Al menos tú tienes una íntima amiga y, créeme, resulta muy complicado vivir sin una íntima amiga, sobre todo si vas a un rollo de escuela donde la señorita Narizotas Casey no para de darte la lata durante todo el santo día. Si no invitas a Katie, herirás sus sentimientos y eso no está nada bien.

Tener una íntima amiga es lo mejor del mundo, aunque sea una chica. Cuéntame qué tal os van las cosas.

Alex

P. D.: Espero que puedas comprar algo que te guste con este regalo…


De: Toby

Para: Katie

Asunto: Narizotas

El amigo de tu mamá llama Narizotas a la señorita Casey, igual que nosotros. Por cierto, ¿quieres venir a mi fiesta de cumpleaños la semana que viene?


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: Mujeres Dunne

Muy listo, señor Stewart, pero debe saber que usted no ha reparado su error… Las mujeres Dunne somos bastante difíciles de complacer…


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: Mujer complacida

Ya veo. Eres una mujer dura de pelar. Pues tengo una teoría que me gustaría contarte. ¿Puedo?


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: Teoría gilipollas

Como quieras. Quizá la lea si tengo tiempo.


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: Mi teoría

Pues sí quiero y además la leerás. Bien, si te hubiese invitado a la fiesta cuando cumplí diez años, no habría invitado a Brian el Llorica. Si Brian no hubiese ido, no habría puesto perdido de pizza el saco de dormir de James y si no hubiese hecho eso, no habría arruinado por completo mi fiesta, y tú y yo no lo habríamos odiado tanto. Si tú y yo no lo hubiésemos odiado tanto, no habrías tenido que beber tanto para verte con ánimos de aguantar su compañía en el baile de debutantes. Si no hubieses hecho eso…, bueno…, quizá no te habrías emborrachado tanto y tu querida hija Katie no habría nacido. ¡Por consiguiente, te hice un favor!

Y ésta, Rosie Dunne, es mi teoría.


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: Ahora mi teoría

Muy, pero que muy listo, Alex. Pero no era necesario que te remontaras tanto en el tiempo para aceptar parte de la responsabilidad sobre Katie. Esta es mi teoría.

Si no me hubieses dejado plantada en el baile de debutantes, no tendría que haber asistido en compañía de Brian el Llorica. Si aquel día te hubieses presentado en el aeropuerto, nuestras vidas podrían haber seguido un rumbo muy distinto.


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: La vida

Sí, eso es algo que me estoy comenzando a preguntar.


Ruby: ¿Que QUÉ? ¿¿Se han separado??

Rosie: Sí, han terminado. Qué lástima, ¿verdad?

Ruby: Bueno, en realidad no tanta. ¿Por qué se han separado?

Rosie: Diferencias irreconciliables. ¿No es lo que dice siempre la gente?

Ruby: En mi caso, no. Lo mío fue culpa de un cabrón perezoso e infiel. ¿Y con quién está Josh?

Rosie: Sally se lo ha llevado con ella a casa de sus padres.

Ruby: Vaya, pobre Alex. Venga, va, descubre el pastel.

Rosie: Bueno, no lo sé todo…

Ruby: Mentirosa. Alex te lo cuenta todo y puede que sea ésa la causa de todo.

Rosie: Un momento, guapa. A mí no me acuses de ser la causante de esta ruptura matrimonial. A ver si me ofendo. Ha sido por un millón de pequeñas cosas que finalmente les han estallado en la cara.

Ruby: ¿Y cuándo piensas ir a verle?

Rosie: La semana que viene.

Ruby: ¿Tienes intención de volver a las andadas?

Rosie: ¡RUBY! ¡YA BASTA!

Ruby: Vale, vale. Aunque es una pena, ¿no?

Rosie: Sí, sí que lo es. Alex está hecho polvo.

Ruby: No, no me refería a eso. La ironía del asunto me da pena; no quiero ni pensar cómo debes de sentirte.

Rosie: ¿Qué ironía?

Ruby: Mujer, está claro…, le esperas y esperas durante años hasta que por fin te das por vencida y sigues adelante con tu vida. Un buen día decides casarte con Greg y semanas después Alex rompe con Sally. ¿Sabes qué? No he conocido a nadie tan mal sincronizado como vosotros en mi vida. ¿Cuándo aprenderéis a poneros de acuerdo?

Capítulo 18

¡Hoy cumples un año!

¡Que tu día esté lleno de alegría,

pues no se cumple un año cada día!

¡Te queremos mucho porque a pesar de tu corta edad,

nos has traído dicha y felicidad!

Para Josh (y tu papá).

Os queremos mucho a los dos y esperamos que paséis juntos un feliz cumpleaños y un mejor día de Acción de Gracias.

Besos,

Rosie y Katie


Queridas Rosie y Katie:

Gracias por el oso de peluche que me enviasteis por mi cumpleaños. Le he puesto Osito. El nombre se le ocurrió a papá por su cuenta. Es muy listo. Me encanta morderle la oreja y llenarlo de baba porque así cuando papá lo abraza se le moja toda la cara. También me gusta lanzar a Osito desde la cuna en plena noche y luego chillar hasta que papá viene a recogerlo y me lo vuelve a dar. Lo hago para reírme. Papá no necesita dormir. Está aquí sólo para darme de comer y cambiarme los pañales.

Bueno, tengo que dejaros. Me espera un fin de semana muy ajetreado con papá. A las nueve comeré y soltaré un eructo, y luego intentaré dar unos pasos por la sala de estar. Sé que puedo hacerlo. Cualquier día de éstos dejaré de caerme de culo…

Gracias por Osito.

Os quiero y añoro a las dos,

Josh (y papá)


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: Felices treinta.

¡No puedo creer que no celebres tus treinta con una fiesta! ¿O es que das una y no me has invitado? ¡No sería la primera vez! Madre mía, pensar que de eso hace ya veinte años. Nunca creí que llegaría el día en que recordaría cosas que hubiesen sucedido tanto tiempo atrás. En fin, feliz cumpleaños. Tómate un pedazo de pastel a mi salud.


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: Gracias

Perdona que no haya dado señales de vida. Estoy casi a punto de terminar mi residencia aquí y pasar otros dos años de residente en el programa cardiotorácico. ¡Ya casi he terminado mis cien años de estudios! Este año no estoy para celebraciones, ando demasiado atareado intentando devolver mi préstamo estudiantil millonario.


Tiene un mensaje instantáneo de: GREG

Greg: Hola, cariño, ¿cómo te va la jornada?

Rosie: Hoy es uno de esos días que se hacen interminables. Este fin de semana están reservadas todas las habitaciones del hotel por el desfile del día de San Patricio. Han ido llegando grupos enormes uno tras otro, de modo que no he parado ni un momento de registrar huéspedes. Ahora hay una cierta calma y estoy fingiendo que estoy atareada con el programa de reservas del ordenador, así que no me hagas reír o se me verá el plumero.

Bueno, cuando digo «calma» quiero decir que nadie nos está dando la lata en recepción: el ruido que hay en el hotel es harina de otro costal. En el bar hay un grupo inmenso de americanos cantando juntos viejas canciones irlandesas. ¿Puedes creerte que se han traído uno de esos grupos de música tradicional irlandesa al hotel para que los entretenga? No había visto tantas caras pintadas de verde y pelos teñidos de naranja en mi vida.

Por desgracia, parte de la familia de Bill Lake ha venido desde Chicago. Son unos treinta, así que hago gala de mi mejor comportamiento. Al parecer tiene un sobrino que toca el trombón en la banda de la Universidad de Chicago y el chico participará en el desfile del domingo.

Me muero por terminar la jornada. Me duele la cara de tanto sonreír y los ojos me escuecen de tanto mirar esta maldita pantalla de ordenador. ¡Estoy contentísima de que Bill me deje librar este fin de semana! Es un encanto. Ya no recuerdo la última vez que tuve un sábado libre o dos días seguidos de fiesta. Bien, eso significa que, por una vez, esta noche podemos salir sin que tenga que preocuparme de levantarme temprano mañana. Podríamos quedar con Ruby y Ted. Estaba pensando llevar a Katie y a Toby al desfile el domingo, ¿qué te parece?

Perdona que me enrolle tanto, pero es que es como si volviera a estar en el colegio un viernes por la tarde esperando que sonara el último timbre para empezar el fin de semana.

Greg: Vaya, Rosie, lamento empañar tu buen humor pero tengo que irme a Belfast esta noche. No me he enterado hasta esta misma mañana, por eso no te he dicho nada antes. Lo siento.

Rosie: ¡Oh, no! ¿Por qué tienes que irte a Belfast?

Greg: Porque hay un seminario al que tengo que asistir.

Rosie: ¿Qué clase de seminario?

Greg: De finanzas.

Rosie: Hombre, ya sé que es de finanzas. No esperaba que fuera sobre cocina francesa. ¿Tienes que ir? ¿Alguien te echará en falta si no vas?

Greg: NO, nadie me echará de menos, la verdad, pero quiero ir. Esos seminarios son muy interesantes, ¿sabes?, y tengo que llevar la delantera.

Rosie: Pero ¿qué más puedes aprender sobre los malditos bancos? Te dan dinero y te piden que les devuelvas diez veces más. No lo veo tan complicado.

Greg: Lo siento, Rosie.

Rosie: Menudo fastidio. De todos los fines de semana que Bill me da libres, tienes que irte precisamente éste. Supongo que eres consciente de que no voy a tener un fin de semana libre hasta dentro de un año, ¿verdad?

Greg: Me encanta que nunca saques las cosas de quicio, Rosie. Escucha, tengo que ir, ¿de acuerdo? Ya hablaremos más tarde. Te quiero.

Rosie: Por cierto, antes de que te vayas, ¿has visto la factura del teléfono esta mañana?

Greg: ¿Era muy alta?

Rosie: Imagínate.

Greg: Maldita sea. Eso es por el rato que te pasas enganchada a internet enviando e-mails. No entiendo por qué Ruby y tú no podéis quedar para veros como la gente normal.

Rosie: Pues porque ningún establecimiento nos permite despatarrarnos en sus sofás en pijama y fumar. Es mucho más cómodo estar en casa. Además, ¿no crees que el importe de la factura podría tener algo que ver con todas las horas que te pasas al teléfono cada semana charlando con tu madre para convencerla de que es perfectamente capaz de vivir sola?

Greg: ¡No sé por qué tengo la impresión de que en realidad no tienes inconveniente alguno en que me pase las horas que haga falta tratando de convencerla, cariño!

Rosie: ¡Es verdad! Oh, ojalá conociéramos a un director de banco que pudiera concedernos un préstamo… Qué fácil sería la vida…

Greg: Por desgracia las cosas no funcionan así, Rosie.

Rosie: Imagínate mi desilusión al descubrirlo después de casarme contigo.

Greg: Te quedaste conmigo pese a todo. Te lo agradezco. Ahora tengo que dejarte, no me queda más remedio que denegarle una hipoteca a un cliente, para que veas. Te quiero.

Rosie: Te quiero.


De: Kevin

Para: Rosie

Asunto: Mi hermana favorita

Hola a mi hermana mayor que más prefiero en el mundo entero. Soy Kevin. Mándame un e-mail en cuanto puedas. Estoy en el ordenador de la universidad, ¡internet gratis!, y quiero preguntarte una cosa.


De: Rosie

Para: Kevin

Asunto: Re: Mi hermana favorita

¿Por qué sólo sé de ti cuando necesitas algo?


De: Kevin

Para: Rosie

Asunto: Re: Re: Mi hermana favorita

Pareces mi ex novia. ¿Qué te hace pensar que necesito algo? A lo mejor sólo quiero ponerme al día y enterarme de cómo le va la vida a mi hermana. ¿Qué tal Katie? Dile que he preguntado por ella. ¿Qué tal Greg? Dile que he preguntado por él. ¿Qué tal Alex? Dile que he preguntado por él.

¿Ves lo interesado que estoy por tu vida? Si alguna vez necesitas un canguro para Katie no tienes más que decírmelo, será un placer echarte una mano. Bueno, no tengo más que decir, cuídate y llama de vez en cuando.

P. D.: ¿Existe la posibilidad de que le pidas trabajo a tu jefe para mí?


De: Rosie

Para: Kevin

Asunto: ¡Ajá!

¡Ajá! ¡Sabía que tenía que ser una trampa! Por lo general te importa un bledo cómo me va la vida. Katie está bien, gracias, igual que Greg y que Alex. Podrías ver cómo están con tus propios ojos si alguna vez te dignaras venir a visitarnos. Sí, me encantaría que te ocuparas de Katie, muchas gracias, pero no sé si debo confiar en ti después de lo que ocurrió la última vez.


De: Kevin

Para: Rosie

Asunto: ¡Hace seis años!

¡Vamos, Rosie! De eso hace por lo menos seis años, ¡sólo tenía diecisiete! ¿Cómo pudiste darle a un chico de diecisiete años la llave de un apartamento y no contar con que invitaría a unos cuantos amigos? Es lo más normal.


De: Rosie

Para: Kevin

Asunto: ¡Normal!

Kevin, dejaste el piso hecho un asco. La pobre Katie estaba aterrorizada y a mí me disgustó encontrarte dormido en mi cama con aquella… con quien fuera…


De: Kevin

Para: Rosie

Asunto: Ha llovido mucho

Bueno, dijiste que estaba en mi casa… Da igual, ha llovido mucho desde entonces, ahora los dos somos adultos sensatos. (Tú un poco más que yo: ¡treinta el mes que viene!) Me encantaría que pudieras ayudarme. Te quedaría eternamente agradecido y te lo digo en serio, de verdad.


De: Rosie

Para: Kevin

Asunto: ¡Me debes una!

De acuerdo, pero no esperes gran cosa. Y no lo eches todo a perder, o Bill lo usará contra mí y arruinará mi grandioso plan general para hacerme con las riendas de este hotel.


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: ¡La vida!

Madre mía, Alex, ¿quién sabía que Kevin ha aprendido a caminar y hablar? Pensaba que todavía iba al colegio. Y de repente ha crecido. Tampoco es que haya sido la confidente de sus andanzas, ya lo sé. Es muy reservado. El mundo debería andarse con ojo con las personas como él.

Las cosas cambian muy aprisa. Justo cuando te acostumbras a algo, ¡zas!, cambia. Justo cuando comienzas a entender a alguien, ¡zas!, se hace mayor. Con Katie me pasa lo mismo. Cambia cada día; su cara es un poco más adulta cada vez que la miro. A veces tengo que dejar de fingir que me interesa lo que está diciendo para darme cuenta de que realmente me interesa. Vamos juntas a comprar ropa y sigo sus consejos. Salimos a almorzar y nos reímos de tonterías. Me veo incapaz de rebobinar hasta el momento en que mi hija dejó de ser una chiquilla y se convirtió en una persona.

Y además se está convirtiendo en una persona fantástica. No sé qué pretendo con este e-mail, Alex, pero últimamente he estado pensando en un montón de cosas y estoy un poco hecha un lío.

La vida está hecha de tiempo. Los días se miden en horas, los salarios se miden en función de esas horas, nuestros conocimientos se miden en años. Robamos unos minutos a nuestras jornadas para tomar un café. Volvemos corriendo a nuestros puestos, miramos el reloj, vivimos de cita en cita. Y, sin embargo, el tiempo termina agotándose y en el fondo de tu alma te preguntas si esos segundos, minutos, horas, días, semanas, meses, años y décadas se están empleando de la mejor manera posible.

Todo da vueltas a nuestro alrededor: trabajos, familia, amigos, amantes… Te vienen ganas de gritar «¡ALTO!», mirar alrededor, cambiar la disposición de unas cuantas cosas y luego continuar. Seguro que entiendes lo que quiero decir. Sé que ahora mismo estás pasando una época muy difícil. Por favor, recuerda que siempre estoy aquí para lo que sea.

Te quiero,

Rosie

Capítulo 19

Querido Alex:

Vale, como probablemente sepas, mamá cumple treinta el mes que viene, y yo y Toby le estamos preparando una fiesta de cumpleaños sorpresa. ¿Vas a venir?

De momento en la lista de invitados están la abuela, el abuelo, la tía Stephanie, el tío Kevin (aunque no queríamos invitarlo porque nos da miedo), Ruby, Teddy, los papás de Toby, Toby y yo. Éstos son los que hay de momento. Ah, sí, y también Greg, si está aquí. Siempre está trabajando y mamá siempre le está gritando por eso. El otro fin de semana mamá no trabajaba y estuvo muy animada toda la semana porque había hecho planes con Ruby y Greg. Sé lo que siente porque odio el colegio y me encanta cuando llega el fin de semana. Total, que en el último momento Greg tuvo que marcharse otra vez. Entonces Ruby la llamó y dijo que estaba enferma, así que mamá se quedó en casa y vio la tele conmigo y con Toby, y dejó que se quedara a dormir.

Toby tiene una linterna nueva muy enrollada. Es la mejor que se puede conseguir. Cuando mamá se fue a la cama la probamos por la ventana y llegaba hasta las nubes y todo de tan potente. Bueno, también iluminamos el otro lado de la calle y vimos al señor y la señora Gallagher en su casa. Toby dice que estaban saltando al potro. Nos partimos de risa pero entonces la señora Gallagher cruzó la calle en bata muy enfadada, y aporreó la puerta y le gritó a mamá. Mamá se enfadó tanto que dijo que no nos llevaría al desfile. Pero nos llevó igual.

Toby y yo nos pintamos la cara cuando llegamos al centro y quedamos muy guays. Hasta conseguimos que mamá se pintara el trébol de Irlanda en la cara, y lo hizo, pero luego se arrepintió porque se puso a llover y la pintura verde, blanca y dorada que llevábamos en la cara se nos corrió. Parecían lágrimas de arco iris. A Toby se le metió un montón de pintura en el pelo y yo me froté los ojos sin querer y la verde se me metió dentro. Me picaban tanto los ojos que no podía mantenerlos abiertos, así que Toby y mamá me cogieron de las manos y me llevaron a casa. Tuvimos que marcharnos antes de que empezara el desfile.

Cuando llegamos a casa estábamos empapados y el traje nuevo de mamá estaba lleno de pintura verde. La señora que nos la puso en la cara dijo que las manchas que pudieran hacerse en la ropa desaparecían al lavarla. No es verdad. Toby ha tenido el pelo verde durante toda la semana y la señorita Narizotas Aliento Apestoso Casey no está contenta. ¿Puedes creerte que ahora es la directora? Mamá dice que el colegio debe de estar muy desesperado. Total, que cuando volvimos del centro nos pusimos a ver el desfile en la tele pero sólo vimos el final porque tardamos mucho en llegar a casa por culpa de los jodidos turistas. Esto lo dijo mamá.

¿Vendrás a la fiesta? Puedes traer a Josh también. Necesitamos más gente, además. La tía Stephanie no puede venir porque sale de cuentas el mes que viene y me parece que el piloto no la dejará volar porque pesa demasiado. La abuela y el abuelo irán a visitarla a ella, a Pierre y al bebé cuando nazca. El tío Kevin no puede venir porque está empezando su nuevo trabajo de chef en un hotel nuevo en el sur del país. Así que sólo quedan Ruby y Teddy y Ruby dice que no puede prometer que Teddy venga porque no le gusta hacer planes con él con tanta antelación. Pero sólo faltan dos semanas.

Quería que fuese un día especial para mamá porque esta semana ha vuelto a ponerse muy triste. Los últimos días han sido un poco extraños. Me parece que es porque el teléfono está estropeado. Cada vez que suena el teléfono y contesta mamá, no hay nadie. Cuando contesto yo pasa lo mismo. Pero cuando contesta Greg no pasa. Greg dijo que avisaría para que lo arreglaran y mamá le tiró encima lo que estaba bebiendo. Creo que en realidad no está estropeado. Creo que quien llama sólo quiere hablar con Greg y no conmigo o con mamá.

Estaría bien que vinieras, eres muy divertido. Hasta puedes dormir aquí, pero no podrás dormir en el cuarto de invitados porque ahora es el cuarto de Greg, creo. Puedes dormir en el sofá y, si no, tengo una cama nido en mi habitación. Acuérdate de no llamar porque es un secreto y además mamá cuelga el teléfono sin decir diga. Mándame un e-mail si quieres.

Besos,

Katie


De: Alex

Para: Katie

Asunto: Re: Cumple de Rosie

Gracias por la carta. Tú y Toby habéis tenido una idea muy buena, pero no voy a esperar hasta el cumpleaños de mamá, si no te importa. Estaré en Dublín tan pronto como pueda.


Felices treinta, hermana.

Sentimos no estar ahí.

Besos,

Stephanie, Pierre ¡y Jean-Louis!


Para nuestra hija Feliz cumpleaños.

Perdona que no estemos contigo. Disfruta tu día, cielo. Nos vemos en cuanto regresemos.

Besos, Mamá y papá


Feliz cumpleaños, hermanita.

Me hubiese gustado celebrarlo contigo. Gracias por conseguirme el empleo. Te debo una. La noche es tuya. Kevin


Feliz cumpleaños, Rosie.

¡Ojalá pudiéramos brindar contigo pero hemos de quedarnos a cubrir tu turno!

Besos de todos tus compañeros


Rosie:

Lo siento mucho. Perdóname, por favor. He sido un imbécil. Olvidemos lo ocurrido y disfrutemos del fin de semana de tu cumpleaños.

Besos,

Greg


Feliz cumpleaños.

Emborrachémonos.

Besos,

Ruby


Rosie:

Mañana regreso a Boston, pero antes de irme quería escribirte esta carta. Todas las ideas y sentimientos que han estado bullendo dentro de mí por fin se están derramando a través de esta pluma y voy a dejarte esta carta para que no tengas la impresión de que te estoy presionando demasiado. Comprendo que necesitarás tu tiempo para tomar una decisión sobre lo que voy a decirte.

Sé lo que está pasando, Rosie. Eres mi mejor amiga y veo la tristeza que hay en tus ojos. Sé que Greg no se ha marchado este fin de semana a trabajar. Nunca has podido mentirme, siempre se te ha dado muy mal. La mirada te traiciona una y otra vez. No finjas que todo es perfecto, porque veo que no lo es. Veo que Greg es un hombre egoísta que no tiene la más remota idea de lo afortunado que es y eso me pone enfermo.

Es el hombre más afortunado del mundo al tenerte a su lado, Rosie, pero no te merece y tú te mereces a alguien mejor. Te mereces a alguien que te ame con todo su corazón, alguien que piense en ti constantemente, alguien que pase cada minuto de cada día preguntándose qué estás haciendo, dónde estás, con quién estás y si estás bien. Necesitas a alguien que te ayude a hacer realidad tus sueños y que sepa protegerte de tus temores. Necesitas a alguien que te trate con respeto, que ame cada parte de ti, sobre todo tus defectos. Deberías estar con alguien que supiera hacerte feliz, realmente feliz, que te hiciera sentir en las nubes de tanta felicidad. Alguien que no tendría que haber dejado escapar la oportunidad de estar contigo años atrás en lugar de asustarse y dejarse dominar por el miedo a intentarlo.

Ya no estoy asustado, Rosie. No me da miedo intentarlo. Ya sé qué era ese sentimiento que me embargó el día de tu boda: eran celos. Se me partió el corazón cuando vi a la mujer que amo alejarse de mí por el pasillo con otro hombre, un hombre con quien había planeado pasar el resto de su vida. Para mí fue como una sentencia a cadena perpetua: me aguardaban un montón de años en los que no podría decirte lo que sentía ni abrazarte como deseaba.

Dos veces hemos estado de pie ante el altar, Rosie. Dos veces. Y las dos veces nos hemos equivocado. Necesitaba que estuvieras allí el día de mi boda, pero fui tan estúpido que no me di cuenta de que necesitaba que fueras tú la razón para celebrarla.

Nunca debí dejar que tus labios se apartaran de los míos aquella vez hace tantos años en Boston. No debí apartarme. No debí caer presa del pánico. No tendría que haber desperdiciado todos estos años sin ti. Dame una oportunidad y te resarciré. Te amo, Rosie, y quiero estar contigo y con Katie y Josh… Siempre.

Piénsalo, por favor. No desperdicies tu tiempo con Greg. Esta es nuestra oportunidad. Dejemos de tener miedo y arriesguémonos. Prometo hacerte feliz.

Con todo mi amor,

Alex

Capítulo 20

Ruby: Lo he decidido. Voy a poner a mi Gary a régimen.

Rosie: ¿Que vas a ponerlo a régimen? ¿Cómo demonios piensas controlar lo que come tu hijo de veintiún años?

Ruby: Bah, es muy fácil. Lo clavaré todo al suelo.

Rosie: ¿Qué clase de régimen es ése?

Ruby: No lo sé. Compré una revista, pero salían tantos regímenes estúpidos que no sé cuál elegir. ¿Te acuerdas de aquel tan ridículo que hicimos el año pasado? ¿El del alfabeto, que nos obligaba a comer cada día alimentos que comenzaran con una letra determinada?

Rosie: ¡Por supuesto! ¡¿Cuánto tiempo lo hicimos?!

Ruby: Eh… pues veintiocho días, Rosie.

Rosie: Ay, claro… ¡Qué tonta! Empezaste a engordar al tercer día.

Ruby: Fue porque el tercer día tocaba la maravillosa letra C: cruasanes, canutillos de crema, confitería…, mmmm.

Rosie: Pero aun así llegamos hasta el último día. Pasé un hambre lobuna con la maldita Z; faltó poco para que me fuera al zoo a cazar zorros con el cuchillo cebollero. Podría haberme comido el zoo entero, ya puestos…

Ruby: Igual me invento yo un régimen por mi cuenta y hago sudar tinta a esas ridículas revistas.

Rosie: ¿Tienes alguna idea?

Ruby: Mmmm… Sí, sólo puedes comer… los alimentos que se te parecen.

Rosie: Estoy convencida de que los expertos en regímenes de las revistas ya están temblando.

Ruby: ¡No, en serio! ¡Creo que no está tan mal! Teddy siempre me recuerda un tomate con esa cara grande, carnosa, roja y jugosa. Los dos pelos que tiene en la cabeza me recuerdan el rabillo. Siempre me vienen ganas de meter su cabeza en un vaso batidor y mezclarla con vodka y tabasco. Un Bloody Teddy. Simon, de la oficina, me recuerda una col de Bruselas. Huele mal y…

Rosie: ¿Es verde?

Ruby: No, sólo apesta.

Rosie: ¿Qué parezco yo?

Ruby: Buena pregunta… Mmm, creo que eres un poco como una cebolla.

Rosie: ¿Porque huelo mal y hago llorar a la gente? ¿Porque huelo mal y hago llorar a la gente?

Ruby: ¿Por qué te repites?

Rosie: Es lo que hacen las cebollas, ¿no? Te repiten.

Ruby: Vaya, ¡qué cebolla tan graciosa! No, pienso que es porque tienes muchas pieles, Rosie Dunne, y a medida que pasan los años te las vas quitando. Dentro de ti hay mucho más de lo que la gente sabe. ¿Y yo qué soy?

Rosie: Mmmm… Un pastel. Dulce como el azúcar y con una cereza en lo alto.

Ruby: Y gorda y poco saludable.

Rosie: Oye, Ruby, este régimen te lo has inventado tú. Si pareces un pastel sólo puedes comer pasteles. Piénsalo.

Ruby: Sí, ya veo por dónde vas. En el fondo siempre he pensado que tengo un toque de tarta de nata. Pero este régimen sólo vale si pareces una fruta o una verdura, y mi Gary (aunque pueda tener las cualidades de un vegetal) no es una fruta ni una verdura.

Rosie: ¿Qué piensas que parece Greg?

Ruby: Esta está chupada. Un testículo de toro.

Rosie: ¡JA! ¿Desde cuándo comemos los irlandeses testículos de toro?

Ruby: Bueno, es una costumbre tribal… Muy bien, pues entonces una babosa. Una babosa viscosa, asquerosa y lenta.

Rosie: No creo que Greg se comiera una babosa.

Ruby: ¿A quién le importa lo que coma ese cabrón infiel? ¿Qué crees que parece Alex?

Rosie: Una Skye.

Ruby: ¿Piensas que tu amigo de metro ochenta, pelo castaño, ojos castaños y piel blanca se parece a una chocolatina rellena de turrón?

Rosie: Sí.

Ruby: Menuda tontería.

Rosie: Usted perdone, doña La-cabeza-de-Teddy-es-un-tomate.

Ruby: Oye, tanto hablar de regímenes me está abriendo el apetito. Me voy a almorzar ahora mismo, ¿vale?

Rosie: ¡Vale! Me has animado, Ruby.

Ruby: Uy, lo siento, se suponía que no debía hacerlo, ¿verdad?

Rosie: En efecto, pero te perdono.

Ruby: Menos mal. Adiós, cariño.

Rosie: Adiós…

RUBY se ha desconectado.


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: ¿Más tiempo?

Aquí Alex. Hace tiempo que no sé nada de ti… Esperaba haber tenido noticias tuyas a estas alturas. Si necesitas más tiempo, lo entiendo. Por favor, dime qué está pasando.


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: Re: ¿Más tiempo?

¡Hola, Skye! Perdona que no te haya escrito antes, el trabajo me llegaba hasta la cejas. Hemos tenido mucho trajín por aquí, Dios sabrá por qué. Seguramente porque el sol está comenzando a asomar su cabezota otra vez. El país es mucho más bonito cuando brilla el sol. ¿Qué quieres decir con eso de si necesito más tiempo? ¡Tampoco cuesta tanto aceptar que tengo treinta años!

Por cierto, gracias por venir a mi fiesta. Fue todo un detalle que Katie y Toby la organizaran aunque finalmente los únicos invitados fuerais tú y Ruby. Siento haber estado un poco avinagrada. Creo que fue sólo porque cumplía los treinta y todos estaban fuera. Hubiese estado bien que viniera más gente, pero qué le vamos a hacer, tampoco es el fin del mundo. Tú estabas allí y con eso me basta. Me alegró mucho verte. Siempre estás al pie del cañón, Alex, y te lo agradezco. Me renuevas las fuerzas cuando empiezan a faltarme.

Dime, ¿y a ti cómo te va? ¿Qué tal Josh? Dale un enorme beso baboso y un abrazo de mi parte.


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: Mi carta

¿No has leído mi carta?


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: ¿Carta?

¿De qué carta me hablas? Quizá se ha retrasado en el correo. Seguro que no tardará en llegar. ¿Cuándo la mandaste?


Querido Alex:

Gracias por venir a la fiesta de cumpleaños de mamá y gracias también por mi regalo. Estaba muy triste antes de que vinieras, pero me parece que la pusiste más contenta. Te dejo porque la maestra me está mirando.

Katie


Querida Katie:

Gracias por la carta. Espero que no tuvieras problemas en el colegio por escribirme. Me alegra que te gustara el regalo. Saluda a Toby de mi parte y dile que no tardaré en mandarle la ropa de béisbol.

¿Cómo está mamá? ¿Qué tal va todo por casa? ¿Sabes qué es un Skye, por casualidad?

Besos,

Alex


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: Mi carta

No mandé la carta por correo. La dejé en la mesa de la cocina de tu casa justo antes de salir para el aeropuerto. ¿No la viste?


Querido Alex:

Toby está muy emocionado con el material de béisbol. Las cosas parece que vuelven a ser normales. Ahora Greg sólo duerme en el cuarto de invitados algunas noches. Mamá dice que es porque ronca. Sé que no es verdad, porque Toby y yo pusimos una grabadora en el cuarto y no ronca. ¡Aunque habla en sueños! Dijo: «¡No enviéis los caballos al arco iris!». De verdad, lo tengo en una cinta.

Parece que todo va bien, pero no como antes. Era mejor cuando estabas tú. Ahora prefiero quedarme en casa de Toby. Por cierto, una Skye es una chocolatina. Es la favorita de mamá. Le encantan. Dice que le encantaría un régimen a base de Skyes todo el día. El otro día dijo que estaba enamorada de una Skye y se puso a darle besos y a reír.

¿Por qué quieres saberlo? ¿Tú también quieres una? Si quieres te la puedo mandar por correo si en América no hay. Ya lo hice una vez cuando fui de vacaciones a Inglaterra y le mandé una chocolatina por correo a Toby porque nos las vendían aquí y cuando la recibió estaba derretida y pegada al papel. No pudo leer mi carta, pero me alegré porque lo añoraba cuando estaba fuera y le escribí tonterías y me daba vergüenza.

¿Te mando la chocolatina entonces? Mamá dice que no puede vivir sin su Skye. Está turulata.

Besos, Katie


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: Mi carta

Hola, Rosie. Es importante que hable contigo ahora mismo. Es sobre la carta. Escribí cosas muy importantes y me encantaría que las leyeras. Por favor, intenta encontrarla.


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: Tu carta

Hola, Alex. Ayer registré la casa de arriba abajo al llegar del trabajo. Ni rastro. ¿Va todo bien? ¿No puedes contarme por e-mail lo que ponía?


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: Mi carta

Dios santo. Rosie, te llamo en cinco minutos.


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: Tu carta

¡Alex! ¡No puedes llamarme al trabajo, me despedirán! ¿De qué va todo esto?


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: Mi carta

¡Pues finge que hablas con un cliente, Rosie! Hablo en serio, ponte al teléfono.


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: Tu carta

Espera un momento, Greg está on-line. Antes de que te dé un infarto, veré si ha visto la carta.


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: Mi carta

¡No le preguntes a él, maldita sea!


Tiene un mensaje instantáneo de: ROSIE

Rosie: Greg, ¿has visto una carta dirigida a mí en la mesa de la cocina?

Greg: ¿Una carta? No, creo que sólo había la factura de tú móvil y la de la compañía eléctrica.

Rosie: No, no me refiero a esta mañana. Me refiero a hace dos semanas, el fin de semana de mi cumpleaños.

Greg: Pero Rosie, si me echaste de casa ese fin de semana. Dormí en el sofá del piso de Teddy, ¿recuerdas?

Rosie: Vaya, pobrecito. Claro que me acuerdo, joder. Pensé que igual te gustaba, teniendo en cuenta que llevas un tiempo durmiendo en casa de otros. No soy imbécil, Greg. Ay, perdona, olvidaba que tú crees que lo soy.

Greg: Cariño, yo…

Rosie: Ni cariño ni hostias. ¿Viste la maldita carta o no? El lunes fuiste a casa justo después de que se marchara Alex.

Greg: No, sinceramente. No la vi.

Rosie: Vaya, me sobran motivos para no creerte, Don Sinceramente.

Greg: Oye, Rosie, no saldremos adelante si no me perdonas y aprendes a confiar en mí otra vez.

Rosie: Anda, métete tu puñetero perdón por el culo. No tengo tiempo para otra de tus charlas. Esto es muy simple. Tengo a Alex esperando on-line. Dejó una carta para mí. Quiere saber si alguno de nosotros la encontró. Así que te lo pregunto por última vez, Greg, ¿viste esa carta o no?

Greg: No, te prometo que no la vi.


De: Bill Lake

Para: Rosie Dunne

Asunto: E-mails personales

Espero que los e-mails que has estado mandando durante la última media hora sean de trabajo, Rosie. Está a punto de llegar un grupo de ochenta personas que participan en el congreso de este fin de semana en la Sala De Valera. Tienes mucho que hacer, Rosie.


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: Tu carta

Alex, Greg no vio la carta. A lo mejor puedes escribirme otra o llamarme más tarde, cuando esté en casa, y no ahora: el Gran Hermano me está vigilando con esa maldita cámara de seguridad que me apunta de pleno. Y ahora dejadme en paz los dos, antes de que me despidan.


De: Greg

Para: Alex

Asunto: ¿Tu carta?

Me han dicho que estabas on-line así que espero pillarte a tiempo. Resulta que me tropecé con algo que creo que andas buscando. Te agradecería que dejaras de enviar cartas de amor a mi esposa. Según parece has olvidado que es una mujer casada. Y está casada conmigo, Alex.

Rosie y yo hemos tenido problemas igual que todos los matrimonios, pero estamos dispuestos a dejarlos atrás y darnos otra oportunidad. Debes comprender que ninguna de tus cartas va a cambiar esto. Tú mismo lo dijiste: tuviste tu ocasión y la dejaste escapar.

Seamos realistas un momento, Alex. Tú y Rosie tenéis treinta años. Os conocéis desde que teníais cinco. ¿No crees que si tenía que ocurrir algo entre vosotros, a estas alturas ya habría ocurrido? Piénsalo. No está interesada.

No quiero saber nada más de ti. Si pones un pie en mi casa, será un placer demostrarte lo mal recibido que eres. Para ahorrarte el bochorno, no volveré a hablar del contenido de tu carta. Y, por cierto, te equivocas. Estoy muy satisfecho de que Rosie sea mi esposa. Es una mujer maravillosa, cariñosa, afectuosa y generosa, y estoy muy contento de que sea la mujer que decidió pasar el resto de su vida conmigo. Así que puedes seguir mirando su espalda alejándose hacia el altar porque no se dará la vuelta.


De: Alex

Para: Greg

Asunto: Rosie

¿Piensas que tu ridícula intentona de ahuyentarme dará resultado? Eres un hombrecillo patético. Rosie sabe pensar por sí misma y no necesita que tomes decisiones por ella.


De: Greg

Para: Alex

Asunto: Re: Rosie

¿Y qué piensas hacer si dice que sí, Alex? ¿Qué piensas hacer? ¿Mudarte a Dublín? ¿Separarte de Josh? ¿Contar con que Rosie desarraigue a Katie, abandone un trabajo que adora y se traslade a Boston? Piensa, Alex.


Ha recibido un mensaje de: ALEX

Alex: No recibió la carta, Phil.

Phil: Vete al infierno, Alex. Te dije que no se lo contaras en una maldita carta. Tendrías que habérselo dicho de viva voz. No entiendo por qué no usas la boca como el resto de los mortales.

Alex: Greg encontró la carta.

Phil: ¿El marido idiota? Pensaba que habían roto.

Alex: Es obvio que no. Pero eso no cambia nada, Phil. La sigo queriendo.

Phil: Ya, pero ella sigue casada, ¿no? No te gustará lo que voy a decirte, Alex, y sólo es mi opinión, y Dios sabe que nunca aceptas consejos de nadie, pero yo no tocaría a la mujer de otro hombre. Es cuanto tengo que decir.

Alex: ¡Pero si es un gilipollas, Phil!

Phil: Y tú también, pero eres mi hermano y te quiero.

Alex: Hablo en serio. Ese tío la engañaba con otra. No le conviene lo más mínimo.

Phil: Tal vez, pero la diferencia entre ahora y antes es que ahora Rosie sabe que la engañaba. Sabe que es un gilipollas. Pero sigue con él. Debe de quererle de verdad, Alex. Yo en tu lugar me retiraría. Sólo es mi opinión, pero me retiraría.

Alex: No estoy de acuerdo, Phil.

Phil: ¡Cojonudo! Eres dueño de ti mismo. Haz lo que gustes. Me consta que quieres lo mejor para Rosie, pero estás siendo un poco egoísta. Míralo desde el punto de vista de Rosie. Acaba de descubrir que el gilipollas de su marido la engañaba con otra; tiene que haber sido duro, pero por alguna razón ha decidido resolver la situación y seguir con él. Entonces, justo cuando se está haciendo a la idea, llegas tú tan campante, el amigo íntimo de la brillante armadura, proclamando su amor por ella. ¿Te has propuesto acabar de confundir a esa pobre mujer? Oye, si su matrimonio es un desastre, es un desastre y dentro de unos meses se terminará y Rosie irá en tu busca. No te conviertas en el cabrón que intenta romper su matrimonio. Nunca te lo perdonará.

Alex: ¿Opinas que debo dejar que caiga por su propio peso? ¿Dejar que venga en mi busca cuando esté lista?

Phil: Algo así. Estoy pensando en empezar un programa de esos de la tele. Ya sabes, uno de esos de consejos.

Alex: Me tendrías en el plató todas las semanas, Phil. Gracias.

Phil: No hay de qué. Y ahora, mientras le pones un corazón nuevo a un paciente, voy a ponerle un motor nuevo a un coche. Corta el rollo y haz lo que tengas que hacer.

ALEX se ha desconectado.

Capítulo 21

De: Rosie

Para: Alex

Asunto: ¿Carta?

Alex, he registrado de arriba abajo la cocina buscando tu carta, he buscado hasta en el último rincón de la casa y Katie y Greg juran que no le han puesto un dedo encima, así que no sé dónde más podría estar. ¿Seguro que la dejaste aquí? Íbamos con tanta prisa para llevarte al aeropuerto aquella mañana que a lo mejor te olvidaste. He registrado el cuarto de invitados donde dormiste. Sólo he encontrado una camiseta ¡pero ahora es mía y no la vas a recuperar!

¿Qué decía esa carta? Ayer no me llamaste cuando salí del trabajo. ¡De verdad que me tienes en ascuas, Alex!


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: Carta

¿Cómo van las cosas con Greg? ¿Eres feliz?


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: Greg

Caray, esto sí que es cambiar de tema. Es una pregunta muy directa.

A ver, sé que te das cuenta de que estamos pasando una mala racha y que estás preocupado. Y también sé que no lo puedes ver ni en pintura, lo cual me complica bastante las cosas, porque te aseguro que me encantaría que pudieras verlo con mis ojos.

En el fondo, bajo todas sus capas de estupidez, es una buena persona. Puede que ponga en práctica demasiadas de sus ideas egoístas y que diga siempre lo que no toca en el momento menos indicado, pero de puertas para adentro es un buen amigo. Entiendo que manifiesta inclinaciones idiotas pero eso hace que le quiera. Quizá no sea alguien con quien estés a gusto si te toca sentarte a su lado en una cena, pero para mí es alguien con quien me siento a gusto compartiendo mi vida.

Sé que a los demás os cuesta comprenderle. Lo único que veis es una paranoia sobreprotectora, pero, qué quieres que te diga, eso hace que me sienta segura y deseada. ¡Y su estupidez me hace reír! Nos queda todavía mucho trecho por recorrer antes de llegar a ser la pareja perfecta. Desde luego no vivimos un matrimonio de cuento de hadas, no me ducha con pétalos de rosa ni me lleva fines de semana a París, pero cuando me corto el pelo se da cuenta. Cuando me arreglo para salir me hace un cumplido. Cuando lloro, me seca las lágrimas. ¿Y quién necesita París cuando te pueden dar un abrazo?

En un momento impreciso, sin que ni yo me diera cuenta, me he hecho mayor, Alex. Por una vez no seguí los consejos de nadie sobre lo que debía hacer o dejar de hacer. No podía correr a refugiarme en los brazos de papá y mamá, ni puedo comparar mi matrimonio con el de nadie más. Cada cual sigue sus reglas. Aceptar de nuevo a Greg fue una decisión que tomé yo solita y no lo hubiese hecho si Greg, y, mucho más importante, yo misma, no hubiese aprendido algo. Estoy convencida de que lo que ha sucedido no volverá a suceder nunca más, lo creo a pies juntillas. Si no estuviera tan segura sobre nuestro futuro me sería imposible hacer lo que estoy haciendo.

Me da la impresión de que esto es lo que decía tu carta, Alex, pero no te preocupes por mí. Estoy bien. Gracias mil veces por preocuparte tanto por mí. En este mundo no abundan los amigos como tú.


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: Re: Greg

Eso es lo que siempre he deseado. Que fueras feliz.


Querida Stephanie:

¿Cómo está la nueva mamá? Espero que lo estés llevando bien. Sé que supone un gran cambio, pero es un cambio maravilloso. ¿Logras dormir un poco? Espero que sí. Siempre he sabido que serías una madre fabulosa: siempre supiste cuidar de tu hermana pequeña (¡y de su bebé!).

Por cierto, gracias por todos los detalles morbosos sobre el parto. ¡Eres aún más maravillosa de lo que pensaba! Y no, no quiero que Pierre me envíe una copia del vídeo de la experiencia «mágica». Recuerdo demasiado bien lo que sucede… ¿Te acuerdas de esos vídeos que nos ponían en el colegio cuando éramos niñas para que nos diera miedo tener relaciones sexuales? Bueno, pues salta a la vista que ninguna de nosotras se asustó. Si realmente querían disuadirnos tendrían que habernos mostrado cómo se cambian los pañales. Eso habría enviado a miles de nosotras al convento.

Se os ve muy felices juntos en la foto, como la familia perfecta. ¿Sigue existiendo tal cosa? Lo pregunto porque si existe, mi pequeña unidad familiar está claro que no estaba en la lista cuando repartieron los diplomas.

La verdad es que no estoy segura de haber acertado al aceptar que Greg volviera a casa. Es muy difícil saber qué decisión tomar. Por Dios, Stephanie, siempre he sido la primera en pregonar que si mi marido me fuese infiel, de ningún modo aceptaría que volviera conmigo. Ni en un millón de años. Siempre he dicho que eso era lo único que no podría perdonar (bueno, eso y abandonar a tu hijo antes de que nazca), así que ¿qué estoy haciendo aceptando que vuelva?

¿Qué estoy haciendo permitiendo que duerma a mi lado en la cama? ¿Por qué le preparo la cena y le aviso cuando la mesa está servida? Esto no es lo que dije que haría. Tengo que hacer un esfuerzo tremendo para no darle una bofetada cada vez que me sonríe.

Pensaba que echarlo de casa sería la cosa más fácil del mundo, pero en parte he dejado que vuelva porque no me veía capaz de arreglármelas por mi cuenta otra vez. No dejaba de imaginarnos a Katie y a mí solas de nuevo y se me hacía muy cuesta arriba. Ahora estoy empezando a poner en tela de juicio esa decisión. ¿Debo quedarme con él y aprender a quererle otra vez o debería abandonarlo y aprender a sobrevivir por mi cuenta, a ser independiente? Me falta valor para enfrentarme otra vez a vivir con Katie en un pisito con un salario ridículo.

Si al menos pudiera perdonarlo…, si consiguiera borrar la imagen de sus labios besando los de otra mujer cada vez que me habla… Cuando me toca me pone la piel de gallina y le odio tanto que me siento incómoda. Es muy complicado que cure mis heridas el mismo hombre que me las infligió.

Y él se ha vuelto un fanático de todo. Se muestra entusiasmado ante la idea de ir juntos a un consejero y dedica unas cuantas horas de su jornada a hablar conmigo, a hablar de verdad. A mí todo eso se me antoja una solución de manual del tipo «cómo complacer a tu esposa después de follarte a otra mujer». Para empezar conciertas una cita con un consejero matrimonial, asegurándote de hacer muchos aspavientos para que quede bien claro cuántas reuniones importantes has tenido que cancelar, luego preparas la cena cada día y llenas el lavavajillas, le preguntas a tu esposa mil veces al día si está bien y si puedes hacer algo por ella, haces la compra semanal recordando incluir algún regalito como su pastel de chocolate favorito o un libro que creas que le puede gustar, pasas unas cuantas horas al día sentado en silencio con tu esposa pasando revista a la jornada y luego comentas con todo detalle cómo crees que está yendo vuestra relación. Haz esto quinientas veces al día, añade agua y remueve.

Y el caso es que el Greg con quien me casé jamás haría ninguna de estas cosas. Nunca se molestaría en cambiar el rollo de papel higiénico ni tampoco vaciaría su plato antes de meterlo en el lavavajillas. Todo ha cambiado. Hasta las pequeñas rutinas cotidianas que hacen la vida más cómoda han cambiado.

Si reuniera fuerzas suficientes para abandonarlo, lo haría. Pero estoy atrapada en este limbo evasivo. Ahora quiero tomar la decisión correcta. Dentro de cuarenta años no quiero ser una vieja amargada que siga haciéndole a Greg comentarios insidiosos sobre lo que me ha hecho. Para que este matrimonio funcione necesito saber que seré capaz, si no de olvidar, al menos de perdonar. Necesito saber que el poco amor que aún siento por él crecerá y volverá a ser el de antes. Lo único que me da fuerzas es que sé que no me hará esto otra vez. Hemos pasado demasiadas noches de lágrimas y peleas como para que ninguno de los dos quiera pasar de nuevo por algo parecido.

Si Alex viviera en este país sabría qué hacer. Lo único que necesito es respaldo. Él es el angelito que se sienta en mi hombro y me susurra al oído: «¡Puedes hacerlo!». Es curioso. Tengo treinta años y todavía me siento como una niña pequeña. Todavía miro alrededor para ver qué hacen los demás y así asegurarme de que no soy completamente distinta; todavía miro alrededor en busca de ayuda, de un codazo amistoso y un consejo dicho en voz baja. Pero al parecer no atraigo la atención de nadie. Nadie más parece estar mirando alrededor preguntándose qué hacer. ¿Por qué será que me siento como si fuese la única persona que está confundida y preocupada por las decisiones que he tomado y el futuro que me aguarda? Mire donde mire, sólo veo personas que tiran adelante. Quizá tendría que seguir su ejemplo.

Besos,

Rosie


Querida Rosie:

Por favor, no te atormentes con preguntas que no puedes responder. Ahora mismo estás pasando un momento realmente complicado, pero vas saliendo adelante como tantas otras veces lo has hecho. Cada mal trago te hace más fuerte.

No soy quién para decirte si debes seguir con Greg o no (sólo tú puedes tomar esa decisión) y lo único que puedo decir es que si os queda un poco de amor deberías hacer un esfuerzo. Todas las cosas pequeñas crecen si las alientas, Rosie. Y con el amor pasa lo mismo. Pero si esto te hace desgraciada vete y busca otra cosa que te dé la felicidad que te mereces.

Escucha lo que te dice el corazón y fíate de tu instinto: ambos te llevarán por buen camino. Siento no tener grandes y sabias palabras para decirte, Rosie, pero al menos sabrás que no estás sola; hay muchas personas que no tienen respuesta a esas preguntas. A veces todos estamos tan confundidos como tú.

Cuídate mucho.

Besos,

Stephanie


De: Rosie

Para: Stephanie

Asunto: Corazón silencioso

Mi corazón no dice nada y mi instinto me dice que me meta en la cama, me acurruque y llore.


Nota para mí misma:

Bajo ninguna circunstancia te vuelvas a enamorar.

Bajo ninguna circunstancia te fíes de otro ser humano.

Compra Kleenex especiales con bálsamo protector de caléndula para que no acaben confundiéndote con la madre de Rudolph.

Come.

Sal de la cama.

Y, por el amor de Dios, deja de llorar.


De: Mamá

Para: Stephanie

Asunto: ¿Funciona esto?

Creo que acabo de entender cómo funciona esto del e-mail. Bueno, sólo quería ver si los planes que hicimos para celebrar que papá cumple sesenta siguen en pie. Él cree que tomaremos unas copas con Jack y Pauline, así que no me contestes a esta dirección, no vaya a ser que lo lea. Llámame al móvil. Me encantaría que vinierais. Sería estupendo que volviéramos a reunirnos todos y creo que le haría bien a Rosie. Me tiene preocupada, está tan disgustada con Greg que ha adelgazado mucho. Tu padre tiene que contenerse para no partirle la cara, cosa que no le haría ningún bien a nadie. Sobre todo al corazón de tu padre. Kevin tampoco se habla con Greg y eso todavía le pone las cosas más difíciles a la pobre Rosie. Sin embargo, cuanto más la arrope la familia, mejor.

Capítulo 22

Ruby: Bueno, sea cual sea el régimen que sigues, quiero que mi Gary lo empiece cuanto antes.

Rosie: No estoy a régimen, Ruby.

Ruby: Pero pareces enferma o que andes mal de salud; así es como quiero ver a mi Gary. Poco atractivo, flaco como un palillo, agotado…

Rosie: Gracias.

Ruby: Sólo quiero ayudar, Rosie. Dime qué está pasando.

Rosie: No puedes hacer nada para ayudar; Greg y yo tenemos que resolver esto solitos. Bueno, Greg, yo y Ursula, la maravillosa consejera matrimonial. Nos hemos convertido en un equipo tan fantástico que se me saltan las lágrimas.

Ruby: Cuánto me alegro por los tres. ¿Cómo es la maravillosa y eficacísima Ursula?

Rosie: Maravillosa y eficacísima. Ayer me dijo que tengo problemas para expresar mis sentimientos.

Ruby: ¿Y?

Rosie: Y le dije que estaba enfadada y que se fuera a la mierda.

Ruby: Bien expresado. ¿Qué dijo Greg sobre eso?

Rosie: No te lo pierdas. Fue de premio. Mi marido, con su asombrosa intuición, piensa que tengo «problemas para comunicarme con Ursula y para comprenderla».

Ruby: No me digas.

Rosie: Lo que oyes, así que propuse que Ursula y yo fuésemos a ver a un consejero para mejorar nuestras dotes de comunicación mientras Greg y yo sigamos yendo a su consulta.

Ruby: ¿Y qué dijo entonces Greg?

Rosie: Bueno, el portazo que di al salir del coche no me dejó oírlo muy bien. Aunque no creo que fuera muy positivo. Se desgañitaba y abría las ventanas de la nariz. También estoy pensando en comprar una cama más grande para hacerle un sitio a Ursula. Aunque puede que ya lo sepa absolutamente todo sobre nosotros. A lo mejor podría contar cuántos pedos me tiro durante la noche o algo por el estilo…

Ruby: ¿Tan chungo es realmente?

Rosie: Es que no veo que esas sesiones nos sirvan de nada. Ursula nos obliga a comentar todas las pequeñas cosas que nos molestan del otro y con eso sólo consigue que discutamos más. El día que observa que nos llevamos algo bien, prácticamente la veo sufrir por el alquiler del mes que viene. La semana pasada discutimos durante una hora entera sobre lo mucho que me molesta que Greg se deje esa marca de leche en forma de bigote a propósito para hacerme reír y que, cuando no me río, me siga por toda la casa dándome golpecitos en el hombro para que me fije en el asqueroso resto de leche, y que no pare hasta que me río.

Ayer discutimos sobre cuánto me molesta que tuerza los labios cuando digo algo mal. Si digo que el cielo es amarillo, su labio superior empieza a torcerse de aquella manera tan rara, como lo torcía Elvis. Me saca de quicio que no pueda dejar de hacerlo. Necesita demostrarme de una forma u otra que he captado mal alguna información «vital». ¡No, no, la hierba no es rosa! ¡Vaya! ¡Cuánto cambia nuestra vida una frase como ésa!

Me parece que la semana que viene sacaré a colación que siempre se pone los ridículos calcetines de fantasía que le compra su madre. Él los encuentra comiquísimos. A veces la llama expresamente para decirle que los lleva puestos. Calcetines amarillos con lunares de color rosa y azules con rayas rojas. Seguro que sus colegas del banco están de acuerdo en que son comiquísimos. Un director de banco tan enrollado, tan en la onda, que lleva calcetines de color rosa, ¡corre, vayamos a pedirle una hipoteca! Para colmo, cuando se sienta se le suben los pantalones y puedes vérselos a kilómetros…

Ruby: Caray, para que luego digan que tienes problemas para expresarte…

Rosie: Lo que digo es que les encanta perderse en detalles irrelevantes. Lo importante no tendría que ser si Greg me da un beso en la frente o en la mejilla cada mañana; lo que cuenta es si me besa o no.

Ruby: ¿Y esa estrafalaria consejera está ejerciendo alguna influencia positiva sobre tu matrimonio?

Rosie: La verdad es que no. Me parece que a Greg y a mí nos iría mejor sin ella.

Ruby: ¿Crees que ambos podríais dejar de verla?

Rosie: Bueno, deberíamos, de lo contrario mucho me temo que no vamos a seguir juntos para cuando Greg cumpla cuarenta…


Para mi marido

Felices cuarenta, corazón.

Besos,

Rosie


¡Feliz cumpleaños!

Ahora eres más feo y más viejo.

Para Greg

De Katie y Toby


Querido Alex:

Me parece que voy a organizar un equipo de búsqueda. ¿Te ha tragado la tierra? ¿Sigues vivo?

El otro día llamé a tu madre y tampoco sabe gran cosa de ti. ¿Va todo bien? Porque si no es así, tengo derecho a saberlo. Se supone que tienes que confiar en mí porque soy tu mejor amiga y… lo dicta la ley. Y si todo va bien, da señales de vida igualmente. Necesito cotilleos. Es la segunda parte de esa misma ley.

Aquí todo es tan desquiciado e impredecible como siempre. Katie ya tiene once años, como bien sabes. Gracias por tu regalo. Es tan mayor que me dice que no tiene por qué informarme sobre adónde va durante el día ni a qué hora regresará a casa. Ésas son informaciones sin importancia que según parece una madre no necesita saber. Pensaba que aún me quedaban unos años antes de que se convirtiera en un monstruo, antes de que me viera como alguien que se interpone en su camino, dispuesto a hacerle la vida imposible a propósito. (De acuerdo, a veces lo hago.) Ahora la niña se pinta los labios, Alex. De un color rosa brillante. Se pone brillantina en los ojos, en las mejillas y en el pelo; estoy criando a una discotequera. Ahora tengo que llamar tres veces a la puerta de su dormitorio si quiero que me deje entrar, porque así puede identificar al intruso. (Estoy muy celosa de Toby porque sólo tiene que llamar una vez. Greg, en cambio, tiene que llamar trece veces. Pobre Greg. A veces, por no decir casi siempre, pierde la cuenta y Katie le niega la entrada por motivos de seguridad. Pero, vamos a ver, ¡¿quién más iba a llamar trece veces a su puerta o, al menos, a intentarlo?! Aunque me he vuelto muy lista y a veces sólo llamo una vez; así cree que soy Toby y me deja ver el sanctasanctórum de Katie Dunne.Te esperarías encontrar paredes pintadas de negro, sin luz, y pósteres horripilantes, pero tiene la habitación sorprendentemente limpia y ordenada.)

No sé si te sigue escribiendo, pero si te desvela algún aspecto interesante de su terriblemente ocupada y secretísima vida, te ruego que me lo cuentes. Soy su madre y esto sí que lo dicta la ley.

En el trabajo todo va bien. Sigo en el hotel y me he convertido en la empleada que lleva más tiempo en plantilla. Curioso, ¿verdad? Pero -siempre tengo que tener un pero-, aunque ya sé que siempre he estado obsesionada por el funcionamiento interno de los hoteles, a veces me pregunto: «¿Y ya está? ¿Sólo consiste en esto?». Hacer lo que hago está bien y no me quejo, pero me gustaría subir un poco. No descansaré hasta ser la directora de los hoteles Milton.

Greg dice que estoy loca. Dice que sería un disparate dejar un trabajo con un buen sueldo, un buen jefe y un buen horario. Piensa que aquí lo tengo fácil y que debería estar satisfecha. Supongo que lleva razón.

¿Cómo está Josh? Me encantaría volver a verle. Tenemos que organizar un encuentro pronto. No quiero que no sepa quién soy. Siempre prometimos que nuestros hijos serían grandes amigos, ¿te acuerdas?

No quiero convertirme en uno de esos desconocidos que de repente llegan de visita y sin que venga a cuento le meten un billete en la mano. Aunque a mí me gustara mucho esa clase de gente, en mi caso preferiría significar algo más para Josh.

Bueno, pues creo que éstas eran todas las apasionantes novedades que tenía para contarte. Escríbeme, llámame, mándame un e-mail o coge un avión y ven a verme. O haz todas esas cosas. Haz lo que sea con tal de que sepa que sigues en este planeta.

Te añoro.

Besos,

Rosie


Querida Rosie:

Sólo cuatro líneas para que veas que sigo vivo (o casi). Sally está consumiendo todas mis reservas de vitalidad últimamente. Estamos ultimando el divorcio… ¡Qué pesadilla!

Y eso es todo por estos pagos. Te dejo. Tengo que hundir mis manos en el pecho de un paciente.

Dale un beso a Katie.

Alex


De: Rosie

Para: Stephanie

Asunto: Re: ¡Cotilleo!

Gracias por tu carta, Steph. Estoy la mar de bien, gracias. Todos estamos bien y con buena salud. No tenemos de qué quejarnos.

Tengo la impresión de haber tomado la decisión correcta a propósito de Greg y, por lo que cuenta Alex sobre los trámites de su divorcio, me alegra que Greg y yo no hayamos optado por esa vía. Al menos Sally y Josh no se han mudado muy lejos de Alex, de modo que se las apaña para ver a su hijo con relativa frecuencia.

Mi peor pesadilla sería perder a Katie. No sé qué haría. Puede que se pase todo el día viendo la MTV, que ponga música a todo volumen en su habitación, que me fastidie los días libres obligándome a ir al colegio a discutir con la señorita Narizotas Aliento Apestoso Casey, que deje rastros de purpurina por todos los sofás y las alfombras, que me dé un susto de muerte cada vez que se retrasa un minuto después del toque de queda de las nueve… pero es lo más importante de mi vida. Siempre es lo primero.

Estoy muy contenta de que Alex no acudiera al baile de debutantes y muy contenta de que Brian el Llorica fuese una persona tan aburrida. Los hombres de mi vida me han fallado, pero la niña de mi vida me recompensa con creces a diario.


Apreciada señorita Rosie Dunne:

Confío en que esté libre el próximo lunes 16 a las nueve de la mañana para reunirse conmigo en el colegio. Los padres de Toby Flynn también acudirán. Se trata de los resultados del último examen de matemáticas. Al parecer Katie y Toby pusieron las mismas soluciones en todos los problemas. Lo que me llamó la atención fue que casi todas las soluciones fuesen erróneas. He hablado con Katie y Toby e insisten en que es pura coincidencia.

Copiar, como bien sabe, se considera una falta muy grave en la Escuela Primaria San Patricio. Me parece un caso de déjà vu, Rosie…

Por favor, llame para confirmar su asistencia.

Señorita Casey

Capítulo 23

De: Rosie

Para: Alex

Asunto: Adultos

¿Qué imagen debemos de dar? Iba a decir que quién se hubiese figurado que íbamos a pasar por tantos «problemas de adultos», pero no considero que nuestras situaciones, tú pasando por un divorcio y yo intentando recomponer mi matrimonio, sean especialmente adultas. Creo que ambos teníamos las cosas bastante claras cuando jugábamos a policías y ladrones en el jardín de atrás. ¡Desde entonces todo ha ido cuesta abajo!

Estas últimas semanas ha hecho un tiempo maravilloso. Me encanta Dublín en junio. Los edificios grises parecen menos grises, las caras tristes parecen más alegres. Aunque en el trabajo hace un calor infernal. Toda la fachada del hotel es de cristal y en días como el de hoy es como si estuviéramos trabajando en un invernadero. Es un contraste total con los meses de invierno cuando los goterones de lluvia que revientan contra el cristal resuenan en el silencio del vestíbulo. Es un sonido agradable, pero a veces el granizo repica con tanta fuerza que amenaza con romper el cristal. Si ahora levanto la vista veo un cielo azul intenso moteado de ovejas de algodón de azúcar blanco. Es precioso.

Los coches deportivos van con la capota bajada y la música a todo volumen, los hombres de negocios se pasean con desenfado por delante del hotel, con las chaquetas colgadas al hombro y las camisas arremangadas, demorando el regreso a sus despachos. Parece que los estudiantes universitarios se hayan puesto de acuerdo para cancelar sus planes de asistir a clase y están tumbados a la bartola en grandes corros por todo el parque. Los patos se apiñan en la orilla del estanque, contentos por no tener que buscarse la comida. Trozos de pan mojado flotan en la superficie del agua esperando ser picoteados. Una pareja flirtea persiguiéndose alrededor de la fuente dejando que el agua pulverizada les moje los brazos y las piernas desnudos para refrescarse. Las parejas de enamorados se tienden en la hierba y se miran con ansia a los ojos. Los niños juegan en los columpios mientras sus padres descansan al sol con un ojo cerrado y el otro medio abierto vigilando a sus emocionados retoños, que chillan de placer.

Los tenderos montan guardia en las puertas de las tiendas vacías viendo la vida pasar. Los oficinistas se asoman con ojos soñadores a las ventanas altas de las oficinas bochornosas y mal ventiladas, observando con envidia el vibrante bullicio de la ciudad.

El buen humor flota en el aire, la gente se deshace en sonrisas y camina con brío. La veranda del hotel está llena de clientes que toman bebidas al sol: té frío de Long Island, ginebra con tónica, zumo de naranja con hielo, brebajes de color verde lima, cócteles con frutas y helados. La ropa empieza a sobrar y cuelga de los respaldos de las sillas.

Las mujeres de la limpieza tararean para sí y sonríen mientras limpian los dorados, agradeciendo los rayos de sol que llegan a raudales hasta sus rostros. Días como éste no se dan a menudo y salta a la vista que todo el mundo desea que fueran más frecuentes.

Y yo estoy aquí sentada y pienso en ti. Te mando todo mi amor.


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: ¡Feliz!

¡Parecías feliz y muy inspirada! Acabo de regresar de un fin de semana con Josh. Se ha convertido en un batallador nato, Rosie. Va de un lado para otro sin parar intentando agarrarlo todo. Casi no me atrevía a pestañear por miedo a que la habitación se viniera abajo. Pero está en plena forma y me siento feliz y rejuvenecido después del fin de semana. Verle siempre me levanta el ánimo, como si le diera a un interruptor secreto de mi cuerpo. Podría quedarme mirándolo para siempre. Observar cómo aprende, cómo descubre cosas por sí mismo, cómo termina por hallar el modo de hacer algo sin ayuda de nadie. Josh corre riesgos; es más valiente que yo. Siempre va un paso más allá aunque sabe que no debería. Pero lo hace igualmente y aprende. Pienso que los adultos tenemos mucho que aprender de eso. Quizá no deberíamos ser tan miedosos y sensatos cuando se trata de alcanzar nuestras metas.

De modo que estoy siguiendo el consejo de Josh. Un eminente cirujano va a dar una conferencia esta semana. Son varios días de seminarios sobre un nuevo procedimiento para intervenciones coronarias de su invención. Voy a intentar conocerlo -junto con los otros mil aspirantes a cirujanos del corazón que asistirán-. Corre el rumor de que es irlandés y que ha venido aquí para seguir desarrollando sus investigaciones, o sea que necesitará ayuda. Cruza los dedos y reza para que ocurra un milagro.


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: Reunión misteriosa

Tengo una reunión misteriosa con Bill, mi jefe, la semana que viene. No tengo ni idea del motivo, pero estoy muy nerviosa. Ayer llegó de Estados Unidos con un humor de perros y hoy ha tenido un montón de reuniones secretas durante todo el día. Varios personajes de aspecto sospechoso, vestidos con traje negro, han ido llegando para hablar con él a cada hora. Tengo una sensación espantosa en la boca del estómago.

Para acabar de empeorar las cosas, resulta que su hermano Bob llega mañana por la mañana. Sólo los he visto juntos cuando tienen que contratar o despedir a alguien. En realidad me parece que eso es lo único que hace Bob. Bill lleva las riendas de los hoteles que tienen por todo el mundo y Bob gasta su parte de dinero en casas, coches, viajes y mujeres, según dicen. ¿Por qué será que la gente siempre pone a las mujeres en la misma categoría que los coches y los viajes, como si fuésemos premios de un concurso de la tele? Si yo fuese millonaria no oirías a nadie decir: «Caray, mira cómo se lo monta Rosie Dunne. Lo único que hace es gastar dinero en zapatos, ropa y hombres». No suena muy bien, ¿verdad?

Espero que no me despidan. No sabría qué hacer. Me parece que sería capaz de acostarme con Bill con tal de seguir trabajando aquí. Para que veas cuánto me gusta. O el miedo que me da tener que buscar trabajo en otro sitio. O lo desesperada que estoy por acostarme con un hombre que no sea Greg para variar. Le quiero, pero, por Dios, no tiene ni pizca de imaginación.

Más vale que vaya a fingir que estoy muy atareada para que no tengan ningún motivo para despedirme. Cruza los dedos por mí, que yo los cruzo por ti.


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: Re: Reunión misteriosa

¡No te preocupes, todo irá bien! ¡No tienen ningún motivo para despedirte! (¿Lo tienen?) No has hecho nada malo desde que comenzaste a trabajar ahí. De hecho, ¡casi nunca has llamado con la excusa de encontrarte mal! Todo irá como la seda. Ahora mismo salgo hacia el seminario. ¡Buena suerte para los dos!


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: Re: Re: Reunión misteriosa

Tienes razón. No pueden despedirme. Estoy siendo una tonta. Soy una gran empleada. No tienen ningún motivo. Al menos ninguno que sepan. O sea, no es posible que se enteraran de la vez que enseñé a Ruby la suite del ático. Y aunque supieran eso, de ningún modo podrían saber que llamamos al servicio de habitaciones y nos quedamos a dormir allí. ¿Cómo iban a averiguarlo?

Quizá se dieron cuenta de que alguien se había llevado los albornoces. Pero eran tan cómodos que tuve que llevarme uno a casa…

O igual fue por el minibar vacío. Aunque recuerdo con toda claridad haber pedido a Meter que rellenara la nevera y me debía una de cuando apliqué el descuento de San Valentín a sus padres en pleno mes de mayo. Así que eso queda descartado… Dios mío, esto me está matando. Lo último que quiero es volver a trabajar para Randy Andy y creo que no tengo energías para volver a mandar mi CV a diestro y siniestro. Y tampoco para soportar la tensión de otra entrevista de trabajo.

Sólo quieren reunirse conmigo. Pero Bill no me sonrió al decírmelo y sus ojos no brillaban como de costumbre. ¿Qué piensas que significa eso? Por Dios, la chica nueva, la flaca, también está citada la semana que viene. Es la peor trabajadora del mundo. Ha estado más días de baja que trabajando. Seguramente se debe a que nunca come. Las pausas para almorzar son un desperdicio en su caso. Se queda mirando tu plato desde el otro lado de la mesa, torciendo el gesto como si la comida fuese el mismísimo diablo, mientras bebe a sorbitos de una botella de agua. Cuando llega a la mitad de la botella ya se siente llena, cierra el tapón y se marcha dejándola en la mesa.

Me parece que más vale que empiece a buscar trabajo.


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: ¡Relájate!

¡Por el amor de Dios, Rosie Dunne, te quiero con toda mi alma, pero necesitas relajarte!


Tiene un mensaje instantáneo de: RUBY

Ruby: Vaya, así que te quiere con toda su alma, ¿eh?

Rosie: Oh, deja de leer mis e-mails, Ruby.

Ruby: Ponte una contraseña menos evidente, «Amapola». Últimamente os estáis poniendo muy coquetos y ligones.

Rosie: ¡Qué dices! ¡¿¿A santo de qué nos llamas ligones??!

Ruby: Lo sabes muy bien.

Rosie: Por favor, creía que por una vez en la vida ibas a tener razón.

Ruby: La tengo y lo sabes.

Rosie: Sólo volvemos a llevarnos bien como en los viejos tiempos, y punto. Alex se ha reanimado. Creo que vuelve a ser feliz.

Ruby: Porque está enamorado…

Rosie: No está enamorado. Bueno, en cualquier caso no de mí.

Ruby: Vaya, perdona, me había parecido que en su e-mail te decía que «te quiere con toda su alma».

Rosie: Como un amigo quiere a una amiga, Ruby.

Ruby: Tú eres mi amiga y no te quiero con toda mi alma. Demonios, si a duras penas quiero a Teddy con toda mi alma.

Rosie: Pues muy bien, Alex y yo estamos enamorados perdidos y vamos a fugarnos y a vivir una aventura apasionada.

Ruby: ¿Lo ves? No cuesta tanto admitirlo, ¿verdad?

Rosie: Espera un momento, Ruby.

[ROSIE se aleja del ordenador.]

Rosie: Dios mío, el fideo acaba de salir de su reunión con Bill y Bob y está llorando a moco tendido. La han despedido. Soy la siguiente. Mierda. Te dejo. Mierda. Mierda. Mierda.

ROSIE se ha desconectado.

Capítulo 24

Kevin:

Hola, hijo. Ya sé que no soy muy dado a escribir cartas, pero no estoy seguro de que nos dieras bien el número de teléfono de la residencia de empleados. Cada vez que llamo nadie contesta sea la hora que sea del día o la noche. O nos diste mal el número, o vuestro teléfono no funciona bien, o todo el mundo trabaja tanto que nunca hay nadie. No me gustaría nada la idea de tener que compartir el teléfono con otros treinta empleados. ¿Por qué no te agencias uno de esos teléfonos móviles? Así tu familia tendría ocasión de ponerse en contacto contigo de vez en cuando.

Espero que no estés haciendo ninguna tontería ahí abajo. Rosie se jugó el cuello para conseguirte ese puesto en la cocina. No la pifies como has hecho otras veces. Ahora tienes una buena oportunidad para empezar tu vida con buen pie. Tu viejo ya tiene sesenta años; no estaré aquí para siempre así que tendrás que dejar de contar conmigo, ¿sabes?

Qué lástima que no pudieras venir a mi fiesta de jubilación. La empresa invitó a la familia en pleno. Nos trataron realmente bien toda la noche. De hecho, me han tratado muy bien durante treinta y cinco años. Stephanie, Pierre y Jean-Louis vinieron desde Francia. Rosie, Greg y la pequeña Katie también asistieron. No me estoy metiendo contigo, hijo, sólo es que me hubiese gustado que también estuvieras tú. Fue una velada muy emotiva. Si hubieses venido, habrías visto llorar a tu viejo.

Es curiosa la vida. Me he pasado cuarenta años trabajando para ellos y recuerdo el primer día como si fuese ayer. Acababa de terminar los estudios, estaba ansioso por gustar. Quería empezar a ganar dinero para poder pedirle a tu madre que se casara conmigo y comprar una casa. En mi primera semana de trabajo dimos una fiesta en la oficina para un tipo mayor que se jubilaba. No le presté demasiada atención. La gente largaba discursos, le hacía regalos, hablaba de los viejos tiempos. Pero a mí sólo me importaba que me estuvieran obligando a quedarme horas extras que no iba a cobrar cuando lo que quería era salir pitando de allí para proponerle matrimonio a tu madre. El tipo que se jubilaba había trabajado allí toda su vida, tenía los ojos llorosos, estaba muy disgustado por tener que marcharse y tardó una eternidad en terminar su discurso. Pensé que no iba a callarse nunca. Llevaba el anillo de compromiso en el bolsillo. No paraba de palparme los pantalones para comprobar que el estuche de terciopelo seguía en su sitio. Estaba impaciente. Quería que aquel pobre viejo acabara de una vez.

Se llamaba Billy Rogers.

Antes de marcharse quiso llevarme a un aparte y explicarme unas cuantas cosas sobre la empresa, visto que yo era nuevo. No escuché una sola palabra de lo que me dijo. Hablaba y hablaba como si no tuviera intención de irse de aquella maldita oficina. Le metí prisa. La empresa no me parecía tan importante por aquel entonces.

Siguió viniendo a visitarnos a la oficina una vez por semana. Merodeaba por nuestros escritorios dando la lata a los nuevos y también a algunos de los veteranos. Daba consejos y supervisaba cosas que ya no eran asunto suyo. Nosotros sólo queríamos que nos dejara hacer nuestro trabajo. Aquella oficina era su vida. Un buen día le dijimos que se buscara un pasatiempo, algo que lo mantuviera ocupado. Pensamos que le estábamos haciendo un favor. Se lo sugerimos con buena intención, aunque sus amigos ya empezaban a estar de él hasta las narices. Murió pocas semanas después. Tuvo un infarto en un campo de golf. Había seguido nuestro consejo y estaba dando su primera clase.

No había vuelto a pensar en Billy Rogers desde entonces: de eso hace más de treinta años. Me había olvidado por completo de él, la verdad. Pero desde la otra noche no he conseguido apartar a Billy Rogers de mis pensamientos. Mientras miraba a mí alrededor con lágrimas en los ojos, escuchaba discursos, aceptaba regalos, sorprendía a los muchachos nuevos mirando de reojo la hora preguntándose cuándo podrían escabullirse para marcharse a casa con sus novias, sus mujeres, sus hijos o quien fuera… No pude dejar de pensar en todos los tipos que habían entrado por la puerta de aquella oficina. Pensaba en los tipos que habían comenzado el mismo día que yo: Colin Quinn y Tom McGuire, tipos que no llegaron a la jubilación como yo. Supongo que así es la vida. La gente llega y se va.

Así que ya no tengo que madrugar. He recuperado un montón de horas de sueño que nunca pensé que fuera a necesitar. El jardín está inmaculado, todo lo que había estropeado en casa está arreglado. Esta semana he jugado tres veces al golf, he visitado dos veces a Rosie, me llevé a Katie y a Toby a pasar el día por ahí, y aún me vienen ganas de subirme al coche y salir pitando hacia la oficina para enseñar un par de cosillas a los novatos. Pero no me harían caso. Lo que quieren y necesitan es aprender por sí mismos.

Por eso se me ha ocurrido ponerme a escribir como hacen todas las mujeres Dunne. Creo que es lo único que hacen. Así sube menos la factura del teléfono, me figuro. Cuéntame cómo te van las cosas, hijo.

¿Te has enterado de lo del trabajo de Rosie?

Tu padre


De: Kevin

Para: Stephanie

Asunto: Papá

¿Cómo va todo? Hoy he recibido una carta de papá. Que papá escriba una carta ya es raro de por sí, pero lo que me ha escrito todavía es más extraño. ¿Está bien? Me habla de un tal Billy Rogers que murió hace más de treinta y cinco años. No te lo pierdas. De todas maneras me alegró recibir noticias suyas, pero no parecía el mismo hombre. Tampoco es que eso tenga que ser malo. Le disgustó que no fuera a su fiesta de jubilación. Tendría que haberme esforzado más para ir.

Saluda a Pierre y Jean-Louis de mi parte. ¡Dile a Pierre que voy a dejar sus habilidades culinarias por los suelos la próxima vez que nos veamos! ¿Papá te ha dicho algo sobre el trabajo de Rosie? ¿Qué ha hecho esta vez?


De: Stephanie

Para: Mamá

Asunto: Kevin y papá

Deben de haberle echado algo al agua ahí en Irlanda porque acabo de recibir un e-mail de tu hijo, mi hermano pequeño, Kevin. Sí, Kevin, el tipo que nunca se pone en contacto con su familia a no ser que necesite pedir dinero prestado. ¡Me ha escrito para decirme que papá le había escrito y que estaba preocupado! ¿Tú sabías que papá supiera lamer un sello?

Por lo que dice Kevin papá habla de Billy Rogers otra vez. A mí también me habló de él. ¿Está bien? Supongo que está de un humor más contemplativo ahora que ha empezado una nueva etapa de su vida. Ahora al menos tendrá tiempo para pensar. Los dos habéis trabajado mucho durante toda vuestra vida. Ahora vuestro hijo pequeño Kevin se ha ido, Rosie y Katie se han ido, yo me he ido y la casa por fin es toda vuestra. Entiendo que a papá le cueste lo suyo hacerse a la idea. Los dos estabais acostumbrados a tener la casa llena de niños chillones y adolescentes que no paraban de pelear. Cuando por fin crecimos aterrizó otro bebé y os volcasteis en ayudar a Rosie. Me consta que además tuvisteis que hacer un esfuerzo económico. Ahora os toca vivir la vida.

Kevin decía algo sobre el trabajo de Rosie; no quiero llamarla hasta que me digas qué ocurre. Parecía muy preocupada porque fueran a despedirla. Dime algo.


De: Mamá

Para: Stephanie

Asunto: Re: Kevin y papá

Tienes toda la razón. Creo que tu padre tiene mucho en que pensar y tiempo de sobra para hacerlo. ¡Me encanta tenerlo en casa! Ya no va siempre con prisas ni está pensando en algún problema del trabajo que urge resolver mientras trato de mantener una conversación con él. Es como si ahora estuviera todo él aquí conmigo, en cuerpo y alma. Yo también me sentí así cuando dejé de trabajar, pero supongo que en mi caso fue un poco diferente. Cuando Katie nació ya empecé a trabajar media jornada para poder ayudar a Rosie. Por eso no viví un cambio tan drástico cuando finalmente dejé mi empleo. Pero tu padre tiene que encontrarse a sí mismo otra vez.

Me asombra que no te hayas enterado de lo del trabajo de Rosie. Creía que habrías sido una de las primeras personas a quien se lo diría (aparte de Alex, por supuesto), pero a lo mejor aún no estaba preparada para comentarlo. Esa chica me preocupa mucho a veces. ¡Figúrate, estuvo toda la semana diciéndome que iba a perder el empleo y finalmente me llama y me dice que se ha reunido con sus jefes y que la han ascendido!

¡Ay, Stephanie, nos hizo tanta ilusión! Me sorprende que aún no te haya dado la buena noticia, aunque de eso hace sólo unos días. De todos modos dejemos que te lo cuente ella misma pues de lo contrario pondrá el grito en el cielo por haberle chafado la sorpresa. Tengo que dejarte: tu padre me está llamando. Nos vamos al vivero. Si planta más flores o árboles en ese jardín, ¡tendremos que solicitar permiso para construir una jungla!

Cuídate, cielo, y dale besos y abrazos a Jean-Louis de parte de sus abuelos.

Capítulo 25

De: Stephanie

Para: Rosie

Asunto: ¡Ascenso!

Sé que estás en el trabajo y por eso no te llamo. Hoy he recibido carta de mamá. ¿Qué es eso de un ascenso? ¡Mándame un e-mail en cuanto puedas!


De: Rosie

Para: Stephanie

Asunto: Ascenso

¡No puedo creer que mamá haya sido tan bocazas!

¡¡SI!! La noticia es cierta y me muero de ganas de empezar.

El cargo se titula HOTEL HOST, y antes de que te ilusiones más de la cuenta como nuestros queridos padres, no significa que vaya a dirigir el hotel. Seré la principal fuente de información para los huéspedes para garantizar la máxima satisfacción de los clientes (o eso me dicen…).

Me dieron la sorpresa de mi vida. Tuve que arrastrar literalmente mi cuerpo hasta la misma sala de reuniones donde tuve mi primera entrevista hace años. Tenía el corazón en un puño y las piernas me temblaban. Mi expresión corporal era nefasta, las palmas me sudaban, las rodillas entrechocaban y ya me imaginaba viéndome obligada a volver a trabajar para Randy Andy hasta que ambos alcanzáramos la edad de jubilación. Estaba convencida de que Bill y Bob Lake iban a pedirme con toda serenidad, sin levantar la voz, que fuera a mi escritorio, recogiera mis pertenencias, saliera del establecimiento y no regresara nunca más.

En cambio fueron muy generosos conmigo. Me fueron insuflando confianza mientras explicaban lo que implicaba el puesto. Dijeron que estaban encantados con mi «actuación» en el hotel durante estos años (y espero que no se refirieran a la vez en que me tendí encima del piano y canté canciones de Barbra Streisand cuando todos los huéspedes se habían ido a dormir. No se puede culpar a una chica por intentar vivir una fantasía cuando tiene ocasión…).

Y allí los tenía, diciéndome que irradiaba encanto y confianza, cuando en el fondo yo seguía esperando el momento en que sonreirían y me mirarían como si estuviera loca por creerles antes de decirme que lo del ascenso era una broma. Y yo venga buscar una cámara oculta.

Pero según parece me trasladaré a un nuevo hotel que aún está por construir (de ahí todas esas reuniones secretas con hombres y mujeres con traje negro, maletín de piel, pelo engominado y cara de palo que desfilaron de incógnito por el vestíbulo del hotel; fue como si estuviéramos viviendo la enésima secuela de Matrix). Pero si hablan en serio, mi empleo me convertirá en la única responsable de la buena marcha de todos los aspectos del hotel y tendré que actuar de enlace con la oficina central y presentar informes semanales. Es la primera vez que tendré que «enlazar». Suena sexy y peligroso. Cualquier empleo que me suponga «enlazar» con los chicarrones de la oficina central es un exitazo para mí. Ya me veo emperifollada con un vestido de cóctel en una «reunión» de trabajo formando corro con las demás «corbatas», hablando en murmullos sobre gráficos, diagramas de quesitos e informes económicos. Si la gente nos pregunta qué estamos haciendo, podré decir quitándole importancia: «Oh, no se preocupe, sólo estamos enlazando…».

Por lo visto tengo aptitudes organizativas y don de gentes. Cualquiera que me haya visto hacer todas mis compras de Navidad a la carrera a última hora de la tarde de Nochebuena sabe la verdad. Pero cada cual tiene su manera de ver las cosas.


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: ¡Enhorabuena!

¡Estoy muy orgulloso de ti! ¡Si estuviera ahí, te haría girar por los aires y te daría un beso enorme! ¿Lo ves, Rosie? ¡Pueden ocurrirte cosas buenas, sólo necesitas más confianza en ti misma, creer en ti y dejar de pensar lo peor todo el rato!

¿Dónde está el nuevo hotel? Cuéntamelo todo.


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: Ascenso

Bueno, todavía no sé la dirección exacta del hotel, pero me huelo que estará en la costa. ¿Puedes creer que finalmente vaya a trabajar en un hotel delante del mar? Tardaré más en ir y venir del trabajo pero merece la pena salir de la ciudad unas cuantas horas cada día. Me trasladaré dentro de pocos meses. El hotel en cuestión estará junto a un campo de golf de dieciocho hoyos que están construyendo. Habrá gimnasio, piscina y otras instalaciones deportivas y de ocio, no como aquí, que, al estar en el centro de la ciudad, sólo dispone de habitaciones, un gimnasio minúsculo y restaurantes.

No estoy al corriente de más detalles, ya que aún no me han dado toda la información. ¡Sólo me preguntaron si estaba interesada en el puesto, y, por descontado, no iba a rechazarlo!

Pero con esta experiencia he descubierto algo. He descubierto que estoy preparada para aspirar a un trabajo mejor y, aunque no tengo ninguna estrategia, todo indica que la trayectoria que llevo me acerca cada vez más a mi sueño. ¿Quién iba a decir que aquellos sueños infantiles de dirigir un hotel no estaban fuera de mi alcance después de todo? Es curioso porque en la infancia crees que puedes ser cualquier cosa que quieras, ir a donde te venga en gana. No hay límites. Esperas lo inesperado, crees en la magia.

Luego te haces mayor y la inocencia se hace añicos. Las realidades de la vida se interponen en tu camino y caes en la cuenta de que no puedes ser todo lo que querías ser, que quizá tengas que conformarte con un poquito menos.

¿Por qué dejamos de creer en nosotros mismos? ¿Por qué permitimos que los hechos y las cifras acaben gobernando nuestra vida en lugar de los sueños?

Pero ahora mi mente ha vuelto a cambiar. No hay nada imposible, Alex. Siempre lo he tenido a mi alcance. El problema es que no estiraba bastante el brazo, eso es todo.

No hay nada imposible. No está mal como frase surgida de la pluma (¡o más bien del teclado!) de una cínica. Gracias por tu fe en mí, Alex. ¡Me encantaría corresponder a tu abrazo y tu beso ahora mismo! Pero quién sabe, después de todo, quizás haya cosas que no están a nuestro alcance.


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: Sueños

Una vez más, Rosie, no estiras bastante el brazo. Me tienes aquí. Siempre lo he estado y siempre estaré.


Nota para mí misma:

¡Sueña, sueña, sueña, Rosie Dunne!


Tiene un mensaje instantáneo de: RUBY

Ruby: ¿Qué demonios significa el último mensaje que te ha mandado Alex?

Rosie: ¡Por el amor de Dios, Ruby, deja de leer mis e-mails!

Ruby: Perdona, no puedo evitarlo, así que te aseguro que seguiré leyéndolos hasta que te decidas a cambiar la contraseña o hasta que encuentre un trabajo que me interese, aunque sólo sea un poquito.

Rosie: Bien, pues entonces me parece que tendré que cambiar de contraseña…

Ruby: Ja, ja. Venga, ahora ya lo he visto, ¿a qué se refiere? ¿De qué va eso de estirar el brazo?

Rosie: ¿Tú qué crees que significa?

Ruby: Yo he preguntado primero.

Rosie: Vamos, Ruby, no seas tan infantil. Sólo es un amigo diciéndome que siempre estará ahí para lo que necesite, sea lo que sea, que no está tan lejos de mí como a veces parece y que no tengo más que llamarle para que venga a mi encuentro.

Ruby: Ah, vale, muy bien.

Rosie: ¡Ya estás poniéndote sarcástica otra vez, Ruby! ¿Cuál es tu nueva teoría, ahora? Supongo que piensas que es una manera secreta de decirme que me ama y que siempre me esperará y que si le tiendo la mano lo dejará todo, su nueva vida en Boston, su vida familiar, su magnífico trabajo, para venir a rescatarme y llevarme a vivir a una casa en una playa de…, yo qué sé…, Hawai, donde seremos felices y comeremos perdices por siempre jamás, lejos de las tensiones y las complicaciones del mundo. Supongo que debes de interpretar algo así. Tú y tu mente enfermiza siempre tergiversando las cosas intentando que parezca que nosotros dos…

Ruby: No, Rosie, sólo he dicho «muy bien». Sin segundas. Tranquila, te creo.

Rosie: Oh.

Ruby: ¿Te parece bien?

Rosie: Sí, claro. Es que pensaba que ya le estabas buscando tres pies al gato como de costumbre, perdona.

Ruby: No, no pasa nada. Seguro que Alex sólo se refería a su apoyo como amigo.

Rosie: Ya… De acuerdo.

Ruby: ¿Qué pasa? ¿Querías que significara algo más?

Rosie: No, por Dios, pero me imaginaba que ibas a soltarme un sermón…

Ruby: ¿Entonces no estás decepcionada? ¿Te basta contar con él como amigo?

Rosie: ¿Por qué iba a estar decepcionada? ¡Siempre ha sido mi amigo! ¡Soy perfectamente feliz!

Ruby: ¿Y no quieres que te rescate y te lleve a Hawai?

Rosie: ¡Por supuesto que no! Eso sería… ¡espantoso!

Ruby: Menos mal…

Rosie: Sí, es estupendo… Todo es estupendo…

Ruby: Qué bien.

Rosie: ¡Y mi nuevo trabajo hará que todo vaya aún mejor!

Ruby: Qué bien.

Rosie: Y he salvado mi matrimonio y creo sinceramente que Greg me ama más que nunca…

Ruby: Qué bien.

Rosie: Y voy a cobrar mucho más que antes, cosa que me viene muy bien. Dicen que el dinero no compra la felicidad, pero soy una caprichosa, Ruby… Podré comprarme el abrigo que vi ayer en el Ilac Centre… ¡Qué ilusión!

Ruby: Qué bien.

Rosie: ¡Desde luego! En fin, voy a desconectarme, Ruby, tengo cosas que hacer…

Ruby: Eso está muy bien, Rosie…

ROSIE se ha desconectado.


De: Rosie

Para: Stephanie

Asunto: ¡La vida es maravillosa!

¡La vida es maravillosa! ¡La vida es fantástica! Tengo un buen empleo y acaban de ascenderme a otro mejor. Tengo una hija que habla conmigo y un marido que no. ¡Es broma! ¡Tengo un marido que me ama! Tengo una familia maravillosa que me apoya en todo: mamá, papá, hermano y hermana. Tengo dos grandes amigos que harían cualquier cosa por mí y a quienes quiero con toda mi alma. Recuerdo que hace años te dije, antes de incorporarme a mi empleo en la recepción del hotel, que estaba comenzando la segunda etapa de mi vida. Bien, ¡pues todo indica que ahora comienza la tercera! ¡Las cosas me van cada vez mejor y estoy contentísima! ¡Estoy eufórica, loca de alegría, entusiasmada con la vida!


De: Ruby

Para: Rosie

Asunto: ¿Cork?

¿Qué quieres decir? ¿Que van a construir el puñetero hotel en Cork? ¿Y no te lo han dicho hasta ahora? ¿Vas mudarte a Cork? Creía que habías dicho que estaba en la costa de Dublín. ¿Acaso han pensado que ese detallito no era importante para ti?

Por el amor de Dios, Rosie, ¿cómo vas a arrastrar a tu familia hasta la otra punta del país? ¿Y tú, tienes ganas de mudarte? ¡Oh, Dios mío, creo que me va a dar un infarto! ¡Contéstame en cuanto puedas!


De: Rosie

Para: Ruby

Asunto: Re: ¿Cork?

Oh, Ruby, ahora mismo tengo la cabeza que me va a estallar. No sé qué hacer. Tengo claro que quiero ese empleo, pero debo pensar en otras dos personas. Tendré que tener una charla con Katie y Greg esta noche. ¡Reza por mí! Por favor, Dios, si estás escuchando y no andas demasiado atareado esparciendo polvos de oro encima de los afortunados de este mundo, te ruego me hagas este favor y laves el cerebro de mi familia para que por una vez piensen en lo que yo deseo. Gracias por tu tiempo y paciencia. Ya puedes seguir esparciendo polvitos de oro.


De: Ruby

Para: Rosie

Asunto: Dios

Hola, Rosie, soy Dios. Lamento darte malas noticias, pero la vida no funciona así. Debes ser sincera con tu familia e intentar convencerla tú misma. Cuéntales que toda tu vida has soñado con un empleo como el que te ofrecen y, si son generosos, comprenderán tu deseo de mudarte a Cork. Tengo las palomitas listas, de modo que voy a dejarte. Ya me estoy perdiendo el principio del espectáculo de hoy. Esta noche me toca ver la vida de tu amiga Ruby. Buena suerte con la familia.


Queridos mamá y Greg:

No os preocupéis por nosotros, mamá. Toby y yo estamos bien. Nos hemos escapado porque no queremos separarnos. Toby es mi mejor amigo y no quiero mudarme a Cork.

Besos,

Katie y Toby


De: Rosie

Para: Ruby

Asunto: Re: Dios

Ayer me di cuenta de que Dios se había conectado usando tu nombre. Si lo ves por ahí dile por favor que si hoy quiere ver un buen drama sintonice con mi familia.


Nota para mí misma:

Deja de soñar, Rosie Dunne.

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