TERCERA PARTE

Capítulo 26

Querido Alex:

No sabes lo contenta que me puse cuando por fin conseguí dar carpetazo al horripilante día de ayer. «Sólo es un trabajo», dijo Greg. Bueno, pues si un trabajo es tan poco importante, ¿por qué se niega tan categóricamente a dejar el suyo? Pero es que no es sólo un trabajo. Me han propuesto un ascenso, y al hacerlo me han dado confianza y un poco de fe en mí misma. Fe para creer que mis esfuerzos se veían recompensados y que me consideraban competente y espabilada.

Pero esta vez ni siquiera tuve ocasión de fastidiarla yo misma. Esa decisión la tomaron por mí. Katie no está dispuesta a separarse de Toby y no acabo de odiar a Greg lo suficiente como para largarme sola a Cork hecha una furia. Aunque me falta el canto de un duro. ¡Dios, ese hombre hace que me hierva la sangre! Para él todo es siempre blanco o negro.

Según su opinión, él aquí tiene un trabajo fantástico con un buen sueldo y yo tengo un buen trabajo con un sueldo correcto. ¿Por qué diablos iba a querer mudarse a una ciudad donde su mujer tendrá un trabajo de fábula y ganará un montón de dinero? Ay, claro, se me olvidaba, en Cork no hay ni un banco, de modo que es imposible que encuentre trabajo o le trasladen. Allí todo el mundo guarda el dinero en cajas de zapatos debajo de la cama.

Además, todo (bueno, muchas cosas, como las casas para empezar) es más barato allí que aquí. Katie podría comenzar el primer curso de la secundaria en un colegio tan bueno como cualquiera, o sea que tampoco tendría que cambiar de centro en pleno curso. Todo saldría redondo.

Por otra parte, debo reconocer que su amistad con Toby probablemente es lo más importante para ella. Toby es uno de sus principales apoyos, la hace feliz y le conserva la inocencia en la mirada. Los niños necesitan amigos íntimos que los ayuden a crecer, a descubrir cosas sobre sí mismos y sobre la vida. También necesitan amigos íntimos para conservar la cordura y, tras la intentona de huida que ha protagonizado Katie, ahora comprendo que sin Toby, al menos en esta etapa de la vida, se volvería loca de remate.

¿Te das cuenta de que realmente habían reservado billetes por internet con la tarjeta de crédito de Greg para ir a verte? ¡Estaban en la cola de facturación cuando los agentes de policía los encontraron en el aeropuerto! Como si los viera: una chiquilla de pelo negro y piel vainilla sin más equipaje que una mochila con forma de oso a la espalda. A su lado un chiquillo de pelo rubio rizado a cargo de los billetes y los pasaportes. Una pareja de luna de miel en miniatura. Algún día lo recordaré y me echaré a reír. Cuando me haya recobrado del susto, el horror, la amargura y el resentimiento. Probablemente en mi próxima vida.

O sea que no puedo aceptar el trabajo de mis sueños porque mi familia no está dispuesta a mudarse conmigo. Claro, es que no hago lo imposible por ellos. Ni me organizo la vida como si ellos fueran el centro del mundo. Ni llego a casa cansada de trabajar y les pongo la cena en la mesa, ni desempeño a las mil maravillas las tareas conyugales como si no hubiera un millón de cosas que preferiría hacer. Ni defiendo sin tregua a mi hija en el colegio discutiendo con los maestros cada dos por tres para convencerlos de que no es la hija del demonio. Ni aguanto que la madre de Greg venga a comer cada domingo y escucho sus quejas sobre lo mal que cocino, sobre mi pelo, sobre mi forma de vestir y sobre la manera en que he decidido educar a Katie para luego pasarnos horas sentadas delante de la tele viendo reposiciones de sus seriales favoritos. Ni me toca siempre a mí tomarme el día libre en el trabajo cuando Katie está enferma o renunciar a los planes que tenga para echar una mano a quien convenga.

Claro, es que no hago ninguna de estas cosas.

Aunque, ¿qué más da? Recibo una tostada quemada y un té con demasiada leche una vez al año el día de la Madre en señal de agradecimiento. Y con eso debería bastarme, ¿no? Greg siempre me dice que voy persiguiendo un arco iris. Tal vez haya llegado la hora de dejar de hacerlo.

Besos,

Rosie


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: ¡Rosie Dunne!

Me saca de quicio ver cómo pierdes otra oportunidad. ¿No puedes hacer nada para convencer a Comosellame?


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: Familia

Gracias, Alex, pero no. No puedo obligar a mi familia a abandonar su hogar si no quieren hacerlo. Son importantes para mí. Tengo que respetar los deseos de Greg; no creo que me hiciera muy feliz alejarme de mi trabajo y mis amigos si tuviera que mudarme por culpa de su trabajo. No puedo vivir como si estuviera sola en el mundo. ¡Aunque sería mucho más fácil! En fin, sólo es otra oportunidad perdida.

Así que basta de mí. ¿Qué tal van esas conferencias? ¿Ya has averiguado quién es Don Cirujano Fantástico?

Gracias por tu apoyo, como siempre.


De: Katie

Para: Toby

Asunto: ¡Castigados!

¡No me puedo creer que estemos castigados! ¡En plenas vacaciones de verano! ¡Nuestros padres no tendrían que haberse puesto tan paranoicos! Al final no fuimos a ninguna parte, estábamos a menos de una hora de casa. No es justo que nos tengan encerrados en casa dos semanas. Te dije que lo mejor era tomar el ferry hasta Francia o algo por el estilo. En las películas, los aeropuertos es lo primero que controlan los polis. Ahí es donde nos equivocamos. He estado investigando y tendríamos que haber ido a la estación de autobuses y coger el primero que saliera hacia Rosslare. La próxima vez lo haremos así.

¿Qué piensas que habría hecho Alex al vernos llamar a su puerta? Mamá dice que ni siquiera está en casa, que se ha ido a un congreso o lo que sea, pero me parece que miente para demostrarme que nuestro plan no habría dado resultado. Creo que Alex no se habría enfadado. Es muy enrollado. Aunque seguramente habría llamado a mamá y ella habría mandado diez millones de coches patrulla y helicópteros de rescate a buscarnos. Pobre mamá. Me alegra que no nos mudemos, pero lo siento por ella. Estaba la mar de entusiasmada con el nuevo trabajo y ahora está otra vez atrapada en ese mostrador donde lleva años trabajando. Me siento un poco culpable. Ya sé que me habría obligado a irme si Greg hubiese dicho que sí, pero aun así lo lamento por ella. Vaga por la casa con la cara muy triste y no para de suspirar como si estuviera muerta de aburrimiento y no supiera qué hacer a continuación. Igual que nosotros los domingos. Se levanta de un sofá, entra a otra habitación y vuelve a sentarse. Luego se levanta otra vez y cambia de habitación, y se pasa siglos mirando por la ventana, suspira unos tres millones de veces, cambia de habitación, sale, entra, sale… Sólo de mirarla me mareo. A veces, ya que no tengo permiso para salir al mundo exterior y no tengo nada mejor que hacer, la sigo de un lado a otro.

Ayer me puse a seguirla y empezó a caminar más deprisa cada vez y al final terminé persiguiéndola por toda la casa y fue muy divertido. Abrió la puerta principal y salió corriendo en bata, burlándose de mí porque no podía salir (por el castigo y tal). Pero me dio igual y salí y nos echamos una carrera alrededor de la manzana sin estar vestidas ni nada, ¡yo con mi pijama azul con corazones rosa y ella con su bata amarilla! La gente nos miraba, pero era muy divertido. Corrimos hasta la esquina donde está la tienda de Birdie y mamá me regaló un helado de fresa que fue lo mejor del día. Birdie no pareció muy impresionado al vernos, pero le señaló las piernas de mamá al viejo señor Fanning, que había ido a comprar el periódico. Por poco le da un ataque al corazón. Así que al menos salí un ratito a la calle.

En cuanto volvimos a entrar continuó vagando por la casa como si estuviera en un museo o algo así. Greg dijo que tenía el culo inquieto. Mamá replicó que le encantaría meterle un palo por el suyo. Greg no volvió a abrir la boca en todo el día.

Toby, si hubiésemos llegado hasta el principio de la cola en el aeropuerto, ¿crees que habríamos subido al avión? No estoy segura de si habría sido capaz de abandonar a mamá, aunque me parece que ahora no me creerá si se lo digo. Seguramente pensará que sólo lo hago para dejar de estar castigada, aunque tampoco es mala idea. ¡Bueno, te dejo!

¡Contéstame antes de que me muera de aburrimiento!


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: ¡Obligaciones familiares!

Tú y tus obligaciones familiares. No quiero que seas la única persona que cumple las reglas, y ya está. Las conferencias van de fábula. ¿A que no sabes quién es el médico? Tu hombre predilecto: Reginald Williams.


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: ¡Reginald Williams!

Pásame un cubo que vomito. ¿Te refieres al padre de Bethany la Putilla? ¡¡¿¿Han regresado desde el maligno pasado para martirizarnos??!!


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: Re: ¡Reginald Williams!

¡Cálmate, Rosie, respira hondo! No es tan mal tipo. Y es muy inteligente.


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: Re: Re: ¡Reginald Williams!

¿A qué se dedica ahora, al hipnotismo? ¿Te ha manipulado el cerebro? Por eso ha salido en todos los diarios de aquí. Me negaba a leerlos para protestar por su existencia y la de su familia. ¡Dios mío, Reginald Williams! ¿Y crees que tienes alguna posibilidad de ser uno de los «elegidos» para trabajar con él? Al fin y al cabo fuiste su casi yerno, y no hay nada mejor que un poco de nepotismo para que el mundo siga siendo un lugar justo e igualitario.


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: ¡Nepotismo!

Me parece que las posibilidades de que eso ocurra son muy escasas. ¡Creo que firmé mi condena cuando planté a su adorada hija única!


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: Bethany la Putilla

No sé si firmaste tu condena. En mi opinión fue la mejor decisión que has tomado en tu vida. Ahora que lo pienso, hará unos diez años que no veo a Bethany la Putilla. Me pregunto qué habrá sido de ella. Seguramente vive en una mansión de las colinas y se pasa el día contando dinero y riendo malvadamente…


De: Rosie

Para: Stephanie

Asunto: Los amigos íntimos duran toda la vida

¡Oh, sabia y maravillosa hermana Stephanie, llevabas razón! Cuando tenía diecisiete años me dijiste que las novias vienen y van, pero que los amigos íntimos duran para siempre. Hoy me he encontrado a mí misma diciendo: «Me pregunto qué habrá sido de Bethany la Putilla…». Justo la frase que nunca he querido que Alex dijera de mí. ¡¡Entonces no te creí, pero ahora sí!! Gracias, Steph. ¡Es verdad que los grandes amigos duran toda la vida!

Capítulo 27

Tiene un mensaje instantáneo de: RUBY

Ruby: Oye, ¿sigues ahí?

Rosie: Oh, tus palabras de apoyo son como una bocanada de aire fresco. Sí, sigo aquí.

Ruby: ¿Y encontraste a tu hija?

Rosie: Sí, la hemos adiestrado para que acuda a la carrera cuando oiga tres silbidos y una palmada.

Ruby: Impresionante…

Rosie: Todo este asunto me ha llevado a recordar que Alex y yo nos fugamos unas cuantas veces cuando éramos niños. La primera vez nos fugamos porque los padres de Alex no le dejaron ir el fin de semana a un parque temático para ver al Capitán Tornado. Ahora comprendo el punto de vista de sus padres, porque, bueno, el parque en cuestión estaba en Australia…, en unos dibujos animados. En fin, no debíamos de tener más de cinco o seis años. Cogimos las mochilas del colegio y salimos corriendo. Salimos corriendo literalmente. Creíamos que era lo que teníamos que hacer, correr calle abajo, una gran estrategia para pasar desapercibidos, por supuesto.

Estuvimos el día entero deambulando por calles que no conocíamos, mirando las casas y preguntándonos si las monedas que habíamos ahorrado aquella semana nos alcanzarían para comprarnos una casa. Hasta mirábamos casas que no estaban en venta. Todavía no habíamos acabado de captar el concepto. En cuanto se hizo de noche comenzamos a aburrirnos de nuestra libertad y también a tener un poco de miedo. Al final decidimos volver a casa para ver si nuestra protesta había alterado la situación con respecto al Capitán Tornado. Nuestros padres no se habían dado ni cuenta de que habíamos huido. Los de Alex pensaban que estábamos en mi casa y los míos en la suya.

No sé si Katie habría subido a ese avión de haber tenido ocasión. Me gusta pensar que de mis enseñanzas como madre ha aprendido que huir no es manera de resolver un problema. Puedes correr y correr tan rápido y lejos como quieras, pero lo cierto es que por más que corras el problema seguirá ahí. De hecho, hoy ha intentado decirme que me quería con todo el corazón y que nunca podría abandonarme. Me ha parecido percibir sinceridad en sus ojos y en su voz, pero en cuanto la he abrazado me ha preguntado si eso significaba que ya no estaba castigada. Me temo que es una oportunista, igual que su padre.

¿Alguna vez te escapaste de casa cuando eras niña?

Ruby: No. Pero mi ex marido se fugó de casa con una niña a la que le doblaba la edad, si te sirve de consuelo.

Rosie: Caray… Pues no, no me consuela, pero gracias por contármelo de todos modos.

Ruby: No hay de qué.

Rosie: ¿Qué planes tienes para celebrar los cuarenta, Ruby? Tu cumpleaños está al caer.

Ruby: Voy a romper con Teddy.

Rosie: ¡No! ¡Es imposible! ¡Tú y Teddy sois una institución!

Ruby: ¡Ja! Has dado en el clavo. De acuerdo, quizá no lo haga. Sólo estaba pensando en introducir algún cambio emocionante en mi vida y, curiosamente, eso ha sido lo primero que se me ha pasado por la cabeza.

Rosie: No necesitas ningún cambio en tu vida, Ruby. Está muy bien tal como está.

Ruby: Voy a cumplir cuarenta, Rosie. CUARENTA. Soy más joven que Madonna, ¿puedes creerlo?, y parezco su madre. Cada día me despierto en un dormitorio desordenado junto a un hombre que ronca y huele mal, tropiezo con montones de ropa camino de la puerta, bajo tambaleándome a la cocina, me preparo un café y me como un pedazo de pastel de chocolate del día anterior. Al volver hacia el dormitorio me cruzo con mi hijo en el pasillo. Algunas veces me saluda, pero son las menos.

Discuto con él por el tema de la ducha y no me refiero a quién va a usarla primero, sino a que tengo que obligarle a lavarse. Me peleo con la ducha para no escaldarme ni morir congelada. Me visto con ropa que hace demasiados años que llevo, de una talla que no consigo variar, que me pone enferma, y que me ha hecho perder la voluntad de hacer algo respecto a… nada, o nada respecto a algo. Teddy se despide de mí con un gruñido, me meto como puedo en mi viejo, abollado, oxidado y desleal Mini que se estropea casi cada mañana en una autovía que se parece más a un aparcamiento que una carretera. Aparco el coche, llego tarde al trabajo para variar y tengo que aguantar un sermón de alguien a quien me he visto obligada a poner el mote de Randy Andy. Me siento a mi escritorio y, una vez allí, me invento historias que me ayudan a evadirme de la oficina y me escabullo al mundo exterior para fumar un cigarrillo a escondidas. Hago esto varias veces al día. No hablo absolutamente con nadie, nadie habla conmigo y luego llego a casa a las siete de la tarde totalmente agotada y muerta de hambre, una casa que nunca se limpia a sí misma y una cena que nunca se prepara a sí misma. Hago esto cada día.

Los sábados por la noche me reúno contigo, salimos de copas y me paso todo el domingo con una resaca espantosa. Esto significa que me convierto en una zombi y me quedo tumbada en el sofá como un trozo de brócoli. La casa sigue sin limpiarse sola y, por más que le grite, se niega a ordenarse. El lunes me despierta el espantoso lamento de mí despertador y vuelvo a empezar otra vez por el principio.

Rosie, ¿cómo puedes decir que no necesito un cambio? Necesito un cambio desesperadamente.

Rosie: Ruby, ambas necesitamos un cambio.


Para una amiga especial

¡Que éste sea el principio de un año lleno de éxitos y felicidad!

Perdona, Ruby, ésta era la única tarjeta medianamente decente que pude encontrar que no diera la lata sobre que tu vida ya está casi terminando. Gracias por estar siempre a mi lado, ¡hasta cuando preferirías no estarlo! Eres una amiga fantástica. Disfrutemos este cumpleaños y buena suerte en tu año nuevo.

Besos, Rosie

P. D.: Espero que te guste el regalo.

¡No vuelvas a quejarte de cambios nunca más!

Este vale da derecho a diez lecciones de salsa.

Ricardo será tu profesor cada miércoles a las ocho de la tarde en el pabellón de la Escuela Secundaria San Patricio.


Tiene un mensaje instantáneo de: RUBY

Ruby: ¡Estoy salseada! La última vez que tuve tantos dolores fue cuando los colegas de Teddy le regalaron el libro del Kama Sutra por Navidad. Prácticamente tuvieron que subirme a la oficina con una carretilla elevadora después de las vacaciones, ¿te acuerdas? Bueno, pues esta vez he tenido que tomarme la mañana libre. ¡¿Puedes creerlo?! Me he despertado con la sospecha de que había sufrido un accidente grave de coche, he mirado a Teddy y me he convencido de que era verdad. Claro que se me olvidaba que las babas, el sudor y los ruidos molestos formaban parte del paquete de Teddy. He tardado veinte minutos en despertarlo para que me ayudara a levantarme de la cama. Luego he tardado otros veinte en levantarme. Mis articulaciones se habían declarado en huelga. No hacían más que holgazanear por ahí en piquetes gritando: «¡Articulaciones en huelga, articulaciones en huelga!». Las caderas eran las instigadoras de esta conspiración.

Así que he llamado a mi jefe y he acercado el teléfono a mis caderas para que las oyera. Ha estado de acuerdo conmigo y me ha dado la mañana libre. (Bueno, ahora sostiene que no lo ha hecho, pero me aferro a mi versión de la historia.)

No me figuraba que algo pudiera doler tanto. Dar a luz no es nada comparado con el ejercicio, y Gary fue un bebé enorme. Esto es lo que tendrían que hacerles a los prisioneros de guerra para interrogarlos: obligarlos a tomar lecciones de salsa. Ya sabía que no estaba en forma pero, por Dios, conducir el Mini ha sido horrendo. Cada vez que cambiaba de marcha era como si alguien me arreara un martillazo en el brazo. Primera marcha, dolor; segunda marcha, mucho dolor; tercera marcha, tortura. Me dolía tanto que he terminado yendo al trabajo en segunda. No ha sido seguro ni saludable para el motor, pero el coche se las ha apañado para llegar hasta el trabajo tosiendo y resoplando, igual que su propietaria.

Si me hubieses visto caminar habrías jurado que Teddy y yo habíamos practicado todas las posturas del Kama Sutra. Hasta escribir a máquina ha sido una experiencia traumática: de repente me he dado cuenta de que el hueso del dedo está conectado con el del brazo, que por alguna razón me tiraba del ligamento de la corva provocándome dolor de cabeza. Tendría que haber previsto que me encontraría tan mal. Cuando anoche me dejaste en casa estaba tan entumecida que casi tuve que entrar a gatas al vestíbulo, donde mis oídos recibieron el saludo de la sesión de intercambio de gruñidos que Teddy y Gary celebraban en la sala de estar. He descubierto que ése es su sistema particular de comunicación.

Así que dejé en paz a mi maravillosa e inteligente familia, me hundí en la bañera y consideré la posibilidad de ahogarme. Entonces recordé que aún quedaban sobras del pastel de chocolate de ayer y saqué la cabeza del agua para respirar. Hay cosas por las que merece la pena vivir.

Pero gracias por el regalo, Rosie; nos divertimos lo nuestro en clase, ¿verdad? No recuerdo haber reído tanto en toda mi vida, lo cual, pensándolo bien, seguramente sea el motivo de que me duela tanto la barriga. Gracias por recordarme que soy una mujer, que tengo caderas, que puedo ser sexy, que soy capaz de reír y pasármelo bien.

Y gracias por meter al sexy de Ricardo en mi vida. Me muero por volver a sentirme así la semana que viene. Y después de todos mis quejidos y lamentos, dime, ¿cómo te encuentras?

Rosie: Muy bien, gracias. No me quejo.

Ruby: ¡Ja!

Rosie: Vale, vale, estoy un poco entumecida.

Ruby: ¡Ja!

Rosie: Vale, esta mañana el autobús ha tenido que bajar la rampa para minusválidos porque no podía levantar las piernas.

Ruby: Eso empieza a ser creíble.

Rosie: ¡¡Ay, qué guapo es Ricardo, Ruby!! Anoche soñé con él. Me he despertado sin camiseta y con la almohada llena de babas. (Vale, no es verdad.) Cada vez que oía esa voz italiana tan sexy gritando: «¡¡Ro-sie!! ¡Pres-ta ten-sión!» y: «¡¡Ro-sie!! ¡Le-van-ta del sue-lo!» se me estremecía todo el espinazo. Pero lo que realmente me puso fue cuando dijo: «¡Muy bien, Rosie, un meneo de caderas fantabuloso!». Mmmm, el rico Ricardo y sus caderas…

Ruby: ¡Sí! ¡Las caderas! Aunque creo recordar que se refería a mí con lo del «meneo fantabuloso».

Rosie: ¡Oh, Ruby! ¿No tiene derecho a soñar una chica? Me sorprendió que hubiera tantos hombres. ¿A ti no?

Ruby: ¡Sí! Me hizo pensar en cuando iba a las discotecas siendo todavía una colegiala: siempre era una de las chicas a las que les tocaba como pareja de baile otra chica. Anoche había más hombres bailando con hombres que mujeres con mujeres.

Rosie: Sí, es verdad, pero algo me dice que lo hacían por gusto. Aunque se tomaron demasiado en serio lo de llevar tacones altos, ¿no crees? ¿Te imaginas a Teddy y a Greg asistiendo con nosotras a clase?

Ruby: ¡Ay, esa visión nos dañaría los ojos! Teddy no alcanza a tocarse los hombros con las manos, ¡imagínate abrazarme! Cuando terminara de dar una vuelta ya habría pasado un año.

Rosie: ¡Ja! Sí, y Greg seguramente se obsesionaría tanto con Ricardo contando los pasos en voz alta que se pondría a hacer cálculos mentales sumándolos, multiplicándolos, restando el primer resultado a la raíz cuadrada del sexto o lo que fuera. Greg, el director de banco y su aventura amorosa con los números. Me parece que sólo quedamos tú y yo, Ruby.

Ruby: Eso parece… ¿Y qué tal le van las cosas a Alex últimamente?

Rosie: Sigue rondando al padre de Bethany la Putilla con la intención de conseguir un empleo en el que hacer picadillo los cuerpos de la gente.

Ruby: Ya… ¿Quién es Bethany, por qué es una putilla y a qué se dedica su padre?

Rosie: Ay, perdona. Bethany es el amor de infancia y la primera novia de Alex; es una putilla porque lo digo yo y su padre es médico.

Ruby: Qué emocionante: el regreso de una de las ex novias de Alex. Esto sí que será una vuelta de hoja.

Rosie: No, ella no pinta nada. Alex está asistiendo a unas conferencias que da su padre.

Ruby: Ay, Rosie Dunne, espera lo inesperado, por una vez. Quizás así no te quedes tan patidifusa cuando las cosas se te pongan en contra.

Capítulo 28

Aries

La vertiginosa combinación de Urano en Aries junto con tu regente Júpiter opuesto a Venus y la cuadratura del Sol con Plutón anuncian complicaciones. La luna nueva trae cierto alivio aunque dando un extraño giro al destino.


CIRUJANO IRLANDÉS SE INCORPORA AL EQUIPO DE WILLIAMS

Por Cliona Taylor

El cirujano irlandés Reginald Williams, que acaba de lograr un gran éxito al dar a conocer su nuevo método de cirugía cardiovascular, ha anunciado hoy la inminente incorporación de su compatriota el doctor Alex Stewart a su laureado equipo. El doctor Stewart, de treinta años y licenciado por Harvard, declaró: «Siempre he seguido los estudios del doctor Williams con gran interés y admiración», y añadió que para él es un placer y un honor convertirse en miembro del equipo pionero en esta nueva cirugía que sin duda servirá para salvar muchas vidas.

El doctor Stewart nació en Dublín y se mudó a Boston a los diecisiete años cuando su padre accedió a un puesto en el renombrado bufete de abogados estadounidense Charles amp; Charles. El doctor Stewart ha completado cinco años como residente de medicina general en el Hospital Central de Boston antes de unirse al equipo del doctor Williams para proseguir sus estudios de cirugía cardiovascular. En la foto superior (de izquierda a derecha) aparecen el doctor Reginald Williams con su esposa, Miranda, y su hija, Bethany, que anoche acompañó al doctor Stewart al baile benéfico organizado por la Fundación Reginald Williams para Enfermedades de Corazón.

Véase el artículo de Wayne Gillespie sobre este nuevo método de cirugía cardiovascular en la página 4 del suplemento de Salud.


Tiene un mensaje instantáneo de: ROSIE

Rosie: Hola, Ruby, ¿a que no adivinas lo que acabo de leer en el periódico esta mañana?

Ruby: Tu horóscopo.

Rosie: ¡Oh, venga! Concédeme un poco más de crédito. ¿Crees que leo esas cosas cada día?

Ruby: Claro que lo lees cada día. Te ayuda a decidir si estás de buen o mal humor. No entiendo el mío de hoy. Dice: «Aprovecha al máximo la oportunidad que te brindan las circunstancias económicas favorables para tomar la iniciativa a finales de mes. Marte ha entrado en tu signo y deberías rebosar energía. Experiencias emocionantes a la vista».

No he estado tan arruinada, agotada y aburrida en toda mi vida. Así que todo eso es pura basura. Aunque tengo muchas ganas de que llegue nuestra próxima clase de baile. Me cuesta creer que esta semana termine el primer curso y que pronto comencemos el segundo. Estas últimas semanas han pasado volando. En fin, ¿qué había en el periódico aparte de tu signo del zodíaco?

Rosie: Mira la página tres del Times.

Ruby: OK, página tres, voy leyendo los titulares mientras escribo… Oh, Dios mío, mira por dónde. ¿Ésa es Bethany la Putilla?

Rosie: ¿Necesitas preguntarlo?

Ruby: Perdona, cariño, pero la veo como la típica treintañera asquerosamente rica y bien vestida, aunque puedo llamarla Bethany la Putilla, si insistes.

Rosie: Sígueme la corriente.

Ruby: Muy bien… ¡Pero fíjate, Rosie, Bethany la Putilla sale con Alex en el periódico! En la página tres. Parece… parece una putilla.

Rosie: Y que lo digas. De todas formas tiene treinta y dos. Mi horóscopo decía que…

Ruby: ¡Ajá! Te dije que…

Rosie: Corta el rollo de los «Te dije» y atiende. Mi horóscopo decía que sentiría un cierto alivio, pero con un extraño giro en mi destino.

Ruby: ¿Y…? El mío dice que soy rica, ya ves.

Rosie: Bueno, me alegra que Alex por fin haya conseguido el trabajo de sus sueños después de tantos años, pero no deja de ser irónico que para conseguirlo haya tenido que verse con ella.

Ruby: Te dije que esperaras lo inesperable, Rosie, y que dejaras de prestar atención a los horóscopos. No son más que basura.


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: ¡Enhorabuena!

Me he enterado de la buena noticia. Hoy has salido en todos los periódicos de aquí (te guardo todos los recortes de prensa) y te he oído hablar en la radio esta mañana. No sé muy bien de qué hablabas, pero parecía que estuvieras resfriado. Prácticamente puedes resucitar a la gente de entre los muertos, pero no puedes librarte de los mocos.

¿Cómo está Josh? El otro día llamé a tu madre y lo tenía pasando el fin de semana con ella. ¡Le dijo a Josh que se pusiera al teléfono y me pareció increíble mantener una conversación con él! Es muy inteligente para no haber cumplido los tres, un chico listo, igual que su padre, nada que ver con su madre. Me contó un montón de cosas sobre los animales que había visto en el zoo e imitó los ruidos que hacía cada uno de ellos. Le sugerí a tu madre que ensayara el ruido del gorila con él, ya que Josh no supo imitarlo, pero me informó de que el pobre gorila está tan deprimido que se pasa todo el rato sentado en su jaula sin decir ni pío. O sea que Josh es un gran imitador además de un cerebrito.

Me encantaría volver a verlo alguna vez; me encantaría verte a ti. Tenemos que ponernos al día de nuestras vidas. Cuéntame algo sobre ti que no puedan contarme los periódicos, la radio ni la tele.


Querido Alex:

Aquí me tienes otra vez. No sé si recibirías mi e-mail de hace unas semanas. Sólo te felicitaba por la gran noticia. Aquí todos estamos muy orgullosos de ti: mamá, papá, Steph, Kev, Katie y Toby te mandan su enhorabuena. Me parece que Toby quiere ser médico igual que tú cuando sea mayor, porque así hablará en la radio y su foto saldrá en el periódico. (Además confesó que quería arrancarle el corazón a la gente tal como ha visto hacerlo en no sé qué película, cosa que me dejó un tanto trastornada.) Katie insiste en que quiere ser DJ en una discoteca. No has ejercido la más mínima influencia sobre ella en este apartado; se meterá en un negocio que provoca ataques de corazón a la gente.

Sigo en el Two Lakes Hotel. Sigo en recepción. Sigo dando cobijo al público bajo nuestro tejado de cristal. Mi jefe se ha marchado a Estados Unidos, donde ha abierto otro hotel más, de modo que no cuento con ver a ninguno de los hermanos Lake por aquí durante mucho tiempo. En su lugar han contratado a una serie de penosos expertos en formación de equipos para que vengan a enseñarnos a estar en armonía. La semana que viene el jefe de equipo, Simon, nos lleva a hacer piragüismo para que podamos comunicarnos fuera del entorno laboral. Se supone que aprenderemos a comentar nuestros problemas.

¿Cómo voy a decirle a Tania, que también trabaja en recepción, que el motivo por el que no le hablo es que no soporto oír su voz de pito, que odio que diga: «¿Qué piensas?» al final de cada frase, que lleva un perfume demasiado fuerte para un despacho tan pequeño, y que el pintalabios rosa que se pone se le pega a los dientes y nunca le quedará bien con su color de pelo? Por la mañana el aliento de Stephen apesta a pañales sucios; me encanta que haga su primera pausa para tomar café y fumar porque cuando vuelve en comparación su aliento huele a rosas. Geoffrey tiene un grave problema de olor en los sobacos; Fiona tiene un grave problema de flatulencias (no sé qué debe de comer). Tabitha no para de asentir con la cabeza mientras le hablo, dice: «bien» detrás de casi cada palabra y, para colmo de desdichas, intenta acabar mis frases en mi lugar o decir conmigo las últimas palabras. Lo más enojoso es que siempre le sale mal. Henry lleva calcetines blancos y zapatos negros, Grace tararea la misma canción de las Spice Girls cada día de la semana, cosa que me pone histérica porque siempre termino cantándola en voz baja al llegar a casa y en consecuencia Katie acaba menospreciando a su anticuada madre por no tener ni idea de quién ocupa las listas de éxitos de esta década.

Entre todos me sacan de quicio. Aunque puede que eso del piragüismo no sea mala idea después de todo: podré ahogarlos a todos. Alex, escríbeme y cuéntame qué pasa en tu vida.

Besos,

Rosie


Rosie:

Perdona que haya estado distante últimamente, pero es que he tenido mucho trabajo. Aunque eso no es excusa para perder el contacto. Ya debes de saber casi todas las novedades sobre mi trabajo, supongo, así que me salto esa parte. Mis padres están muy bien y siguen enmarcando todas y cada una de las fotos de ti y Katie que les mandas. Su casa empieza a parecer una especie de santuario dedicado a vosotras dos, las chicas Dunne.

¡Buenas noticias! El mes que viene pasaré unos días en Irlanda. Mis padres también irán y Sally me ha autorizado a llevarme a Josh esas dos semanas ya que pasó con ella las vacaciones de Navidad. Hace mucho tiempo que no se reúne la familia al completo y mamá decidió que quería estar con Phil, sus veinte hijos, el resto de la familia y todos sus amigos para celebrar que llevan ya cuarenta años de matrimonio. Cuarenta años, figúrate. Yo apenas llegué a dos. No sé cómo lo han conseguido. Aunque a ti te está yendo bien. ¿Cuánto lleváis juntos tú y Comosellame? Lo suficiente, diría yo.

No recuerdo cuándo pasé la Navidad en Dublín por última vez. Pero pronto volveremos a estar juntos, Rosie.

Alex


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: Tu visita

¡Fantástica noticia! Me alegra mucho que vengas a casa. ¿Te gustaría alojarte con nosotros o ya has hecho otros planes con tus padres?


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: Mi visita

No, no, no quiero molestar a Comosellame. En realidad, no tengo por qué ser tan educado. Odio a tu marido. Así que Josh y yo estaremos en casa de Phil y Maggie y a mis padres les he reservado un hotel. Pero gracias por el ofrecimiento.


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: G. R. E. G.

Hmmm… Alex, vas a tener que aprenderte el nombre de mi marido antes de venir para acá. Se llama Greg. G. R. E. G. Intenta recordarlo, por favor.

¿Te he contado que Ruby y yo somos las reinas de la salsa? Compré una primera tanda de clases: fue mi regalo para Ruby cuando cumplió cuarenta años hace unos meses, y lo pasamos tan bien que hemos seguido asistiendo. De hecho, Ruby me ha sorprendido con su talento para el baile, aunque, entre nosotros, estoy hasta la coronilla de hacer siempre de hombre.

Greg se niega a ir a clase conmigo, pero no le importa que le enseñe en nuestro dormitorio cuando Katie está fuera, la puerta cerrada con pestillo y con una silla atrancada, las persianas bajadas y las cortinas corridas. Hasta la tele tiene que estar apagada, no vaya a ser que un actor o un presentador tenga poderes para ver las casas de la gente desde la pantalla. Bueno, la cuestión es hacer juntos algo divertido, pero como en clase siempre me toca hacer de hombre me cuesta bastante hacer de mujer en casa (y nunca se me ha dado muy bien ser la mujer de la casa). Siempre terminamos pisándonos los dedos de los pies, dándonos golpes en las espinillas, decepcionándonos el uno del otro, discutiendo a gritos sobre quién de los dos tenía el pie dónde y dónde tenía que tener el pie alguno de los dos hasta que nos ponemos hechos una furia.

Ahora Ruby ha decidido ir a clase dos veces por semana, pero yo no puedo ir los lunes porque llevo a Katie a entreno de baloncesto. Ruby insiste en que no es tan divertido sin mí porque tiene que bailar con Miss Behave, una drag queen rubia de metro noventa y cinco con tutú y unas piernas larguísimas que está intentando aprender salsa para el espectáculo que da en un club gay.

Lo bueno es que Ruby y yo lo pasamos en grande y que en cuanto termina la clase ya aguardamos con impaciencia la próxima. Ruby está encantada porque ha perdido un poco de peso (gramos más que kilos, según parece). Es genial tener un pasatiempo con el que disfrutas y que te ayuda a afrontar con ganas la semana siguiente en lugar de temer constantemente los días que tienes por delante. Espero que estés teniendo alguna clase de vida privada, Alex, y que no trabajes más de la cuenta. ¿Has tenido alguna cita últimamente?


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: ¿Citas?

A lo mejor sí…


Tiene un mensaje instantáneo de: ROSIE

Rosie: Soy toda oídos. ¿Alguien que yo conozca?

Alex: O a lo mejor no…

Rosie: ¡Basta! ¿Quién es la desafortunada? ¿La conozco?

Alex: Puede…

Rosie: Oh, por favor, dime que es cualquiera menos Bethany la Putilla.

Alex: Bueno, más vale que me dé prisa porque tengo que arreglarme para salir. Cuídate, Amapola.

Rosie: ¿Tienes una cita?

Alex: A lo mejor…, aunque…

Rosie: Sí, sí, ya lo pillo, a lo mejor no… Bueno, hagas lo que hagas, disfruta. Pero no demasiado.

Alex: ¡No osaría ni soñarlo!


Tiene un mensaje instantáneo de: ROSIE

Rosie: He estado chateando con Alex hasta hace un segundo.

Ruby: Ah, ¿sí? ¿Ha dicho algo interesante?

Rosie: No. Sólo nos estábamos poniendo un poco al día, ya sabes cómo es eso.

Ruby: Me alegro por los dos. ¿Tenéis planes para esta noche tú y Greg?

Rosie: Tiene una cita, Ruby.

Ruby: ¿Quién? ¿Greg?

Rosie: ¡No! Alex.

Ruby: ¡Ah! ¿Aún estamos hablando de él? ¿Con quién va a salir?

Rosie: No lo sé. No me lo ha querido decir.

Ruby: Bueno, tiene derecho a tener vida privada, ¿no?

Rosie: Sí, supongo que sí.

Ruby: Y es bueno que por fin tenga ánimos de seguir adelante después de que le hayan partido el corazón y de haber pasado un divorcio, ¿no?

Rosie: Sí, supongo que sí.

Ruby: Bien, me alegra que pienses así. Eres una gran amiga, Rosie, siempre quieres lo mejor para Alex.

Rosie: Sí. Sí que lo soy.


Tiene un mensaje instantáneo de: ALEX

Alex: Hola, Phil.

Phil: Hola, Alex.

Alex: ¿Qué estás haciendo?

Phil: Navegar por internet en busca de una tapa de cigüeñal para un Dodge Sedan de 1939. Es un coche raro. Una auténtica belleza. Acabo de encargar un parachoques delantero para el Chevrolet Sedan de 1955. Me lo envían la semana que viene.

Alex: Muy bien.

Phil: ¿Te preocupa algo, Alex?

Alex: No, no.

Phil: Ya. ¿Querías hablarme de algo en concreto?

Alex: No, sólo saber cómo estabas. Quería ponerme al día con mi hermano mayor.

Phil: Muy bien. ¿Qué tal el curro?

Alex: Tengo una cita esta noche.

Phil: ¿En serio? Eso está muy bien.

Alex: Sí, muy bien.

Phil: Me alegra ver que levantas cabeza.

Alex: Sí.

Phil: Salir con alguien hará que dejes de trabajar como un loco.

Alex: Sí.

Phil: ¿Lo sabe Rosie?

Alex: Sí. Estaba chateando con ella antes de conectar contigo.

Phil: Qué casualidad. Dime, ¿cómo ha sido su reacción?

Alex: No gran cosa, la verdad.

Phil: ¿No se ha enfadado?

Alex: No.

Phil: ¿No se ha puesto celosa?

Alex: No.

Phil: ¿No te ha suplicado que no salieras con otras mujeres?

Alex: No.

Phil: Entonces todo va bien, ¿no? Demuestra que es una buena amiga. Alguien que quiere que salgas adelante, que conozcas gente nueva y que seas feliz.

Alex: Sí. Eso es bueno. Es bueno tener una amiga así.


Aries

Sigues bajo la poderosa influencia de Neptuno, el planeta que hace realidad tus sueños más románticos…


Tiene un mensaje instantáneo de: ROSIE

Rosie: Tienes razón, Ruby, el horóscopo no es más que basura.

Ruby: ¡Ánimo!

Capítulo 29

Para Rosie, Katie y Greg:

Estais invitados a mi fiesta de cumpleaños el 18 de noviembre. ¡Cumplo 4! Va a aber un mago. Sabe sacar animales de los glovos. Os dará un animal de recuerdo.

Mi fiesta empieza a las 11 de la mañana y habrá montones de golosinas y luego os podréis ir a casa con vuestros papás y mamás.

Gracias.

Besos,

Josh


Tiene un mensaje instantáneo de: KATIE

Katie: Parezco una mema.

Toby: No pareces ninguna mema.

Katie: Ni siquiera sabes qué aspecto tiene una mema.

Toby: ¿Y qué aspecto tiene?

Katie: El mío. Parezco una especie de ser humano del futuro medio persona medio robot.

Toby: No es verdad.

Katie: Oh, Dios mío, todo el mundo me está mirando.

Toby: Katie, estamos sentados en la última fila de la clase. Todos los que están dentro de esta habitación nos están dando la espalda. No pueden estar mirándote a no ser que tengan ojos en el cogote.

Katie: Mi madre los tiene.

Toby: Oye, sólo son aparatos, Katie. No es el fin del mundo. Además, sé cómo te sientes. Cuando me pusieron las gafas también pensaba que todo el mundo me miraba.

Katie: Eso es porque te miraban.

Toby: Vaya. ¿Puedes hacerme un favor?

Katie. ¿Cuál?

Toby: Vuelve a decir salchichas sabrosas.

Katie: ¡TOBY! Eso no tiene gracia. Dijiste que no te burlarías. Voy a llevar estas odiosas vías de tren durante años y no es culpa mía que me hagan cecear. No me las podré quitar ni para las fotos de mi cumpleaños la semana que viene.

Toby: Qué horror.

Katie: Cumpliré trece años. Cuando sea mayor no quiero verme en fotografías como la que lleva dos pedazos gigantescos de metal en la boca. Además, todo el mundo va a ir a la fiesta, gente que no veo desde hace siglos, y quiero estar guapa.

Toby: A ver si lo adivino, para estar guapa volverás a vestirte de negro.

Katie: Sí.

Toby: Eres una morbosa.

Katie: No, Toby, soy sofisticada. El negro queda bien con mi pelo. Lo pone en mis revistas. Pero tú puedes llevar tus pantalones cortos raídos y una camiseta vieja, si quieres. No vamos a cambiar una costumbre de toda la vida.

Toby: Es lo que mis revistas dicen que me ponga.

Katie: No, sé muy bien qué te dicen que debes hacer tus sucias revistas y no tiene nada que ver con vestirse. Más bien con desnudarse.

Toby: Pero estoy invitado igualmente.

Katie: Puede. Aunque a lo mejor no…

Toby: Katie, pienso ir tanto si me invitas como si no. No voy a perderme tu cumpleaños sólo porque estés de mal humor. Me muero por ver cómo se te mete el pastel de cumpleaños en los aparatos, te rezuma entre los dientes y acaba saliendo disparado contra la cara de la gente cuando hables.

Katie: Lo que faltaba. Pues me aseguraré de hablar mucho contigo.

Toby: Bueno, ¿y quién va a ir?

Katie: Alex, la tía Steph, Pierre y Jean-Louis, la abuela y el abuelo, Teddy, Ruby y su hijo, ese bicho raro que nunca habla, mamá, por supuesto, y unas cuantas chicas de baloncesto.

Toby: ¡Yupi! ¿Y tu tío Kevin?

Katie: ¿Acaso viene alguna vez a algo? Sigue trabajando en ese hotel tan pijo de Kilkenny. Dijo que sentía mucho no poder venir, pero me envió una tarjeta con un billete de diez.

Toby: Bueno, al fin y al cabo eso es lo que cuenta. ¿Y qué pasa con Greg?

Katie: No, se va a trabajar a Estados Unidos una semana. Me dio trece euros. Uno por cada año.

Toby: Qué enrollado. Vas a ser rica. Mejor que tenga trabajo, es horrible cuando él y Alex están en la misma habitación. Me dejan flipado.

Katie: Ya. Y peor aún si mamá también está, porque entonces se pasa todo el rato yendo de uno al otro como si fuera el árbitro de un combate de boxeo.

Toby: Alex le daría a Greg una patada en el culo si estuvieran en un combate de boxeo.

Katie: Desde luego. Y mamá les daría una patada en el culo a los dos si se atrevieran a pelear. Al menos ahora podré ponerme el guardapelo que me regaló Alex sin que Greg me mire como si quisiera arrancármelo.

Toby: Es que está celoso porque no hay una foto suya dentro.

Katie: Tiene la cabeza demasiado grande para que le quepa en mi guardapelo.

Toby: ¿Irá alguien más que tenga menos de ochenta años además de tu equipo de baloncesto?

Katie: Alex traerá a Josh.

Toby: Josh tiene cuatro años, Katie.

Katie: Exacto. Tendréis mucho en común. La misma capacidad cerebral.

Toby: Muy graciosa, boca de metal. ¿Crees que habrá salchichas sabrosas en tu fiesta?

Katie: Eres muy divertido, Toby. Bueno, supongo que mi situación podría ser un millón de veces peor. Podría verme obligada a llevar gafas el resto de mi vida igual que tú.

Toby: Qué fuerte. Estaba pensando que a lo mejor no te dejarán salir del país durante los próximos años por los detectores de metales de los aeropuertos. Podrías ser un auténtico peligro público. Esos aparatos pueden convertirse en armas mortíferas.

Katie: Lo que me faltaba.


Tiene un mensaje instantáneo de: ROSIE

Rosie: Mi niña será adolescente la semana que viene.

Ruby: Gracias a tu buena estrella ya casi has terminado, corazón.

Rosie: ¿No estoy justo empezando? Y si tuviera una buena estrella, ya la habría despedido a estas alturas. ¿Qué tiene de maravilloso que mi preciosa niña crezca y vaya llenándose de granos ante mis propios ojos? Cuanto mayor se hace mi hija, mayor me hago yo.

Ruby: Menudo descubrimiento.

Rosie: Pero esto no tendría que ocurrir. Porque yo ni siquiera he comenzado a vivir mi propia vida. En realidad no he hecho nada importante.

Ruby: Hay quien diría que crear vida tiene su importancia. ¿Quieres algo para la fiesta?

Rosie: Basta con que vengas tú.

Ruby: Maldita sea, ¿no puede ser otra cosa?

Rosie: Vas a venir te guste o no.

Ruby: Como tú digas. Al menos Greg no estará allí poniéndote una correa al cuello para mantenerte alejada de Alex.

Rosie: Exacto. Quizás esta vez pueda tirarme a Alex en paz.

Ruby: Eso es lo que yo llamo esperanza. ¿Y qué le regalo a una adolescente que lo quiere todo?

Rosie: Una dentadura nueva, crema mágica quitapecas, a Colin Farrell y una madre organizada.

Ruby: Bien, en el apartado de la madre organizada puedo echar una mano.

Rosie: Gracias, Ruby.


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: Mi vuelo

Mi vuelo aterriza mañana a las 14. 15. Tengo muchas ganas de volver a veros a ti y a Katie. ¿También irá a recogerme Comosellame?


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: MI MARIDO

Mi marido se llama Greg. Y no, no irá a recogerte porque está fuera por trabajo. Está en Estados Unidos, así que tenéis la suerte de haber intercambiado países durante los próximos días. Confiemos en que el océano Atlántico sea suficiente separación.


Para mi maravillosa hija

¡Ya eres adolescente!

Feliz cumpleaños, cariño.

Con todo el amor,

Mamá


Para Katie

¡Hoy empiezas a ser madura.

Hip hip hurra!

¡Que se entere toda la gente,

hoy ya eres adolescente!

Greg


¡¡Eres una chica genial!!

Feliz cumpleaños, pequeña.

¡Te queremos mucho!

Besos,

La abuela y el abuelo


¡Feliz cumpleaños, Purpurina!

Coge este dinero y cómprate algo de ropa que no sea negro. ¿A que no te atreves?

Besos,

Ruby, Teddy y Gary


Para mi sobrina

¡Felices trece, preciosa!

Bon Anniversaire!

Te quieren,

Stephanie, Pierre y Jean-Louis


Para mi ahijada

¡Felices trece, pequeña adulta!

Estoy muy contento de celebrar este día contigo.

Con todo mi amor,

Alex


Puede que ya seas adolescente, pero sigues siendo fea.

De Toby


De: Kevin

Para: Rosie

Asunto: ¡Visita secreta!

Aquí Kevin. No consigo encontrarte por teléfono, así que, como al parecer te pasas el día enganchada al ordenador, he pensado mandarte un e-mail. Siento no haber estado en casa para el cumpleaños de Katie, pero es que vamos de cráneo en el curro. Esta semana tenemos el Open de golf, y los mejores golfistas del mundo, sus perros y sus peces de colores llenan el hotel. Estamos trabajando a toda máquina, pero, por suerte, este fin de semana se largarán. Está visto que me pierdo todas las fiestas familiares.

Bueno, lo que quería decirte es que me alucina que hayas guardado en secreto que ¡vas a venir el próximo fin de semana! No me preguntes qué hacía comprobando las reservas, pero he descubierto que tenéis reservada nada menos que ¡la suite nupcial! El bueno de Greg se pasa un poco de rosca pagando todo esto, ¿no? Pero me alegro por ti y me encanta que vengas a verme. Ya iba siendo hora. Creo que no nos hemos visto desde Navidad. Me aseguraré de que os traten como vips y hasta diré a los muchachos de la cocina que no escupan en vuestra comida.


De: Rosie

Para: Kevin

Asunto: Visita secreta

Lo siento, hermanito, pero debe de tratarse de otra Rosie Dunne.

¡Ojalá fuese yo!


De: Kevin

Para: Rosie

Asunto: Re: Visita secreta

¡Sólo existe una Rosie Dunne! No, en serio, la reserva va a nombre de Greg. ¡Mierda! Espero no haberle chafado una sorpresa. OLVIDA lo que te he dicho. Perdona.


De: Rosie

Para: Kevin

Asunto: Re: Visita secreta

No te preocupes, Kev. ¿Para qué día es la reserva?


De: Kevin

Para: Rosie

Asunto: Re: Visita secreta

De viernes a lunes. Por favor, no le digas que te lo he dicho. Ha sido una estupidez por mi parte. Tendría que haber usado la cabeza. Además, tampoco tenía por qué mirar las reservas. Qué idiota es Greg. Tendría que haber recordado que trabajo aquí.


De: Rosie

Para: Kevin

Asunto: Re: Visita secreta

Y para que él supiera dónde trabajas tendrías que charlar de vez en cuando. ¡No te apures! Greg está en Estados Unidos toda la semana así que podré disimular mi emoción. Más vale que salga a comprarme unos modelazos. ¡Ese hotel tuyo es muy elegante!


De: Kevin

Para: Rosie

Asunto: Re: Visita secreta

Pásalo bien. Nos vemos el fin de semana. Pondré cara de pasmo cuando os vea.


Ruby: Tengo que reconocer que estoy sorprendida. ¡Es un gesto muy romántico!

Rosie: ¡Y que lo digas! Estoy entusiasmadísima, Ruby. He soñado con alojarme en ese hotel durante años. Apuesto a que los botecitos de champú y los gorritos de baño son una preciosidad.

Ruby: Por Dios, Rosie, podrías abrir una tienda con la cantidad de artículos que has robado en los hoteles.

Rosie: Eso no es robar. No los ponen sólo para que los mires. Aunque últimamente parece que se está extendiendo la costumbre de atornillar los secadores.

Ruby: Menos mal que no tienes fuerza suficiente como para sacar las camas de las habitaciones.

Rosie: Me verían en recepción. Aunque las sábanas que me llevé del último hotel en que me alojé son con mucho mis favoritas.

Ruby: Rosie, tienes un problema. Pasando a otro tema, ¿cuándo te llevan a disfrutar del lujo asiático?

Rosie: El viernes. ¡Estoy impaciente! Me he fundido la tarjeta de crédito comprando unos trapitos para el fin de semana. Estoy muy contenta de que Greg haya hecho este esfuerzo. Estamos mejor que nunca de un tiempo a esta parte. Es como si hubiésemos vuelto a la fase de luna de miel. Estoy requetecontenta.


De: Rosie

Para: Greg

Asunto: ¿Vuelves a casa?

Es viernes y me preguntaba a qué hora llegarás a casa. Debes de estar en el avión porque me sale el contestador. ¡A lo mejor me puedes contestar a través de tu portátil desde las nubes!


De: Greg

Para: Rosie

Asunto: Re: ¿Vuelves a casa?

Hola, cielo. Te dije que estaría en Estados Unidos hasta el lunes. Calculo que llegaré hacia última hora de la tarde. ¿Puedo llamarte desde el aeropuerto para que vengas a buscarme? Lamento esta confusión. Estoy seguro de haberte dicho que regresaba el lunes, no el viernes. Ojalá fuese hoy, cariño.

¿Cómo está Katie después de su primera fiesta de adolescente alocada? No me ha dicho nada. Pensaba que a estas alturas ya me habría dado las gracias por el regalo.


De: Rosie

Para: Kevin

Asunto: ¿Este fin de semana?

¿Es posible que te confundieras y que la reserva sea para otro fin de semana?


De: Kevin

Para: Rosie

Asunto: Re: ¿Este fin de semana?

No hay ninguna confusión, Rosie. Greg se ha registrado esta mañana. ¿No estás aquí?

Capítulo 30

De: Rosie

Para: Alex

Asunto: Comosellame

Comosellame se acabó. Para siempre.


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: Re: Comosellame

Voy a reservar billetes para ti y para Katie para que vengáis de inmediato. Te mando localizador y horario antes de una hora. No te preocupes.


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: Espera, por favor

Dame un poco de tiempo antes de reservar esos vuelos. Tengo que dejar unas cuantas cosas bien atadas antes de marcharme. Y una vez que esté contigo en Boston, no pienso volver nunca más aquí. Espérame, por favor.


Hola, soy yo, Alex.

Verás, lo siento mucho, pero no puedo quedar contigo para cenar esta noche. Perdona que te cuente esto por carta, pero es como se me da mejor hacerlo. Eres una mujer maravillosa e inteligente, pero mi corazón pertenece a otra. Ha sido así durante muchos años. Espero que cuando volvamos a vernos sigamos siendo amigos.

Alex

Capítulo 31

Apreciado Bill Lake:

Muy a pesar mío presento mi dimisión. Seguiré trabajando en el Two Lakes Hotel durante las dos próximas semanas tal como exige mi contrato.

A un nivel más personal, quiero darle las gracias por los cinco maravillosos años en que me ha permitido trabajar para su empresa. Ha sido un honor.

Atentamente,

Rosie Dunne


De: Toby

Para: Katie

Asunto: ¡Desastre!

¿QUÉ DICES? ¡No puede ser que te marches! ¡Es espantoso! Pregunta si puedes quedarte en mi casa una temporada. Yo preguntaré a mis padres. Dirán que sí. No puedes marcharte.

¿Qué pasa con el colegio?

¿Qué pasa con el equipo de baloncesto?

¿Qué pasa con tus planes de ser DJ del Club Sauce?

¿Qué pasa con tus abuelos? No puedes abandonarlos. Son viejos.

¿Qué pasa con el trabajo de tu madre y la casa y todo lo demás?

¿Qué pasa conmigo?


De: Katie

Para: Toby

Asunto: Re: ¡Desastre!

No consigo hacerla cambiar de idea. Lloro sin parar. Esto es lo peor que me ha ocurrido en toda mi vida. No tengo ningunas ganas de ir a Boston. ¿Qué tiene de bueno Boston? No quiero hacer amigos nuevos. No quiero nada «nuevo».

Ay, cómo odio a Greg. ¿Sabes que le da tanto miedo mamá que ni siquiera ha pasado por casa? Está tan enfadada que asusta. Hasta yo tengo miedo de hablarle a veces. Le grita por teléfono como una loca. No me extraña que no venga a casa. Le dijo que si lo hacía, le cortaría los ya sabes qué. En el fondo me gustaría que viniera sólo por eso.

Es culpa suya que tengamos que marcharnos. La culpa es sólo suya y mamá está hecha polvo. Le odio, le odio, le odio.

Al menos Alex y Josh están en Boston. Algo es algo. Creo que pasaremos una temporada en su casa. O sea que nos vamos en serio, Toby. No es sólo una amenaza. Le dijo a Greg que no soportaba estar en el mismo país que él y mucho menos en la misma casa. Me parece que sé cómo se siente. Lo siento mucho por ella, pero irme me da tres patadas. Me he pasado la noche llorando, Toby. Es una injusticia.

Los abuelos están intentando quitárselo de la cabeza. Esta noche dormiremos en su casa porque mamá no soporta quedarse en la nuestra un minuto más. Cada vez que toca algo de Greg se estremece y se limpia las manos. Ruby no para de decirle a mamá que se vaya porque allí es donde tiene el corazón o algo por el estilo. Ha sido la primera vez que he visto llorar a Ruby. Y mamá cada día se pasa horas al teléfono con tía Stephanie sin parar de llorar. Anoche la oí vomitar en el retrete, así que me levanté y le preparé una taza de té. Se calmó un rato. Se acostó en mi cama. Es una cama individual y estábamos bastante apretadas, pero fue agradable. Me estrujaba como si fuese un oso de peluche.

Mamá está haciendo las maletas ahora. Me ayudará a hacer la mía dentro de un rato. Dice que siente llevarme a Boston, y le creo. No la culpo porque está muy triste. Es culpa de Greg y la verdad es que no he visto que hiciera nada para que mamá se sintiera mejor.

Mamá dice que puedes ir a vernos siempre que quieras. Prométeme que lo harás. Puede que seas un plasta y que me saques de quicio, Toby, pero eres el mejor amigo que tengo en el mundo entero y te echaré mucho de menos. Aunque seas un chico.

Tenemos que escribirnos sin parar. Es lo que hicieron mamá y Alex cuando eran jóvenes y tuvieron que separarse.

Te quiero,

Katie


Tiene un mensaje instantáneo de: RUBY

Ruby: Así que te vas dentro de dos semanas.

Rosie: Sí.

Ruby: Estás haciendo lo que debes.

Rosie: Qué curioso. Tengo la impresión de que eres la única que piensa así.

Ruby: Soy la única que sabe lo que sientes por él.

Rosie: Ah no, no estoy de humor para empezar otra relación. Me falta energía. Tengo el corazón como si me lo hubiesen arrancado del pecho y alguien hubiese bailado un zapateado encima. Ahora mismo odio a todos los hombres.

Ruby: ¿Incluido Alex?

Rosie: Incluido Alex, mi padre, George el de las golosinas y mi hermano por decírmelo.

Ruby: Pero era mejor que te enteraras, ¿no?

Rosie: Sí, y no es que lo culpe. El pobre no sabía que Greg tenía un lío con otra. Otra vez. El muy mentiroso de… ¡Aaaaaaah! Me dan ganas de pegarle una paliza. Me parece que no había estado tan enfadada en mi vida. La primera vez que me la jugó me dolió; ahora estoy directamente cabreada. Me muero por largarme de este país. En el fondo es una suerte que Kevin destapara el pastel porque así ya no seré más la tonta de la película.

Ruby: Me he enterado de que Kevin tiene problemas en el trabajo. ¿Es por haber husmeado en la lista de reservas?

Rosie: No, es por haber irrumpido en el comedor durante la cena y haberle arreado un puñetazo a Greg en la nariz delante de su amiguita y del resto de los huéspedes del hotel.

Ruby: Bien hecho. Espero que le rompiera la nariz.

Rosie: Lo hizo. Por eso tiene problemas.

Ruby: ¿Y con quién voy a ir a clases de salsa ahora?

Rosie: Seguro que Miss Behave estará la mar de contenta de ser tu pareja.

Ruby: Cuando por fin consigo bailar con un hombre resulta que lleva leotardos. Ay, cuánto te echaré de menos, Rosie Dunne. No es fácil encontrar una amiga como tú.

Rosie: Y yo a ti, Ruby, pero aunque Greg me ha hecho mucho daño, me ha dado la oportunidad de volver a empezar de cero. Me libraré de él y eso me hará más fuerte.


Me voy la semana que viene, Greg. No intentes ponerte en contacto conmigo, no intentes venir a visitarme, no quiero tener nada más que ver contigo. Me has traicionado justo cuando había conseguido enamorarme de ti otra vez. No estoy dispuesta a que vuelva a ocurrir. Lo has tirado todo por la borda, pero te doy las gracias. Gracias por hacerme ver con quién me casé y por liberarme de ti.

Que Katie te siga viendo o no será decisión de ella. Tendrás que aceptar lo que diga.


Alex: Tenías razón, Phil. Viene en mi busca. Sólo tenía que dejar que las cosas siguieran su curso y que viniera a mí en su debido momento.

Phil: ¡Menos mal que tenía razón! Fue una buena apuesta, ¿verdad? ¿Y ya te ha dicho que te ama, que nunca tendría que haberse casado con ese idiota y que sólo desea estar a tu lado y todas esas cosas que dicen en las películas?

Alex: No.

Phil: ¿No te ha dicho que te quiere?

Alex: No.

Phil: ¿Y tú a ella?

Alex: No.

Phil: ¿Pues entonces por qué se va a Boston?

Alex: Dijo que quería marcharse de Dublín y que necesitaba cambiar de aires y tener a su lado una cara amiga.

Phil: Vaya.

Alex: ¿Qué crees que significa eso?

Phil: Seguramente eso. ¿No tienes idea de lo que siente por ti?

Alex: No. Phil, su matrimonio acaba de romperse. Habrá tiempo de sobra para hablar del futuro cuando esté aquí.

Phil: Lo que tú digas, hermano. Lo que tú digas.


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: Tú y Katie

Me entusiasma pensar que pronto estaréis aquí. Josh prácticamente se sube por las paredes de emoción. Adora a Katie y está encantado con vuestra decisión de venir a vivir con nosotros durante una temporada. Tengo un amigo que tiene un amigo que tiene un hotel y están buscando director. Y tú estás más que preparada para ocupar el puesto. Puedo ayudarte a superar esto, Rosie. Recuerda que he pasado por lo mismo. Sé cómo se siente uno cuando su matrimonio se va al traste. Cuenta conmigo al cien por cien. Puede que te mudes a Boston catorce años más tarde de lo que habías previsto, pero mejor tarde que nunca.

Josh y yo os esperamos. Nos vemos la semana que viene.


¡Te mudas al extranjero!

Buena suerte, Rosie.

Todos tus compañeros del Two Lakes te echaremos de menos.

Bill, Bob, Tania, Steven, Geoffrey, Fiona, Tabitha, Henry y Grace


Sniff, sniff.

Voy a extrañarte, Rosie Dunne.

Buena suerte en tu nueva vida. Mándanos un e-mail de vez en cuando.

Te quiere,

Ruby


Rosie y Katie:

Nos da mucha pena que consideres que tenéis que marcharos. Nos da mucha pena que tengas motivos para hacerlo. Nos da mucha pena que haya ocurrido esto. Os echaremos mucho de menos a las dos, mucho, pero esperamos que encontréis la felicidad eterna. No más lágrimas, chicas. Que el mundo se porte bien con vosotras. Llamad cuando aterricéis.

Besos,

Mamá y papá


Buena suerte, hermana. Cruzo los dedos por ti y Katie. Contad con nosotros para lo que necesitéis.

Besos,

Stephanie, Pierre y Jean-Louis


Siento que tengas que irte. Buena suerte.

Kev


Katie:

Buena suerte en tu nuevo hogar. Te añoraré.

Besos,

Toby


Queridos papá y mamá:

Tampoco es que vaya a desaparecer para siempre. Sólo estaremos a unas pocas horas de casa. ¡Podéis visitarnos siempre que queráis! Os queremos mucho y agradecemos vuestro constante apoyo. Esta vez necesitamos salir adelante por nuestra cuenta.

Besos,

Rosie y Katie

Capítulo 32

Querida Rosie:

Antes de romper esto dame una oportunidad para explicarme, por favor. Ante todo pido perdón sinceramente desde el fondo de mi corazón por los años que han transcurrido. Por no estar a tu lado, por no apoyarte y darte la ayuda que merecías. Estoy lleno de remordimientos y decepcionado conmigo mismo por la manera en que me he comportado y el tipo de vida que he elegido. Soy consciente de que no puedo hacer nada para cambiar los años en que he actuado tan estúpidamente y os he tratado tan mal a las dos, ni tampoco para mejorarlos.

Pero te ruego que me des una oportunidad para construir un futuro mejor, para corregir lo que está mal. Entiendo que estés muy enfadada, que te sientas traicionada y herida, y que me odies, pero no deberías pensar sólo en ti misma. Vuelvo la vista atrás y me pregunto qué puedo mostrar de mi vida. No he hecho muchas cosas de las que me sienta orgulloso. No puedo explicar una trayectoria de éxitos, no he ganado un millón. Sólo hay una cosa en mi vida de la que estoy orgulloso: mi hija.

Tengo una hija pequeña que ya ni siquiera es «pequeña». No estoy orgulloso de cómo la he tratado. Hace unas semanas, el día en que cumplí treinta y dos años, al despertarme por la mañana fue como si de repente me cayera encima toda la sensatez que he estado echando de menos durante estos treinta y dos años. Me di cuenta de que tenía una hija, una hija adolescente de quien no sabía nada y que no sabe nada de mí. Me encantaría tener ocasión de conocerla. Me han dicho que se llama Katie. Es un nombre muy bonito. Me pregunto qué aspecto tendrá. ¿Se parece a mí?

Ya sé que no he demostrado merecer esto, pero si tú y Katie estáis dispuestas a hacerme un hueco en vuestras vidas, te demostraré que no será una pérdida de tiempo. Katie conocerá a su padre y yo veré a mi hija, ¿cómo cabe considerar que eso no merezca la pena? Por favor, ayúdame a hacer realidad mi sueño.

Ponte en contacto conmigo, Rosie. Dame la oportunidad de enmendar mis errores del pasado y de contribuir a crear un nuevo futuro para Katie y para mí.

Con mis mejores deseos,

Brian


Rosie: No no no no no no no no no no…

Ruby: Ya lo sé, cariño, te entiendo. Pero al menos echa un vistazo a las demás opciones.

Rosie: ¿Opciones? ¿QUÉ PUÑETERAS OPCIONES? No tengo ninguna. ¡NINGUNA! Tengo que marcharme. Quedarme aquí no es una opción.

Ruby: Cálmate, Rosie. Estás alterada.

Rosie: ¡Pues claro que estoy alterada! ¿Cómo demonios voy a rehacer mi vida cuando todos los que me rodean se dedican a jodérmela? ¿Cuándo me tocará a mí vivir mi vida en lugar de hacerlo por los demás? Ya estoy harta, Ruby. Hasta la coronilla. No puedo más. Me marcho y punto. ¿Quién es ese hombre? ¿Dónde puñetas ha estado durante los últimos trece años? ¿Dónde se escondió durante los años más importantes de la vida de Katie, o de la mía, ya puestos?

¿Quién se pasó las noches en vela dándole de mamar, paseando por los pasillos y cantando puñeteras nanas para aplacar sus constantes chillidos? ¿Quién le cambió los pañales sucios, le limpió los mocos de la nariz y acabó harta de lavarle la ropa a diario? ¿Quién tiene estrías y cicatrices, las tetas caídas y canas a los treinta y dos? ¿Quién asistió a reuniones de padres y alumnos, la acompañó y recogió del colegio, hizo la cena, puso la mesa, pagó el alquiler, fue a trabajar, la ayudó a hacer los deberes, le dio consejos, le enjugó las lágrimas, le explicó los pájaros y las abejas, le explicó por qué su papá no estaba en casa como los papás de los demás niños? ¿Quién se pasó la noche despierta y preocupada cuando estuvo enferma, poniéndole el termómetro y comprando medicinas, yendo al médico y al hospital en plena noche? ¿Quién dejó de ir a la universidad, pidió días libres en el trabajo y se quedó en casa el fin de semana para cuidar de ella? Yo y sólo yo. ¿Dónde estaba ese cabrón entonces?

Y tiene el morro de irrumpir tan campante en nuestras vidas al cabo de trece años cuando todo el trabajo duro ya ha terminado, encogiendo un poco los hombros con un patético «lo siento», justo después de que mi marido me haya puesto los cuernos, mi matrimonio se haya ido al carajo y por fin haya decidido mudarme a Boston, que es donde tendría que haber estado todo este tiempo si ese taimado gilipollas no hubiese arruinado mis planes, trastornando por completo mi vida y abandonando el país con la polla entre las piernas.

Que se joda.

Ahora se trata de mí, Rosie Dunne, y de nadie más.

Ruby: Te equivocas, Rosie. También se trata de Katie. Tiene que saber que su padre quiere verla. No la castigues por los errores que has cometido en tu vida.

Rosie: Pero si se lo digo, seguro que querrá verle. La emocionará mucho la idea de conocerle y luego lo más probable es que él le vuelva a fallar y le parta el corazón otra vez. ¿Y quién tendrá que arreglar el estropicio? Yo. Seré yo quien intente recomponer el corazón roto de mi hija. Tendré que recoger los pedacitos y enjugarle las lágrimas. Tendré que poner cara de aquí no pasa nada, encogerme de hombros y decir: «Bueno, no te preocupes, querida hija de trece años, no todos los hombres son unos canallas, sólo los que has conocido».

Ruby: Pero, Rosie, podría salir la mar de bien. A lo mejor es verdad que ha cambiado. Nunca se sabe.

Rosie: Tienes razón, nunca se sabe. NUNCA. Y una cosa más, ¿cómo quieres que conozca a su padre cuando ya tenemos un pie en la otra punta del mundo? No quiero quedarme aquí, Ruby. Quiero largarme. Quiero dejar atrás este desastre de vida.

Ruby: No es ningún desastre, Rosie. La vida dista mucho de ser perfecta para todos. No eres la única. No hay una gran nube negra justo encima de tu cabeza y en la de nadie más. Sólo da esa impresión. Pero todo el mundo la tiene. Debes aprovechar lo que tienes y tú eres afortunada: tienes una hija preciosa, saludable, inteligente y divertida que te quiere con locura. Procura no perder eso de vista. Si Katie quiere conocer a Brian, deberías apoyarla. Puedes mudarte igualmente y que él os vaya a visitar, pero si consideras que es lo bastante importante como para quedarte, quédate.

Rosie: Katie querrá quedarse. El mes pasado pensaba que vivía en el paraíso. La vida me ha cambiado en un instante.

Ruby: Bueno, ése es el problema del paraíso. Es lo que más atrae a las serpientes.


Querida Stephanie:

¡Enhorabuena por el embarazo! Estoy contentísima por ti y Pierre. Seguro que este segundo bebé os dará tantas alegrías como Jean-Louis. Supongo que mamá te ha contado lo mío. Está encantada de que ya no me vaya a América. Alex no. Me maldijo, me insultó y me soltó todos los tacos habidos y por haber. Piensa que me estoy rindiendo otra vez, que estoy dejándome pisotear, así que está de morros y no se digna hablarme. Puede que otras veces me haya dejado pisotear, pero esta vez no. Katie es lo primero en mi vida y mi razón de ser es asegurarme de que tenga ocasión de ser feliz.

Ha pasado por muchas cosas últimamente, con Greg, volviendo a vivir en casa de los papás y luego preparándose para mudarse a América. Ha soportado un montón de tensión injustificada. Se supone que tendría que estar preocupada por los granos, los sujetadores y los chicos, no por el adulterio, los cambios de continente y la mágica reaparición de su padre. Nada de esto es culpa suya y puesto que fui yo quien la trajo a este mundo, lo menos que puedo hacer es continuar el buen trabajo que he estado haciendo hasta ahora. No es drogadicta, no es maleducada, le van bien los estudios, tiene todos los miembros en el sitio que corresponde y se las ha arreglado para no cometer ninguna estupidez con su vida. De modo que, habida cuenta de las espantosas historias que a una le cuentan, pienso que lo estoy haciendo muy bien.

Algo me dice que Alex aparecerá por la puerta en cualquier momento. Seguro que ha subido al primer avión que ha podido para venir a partirle la cara a Brian. Supongo que para esto están los buenos amigos. No puedo evitar ponerme a llorar cada vez que pienso en cómo habría sido mi vida en Boston. No sé qué tengo que hacer ahora. No tengo trabajo ni casa y vuelvo a vivir con nuestros padres. En esta casa todo me devuelve a una época en que no fui nada feliz. Tuve una infancia maravillosa, pero los años con Katie fueron tan difíciles que son el recuerdo más fuerte que guardo de esta casa: los olores, los ruidos, el papel pintado, los dormitorios, todo me recuerda las noches en vela, los madrugones y las preocupaciones de entonces.

En fin, perdona que últimamente no haya estado en contacto contigo, pero es que intentaba salir de este embrollo. Procuro otorgarle sentido a la frase «todo ocurre por alguna razón» y me parece que por fin he conseguido averiguar cuál es esa razón: fastidiarme.

Cuando ingresé en el colegio pensaba que los alumnos de sexto eran muy mayores y lo sabían todo pese a que no tenían más de doce años. Cuando cumplí los doce calculé que había que esperar a los dieciocho para saberlo todo. Cuando cumplí dieciocho pensé que al terminar la universidad ya sería una mujer madura de verdad. A los veinticinco aún no había ido a la universidad, seguía sin enterarme de nada y tenía una hija de siete años. Estaba convencida de que al llegar a los treinta tendría al menos algún indicio de hacia dónde iba mi vida.

Pues nada, eso no ha sucedido.

Así que estoy empezando a pensar que cuando tenga cincuenta, sesenta, ochenta o noventa años seguirá faltándome mucho para ser una persona sabia y que sabe dónde está. A lo mejor las personas que están en el lecho de muerte, que después de una vida muy larga han visto de todo, han recorrido el mundo, han tenido hijos, han pasado por experiencias traumáticas, han vencido a sus demonios y aprendido las lecciones más duras de la vida estarán pensando: «Dios, seguro que en el cielo la gente lo sabe todo».

Pero apuesto a que cuando por fin mueren se unen a las multitudes de allí arriba, toman asiento, espían a los seres queridos que han dejado atrás y siguen pensando que en su próxima vida lograrán comprenderlo todo.

Aunque me parece que yo ya lo he comprendido, Steph. Llevo años sentada pensando en ello y he descubierto que nadie, ni siquiera el gran jefe de arriba, tiene la más remota idea sobre qué está pasando.

Rosie


De: Stephanie

Para: Rosie

Asunto: La vida

Bueno, ¿y no crees que eso te hace sabia? La edad te ha enseñado algo. Que nadie sabe qué está pasando.


Hola:

Mis más sinceras disculpas por la ridícula nota que te envié la semana pasada. La atribuyo a un fallo momentáneo de concentración, soy un tonto de remate (como bien sabes) y no tengo la más remota idea de en qué estaba pensando. Pero te alegrará saber (espero) que he vuelto a aterrizar en este planeta dándome un buen trompazo y que estoy más que dispuesto a darnos otra oportunidad. Así que no perdamos más nuestro valioso tiempo y centrémonos en lo que importa. ¿Podemos quedar esta noche?

Alex

Capítulo 33

Tiene un mensaje instantáneo de: RUBY

Ruby: ¿Sigues aquí?

Rosie: Ah, no, hoy no, Ruby, por favor. De verdad que no estoy de humor.

Ruby: Empiezas a tenerme bastante harta, Rosie Dunne. Primero dices que te vas a Cork y no lo haces, luego dices que te vas a Boston (otra vez) y no lo haces. Entonces cuento con que por fin manifiestes tu amor a Alex y no lo haces, de modo que sigue sin tener ni idea de lo que sientes. Me cuesta trabajo seguirte con tantas actividades del tipo «abandono el país/cambio de trabajo/dejo a mí marido». A veces pienso que te mereces una buena patada en el trasero por desperdiciar tantas buenas oportunidades. Eres una persona increíblemente frustrante, Rosie.

Rosie: Bueno, soy una persona increíblemente frustrada, ahora mismo. Y no estoy «desperdiciando» buenas oportunidades. Lo que hago se llama «presentar nuevas oportunidades a mi hija».

Ruby: Puedes llamarlo como te dé la gana, pero a fin de cuentas una oportunidad perdida es una oportunidad perdida. Pero no te preocupes. Creo que de todo esto puedes sacar en claro una lección.

Rosie: Por favor, dime que hay alguna razón de peso en todo esto. ¿Cuál es esa lección?

Ruby: Que puedes dejar de preocuparte porque no estás yendo a ninguna parte. Así que dime la verdad, ¿cómo estás?

Rosie: Bien.

Ruby: ¿Seguro? Venga, Rosie, si mi corazón no soporta lo que te está pasando, no quiero ni imaginar cómo tienes que sentirte tú.

Rosie: Bueno, tengo el corazón roto. Dejó de funcionar hace dos semanas.

Ruby: Bueno, menos mal que conoces a un hombre que puede arreglarlo…

Rosie: No, no, no. Es la regla tácita. Él arregla el corazón de los demás, no el mío. Entiendo que así es como tiene que ser ahora.

Ruby: Tengo una idea, Rosie. ¿Por qué no le cuentas a Alex lo que sientes? ¿Por qué no pones de manifiesto tus sentimientos de una vez y aclaras el lío que tienes en la cabeza? Al menos así sabrá que si no vas a Boston no es porque él no te importe, sino que en realidad le amas más de lo que se figura, pero que te ves obligada a quedarte aquí por el bien de Katie. De esta manera la pelota quedará en su tejado. Podrá tomar la decisión de venir en tu busca o no.

Rosie: ¿Y qué pasa con su trabajo? ¿Y con Josh?

Ruby: Eso es decisión suya.

Rosie: Ruby, no puedo. ¿Cómo se lo digo? Si nos hubiésemos mudado a Boston podría haberme dado cuenta de cómo están las cosas, ver qué siente por mí y entonces decírselo. La semana pasada tuvo una cita, por Dios. ¿No ves el ridículo que haría diciéndole que estoy enamorada de él cuando está saliendo con alguien? Sería como repetir otra vez la situación que vivimos con Sally. Es demasiado complicado y ahora mismo lo que menos me preocupa es de qué hombre me enamoro a continuación. Además, ni siquiera contesta a mis llamadas. Piensa que he tomado una decisión estúpida.

Ruby: Dale tiempo. Está disgustado por el cariz que han tomado las cosas.

Rosie: ¿Cómo? ¿Que él está disgustado? Me parece que el resto del mundo y yo tenemos un problema grave de comunicación. ¿Es que todo el mundo cree que estoy extasiada con estas revelaciones? O sea, no es que busque compasión ni nada por el estilo, pero…

Ruby: Sí que la buscas.

Rosie: ¿Perdona?

Ruby: Compasión. La buscas. Ya lo creo.

Rosie: Gracias por descifrarme el mensaje. Bien, quizá no estaría de más que alguien se hiciera cargo de que mi marido ha tenido una aventura, que mi matrimonio se ha roto, que sigo a un millón de kilómetros de Alex y que nunca sabré qué siento por él, que el padre huido de mi hija ha regresado a Irlanda y que ¡NO TENGO TRABAJO! Una palmada en el hombro, una sonrisa comprensiva y un abrazo me vendrían la mar de bien, la verdad.

Ruby: Respira, Rosie.

Rosie: No, que entonces aparecen todos mis problemas. Si no respirara todo me iría mejor.

Ruby: No digas esas cosas.

Rosie: Corta el rollo. No tengo tiempo para suicidarme. Estoy demasiado ocupada sufriendo una crisis nerviosa.

Ruby: Bueno, supongo que eso es una buena noticia, en cierto modo. ¿Qué tal fue tu encuentro con Brian?

Rosie: Bien. Compró un billete de avión para venirse en cuanto colgó el teléfono después de hablar conmigo, así que al parecer se toma muy en serio su nuevo rol de padre. Me contó que ha vivido estos trece años en Ibiza, donde tiene una discoteca. Suministra unos cuantos recuerdos de alcohol de garrafa a los irlandeses borrachínes, salidos y menores de edad que van de vacaciones a la isla.

Ruby: ¿Está moreno y guapo?

Rosie: Nunca se me ocurriría poner las palabras «Brian el Llorica» y «moreno y guapo» en una misma frase. Sigue más o menos como siempre, con menos pelo y con más barriga.

Ruby: ¿Qué sentiste al verle?

Rosie: Tuve que controlarme con todas mis fuerzas para no darle un puñetazo. Katie estaba tan nerviosa por conocerle que temblaba como una hoja y se aferraba a mí. Contaba con que yo fuera la fuerte. Figúrate, alguien confiando en mí. Habíamos quedado en la cafetería del centro comercial de Jarvis Street y, debo reconocerlo, mientras nos acercábamos a la mesa tuve náuseas. Náuseas de rabia porque el hombrecillo miserable para el que iba a hacer un esfuerzo por ser amable durante la hora siguiente con la idea de ayudarlo a pasar a formar parte de la vida de mi hija era la misma persona que me había hecho tanto daño en el pasado. Yo tenía que ayudarlo a él. También me resultó extraño que, a pesar de sentirme débil al llevar a Katie al centro en autobús aquella mañana, y a pesar de sentirme cansada, nerviosa, enfadada y decepcionada por estar haciendo todo aquello, me diera cuenta de que aquellas dos personas me necesitaban. Así que por el bien de la relación de Katie con Brian tengo que guardarme para mí cualquier sentimiento de rencor que me inspire su padre.

Ruby: Hiciste un buena obra, Rosie. Tuvo que ser muy difícil. Y probablemente seguirá resultándote difícil durante mucho tiempo contemplar cómo van trabando amistad.

Rosie: Ya lo sé. Tengo que morderme la lengua para no decirle a Katie que su padre es cualquier cosa menos un héroe cada vez que la pobrecilla me cuenta algunas de las cosas que él ha hecho en la vida.

Ruby: ¿Cómo reaccionó delante de ella?

Rosie: Estaba aún más nervioso que Katie, así que me tocó a mí llevar las riendas de la conversación. Y ¿sabes qué? Ser la más fuerte de los tres me ayudó a ver claro que la decisión que tomé de no mudarnos a Boston fue la más acertada. Katie me necesitaba. Ambos me necesitaban. Él parecía realmente interesado por mi vida y la de Katie. Quiso saberlo todo sobre ella y lo pasé bastante bien contándole nuestras andanzas a lo largo de todos estos años. Al principio no pude evitar hablarle de nuestras vivencias con aire enojado porque él no había estado presente en ninguna de ellas, pero luego me di cuenta de que estaba alardeando y eso extrañamente me animó, y me hizo caer en la cuenta de lo afortunada que he sido, aunque a menudo me queje de las responsabilidades de la maternidad. También me ayudó a ver lo «especial» que es nuestra situación: Katie y yo somos las únicas que compartimos todos esos recuerdos. Y lo que decidimos hacer saber a los demás depende sólo de nosotras. Aunque Brian fastidie todos los demás aspectos de mi vida, al menos habrá contribuido sin querer a que me haya dado cuenta de eso.

No obstante, por desgracia, no es precisamente el mejor momento de mi vida para que reaparezca un ex. En estas situaciones lo deseable es haber progresado mucho durante el tiempo en que no se ha visto al otro, ser feliz y haber tenido éxito en la vida para poder decir: «Mira lo que he hecho mientras tú no estabas». Un matrimonio fracasado, estar sin trabajo y vivir con mis padres no me sirvió para conseguir el efecto deseado.

Ruby: Nada de eso es importante, Rosie. Deberías alegrarte de que Brian haya madurado un poco. ¿Cuánto tiempo estará por aquí?

Rosie: Unas pocas semanas y luego tendrá que regresar a Ibiza una temporada. Los meses de verano son los que le dan más trabajo, lógicamente. Vendrá algunas veces a visitar a Katie, por descontado, y luego contratará a alguien para que se encargue de la discoteca y así poder pasar el invierno en Dublín. Lo cierto es que parece tomarse esto muy en serio y me alegro por Katie. No puede decirse que tener a Brian pululando por aquí me parezca maravilloso, pero si la hace sonreír, merece la pena.

Ruby: ¿Has tenido suerte buscando trabajo?

Rosie: Bueno, acababa de encender el ordenador para ver qué había en internet cuando me has mandado tu mensaje.

Ruby: Vaya. Pues nada, me voy y dejo que seas la madre responsable que tienes que ser. Por cierto, Gary vendrá a clases de salsa conmigo. Miss Behave bebió unas cuantas sangrías de más en la fiesta de verano de la semana pasada y se torció el tobillo con sus plataformas de cuarenta centímetros. ¡Lo único que oímos fue un tremendo CRACK! Me di la vuelta y la vi tumbada de espaldas con una carrera en las mallas y la peluca a su lado, en el suelo.

Rosie: Dios mío. ¿Tuvisteis que llevarla a urgencias?

Ruby: Qué va, sólo se le rompió el tacón del zapato y, puesto que son sus únicos «zapatos de baile», se niega a venir a clase hasta que los haya sustituido por otros. Desgraciadamente sólo se consiguen en una tienda de Nueva York, de modo que tiene que esperar a que se los pidan y se los manden. Total, que estoy sin pareja y no te voy a preguntar si quieres serlo tú porque ya sé que me dirás que no.

Rosie: En efecto. Pero ¿cómo has conseguido que Gary aceptara ir a clases de baile contigo? ¡¿Lo amenazaste con matarle o algo por el estilo?!

Ruby: Sí.

Rosie: Vaya. Pues espero que lo pase bien.

Ruby: ¡No seas ridícula! Le parecerá horrible y me gritará durante semanas, pero al menos me estará hablando otra vez. Bueno, mejor te dejo. Tengo que aprovechar la hora del almuerzo para comprarle unos leotardos y un par de calentadores. Ya sé que en realidad no es obligatorio llevarlos, pero merecerá la pena ver la cara que pone cuando me los saque del bolso.

Rosie: Eres una mujer malvada.

Ruby: Gracias. Ahora busca trabajo. En un hotel. Después de tantos disparates en tu vida, quiero que te conviertas en la empleada de hotel más exitosa del mundo entero. No Más Contratiempos. ¿Me oyes?

Rosie: Alto y claro.


Querido Alex:

¿Cuándo dejarás de hacerme el vacío? Debes comprender que no puedo tomar las decisiones que me dé la gana. También tengo que pensar en Katie. Para ella es importante saber quién es su padre. Tú deberías saber mejor que nadie lo que es velar por el bienestar de un hijo. Brian por fin se ha dado cuenta de que quiere ocuparse de Katie. Más vale tarde que nunca, como dices tú siempre.

Me parece que ya he dejado bastantes disculpas en tu contestador automático, pero ahora te escribo para darte las gracias. Gracias por brindarme tu apoyo tal como lo has venido haciendo a lo largo de los años. Por encargarte de todos los preparativos cuando yo era incapaz de pensar con claridad. Aquella semana mi mundo se vino abajo y todo lo que antes era estable y seguro se desmoronó y me cayó encima. No permitamos que tu desaprobación de mi decisión de quedarme en Irlanda enturbie nuestra amistad.

Quizá llegue un día en que podamos reunimos tal como planeamos cuando teníamos siete años. Soy muy afortunada al contar con un amigo como tú, Alex Stewart; eres el rayo de luna que siempre alumbra mi camino. No sé hasta qué punto era realista la promesa que nos hicimos de niños de que estaríamos uno al lado del otro para siempre, pero hemos seguido siendo amigos a través de los mares durante más de veinte años y eso, estoy convencida, tiene algo de hazaña.

Llevo toda la semana buscando trabajo. Mi intención era encontrar algo en un hotel, pero, sorpresa, sorpresa, según parece, como el verano ya ha comenzado, las hordas de estudiantes e inmigrantes más que dispuestos a trabajar por una miseria ya han ocupado todas las vacantes que habría para los próximos meses. De todas formas, el dinero que se gana en esos empleos en realidad no me bastaría para que Katie y yo levantáramos cabeza. Me sumaré al insufrible lamento de la Irlanda del siglo XXI coreando el «todo está muy caro últimamente». Estoy esperando la respuesta del ayuntamiento sobre una vivienda, pero ya he pasado por esto antes y la lista de espera es muy larga.

Por desgracia alguien ha ocupado mi puesto en el Two Lakes Hotel. Brian se ha ofrecido a pagar la manutención de Katie, pero no quiero su dinero. Me las he arreglado sin él hasta ahora y lo último que quiero es su ayuda. Puede darle a Katie todo el dinero de bolsillo que le dicte su corazón, pero yo no voy a pedirle ni a exigirle ni un céntimo.

Comosellame no ha dado señales de vida de un tiempo a esta parte. Ese hombre tiene miedo hasta de su sombra, así que figúrate de mí. La semana pasada presenté la demanda de divorcio. Necesito que salga de mi vida para siempre. Le di mucho amor y suficientes oportunidades, pero me lo tiró todo a la cara. Sería una tonta si siguiera abrigando esperanzas. No es saludable ni para mí ni para Katie. Bailaré desnuda en la calle cuando termine el proceso de divorcio.

¿Te has enterado de que Stephanie está embarazada? Sale de cuentas en noviembre y, como es natural, toda mi familia está entusiasmadísima. Papá y mamá se encuentran estupendamente; siempre preguntan por ti y por Josh, y están disfrutando mucho la jubilación. Ahora andan pensando en vender la casa e irse a vivir al campo, donde la vida es más barata, para poder emplear el dinero que les sobre en viajar por el mundo durante los años que les quedan por delante. Me parece una gran idea. No necesitan para nada todas esas habitaciones vacías (excepto cuando me presento en su puerta con lágrimas en los ojos) y a ninguno de los dos le ata nada a la ciudad. Aunque eso también significa que tengo que apurarme en encontrar empleo para que Katie y yo podamos mudarnos. No me meten prisa, pero me consta que les interesa poner la casa en venta cuanto antes ya que en verano es cuando es más fácil venderla. Entonces seré el único miembro de la familia que viva en Dublín y supongo que me sentiré un poco sola. Kevin está en Kilkenny, Steph en Francia y papá y mamá estarán siempre de viaje. Sólo quedaremos Katie y yo. Y Brian el Llorica.

Mi amiga Ruby va a llevar a su hijo Gary a clases de salsa, lo cual promete ser divertido. Ya conociste a Gary y seguro que estás de acuerdo en que no es la persona más expresiva o emotiva del mundo. Pero es una buena idea, supongo. Katie y yo tendríamos que hacer algo juntas. De vez en cuando se va a pasar el día con su padre, pero nosotras casi nunca salimos solas por ahí. Siempre nos quedamos en casa y acabamos discutiendo. Pensaré algo que pueda gustarle, a lo mejor me la llevo a un concierto.

Cuando vivíamos con Greg yo era la mamá enrollada que acudía en su rescate, pero ahora, con Brian aquí, él es el papá nuevo enrollado que dirige una discoteca de moda y yo soy la mamá aburrida que la obliga a limpiar su habitación. Por descontado, enterarse de que Brian es dueño de una discoteca no ha hecho más que reforzar los deseos de Katie de convertirse en DJ. No sé qué clase de bicho he criado. Cada vez pone la música más alta. Papá y mamá se habían acostumbrado tanto al silencio que ha reinado en la casa en los últimos años que creo que si Katie vuelve a poner la música a todo volumen, papá se volará la tapa de los sesos.

En fin, éstas son mis novedades. Voy pasando los días despacio, tomándolos como vienen y todas esas paparruchadas. Por favor, contesta cuando te llame. Lo único que no sería capaz de soportar en esta tierra sería perder a mi mejor amigo. Aunque sea un hombre.

Con todo mi amor,

Katie


Phil: O sea que estás cabreado porque ahora no se muda a Boston porque el padre de su hija, a quien no ha visto en trece años, ha reaparecido en escena y quiere ocuparse de Katie. ¿Es eso?

Alex: Sí.

Phil: Dios santo. ¿Quién te escribe los guiones?


Querida Rosie:

Perdona, Rosie. Sé que éstas han sido las peores semanas de tu vida y que debería haberme mantenido en contacto contigo. A veces me frustro mucho al ver cómo te va la vida, pero sé que no me corresponde a mí controlarla. Tienes que tomar tus propias decisiones. No estaba enfadado contigo, ni mucho menos. Sólo estaba desilusionado por ti. Quiero verte siempre feliz y sabía que Comosellame no te estaba haciendo feliz. Llevaba años dándome cuenta. Por mal que te sientas ahora, no estar con él es una bendición, aunque no lo parezca. En fin, ya hablaremos de esto por teléfono durante la semana, porque podría pasarme toda la eternidad despotricando contra Comosellame.

Si puedo echarte una mano económicamente, no tienes más que decírmelo, aunque estoy seguro de que ya te has saltado esta línea y estás echando chispas por haberme atrevido a decirlo. En cualquier caso, la oferta sigue en pie. Las cosas me han ido muy bien últimamente. Gracias a las dietas y los estilos de vida del mundo moderno existe una fuerte demanda de cirugía cardiovascular. De acuerdo, eso no ha tenido gracia.

Espero que me digas algo pronto, Amapola, por qué quiero saber si estás bien.

Alex


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: Re: Mensajes

Alex Stewart, será PORQUE quieres saber si estoy bien.


De: Alex

Para: Katie

Asunto: Pongámonos al día

Aquí tu querido padrino. Te mando este e-mail para saber cómo estás y para que me cuentes qué tal te van las cosas con tu padre. Dime algo pronto. Hace mucho que no sé de ti y me parece que últimamente las cosas se han torcido un poco. Háblame de tu música también. ¿Todavía quieres ser DJ?


De: Katie

Para: Alex

Asunto: Re: Pongámonos al día

Prdona k te scriba tan rápido sólo pra saludart y decirt k stoy bien, gracias. Tengo prisa xk salgo con papá dentro d nada. Me lleva a concierto en el Point Theatre. Tien emrads gratis xk conoc al grupo. Lo lamento xk mamá ya había comprado entradas por sorpresa para llevarme con ella. Dijo k tendríamos k hacer más cosas juntas. Ya ves. No sé k quiere dcir. Nos vemos cada día. AD+, las entradas d papá son mejores así k me voy con él y mamá va con Ruby. Tienen unos asientos muy xungos en la parte d atrás. Brian es muy enrollado. Me dijo que erais amigos en el cole y k fuiste a su fiesta cuando cumplió diez años y k dio una fiesta d dspdida cuando t fuiste a EEUU. Pero m dijo k tú y mamá dsaparecisteis al cabo d 10 minutos. ¡K groseros!

Mamá se rió cuando se lo recordó. No quiso decirme dónde fuisteis tú y ella. ¿Dónde fuisteis?

Oh, ya está aquí. Tengo que irme.


Katie: Qué guay, ¿verdad, Toby?

Toby: Sí.

Katie: Cuando acabe el colegio podré irme a vivir a Ibiza y trabajar de DJ en su discoteca. Es perfecto. Todo encaja en mi plan.

Toby: ¿Te dijo que podrías trabajar en su discoteca?

Katie: No, pero no se atreverá a decirme que no, ¿no crees?

Toby: No sé. ¿Cómo se llama la discoteca?

Katie: Dyma Nite Club. Es guay, ¿no?

Toby: Sí.

Katie: Tú también puedes venir si quieres.

Toby: Gracias. ¿Te gustaría vivir en Ibiza?

Katie: Para empezar, sí. Primero cojo experiencia en su discoteca y luego puedo viajar por el mundo trabajando en montones de discotecas de distintos países. ¿Te imaginas ganarte la vida poniendo música? Es el paraíso.

Toby: Entonces necesitarás pletinas, ¿verdad?

Katie: Sí. Mi papá dice que me las puede conseguir. Tiene un montón de amigos que son DJ y que pueden conseguir los mejores equipos a mejor precio que en las tiendas. Qué guay, ¿no?

Toby: Sí. Es raro que le llames papá.

Katie: Sí, ya lo sé. Aunque en realidad a él no lo llamo así, sólo cuando hablo con otros. Supongo que esto no es lo más normal. Espero acostumbrarme pronto.

Toby: Sí, me lo imagino. ¿Sabes algo de Greg?

Katie: No. ¿Por qué?

Toby: No se lo digas a tu madre, pero mis padres y yo fuimos a cenar a un chino ayer por la noche y estaba allí con una mujer. Se quedó muy cortado al verme y quiso hacerse el simpático llamándome para que me acercara a su mesa y tal.

Katie: Oh, Dios mío. ¿Qué le dijiste?

Toby: Nada. Hice como que no le veía y pasé de largo.

Katie: Bien hecho. Se lo merece. ¿Se enfadaron tus padres?

Toby: No, mamá me guiñó el ojo y papá fingió que no había visto a Greg.

Katie: ¿Con quién estaba?

Toby: Quién. ¿Mí padre?

Katie: No, idiota. Comosellame.

Toby: Con una rubia. Pero no se lo digas a tu madre. ¿Ya ha encontrado trabajo?

Katie: No, aunque está yendo a entrevistas todos los días. Últimamente está de un humor de perros, va dando portazos por toda la casa como si fuese el Anticristo. El abuelo dice que eso sería más propio de mis trece años. La pobre está que echa chispas.

Toby: ¿Tienes que ir pronto al dentista?

Katie: Sí, el abuelo me lleva mañana. Se me han vuelto a romper los aparatos. ¿Por qué?

Toby: ¿Puedo ir contigo?

Katie: ¿Por qué quieres acompañarme siempre? Tengo la boca en carne viva y el dentista me hace trizas mientras tú estás allí sentado comiendo piruletas.

Toby: Me gusta ir. Apuesto a que esta mañana has tomado cereales para desayunar.

Katie: ¿De qué vas? ¿Es que tienes poderes paranormales?

Toby: No, es que había restos en tus aparatos.

Katie: Búscate la vida, Toby.

Toby: Ya tengo una vida. ¿Puedo acompañarte mañana?

Katie: ¿Por qué te obsesionan tanto los aparatos, bicho raro?

Toby: Son interesantes.

Katie: Ya, casi tan interesantes como este examen de geografía. Anda, dime, ¿cuál es la respuesta de la pregunta 5? ¿La capital de Australia es Sidney?

Toby: Pues claro, Katie.


Estimada Srta. Rosie Dunne:

Nos complace ofrecerle el puesto que nos ha solicitado. Convendría que se incorporara en agosto. Por favor, contéstenos a la mayor brevedad para saber si acepta la oferta y póngase en contacto con Jessica en el número de teléfono que figura a continuación.

Capítulo 34

Tiene un mensaje instantáneo de: RUBY

Ruby: ¡Alabado sea el Señor por los milagros que obra! ¡Amo a mi hijo, es un ser perfecto, un genio!

Rosie: ¡Qué sorpresa!

Ruby: Bueno, estarías de acuerdo conmigo si, como yo, hubieses asistido al renacimiento de Fred Astaire. ¡No sólo estoy sumamente dolorida por haber bailado como no lo había hecho nunca, sino que estoy impresionada hasta la médula! ¡En cuanto comenzó la música, empezó la magia!

O sea, Ricardo fue más bien duro con Gary pese a que era su primer día. Dijo: «Ruby, ésta es la clase avanzada, Gary tendrá que seguir el ritmo de los demás». Y, Dios mío, Gary lo siguió tan bien que por poco me desmayo. Ricardo hasta puso «1, 2, 3, María» de Azuquita y como tú bien sabes, Rosie, es una canción rápida, tan rápida que tú y yo acabamos tiradas por el suelo antes de llegar a la mitad, con estrellas y pajaritos de dibujos animados dándonos vueltas en la cabeza. Gary se movía de una manera increíble. Daba vueltas por la pista con mucho garbo mientras las gotitas de sudor se movían a su alrededor como… un sistema solar. Ricardo dijo que Gary era una estrella en ciernes y que hacíamos muy buena pareja.

Teddy no se impresionó demasiado cuando se lo conté. Verás, estaba tan entusiasmada cuando llegué a casa que lo solté sin darme cuenta de que los colegas camioneros de Teddy estaban en el cuarto de la tele. Teddy se puso más rojo de lo habitual y empezó a despotricar diciendo que todos los bailarines son gays y que con mi influencia a Gary acabarían gustándole los chicos. Le contesté que sólo estaba intentando que sacara un poco la cabeza de su concha, no que saliera del armario. Pero Teddy y sus colegas no lo entendieron. Piensan que pueden aplastarse latas de cerveza en la cabeza, tirarse pedos (para luego olerlos y reír), gritar a los jugadores de fútbol de la tele (como si ellos fueran a hacerlo mejor si estuvieran en el campo), criticar a todas las gordas que salen en la tele (como si ellos no tuvieran unos barrigones de cerveza de padre y muy señor mío ni llevaran más de diez años descuidándose), llamarme cada diez minutos para que les lleve más latas de cerveza (de la variedad que va a cincuenta céntimos la media docena) y luego tener la osadía de largarme una conferencia sobre cómo son los hombres de verdad, los muy cabrones, perezosos y egoístas.

Rosie: Para el carro, Ruby, me parece que nos estamos desviando del tema. ¿Qué hizo el pobre Gary cuando Teddy y compañía se metieron con él?

Ruby: Bueno, el pobre chico pasó tanta vergüenza que salió hecho una furia del cuarto, subió la escalera pisando fuerte y se encerró en su habitación dando un portazo.

Rosie: Vaya por Dios, pobre Gary. Espero que Teddy se disculpara.

Ruby: ¿Has perdido el juicio? Claro que no lo hizo. La reacción de Gary sólo sirvió para demostrar lo gay que se estaba volviendo: al fin y al cabo se había puesto hecho un basilisco como una mujer. Aunque no tardé en hallar consuelo en seis delicados pastelillos con un precioso glaseado de color rosa. Así que olvídense de Fred Astaire y Ginger Rogers, ¡aquí llegan Ruby y Gary Minelli!

Rosie: ¿Minelli?

Ruby: Pues sí, me he cambiado el nombre por otro mucho más propio de una superestrella. Ricardo dijo que podría entrenarnos para participar en concursos. Hasta iríamos de viaje por el mundo si llegamos a ser lo bastante buenos. Para alguien que considera que pasear hasta el fondo del jardín es una aventura, poder viajar por el mundo es un auténtico sueño. Eso si somos lo bastante buenos, por supuesto.

Rosie: Ruby, es una noticia fantástica. ¿Qué dirá Miss Behave cuando averigüe que ha sido sustituida?

Ruby: Eso me preocupa, mira. Ya sabes lo celosa que se pone sólo con que mire a otro hombre, pero, piense lo que piense, voy a llevarme a Gary conmigo a los Campeonatos Mundiales de Salsa que se celebran en Miami. Ya sabes, hay que mirar más allá de las cuatro paredes del pabellón de la Escuela San Patricio. Ver las posibilidades, oler el éxito en el aire, saborear las recompensas.

Rosie: ¿Has estado viendo el programa de Oprah otra vez?

Ruby: Sí, la sección de «Recuerda tu espíritu» siempre me llega al alma. Puede que un día Gary y yo salgamos en el programa para contar cómo, simplemente por creer nos convertimos, partiendo de la nada, en un par de bailarines de salsa millonarios.

Rosie: Ay, no me hables de recordar espíritus. Sólo me viene a la cabeza el vodka que ingerí anoche.

Ruby; No se trata de esa clase de espíritu, tonta… ¿Alguna novedad en el frente de los empleos?

Rosie: Bueno, sí, ayer recibí una oferta de empleo por correo.

Ruby: ¡Fabuloso! Ya iba siendo hora. ¿Es el que querías o el que no querías?

Rosie: Con la de años que hace que me conoces y ¿todavía tienes que preguntarlo? A decir verdad no es ni uno ni otro, sino el que de verdad, de verdad no quería y sólo aceptaría si fuese el último empleo en todo Dublín, si me estuvieran echando a patadas de casa de mis padres y si Katie y yo estuviéramos tan desesperadas por comer que tuviésemos que lamer sellos.


Estimados señor y señora Dunne:

Subastas Hyland amp; Moore ha recibido su solicitud y estaremos encantados de actuar en su nombre para vender su casa. Gracias por elegir a Hyland amp; Moore para que los representen.

Atentamente,

Thomas Hyland


Tiene un mensaje instantáneo de: ROSIE

Rosie: Hola, soy yo.

Rosie: Hooooolaaaa

Rosie: Sé que estás ahí. Veo que te has conectado on-line.

Alex: ¿Quién eres?

Rosie: Ja, ja, ja, qué gracioso. ¿De qué va esto? ¡¿Vamos a fastidiarle el día a Rosie?! Pues mala suerte, voy a descubrir el pastel y a contarte la lacrimógena historia de mi miserable vida tanto si quieres como si no. Bien, allá voy.

Me ofrecieron un empleo. Pero lo rechacé porque creí que no estaba tan desesperada como para tener que aceptarlo. Resulta que me equivocaba. De repente mis padres me dijeron que iban a poner la casa en venta al día siguiente, y antes de que mi cerebro tuviera tiempo de registrar lo que me estaban diciendo, empezaron a desfilar extraños por la casa que metían las narices en mi habitación, se quejaban de la distribución interior, se burlaban del papel pintado, miraban con desprecio las alfombras, comentaban qué paredes derribarían, qué armarios eliminarían y cuáles de mis osos de peluche les gustaría quemar en una hoguera en el jardín de atrás mientras bailaban y gritaban con la cara pintada con sangre de animales (vale, esto último no lo dijeron). Y entonces una pareja hizo una oferta por el precio de salida, lo creas o no, ¡después de haber visto la casa sólo una vez! ¡Papá y mamá lo pensaron aproximadamente veinte segundos y dijeron que sí!

Alex: ¡No!

Rosie: ¡Sí! Al parecer la mujer está embarazada de ocho meses y viven en un piso muy pequeño y necesitan mudarse enseguida, antes de que nazca el bebé y tengan que bañarlo en el fregadero y jugar en el balcón.

Alex: ¡No!

Rosie: ¡Sí! Papá y mamá se deshicieron en disculpas y tal, pero no los culpo porque al fin y al cabo se trata de su vida y, francamente, tendrían que haber dejado de preocuparse por mí en cuanto me fui de casa por primera vez. Así que en cuestión de días han vendido la casa, todo está guardado en cajas y han comprado una casa por prácticamente nada en Connemara. Los muebles se subastan mañana (aparte de las cuatro cosas que me he agenciado), y el resto lo trasladan también mañana a la casa nueva (que queda a horas de aquí). Papá y mamá ya han comprado pasajes para irse de crucero durante dos meses y se marchan el lunes.

Alex: ¡No!

Rosie: ¡Sí! Esto significa que tuve que llamar corriendo a la gente que me había ofrecido el empleo que ya había rechazado -sin demasiada educación, debo añadir-. Tuve que deshacerme en disculpas e intentar convencerlos de que realmente deseaba el trabajo después de todo. Estaban muy molestos y me dijeron que no me necesitaban hasta agosto. Así que hoy Katie ha pasado el día con Brian mientras yo he salido a buscar casa a la desesperada.

Alex: ¡No!

Rosie: ¡Sí! Todo lo que más o menos entraba en mi presupuesto era espantoso. Los apartamentos eran demasiado caros, demasiado pequeños o quedaban demasiado lejos de mi trabajo y el colegio de Katie. Entonces papá y mamá han comentado mis problemas personales (como suelen hacer) con la joven pareja enfermizamente feliz que está a punto de embarcarse en la dicha de la vida familiar mientras masacran el hogar de mi infancia. Y dado que papá y mamá han sido tan rápidos y comprensivos ante su necesidad de mudarse cuanto antes, han sugerido que yo ocupara el piso que ellos acaban de desocupar con la intención de alquilarlo.

Alex: ¡No!

Rosie: ¡Sí! Pero lo que ocurre es que ya lo han alquilado por unas pocas semanas a un grupo de estudiantes, de modo que tengo que esperar hasta que lo dejen. Y para entonces seguro que estará asquerosamente sucio y apestoso.

Alex: ¡No!

Rosie: ¡Sí! ¿Y dónde voy a vivir mientras espero?, te oigo preguntar. Bien, veamos, mis padres se han mudado a Connemara, como ahora sabes. Kev vive en las dependencias del personal del Two Lakes Hotel de Kilkenny, Steph vive en Francia, Ruby sólo tiene dos dormitorios y Katie y yo no cabemos, y tú estás en Boston, desde donde lo tengo un poco crudo para ir a trabajar todos los días. De modo que ¿cuál es el único otro ser humano que conozco en Dublín ahora mismo (y ni se te ocurra pensar en Comosellame)?

Ni más ni menos que Brian el Llorica.

Alex: ¡No!

Rosie: ¡Sí! Eso me temo. Te estoy escribiendo desde la despensa del piso de alquiler de Brian el Llorica, donde me veo obligada a pasar unas semanas. ¿Puedo caer más bajo? Y ésta no es mi peor noticia. Todavía no te he dicho quién es mi nuevo jefe. Ni más ni menos que la señorita Narizotas Malaliento Casey.

Alex: ¡No!

Rosie: ¡Sí! Ahora soy la secretaria de la mujer a la que más odiamos mientras crecíamos, la mujer que hizo la vida imposible a mi hija mientras estuvo en el colegio y que ahora es la directora de la Escuela Primaria San Patricio y mi jefa. No alcanzo a comprender por qué me ha contratado la señorita Narizotas Malaliento Casey, pero el caso es que lo ha hecho y mientras no encuentre otro empleo en un hotel no me quejaré ni haré preguntas. Quizá simplemente quiere fastidiarme la existencia durante mi vida adulta y hasta que sea una anciana. Y hablando de ancianos, ella ya era vieja cuando yo tenía cinco años, por el amor de Dios, y sigue siendo vieja. Esa mujer tiene nueve vidas.

Así que dime, ¿qué te parece el panorama? ¿Quieres que le pase algún mensaje a tu maestra favorita?

Rosie: Alex, ¿estás ahí?

Rosie: ¿Alex?

Alex: Esto… perdona, pero en realidad Alex no está on-line.

Rosie: Ja, ja, ja. Muy bien, ¿pues por qué veo su nombre en mi pantalla y le estoy escribiendo?

Alex: No le estás escribiendo. Me he conectado usando el ordenador de su casa. Supongo que su nombre aparece automáticamente en el tuyo. Nunca he acabado de saber cómo funciona este chisme, es curioso. Perdona, no sabía que le estabas buscando.

Rosie: ¿¿Qué?? ¿¿¿Te crees que largo el rollo sobre mi vida privada a todos los desconocidos de la red??? ¿Quién eres?

Alex: Bethany.

Rosie: ¿Bethany?

Alex: Bethany Williams. ¿Te acuerdas de mí?

Rosie: ¡¿Qué demonios haces en el ordenador personal de Alex?!

Alex: Ay, lo siento, ahora lo entiendo. Alex no te lo ha contado, ¿verdad? Pensaba que vosotros dos os lo contabais todo. Pero descuida, ya le pasaré todos tus mensajes. Son muy divertidos. Buena suerte con el nuevo empleo, Rosie. Dejaré que sea Alex quien te explique todo esto. Por cierto, Alex ahora trabaja con mi padre. Se gana muy bien la vida, las cosas le van bien. A lo mejor, si estás tan apurada de dinero, podría prestarte algo.

ROSIE se ha desconectado.

Capítulo 35

Bienvenidos al salón de charla de los Alegres Dublineses Divorciados. En este momento hay cinco personas on-line.

AMAPOLA se ha conectado.

Divorciada_I: ¡Mándalo a la mierda!

Amapola: Hola a todos.

FlorSilvestre: ¡Eso es! ¡Ésta es mi Divorciada_I!

Insegura: Ya lo sé, Divorciada_I, pero ése es justamente el problema que tengo ahora, ¿no? Ya no puedo mandarlo a la mierda, se ha ido. No tendría que haber dejado que se fuera. Ay, todo es culpa mía.

Amapola: Esto… hola a todos. ¿Funciona esto? ¿Podéis leer lo que escribo?

Divorciada_I: Corta el rollo, Insegura. Estoy harta de oír cómo te quejas noche tras noche. ¿Por qué va a ser culpa tuya? ¿Lo metiste en el coche y lo llevaste hasta la habitación del hotel? ¿Le bajaste los pantalones hasta los tobillos y lo tumbaste encima de ella en la cama?

Insegura: ¡Para, por favor, Divorciada_I! ¡Para! ¡Para! ¡Para! ¡No, no lo hice!

DamaSolitaria: Venga, déjala en paz. No es preciso ser tan gráfica.

Divorciada_I: Oye, sólo intento ayudar. Si no hiciste ninguna de esas cosas, ¿por qué diablos tiene que ser culpa tuya?

Amapola: No estoy segura de que esto esté funcionando. ¿Hola? ¿Hay alguien? Maldito ordenador. ¿Alguien puede contestarme?

Insegura: Bueno, puede que sin querer le presionara para que se esforzara más en el trabajo. Ya sabéis lo cara que está la vida últimamente y los niños no paran de pedir más, más y más, Iban a volver al colegio y los uniformes y los libros siempre son muy caros y yo no paraba de decirle que necesitábamos dinero porque íbamos muy justos y no estoy segura, pero a lo mejor fue culpa mía, ¿entiendes?

DamaSolitaria: Venga, Insegura, por favor…

FlorSilvestre: Ya he oído bastante por esta noche.

Divorciada_I: Oye, olvídate de él y punto. Es un cabrón y no hay más. Mándalo a la mierda.

Amapola: Bueno, no sé si a las demás les importa, pero tu marido sólo pensaba en una clase de trabajo esa noche y no tenía nada que ver con hacer horas extras en la oficina.

FlorSilvestre: ¡Vaya! ¡Bienvenida, Amapola!

Divorciada_I: Tienes razón, Amapola, que se vaya a la mierda.

Insegura: ¿Estás segura, Amapola?

DamaSolitaria: Me inclino a estar de acuerdo con las demás, Insegura. Bienvenida, Amapola. ¿Quieres chatear?

FlorSilvestre: Por favor, DamaSolitaria, cada vez que le preguntas a un visitante si quiere chatear lo asustas y se va corriendo. Parece que quieras hablar de guarradas o algo por el estilo.

DamaSolitaria: Perdón, ya sabes que no es mi intención. Tengo la mala costumbre de asustar a todo el mundo.

FlorSilvestre: ¿Cuáles son tus datos, Amapola?

Amapola: ¿Mis qué?

Divorciada_I: Eh, atención chicas, es una virgen del chateo.

FlorSilvestre: Tus datos, magdalena: edad, sexo, esas cosas.

Amapola: Bueno, tengo treinta y dos, soy mujer, tengo una hija de trece años y estoy felizmente divorciada.

FlorSilvestre: ¡Madre mía!

Divorciada_I: Enhorabuena, cielo. Mándalo a la mierda, es lo que digo siempre.

Insegura: Amapola, ¿quién tuvo la culpa del fracaso de vuestro matrimonio? ¿Tú o él?

FlorSilvestre: No le hagas caso, Amapola. Vive inmersa en la culpa.

Amapola: No pasa nada, está bien. Fue cien por cien culpa de él.

Divorciada_I: Quelle surprise.

DamaSolitaria: Al menos tienes una hija, Amapola, y no te quedaste sola. Mi marido, es decir, mi ex marido, me abandonó antes de que tuviéramos ocasión de fundar una familia. Creo que no me habría resultado tan duro si hubiésemos tenido hijos. Así al menos no me sentiría tan…

Divorciada_I: Sola, ya lo sabemos. Pero tienes que saber que es más duro con hijos. Por desgracia mis retoños son la viva imagen de mí marido y cada vez que los miro me vienen ganas de estrangularlos. ¿Tus hijos se parecen a tu ex, Insegura?

Insegura: Sí y no. Hay gente que dice que sí y gente que dice que no. En realidad no estoy muy segura…

FlorSilvestre: No seamos groseras, chicas, y presentémonos a Amapola. Tengo treinta y seis años, cinco hijos y mi marido me abandonó el año pasado.

Amapola: Vaya, qué espanto. Lo siento.

Divorciada_I: ¡Ja! No lo sientas, magdalena. Ese hombre tenía motivos para largarse. Ella se acostaba con el jardinero.

Amapola: ¡Oh!

FlorSilvestre: Venga, por favor, como si vosotras nunca hubieseis pensado en hacer lo mismo.

Insegura: En mi casa había jardinera.

FlorSilvestre: No me refería a eso.

DamaSolitaria: Nunca le habría hecho algo así a mi Tommy. Nunca.

Divorciada_I: Hola, Amapola. Tengo cuarenta y nueve, cuatro hijos y mi ex marido se tiraba a su secretaria. El muy cabrón.

Amapola: ¿Y tú, DamaSolitaria?

DamaSolitaria: Tengo veintisiete, me casé el año pasado, pero mi Tommy me abandonó. No soportaba la vida de casado, me dijo. De repente un buen día se fue y me dejó… sola.

Amapola: ¿Y tú, Insegura?

Insegura: Tengo treinta y seis, tres hijos y técnicamente no estoy divorciada. Seguimos viviendo juntos… ¿Y tú, Amapola, por qué rompisteis tú y tu marido?

Amapola: Se veía con varias mujeres distintas con cierta frecuencia y yo no me enteraba de nada.

Divorciada_I: Cabrón.

FlorSilvestre: Bueno, yo soy de las que piensan que venimos al mundo para tener tantos compañeros de juegos sexuales como podamos.

Divorciada_I: Cierra el pico, hippy de new age.

FlorSilvestre: No hago ningún mal manifestando mis opiniones personales. No recuerdo haber criticado las tuyas.

Divorciada_I: Eso es porque siempre tengo razón. Dinos, Amapola, ¿te quedaste con la casa?

Amapola: No, salí por piernas de allí. Me largué porque quise.

Divorciada_I: A mí me jodieron con el acuerdo del divorcio. Mi ex se quedó la casa de vacaciones y yo con la custodia de los niños. Lo que yo daría por poder disfrutar de unos meses de paz y tranquilidad tomando el sol.

DamaSolitaria: Yo me quedé la casa y eso significó que tuve que quedarme aquí sola con todas esas habitaciones llenas de recuerdos.

Divorciada_I: Eh, ya basta, Solitaria. Pareces un disco rayado, hoy.

DamaSolitaria: ¿Qué? Yo me habría quedado con Tommy aunque resultara ser un mierda. No me importaría, sólo quiero que vuelva.

FlorSilvestre: Ni caso. Está desequilibrada. La mejor manera de dejar atrás a un hombre es ponerse delante de otro. Todas lo sabemos.

Insegura: No estoy segura de que sea una actitud correcta. Yo, desde luego, no tengo intención de compartir cama con otro que no sea mi marido.

Amapola: No lo entiendo, Insegura. ¿Seguís casados?

Insegura: Técnicamente no estamos divorciados. El duerme en nuestro dormitorio y yo en la habitación de invitados.

FlorSilvestre: Insegura, ¿dejaste que te enviara al cuarto de invitados siendo él quien te ponía los cuernos?

Insegura: ¿Hice mal? No estoy muy segura. Todo esto es nuevo para mí…

DamaSolitaria: No me importaría que Tommy y yo no pudiéramos dormir en la misma cama. Me conformaría con tenerlo en casa conmigo.

Divorciada_I: Dios bendito, ¿es que no os he enseñado nada, señoras? En fin, Amapola, ¿dónde vives ahora si el cabronazo se quedó con la casa?

Amapola: Uy, esto os parecerá un poco extraño, pero en estos momentos vivo en casa del padre de mi hija.

Insegura: Tal como debe ser, me parece a mí.

DamaSolitaria: ¡Pero bueno, qué maravillosa historia de amor!

Amapola: No, no, no, no. No me malinterpretéis. No hay ni una pizca de amor en esta historia. De hecho, le odio.

FlorSilvestre: Te quejas demasiado.

Amapola: Sí, es verdad, y si le conocierais haríais lo mismo.

Divorciada_I: Yo no estaría tan segura. Desde que esta mujer cumplió los sesenta se desayuna un hombre cada día.

Amapola: Este no, te lo aseguro, a no ser que confundiera su cabeza con un huevo duro.

Insegura: Oye, Amapola, ¿por qué has elegido este nombre?

Amapola: Ah, es el apodo con el que me llama mi mejor amigo. Cuando teníamos seis años hicimos una obra en el colegio y yo era la Princesa Amapola y él era el Príncipe Rayo de Luna. Me ha llamado así desde entonces.

Divorciada_I: ¿¿Seguís en contacto después de veintiséis años??

Amapola: Sí, somos amigos íntimos.

Divorciada_I: ¿Eres amiga íntima de un hombre? ¿Alguna vez te has acostado en él?

Amapola: Sólo cuando de niños pasábamos la noche juntos en una de nuestras casas.

Divorciada_I: ¿Es gay?

Amapola: No, qué va.

Insegura: Bueno, me parece precioso. Quiero decir que yo perdí contacto con mis amigos del colegio en cuanto me casé. Leonard detestaba que tuviera amigos varones.

DamaSoIitaria: Cuando me vine de Belfast a Dublín con Tommy dejé atrás a mi familia y mis amigos y ahora que Tommy se ha ido, mis amigos están en el norte y yo…

Divorciada_I: Estás sola. Ya pillamos el mensaje. Amapola, ¿tu amigo está soltero, a qué se dedica, dónde vive y, por último, está buscando a una casi cincuentona con cuatro hijos? Los hijos puede quedárselos o no, me da igual.

Amapola: No, desgraciadamente no está soltero.

FlorSilvestre: ¿Por qué «desgraciadamente»?

Amapola: Porque ella es una auténtica bruja. Es su primer amor de cuando teníamos dieciséis años. Entonces la odiaba y ahora la sigo odiando. Además, él ha acabado por trabajar con el padre de ella en Boston, ni más ni menos, y supongo que su amor se reavivó.

Divorciada_I: Y estás celosa.

Amapola: No, no lo estoy.

Divorciada_I: Claro que lo estás. Lo noto en tu tono de voz.

Amapola: No puedes oírme. ¡Nos estamos escribiendo!

FlorSilvestre: Lo que quiere decir es que lo percibe y debo reconocer que estoy de acuerdo con ella.

Insegura: Pero, seguramente, si habéis sido amigos desde que teníais seis años y ahora tienes treinta y dos, los dos habéis estado casados y ahora vivís con otras personas en países distintos. Lo que no haya pasado a estas alturas ya no pasará nunca.

FlorSilvestre: Eh, Insegura, no seas tan pesimista. Las almas gemelas tienen el don de encontrar el camino que las une.

DamaSoIitaria: ¿Eso significa que Tommy volverá conmigo?

FlorSilvestre: No.

SOLTEROSAM se ha conectado.

Divorciada_I: ¡Sam!

FlorSilvestre: ¡Vaya! ¡Sam!

DamaSolitaria: Hola, Sam, bienvenido. ¿Cómo estás?

Insegura: Hola, Sam.

SolteroSam: Hola, señoras, me alegra ver que estáis todas aquí esta noche.

Divorciada_I: Sam, te presento a Amapola. Tiene treinta y dos años, una hija de trece y su marido la engañaba. Cielo, te presento a Sam, tiene cuarenta y cuatro, dos hijas y su ex mujer es lesbiana.

SolteroSam: Encantado de conocerte, Amapola.

Amapola: Lo mismo digo, Sam.

Insegura: ¿Qué te cuentas, Sam? ¿Estás triste o contento hoy?

SolteroSam: Oh, hoy he tenido un mal día.

FlorSilvestre: ¡Por favor! Se supone que esto es el chat de los Alegres Dublineses Divorciados, no el de los Dublineses Divorciados Deprimidos. Me voy a la cama.

Amapola: Más vale que haga lo mismo. Ha sido un placer conoceros a todos.

Divorciada_I: Nos vemos mañana a la misma hora, Amapola.

Insegura: Voy a acostar a los crios.

DamaSolitaria: Me parece que veré el vídeo de la boda otra vez antes de acostarme.

AMAPOLA se ha desconectado.

DAMASOLITARIA se ha desconectado.

INSEGURA se ha desconectado.

FLORSILVESTRE se ha desconectado.

Divorciada_I: Bueno, Sam, parece que sólo quedamos tú y yo. Tú pon la música y yo encenderé las velas.

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De: Stephanie

Para: Rosie

Asunto: ¡La señorita Casey!

¡No me puedo creer que vayas a trabajar para la señorita Casey! Mamá me lo contó por teléfono y le entró tal ataque de risa que casi no la entendí. ¡Dice que no sabe qué van a hacer ella y papá cuando, estando en Australia, reciban una carta de la señorita Casey citándolos el lunes a primera hora de la mañana para hablar de tu mala conducta en el trabajo!

¿Qué te ha llevado a coger este empleo? ¿Te has vuelto loca? Yo nunca tuve problemas con esa mujer, pero me consta que a ti te sacaba de quicio cuando eras niña y luego tres cuartos de lo mismo cuando Katie la tuvo de maestra. ¿Qué piensa Alex de todo esto? ¡Seguro que tiene una opinión muy interesante al respecto!


Querida Stephanie:

Bueno, por supuesto, tú nunca tuviste un problema con la señorita Casey porque ¡eras Doña Santita! ¡Estaba encantada con tu caligrafía inmaculada, tus deberes siempre puntuales y correctos, tu uniforme limpio y tus modales!

Debo de estar como una cabra por haber cogido este trabajo, pero, si quieres saber la verdad, es con mucho el mejor, tanto por el horario como por el salario. Es de lunes a viernes de 9 a 15.30, cosa que me parece fantástica después de haber trabajado todo el día y los fines de semana en mi último empleo. Está justo al lado de la escuela secundaria de Katie, de manera que podremos coger juntas el autobús cada día. Queda a pocos minutos del piso, lo cual me viene de perlas porque podré ir a comer a casa cada día. Con todas las demás complicaciones que tengo en mi vida, estos pequeños detalles me ayudarán un montón. En realidad no tengo intención de trabajar ahí durante mucho tiempo, sólo hasta que encuentre un empleo en la industria hotelera.

Pero la razón principal que me ha llevado a coger este trabajo es que no tengo alternativa. Me queda una semana más en el purgatorio (el piso de Brian) antes de que pueda mudarme a mi piso de alquiler, que es un vertedero. Voy a necesitar todo el dinero que pueda conseguir para ponerlo en condiciones y hacer que parezca un hogar. Dios sabe bien que Katie ya ha tenido demasiados. Cuando la Cadena de Hoteles Rosie Dunne compre Hoteles Hilton, entonces podré despreocuparme del dinero.

Mira que le han pasado cosas raras a Katie a lo largo de los años, pero ninguna ha sido tan estrafalaria como que su madre y su padre vivan en la misma casa como extraños. Lo que para muchos niños es un estilo de vida, en el caso de Katie se convierte en algo tronchante. En realidad no es que Brian y yo nos caigamos mal, es sólo que no sabemos absolutamente nada el uno del otro. Somos dos perfectos desconocidos que estuvimos juntos una vez (y sólo unos minutos, te lo aseguro), en un momento que apenas recuerdo, para hacer la cosa más increíble del mundo. ¿Cómo es posible que dos idiotas como nosotros creáramos algo tan fantástico como Katie? Cuando Katie llega a casa del colegio y larga uno de sus discursos al estilo de los cómicos de escenario para contar cómo le ha ido el día la miro, miro a Brian y pienso cómo es posible que de él, mezclado conmigo, se la haya obtenido a ella.

Puesto que ni Brian ni yo trabajamos procuro pasar tan poco tiempo como puedo aquí. Paseo por Henry Street la mayor parte del día para no tropezarme con él. Cuando estoy en el piso me quedo en mi habitación o me encierro en la despensa y mando e-mails como una loca. Lo normal sería que compartiéramos alguna clase de vínculo o amistad o que tuviéramos algún tipo de relación. Pero somos dos perfectos desconocidos.

Todavía estoy enfadada con él, pero el de ahora es otra clase de enfado. Antes estaba enfada porque me había abandonado. Yo tenía que hacerlo todo. Mi vida social se había ido al traste, me gastaba todo mi dinero y no encontraba trabajo. Pero ahora, cuando lo veo bromear con Katie, pienso que ha sido una pena. Eso es lo único que tenía que hacer mientras Katie crecía, estar pendiente de ella, y ella le habría aceptado, tal como hacen los niños, sin importarle cómo fuera. Ahora estoy enfadada con él por no haberse ocupado de ella. Por fin me he desprendido de esa parte egoísta de mí.

Una vez más no sé hacia dónde voy, Steph. Parece como si cada tantos años tuviera que apartar a paladas los trozos de mi vida para volver a empezar de cero. Haga lo que haga y por más que me esfuerce no consigo alcanzar las vertiginosas alturas de la felicidad, el éxito y la seguridad como hace tanta gente. Y no me refiero a hacerme millonaria y a vivir feliz comiendo perdices. Me refiero a llegar a un punto en la vida en que pueda pararme, echar un vistazo a mi alrededor, suspirar con alivio y pensar: «Ahora estoy donde quería estar».

Me falta algo, ¿sabes? Es la «chispa» especial que se supone que te da la vida. Tengo el trabajo, la hija, la familia, el apartamento y los amigos, pero he perdido la chispa.

Y como respuesta a tu pregunta sobre Alex, no sé lo que piensa de mi nuevo trabajo porque hace mucho tiempo que no sé nada de él. Está tan ocupado salvando vidas más valiosas y asistiendo a funciones benéficas que no puedo contar con que se ponga en contacto con una amiga como yo. Está demasiado ocupado repescando «viejas» amigas. Putillas, para más señas.

Capítulo 36

Bon voyage!

Os añoraré como una loca. ¡Nada será lo mismo sin vosotros, pero espero que lo paséis de fábula!

Besos,

Rosie


Para la abuela y el abuelo

Pasadlo bien, enviad un millón de postales.

Besos,

Katie (vuestra nieta favorita)


Tiene un mensaje instantáneo de: ALEX

Alex: Hola.

Rosie: Vaya, pero si resulta que sigue vivo. ¿Dónde has estado todas estas semanas?

Alex: Escondiéndome.

Rosie: ¿De quién?

Alex: De ti.

Rosie: ¿Por qué?

Alex: Porque estoy saliendo con Bethany otra vez y me daba miedo decírtelo porque la odias apasionadamente, y entonces te enteraste por ella, lo cual no hizo más que empeorar las cosas. Así que me he estado escondiendo de ti.

Rosie: ¿Por qué?

Alex: Porque pensaba que vendrías y me matarías.

Rosie: ¿Por qué?

Alex: Porque eres mi amiga íntima sobreprotectora y siempre has odiado a mis novias (y a mi esposa) y yo siempre he odiado a tus novios (y a tu marido).

Rosie: ¿Por qué?

Alex: Bueno, para empezar porque tuvo una aventura…

Rosie: ¿Por qué?

Alex: Porque era un imbécil de remate y no sabía la suerte que tenía. Pero no hablemos más de él porque se ha marchado y no volverá nunca.

Rosie: ¿Por qué?

Alex: Porque le di un susto de muerte.

Rosie: ¿Por qué?

Alex: Porque soy tu amigo íntimo y me preocupo por ti.

Rosie: ¿Por qué?

Alex: Porque no tengo nada mejor que hacer.

Rosie: ¿Por qué?

Alex: Porque así es como han ido las cosas en mi vida por desgracia. Todo lo que pasaba hacía que me preocupara por ti y los tuyos. En fin, es genial que ya no tenga que seguir escondiéndome.

Rosie: ¿Por qué?

Alex: Porque me he disculpado.

Rosie: ¿Por qué?

Alex: Porque estoy harto de no saber de ti y te echo de menos.

Rosie: ¿Por qué?

Alex: Porque (y esto lo digo apretando mucho los dientes) Tú Eres Mi Mejor Amiga, pero te advierto que no pienso escuchar ningún comentario malicioso sobre ella esta vez.

Rosie: ¿Por qué?

Alex: Porque me gusta mucho, Rosie, y me hace feliz. Me vuelvo a sentir como el chaval que trabajaba en la oficina de mi padre. Y además pienso que si no te hubieses emborrachado tanto el día en que cumpliste dieciséis años y no hubiesen tenido que hacerte un lavado de estómago, nunca nos habrían pillado, no nos habrían expulsado y no me habrían castigado tan duramente obligándome a archivar hasta el último papel de la oficina de mi padre, donde, debo añadir, nunca habría conocido a Bethany. ¡Así que todo ha sido por tu culpa, querida amiga!

Rosie: ¡OH! ¿¿¿POR QUÉÉÉÉÉÉ??? ¿Por qué, Dios mío?

Alex: Ja, ja. Tengo que dejarte porque dentro de unas horas me toca operar.

Rosie: ¿Por qué?

Alex: Porque resulta que soy cirujano cardiovascular y hay un pobre hombre, que se llama señor Jackson, si realmente te interesa saberlo, que necesita una intervención en la válvula aórtica.

Rosie: ¿Por qué?

Alex: Porque sufre estenosis aórtica.

Rosie: ¿Por qué?

Alex: Bueno, por lo general las causas de la insuficiencia aórtica son de origen reumático. Pero no te preocupes (me consta que estás preocupada), el señor Jackson se pondrá bien.

Rosie: ¿Por qué?

Alex: Porque gracias a setenta y cinco años de estudios he aprendido a realizar una operación con la prótesis de la válvula que le ayudará. ¿Más preguntas?

Rosie: La aorta está por el corazón, ¿verdad?

Alex: Muy graciosa. Bien, ahora sí que tengo que irme. Me alegra mucho que hayamos tenido esta conversación y que hayamos aclarado el asunto de Bethany. ¿Estoy perdonado?

Rosie: No.

Alex: Fantástico, gracias. Hasta pronto.

ALEX se ha desconectado.

Rosie: Gracias por preguntarme por mi trabajo, doctor.


De: Rosie

Para: Ruby

Asunto: ¡Socorro!

Socorro… Ayúdame… Oh, Dios, mi cabeza. Mi pobre cabeza. Mis desgraciadas neuronas, ¿dónde están? Se han ido. Han muerto. Son las cuatro de la tarde y estoy postrada en la cama (no tiene ni la mitad de gracia de lo que parece tener) y en la cama es donde debería quedarme hasta el fin de mis días. Adiós mundo cruel, saludos a todos, gracias por los recuerdos.

Y con los pocos que conservo de anoche intentaré explicarte exactamente lo que hice, aunque al parecer se está formando una bruma muy densa que avanza desde los bordes de mi cerebro hacia el centro. Procuraré desembucharlo todo antes de que me envuelva por completo.

Tras una reunión muy frustrante con el director de mi banco regresé a casa de Brian el Llorica muy desanimada, enfadada e insegura sobre mi futuro. No estaba de humor para conversaciones ni compañías, pero tuve que sentarme en la sala de estar con Brian y sus padres, que habían venido desde Santa Ponsa, para comentar el inminente encuentro con Katie con el que pasarían a formar parte de la vida de mi hija. Yo estaba cansada y me sentía débil, y la idea de que Katie fuera a tener una nueva pareja de abuelos -más personas relacionadas con su vida a quienes tendría que haber conocido, pero no conoce- acabó de colmar el vaso. Total, que aún me enfadé más al pensar que durante todos estos años yo sabía muy bien quiénes eran ellos, ellos sabían quién era yo, se cruzaron conmigo por la calle varias veces durante mi embarazo, luego lo mismo cuando Katie nació, habían oído rumores de que era la hija de Brian y, sin embargo, nunca se tomaron la molestia de ponerse en contacto conmigo ni me ofrecieron ninguna clase de ayuda. Lo último que supe de ellos fue que habían vendido su casa y se habían mudado a España porque el clima aliviaría la artritis de la señora Llorica.

La conversación fue acalorada, no salió demasiado bien que digamos, de modo que me disculpé y me largué.

Naturalmente, no tenía adónde ir, de manera que estuve vagando por las calles durante siglos y efectué un balance de mi vida. Al cabo de un rato decidí que odiaba mi vida junto con todos los que formaban parte de ella (ya lo sé, ya lo sé: otra vez), y visto que Katie estaba a salvo en casa de Toby y que Brian el Llorica tenía compañía, me encaminé al pub más cercano para ahogar mis penas.

Lo cierto es que era un bar espantoso, pero como estaba tan disgustada me dio lo mismo. Lo único que vi fue un camarero simpático y dos asesinos en serie enfrascados en una conversación al final de la barra. Total que el camarero se dio cuenta de que estaba fatal, y esto te sonará a película, pero el tío me preguntó qué me pasaba y su preocupación me pareció sincera. Le conté que Greg había arruinado mi vida. (Tras un proceso de eliminación, había llegado a la conclusión de que era el verdadero culpable.) Se lo conté todo de un tirón, Ruby, todo: el plantón de Alex en el baile de debutantes, Brian el Llorica, el nacimiento de Katie, que no fui a la universidad, la boda de Alex, que conocí a Greg, que me casé con Greg, que Greg me engañó, cómo perdí mi ascenso, que Greg me volvió a engañar… Le conté lo de todas las aventuras de Greg y sus mentiras al decirme que tenía que asistir a congresos y que como era director de banco creía sinceramente que debía ir a todas esas conferencias.

De repente los otros dos tíos que estaban al final de la barra se interesaron mucho por mí, vieron lo disgustada que estaba y me invitaron a un montón de copas. Eran unos tíos enormes, Ruby, de más de metro noventa y tan musculosos que parecían levantadores de pesas, con la cabeza rapada, y uno de ellos llevaba un tatuaje de una cabeza cortada en el brazo, ¡pero eran encantadores! Estaban muy preocupados, me hacían un montón de preguntas, me daban pañuelos de papel cuando lloraba y me dijeron que encontraría a alguien mejor que Greg. Yo no daba crédito, Ruby. Hasta tuvieron la amabilidad de acompañarme a casa en coche y asegurarse de que llegaba sana y salva porque no estaba en condiciones de caminar. Les enseñé la casa de Greg cuando pasamos por delante y se mostraron muy interesados y los tres le hicimos el gesto de mandarlo a tomar por el culo. Unos tíos estupendos. Me demostraron que las apariencias engañan. Bueno, me duele tanto la cabeza que tengo que dejar de escribir, pero anoche comprobé que al menos aún quedan unos pocos hombres generosos en este mundo y que no todos van a la suya.


ATACAN A UN DIRECTOR DE BANCO EN SU CASA

Un director de banco recibió una paliza tremenda durante un feroz ataque perpetrado para robar miles de euros. La víctima fue Greg Collins, de cuarenta y dos años, director de la sucursal de AIB en Fairview, Dublín. El violento asalto tuvo lugar cuando unos intrusos despertaron a Collins a primera hora de la mañana en su casa de Abigail Road. Dos hombres enmascarados irrumpieron en el hogar de la víctima y exigieron al director de la sucursal que abriera el banco y vaciara la caja fuerte. Pese al miedo, Collins opuso resistencia, pero los matones le golpearon con saña en la cara, rompiéndole la nariz.

Collins, muy afectado, describió a este diario cómo le vendaron los ojos y lo obligaron a subir en pijama a una furgoneta.

Al parecer los ladrones miden más de metro noventa y según Collins tenían aspecto de levantadores de pesas. Aunque no les vio la cara se fijó en que uno de ellos llevaba una cabeza decapitada tatuada en el brazo.

Los hombres robaron 20.000 € y se dieron a la fuga dejando a Collins solo en el banco, magullado y en pijama. La policía llegó al escenario del crimen pocos momentos después de que los malhechores se hubiesen marchado, alertada por la alarma.

Collins no se explica cómo podían saber su dirección: «Siempre compruebo que no me siga nadie sospechoso cuando me voy a casa y esa noche no vi a nadie. Ha sido la peor noche de mi vida, una auténtica pesadilla -dijo Collins, visiblemente alterado-. Esos matones entraron en mi casa y me atacaron. Estoy aterrado».

Collins estaba solo en casa en ese momento debido a la reciente ruptura de su matrimonio. Se ha abierto una investigación para esclarecer los hechos, pero el portavoz de la policía ha dicho que es poco probable que apresen a los culpables debido a la ausencia de pistas. Si alguien dispone de información relacionada con este crimen, debe notificarlo a la policía cuanto antes.

Foto superior: Greg Collins delante de la sucursal bancaria con la nariz rota.


Tiene un mensaje instantáneo de: RUBY

Ruby: ¿Has leído los periódicos hoy?

Rosie: No. Ya no creo en el horóscopo.

Ruby: Bueno, ¿puedo sugerirte que compres el Daily Star enseguida y que rebobines hasta el sábado por la noche?

Rosie: Oh, no. ¿Los paparazzi me sacaron una foto cuando salía del pub? Ja, ja.

Ruby: No tiene gracia, Rosie. Me refiero a aquellos tíos. Date prisa, ve a por el diario.

Rosie: ¿Qué dices? ¿Qué hombres? ¡¿De qué me estás hablando?!

Ruby: Periódico sensacionalista. Ahora. Deprisa. Ve.

Rosie: Vale.

ROSIE se ha desconectado.


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: Artículo de hoy

Soy yo, Rosie. ¡Mira tu fax, deprisa! Te he mandado un artículo que salía en el diario de hoy. Mientras lo leas ten presente la historia que te conté de mi último sábado noche. Cuando lo hayas leído dime qué piensas. ¡Corre! Necesito consejo.


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: Re: Artículo de hoy

Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja.

Capítulo 37

Tiene un mensaje instantáneo de: ROSIE

Rosie: Oh. Dios. Mío. Alex,

Alex: Hola, Rosie.

Rosie: ¿Puedes chatear o estás ocupado?

Alex: Estaba trabajando un poco, pero adelante.

Rosie: ¡Dios santo! ¿Cirugía salvavidas por internet? ¿Es que no conoce límites tu talento, doctor?

Alex: Eso parece. ¿Qué te cuentas?

Rosie: ¡No te vas a creer lo que ha cruzado la puerta de Brian el Llorica esta mañana!

Alex: Un ladrillo.

Rosie: ¡No!

Alex: Una orden de arresto,

Rosie: ¡No! ¡No digas eso! ¿Por qué dices eso?

Alex: Oh, por ninguna razón en concreto. Sólo me preguntaba qué sentencia le imponen a quien contrata a terceros para que le den una paliza a su ex cónyuge.

Rosie: Alex Stewart, ¡cambia de disco desde ahora mismo! No es muy seguro decir cosas así por internet, ¿sabes?, ¡y yo no hice eso!

Alex: Tienes razón, la policía probablemente ha montado una operación de vigilancia delante de tu casa y tiene agentes observando todos tus movimientos con binoculares.

Rosie: Basta, Alex, me estás asustando. Sólo soy culpable de ser un poco ingenua, nada más.

Alex: ¿Un poco? ¿Crees que esos «asesinos en serie» suelen ser tan amistosos con las mujeres solitarias que ven en los pubs como lo fueron contigo?

Rosie: Mira, estaba borracha, mi recelo rozaba el mínimo histórico y bajé la guardia. En realidad me pillaron completamente desprevenida. Fue una estupidez, lo admito, pero sigo con vida, así que deja de decirme lo estúpida que fui. Además, resulta que eran unos tíos generosos. Pues también resulta que esta mañana he encontrado un sobre marrón dirigido a mí encima de la mesa de la cocina. Dentro había 5.000 €, ¡¿no es increíble?! ¡Para que digas que no eran generosos!

Alex: ¿Había alguna nota dentro, o una tarjeta de agradecimiento quizás?

Rosie: Alex, ¿nunca te tomas nada en serio? No, no había ninguna nota, así que puede que ni siquiera sea de ellos.

Alex: Rosie, esta noche ha aparecido un sobre marrón en la mesa de tu cocina con 5.000 € dentro. A no ser que el cartero tenga la llave del piso me parece que cabe suponer que ha sido cosa de ellos.

Rosie: ¿Y qué voy a decirle a la policía?

Alex: ¿No vas a quedarte el dinero?

Rosie: Alex, tengo una hija de trece años, no creo que ocultar información sobre un atraco a un banco (además de parte del botín) sea precisamente lo más sensato que puedo hacer. Además, tanto si lo crees como si no, tengo conciencia.

Alex: Bien, normalmente estaría de acuerdo con la teoría de decir la verdad y acatar las reglas, pero en este caso creo que deberías mantener la boca cerrada. Para empezar, esos tipos saben que eres la única persona que sabe algo sobre el asunto, saben dónde vives y pueden entrar en tu casa en plena noche sin que se enteren los vecinos ni nadie de los que están dentro. No creo que te dieran ese dinero como un regalo para que empieces con buen pie tu nueva vida, no les pega hacer algo así.

Rosie: ¡Dios mío, tengo escalofríos! Esto es una locura, parece una película. ¿Y no puedo decirle nada a la policía?

Alex: ¿Quieres morir?

Rosie: Sí, con el tiempo.

Alex: Rosie, lo digo en serio. Guarda el dinero y no digas nada. Dalo a beneficencia o algo por el estilo, si te hace sentir mejor. Puedes hacer un donativo a la Fundación Reginald Williams para Enfermedades de Corazón, si quieres.

Rosie: Náuseas, náuseas, vómitos, vómitos. No, gracias. Pero lo de la beneficencia no es mala idea. Lo pensaré.

Alex: ¿A qué institución piensas dárselo?

Rosie: A la Fundación Rosie Dunne para Mujeres que llevan siglos sin ver a sus Amigos Íntimos de América.

Alex: Una idea excelente. Seguro que la pobre mujer carente de recursos estará encantada con tu donativo. ¿Cuándo calculas que ella y su hija visitarán a su amigo médico?

Rosie: Ya les he reservado un vuelo para el viernes de la semana que viene. Aterrizan a las nueve de la mañana y se quedarán quince días. Tienes razón; dar me hace sentir una persona mucho mejor.

Alex: ¡Ja! Lo tenías todo planeado. Iré a recogeros.

Rosie: Bien. Por cierto, todavía no me has dicho nada sobre mi trabajo.

Alex: ¿Trabajo? ¿Tienes trabajo? ¿Desde cuándo? ¿Dónde? ¿Qué vas a hacer?

Rosie: Alex, sólo he dejado aproximadamente 22.496 mensajes en tu contestador automático explicándotelo. ¿Es que no los escuchas?

Alex: Perdona. ¿Dónde vas a trabajar?

Rosie: Promete que no te reirás.

Alex: Prometido.

Rosie: En agosto comienzo como secretaria en la Escuela Primaria San Patricio.

Alex: ¿Vas a volver… allí? Espera un momento…, ¡eso significa que vas a trabajar con la señorita Narizotas Malaliento Casey! ¿Por qué?

Rosie: Porque necesito el dinero.

Alex: ¿No preferirías morir de hambre? ¿Por qué diantre te ha contratado?

Rosie: Yo me pregunto lo mismo.

Alex: Ja, ja, ja, ja, ja.

Rosie: Has dicho que no te reirías.

Alex: Ja, ja, ja, ja, ja.

Rosie: ¡Lo has prometido!

Alex: Ja, ja, ja, ja, ja.

Rosie: Vete a la mierda.

ROSIE se ha desconectado.


Queridas Rosie y Katie:

¡Saludos desde Aruba!

¡Lo estamos pasando de fábula en este paraíso!

Esperamos que todo vaya bien.

Besos,

Mamá y papá


Tiene un mensaje instantáneo de: RUBY

Ruby: ¡Atención, Irlanda, que venimos!

Rosie: ¿Quién viene?

Ruby: Gary y Ruby Minelli.

Rosie: ¡Veo que conservas el nombre! ¿Qué se proponen ahora Gary y Ruby Minelli?

Ruby: Sí, conservamos el nombre y a Gary no le importa porque así va de incógnito y ninguno de sus colegas del curro ni sus amigos lo reconocerán. Los Campeonatos de Baile de Salsa de Irlanda se celebran dentro de unos meses. Participa una pareja de cada condado y los ganadores se convierten en campeones de Irlanda, luego viene el Campeonato Europeo y finalmente el Campeonato Mundial.

Rosie: ¡¿Así que vais a por la dominación absoluta del mundo?!

Ruby: Bueno, del mundo no, pero Gary y yo estamos decididos a conquistar Irlanda.

Rosie: ¿Y qué dice Teddy?

Ruby: No sabe nada y mejor que siga así. Además, aún no hemos pasado la canícula dublinesa, de modo que no tiene sentido sembrar el caos y provocar asesinatos sangrientos hasta que estemos en una fase más avanzada de la competición. Será dentro de unas semanas. ¿Irás a vernos?

Rosie: ¡Me ofende que tengas que preguntarlo!

Ruby: Gracias.


De: Stephanie

Para: Rosie

Asunto: Visita

Espero que estés bien. Te estás enfrentando a todo lo que ha sucedido con tantas tablas que estoy muy orgullosa de ti. Me consta que has pasado momentos difíciles y con esto de vivir tan lejos a veces tengo la impresión de no haber estado a tu lado para apoyarte como merecías. Si te va bien, me encantaría ir a visitarte. Me quedaría una semana o así. Con papá y mamá dando vueltas por el mundo, los demás no nos vemos tanto como deberíamos, por desgracia, y sin duda debes de sentirte muy sola. A lo mejor podríamos ir a ver a Kevin a Kilkenny. No sé cuánto hace que no estamos los tres en una misma habitación. (No te preocupes, no iremos al hotel. ¡Si quieres nos plantamos delante y lanzamos huevos contra las ventanas!)

Si quieres que te sea sincera, yo también necesito un respiro. Jean-Louis es demasiado para mí en estos momentos. Es energía en estado puro y yo simplemente no, así que Pierre librará una semana del restaurante y se ocupará de él para que yo pueda ir a verte.

Además sé que estás viviendo en casa de Brian, de modo que dormiré en casa de una amiga. ¡No quisiera molestar a la feliz familia! No le veo desde el día de ese baile del colegio, cuando se presentó en casa con su esmoquin azul marino (coincido contigo en que era azul marino y no negro). Será interesante ver cómo ha cambiado en todo este tiempo y seguro que yo también le daré que pensar. Si tienes otros planes, no pasa nada, me lo dices y ya está.


De: Rosie

Para: Stephanie

Asunto: Re: Visita

Estoy encantada de que vengas. La semana próxima me viene de perlas; en realidad no podría ser más perfecto. Verás, los padres de Brian el Llorica han regresado de las entrañas del infierno (y se quejan constantemente del frío que hace aquí pese a que estamos en pleno verano y todo el mundo lleva pantalón corto. Cada vez que abro la ventana se ponen a temblar y se tapan con una manta. Claro, no es a lo que están acostumbrados en su villa privada, que no es más que un apartamento de un dormitorio en Santa Ponsa). De todos modos lo más traumático es que se han instalado en el piso de Brian en un intento desesperado por conocernos mejor a mí y a su «nieta». Lo que ocurre es que como está de vacaciones, Katie se pasa el día en la calle haciendo de las suyas con Toby y no le apetece lo más mínimo encerrarse en casa con dos temblorosos y apergaminados quejicas.

El piso está más lleno que nunca con ellos aquí y a mí me da claustrofobia. Para que te hagas una idea, estoy que me muero de ganas de empezar a trabajar para poder salir de casa. Toby es muy divertido: no para de decirnos a mí y a Katie que seamos amables con ellos para que nos dejen usar el apartamento siempre que queramos. Así que Katie y él cada mañana les preparan dos tazas de té y se las llevan a la cama. Ya sé que el chico sólo tiene trece años, pero no le falta razón, de modo que ahora colaboro poniendo unas galletas en los platitos.

Como ves, querida hermana, no podrías venir en mejor momento. Es una idea genial y será mi tabla de salvación. ¡Además te añoro mucho! Al menos pasaré unos fantásticos días de verano antes de ponerme a trabajar en el infierno.


De: Rosie

Para: Kevin

Asunto: Viene Steph

Steph viene de Francia a pasar una semana. ¿Qué día libras? Nos gustaría ir a verte. Podríamos ir a comer por ahí o algo así. Hace mucho que no lo hacemos.


De: Kevin

Para: Rosie

Asunto: Re: Viene Steph

Me parece un buen plan. Creo que no hemos estado juntos en la misma habitación desde que papá y mamá nos obligaban a bañarnos a la vez. Libro los martes. ¿Por qué no os venís el lunes y os invito a cenar?


De: Rosie

Para: Kevin

Asunto: Re: Re: Viene Steph

Cenar fuera apetece siempre y cuando no sea en el hotel. Saber que Comosellame estuvo ahí con ella hace que se me hayan quitado las ganas de entrar en ese hotel para siempre. Stephanie tuvo la idea maravillosamente juvenil de lanzar huevos contra las ventanas para liberar la rabia. Haz acopio de huevos, querido hermano. Nos vemos el lunes.


Factura n. °: KIL000321

Referencia: 6444421

Importe factura

Importe por daños causados a las ventanas

del comedor del hotel Kilkenny Two Lakes: 6.232,00€

IVA 21% 1.308,72€

Total 7.540,72€


Nota para mí misma:

Siempre hay que comprobar que los huevos no estén duros antes de arrojarlos.


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: Vuelo

Mi vuelo aterriza a las nueve de la mañana. ¡No te olvides!


¡Hola desde Barbados!

¡Nos estamos divirtiendo de lo lindo! El clima es fantástico y hemos conocido a un montón de gente encantadora.

Besos, Papá y mamá


Tiene un mensaje instantáneo de ROSIE

Rosie: ¡Ya he vueeeelto!

Ruby: ¡Así que has decidido volver a casa! Me sorprende.

Rosie: Bueno, faltó poco para que no volviera. De no haber sido por Brian el Llorica y sus padres, que quieren ser mis nuevos mejores amigos y arruinar todos mis planes…

Ruby: Qué lata, tener que pensar en los demás. ¿Qué tal te fue?

Rosie: Sencillamente genial. No puedo decir otra cosa. Pura dicha.

Ruby: ¿Os entendisteis bien?

Rosie: Mejor que de costumbre.

Ruby: Le…

Rosie: ¡No!

Ruby: Le dijiste que…

Rosie: ¡No! ¿Cómo quieres que lo hiciera? No tiene sentido. Si lo hiciera, lo perdería como amigo para siempre y entonces todo habría sido una pérdida de tiempo. Nunca me ha insinuado que alguna vez haya sentido algo así por mí; recuerda que fui yo quien le besó la última vez. Bastante vergüenza pasé entonces, no quiero ni pensar en repetir una situación semejante. Además, ya está con alguien y aunque sea Bethany la Putilla, no me vi con arrestos para hacerlo. Tuvimos una larga conversación sobre ella, encima. Una noche me llevó a cenar a un restaurante italiano precioso que tenía unos murales increíbles de edificios venecianos pintados en las paredes. El restaurante tenía dos niveles, las mesas ocupaban pequeños reservados y para llegar hasta ellas tenías que pasar por debajo de puentes y arcadas. Se suponía que debía darte vibraciones como de paseo en góndola. De fondo se oía agua correr, lo cual resultaba muy relajante, aunque me hizo ir al baño unas diez veces. El restaurante estaba iluminado exclusivamente por velas sujetas en grandes candelabros de aspecto gótico -una pesadilla de cara al seguro, digo yo, pero muy romántico-. Creo que me llevó allí para hablar de Bethany la Putilla y explicarme la situación.

Según parece no mantienen una relación muy seria. Alex me dijo que disfruta con su compañía después de haber estado solo tanto tiempo y que le va bien porque ella entiende que tenga que trabajar hasta tarde. Pero no se ven mucho y piensa que ella tiene claro que se trata de una relación informal. En realidad parecía que fuera a romper con ella porque se puso muy serio y por un momento pensé que se iba a echar a llorar. Fue muy raro. Dijo que ella no era «la mujer» para él.

Ruby: ¿Y entonces qué?

Rosie: Y entonces Josh llamó al restaurante presa del pánico preguntando por nosotros. Él y Katie habían estado haciendo el indio y Katie se había caído y estaban convencidos de que se había roto la muñeca. Tuvimos que marcharnos enseguida, pero ya habíamos tomado el postre y todo, así que tampoco fue tan grave. Además la conversación había terminado.

Ruby: Más bien acababa de empezar, por lo que dices.

Rosie: ¿Qué quieres decir?

Ruby: Dios mío, me sacas de quicio, Rosie. ¿Es posible que un ser humano sea tan idiota?

Rosie: Oye, Ruby, tú no estabas allí. Está muy bien que me des este consejo, pero luego me toca a mí llevarlo a la práctica. Le diré lo que siento a su debido tiempo.

Ruby: ¿Y cuándo crees que será eso?

Rosie: Cuando vuelva a notar el silencio.

Ruby: ¿Qué silencio?

Rosie: No importa. Por lo demás, Katie está bien. Sólo tuvo un esguince. Aunque esta semana no podrá jugar al baloncesto y está de muy mal humor.

Ruby: ¿Has anotado los campeonatos de Dublín de Baile de Salsa en tu agenda?

Rosie: Por supuesto. Katie y Toby también vendrán. ¿Y Teddy? ¿Sigue opinando lo mismo?

Ruby: No puedo decirle nada del concurso, Rosie. Si lo hago seguro que se presenta en el Red Cow Hotel con sus colegas camioneros y monta una protesta contra los hombres que bailan con trajes de lentejuelas. Gary y yo disfrutaremos mucho más si no pensamos que Teddy puede irrumpir en cualquier momento en la recepción del hotel como si fuese Homer Simpson en plena misión. Estoy muy orgullosa de Gary. No quiero que Teddy y su supina ignorancia y falta de inteligencia arruinen algo que me ha costado años conseguir.

Rosie: Me muero de ganas de veros bailar juntos. Llevaré la cámara, así si Teddy cambia de parecer, no se habrá perdido del todo la ocasión. ¿Qué vas a ponerte para el concurso?

Ruby: Bueno, eso se estaba convirtiendo en un verdadero problema. Sé que los demás concursantes van a enseñar tanta carne como puedan pero mi idea es taparme cuanto más, mejor. Por desgracia en Upsizes, esa tienda de tallas grandes, no venden vestidos sexys para bailar salsa, ni siquiera de mi talla. Gary tenía el mismo problema. Total que Miss Behave, una vez que se le pasó el enfado por haber sido sustituida, se ofreció a hacernos algo. Dijo que está acostumbrada a «hacer ropa de mujer para personas que no tienen el tipo natural de una mujer». Para mayor preocupación no piensa decirnos qué nos está haciendo. Aunque le he dicho que se olvide del rosa, las gasas y la lycra.

Rosie: ¡Me muero por verlo!


¡Ba'ax ka wa'alik desde México!

Menuda aventura estamos viviendo. Esperamos que las dos estéis bien y contentas.

Besos, Papá y mamá


Feliz cumpleaños, Toby.

Espero que te guste el coche con control remoto que te he regalado. El tipo de la tienda dijo que los de rally eran los mejores (y también los más caros). Lo compré en Estados Unidos así que supongo que aquí nadie tendrá uno igual. Josh también tiene uno. Fue con lo que tropecé y me hice el esguince en la muñeca. ¡Corren mucho!

En fin, un año más, ya tienes catorce. A lo mejor dentro de otros diez estarás hurgando en los dientes de la gente. Me cuesta entender que quieras ser dentista, pero siempre has sido un chico raro. Me han dicho que Monica Doyle está saliendo con Sean. Mala suerte, amigo.

Katie


De: Toby

Para: Katie

Asunto: Re: Cumpleaños feliz

Gracias por el coche. El domingo voy a llevarlo a esa cosa de baile. Las chicas podéis pintaros las uñas y verlos bailar mientras yo conduzco mi coche por los pasillos.


¡Aloha desde Hawai!

Os he enviado algunas fotos donde salimos con algunas de las personas que hemos conocido en el crucero. Lo pasamos bomba. Ahora seguimos hacia Samoa y Fiji. ¡Qué emoción!

Besos para ti y Katie,

Papá y mamá


¡Ruby y Gary Minelli! ¡Buena suerte!

Iba a decir «mucha mierda», pero no creo que sea lo más apropiado para la ocasión. Vais a estar geniales y no pararemos de animaros.

Besos de Rosie, Katie y Toby


Tiene un mensaje instantáneo de: ROSIE

Rosie: ¡Enhorabuena, reina de la salsa! ¡Estoy muy orgullosa de ti! ¿Sigues radiante de éxito?

Ruby: No estoy segura de qué debo sentir, la verdad. En realidad creo que no tendríamos que ser los ganadores.

Rosie: ¡No seas tonta! Los dos bailasteis de maravilla. Miss Behave hizo un trabajo espléndido con los vestidos. Me sorprendió que fuera tan sobrio tratándose de una de sus creaciones. El negro con lentejuelas quedaba tres chic comparado con todos los demás. Parecían un arco iris colocado de éxtasis. Oye, ganaste en buena ley, puedes estar orgullosa.

Ruby: Pero si ni siquiera hicimos la prueba final…

Rosie: Bueno, no es culpa tuya que la pareja que salía antes se pusiera a practicar los pasos en el pasillo. Cualquiera pudo haber resbalado al pisar el coche a control remoto de Toby. Fue culpa de ellos. Además, el tobillo se le curará con el tiempo. Seguro que el año que viene vuelve para reclamar su título.

Ruby: Sí, pero técnicamente no tendríamos que haber ganado, Rosie. Sólo las dos parejas que llegaron a la final eran las que tenían que disputarse el título. En realidad tendría que haber ganado la segunda pareja que llegó a la final…

Rosie: Sí, pero una vez más tampoco fue culpa tuya. Fue la mujer de morado quien tropezó con el coche de Toby (cómo corre, ¿verdad?) derramando el refresco de Katie y provocó que la mujer de amarillo resbalara al pisarlo y se cayera de espaldas. Eso os calificó automáticamente. No fue culpa vuestra. ¡¡Tendrías que estar encantada!!

Ruby: Bueno, hasta cierto punto lo estoy. Gary y yo vamos a hacer nuestro baile ganador en el espectáculo que tiene Miss Behave en el George.

Rosie: ¡Fantástico! Me alegro mucho por ti, Ruby. ¡Mi amiga la superestrella!

Ruby: Quita, quita, no estaría haciendo nada de esto si no me hubieses regalado el primer talonario de clases cuando cumplí los cuarenta. Muchas gracias, Rosie. Y gracias por animarnos tanto en el concurso. Te oí todo el rato que duró el baile. Y siento mucho que a ti, a Katie y a Toby os echaran del pabellón…

Capítulo 38

Rosie y Katie:

¡Magandang tanghalipo desde las Filipinas!

Salimos del extremo norte de Australia hace unos días. Estuvimos en Brisbane y Sidney: precioso. Pasaremos unos días aquí antes de seguir hacia China.

Os queremos y añoramos,

Papá y mamá


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: Bethany la Putilla

Dime, Alex, ¿ya has cortado con ella?


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: Métete en tus asuntos

¡Basta, Rosie! ¡Ya te lo diré cuando lo haga!


¡Ni hao desde China!

Sentimos no estar ahí para ayudarte con la mudanza. Os deseamos suerte en el nuevo apartamento. Estamos seguros de que seréis muy felices en vuestro nuevo hogar.

Besos,

Papá y mamá


Rosie: Es un sitio asqueroso, Ruby. Absolutamente asqueroso.

Ruby: Venga, mujer. No será peor que el mío.

Rosie: Es cien veces peor que el tuyo.

Ruby: ¿Existe un sitio así? Bendita seas. ¿Qué lo hace tan espantoso?

Rosie: Veamos, ¿por dónde empiezo? Hmmm… ¿He dicho que es un primer piso que queda encima de un grupo de tiendas entre las que se cuentan un garito de tatuajes y un indio de comida para llevar que ya ha conseguido que toda mi ropa atufe a tikka masala?

Quizá debería describirte el magnífico papel pintado de los setenta con motivos florales en verde y gris que cuelga de las paredes, sin olvidarme de mencionar que hace juego con las cortinas.

Hmmm… En realidad quizá tendría que haber empezado por la moqueta marrón, que tiene unas manchas muy curiosas incrustadas en el tejido, además de quemaduras de cigarrillo y olores muy misteriosos. Algo me dice que lleva ahí unos treinta años y que nunca le han pasado un aspirador. La cocina es tan pequeña que cuando hay dos personas dentro, una tiene que retroceder para que la otra pueda salir. Pero al menos hay agua y el retrete funciona.

No es de extrañar que el alquiler sea tan terriblemente barato: nadie en su sano juicio querría vivir aquí.

Ruby: Tú.

Rosie: Sí, claro, pero no me quedaré mucho tiempo. Haré magia para ahorrar un pastón y salir pitando de aquí.

Ruby: Y abrir un hotel.

Rosie: Sí.

Ruby: Y vivir en el ático.

Rosie: Sí.

Ruby: Y Kevin puede ser el jefe de cocina.

Rosie: Sí.

Ruby: Y Alex el médico residente para salvar la vida de quienes tú envenenes.

Rosie: Sí.

Ruby: Y tú serás la dueña y directora.

Rosie: Sí.

Ruby: ¿Y qué puedo ser yo?

Rosie: Tú y Gary podríais ser los animadores y bailar salsa hasta caer rendidos.

Ruby: Sería el paraíso. Bueno, Rosie, más vale que pongas el culo en marcha y arranques ese negocio hotelero antes de que todos seamos unos ancianos.

Rosie: Estoy en ello. ¿Cómo está Teddy tras la impresión de que ganarais el concurso de salsa?

Ruby: Bueno, va tirando. Aunque hablando en serio, Rosie, me cuesta mucho aceptar su comportamiento. Cuando se enteró de que habíamos ganado el concurso y que íbamos a actuar en el George faltó el canto de un duro para que explotara. Pero debió de tener un cortocircuito cerebral o algo por el estilo porque el otro día se ofreció a acompañarnos en coche a clase de baile, con lo cual por poco me caigo muerta, y el viernes va a ir al club gay (o en el fondo está orgulloso de mí y de Gary o ya está harto de que me niegue a plancharle las camisas). Aunque eso sí, irá acompañado por un amigo suyo fuerte como un toro para asegurarse de que nadie intenta hacerle cosas raras. Como si algún hombre o mujer fuera a querer intentar hacer algo con él. En fin, ya basta de mí. ¿Qué planes tienes para esta semana?

Rosie: Bueno, empiezo a trabajar a media jornada con los niños que hacen actividades laborales. Tenemos que imprimir las cartas que anuncian las fechas de inicio de las clases para los alumnos de los distintos cursos, meter las cartas en sobres, pegarles los sellos, cerrarlas y enviarlas por correo. Yo no sé a ti, pero a mí me embelesa la idea. Aunque sólo será por unas semanas y en cuanto los niños comiencen las clases me pondré a trabajar a jornada completa.

Aparte de eso estoy intentando que este antro parezca un hogar. Brian el Llorica ha sido de gran ayuda, lo creas o no. Ha alquilado una lijadora por un día y mañana vamos a arrancar esa moqueta apestosa y lijar y pulir el suelo de todas las habitaciones. Me da miedo pensar lo que vamos a encontrarnos debajo. Seguramente unos cuantos cadáveres.

Katie y Toby se lo están pasando en grande arrancando el papel pintado de las paredes (bueno, al menos el que aún está pegado). Vamos a pintar las paredes de blanco porque hasta con una bombilla de un millón de vatios este sitio sigue pareciendo una cueva. Hay que alegrarlo un poco y me he decidido por un estilo minimalista, no porque sea moderna y siga la moda, sino porque en realidad tengo muy pocos muebles. Voy a arrancar las cortinas viejas y las quemaré montando un ritual.

Mi querido hermano Kevin estuvo encantado de venir a Dublín y saquear la casa de Comosellame para recoger el resto de mis pertenencias, las cuales le fueron entregadas sin rechistar, probablemente por miedo a que le vuelvan a romper la nariz. Incluso me ha dado el sofá negro de piel que ya estaba en la casa antes de que me casara con él, pero, qué demonios, me lo he ganado.

Ruby: Por lo que cuentas te va a quedar precioso, Rosie. Un verdadero hogar.

Rosie: Sí, ahora sólo me falta librarme del olor a curry que nos envuelve y que traspasa las paredes de todo el edificio. Se me han pasado las ganas de comer indio para siempre.

Ruby: Vaya, ése es el mejor régimen que he oído en mi vida. Ponte a vivir encima de un restaurante y el olor te hará aborrecer la comida.

Rosie: Me parece que has encontrado un filón.


¡EiJe desde Singapur!

Lo pasamos de maravilla. ¡No queremos volver a casa! Suerte con tu nuevo trabajo, cariño. ¡Pensamos en ti mientras hacemos el vago junto a la piscina! (Es broma.)

Besos,

Papá y mamá


Tiene un mensaje instantáneo de: ALEX

Alex: ¿Tienes un minuto para chatear?

Rosie: No, lo siento, estoy muy ocupada lamiendo sellos.

Alex: Ah, vale. Ya te llamaré más tarde.

Rosie: Era una broma, Alex. La señorita Narizotas Malaliento Casey me ha pedido que monte el primer boletín del curso, así que estoy en la página web de la escuela tratando de averiguar qué ha sucedido o está sucediendo que merezca la pena publicar. Se me ha ocurrido que el artículo principal podría escribirlo sobre mi incorporación al centro.

Alex: ¿Qué tal es el trabajo?

Rosie: Está bien. Llevo unas cuantas semanas aquí, de manera que ya me he amoldado y me va bien. Nada digno de mención.

Alex: Perdona que no te haya dicho nada antes. No me había dado cuenta de que había pasado tanto tiempo. Las semanas pasan volando.

Rosie: No pasa nada. Supuse que andarías liado. Ya me he mudado al apartamento y tal.

Alex: Ostras, es verdad. ¿Cómo es?

Rosie: No está mal. Era una pocilga cuando entré, pero Brian el Llorica me ayudó mucho. Arregló lo que estaba roto y limpió lo que estaba sucio. Como un esclavo perfecto.

Alex: ¿Os lleváis bien, entonces?

Rosie: Mejor. Ahora sólo me vienen ganas de estrangularlo unas diez veces al día.

Alex: Bueno, es un principio. ¿Hay romance a la vista?

Rosie: ¿Qué? ¿Con Brian el Llorica? Tienes que hacerte mirar la cabeza. Ese hombre nació para rascar moho y pulir suelos, nada más.

Alex: Vaya. ¿Hay alguien más en tu vida?

Rosie: Pues sí. Una hija de trece años, un trabajo nuevo y un cajón lleno de facturas. Tengo las manos bastante ocupadas en este momento. Aunque mi vecino me invitó a salir con él el próximo fin de semana.

Alex: ¿Y vas a hacerlo?

Rosie: Primero deja que te hable un poco de él y luego quizá puedas ayudarme a resolver el dilema al que me enfrento. Se llama Sanjay, tiene sesenta años y está casado, vive con su mujer y dos hijos, y es el propietario del chiringuito de comida para llevar que hay debajo de mi casa. Ah, ¿y a que no adivinas dónde me ha invitado a cenar?

Alex: ¿Dónde?

Rosie: A su chiringuito. Dijo que pagaría él.

Alex: ¿Y cuál es el dilema, entonces?

Rosie: Muy gracioso.

Alex: Al menos tienes vecinos simpáticos.

Rosie: Éste no es el mejor ni de lejos. En la puerta de al lado vive el dueño del garito de tatuajes (que también está debajo de mi piso). Tiene el cuerpo cubierto de tatuajes de la cabeza a los pies, una magnífica mata de pelo negro, sedoso y muy largo que lleva recogido en una trenza, y una barba de chivo pulcramente recortada que le enmarca la boca. Mide más de metro noventa y siempre va con unos pantalones de cuero, un chaleco de cuero y unas botas de motorista con la punta de metal. Cuando no está perforando la piel de sus clientes pone música a todo volumen en el piso de al lado.

Alex: Hay que tener valor para vivir al lado de un fan del heavy metal.

Rosie: Ahí te equivocas. Se llama Rupert, tiene treinta y cinco años, se graduó en el prestigioso Trinity College de Dublín con una licenciatura en Historia de Irlanda y un máster en Literatura Irlandesa. Su ídolo es James Joyce y en el pecho lleva tatuada la cita: «Los errores son los portales del descubrimiento».

Es un fanático de la música clásica y la ópera y cada tarde, a las cinco, mientras cierra el garito y hace la caja pone a todo volumen el Concierto para piano número 2 en si bemol, opus 83, de Brahms. Después sube a su piso, donde cocina unos platos deliciosos que huelen de maravilla y se sienta a leer Ulises por billonésima vez mientras escucha Lo mejor de Pavarotti atronando en sus altavoces (prestando especial atención a «Nessun dorma»).

A estas alturas Katie y yo nos sabernos prácticamente toda la letra y Toby se mete un cojín dentro de la camisa, se sube al sofá y finge que canta. Al menos Rupert está educando a los niños. Katie anda loca por mezclar «Nessun dorma» con un tema de baile que ha compuesto con sus pletinas nuevas. Se las compró Brian el Llorica, por lo que me enfadé mucho porque tenía previsto regalárselas por Navidad. Pero le he pedido a Katie que las guarde en el piso de Brian para no molestar a mis vecinos. Aunque, la verdad, no sé por qué me tomé tantas molestias teniendo en cuenta la cantidad de ruidos y olores que nos amenazan sin tregua. Ah, sí, ¿ya te he comentado que Juana de Arco vive al otro lado del rellano?

Alex: Ja, ja, no.

Rosie: Bien, esta mujer (se llama Juana, María o Brígida o algo por el estilo) tiene cerca de treinta años. Vino a saludarme el día que me mudé y cuando vio que éramos sólo Katie y yo y que mi soltería no se debía a la trágica pérdida de mi marido se fue de forma bastante grosera y no nos ha vuelto a dirigir la palabra.

Alex: Bueno, al menos no hace ruido.

Rosie: Que me desdeñe a mí, la pecadora del bloque de apartamentos, no significa que no arme bulla. Me fijé en que cada lunes por la tarde parecía que una enorme manada de elefantes subiera hasta nuestra planta para meterse en el piso de Juana de Arco. Tras posteriores investigaciones deduje que cada semana la visitan las mismas veinte personas, todas portando Biblias en la mano a modo de ofrenda.

Mis dotes detectivescas me han revelado que celebra sesiones de lectura de la Biblia. Ahora ha puesto un cartel en la puerta que dice: «Debes seguir a tu SEÑOR y temerlo, y obedecer sus mandamientos, y obedecer su voz, y debes servirle y ser mansueto». Vamos a ver, ¿qué significa «mansueto»? ¿Quién ha oído semejante palabra alguna vez?

Alex: Ja, ja, Rosie. ¡Yo desde luego no!

Rosie: Y al final del pasillo hay una familia de Nigeria. Zareb y Malika y sus cuatro hijos. Y yo que pensaba que el apartamento era demasiado pequeño para Katie y para mí.

Alex: ¿Cómo están tus padres?

Rosie: ¿Te refieres a mis multilingües padres? Bueno, lo están pasando de miedo lejos de todos nosotros. Mamá acaba de cumplir los sesenta. Me mandó una postal que decía: «!Zdravstvuite desde Rusia!». Me los imagino divirtiéndose como una pareja de ancianos de Vacaciones en el mar redescubriendo el amor. Por cierto, hablando de amor, ¿a qué venían tantas preguntas sobre mi vida amorosa?

Alex: A que quiero que encuentres a alguien que te guste. Quiero que seas feliz.

Rosie: Alex, nunca encontraré la felicidad junto a otro ser humano y lo sabes. Estoy separada de mi marido y aún no me he decidido a buscar otra víctima. Quizá no lo haga nunca.

Alex: ¿Nunca?

Rosie: Puede. Bueno, desde luego no pienso volver a casarme, eso seguro. Me estoy acostumbrando a mi nueva vida. Tengo un apartamento nuevo, un trabajo nuevo, una hija adolescente y treinta y dos años: es el principio de una nueva etapa de mi vida. Creo que por fin he madurado. Además, no tiene nada de malo ser soltero. Ser soltero se lleva. Deberías saberlo.

Alex: No soy soltero.

Rosie: Todavía no.

Alex: No, no lo soy ni voy a serlo.

Rosie: ¿Por qué, has cambiado de opinión en cuanto a romper con Bethany la Putilla?

Alex: Para empezar no hay nada sobre lo que tenga que cambiar de parecer y, por favor, no la llames putilla. En ningún momento he dicho que fuera a terminar mi relación con Bethany.

Rosie: Bueno, es lo que me pareció después de la conversación que tuvimos cuando me invitaste a cenar el mes pasado.

Alex: Sí, ya, mejor olvidamos esa cena. Tenía la cabeza en otra parte. Lo que digo es que quiero ser feliz con Bethany y que tú seas feliz con alguien y así los dos seremos felices en pareja.

Rosie: Ya sé lo que pasa. No quieres que me quede soltera porque entonces te distraigo. Piensas que si estuviera con un hombre a lo mejor serías capaz de quitarme el ojo de encima. Sé que en el fondo eso es lo que hay. Te tengo calado, Alex Stewart. Me amas. Quieres que sea la madre de tus hijos. No quieres estar sin mí ni un día más.

Alex: Yo… no sé qué decir…

Rosie: Relájate, es broma. ¿Qué ha sucedido para que cambiaras de opinión sobre Bethany?

Alex: Oye, no volvamos a eso…

Rosie: Alex, soy tu amiga íntima, te conozco desde que tenía cinco años. Nadie te conoce tan bien como yo. Te lo pregunto por última vez y lo digo en serio. ¿Qué ha sucedido para que cambiaras de opinión sobre lo de romper con Bethany la Putilla?

Alex: Está embarazada.

Rosie: Dios mío. A veces, como eres mi mejor amigo, pienso que eres normal, como yo. Pero, de vez en cuando, me recuerdas que eres un hombre.


Phil: Espera un momento, Alex. ¿Hace un par de años intentaste romper el matrimonio de Rosie y ahora me dices que quieres que conozca a alguien nuevo?

Alex: Sí.

Phil: ¿Sólo porque así, mientras estés con Bethany, no te sentirás tentado?

Alex: ¡No! ¡Eso no es lo que he dicho!

Phil: Bueno, es lo que parece. Al paso que vais, creo que lo último que merecéis es estar juntos.

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