CUARTA PARTE

Capítulo 39

¡Bienvenidos a casa, papás! (Fáilte go h-Eirinn!)

¡Nos alegra que ya estéis aquí sanos y salvos! Tenemos muchas ganas de oír vuestras aventuras y de ver todas las fotos.

Nos vemos el fin de semana.

Besos,

Rosie y Katie


Queridos Stephanie y Pierre:

¡Enhorabuena por la llegada de vuestra hijita! Tenemos muchas ganas de conocer a la pequeña Sophia. ¡Mientras tanto aquí tenéis unos modelitos para que vaya tan elegante como su mamá!

Besos,

Rosie y Katie


Feliz cumpleaños, Josh. ¡Felices cinco!

Besos,

Rosie y Katie


Hola, Katie:

Gracias por la targeta y el regalo que me iciste por mi cumpleaños. Supongo que mi papa os a contado que Bethinny esta embarazada. Eso significa que voy a tener un hermano o una hermana.

Papá esta triste porque todas las chicas de su vida estan enfadadas con el. Tu mama esta enfadada, mi mama esta enfadada y Bethinny también esta enfadada. Bethinny esta enfadada porque papa no quiere casarse con ella. Bethinny lloro y dijo que papa no la quería y el contesto que tenían que conocerse mas antes de casarse. Bethinny le dijo que ya sabia todo lo que habia que saber sobre ella y que si no se casaba con ella su papa se enfadaría mucho y lo despediría.

Creo que papa debería casarse con ella. Quiero un hermano y a papa le gusta mucho su trabajo. Ya os contare mas cosas a ti y a Toby tan pronto como pueda. Como solo estoy aqui los fines de semana me pierdo lo mejor.

Dile gracias a tu madre por mi regalo.

Josh

P. D.: Bethinny quiere una casa en Martha's Vineyard [5]. Yo no conozco a Martha y no se que le parecera que de repente nos vayamos a vivir a su viñedo, pero papa no parece muy contento con la idea. Creo que odia la uva.


PREMIO PARA EL DOCTOR WILLIAMS

Reginald Williams recibió los más altos honores en la entrega de los Premios Nacionales de Salud celebrada anoche en Boston. El doctor Williams fue nominado tras un exigente proceso de selección que reconoce la labor de quienes más han contribuido al avance de las ciencias médicas y la salud pública.

Este galardón es uno de los más prestigiosos en los campos de la medicina y la salud. El doctor Williams acudió a la ceremonia en compañía de su esposa Miranda, su hija Bethany y el nuevo prometido de ésta, el doctor Alex Stewart, cardiocirujano del St Jude's Hospital de Boston.

Véase el reportaje de Wayne Gillespie en la página 4 del suplemento de Salud.


Tiene un mensaje instantáneo de: ROSIE

Rosie: ¿Querías que me enterara por los periódicos?

Alex: Lo siento, Rosie.

Rosie: ¿Lo sientes? ¿Te prometes y dejas que me entere por los periódicos? ¿Qué demonios está pasando contigo últimamente?

Alex: Rosie, lo único que puedo decir es que lo siento.

Rosie: No entiendo cómo te funciona la cabeza, Alex. Si ni siquiera la amas.

Alex: Te equivocas.

Rosie: Vaya, qué convincente.

Alex: No tengo por qué convencer a nadie.

Rosie: Sólo a ti mismo. Alex, me dijiste que no la amabas. En realidad hace unos meses tenías previsto romper con ella. Caray, me pregunto qué ha sucedido para que cambiaras de parecer tan de improviso.

Alex: Sabes muy bien qué ha sucedido. Resulta que ahora hay un bebé de por medio.

Rosie: Eso son sandeces. El Alex que yo conozco no se casaría con una mujer a quien no ama por el bien del bebé. Es lo peor que puedes hacerle al pobre niño, criarlo en un hogar donde los padres no se aman. ¿Qué sentido tiene? No estás con Sally y las cosas con Josh te van bien. Quizá no sea la situación ideal, todo el mundo quiere una familia feliz, pero no siempre resulta así. Esto es ridículo.

Alex: Sólo ejerzo de padre de Josh los fines de semana. No quiero una nueva versión de lo mismo. No está bien.

Rosie: Lo que no está bien es casarte con alguien a quien no amas.

Alex: Bethany me gusta mucho, tenemos una relación fantástica y nos llevamos bien.

Rosie: Bueno, me alegra que «te lleves bien» con tu futura esposa. Si no meditas esto detenidamente, Bethany se convertirá en otra Sally. Y no creo que quieras otro matrimonio fracasado.

Alex: Este matrimonio no va a fracasar.

Rosie: No, sólo serás desgraciado el resto de tu vida, pero eso es fantástico si sirve para que las malas lenguas no puedan meterse contigo.

Alex: ¿Por qué tendría que seguir tus consejos, Rosie? ¿Qué demonios has hecho en tu vida que te convierta en experta para decirme cómo tengo que vivir la mía? Viviste con un hombre que te engañó durante años y lo perdonaste una y otra vez. ¿Qué sabes tú sobre el matrimonio?

Rosie: Lo suficiente como para no echar a correr por el pasillo de la iglesia con alguien a quien apenas conozco o amo. Sé lo bastante como para que mis decisiones vitales no se vean influidas por mi deseo de dinero, poder y prestigio. Sé lo bastante como para no casarme con un hombre para que un puñado de ricos me sonría y me diga lo estupenda que soy. No me casaría con un hombre para que mi foto saliera en los periódicos y mi nombre en un galardón, ni tampoco para conseguir un estúpido ascenso en el trabajo.

Alex: Mira, Rosie, me das risa. No tienes ni idea de lo que estás diciendo. Es evidente que has pasado demasiado tiempo en tu piso inventando conspiraciones.

Rosie: Por supuesto, no hago otra cosa. Me paso el día sentada en mi piso de protección oficial como la madre soltera pobre y sin estudios que soy mientras tú y tus colegas de Harvard os sentáis en vuestros clubes de caballeros a fumar puros y daros palmaditas en la espalda. Puede que vivamos en mundos muy distintos, Alex Stewart, pero te conozco y estoy harta de ver en qué te has convertido.

Dime, ¿qué habría hecho el bueno de Reginald Williams si se hubiese enterado de que su hija estaba embarazada y que el idiota que era responsable no iba a casarse con ella? ¡Qué vergüenza para la familia! ¡Qué diría la gente!

Pero al menos ahora lleva el anillo en el dedo, tú has conseguido tu ascenso y todos podemos ser felices y comer perdices.

Alex: Resulta que no todo el mundo se desentiende, Rosie. Puede que sea así en tu vida, pero en la mía no.

Rosie: ¡Alex, por Dios! No casarse con Bethany no es «desentenderse». Mientras hagas lo que tienes que hacer por el niño no te estás desentendiendo. ¡Pero no es necesario que te cases con ella!

Alex: Oye, ya estoy harto de todo esto, Rosie, harto de que controles cuanto hago y de tener que darte explicaciones de todo. No eres mi mujer ni mi madre, así que cambia de disco. ¿A santo de qué tengo que tomar decisiones en función de ti? Ya estoy cansado de que te metas conmigo y protestes por las personas que veo y los sitios a los que voy. Puedo tomar decisiones por mi cuenta, ¿sabes? Soy un hombre adulto.

Rosie: ¡Pues por una vez en tu vida compórtate como tal!

Alex: ¿Quién te has creído que eres para insultarme y sermonearme cuando no has hecho nada a derechas en tu vida? Hazme un favor, no te molestes en ponerte en contacto conmigo hasta que tengas algo decente que decir.

Rosie: ¡Muy bien! Aunque me parece que vas a tener que esperar mucho tiempo.

ROSIE se ha desconectado.


Alex: Entonces nada ha cambiado.

Phil: ¿Qué vas a hacer?

Alex: Ya sabes lo que voy a hacer.

Phil: ¿Por qué te casas con ella?

Alex: Ella se llama Bethany.

Phil: ¿Por qué te casas con Bethany?

Alex: Porque la quiero.

Phil: ¿En serio? Lo digo porque la última vez que entraste en el confesionario virtual me dijiste que estabas planeando terminar vuestra relación. ¿Por qué consideras que tienes que hacer esto? ¿Es que su padre te está presionando?

Alex: No, no, no. Nadie me presiona. Quiero hacerlo y punto.

Phil: ¿Por qué?

Alex: ¿Por qué demonios no? ¿Por qué te casaste con Margaret?

Phil: Me casé con Margaret porque amo cada centímetro de esa mujer con todo mi corazón y tengo previsto pasar a su lado el resto de mi vida, en la salud y la enfermedad, hasta que la muerte nos separe. Es mi mejor amiga, tenemos cinco hijos preciosos y aunque a veces consiguen que me suba por las paredes, no podría vivir ni un día sin mi familia. No veo que tengas algo de este estilo con Bethany.

Alex: No todas las relaciones son como la tuya con Margaret.

Phil: No, es verdad, pero la intención debería estar presente al principio. ¿Hubo aquello del silencio con Bethany?

Alex: Déjate de silencios, Phil.

Phil: Eras tú quien estaba obsesionado con eso. Anda, dime, ¿lo hubo?

Alex: No.

Phil: Entonces no deberías casarte con ella.

Alex: Muy bien, pues no lo haré, sólo porque tú lo digas.

Phil: ¿Qué dice Rosie?

Alex: Nada. No me habla.

Phil: ¿Y cómo te sientes?

Alex: Ahora mismo estoy tan enfadado con ella que me importa un bledo lo que piense. Paso de ella. Bethany y su bebé son mi futuro. ¿Puedo salir del confesionario?

Phil: Sí, claro. Reza cinco avemarias y un padrenuestro y que Dios acoja tu maltrecha alma.


Tiene un mensaje instantáneo de: KATIE

Katie: Te veo muy interesado en aprender cómo funciona el aparato reproductor femenino.

Toby: Para nada. Ya lo descubriré por mi cuenta con el método práctico.

Katie: Ja, muy gracioso, pero serás viejo y con el pelo gris antes de que alguien deje que le pongas la mano encima.

Toby: Mi mejor amiga es actriz cómica. Has tomado rollo de ensalada para comer, ¿verdad?

Katie: ¿Porque lo dices?

Toby: Por qué, no porque. Porque veo la lechuga que te cuelga de los aparatos. Bueno, ¿qué querías?

Katie: Bien, no es que te lo merezcas, pero quería decirte que luego voy al dentista por si quieres venir. Puedes hacerle un millón de preguntas sobre todo lo que hace, como siempre, y sacarlo de quicio. Es muy divertido ver cómo se le dispara la vena de la frente al verte.

Toby: Sí, ya lo sé. Lo siento, no puedo ir. Monica viene a mi casa a ver el partido de fútbol.

Katie: Monica, Monica, Monica. Estoy harta de oír hablar de la tonta de Monica Doyle. ¿Y por qué no estoy invitada yo?

Toby: Porque tienes que ir al dentista.

Katie: Sí, pero eso no lo sabías hasta hace un segundo.

Toby: Vale, muy bien. ¿Te apetece ver el partido de fútbol, el deporte que más odias, jugado por los dos equipos que más odias, esta tarde en mi casa?

Katie: No puedo, estoy ocupada.

Toby: ¿Lo ves? Ahora no digas que nunca te invito a nada.

Katie: ¿Cuánto hace que sabes que hoy voy al dentista?

Toby; Cinco minutos.

Katie: ¿Cuánto tiempo hace que invitaste a Monica Doyle a tu casa?

Toby: Una semana.

Katie: Justo lo que quería decir.


Tiene un mensaje instantáneo de: KATIE

Katie: Mamá, odio a los hombres.

Rosie: Enhorabuena, cariño. Bienvenida al club. Tu carné de socia está en el correo. Estoy tan orgullosa de este momento que ojalá tuviera una cámara.

Katie: Por favor, mamá, lo digo en serio.

Rosie: Yo también. ¿Qué ha hecho Toby esta vez?

Katie: Ha invitado a Monica Doyle a su casa para ver el partido de fútbol y a mí no me ha dicho nada. Bueno, sí que lo ha hecho, pero sólo cuando ha sabido que no podía ir.

Rosie: Ay, cariño, veo que ya ha cogido el virus. ¿Estamos hablando de la quejica de Monica? ¿La niña que cuando cumpliste diez años se pasó toda la fiesta llorando hasta que vinieron a recogerla sus padres porque se le había caído una uña postiza?

Katie: Sí.

Rosie: Vaya por Dios. Detesto a esa cría.

Katie: Ya no es una cría, mamá. Ha cumplido catorce años, tiene los pechos más grandes del colegio, lleva el pelo teñido de rubio, se deja los botones del polo desabrochados y se agacha para que los chicos le vean el escote. Hasta flirtea con el señor Simpson: finge no entender lo que cuenta en clase de informática porque así se le pone detrás y se inclina encima de ella para mostrarle lo que tiene que hacer.

Sólo sabe hablar de ir de compras, así que no entiendo por qué finge que le interesa el fútbol. Bueno, en realidad sí sé por qué.

Rosie: Me parece que ahí tenemos un caso de Bethanitis aguda.

Katie: ¿Qué? ¿Qué hago con Monica?

Rosie: Bueno, es muy sencillo. Asesínala.

Katie. Por favor, mamá, ponte seria por una vez en la vida.

Rosie: Soy una mujer increíblemente seria. El único modo de manejar esto es silenciarla. Porque si no, terminará volviendo a rondarte cuanto tengas treinta y dos años. La muerte es la única solución definitiva.

Katie: Gracias, pero sigo abierta a otras sugerencias que puedas hacerme.

Rosie: ¿Dices que te ha invitado?

Katie: Sí, pero sólo porque sabía que no podía ir.

Rosie: Mi querida, dulce e inocente hija, una invitación es una invitación. Sería una grosería no aceptarla. Sugiero que esta tarde llames a su puerta a la hora convenida. Te daré dinero para el autobús hasta su casa.

Katie: ¡Pero mamá, no puedo ir! Sabes que tengo hora con el dentista.

Rosie: Bueno, el dentista puede esperar. Este partido de fútbol es muy importante, ¿sabes? No quisiera que te lo perdieras por una nimiedad como que te arreglen los dientes. Y ahora desconecta, no vaya a ser que el señor Simpson te pille, se chive a la señorita Narizotas Malaliento Casey y me despida.

Katie: Qué más quisieras, mamá. No sé cómo puedes trabajar con ella cada día.

Rosie: En realidad, aunque me sorprende reconocerlo, no está tan mal. En cuanto han desaparecido los jefes se ha mostrado de lo más agradable. Se llama Julie. ¿Puedes creerlo? Tiene nombre de pila. Y además es un nombre bonito y normal. Me hubiese imaginado algo más en la línea de Vladimir o Adolfo.

Katie: Ja, ja, yo también. Pero ¿no resulta muy raro estar trabajando con alguien que te gritaba a diario?

Rosie: Tenemos una relación un poco curiosa, es verdad. Cada día hablamos un poquito más, de forma más amistosa, menos sobre el trabajo y más sobre la vida. Hemos pasado tantos años discutiendo que resulta chocante que estemos de acuerdo. Pero cada día hablamos más. ¡¿Sabes que pensaba que Alex era tu papá?!

Katie: ¡¿De verdad?!

Rosie: En fin, le dije que tu padre era Brian y se partió de risa… En realidad no sé si debería contarte todo esto.

Katie: Espera a que Alex se entere de que te cae bien. Se quedará pasmado.

Rosie: Tendrás que contárselo tú.

Katie: Ay, se me olvidaba que seguís sin hablaros.

Rosie: Sí, bueno, es una larga historia, cielo.

Katie: Cuando alguien dice que es una larga historia quiere decir que es una historia corta y tonta de la que no tiene ganas de hablar o que le da demasiada vergüenza contar. ¿Por qué no hablas con él?

Rosie: Porque ya no me importa lo que haga o lo que deje de hacer. Es muy libre de hacer lo que quiera con su vida y yo no tengo nada que ver. Además, no quiere oír lo que tengo que decirle.

Katie: Nuestro vecino Rupert dice: «Los errores son los portales del descubrimiento».

Rosie: Eso no lo dice Rupert. Lo dijo James Joyce.

Katie: ¿James qué? ¿Le conozco?

Rosie: Está muerto.

Katie: Vaya, lo siento, ¿le conocías bien?

Rosie: ¿Qué demonios os enseñan en el colegio?

Katie: Ahora mismo educación sexual. Un aburrimiento mortal.

Rosie: En eso estoy de acuerdo. En fin, volviendo a Alex, ha cambiado como persona, cariño. No es el hombre que yo conocía. Es diferente.

Katie: Pues menos mal. Tenía cinco años y babeaba cuando le conociste. Si cuando tenga tu edad Toby sigue comportándose como un chico de catorce, también me preocuparé.

Rosie: En ese caso, como advertencia de una mujer que sabe de qué habla, vete preparando para conocer a muchos hombres de treinta y dos años que creen que aún tienen catorce.

Katie: Sí, ya. No es la primera vez que me lo dices. Papá viene por Navidad, ¿lo sabías? Me pidió que te preguntara si iríamos a cenar con él y sus padres por Nochebuena. Como este año de todos modos estaremos solas, pensé que sería una buena idea.

Rosie: Vaya, fantástico. Viva la Navidad.


Hola querida:

Espero que todo vaya bien. Fue fantástico verte el pasado fin de semana. Gracias por venir a vernos al oeste. Prometo que la casa estará en mejores condiciones la próxima vez que vengáis a vernos, pero me está costando mucho amoldarme después de tantos meses viajando.

Amoldarnos a una casa nueva en un pueblo nuevo de un condado nuevo es toda una aventura para nosotros. Aquí todo el mundo es muy simpático y poco a poco vamos recordando el irlandés. Aunque nuestros vecinos no son tan fascinantes como los que según parece tenéis vosotras en el nuevo apartamento.

Eres mi niña maravillosa y valiente, Rosie, y tu padre y yo estamos muy orgullosos de ti. Espero que lo sepas. Eres fuerte, nunca te dejas abatir por nada y eres la mejor madre que Katie podría tener. Está hecha toda una batalladora, ¿verdad? Sin duda ha salido a su madre. Siento que Dennis y yo nos marcháramos en un momento tan crucial de vuestra vida, me partió el corazón separarme de ti y de Katie cuando aún no se había resuelto todo con Comosellame. Pero tú eres una chica dura y lo que no te mata te hace más fuerte.

Sería una lástima que no asistieras a la boda de Alex. Hace poco estuve hablando con Sandra y me dijo que están planeando una gran boda para Navidad. Quieren casarse antes de que nazca el bebé y Bethany no quiere que el vestido la ponga en evidencia. A Sandra le encantaría que fuerais tú y Katie; os han visto crecer y os quieren mucho. Me dio la impresión de que Sandra no es una gran fan de Bethany, pero quiere a Alex y está decidida a apoyarlo.

Sandra me dijo que Dennis y yo también estamos invitados, pero por desgracia no podemos ir porque como ya sabes pasaremos la Navidad en París con Stephanie y Pierre. La Navidad en París será preciosa, qué duda cabe, y me entusiasma la idea de conocer a mi segunda nieta. Qué pena que tú y Katie no podáis ir también, pero comprendo que la niña quiera pasar su primera Navidad con su padre y, de paso, conocer a sus «otros» abuelos. ¡Aunque la verdad es que me pone un poco celosa que ellos vean a mi Katie por Navidad y yo no!

¡Kevin ha conocido a una chica, lo creas o no, y pasará la Navidad con ella y sus padres en Donegal! ¡Parece que va en serio! Creo que es camarera en el hotel donde él trabaja, pero no estoy muy segura. Ya conoces a Kevin: no se le da muy bien dar información.

Saludos de tu padre. Está en cama con una gripe de tomo y lomo. Cayó enfermo el día después de que os fuerais, así que tuvisteis suerte de no pillarlo enfermo. Ha estado muy cansado desde que volvimos del viaje. Me cuesta creer que ambos hayamos cumplido los sesenta, Rosie. Nunca entenderé cómo es posible que el tiempo haya pasado tan aprisa: asegúrate de saborear cada día de tu vida. En fin, más vale que te deje porque me está llamando. Francamente, tal como se comporta ¡cualquiera diría que está en su lecho de muerte!

Estoy muy orgullosa de mis dos chicas de Dublín.

Te quiere, Mamá


El doctor Reginald amp; Miranda Williams

invitan a Katie Dunne a la celebración

del enlace entre su querida hija

Bethany

y el

doctor Alex Stewart

en la

Capilla de la Universidad de Harvard

el 28 de diciembre a las 14 h

y a la recepción en el

Boston Harbor Hotel

SRC Miranda Williams

Capítulo 40

Bienvenidos al salón de charla de los Alegres Dublineses Divorciados. En este momento hay cinco personas on-line.

Divorciada_I: Venga, DamaSolitaria, deja de llorar un minuto de tu vida y piensa en tu situación. Tendrías que estar enfadada, no triste. Repite conmigo: soy una mujer fuerte.

DamaSolitaria: Soy una mujer fuerte.

Divorciada_I: Controlo mi vida.

DamaSolitaria: Controlo mi vida.

Divorciada_I: No es culpa mía que Tommy se marchara.

DamaSolitaria: No es culpa mía que Tommy se marchara.

Divorciada_I: Y no me importa que lo hiciera porque es un cabrón.

DamaSolitaria: ¡Eso no puedo decirlo!

Divorciada_I: Oye, deja que ponga tu vida en perspectiva. Te abandonó después de sólo seis meses de matrimonio, se llevó los muebles, los cacharros de la cocina, hasta la puñetera esterilla del baño, y te dejó una nota, por Dios, así que repite conmigo: ¡No me importa que lo hiciera porque es un cabrón!

DamaSolitaria: ¡No me importa que lo hiciera porque es un CABRÓN!

Divorciada_I: ¡Que se joda!

DamaSolitaria: ¡Que se joda!

Insegura: Señoras, no estoy segura de que ésa sea una forma muy saludable de ayudar a DamaSolitaria.

Divorciada_I: ¡Eh, cierra el pico, nunca estás segura de nada!

DamaSolitaria: ¡Eh, cierra el pico, nunca estás segura de nada!

Divorciada_I: DamaSolitaria, eso no tenías que repetirlo.

FlorSilvestre: Ja, ja, ja, ja.

Insegura: Caray, al parecer eres la única que está autorizada a opinar aquí, Divorciada_I.

Divorciada_I: Pero si tú nunca tienes opinión.

SolteroSam: Vamos, señoras, calmaos. No seas tonta, Insegura, por supuesto que todos queremos oír tu opinión. ¿Cómo lo llevaste cuando Leonard tuvo su aventura y te abandonó?

Divorciada_I: Tuvo la brillante idea de irse a dormir al cuarto de huéspedes y dejó de tener vida propia.

SolteroSam: Vamos, vamos, Divorciada_I, dale una oportunidad.

Insegura: Gracias, SolteroSam, eres todo un caballero. Lo que iba a decir es que no creo en el divorcio. Sigo las enseñanzas de la Iglesia católica y el propio Papa dijo que el divorcio es un «mal» que se está «propagando como la peste» en nuestra sociedad. Y yo estoy de acuerdo. El objetivo de la familia es permanecer unidos. Y unidos debemos permanecer, pase lo que pase.

Divorciada_I: Bueno, el Papa nunca estuvo casado con mi ex marido, es cuanto puedo decir al respecto.

Insegura: No pienso continuar esta conversación. No me gusta tu tono.

FlorSilvestre: La Iglesia católica acepta las anulaciones, Insegura. ¿Por qué no consigues una?

Insegura: No.

FlorSilvestre: ¿Por qué no? Es prácticamente lo mismo, sólo que con la bendición del Papa.

Insegura: No.

FlorSilvestre: Pero ¿no puedes explicar al menos por qué?

Divorciada_I: Porque no quiere poner fin a su matrimonio y punto.

Insegura: No, Divorciada_I, es porque no creo que sea lo correcto. Por los niños.

Divorciada_I: ¿Y qué tiene de «correcto para los niños» que tu marido duerma en vuestra habitación con tele y baño propios y te obligue a dormir en el cuarto de huéspedes mientras te quedas en casa el fin de semana y él sale con otras? Tus crios se casarán pensando que tienen que dormir en habitaciones separadas y tener varios amantes.

DamaSolitaria: ¿Dejas que salga con otras?

Insegura: No sale con otras. No hagas ningún caso a Divorciada_I, hoy tiene una de sus noches, una cena de negocios. No voy a impedirle que haga eso, ¿verdad? Y que resulte que su jefe sea una mujer no creo que deba preocuparme. Si fuese un hombre, no os meteríais conmigo de esta manera.

SolteroSam: Sí, Insegura, pero era con su jefa con quien tenía la aventura…

FlorSilvestre: Ja, ja, ja, ja.

DamaSolitaria: Entiendo el razonamiento de Insegura. Al menos vive con el hombre al que ama, lo ve cada día, habla con él, sabe dónde está y qué hace en vez de estar sola, día tras día. ¿Qué más da que no la corresponda?

Insegura: Realmente tendrías que arreglar las cosas con Tommy, ¿sabes? Seis meses no bastan para hacer que un matrimonio funcione.

Divorciada_I: Insegura, Tommy vació la cuenta corriente que compartían, le robó el anillo de compromiso, se llevó los muebles, la tele, el equipo de música y todos sus CD, su ropa y sus efectos personales y desapareció. ¿Por qué demonios va a querer que vuelva salvo para señalarlo en una rueda de sospechosos?

Insegura: Porque le ama y el matrimonio es para siempre.

Divorciada_I: Pero si es un ladrón. Habéis perdido el juicio.

FlorSilvestre: Bueno, dicen que el amor es ciego.

Divorciada_I: Y sordo y tonto en este chat.

AMAPOLA se ha conectado.

Divorciada_I: ¡Qué bien! Aquí llega la voz de la razón para aclararos las cosas.

Amapola: Es un maldito cabrón, ¿lo sabíais? Se ha casado con ella.

Divorciada_I: Que le den.

SolteroSam: ¿Ya se ha puesto en contacto contigo?

Amapola: No, no me ha dicho ni mu desde que me dijo que no me pusiera en contacto con él.

SolteroSam: Pensaba que tal vez te habría mandado una invitación a última hora.

Amapola: El muy egoísta ha sido incapaz de…

Insegura: Bueno, es que fuiste muy grosera con él, Amapola, acusándolo de casarse con una mujer por motivos inicuos.

DamaSolitaria: Ojalá mi papá pudiera darle trabajo a Tommy. Entonces seguro que volvería conmigo.

Divorciada_I: Oh, qué maravillosos cimientos de amor sobre los que construir tu matrimonio. Muy saludable, DamaSolitaria.

Amapola: ¡Imaginaos, invitó a Boston a una niña de trece años! Ese hombre se ha vuelto loco. Se acabó lo que se daba: ya ha dejado de ser oficialmente mi mejor amigo.

DamaSolitaria: ¿Puedo serlo yo?

Divorciada_I: Lo tuyo es lamentable.

DamaSolitaria: ¿Qué pasa ahora?

FlorSilvestre: ¿Habrías ido a la boda si te hubiese invitado, Amapola?

Amapola: Ni que me hubiese pagado.

DamaSolitaria: Seguramente no se tomó la molestia de imprimir tu invitación porque sabía que no ibas a asistir. Las invitaciones son muy caras, ¿sabes? Me acuerdo de cuando Tommy y yo repasábamos juntos la lista de invitados. Qué felices éramos entonces.

Divorciada_I: Seguramente porque sabía que no iba a darle tiempo de conocer a la mitad de los invitados.

DamaSolitaria: Eso es injusto.

Amapola: Bueno, esa gente no anda escasa de dinero, creedme. ¿y por qué otra razón, sino para refregármelo por la cara, invitó a Katie y no a mí? Lo utilizó como una de esas cremas exfoliantes que te arrancan la piel… En fin, estoy casi convencida de que su dicha conyugal durará poco. No tardará en unirse a nosotros en este chat porque esa mujer es mala, lo presiento.

Divorciada_I: No, lo malo es el divorcio, ¿verdad, Insegura?

FlorSilvestre: Ja, ja, ja, ja.

Insegura: No le veo la gracia.

Divorciada_I: Se ha pasado la noche riendo. Me parece que FlorSilvestre ha estado probando flores «salvajes», no sé si me entendéis…

INSEGURA se ha desconectado.

FlorSilvestre: Eres demasiado dura con ella, Divorciada_I.

Divorciada_I: Pamplinas. ¿No ves que le encanta? Cada noche vuelve a por más, ¿no? Creo que le proporcionamos el único momento de conversación adulta de todo el día.

Amapola: ¿Lo habéis pasado bien por Navidad?

FlorSilvestre: He estado de fiesta toda la semana. Ha sido fantástico. No me había sentado en tantos regazos de Papá Noel en mi vida. Bueno, os dejo. Tengo una fiesta de disfraces esta noche. Voy a ir de conejito de Playboy. ¡Adiós!

FLORSILVESTRE se ha desconectado.

Amapola: ¿Y los demás?

Divorciada_I: Creo que he engordado diez kilos.

DamaSolitaria: La mía ha sido una Navidad tranquila.

SolteroSam: Aunque la tele estuvo bien este año.

Divorciada_I: Sí.

Amapola: Sí, me gustan los programas especiales de Navidad.

Divorciada_I: Y además van bien para entretener a los niños.

Amapola: Sí.

SolteroSam: Buenos documentales, también.

Amapola: Mmm.

Divorciada_I: Anoche vi uno sobre osos polares.

Amapola: Yo también lo vi…

SolteroSam: No sabía que todos los osos polares fueran zurdos.

Amapola: Sí, eso fue interesante…, y los caracoles…

Divorciada_I: ¿También son zurdos?

SolteroSam: No, pero según parece pueden dormir tres años seguidos.

Amapola: Qué potra…

Divorciada_I: Sí, la tele está muy bien en Navidad…

SolteroSam: Tiene su parte buena estar solo en Navidad, disfrutar de un poco de paz y tranquilidad.

DamaSolitaria: Paz y tranquilidad absolutas.

Amapola: Sí, mucha tranquilidad…

SolteroSam: ¿Sabéis?, mi ex y yo solíamos ir de fiesta en fiesta por Navidad, no parábamos quietos un momento, la noche que no salíamos recibíamos en casa. Apenas teníamos tiempo para nosotros. Pero esto es muy diferente. Nadie me da la lata. Este año nada de fiestas ni de invitados…

Amapola: A mí me pasa lo mismo.

Divorciada_I: ¿A quién intentamos engañar? ¡Qué horror! He pasado la peor Navidad de mi vida.

Amapola: Yo también.

SolteroSam: Yo también.

DamaSolitaria: Yo también.

Pulse este icono para imprimir la conversación.


De: Julie Casey

Para: Rosie

Asunto: Fax para ti

No quisiera molestar mientras estás tan «ocupada» trabajando (¿cómo está Ruby?), pero hace unos minutos ha llegado un fax a mi despacho. No iba dirigido a ti pero al leerlo he descubierto que sólo podía ser para ti. Además, ¿cuál de los demás empleados daría mi número de fax para su uso personal? Al final me ha parecido leer un «de parte de Josh» y una firma. Ven a recogerlo a mi despacho. Ah, y desvía todas tus llamadas a mi número y trae dos tazas de café y una cajetilla de cigarrillos.


«VIDAS SOCIALES», POR ELOISE PARKINSON

Aquellos de nosotros que tuvimos la suerte de asistir a la boda del año (o, al menos, a la boda de la semana) podemos dar fe del lujo, la sofisticación y el esplendor que se derrocharon para deleite de los trescientos afortunados invitados de los señores Williams en la boda de su hija Bethany con el doctor Alex Stewart.

No se reparó en gastos para la ceremonia nupcial que tuvo lugar en la capilla de la Universidad de Harvard, donde vibrantes arreglos florales de rosas y velas rojas flanqueaban el pasillo como luces que iluminaran una pista de aterrizaje para que la exquisita pareja despegase hacia su vida futura de felicidad compartida.

Bethany, 34, lucía impecablemente deslumbrante, como siempre, con un elegante vestido diseñado especialmente para ella por el famoso amigo de las estrellas (y mío) Jeremy Durkin. El canesú lo embellecían diez mil perlas que disimulaban el estado de buena esperanza que está en boca de todos. La falda, de estilo bailarina, hecha con infinitas capas de delicado tul, hacía frufrú mientras la novia flotaba camino del altar del brazo de su orgulloso padre, el prominente cirujano Reginald Williams.

Miranda Williams estaba perfecta en su papel de madre de la novia con un traje chaqueta escarlata de Armani a juego con un fabuloso sombrero de Philip Treacy que casi hacía sombra a su hija. Las modelos (y amigas novísimas de Bethany) Sara Smythe y Hayley Broadbank fueron las damas de honor de Bethany y, ataviadas con provocativos vestidos de seda roja a mil rayas que revelaban parte de sus escasas curvas, sostenían media docena de rosas entre sus dedos con manicura francesa. El ramo de la novia lo formaban media docena de rosas rojas y otra media de rosas blancas (y lo cazó al vuelo nada más y nada menos que moi). El pelo rubio y largo, que suele llevar suelto, iba recogido en un moño bajo que contribuía a que la futura madre fuese la novia perfecta.

Al final del pasillo, un confiado príncipe azul contemplaba con orgullo a su princesa, vestido con un abrigo negro de corte clásico y tres botones, cuello blanco de camisa de esmoquin y corbata roja, rematado con una única rosa roja en la solapa. Desde luego, todo fue muy «rosado [6]» en este acto.

La lujosa recepción se celebró en el Boston Harbor Hotel, siendo el mejor discurso, con mucho, el que pronunció el padrino, el niño de cinco años Josh Stewart, fruto de un anterior enlace del novio con su amor de la universidad, Sally Gruber.

La jornada estuvo a la altura de las expectativas (y la categoría) de «Vidas sociales» y a cuantos presenciaron el primer baile de los recién casados como marido y mujer les quedó claro que este matrimonio iba a ser para siempre. Deseamos a los novios una larga, feliz, próspera y elegante vida conyugal. En cuanto a mí, su columnista de bodas predilecta, me voy con mi ramo en busca de mi galán.


Rosie:

Feliz cumpleaños, amiga.

Allá vamos un año más.

Ruby


De: Stephanie

Para: Rosie

Asunto: Visita

Me muero de ganas de que vengas y conozcas a Sophia el mes que viene. Está entusiasmada con la noticia y Jean-Louis sigue tan hiperactivo como siempre.

Felices treinta y tres, hermana. Seguro que tú y Ruby saldréis por ahí hasta el alba.


Queridos Alex y Bethany:

Enhorabuena por el nacimiento de vuestro hijo. Os deseamos toda la felicidad y ¡nos encanta que Josh por fin tenga el hermano que tanto deseaba!

Rosie y Katie


Felices catorce, angelito mío.

Pásalo bien en la discoteca esta noche y recuerda: nada de alcohol, nada de sexo y nada de drogas.

Te quiere,

Mamá


Tiene un mensaje instantáneo de: ROSIE

Rosie: ¿Quién es el chico con quien te estuviste besando y bailando lentos el viernes por la noche, Katie Dunne?

Katie: No puedo hablar, mamá. El señor Simpson nos está enseñando algo muy importante para los exámenes de fin de curso y es vital que le escuche.

Rosie: Mentirosa.

Katie: No miento. Estoy segura de que es importante, sea lo que sea.

Rosie: Venga, desembucha. ¿Quién era ese chico?

Toby: Hola, Rosie.

Rosie: Hombre, Toby, justo a tiempo. Estaba interrogando a mi hija sobre el hombre misterioso de la discoteca el viernes por la noche.

Toby: Ja, ja, ja. Las noticias vuelan.

Katie: No se lo digas, Toby.

Rosie: ¿Entonces es verdad?

Toby: Sí.

Katie: Sí, y Toby también estuvo pegándose el lote con Monica toda la noche.

Rosie: Oh, no, Toby, con la quejica de Monica no.

Toby: ¿Por qué la llamáis siempre así? No es una quejica cuando está conmigo.

Rosie: Eso es porque no la besamos delante de todo el mundo en las fiestas del cole. Dime, querida hija, sé buena y cuéntamelo todo sobre este romance en ciernes.

Katie: Se llama John McKenna, tiene quince años, va un curso por delante de mí y es encantador.

Rosie: Uuuuy, un hombre mayor.

Katie: Ya lo sé, mamá. Tengo gusto.

Rosie: ¿Qué piensas de él, Toby?

Toby: No está mal. Juega en el equipo de fútbol del cole. Es bueno.

Rosie: Tendrás que controlarlo por mí, ¿lo harás?

Katie: ¡Mamá! ¡Ahora no callará nunca!

Rosie: ¿Te has acostado con él?

Katie: ¡Mamá! ¡Tengo catorce años!

Rosie: Hoy en día en la tele se ven niñas de catorce años embarazadas.

Katie: ¡No son yo!

Rosie: Bien. ¿Tomaste alguna droga?

Katie: ¡Mamá! ¡Basta! ¡¿¿Dónde demonios voy a conseguir drogas??!

Rosie: No lo sé, pero hoy en día en la tele se ven niñas de catorce años embarazadas que toman drogas.

Katie: ¡No son yo!

Rosie: Bien. ¿Bebiste alcohol?

Katie: ¡Mamá! La mamá de Toby nos llevó al cole en coche y nos recogió. ¿Cuándo quieres que bebiéramos?

Rosie: No lo sé, pero hoy en día en la tele se ven niñas de catorce años embarazadas que toman drogas y se emborrachan.

Katie: ¡Pues desde luego no son yo!

Toby: ¿Qué programas miras?

Rosie: Mayormente las noticias.

Katie: Bueno, no te preocupes, ya me has sermoneado bastante como para que sepa que es una estupidez hacer esas cosas. ¿Vale?

Rosie: Vale. Pero recuerda, besar está bien pero no hay que ir más allá. ¿Vale?

Katie: ¡Mamá! ¡¡Es lo único que quiero!!

Rosie: Bien, ahora volved al trabajo. ¡Espero que saquéis un sobresaliente en esta asignatura!

Katie: ¡Pues, si sigues incordiando, va a ser que no!


Ruby: ¿Qué vas a hacer durante los dos próximos meses ahora que los niños no tienen escuela? Menuda suerte tienes, con unas vacaciones tan largas. Randy Andy me dijo que ya he agotado todas mis vacaciones, lo cual es ridículo porque todos esos días se supone que estaba enferma. Me dijo que era imposible que alguien hubiese estado enfermo sesenta y cinco días laborables y que siguiera con vida.

Rosie: ¿Entonces no puedes hacer vacaciones? Pensaba que podríamos escaparnos a Inglaterra en barco un fin de semana. A Blackpool o algún sitio así.

Ruby: Ahora sí puedo. Le dije que si me daba dos semanas mencionaría la Randy Andy's Paperclip Company cuando Oprah me invite a su programa para hablar sobre cómo ganamos Gary y yo el Campeonato Mundial de Salsa. ¿Qué vas a hacer tú?

Rosie: No estoy segura. Julie comentó algo sobre la posibilidad de hacer cursos para adultos en el colegio. Dice que debería hacer un curso de gestión hotelera como siempre he deseado. Como si fuera así de simple.

Ruby: ¿Por qué no puede ser así de simple? Mira, Rosie, si no lo pruebas, no lo sabrás. Desde que te conozco siempre has dicho que te gustaría trabajar en un hotel. Estás obsesionada con los hoteles. Tu casa es una especie de homenaje a la mercancía de hotel. En el baño tienes tantas esterillas que apenas puede abrirse la puerta. No digo que entienda tu fascinación, pero me consta que trabajar en un hotel es un sueño para ti.

Rosie: Julie me dijo que si no me apunto al curso, me despedirá. Y agregó que cuando termine el curso me despedirá de todos modos.

Ruby: Tienes que escucharla. Ha sido una buena maestra para ti durante muchos años.

Rosie: Pero Ruby, se tarda dos años en conseguir el diploma, y es caro, y tendré que trabajar de día y estudiar de noche. Será muy duro.

Ruby: Vamos a ver, Rosie Dunne. ¿Cuál es el problema? ¿Has hecho algún plan mejor para los próximos tres años de tu vida?


Querida Rosie:

Perdona que hayamos tardado tanto en contestarte. Los últimos meses Alex y yo hemos ido de cráneo. Adaptarse a la vida de casados y a la llegada de un bebé nos ha dado mucho trabajo.

Nos encantó recibir tu tarjetita y esperamos que tú y Katie estéis bien en Irlanda.

Con los mejores deseos,

Bethany (y Alex, Theo y Josh)


Tiene un mensaje instantáneo de: ROSIE

Rosie: Tienes razón, Ruby, nada indica que vayan a pasarme grandes cosas durante los dos próximos años de mi vida. ¿Por qué no estudiar un poco?

Capítulo 41

Hola, mamá:

Invierno otra vez. Da miedo que los meses pasen tan deprisa. Se convierten en años sin que ni siquiera me dé cuenta. Katie es como mi calendario: la veo crecer y cambiar. Se está haciendo mayor tan deprisa, aprendiendo a tener opiniones propias, aprendiendo que no tengo respuesta para todo. Y en cuanto tus hijos comienzan a entender eso, sabes que tienes un problema.

Sigo en mi viaje, mamá, sigo atrapada en ese estadio intermedio de la vida en el que acabo de llegar de alguna parte que he dejado bien atrás y me abro camino hacia algo nuevo. Supongo que lo que intento decir es que aún no tengo las ideas en orden. Todavía. Quiero decir que tú y papá no habéis hecho más que viajar durante el año pasado, no habéis estado en un mismo país más de unas semanas, pero aun así ambos sabéis mejor que yo dónde estáis, y eso que yo no me he movido en todo el año. Los dos sabéis dónde queréis estar. Me figuro que es porque os tenéis el uno al otro y allí donde esté papá tú te sientes en casa.

He aprendido que el hogar no es un sitio, es un sentimiento. Puedo hacer que el piso se vea tan lindo como pueda, embellecer los alféizares de las ventanas con tantas jardineras como quiera, colocar un felpudo de bienvenida delante de la puerta, colgar un cartel de «Hogar, dulce hogar» encima de la chimenea e incluso ponerme el delantal y hornear galletas, pero lo cierto es que no quiero quedarme aquí para siempre.

Es como si estuviera esperando en la estación del tren tocando un instrumento para ganar unas perras, justo lo suficiente para tomar el próximo tren que salga de aquí. Y, por supuesto, para mí lo más importante es Katie. Cualquier lugar en el que esté con ella debería darme calor de hogar, pero no es así, porque me toca a mí hacer que ella se sienta en casa. Sé que Katie se marchará dentro de unos años y no me necesitará como ahora.

Tengo que organizarme la vida para cuando Katie se vaya. Necesito hacerlo porque no creo que ningún Príncipe Azul venga a rescatarme. Los cuentos de hadas son historietas maléficas para los niños pequeños. Cada vez que estoy hecha un lío espero que un hombre de pelo largo y finos modales llegue trotando a mi vida (a caballo, por supuesto, no trotando él literalmente). Luego me doy cuenta de que no quiero que un hombre llegue trotando a mi vida porque, para empezar, los hombres son quienes me han metido en este puñetero lío.

Ahora soy como el entrenador de Katie y debo prepararla para el gran combate que es la vida adulta. Ella casi nunca piensa en su vida sin mí. Por descontado, sigue soñando con viajar por el mundo haciendo de DJ para ganarse la vida sin mí, pero aún no ha captado el significado de ese «sin mí». Y así debe ser, sólo tiene catorce años. Sea como fuere, todavía no tiene edad de tomar según qué decisiones y yo me he opuesto en redondo a la idea de que abandone sus estudios.

Aunque últimamente gracias a John, su flamante novio, no he tenido que obligarla a levantarse de la cama por la mañana. Se han vuelto inseparables. Todos los viernes van a las fiestas que monta el club de la GAA [7] que hay cerca de su casa. John es un verdadero entusiasta de la GAA y juega a hurling en el equipo junior del Dublín. De hecho, este domingo vamos a ir todos juntos a Croke Park a ver al Dublín contra el Tipperary, ¡qué emoción! Total, que para mí resulta un poco peliagudo porque como no conduzco, a veces recurro a Ruby para que haga de chofer. Ella lo llama Driving Ms. Lazy [8]. La madre de John es una señora muy agradable y algunas semanas tiene la amabilidad de recoger a Katie y acompañarla a casa.

Apenas he tenido noticias de Toby últimamente, pero vi a su madre en la escuela cuando acompañaba a su hijo pequeño y me dijo que se comportaba más o menos como Katie con su nueva novia, Monica.

Yo nunca tuve una cita a los catorce años. La juventud actual está creciendo muy aprisa… (¡Qué vieja me siento diciendo esto!) Vale, vale, mamá, te oigo bufar desde aquí. Es verdad que me quedé embarazada a los dieciocho sin tener trabajo, formación, ni hombre, y por poco te provoco una crisis nerviosa, pero en algunos países del mundo a esa edad se es mayor, así que deberías dar gracias a tu buena estrella de que no empezara incluso antes.

Kevin estuvo por aquí el fin de semana. Vino con su novia. Me pareció encantadora, pero no entiendo qué ha visto en él. ¿Sabías que ya llevan un año saliendo? Francamente, ese hermano mío es tan reservado… ¡Prácticamente hay que sacarle la información a golpes! Quién sabe, ¡igual suenan más campanas de boda para la familia Dunne! Dile a papá que baje su viejo esmoquin del desván y que le quite las telarañas y las bolas de naftalina para irse preparando. Le alegrará saber que esta vez no tendrá que desfilar por el pasillo. (La verdad, ¡qué nerviosa me puso en mi boda!)

En cuanto a mi palacio en el North Strand, ya puestos podríamos prescindir de los cristales de las ventanas con el viento que dejan pasar. Esta noche hace mucho frío y viento, y la lluvia acribilla las ventanas. La farola de enfrente da de lleno en el piso. Si pudiéramos correrla un poquito a la derecha molestaría a Rupert y no a nosotras. Aunque así ahorro dinero en electricidad. Estoy por asomarme a ver si Gene Kelly está bailando con el paraguas. ¿Por qué será que las películas hacen que todo, hasta la lluvia, parezca divertido?

Cada mañana me levanto cuando aún es noche cerrada (y, ¿sabes?, no me parece normal estar levantada a una hora en que ni el sol se ha tomado la molestia de salir), el piso está helado, voy corriendo de la ducha a mi cuarto, temblando como una posesa, salgo a la calle y camino diez minutos hasta la parada del autobús, invariablemente bajo la lluvia y el viento. Las orejas me duelen y suelo acabar con el pelo mojado, así que podría ahorrarme lavarlo y secarlo con el secador. El rímel se me corre por la cara, el viento le da la vuelta al paraguas y parezco una Mary Poppins desmelenada. Entonces el autobús llega tarde. O tan lleno que no se para. Y acabo por llegar tarde al trabajo y con pinta de rata ahogada, después de haber discutido al menos una vez con el conductor del autobús, mientras todos los demás llevan el maquillaje, la ropa y el pelo en perfecto estado porque se han levantado de la cama una hora más tarde que yo, han subido a sus coches para ir a trabajar y han llegado al colegio un cuarto de hora antes de que empiecen las clases, el tiempo necesario para tomarse un café y comenzar relajadamente la jornada.

¿Cantando bajo la lluvia? ¡Y un cuerno!

Te habrás fijado en que hoy te escribo una carta en vez de un e-mail. En parte se debe a que el tipo del ciber café que hay abajo me ha pillado demasiadas veces mirándole. Tiene una cara tan de rechupete que me vienen ganas de darle un mordisco. Me parece que le gusto, así que he decidido quedarme en casa esta noche. La otra razón por la que te escribo es que estoy fingiendo que estudio. A las dos se nos echan encima los exámenes de Navidad y le he dicho a Katie que debía tomárselos más en serio. Bueno, en esto me he metido yo sola. Así que aquí estamos las dos, sentadas a la mesa de la cocina con nuestros libros, carpetas, papeles y bolis, dándonos aires de intelectuales.

Tengo que estudiar tanto para ponerme al día que no he podido preparar la cena en toda la semana. De ahí que estos últimos días nos hayamos hartado de comida del indio de abajo. Por suerte Sanjay nos hace un cuarenta por ciento de descuento en los platos para llevar e incluso ha creado una nueva especialidad que llama Rosie Chicken Curry. Anoche nos la envió gratis con nuestro pedido. Lo probamos y se lo devolvimos. Es broma. Básicamente es pollo al curry. Lo único que ha hecho ha sido añadirle el Rosie. Eso no quita que me halague ver mi nombre en una carta hindú, y resulta curioso oír cómo por la noche lo gritan los borrachos con voz ronca. Me hace pensar que mi Romeo está en la acera, debajo de mi ventana, llamándome y lanzando piedrecitas para despertarme de mi sueño. Entonces recuerdo que es sábado por la noche, la una de la madrugada, que el pub acaba de cerrar, que los borrachos piden comida a gritos en la barra de Sanjay y que las piedras contra mi ventana son gotas de lluvia. Pero una chica siempre puede soñar.

Cada vez que me cruzo con la mujer de Sanjay, pone los ojos en blanco y chasquea la lengua. Él sigue invitándome a salir, me lo pide incluso estando ella presente. Así que yo le digo en voz bien alta y clara que lo que me pide está mal habida cuenta de su condición de casado, que debería ser más respetuoso con su mujer y que aunque no estuviera casado le diría que no. Lo digo bien alto para que ella lo oiga, pero ella sigue chasqueando la lengua y Sanjay me sonríe y mete unas cuantas tortas indias gratis en mi bolsa. Ese hombre está loco.

Rupert (mi otro vecino) me preguntó si quería ir con él al National Concert Hall el próximo fin de semana. Al parecer la Orquesta Sinfónica Nacional toca el Concierto para piano número 2, opus 83, de Brahms, que es su favorito. No se trata de una cita ni nada por el estilo. Me parece que Rupert es completamente asexual y que sólo quiere un poco de compañía. Por mí no hay problema. Además, el tatuaje «Amo a mi madre» que lleva en el brazo me quitaría las ganas. La cita de James Joyce que lleva en el pecho también me fastidia bastante porque Rupert es tan alto que cuando miro al frente me veo obligada a leer constantemente: «Los errores son los portales del descubrimiento». Es como un signo o algo así, como si Rupert hubiese sido puesto en el apartamento de al lado para hacerme comprender mis errores. Sólo que ojalá el mensaje tuviera más sentido. Los errores son más bien como los baches del descubrimiento. Es una puñetera carretera llena de baches, obstáculos y peligros la que conduce al descubrimiento. Ojalá dijera «el chocolate es bueno» en vez de eso.

Hablando de errores, todavía no he hablado con Alex y ya llevamos así más de un año. Creo que esta vez no hay vuelta atrás. No hemos hecho más que mandarnos tarjetas ridículas el uno al otro. Es como si estuviéramos aguantándonos la mirada el uno al otro y ninguno de los dos quisiera ser el primero en pestañear. Lo añoro como una loca. Hay tantas cosas que me pasan, tonterías sin importancia del día a día, que me muero por contarle… Como cuando el cartero esta mañana repartía en la casa de enfrente y ese estúpido perro, un Jack Russell llamado Jack Russell, lo ha vuelto a atacar. He mirado por la ventana y he visto al cartero sacudiéndose al perro de la pierna como hace cada mañana, pero esta vez le ha dado una patada en el vientre sin querer y el perro se ha quedado tumbado y sin moverse durante siglos. Entonces el dueño ha salido y lo ha examinado mientras el cartero fingía que el perro ya estaba allí cuando él ha llegado. El dueño le ha creído y han armado la de Dios es Cristo mientras intentaban ayudar al animal. Finalmente Jack Russell se ha levantado y cuando ha visto al cartero ha gimoteado y ha salido disparado hacia la casa. Ha sido la pera. El cartero se ha encogido de hombros y ha seguido su camino. Iba silbando cuando ha llegado a mi puerta. Cosas como ésta habrían hecho reír a Alex, sobre todo sabiendo como sabe que ese maldito perro me ha tenido en vela más de una noche entera con sus ladridos y que siempre le roba mi correo al pobre cartero.

Espera un segundo, Katie está intentando leer lo que escribo…


TEORÍA DE LA JERARQUÍA DE MASLOW

Ja, ja, esto la despistará. En fin, será mejor que te deje y que estudie un poco. Nos vemos pronto. Saluda a papá de mi parte y dile que le quiero.

Ah, por cierto, Ruby me ha montado una cita a ciegas el sábado por la noche. Casi la mato, pero no puedo cancelarla. Cruza los dedos y reza para que no sea un asesino en serie.

Te quiere,

Rosie


Tiene un mensaje instantáneo de: ROSIE

Rosie: Hola, Julie. Te he puesto en mi lista de compinches, o sea que cuando vea que estás on-line podré enviarte mensajes.

Julie: No si te bloqueo en mi lista.

Rosie: No te atreverás.

Julie: ¿Por qué quieres que nos comuniquemos así si estoy en la habitación de al lado?

Rosie: Porque siempre lo hago. Significa que soy multitarea. Puedo hablar por teléfono con una persona y al mismo tiempo despachar asuntos contigo on-line. Por otra parte, ¿qué es lo que haces realmente, señorita Casey? Lo único que te veo hacer es aterrorizar a niños inocentes y reunirte con padres fastidiados,

Julie: Es que es prácticamente lo único que hago, Rosie, tienes razón. Créeme, tú fuiste uno de los peores alumnos a los que he enseñado y uno de los peores padres con los que me he reunido. Aborrecía tener que convocarte.

Rosie: Y yo aborrecía tener que venir.

Julie: Y ahora me añades a tu lista de compinches on-line. Cómo cambian los tiempos. Por cierto, monto una pequeña reunión para celebrar mi cumpleaños la semana que viene y me estaba preguntando si te gustaría venir.

Rosie: ¿Quién más va?

Julie: Oh, sólo unos cuantos ex alumnos a los que solía aterrorizar hace veinte años. Nos encanta reunimos y rememorar los viejos tiempos.

Rosie: ¿En serio?

Julie: No, sólo unos cuantos amigos y unos pocos parientes. Tomaremos unas copas y picaremos algo durante un ratito para señalar la ocasión, y luego podéis iros todos y dejarme sola.

Rosie: ¿Cuántos cumples? Sólo lo pregunto para poder comprarte una tarjeta de cumpleaños con un número. Quizá también te regale una insignia.

Julie: Hazlo y estás despedida. Voy a cumplir cincuenta y tres.

Rosie: Sólo eres veinte años mayor que yo. ¡Y pensar que te consideraba una anciana!

Julie: Curioso, ¿verdad? Imagínate, yo tenía más o menos tu edad cuando dejaste esta escuela. Ahora los niños deben de pensar que la anciana eres tú.

Rosie: Me siento anciana.

Julie: Los ancianos no van a citas a ciegas. Venga, descubre el pastel, ¿cómo era?

Rosie: Se llama Adam y es un hombre muy, pero que muy atractivo. Toda la velada se mostró cortés; es un gran conversador y muy divertido. Pagó la cena, el taxi, las copas, absolutamente todo, negándose a dejarme abrir el bolso (tampoco es que llevara dinero para gastar, habida cuenta del sueldo de esclava que me pagan, ejem…). Es alto, moreno y guapo, y vestía impecable. Cejas depiladas, dientes rectos y ni un pelo de la nariz a la vista.

Julie: ¿Cómo se gana la vida?

Rosie: Es ingeniero.

Julie: O sea que es educado, guapo y tiene un trabajo fantástico. Parece demasiado bueno para ser verdad. ¿Habéis vuelto a quedar?

Rosie: Bueno, después de la cena fuimos a su ático. Vive en el muelle de Sir John Rogerson's, en un piso fabuloso. Nos besamos, me quedé a pasar la noche, me pidió que volviéramos a vernos y le dije que no.

Julie: ¿Te has vuelto loca?

Rosie: Probablemente. Era muy buen hombre, pero no hubo nada especial, no hubo chispa.

Julie: Pero si sólo era vuestra primera cita. Es imposible sacar conclusiones tras un único encuentro. ¿Qué querías, fuegos artificiales?

Rosie: No, en realidad más bien lo contrario. Quiero silencio, un momento perfecto de sosiego.

Julie: ¿Silencio?

Rosie: Es una larga historia. Pero lo del sábado demuestra que, aunque encuentre a un tío perfecto en todos los sentidos, todavía no estoy preparada. Necesito que todos dejéis de presionarme. Ya encontraré a alguien cuando esté en condiciones.

Julie: Vale, vale, prometo dejar de intentar emparejarte hasta que me des permiso. ¿Cómo van tus estudios, por cierto?

Rosie: Cuesta lo suyo estudiar y hacer de madre a la vez. Termino quedándome despierta hasta las tantas cavilando sobre la vida, el universo y todo lo que contiene, es decir, sin pegar sello.

Julie: No te preocupes, todos hemos tenido días así y créeme, cuando alcanzas mi edad dejas de preocuparte. ¿Puedo hacer algo para ayudarte?

Rosie: Sí, la verdad. Un aumento de sueldo me iría de perlas.

Julie: Ni hablar. ¿Qué tal va tu plan de ahorros?

Rosie: Iría bien si no tuviera que alimentar, vestir y educar a mi hija además de apartar dinero para el alquiler de la caja de zapatos donde vivo.

Julie: Según parece eso siempre termina siendo tu gran impedimento, toda la parte del tener que cuidar de tu hija. ¿Ya has hablado con Alex?

Rosie: No.

Julie: Oh, Rosie, los dos estáis siendo ridículos. Me pasé la vida tratando de separaros, pero ahora ya no me parece nada divertido. Dile que la señorita Narizotas Malaliento Casey os ha dado permiso para que volváis a sentaros juntos.

Rosie: No dará resultado. Además nunca te hizo mucho caso que digamos. Y tampoco es que hayamos perdido contacto por completo. Katie le manda e-mails sin parar y yo le mando tarjetas en todas las ocasiones que lo requieren y él tres cuartos de lo mismo. Cada tantos meses recibo una postal suya desde un país exótico distinto con partes meteorológicos de lo más sosos, y cuando no está de vacaciones trabaja de sol a sol. Así que tampoco es que nos ignoremos del todo. Seguimos reñidos de una manera muy civilizada.

Julie: Sí, sólo que no os habláis. Tu mejor amigo tiene un bebé de seis meses que aún no conoces. Lo único que digo es que si dejas que esto se prolongue mucho más, los años se multiplicarán y antes de que te des cuenta será demasiado tarde.

Capítulo 42

Apreciadas Rosie y Katie Dunne:

El Hospital St Jude os desea felices fiestas.

Mi esposa, mis dos hijos y yo esperamos que el año que viene os depare buena salud y felicidad.

Feliz Navidad y próspero Año Nuevo de parte de los Stewart.

Doctor Alex Stewart


Para el doctor Alex Stewart

Que el año nuevo os traiga salud, riqueza y felicidad a ti y a tu familia.

Con los mejores deseos,

Rosie Dunne


Tiene un mensaje instantáneo de: ALEX

Alex: Esta mañana he recibido tu tarjeta.

Rosie: ¡Caramba! ¿Estás hablando conmigo?

Alex: Ya ha pasado demasiado tiempo. Uno de los dos tenía que ser lo bastante adulto como para restablecer el contacto. Recuerda que no fui yo quien empezó esto.

Rosie: Sí que fuiste tú.

Alex: No, Rosie, no fui yo.

Rosie: ¡Sí que fuiste tú!

Alex: ¡Venga, por favor! El año pasado te dije que Bethany estaba embarazada, momento en que te pusiste hecha una fiera. Y, para que lo sepas, le pedí que se casara conmigo una noche antes de que fuéramos a la entrega de premios. Bethany dijo que sí y, con el entusiasmo lógico en estos casos, se lo comunicó a sus padres en la mesa (tal como hubiese hecho cualquier persona normal). Concedieron el premio a su padre y durante el discurso anunció que su hija acababa de comprometerse (con el orgullo normal de cualquier padre que acaba de enterarse de que su hija va a casarse).

Había periodistas; fueron a sus despachos e informaron sobre la velada a tiempo para que la noticia saliera en los periódicos del día siguiente. Yo salí a celebrar mi compromiso con mi prometida y su familia. Llegué a casa tarde y al día siguiente me despertaron las llamadas de mi familia preguntando por qué diablos no les había dicho que iba a casarme. Mi bandeja de entrada estaba llena de e-mails de amigos desconcertados y me disponía a contestarlos cuando recibí tu mensaje.

Así que de todos modos os envié invitaciones a Katie y a ti, pensando que aunque desaprobaras mi decisión y te inventaras historias patéticas sobre los motivos por los que me casaba con ella, quizá te comportarías como la amiga que declarabas ser y asistirías a mi boda para brindarme tu apoyo.

De modo que pido disculpas por la última tarjeta que has recibido; tu nombre estaba en mi lista de direcciones pero esa tarjeta en concreto iba dirigida a mis pacientes, no a ti.

Rosie: Espera un momento, ¡yo no recibí ninguna invitación!

Alex: ¿Qué?

Rosie: Que no recibí invitación a tu boda. Llegó una para Katie, eso sí, pero para mí no. Y Katie no podía ir sola con sólo trece años y sin tener dónde alojarse. Y yo no podía acompañarla porque, la verdad, no podía permitirme…

Alex: ¡Para! Déjame pensar un momento. ¿No recibiste invitación a la boda?

Rosie: No. Sólo una para Katie.

Alex: ¿Y tus padres?

Rosie: Sí, recibieron una, pero no pudieron ir porque fueron a pasar la Navidad a París con Steph y…

Alex: ¡Vale! ¿Y la tuya no llegaría a su casa por casualidad?

Rosie: No.

Alex: Pero mis padres… ¿no te dijeron nada?

Rosie: Me dijeron que les encantaría que fuera, pero las invitaciones no eran cosa suya, Alex. Y tú en ningún momento me pediste que fuera.

Alex: Pero si estabas en la lista. Hasta vi tu invitación encima de la mesa de la cocina.

Rosie: Oh.

Alex: ¿Qué ocurriría?

Rosie: ¡A mí no me preguntes! ¡Ni siquiera sabía que hubiese una invitación para mí! ¿Quién las envió?

Alex: Bethany y la organizadora de la boda.

Rosie: Hmmm… Bien, pues entre el momento en que Bethany salió a echarlas al correo y el momento en que los sobres entraron por la boca del buzón, algo le ocurrió a mi invitación.

Alex: No empieces, Rosie. No fue Bethany. Tiene cosas mejores que hacer con su tiempo que urdir planes para librarse de ti.

Rosie: ¿Como almorzar con señoras?

Alex: Basta.

Rosie: Bueno, estoy pasmada.

Alex: ¿Y todo este tiempo has pensado que yo no quería que fueras a mi boda?

Rosie: Sí.

Alex: Pero ¿por qué no dijiste nada? Un año entero ¿y no has dicho nada? ¡Si no me hubieses invitado a tu boda, al menos habría dicho algo!

Rosie: Perdona, pero ¿por qué no me preguntaste por qué no fui? Si te hubiese invitado a mi boda y no te hubieras presentado, creo que al menos habría dicho algo.

Alex: Estaba enfadado.

Rosie: Yo también.

Alex: Aún estoy enfadado por las cosas que dijiste.

Rosie: Contéstame una pregunta, Alex. ¿Me dijiste o no me dijiste pocos meses antes de casarte que Bethany no era «la mujer» para ti y que no la amabas?

Alex: Sí, pero…

Rosie: ¿Y habías decidido o no habías decidido romper con ella justo antes de que te dijera que estaba embarazada?

Alex: Sí, pero…

Rosie: ¿Y estabas o no estabas preocupado por tu trabajo cuando te negaste a casarte con Bethany?

Alex: Sí, pero…

Rosie: ¿Y estabas o no estabas…

Alex: Para, Rosie. Puede que todo esto sea verdad, pero había que sumarle que yo quería formar parte de la vida de Bethany y Theo.

Rosie: Pues si en efecto me invitaste a tu boda y llevaba parte de razón en lo que dije, ¿por qué nos hemos pasado un año entero sin hablar?

Alex: Ahora mismo lo que quiero saber es adónde demonios fue a parar tu invitación. La organizadora de la boda lo tenía todo controlado. A no ser que fuera…

Rosie: ¿Quién?

Alex: No quién, sino qué…

Rosie: Pues, ¿qué?

Alex: El Jack Russell llamado Jack Russell. La próxima vez que lo vea voy a retorcerle el pescuezo.

Rosie: No podrás.

Alex: Puedo hacer lo que quiera con ese chucho robacartas…

Rosie: Está muerto. El cartero le arreó patadas en el vientre varias mañanas seguidas sin querer (soy testigo) y una mañana lo consiguió: Jack dejó de moverse.

Alex: No me da ninguna pena.

Rosie: A mí sí, Alex.

Alex: A mí también. ¿Amigos de nuevo?

Rosie: Nunca he dejado de ser tu amiga.

Alex: Yo tampoco. Bueno, por desgracia tengo que dejarte porque mi bebé se está tirando el desayuno por la cabeza y haciéndose friegas en el cuero cabelludo con una cara de pura concentración. Me temo que es hora de cambiar pañales otra vez.


Para nuestra preciosa hija

Te queremos con todo el corazón. Empieza un nuevo año.

¡Feliz cumpleaños, Rosie!

Suerte con tus exámenes en junio. Tenemos los dedos cruzados.

Te quieren,

Papá y mamá


Para mi hermana

¡Por fin me estás alcanzando, Rosie, cosa que me alegra mucho porque no quiero ser la única que esté a punto de cumplir los cuarenta! Suerte con los exámenes. Tienes dos meses para aprenderlo todo: puedes hacerlo. ¡Seguro que serán coser y cantar!

Feliz cumpleaños.

Besos,

Stephanie, Pierre, Jean-Louis y Sophia


Feliz cumpleaños, mamá.

Espero que te guste el regalo. ¡Si no te va bien, me lo quedaré yo!

Besos,

Katie


Para una amiga especial

Felices treinta y cinco, Rosie. Estoy trabajando en un nuevo experimento para ralentizar el tiempo. ¿Tienes ganas de apuntarte? Disfruta de tu día. ¡Hasta pronto! Alex


Para Rosie

Feliz cumpleaños de nuevo. Después de esta celebración se acabaron las distracciones. Tienes que aprobar los exámenes con sobresalientes. Tienes capacidad para hacerlo y eres mi única esperanza para salir de aquí. Todavía sueño con ese empleo como animadora en tu hotel de lujo.

Besos, Ruby


Tiene un mensaje instantáneo de: ROSIE

Rosie: Dieciséis. ¡Mi angelito cumple dieciséis! ¿Qué demonios tengo que hacer ahora? ¿Dónde está el manual de instrucciones?

Ruby: Tampoco es que ayer tuviera dos años, ¿sabes? Has tenido un total de…, veamos…, dieciséis años para prepararte. No tendrías que estar tan impresionada.

Rosie: Ruby, bruja desalmada, ¿es que no sientes nada? ¿Eres insensible a las emociones? ¿Qué sentiste cuando Gary cumplió los dieciséis?

Ruby: Lo que pasa es que veo las cosas de otra manera. No me quitan el sueño la edad y los cumpleaños: para mí sólo son un día más. No significan nada más que un puñado de definiciones y generalizaciones que la gente se ha inventado para tener tema de conversación, y hacer debates y charlas en televisión. Por ejemplo, Katie no va a descarrilarse porque de repente una mañana se despierte y tenga dieciséis años. La gente hace lo que le viene en gana a la edad que le apetece. El mes pasado tenías treinta y cinco. Eso significa que te faltan cinco para cumplir cuarenta. ¿Piensas que el día que cumplas cuarenta serás diferente a como eras a los treinta y nueve o a como serás a los cuarenta y uno? La gente se inventa cosas sobre las edades para poder escribir ridículos libros de autoayuda, imprimir sandeces en tarjetas de felicitación, poner nombres a los foros de chateo de internet y tener excusas para las crisis que sufren en la vida.

Por ejemplo, la tan cacareada «crisis de la edad madura» de los hombres no es más que un montaje publicitario. La edad no es el problema. El problema es el cerebro del macho. Los hombres han puesto los cuernos desde que eran simios (inserta tu propia broma aquí), desde la edad de piedra (y también aquí) hasta la actualidad, edad en que se supone que vive el hombre civilizado. Se debe simplemente al modo en que fueron hechos; La edad no es la cuestión.

Tu hija seguirá siendo tu hija hasta que en un momento dado tenga su propio hijo. No te preocupes por eso.

Rosie: No quiero que mi niña tenga un niño hasta que sea mayor, esté casada y tenga dinero. O sea, cuando pienso en las cosas que hice cuando cumplí dieciséis años… En realidad, no recuerdo exactamente qué hice.

Ruby: ¿Por qué?

Rosie: Porque me porté de una forma infantil y estúpida.

Ruby: ¿Qué hiciste?

Rosie: Alex y yo falsificamos las firmas de nuestras madres y escribimos notas para la maestra diciendo que aquel día no podíamos ir a clase.

Ruby: Casualmente.

Rosie: Exacto. Fuimos a un pub del centro que regentaba un viejo que no pedía el carné y estuvimos bebiendo todo el día. Por desgracia nuestro plan se vino abajo porque me caí y me di un golpe en la cabeza, y tuvieron que llevarme al hospital en ambulancia, donde me pusieron siete puntos y me hicieron un lavado de estómago. A nuestros padres no les hizo ninguna gracia.

Ruby: No me extraña. ¿Cómo te caíste? ¿Estabas haciendo uno de tus originales pasos de baile en la pista?

Rosie: En realidad, no. Estaba sentada en mi taburete.

Ruby: Ja, ja. Sólo tú podrías caerte al suelo estando sentada.

Rosie: Ya sé que es raro, ¿verdad? ¡Me pregunto cómo ocurrió!

Ruby: Bueno, podrías preguntárselo a Alex. Me sorprende que no se te haya ocurrido preguntárselo antes.

Rosie: ¡Buena idea! Vaya, veo que está on-line. Voy a preguntárselo.

Ruby: No te va la vida en ello, pero digo yo que cualquier excusa es buena para hablar con él. Te espero fingiendo que trabajo mientras preguntas. Estoy intrigada…


Tiene un mensaje instantáneo de: ROSIE

Rosie: Hola, Alex.

Alex: Hola. ¿Alguna vez trabajas? ¡Cada vez que me conecto estás on-line!

Rosie: Estaba chateando con Ruby. Así sale más barato y no tenemos que contestar preguntas capciosas a propósito de la factura del teléfono. El uso de internet es ilimitado si pagas una cuota mensual y, por otra parte, cuando escribes parece que estés ocupada. Pero da igual, sólo quería hacerte una pregunta.

Alex: Dispara.

Rosie: ¿Recuerdas que el día en que cumplí los dieciséis me caí y me di un golpe en la cabeza?

Alex: Ja, ja. ¿Cómo iba a olvidarlo? ¿Te has acordado porque falta poco para el cumpleaños de Katie? Lo digo porque si se parece un poco a ti, deberías tener miedo, mucho, mucho miedo. ¿Qué puedo regalarle? ¿Un cubo para vomitar?

Rosie: La edad sólo es un número, no un estado mental o una razón que explique un comportamiento determinado.

Alex: Muy… bien, pues. ¿Cuál es tu pregunta?

Rosie: ¿Cómo demonios me las arreglé para caerme al suelo y abrirme la cabeza si estaba sentada?

Alex: Dios mío. La pregunta. LA PREGUNTA.

Rosie: ¿Qué pasa con mi pregunta?

Alex: Rosie Dunne, he estado esperando casi veinte años a que me hicieras esta pregunta y creía que ya no lo harías nunca.

Rosie: ¿¿Qué??

Alex: Por qué no me la hiciste nunca es algo que no alcanzo a comprender, pero al día siguiente te despertaste y aseguraste no tener ni idea de lo que había ocurrido. No quise sacar el tema. ¡Bastante habías sacado la noche anterior!

Rosie: ¿Qué tema no quisiste sacar? ¡Dímelo, Alex! ¿Cómo me caí del taburete?

Alex: Creo que no estás preparada para saberlo.

Rosie: Eh, corta el rollo. Al fin y al cabo soy Rosie Dunne: nací para estar preparada para cualquier cosa.

Alex: Muy bien, pues, si tan segura estás de ti misma…

Rosie: ¡Lo estoy! ¡Y ahora larga!

Alex: Nos estábamos besando.

Rosie: ¿¿Nos estábamos qué??

Alex: Eso. Estabas inclinada en el taburete besándome. El taburete se tambaleaba un poco, estaba mal fijado entre las ranuras de los ladrillos viejos del suelo. Y te caíste.

Rosie: ¿¿QUÉ??

Alex: Ay, las palabras de amor que me susurraste al oído aquella tarde, Rosie Dunne. Y me quedé hecho polvo cuando al día siguiente te despertaste y lo habías olvidado. Después de pasarme toda la noche sosteniéndote la mano mientras devolvías.

Rosie: ¡Alex!

Alex: ¿Qué?

Rosie: ¡¿Por qué no me lo dijiste?!

Alex: Porque no dejaron que nos viéramos durante una temporada y no quería decírtelo por escrito. Y luego dijiste que querías olvidar todo lo que había pasado aquella noche, así que pensé que a lo mejor te acordabas vagamente y te arrepentías de ello.

Rosie: Tendrías que habérmelo contado.

Alex: ¿Por qué? ¿Qué habrías dicho?

Rosie: Bueno…, eso es ponerme contra las cuerdas, Alex.

Alex: Sí, perdona.

Rosie: No puedo creerlo. Por culpa de la caída nos pillaron y me pasé una semana encerrada en casa mientras tu castigo era empezar a trabajar en la oficina de tu padre, donde conociste a Bethany. La chica con quien dijiste que te ibas a casar…

Alex: ¡Es verdad, dije eso!

Rosie: Sí, lo dijiste…

Alex: Bueno, en realidad sólo lo dije para ponerte a prueba, pero como no me pareció que te importara demasiado salí con ella de todos modos. Qué gracia. ¡Había olvidado que había dicho eso! ¡A Bethany le encantará saberlo! Gracias por recordármelo.

Rosie: No, no, gracias a ti por recordármelo a mí…


Tiene un mensaje instantáneo de: RUBY

Ruby: Venga, Doña Batacazo, que tengo que fingir que estoy currando. ¿Ya has descubierto qué pasó?

Rosie: Sí, he descubierto que soy la idiota más grande del mundo entero. ¡Aaaaaaaah!

Ruby: ¿Para eso he estado esperando? Podría habértelo dicho yo hace siglos.


Querida Katie:

¡Felices dieciséis! Besos,

Mamá


Para nuestra nieta ¡Feliz cumpleaños!

Te queremos,

Abuelo y abuela


Para mi novia ¡Felices dieciséis!

Te quiero,

John


Para Katie

Feliz cumpleaños, pesada. Unos meses más y te quitarán los aparatos. Entonces ya nunca sabré qué has comido para cenar.

Toby


Para mi hija

Enhorabuena, Katie. ¡Felices dieciséis!

¡Espero que John no intente besarte!

Te quiere,

Papá


Queridos papá y mamá:

No volveré a hablar con Rupert nunca más. Felices dieciséis… ¡y un bledo!

Katie me pidió que le diera el dinero que me iba a gastar en su regalo para poder ir al centro y elegir ella misma lo que más le gustara, cosa que me vino muy bien porque así no tendría que pasar noches enteras en vela pensando el regalo «perfecto» que inevitablemente detestaría y escondería debajo de su cama. Total, que se presenta en el piso cogida de la mano del gigantón simpático (John) sonriendo de oreja a oreja, de modo que enseguida he sabido que estaba pasando algo sospechoso. Se ha levantado la blusa, se ha bajado los pantalones unos centímetros y allí estaba.

El tatuaje del infierno.

Un tatuaje espantoso, sucio, asqueroso, muy feo… Acabo de darme cuenta de que empiezo a parecerme a ti, madre. Allí estaba, en el hueso de la cadera de mi hija, sacándome la lengua.

Mamá, es muy feo. Para colmo, sangraba y empezaba a formar una costra cuando lo he visto. Según parece, Rupert ha dicho que sus clientes sólo necesitaban tener dieciséis años para hacerse un tatuaje, cosa con la que no estoy nada de acuerdo de modo que he bajado a comprobarlo en internet. Resulta que tiene razón, pero ojalá encontrara una laguna legal que me permitiera darle una patada en el culo…

El guapote del ciber café me ha preguntado si estaba bien y parecía realmente preocupado, lo cual he pensado que quizá fuese el principio de algo nuevo para nosotros dos. Pero entonces me he dado cuenta de que estaba aporreando el teclado con los puños, así que lo más probable es que sólo estuviera preocupado por su ordenador. No dispongo de tiempo en mi vida para hombres tan egoístas, de modo que he decidido que no hay ninguna posibilidad de que surja una apasionada aventura amorosa entre nosotros pese a las horas que pasamos juntos ante los ordenadores. Aunque la decisión ha sido sólo mía.

Y encima resulta que cuando estaba intentando estudiar para mis exámenes finales y el ruido de la perforadora que me llegaba desde el garito de los tatuajes no me dejaba concentrar, lo que estaba oyendo realmente era cómo mutilaban el cuerpo de mi propia hija.

Me ha resultado bastante complicado decirle a Rupert lo que pensaba porque no podía manifestar mi odio por los tatuajes sin ofenderle, puesto que, como quien dice, él es un tatuaje andante. Sería como hablar pestes de un miembro de su familia.

Aunque el tatuaje es la menor de mis preocupaciones. También se ha puesto un piercing en la lengua. Rupert se lo ha hecho sin cobrar. Cuando habla parece que tenga una patata caliente en la boca. Así que no es de extrañar que me haya quedado pasmada cuando ha entrado en casa poniendo cara de monstruo y tras decir «tachán tachán» se ha levantado la blusa. John también se ha hecho un tatuaje pero el suyo es de un stick y una pelota de hurling. No quieras saber lo que parece ese dibujo. Rupert ha puesto la pelota demasiado cerca y en el extremo equivocado del stick, no sé si me entiendes.

Supongo que podría ser peor: podrían haberse tatuado sus nombres respectivos. Y Katie podría haber elegido tatuajes peores que una fresita del tamaño de mi uña del pulgar.

¿Estoy reaccionando de manera exagerada?

¡No quiero ni pensar cómo os tuvisteis que sentir tú y papá cuando os dije que estaba embarazada!

Ahora que lo pienso, quizá debería darle un premio a Katie. En fin, tengo que volver arriba y enfrentarme a la música (a todo volumen). Además tengo que seguir estudiando. Me cuesta creer que haya llegado al último curso. Estos dos años han pasado volando y pese a que me era prácticamente imposible estudiar de noche, trabajar de día e intentar ser una buena madre mientras hacía ambas cosas, me alegra no haber tirado la toalla ninguna de las cien veces al día que amenazaba con hacerlo. ¡Figúrate, tendré una ceremonia de graduación! Tú y papá por fin podréis tomar asiento entre el público mientras recojo mi diploma vestida con una de esas togas tan poco favorecedoras y un birrete en la cabeza. Sólo será catorce años más tarde de lo previsto en un principio, pero supongo que más vale tarde que nunca.

No obstante, no llegaré a la ceremonia de graduación si no apruebo los exámenes, así que no más distracciones. ¡Me voy a estudiar!

Besos,

Rosie


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: Papá

Ha ocurrido algo espantoso. En tu trabajo me han dicho que estabas en quirófano, pero, por favor, ponte en contacto conmigo en cuanto recibas mis mensajes y este e-mail.

Mamá acaba de llamarme hecha un mar de lágrimas porque mi padre ha tenido un infarto y se lo han llevado al hospital. Está muy impresionada, pero me ha dicho que no vaya a verla porque mañana tengo mi primer examen. No sé qué hacer. No sé lo grave que es, los médicos aún no quieren decirnos nada. He pensado que a lo mejor podrías llamar al hospital y averiguar qué está pasando. Tú entiendes de esto. No sé qué hacer. Ojalá recibas este e-mail a tiempo. No sé a quién más recurrir.

No quiero que mamá esté sola, aunque Kevin va para allá mañana mismo. Tampoco quiero que papá esté solo. Estoy hecha un lío.

Dios mío, Alex, ayúdame por favor. No quiero perder a mi padre.


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: Re: Papá

He intentado llamarte, pero estabas comunicando. Mantén la calma. He llamado al hospital y he hablado con el doctor Flannery. Es el médico que atiende a tu padre y me ha explicado el estado en que se encuentra Dennis.

Te sugiero que hagas una maleta para varios días y que cojas el primer autobús que salga hacia Galway. ¿Entiendes lo que quiero decir?

Olvídate de tus exámenes, esto es más importante. Mantén la calma, Rosie, y apoya a tu madre y a tu padre. Di a Stephanie que también venga a casa si puede. Dime algo esta noche.

Capítulo 43

Querido Alex:

Los ataúdes no pueden tener más de 76 cm. de anchura; pueden estar hechos de aglomerado con enchapados y plásticos homologados para cremación. ¿Lo sabías? Sólo se autoriza el uso de un número limitado de tornillos ferrosos y por eso se refuerzan con abrazaderas de madera, que sólo pueden colocarse en el interior del ataúd.

El ataúd tiene que llevar el nombre completo del fallecido en la tapa. Supongo que la idea es evitar confusiones. Lo que realmente hubiese preferido seguir ignorando es que el ataúd debe forrarse con una sustancia llamada «Cremfilm», o usar tela absorbente o relleno de algodón porque según parece los cadáveres a veces pierden fluidos.

No sabía nada de esto.

Y luego los formularios. Montones de formularios. Los formularios A, B, C, F y todos los formularios médicos. Nadie mencionó los formularios D y E. No sabía que se necesitaran tantas pruebas para demostrar que estás muerto. Pensaba que el hecho de dejar de vivir y respirar era prueba suficiente. Pero según parece no es así.

Supongo que es como irse a vivir a otro país. Papá tuvo que arreglar sus papeles, vestirse de punta en blanco, contratar los medios de transporte para irse a su destino final, dondequiera que esté. Ay, cuánto le habría gustado a mamá hacer este viaje con él, pero sabe que no puede.

En el funeral no paraba de decir a todo el mundo: «Simplemente no se despertó. Le llamé una y otra vez pero no se despertó». No ha dejado de temblar desde que ocurrió y parece que haya envejecido veinte años de golpe. Sin embargo, se la ve más joven. Como una niña perdida que mira a su alrededor sin saber adónde ir, como si de repente estuviera en un sitio nuevo y no supiera hacia dónde tirar.

Supongo que lo está. Supongo que todos lo estamos.

Es la primera vez que estoy aquí. Tengo treinta y cinco años y hasta ahora nunca había perdido a nadie próximo a mí. He asistido a diez funerales en mi vida, pero todos eran de parientes lejanos, amigos de amigos y parientes de amigos cuya desaparición no ha afectado para nada a mi vida.

Pero ¿que se vaya papá? Dios, eso sí que me afecta.

Sólo tenía sesenta y cinco años. No era ni mucho menos viejo. Y gozaba de buena salud. ¿Qué hace que un hombre saludable de sesenta y cinco años se duerma y no vuelva a despertar? Sólo logro consolarme pensando que vio algo tan hermoso que no tuvo más remedio que marcharse. Es la clase de cosa que haría mi padre.

Hay algo tremendamente desconcertante en lo de ver a tus padres disgustados. Supongo que es porque se supone que ellos tienen que ser los fuertes, pero no es sólo eso. Las personas, cuando son niños, usan a sus padres como una especie de rasero para saber lo grave que es una situación determinada. Cuando te caes al suelo, te das un buen golpe y no sabes si te duele o no, miras a tus padres. Si los ves preocupados y corren hacia ti, lloras. Si ríen y patean el suelo diciendo: «suelo malo», te pones de pie enseguida como si tal cosa.

Cuando descubres que estás embarazada y estás tan aturdida que no sabes lo que sientes, observas sus reacciones. Cuando tanto tu padre como tu madre te abrazan y te dicen que todo irá bien y que cuentas con su apoyo, sabes que no es el fin del mundo. Pero según con qué padres, podría haber faltado muy poco para que lo fuera.

Los padres son los barómetros de las emociones para los niños y eso tiene un efecto dominó. No había visto llorar tanto a mi madre en toda mi vida, cosa que me asustó y me hizo llorar, lo cual asustó a Katie y la hizo llorar. Lloramos las tres juntas.

En cuanto a papá, se suponía que iba a vivir para siempre. Era quien podía abrir la tapa de todos los tarros, quien arreglaba todo lo que se había roto, se suponía que lo haría para siempre. El hombre que dejaba que me subiera a sus hombros, que me encaramara a su espalda, que me perseguía haciendo ruidos de monstruo, que me lanzaba al aire y me recogía al vuelo, que me hacía girar hasta que me mareaba y acababa en el suelo muerta de risa.

Y al final, sin haber tenido ocasión de decirle gracias y despedirme como es debido, mis últimos recuerdos de él son los tamaños de los ataúdes y los formularios médicos.

Sigo en Galway con mamá. En el salvaje Oeste. Hace un verano tan bonito que a ratos parece fuera de lugar. El ambiente no encaja con nuestro estado de ánimo, la risa de los niños que juegan en la playa llega hasta nuestras ventanas, los pájaros cantan y bailan por el cielo, lanzándose en picado para capturar comida fresca en el mar. No parece correcto amar el mundo y ver tanta alegría cuando ha sucedido algo tan espantoso.

Es como oír el eco del gorjeo de los bebés en la iglesia durante el funeral. No hay nada más alentador que oír la felicidad de un niño inocente en un sitio lleno de gente triste. Te recuerda que la vida sigue, que no se para salvo para aquel a quien estás despidiendo. Las personas llegan y se van y todos sabemos que así tiene que ser; sin embargo nos horroriza cada vez que sucede. Para usar el viejo tópico, la única certidumbre de la vida es la muerte. Es una certidumbre, es la única condición que nos imponen para vivir, pero a menudo dejamos que nos haga pedazos.

No sé qué hacer ni qué decirle a mamá para que se sienta mejor; supongo que nada lo conseguiría, pero verla llorar en silencio todo el día me deja hecha polvo. Puedo oír su dolor en sus lágrimas. A lo mejor se le acaban.

Alex, tú eres médico del corazón. Conoces el corazón de pe a pa. ¿Qué puede hacerse cuando a alguien se le rompe el corazón? ¿Tienes alguna cura para eso?

Gracias por venir al funeral. Fue estupendo verte. Lástima que fuera en estas circunstancias. También fue todo un gesto que vinieran tus padres. A mamá le llegó al alma. Gracias por librarme de Comosellame; lo cierto es que no estaba de humor para discutir con él en la iglesia. Estuvo bien que viniera, pero si papá lo hubiese visto habría saltado de ese maldito ataúd y lo habría metido a él en su lugar.

Stephanie y Kevin volvieron a casa hace unos días, pero yo voy a quedarme un poco más. Me resisto a dejar sola a mamá. Los vecinos se portan de maravilla con ella. Me consta que estará en buenas manos cuando finalmente me vaya. No me he presentado a ningún examen y según me han dicho tendré que repetir el curso entero si quiero presentarme otra vez. Aunque no tengo muy claro que quiera pasarme un año más estudiando.

De todos modos tendré que irme a casa dentro de unos días ya que sin duda habrá un montón de facturas esperándome en el buzón. Es imprescindible que regrese antes de que me lo corten todo y me desahucien.

Gracias por haber estado a mi lado una vez más, Alex. ¿No empieza a ser típico que sea una tragedia lo que nos reúna?

Un beso,

Rosie


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: Papá

Acabo de llegar a casa desde Connemara y me ha recibido un buzón lleno a reventar. Entre el montón de facturas había la carta siguiente. Lleva matasellos del día antes de que muriera papá.


Querida Rosie:

Tu madre y yo aún nos estamos riendo gracias a tu última carta sobre el tatuaje de Katie. ¡Me encanta cuando nos escribes! Espero que hayas superado el trauma de que tu hija se esté convirtiendo en una adolescente hecha y derecha. Recuerdo el día en que eso te ocurrió a ti. ¡Creo que llegaste a la adolescencia antes que Stephanie! Mi intrépida Rosie, siempre ansiosa por probar cosas nuevas e ir a sitios nuevos. Pensaba que cuando terminaras la escuela ibas a largarte a ver mundo y no volveríamos a saber de ti. Me alegra que no fuera así. Siempre fue una delicia tenerte en casa. Y a Katie también. Lo único que lamento es haberte dejado sola cuando tanto nos necesitabas. Tu madre y yo nos cuestionamos nuestros actos muchas veces. Espero que hiciéramos lo correcto.

Me consta que siempre tenías la sensación de interponerte en nuestro camino o defraudarnos, pero eso dista mucho de ser verdad. Sólo significó que tuve ocasión de ver crecer a mi hija pequeña. Crecer de bebé a adulta y crecer como madre. Tú y Katie formáis un gran equipo, y tu hija demuestra con creces la buena educación que ha recibido. Un poco de tinta en la piel no va a empañar la bondad ni a atenuar la alegría que irradia. Todo un tributo a su madre.

La vida nos da cartas diferentes a cada uno de nosotros y de entre todos nosotros no hay duda de que a ti te han tocado las peores. Pero saliste airosa de todos los malos tragos. Eres una muchacha fuerte y aún te hiciste más fuerte cuando ese idiota (Comosellame, dice tu madre que debo llamarle) te defraudó. Te levantaste, te sacudiste el polvo y empezaste de cero otra vez; montaste una casa con Katie, buscaste un nuevo trabajo, mantuviste a tu hija, e hiciste que tu padre estuviera orgulloso de ti una vez más.

Sólo faltan unos días para tus exámenes. Después de todo lo que has pasado, ahora vas a tener un diploma. Me llenará de orgullo verte recoger ese pergamino, Rosie, seré el padre más orgulloso del mundo.

Te quiere,

Papá


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: Diploma

Por nada del mundo voy a dejar mis estudios ahora. Como dice sabiamente Johnny Logan en su canción, ¿qué es un año más? Voy a hacer esos exámenes y voy a conseguir el diploma en Gestión Hotelera. Papá no querría que dejara de hacerlo por su culpa.

Es la despedida que necesitaba, Alex. Ha sido un regalo maravilloso.


De: Julie

Para: Rosie

Asunto: ¿Te quedas conmigo?

¿Entonces te quedas conmigo un año más?

Por mí, de acuerdo, pero, después de este curso, una vez que tengas tu diploma, va en serio que te despediré. Tengo cincuenta y cinco años; no pienso quedarme mucho más tiempo haciendo este trabajo a la espera de que hagas realidad tus sueños.

Este curso te pasará volando, primero porque ya lo has hecho antes y segundo y más importante porque cuentas con los buenos deseos y el orgullo de tu padre. Ésa es la mejor motivación que una persona puede tener.

¿Te importa que te pregunte qué es lo que tanto te gusta de los hoteles?


De: Rosie

Para: Julie

Asunto: ¡Por qué me encantan los hoteles!

Es por la sensación que tengo cuando entro en un hotel de los buenos. Para mí representan todo lo lujoso y lleno de esplendor que hay en la vida. Me encanta que la gente te mime y te cuide. Todo está tan limpio y reluciente, tan completamente perfecto… No como en casa, al menos no en la mía.

Me encanta que la gente vaya para pasarlo bien; no es tanto un lugar donde simplemente se trabaja, sino más bien donde se es como una anfitriona en el paraíso.

Me entusiasman los cuartos de baño brillantes, los albornoces esponjosos, las zapatillas y la decoración. ¿En qué otro lugar encuentras un bombón en tu almohada? Es como el Ratoncito Pérez y Papá Noel todo a la vez. Hay servicio de habitaciones las veinticuatro horas del día y alfombras mullidas, camas abiertas y minibares, cuencos de fruta y champú gratis. Tienes a tu disposición todo cuanto desees. Lo único que tienes que hacer es descolgar el teléfono, marcar el número mágico y quienes te contestan están encantados de complacerte.

Alojarse en uno de esos hoteles es un placer sin igual; trabajar en uno sería un placer a diario.

Cuando termine este curso entraré automáticamente a trabajar en un hotel como directora en prácticas y algo me dice que hay un empleo para mí al final del arco iris.


Tiene un mensaje instantáneo de: RUBY

Ruby: Hola, desconocida.

Rosie: Hola, Ruby, perdona que haya pasado tanto tiempo; he tenido mucho que hacer últimamente.

Ruby: No tienes que disculparte, lo sabes de sobra. ¿Cómo está tu madre?

Rosie: Regular. El depósito de lágrimas aún no se le ha vaciado. Va a venir a pasar unos días conmigo.

Ruby: ¿En el piso?

Rosie: Sí.

Ruby: ¿Cómo os lo vais a montar? No tienes habitación de invitados.

Rosie: Ay, Dios, hacía siglos que no hablaba contigo. Tras muchos días de deliberaciones con Brian el Llorica, finalmente di mi brazo a torcer y he decidido dejar que Katie pase el verano con él en Ibiza. Debo de estar loca porque por más que Brian me asegure que es un padre responsable que vigilará a su hija, no consigo dejar de pensar en el hecho de que salió pitando cuando supo que estaba embarazada y que no regresó hasta que Katie tenía trece años. No acaba de convencerme esta definición de «responsable». Además, trabajará de noche, así que ya me contarás cómo hará para saber lo que Katie anda haciendo.

Ruby: Lo bueno de que Brian sea su padre es que es propietario de una discoteca de mala muerte en una parte de la isla donde ha tenido ocasión de ver lo que suelen hacer los chicos de dieciséis años. No querrá que su hija se divierta de esa manera. Te lo aseguro. Además, estará sola, y ¿cuánto puede desmadrarse una chica que esté sola?

Rosie: ¿De verdad quieres que te conteste a eso? De todos modos, John estará con ella unas semanas y Toby y Monica también pasarán allí unas vacaciones. Además, tampoco puedo ponerme muy farruca porque Brian el Llorica se lo ha organizado para pasar casi todo el año en Dublín por Katie y tiene que estar allí durante el verano. Tiene que haber un poco de toma y daca, y Katie todavía no conoce el hogar de su padre. Además, Brian dijo que se aseguraría de que adquiriera un poco de experiencia como DJ mientras esté allí, cosa que a ella le parece genial.

Ruby: ¿Ya te has convencido lo suficiente?

Rosie: Caray, ¿ésa es la impresión que doy?

Ruby: Sí.

Rosie: Bueno, aun a riesgo de parecer una quejica (porque todos sabemos que no tengo un pelo de quejica), este verano voy a estar muy sola. Hasta mi madre pasará sólo una temporadita conmigo antes de volver a marcharse. Una gente que ella y mi padre conocieron durante el crucero se ha puesto en contacto con mamá. Están planeando un viaje a Suráfrica, donde tienen previsto pasar un mes. Ese era el próximo sitio al que mi padre deseaba ir. Siempre veía los documentales de National Geographic y juraba que un día se iría de safari. Y ahora podrá cumplir su palabra, porque mi madre se llevará con ella sus cenizas y las esparcirá entre los tigres y los elefantes. Está muy contenta con la idea, así que no pienso interferir. Kevin, en cambio, está un poco molesto: quiere tener un sitio al que podamos ir a visitar a papá, pero mamá insiste en que esto es lo que papá hubiese querido. No entiendo por qué arma tanto alboroto Kev. Casi nunca visitaba a papá cuando vivía. Aunque ahora que lo pienso, quizá su problema sea precisamente ése.

Sea como fuere, mamá no quiere seguir sola en Connemara ni un minuto más, así que se viene a pasar dos semanas conmigo antes de partir. Pero, después de eso, todos se habrán ido. Mamá, papá, Katie, Steph, Kev y Alex. Estoy más sola que la una y, como es verano y la escuela está cerrada, lo único que tengo que hacer es estudiar.

Ruby: ¿No crees que igual sea una señal de que tienes que conocer a más gente?

Rosie: Ya lo sé, ya lo sé. Estoy sola por decisión propia. Cuando tenía dieciocho años la gente de mi edad quería hablar de chicos, no de bebés; a los veintidós querían hablar de la universidad, no de niños pequeños, a los treinta y dos querían hablar de bodas, no de divorcios, y ahora que tengo treinta y cinco y por fin tengo ganas de hablar de hombres y estudios, la gente sólo quiere hablar de bebés. He probado suerte en esas reuniones matinales en cafeterías; he intentado charlar con otras madres mientras esperábamos a nuestros hijos a la puerta del colegio. No dio resultado. Nadie me comprende como tú, Ruby.

Ruby: Y hasta a mí me cuesta lograrlo. Eres única, Rosie Dunne, no hay dos como tú. Pero estoy a tu lado y, a no ser que ocurra un milagro y Gary y yo nos convirtamos en los campeones de salsa de Irlanda y volemos a Madrid para el Campeonato Europeo, no voy a irme a ninguna parte.

Rosie: Gracias.

Ruby: De nada. Pero, siguiendo con el tema «conocer a gente nueva», ¿cuándo empezarás a salir con hombres otra vez? ¡Hace unos cuantos años que estás inactiva!

Rosie: Perdona, ¿acaso no salí con Adam, cita que por cierto me montaste tú? De todas formas, aparte de esa noche tan agradable que pasé con él, tampoco es que mis aventuras amorosas hayan sido tan apasionantes como para echarlas de menos.

Ruby: ¿De veras?

Rosie: Oh, por favor, el sexo con Comosellame era de lo más mecánico. Se movía al compás de un maldito despertador que hacía tanto ruido que no me dejaba dormir (durante la noche, se entiende, no durante el sexo). El sexo con Brian el Llorica fue un mero toqueteo de borrachos en la oscuridad, de modo que apenas me acuerdo. Supongo que la noche con Adam fue especial; desde luego él fue muy diferente de los otros dos, pero me parece que nunca conoceré a mi Don Juan. Y la verdad es que tampoco me importa demasiado. Ojos que no ven, corazón que no siente.

Ruby: Pero ¿no te pica la curiosidad ni siquiera un poquito por eso que no han visto tus ojos?

Rosie: No. Tengo un trabajo de mierda con un salario de mierda, un piso de mierda con un alquiler de mierda. No tengo tiempo para dedicarme al sexo con un hombre de mierda.

Ruby: ¡Rosie!

Rosie: ¿Qué? Lo digo en serio.

Ruby: No doy crédito a mis oídos. Me dejas estupefacta. Muy bien, este fin de semana te llevo a una disco.

Rosie: ¿Una disco? ¿De verdad crees que llevarme a un sitio donde tendré diez años más que todo el mundo hará que me sienta mejor? ¿Piensas que los jóvenes ardientes se interesan por las madres solteras de treinta y cinco años hoy en día? Algo me dice que no. Creo que más bien se interesan por las mujeres a las que los pechos no les llegan al ombligo.

Ruby: Vamos, no exageres. ¡Tienes treinta y cinco, no noventa y cinco! Yo conocí a mi Teddy en una discoteca, y puede que no sea Brad Pitt, pero lo que le falta de apariencia lo suple con creces en la alcoba.

Rosie: ¿En serio? ¿Intentas decirme que Teddy y tú funcionáis bien en la cama?

Ruby: Bueno, ¿acaso estoy con él por sus dotes de conversador?

Rosie: Claro que no. Pero el sexo es lo último que se me hubiese ocurrido.

Ruby: Bien, pues ahora todo eso va a cambiar, así que espabila, salgamos y pasémoslo bien.

Rosie: Francamente, Ruby, gracias, pero no. De verdad que no tengo el menor interés en conocer a nadie. Y si conociera a alguien, ¿qué haría, traérmelo a casa para presentarle a mi desconsolada madre que duerme en la habitación de al lado?

Ruby: Supongo que en eso llevas razón, pero tarde o temprano tendrás que empezar a disfrutar de la vida otra vez. ¿Reconoces esa palabra, Rosie? Disfrutar. Divertirse.

Rosie: No la había oído nunca.

Ruby: De acuerdo, este fin de semana volveremos a ir al cine, pero después de eso pienso ponerte en el mercado otra vez.

Rosie: Vale, pero créeme cuando te digo que sólo me interesa quien se lleve el lote completo. Y si nadie está interesado en comprar, no voy a aceptar inquilinos.

Ruby: ¿Y qué tal unos okupas?

Rosie: Ja, ja, ja. Prohibido el paso, propiedad privada.

Ruby: Ya te veo, armada con una escopeta, ordenando a los intrusos que salgan de tus tierras.

Rosie: Ahora empiezas a captarlo.

Capítulo 44

Querida mamá:

Perdona que no haya escrito antes, pero es que he estado tan liada desde que aterricé que no he tenido ocasión de coger un bolígrafo. Aquí hace mucho calor en estos momentos, así que me estoy currando un buen bronceado para cuando venga John. ¡Quiero parecer una auténtica belleza playera cuando vaya a recibirlo al aeropuerto!

Papá me recogió en el aeropuerto, lo cual fue una experiencia bien extraña. Extraña por verlo vestido, o quizá debería decir desvestido, con pantalones cortos y chanclas. No sabía que tenía piernas. Te habrías muerto de risa al verlo. Llevaba una camisa de estilo hawaiano azul marino con flores amarillas, aunque insistió en que era negra (por cierto, creo que ya sabes que el traje que llevó al baile de debutantes era azul; es completamente daltónico).

Tiene un descapotable azul eléctrico, y es muy guay (él piensa que es negro) ya que nunca había ido en descapotable hasta ahora. La isla es preciosa. Papá vive en un complejo que está muy bien, justo fuera de la parte más bulliciosa de la ciudad y hay unos diez chalets pintados de blanco que comparten una piscina. Hay un tío muy guapo que vive justo enfrente de la casa de papá y se pasa el día bañándose y tomando el sol. Está tan moreno y cachas y es tan guapo que me paso el día entero en la piscina babeando. Papá intenta ahuyentarlo y no para de decirle que se ponga la camiseta. Finge que lo hace en broma, pero se le ve muy enfadado cuando se lo dice.

Toby y Monica vienen la semana que viene, lo cual será divertido siempre y cuando Monica mantenga el pico cerrado. Se alojan en un hotel de la ciudad y hay montones de clubs superguays en la zona. Pero antes de que te pongas hecha una furia, deja que te diga que el día que llegué, papá me llevó de una punta a otra de la calle de los bares y discotecas y me presentó a todos los gorilas y los dueños. Pensé que lo hacía para que luego me reconocieran y me dejaran entrar, pero cuando quise ir de bares la semana pasada ninguno de ellos me dejó pasar. Ninguno. Pensé que igual odiaban a papá y lo hacían para fastidiarle, pero ayer un gorila que trabaja en un club que está al final de la calle vino al local de papá con su hijo de quince años que también ha venido a pasar el verano con él, y se lo presentó a papá y a los porteros. Entonces oí que papá decía a los tíos de la puerta que se acordaran de la cara del chico y no le dejaran entrar.

Así que sólo voy al club de papá casi cada noche. Ayer me dejaron estar en la cabina del DJ casi toda la noche para ver cómo trabajaba. Lo de esta isla es una locura. La discoteca de papá es muy enrollada. Cada noche está a tope y apenas puedes moverte en la pista de baile. Aunque a nadie le importa; parece que cuanto más lleno y mal ventilado está un sitio, más de moda se pone.

El DJ residente es DJ Sugar (¡es fan-tás-ti-co!) y estuvo toda la noche enseñándome cómo se manejan los aparatos. Hasta me dejó ocupar su sitio un ratito. El asunto era que la gente no se diera cuenta, porque quería parecer tan buena y tan profesional como Sugar, pero al levantar la vista vi que todo el mundo me estaba mirando porque papá llevaba una cámara enorme al hombro e intentaba que la peña posara delante de la cabina del DJ. Qué bochorno.

También conocí a la novia de papá. Tiene veintiocho, se llama Lisa y es bailarina en el club. Baila encima de un pódium de unos tres metros de alto que está en medio del club, dentro de un anillo de fuego y envuelta con un pedazo de tela estampada que imita la piel de tigre (yo no lo llamaría a eso vestido). Es de Bristol y se vino a Ibiza para hacerse bailarina cuando tenía mi edad. Me contó que trabajaba en una discoteca de la misma calle (que creo que es la calle de la marcha) y que conoció a papá y él le ofreció un empleo (¡no quiero saber cómo ni dónde se conocieron!).

Dice que quiere usar una serpiente en su actuación porque se compró un traje de piel de serpiente y piensa que quedaría muy guay. Le dije que bailara con papá. (Me parece que poseíste mi cuerpo durante un ratito.) En fin, el caso es que papá piensa que está loca y se niega a conseguirle la serpiente y llevan toda la semana discutiendo. Me faltó valor para decirle que en el club todos van tan borrachos que aunque Lisa bailara con un elefante creo que nadie se daría cuenta, así que no te digo ya una serpiente. Lisa dijo que quería hacerlo para ponerlo en su CV. Papá le preguntó si tenía planes de pedir trabajo en un circo. Es divertido oírlos pelear.

Estos días me he dado cuenta de que tú y yo nunca hemos ido juntas de vacaciones como Dios manda. En realidad, aparte de visitar a Steph y a Alex, ¿alguna vez te has ido por ahí? El año que viene podríamos hacer un viaje juntas cuando por fin haya terminado el colegio y disfrute de mi libertad. ¡Tú también habrás acabado tu diploma, así que las dos tendremos algo que celebrar! Espero que estés estudiando mucho. Al menos no me tienes ahí distrayéndote todo el día. Si Rupert pone la música demasiado alta, golpea el suelo y verás cómo la baja. Yo lo hago siempre.

Volveré a escribir pronto. ¡Te añoro!

Besos,

Katie


Querida Rosie:

Te escribo desde Ciudad del Cabo, en Suráfrica, un lugar impresionante. El resto del grupo me cuida mucho, así que no tienes que preocuparte por eso. Y como todos conocían a Dennis del crucero resulta muy agradable poder hablar con ellos sobre él y recordar esos momentos tan divertidos que pasamos. Hay otra señora que también ha perdido a su marido y éstas son las primeras vacaciones que hace sola, de manera que a veces las dos nos juntamos y se nos saltan las lágrimas. Me alegra que esté aquí porque, como las dos sabemos lo que estamos pasando, nos apoyamos la una a la otra.

Extraño muchísimo a Dennis. Le habrían encantado estas vacaciones. Aunque en cierto modo está conmigo. Me da igual que Kevin piense que me he vuelto loca: he esparcido las cenizas de tu padre. Unas en el aire, otras en el agua y otras en la tierra. Ahora está a mí alrededor. Me consta que es lo que él hubiese querido. Me dijo que no lo dejara pudrirse a dos metros bajo tierra ni que lo guardara en una urna en la repisa de la chimenea. Así está flotando en el aire por todo el mundo. Verá muchas más cosas que yo. Es su última aventura.

Hay días muy difíciles y me vienen ganas de llamarte y llorar a moco tendido, pero estar aquí es una buena distracción. No sólo eso, es un buen sitio para pasar la pena. Kevin no me entiende ni por asomo. Piensa que debería ir vestida de negro y visitar una tumba a diario como una vieja desamparada. Pero no voy a hacerlo. La verdad, no sé de dónde ha sacado esa manera de pensar. ¡Todavía nos quedan tres semanas y el grupo ya está hablando de hacer otro viaje! Tienen un montón de contactos en agencias de viajes, así que podríamos conseguir unos precios de ganga. Quizá me seguiré gastando los ahorros, porque no me apetece nada lo que me espera luego.

Confío en que a Katie le vaya bien por Ibiza y que Brian se esté ocupando de ella como es debido. Da la impresión de haberse convertido en un hombre decente y trabajador, así que no me preocuparía mucho, querida Rosie. ¿Puedes enviar a Katie la carta que adjunto? No estoy segura de tener bien la dirección.

Cuento con que estés disfrutando de un poco de paz y tranquilidad mientras estudias. ¡Espero que Ruby te deje en paz y no te saque de juerga demasiadas noches!

Buena suerte con los estudios, cariño.

Te quiero y te añoro.

Mamá


De: Ruby

Para: Rosie

Asunto: ¡Adiós!

Hola, Rosie, ¡sólo cuatro líneas para darte el notición! Hoy Teddy y yo hemos pillado unas vacaciones de última hora ¡199€ cada uno por quince días, vuelos y alojamiento incluidos! ¡El motivo de que sea tan barato es que el avión sale esta misma noche! Así que estoy metiendo toda mi ropa en una maleta mientras tecleo esto (sí, ya sabes que soy la reina de la multitarea).

¿Crees que será demasiado tarde para conseguir un tipo ideal que lucir en la playa? A lo mejor no me como la comida del avión a ver qué pasa. Igual quepo dentro de mi viejo bañador después de todo, ja, ja.

Sólo quería despedirme, amiga mía. Seguro que estarás encantada de que me marche para quedarte tranquila y poder estudiar. Espero que lo pases bien cuando Alex y Cía. vengan de vacaciones, ¡¡pero recuerda que es un hombre casado y no hagas nada que no haría yo!!

Cuídate.

Ruby


Rosie:

¡Saludos desde Hawai!

Como ves, ha habido cambio de planes. La loca de mi esposa decidió que Hawai sería un destino mucho mejor que Irlanda para pasar las vacaciones, ¡lo que no me explico es por qué!

Hace un tiempo fantástico, el hotel es de ensueño. (Me he tomado la libertad de robar unas cosillas de mi habitación para ti, que deberían llegarte con esta carta. ¡¡Un gorro de ducha y gel de baño desde Hawai!! Espero que el gorro te vaya bien.) Los restaurantes también están muy bien.

Seguramente estarás encantada de que no hayamos ido a Dublín ahora que por fin tienes un poco de paz y tranquilidad para estudiar. Espero que Kevin te deje en paz y no te dé más la lata con lo de tu madre. Pienso que ella tiene razón.

Besos,

Alex, Josh, Theo (y, me atrevería a añadir, Bethany)


Hola desde Chipre Rosie:

Buen tiempo. Buen hotel. Buena comida. Buena playa.

Espero que estés disfrutando de tu verano de silencio y estudio. (Eso si Steph y el resto de la tropa no invaden tu casa. Por cierto, tenemos que hablar sobre mamá y las cenizas de papá.)

Kevin


¡Hola desde Euro Disney!

Hola, hermanita, lo estamos pasando en grande. ¡Es como si tuviera diez años! Ayer conocimos a Micky Mouse y nos hicimos una foto con él (como puedes ver, parezco un tanto desquiciada. Pierre se quedó un poco preocupado por mí). Los crios están en el paraíso. ¡Tienen tantas cosas que ver que creo que van a acabar mareados! Hay tantas actividades que hemos decidido quedarnos unos días más, de modo que sintiéndolo mucho, no podremos ir a pasar el fin de semana a Dublín.

Espero que estés estudiando mucho y que disfrutes de tanta paz y tranquilidad. No permitas que tu vecino Rupert te vuelva a llevar al National Concert Hall. Dile que tienes que estudiar.

Besos,

Steph, Pierre, Jean-Louis y Sophia


Hola, Rosie:

He pasado antes, pero no estabas y se me ha ocurrido dejarte esta nota. Me voy fuera unas semanas con el coro en el que canto. Vamos a cantar para el pueblo de Kazajstán. Haremos una gira por el país y me hace mucha ilusión.

Cierro el negocio, así que te alegrará saber que no te llegarán ruidos ni de abajo ni de mi piso mientras esté fuera. Ahora que todos nos habremos ido tendrías que poder estudiar en serio. Te dejo mi llave por si hay alguna emergencia.

Buena suerte con el estudio, disfruta de la paz y tranquilidad, y nos vemos en cuanto vuelva. Quizá para entonces ya le habrás propuesto una cita al tipo del ciber café. Me parece que le gustas, me pregunta a menudo por ti.

Rupert


Rosie Dunne:

Tiene pendiente una cuenta de 6,20 € de la última vez que estuvo aquí para conectarse a internet. Por favor, pague de inmediato o nos veremos obligados a poner el asunto en manos de nuestro abogado.

Ross (del ciber café de abajo)


Bienvenidos al salón de charla de los Alegres Dublineses Divorciados. En este momento no hay ninguna persona on-line.

AMAPOLA se ha conectado.

Amapola: ¿Dónde puñetas está todo el mundo?

Capítulo 45

Tiene un mensaje instantáneo de: TOBY

Toby: Apuesto a que has vuelto a comer bocadillo de ensalada para almorzar.

Katie: ¿Porque lo dices?

Toby: Es POR QUÉ, no PORQUE. Veo la lechuga que te cuelga de los aparatos. Me extraña que no hayas decidido alimentarte a base de purés a estas alturas, o al menos con algo que pueda sorberse con una pajita. Comer sólidos no te sienta nada bien.

Katie: Dentro de una semana ya no podrás meterte conmigo. Pues ha llegado el final de una era. Se acabaron los aparatos. Después de tres años y medio detrás de los barrotes, mis dientes, mis dientes perfectos, debería añadir, serán libres.

Toby: Bueno, ya iba siendo hora. Me muero de ganas de ver cómo salen. Necesito ver cómo salen.

Katie: En realidad no necesitas saber nada antes de que vayas a estudiar a la universidad, Toby. Digamos que la idea es aprenderlo allí.

Toby: Bueno, todavía no me han admitido, ¿verdad? Podría suspender los exámenes y no conseguir la puntuación necesaria para esa carrera.

Katie: Entrarás, Toby.

Toby: Ya se verá. ¿Ya has pensado en qué te quieres matricular? Más vale que lo decidas porque muy pronto tendremos que rellenar los formularios de la central de solicitudes de ingreso.

Katie: Cuánto estrés. ¿Por qué demonios se supone que a los dieciséis (diecisiete, en tu caso) decidamos lo que queremos hacer el resto de nuestra vida? Ahora mismo lo único que quiero es salir del colegio, no comenzar a hacer planes para meterme en otro. Tienes suerte de haber tenido siempre tan claro lo que quieres hacer.

Toby: Ha sido gracias a ti y a tus dientes torcidos. Además, tú hace más tiempo que yo que sabes lo que quieres hacer. Ser DJ.

Katie: Pero que yo sepa eso no se estudia en la universidad, ¿no?

Toby: ¿Quién dice que tengas que ir a la universidad?

Katie: Todo el mundo. El tutor de orientación profesional. Mi madre. Mi padre. Todos los profes. Dios, Rupert, hasta Sanjay dice que tengo que ir y que él cuidará de mamá por mí.

Toby: Bueno, yo no le haría mucho caso a Sanjay porque tiene segundas (y espantosas) intenciones. Tampoco le haría caso al tutor de orientación profesional porque su trabajo consiste en dedicar media hora a la semana a comentar carreras universitarias hasta la saciedad. ¿Crees que realmente le importa lo que vayas a hacer? Lo que piensa Rupert me traería sin cuidado, tu padre lo único que hace es no contrariar a tu madre y tu madre te dice que tienes que ir sólo porque piensa que tú quieres hacerlo. Y de Dios mejor te olvidas. Como dice siempre tu madre, no hace más que reírse.

Katie: Pero mamá ha trabajado muy duro hasta que por fin ha podido estudiar lo que quería y ha luchado como una loba. Quería esa oportunidad cuando tenía mi edad y en cierto modo yo me interpuse y ahora que me toca a mí no hay nada que me lo impida. Creo que mamá piensa que debería saltar de alegría, pero la verdad es que a mí más bien me parece una sentencia de cárcel. Papá me dijo que este año podría volver a pasar el verano con él y trabajar en el club detrás de la barra unas pocas noches a la semana. Sugar me enseñaría las demás noches. Dice que si realmente quiero hacer eso tendría que empezar a tomármelo en serio.

Toby: Tiene razón.

Katie: ¡Caray, no parece que vayas a añorarme mucho!

Toby: Pues claro que no. Si no vas, me tocará a mí oír cómo te lamentas el resto de mi vida. Oye, si tu madre supiera que realmente quieres ser DJ, que la cosa va en serio, seguro que te diría que adelante.

Katie: No me lo había planteado nunca así. Quién iba a decir que un buen día llegaríamos al último curso, ¿verdad, Toby? Después de todos estos años arrestados, por fin no tendré que volver a ponerme corbata. En cuanto a ti, querido Toby, tus días de llevar corbata apenas están comenzando,

Toby: Se acabaron las clases dobles de informática los lunes por la mañana y te aseguro que si ingreso en la universidad, no pienso ponerme corbata.

Katie: Pues entonces pantalones de pana marrón y el pelo largo, y puedes escuchar a Bob Dylan todo el día mientras dormitas tumbado en el césped, tío. La verdad es que estoy comenzando a pensar que doble clase de informática los lunes por la mañana puede ser coser y cantar comparado con separarme de mamá y la abuela. Ay, Dios mío, ¿y qué hago con John?

Toby: John tiene piernas. Será capaz de caminar hasta un avión, sentarse, volar a Ibiza o a donde estés, bajar del avión y verte. Veo que no me mencionas en este apartado. ¿Tan fácil te será vivir sin mí?

Katie: Sí, por supuesto. No, ahora en serio, ¿no hay facultad de odontología en Ibiza?

Toby: No donde tú vas, a no ser que incluyas la extracción de muelas con los puños.

Katie: Pues nada, me figuro que en Ibiza sólo estaremos mi padre y yo.


Katie y Rosie:

Buena suerte a las dos en los exámenes. Rezaré por mis niñas.

Besos,

Mamá/abuela


Rosie y Katie:

¡Buena suerte!

Besos,

Steph, Pierre, Jean-Louis y Sophia


Rosie y Katie:

A mi mejor amiga y mi ahijada, mucha suerte en vuestros exámenes. Seguro que lo haréis tan bien como siempre. Contadme qué tal os va el primero.

Un beso,

Alex


Rosie:

¿Podrás volver a salir después de estos exámenes?

Te estás convirtiendo en un auténtico peñazo, y para colmo un peñazo inteligente, lo cual aún es peor. La calidad de la conversación con Teddy y Gary empeora semana tras semana, y el otro día me vi obligada a escuchar durante horas un «debate» sobre si el Aston Martin DB7 es tan bueno o tan rápido como el Ferrari 575. Ah, sí, a mi familia le gusta llegar hasta el meollo de la cuestión y debatir los grandes enigmas de la vida.

Ya sé que te animé a conseguir este diploma, pero si suspendes los exámenes de este año y tienes que repetir, tendré que advertirte oficialmente que estoy firmemente decidida a buscarme una amiga nueva.

Una que no sea tan ambiciosa.

Así que ni un atisbo de presión por mi parte. ¡Buena suerte!

Ruby


Mamá:

Allá vamos. Dentro de quince días las dos seremos libres.

Suerte.

Katie


Katie:

Buena suerte, cielo. Gracias por ser mi compañera de estudio. Pase lo que pase, estoy orgullosa de ti.

Besos,

Mamá


Notas de: Rosie Dunne

Número de estudiante: 4553901-L

Curso: Diploma en Dirección de Hoteles

Reconocido por el Irish Hotel amp; Catering Institute (MIMCI) amp; Catering Managers Association of Ireland (MCMA)


ASIGNATURA PUNTUACIÓN

Contabilidad B

Aplicaciones informáticas y bases de datos B

Economía B

Legislación y ética hotelera B

Control financiero y marketing B

Gestión de recursos humanos A

Desarrollo empresarial A

Idiomas (irlandés) A

Industria turística y hostelería A


Los graduados tienen derecho a un contrato en prácticas en la industria hotelera.


¡SÍ! ¡Sí! ¡SÍ! ¡SÍ! ¡SÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍ! ¡ALEX, LO CONSEGUÍ! ¡¡POR FIN LO CONSEGUÍ!!


¡Rosie me alegro x ti! ¡Felicidades!


De: Rosie

Para: Ruby

Asunto: ¡Celebrémoslo!

¡Ahora sí que podemos salir! Por cierto, Katie vendrá con nosotras, así que ponte zapatos de baile. (En tu caso, naturalmente, no lo digo en sentido literal. Nadie quiere ver esos espantosos zapatos de salsa en un club nocturno.) Los exámenes le fueron muy bien y la han aceptado en varias escuelas universitarias de administración de empresas, pero va a seguir con la idea que tenía de intentar hacer carrera como DJ. Toby sacó suficiente puntuación para odontología en el Trinity College, lo cual es una estupenda noticia, así que en general todo el mundo está la mar de contento.

Ya sabes que cuando tenía dieciocho años renuncié a ir a Boston y que pensé que el mundo se había acabado para mí. Mientras todos mis amigos salían de juerga y estudiaban yo cambiaba pañales. Pensaba que mi sueño se había ido al garete. Nunca hubiese pensado que llegaría a compartir este momento con mi hija adolescente. Todo sucede por alguna razón. Me pondrá muy triste ver cómo se marcha mi niña. El día para el que me he estado preparando por fin ha llegado: Katie va a emprender el vuelo y yo debo hacer lo mismo. Pienso que quizás esté a punto de reunir suficiente dinero para comprar ese billete de tren que me va a sacar de aquí.

Rosie Dunne sale de la estación y se va. Por fin.


Querida Rosie:

En nombre de todo el personal de la Escuela Primaria San Patricio te felicito por el resultado de tus exámenes. Eres capaz de conseguir lo que te propones y puedes sentirte orgullosa.

Fiel a mi promesa, tengo el gusto de informarte de que vamos a prescindir de tus servicios, por lo que tu contrato con nosotros no será objeto de renovación el próximo mes de agosto.

Lamentamos que te vayas, pero tienes que hacerlo. He retrasado mi jubilación un año más de lo previsto, pero ha merecido la pena quedarse para ver cómo triunfabas. Rosie Dunne, has sido el proyecto más largo de mi vida, mi alumna de más edad y más duradera, y aunque quizá tuviéramos un principio un tanto incierto y una segunda etapa más incierta aún, me alegra muchísimo ver que al final has conseguido lo que querías.

Tu trabajo duro y tu dedicación nos sirven de modelo a todos y te deseo lo mejor para el futuro. Espero que te mantengas en contacto conmigo y me encantaría que asistieras a mi fiesta de jubilación, para la que recibirás una invitación dentro de poco. También te mandaré una para que se la hagas llegar a Alex Stewart.

Después de tantos años de separación sería estupendo veros de nuevo juntos en la misma sala. Ojalá pueda venir.

Enhorabuena de nuevo.

Hasta pronto.

Julie (Narizotas Malaliento) Casey


Katie:

¡Mi niña se va a vivir fuera! Estoy muy orgullosa de ti. Hay que ser muy valiente para hacer esto. Asegúrate de que tu padre no se olvida de alimentarte y vestirte. Te añoraré mucho. ¡Me encantaba vivir contigo y espero ser bienvenida en mis numerosas visitas!

Si me necesitas, no tienes más que llamar e iré volando.

Te quiero mucho,

Mamá


Querido Brian:

Ahora tienes una responsabilidad enorme. Por favor, cuida de Katie y no permitas que haga ninguna estupidez. Ya sabes cómo son los muchachos de dieciocho años, tú fuiste uno de ellos una vez. Mantenla apartada de esos jóvenes en la medida de lo posible. Ha ido a Ibiza a aprender un oficio, no a correrse juergas y tener bebés.

Cuéntame absolutamente todo lo que pase. Hasta las cosas que le dé miedo contarme. Una madre tiene que estar informada. Por favor, escúchala y apóyala en todo. Si notas que algo va mal y que no te lo va a confiar, házmelo saber para que yo lo averigüe sutilmente.

Y, por último, pero no por ello menos importante, gracias por hacer realidad el sueño de mi niña, de nuestra niña.

Con los mejores deseos,

Rosie


Apreciada Rosie Dunne:

La felicitamos por haber conseguido su diploma en Gestión Hotelera.

Nos complace comunicarle que el contrato en régimen de prácticas en la industria hotelera comienza el próximo mes de agosto. El empleo de cada graduado ha sido seleccionado al azar por un ordenador sin discriminación ni prejuicio de ninguna clase. Una vez asignada la colocación, el graduado no puede cambiarla.

Su contrato de doce meses es para el puesto de directora adjunta en el Grand Tower Hotel de Dublín. Tiene que comenzar a trabajar el lunes 1 de agosto a las nueve de la mañana. Para más información relacionada con su colocación, por favor, póngase en contacto con Cronin Ui Cheallaigh, director y propietario del Grand Tower Hotel. Adjuntamos hoja con la dirección, el número de teléfono y el plano de situación.

Le deseamos suerte en esta nueva andadura y esperamos que le depare éxitos en el futuro.

Atentamente,

Keith Richards

Director del curso de Gestión Hotelera, clases para adultos de la Escuela Primaria San Patricio


Alex: Qué impresionante, Rosie. ¿El Grand Tower Hotel? Resulta increíble.

Rosie: ¡Y que lo digas! ¡Es justo lo que pensé! Aunque no me suena ese hotel. ¿Y a ti?

Alex: Ay, se lo preguntas a la persona equivocada, Rosie. Cada vez que vuelvo a Dublín ha aparecido un nuevo edificio, una torre de oficinas o un bloque de apartamentos donde antes no había nada. Ya no sé dónde están las cosas. Tendrías que ir a echar un vistazo.

Rosie: Sí, tal vez lo haga. Después de colgar, la otra noche me quedé pensando y, ¿sabes que estás perdiendo el acento?

Alex: Rosie, llevo veinte años aquí. He pasado más tiempo aquí que en Irlanda. Mis hijos son americanos; tendría que ponerme al día con la jerga. Es normal que pierda el acento.

Rosie: Bueno, no es tanto que estés perdiendo un acento como que estás ganando otro. Pero veinte años… ¿Cómo es posible?

Alex: Ya ves, el tiempo vuela cuando lo pasas bien.

Rosie: Si piensas que los últimos veinte años han sido divertidos, prefiero no saber lo rápido que pasa el tiempo cuando disfrutas de verdad.

Alex: Tampoco te ha ido tan mal, ¿no, Rosie?

Rosie: Define mal.

Alex: Venga, va…

Rosie: No, no me ha ido muy mal, pero no me quejaría si me fuera mucho mejor.

Alex: Bueno, nadie lo haría… Estarás entusiasmada con el trabajo.

Rosie: Lo cierto es que sí. ¡Me siento como un crío en Nochebuena! Hacía mucho, mucho tiempo que no estaba tan ilusionada. Ya sé que es un trabajo temporal y que sólo estaré en prácticas, pero he estado esperando esta oportunidad durante mucho tiempo.

Alex: La has estado esperando durante demasiado tiempo, diría yo. Nadie sabe tan bien como yo cuánto lo has deseado. Me sacabas de quicio cuando me hacías jugar a hoteles.

Rosie: Ja, ja, lo recuerdo. ¡Yo era siempre la jefa y a ti te tocaba ser el cliente!

Alex: Odiaba ser el cliente porque no me dejabas en paz. No parabas de ahuecarme los cojines y de apoyarme los pies en taburetes «para mayor comodidad del huésped».

Rosie: ¡Dios mío, ya no me acordaba de todo esto! Intentaba parecerme al tipo de aquella serie, Isla Fantasía, que atendía a sus huéspedes con tanto ahínco que recurría a la magia para hacer realidad sus sueños.

Alex: Yo no diría que obligarme a meterme en cama a las dos de la tarde y arroparme apretando tanto las mantas que apenas podía respirar fuese un servicio de ensueño, precisamente. No sé qué clase de directora intentabas ser entonces, pero si haces lo mismo con tus clientes reales no me extrañaría que algunos consiguieran órdenes de alejamiento contra ti.

Rosie: Bueno, al menos era mejor que jugar a hospitales. Ese juego en que me hacías tropezar en suelos de cemento para luego atenderme. Mis padres solían preguntarse cómo me hacía tantos cortes y magulladuras.

Alex: Sí, era divertido, ¿verdad?

Rosie: Tienes una idea un tanto distorsionada de lo que es divertido. Como los últimos veinte años, por ejemplo.

Alex: Obviamente no todo ha sido divertido ni para ti ni para mí.

Rosie: No…

Alex: Hoteles y hospitales. Suena a película porno de segunda.

Rosie: ¡Qué más quisieras!

Alex: Y que lo digas. Tengo un hijo de tres años que se ha aficionado a dormir entre Beth y yo.

Rosie: Ya, pues yo podría meterme a monja y creo que no notaría la menor diferencia.

Alex: ¡Pero qué dices!

Rosie: Es verdad, Alex, puedes creerme. Después de los hombres con quienes he estado, el celibato sería como un regalo.

Alex: No me refería al celibato; sería el voto de silencio lo que acabaría contigo.

Rosie: Muy gracioso. Aunque de todos modos, Alex, hay ciertos silencios que te hacen sentir en las nubes. Y dicho esto, te dejo.

ROSIE se ha desconectado.

Alex: Sé a qué silencios te refieres.

Capítulo 46

Hola, mamá:

Sólo una nota breve para desearte suerte (aunque no la necesitas) para mañana, tu primer día de trabajo. ¡Seguro que los dejas anonadados!

¡A por todas!

Besos,

Katie


Tiene un mensaje instantáneo de: RUBY

Ruby: Bueno, doña directora adjunta, cuéntamelo todo. ¿Cómo va el trabajo?

Rosie: Muy leeeeento.

Ruby: ¿Puedo preguntar por qué?

Rosie: ¿Estás preparada para oír una perorata? Porque si no lo estás, te doy la oportunidad de evitar esta conversación, aún estás a tiempo.

Ruby: Lo creas o no vengo preparada para esta conversación. Dispara.

Rosie: Vale. Llegué a la calle donde está situado el hotel con bastante antelación y me puse a recorrerla durante tres cuartos de hora en busca del despampanante Grand Tower Hotel. Pregunté en tiendas y tenderetes, pero nadie tenía ni idea de dónde estaba este hotel.

Cuando llamé al director del curso casi llorando y presa del pánico por llegar tarde mi primer día de trabajo, me las arreglé para acusarlo de haberme dado mal la dirección. Me repitió la misma dirección varias veces, ante lo cual tuve que decirle que era imposible que fuese correcta porque el edificio que se correspondía con esas señas parecía abandonado y casi en ruinas.

Finalmente dijo que llamaría al director del hotel para reconfirmar las señas, de manera que me senté en la mugrienta escalera de la puerta principal del edificio en ruinas (ensuciándome el trasero de mi traje nuevo) y procuré no llorar por lo tarde que era y la mala impresión que iba a causar. De repente la puerta del edificio que tenía detrás se abrió con un ruido muy fuerte, como si las bisagras se tiraran un pedo, y una cosa me miró. La cosa habló con un acento dublinés muy marcado, se presentó como Cronin Ui Cheallaigh, propietario del edificio, e insistió en que lo llamara Beanie.

Al principio me desconcertó este mote, pero a medida que fue avanzando el día me quedó más que claro. No habían sido las bisagras las que habían hecho un ruido como de pedo, sino el flatulento trasero de Beanie [9].

Me hizo entrar al viejo y húmedo edificio y me mostró las dependencias de la planta baja. Entonces me preguntó si tenía alguna pregunta y yo, por supuesto, quise saber por qué estaba en aquel edificio en concreto y cuándo iba a ver el hotel. A lo que él respondió con orgullo: «Esto es el puñetero hotel. Bonito, ¿verdad?».

Luego me preguntó si tenía alguna idea para mejorar el hotel después de mi primera impresión y le sugerí que quizá convendría poner el nombre del hotel en algún lugar visible del edificio para que a los huéspedes les resultara más fácil localizarlo (aunque no hacerlo también era una buena estratagema de marketing). También sugerí que hiciera correr la voz de su existencia entre los establecimientos del barrio para que colaboraran en publicitar el hotel (o al menos en dar indicaciones a los turistas perdidos).

Me estudió la cara con ojos muy penetrantes para ver si me estaba quedando con él, cosa que, por cierto, no estaba haciendo. Ahora estoy a la espera de que nos manden un rótulo para la fachada del hotel.

Luego me dio una insignia con mi nombre e insistió en que me la pusiera. Su razonamiento para hacérmela poner era que si algún huésped tenía que quejarse, supiese a quién culpar. Es un hombre de ideas muy positivas, como ves. El problema de la insignia (aparte de tener que llevarla) fue que al parecer no había entendido bien mi nombre cuando se lo dieron por teléfono.

Llevo toda la semana paseándome como «Rosie Bumme [10]», cosa que a Beanie le resulta increíblemente cómica. Aunque cuando se le pasó el primer ataque de risa se quedó un tanto decepcionado. Este ejemplo basta para comprobar su grado de madurez y la seriedad con que se toma su trabajo y la dirección del presunto hotel.

No alcanzo a comprender cómo ha conseguido mantenerlo abierto hasta ahora. Es una de esas hermosas casas que en su tiempo debía de ser espléndida, pero que han dejado que se pudriera. Probablemente se está descomponiendo debajo de los entarimados junto con lo que sea que causa el olor.

Antaño fue de ladrillo rojo, pero ahora es de color marrón sucio. Tiene cuatro plantas y en el sótano, según he descubierto hace poco, hay un club de show girls que también es propiedad de Beanie. Cuando entras en la planta baja del hotel encuentras un mostrador minúsculo de caoba oscura (la misma madera que hay en el resto del edificio). Detrás hay un batiburrillo de sombreros, paraguas y abrigos de antiguos clientes criando polvo.

Las paredes están revestidas con paneles hasta media altura, cosa que está muy bien, y el resto, que seguramente fue de color verde oliva intenso, ahora es de color verde moho. Unas lamparitas que parecen faroles adornan las paredes y no dan ninguna luz. El lugar es como una mazmorra. Las alfombras diría que no se han cambiado desde los años setenta. Están sucias y malolientes y tienen quemaduras de cigarrillos, restos de chicle pegado y otras manchas cuyo origen prefiero no conocer.

Un largo pasillo conduce a la espaciosa zona del bar donde hay la misma moqueta sucia y apestosa, madera oscura, taburetes y butacas tapizados con estampado de cachemira y, cuando el sol entra por la diminuta ventana de la que prácticamente ha saltado toda la pintura, lo único que ves es el aire lleno de volutas de humo que seguramente están flotando por el bar desde que el antiguo propietario se sentó allí a fumar su pipa hace doscientos años.

El comedor cuenta con veinte mesas y una carta muy breve. Tiene la misma moqueta, pero con el añadido de las manchas de comida. Hay cortinas de terciopelo marrón y visillos; las mesas están cubiertas con lo que antaño fueron manteles de encaje blanco, que el tiempo ha vuelto amarillos, y los cubiertos están oxidados y tienen manchas de comida. Los cristales están empañados y las paredes son blancas, cosa que lo convierte en la única estancia luminosa, pero por más alta que pongas la calefacción, siempre hace un frío glacial.

¡Y el olor! Es como si alguien hubiese muerto y se hubiese podrido en un rincón. Desde entonces la peste está impregnada en los muebles, las paredes y mi ropa. Hay sesenta habitaciones. Veinte en cada planta. Beanie anunció con orgullo que la mitad tienen cuarto de baño. ¡Imagínate lo contenta que me puse al oírlo, algunas habitaciones tienen baño!

Dos mujeres maravillosas, Betty y Joyce, cada una de unos cien años, limpian las habitaciones tres veces por semana, lo cual, francamente, me parece bastante vergonzoso. Y habida cuenta de la lentitud con que se mueven, me sorprendería que limpiaran todas las habitaciones con esa frecuencia.

También empecé a preguntarme a qué clase de clientela atraería un hotel de estas características, pero me quedó más que claro cuando me tocó hacer el turno de noche. Cuando el club de show girls de abajo cierra, la fiesta continúa arriba. Esto me dio más motivos para contratar más camareras.

La única manera de que alguien encuentre un bombón encima de la almohada es que el huésped anterior lo haya escupido. La única razón para que alguien se ponga el gorro de ducha sería protegerse la cabeza del agua amarilla que sale de los grifos (aunque probablemente sea potable, yo sólo la tomo embotellada).

La semana pasada una emisora de radio llamó para preguntar si el hotel querría colaborar en un concurso: o estaban desesperados o se dejaron engañar por el grandilocuente nombre del hotel. No se me ocurrió ninguna buena excusa para decir que no. La gente tenía que escribir al programa y explicar por qué merecían un fin de semana de ensueño en Dublín. Los ganadores obtendrían una entrada de teatro, una comida, un día de compras y dos noches de alojamiento y desayuno en un hotel céntrico de la ciudad, con todos los gastos pagados. Para el hotel fue fabuloso ya que nos hicieron publicidad toda la semana en la radio y como resultado conseguimos algunos huéspedes. Aunque ninguno de ellos sabía a qué se exponía.

La pareja ganadora tenía una historia tan conmovedora que por poco rompo a llorar cuando la oí en la radio. De modo que decidí alojarlos en la suite de luna de miel (una habitación exactamente igual que las otras aunque le dije a Beanie que pusiera una placa en la puerta para que los ganadores sintieran que les brindábamos un trato especial. Terminó haciéndolo él mismo con una plantilla. Se pasó una hora entera concentrado en la tarea con un rotulador negro en la mano y la lengua fuera). Llené la habitación de flores y dispuse una botella de champán, cortesía de la casa. Hice cuanto pude para adecentar la habitación. Cogí suficiente dinero del presupuesto para comprar sábanas nuevas, etc.

En fin, cuando supieron que habían ganado, se pusieron tan contentos que estuvieron llamando al hotel a diario hasta la víspera de su llegada, haciendo preguntas y asegurándose de que todo seguía en pie. Cruzaron el umbral, echaron un vistazo al hotel y al cabo de un cuarto de hora ya se habían marchado.

Ruby, ese matrimonio había perdido su casa y su coche, el marido se había quedado sin trabajo, se había roto ambas piernas, y tenían que abandonar su pueblo. Les habían regalado un fin de semana con todos los gastos pagados y podían alojarse gratis en el hotel y ni aun así quisieron quedarse. Imagínate lo malo que es el hotel.

Rosie: ¿Ruby?

Rosie: ¿Ruby, estás ahí?

Rosie: ¡Hola! Ruby, ¿has recibido lo que te he escrito?

Ruby: Zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz

Rosie: ¡Ruby!

Ruby: ¡¿Qué?! ¿Me he perdido algo? Perdona, me habré adormilado hace como una hora, cuando has empezado a contarme cómo te iba el trabajo.

Rosie: Lo siento, Ruby, pero quien avisa no es traidor.

Ruby: No te apures, me las he arreglado para ir a buscarme una taza de café y he vuelto cuando ibas por las paredes verde oliva y los cadáveres en descomposición.

Rosie: Perdona, he tenido un mes de aúpa.

Ruby: Los trabajos no siempre son como una se imagina que serán. Por otra parte, ¿preferirías ser secretaria en Randy Andy Paperclip Co. o directora adjunta del Grand Tower Hotel?

Rosie: Uy, sin duda directora adjunta del Grand Tower Hotel.

Ruby: Pues ahí lo tienes, Rosie Bumme. La vida podría irte peor, ¿no?

Rosie: Supongo que sí. Pero tengo otro problemilla.

Ruby: ¿Eres capaz de contármelo en menos de mil palabras?

Rosie: ¡Lo intentaré! Alex viene con Bethany dentro de unas semanas para asistir a la fiesta de jubilación de Julie Casey y han hecho una reserva en el hotel para el fin de semana. Verás, vine a decirle que el sitio era estupendo… y me pidieron una habitación con vistas. Tal como están las cosas bastante tengo con encontrar una habitación que tenga ventana (vale, no es cierto), pero dadas las circunstancias, en el Grand Tower Hotel ya nos parece una solicitud especial que la habitación tenga cuarto de baño. Quiero decir, en cuanto a las vistas, ¿qué crees que preferirán, vistas a una carnicería o vistas a una chatarrería?

Ruby: Caramba…


Tiene un mensaje instantáneo de: ALEX

Alex: Hola, Rosie, es tarde para que estés levantada.

Rosie: Tú también lo estás.

Alex: Voy cinco horas por delante, mujer.

Rosie: Esta noche es el baile de debutantes de Katie. En realidad, ahora mismo está allí.

Alex: Acabáramos. ¿No puedes dormir?

Rosie: ¿Has perdido el juicio? Claro que no puedo dormir. La ayudé a comprar el vestido, la he ayudado a maquillarse y peinarse, le he sacado fotos posando rebosante de entusiasmo en su noche especial. La noche que pasará con amigos que probablemente no volverá a ver en años, o quizá nunca más, pese a las promesas de permanecer en contacto. Ha sido como retroceder veinte años, cuando yo estaba en su lugar y mi madre en el mío.

Ya sé que ella no es yo, que es una persona independiente y que piensa por su cuenta, pero no he podido evitar verme a mí misma saliendo por la puerta de casa, cogida del brazo de un hombre en esmoquin, excitada con la noche, excitada con el futuro. Excitada, excitada, excitada. Yo era tan puñeteramente joven… Por supuesto, entonces no me lo parecía. Tenía un millón de planes. Sabía lo que iba a hacer. Tenía resueltos los años siguientes de mi vida.

Pero lo que no sabía era que en cuestión de horas todos esos planes iban a cambiar por completo. Doña Sabelotodo no sabía tanto como creía.

Sólo espero que esta noche Katie vuelva a casa a la hora debida.

Alex: Es una chica sensata, Rosie, y si la has educado como creo que lo has hecho, no tienes nada de que preocuparte.

Rosie: No me engaño a mí misma. Hace más de tres años que tiene novio y dudo mucho que durante todo este tiempo se hayan limitado a darse la mano. Pero al menos esta noche, la noche que cambió mi vida, me gustaría que regresara temprano.

Alex: Muy bien, pues. Creo que me toca distraerte hasta que llegue a casa, ¿no?

Rosie: Si no te importa.

Alex: ¿Ya está preparada nuestra habitación para cuando vayamos a Dublín? ¡Confío en que la directora haya podido reservarnos la mejor!

Rosie: No olvides que en realidad sólo soy la directora adjunta, y el hotel no es precisamente…

Alex: ¿No es precisamente qué?

Rosie: Tan elegante como esos en los que estás acostumbrado a alojarte cuando viajas.

Alex: Éste será extraespecial porque lo lleva mi mejor amiga.

Rosie: Preferiría que no se me responsabilizara de la manera en que se dirige este hotel,…

Alex: Anda, no seas tonta. Nunca reconoces el mérito que tiene lo que haces.

Rosie: No, Alex, en serio. Prefiero no asumir ninguna responsabilidad sobre este hotel. Sólo estaré aquí unos meses. No he tenido ocasión de dejar huella. Me limito a obedecer órdenes…

Alex: Tonterías. Me muero de ganas de verlo. ¿No sería divertido que alguien se intoxicara en el restaurante y que yo tuviera que ser el médico que resolviera la papeleta? ¿Recuerdas que éste era el plan que teníamos de niños?

Rosie: Lo recuerdo muy bien, y quizá no sea una posibilidad tan remota. ¿No os gustaría cenar fuera esa noche a Bethany y a ti? Hay muchos restaurantes fantásticos que no conoces en Dublín.

Alex: Tal vez. He intentado encontrar el hotel en internet, pero no ha aparecido nada.

Rosie: Sí, ya, están actualizando la página web. Ya te avisaré cuando pueda visitarse.

Alex: Estupendo. Será raro volver a ver a la señorita Narizotas Malaliento Casey. Ya iba siendo hora de que se jubilara. Los niños de este mundo se merecen un respiro.

Rosie: Se llama Julie, recuérdalo bien, y no la llames de ninguna otra manera. Se ha portado muy bien conmigo estos últimos años, así que procura ser amable con ella.

Alex: Lo haré, lo haré. Puedes estar tranquila, no es la primera vez que salgo de casa. Sé cómo tratar a la gente.

Rosie: Me consta, doctor vida social.

Alex: Sea cual sea la imagen que tienes de mí en este momento, te ruego que la borres de inmediato.

Rosie: ¿Qué? ¿La de ti desnudo? No puedes pedirme que borre eso.

Alex: Bueno, sea cual sea esa imagen, auméntala diez veces.

Rosie: ¡Jesús! ¿Treinta centímetros, Alex?

Alex: ¡Eh, corta el rollo! Dime, ¿cómo sigue tu madre? ¿Ya tenéis los resultados de los análisis?

Rosie: No, aún no. Ahora está pasando unos días con Stephanie para cambiar un poco de aires, y cuando regrese ya deberíamos tener los análisis. La verdad es que no dan la impresión de saber qué es lo que tiene. Estoy muy preocupada. El otro día la miraba y fue como si no me hubiese fijado bien en ella en años. Sin que me haya dado cuenta, mi madre se ha hecho vieja.

Alex: Sólo tiene sesenta y cinco años. Aún es joven.

Rosie: Ya lo sé, pero tenía una imagen mental de ella y esa imagen era de años atrás. De un modo u otro, he seguido viéndola igual desde que era joven. Pero el otro día, cuando la observé con atención echada en la cama del hospital, me pareció vieja. Fue muy chocante. En fin, espero que averigüen lo que le pasa y la curen. No se encuentra nada bien.

Alex: En cuanto os digan algo, cuéntamelo.

Rosie: Lo haré. Se me hace cuesta arriba tener que ir a Galway los días que libro. Por más que quiera a mamá, es toda una excursión. Entre los horarios intempestivos del hotel y los viajes a casa de mi madre para echarle una mano, no he disfrutado de un verdadero día de fiesta en semanas y empiezo a sentirme agotada.

Alex: Por cierto, ¿y qué hace Kevin? ¿No podría colaborar, por una vez en su vida?

Rosie: Buena pregunta. Bueno, siendo justos con Kevin, acaba de comprar una casa y está en plena mudanza con su novia. Si no estuviera tan liado, estoy casi segura de que arrimaría el hombro.

Alex: ¿Kevin ha decidido comprometerse? Me dejas de piedra. De todos modos deberías tener una charla con él e intentar que os ayudara un poco más. Tú no tienes por qué cargar con todo.

Rosie: Verás, tampoco es que lo haga todo yo sola. Steph está cuidando de mamá esta semana, y tiene dos hijos, o sea que tampoco es fácil para ella. («Cuidar de mamá» suena raro, ¿verdad?) Y a mí no me importa, porque quiero estar a su lado. Está muy sola y sé lo que se siente.

Alex: Que pidas ayuda a Kevin no significa que no ames o no quieras ayudar a Alice. Hay que hablar con Kev. Y no tendría que ser necesario hacerlo.

Rosie: Bueno, esperaré hasta que se haya mudado a la nueva casa y si una vez instalado sigue sin mover un dedo, no pienso cortarme un pelo. No visitó a papá ni la mitad de las veces que debería haberlo hecho y me consta que ahora está pagando por ello. Nunca he entendido a Kevin del todo. Siempre ha sido muy suyo. Entraba y salía de casa y nunca le contaba a nadie lo que andaba haciendo. Y luego, cuando papá falleció, de repente pensó que podía hacerse cargo de todo. Ahora que mamá está enferma, se ha vuelto a batir en retirada.

Steph y yo hemos intentado hablar con él un montón de veces, pero no hay manera de hacerle entender las cosas. Es un egoísta, no hay que darle más vueltas. Espera un momento, un autocar ha parado delante de casa. Voy a asomarme a la ventana.

Alex: ¿Era Katie?

Rosie: No.

Alex: Vaya. Bueno, seguro que…

Rosie: Ay, sí que está aquí. Gracias a Dios. Más vale que desconecte el ordenador y me meta en la cama. No quiero que piense que la he estado esperando despierta. Dios, gracias por traerme a mi niña a casa. Buenas noches, Alex.

Alex: Buenas noches, Rosie.

Capítulo 47

Queridísima mamá:

Gracias por la semana pasada. Me encantó volver a estar en casa contigo. ¡Echaba de menos nuestras charlas nocturnas! ¡Mando buenas noticias con esta carta! Tony Spencer, un inglés que es el dueño del Club lnsomnia, estuvo anoche en la discoteca de papá mientras hacía mi sesión, ¡y se quedó tan impresionado que me preguntó si quería trabajar para él! ¡¿No es genial?! También organiza festivales de dance, de manera que durante el verano viajaré por Europa para actuar en distintas ciudades. ¡Estoy muy emocionada! El Club lnsomnia es un local muy famoso y está abierto hasta las seis o las siete de la mañana. De momento sólo haré una sesión de «calentamiento» entre las diez y las doce de la noche. Tony paga muy bien, además, y en cuanto reciba mi primer cheque te mandaré parte del dinero. He conocido a un montón de gente muy enrollada, jóvenes que también han terminado el colegio hace poco y trabajan en bares. Otras tres chicas, Jennifer, Lucy y Sara, y yo estamos pensando en alquilar un apartamento juntas.

No sé cuándo vendrá John. Desde que comenzó la universidad en septiembre ha estado saliendo cada noche con un grupo de gente que no conozco de nada. Sigue llamándome por accidente, cuando sin darse cuenta le da algún golpe a su teléfono, y lo único que oigo cada vez son los gritos de un montón de borrachos. Las cosas se han vuelto bastante raras entre nosotros. Y cada vez que nos vemos al cabo de semanas de estar separados van a peor. No es como antes ni de lejos y no me gusta. Creía que iba a estar con él para siempre, pero al paso que vamos no tengo claro que vayamos a durar ni hasta el final del verano.

A todas éstas, hace un montón de tiempo que no sé nada de Toby. La culpa es sólo mía, porque él me llamaba cada dos por tres al principio de estar yo aquí y yo nunca llegué a contestarle las llamadas. El tiempo pasó sin que me diera cuenta. No dejo de decirme que lo llamaré mañana, pero han pasado meses y ahora me da vergüenza. La última vez que hablé con él lo estaba pasando en grande en la universidad, haciendo amigos con muchos dientes, sin duda. Lo llamaré mañana, lo prometo.

Espero que en el trabajo te vaya todo bien. Me cuesta creer que hayas prolongado el contrato. Pensaba que odiabas ese sitio. Cuéntame qué está pasando, estoy confundida.

Alex me escribió hace unos días y me contó lo que pasó cuando él y Bethany se alojaron en el hotel para asistir a la fiesta de jubilación de la señorita Narizotas Malaliento Casey. ¡Qué divertido! ¿Sabías que iban a coincidir con la fiesta de Navidad del club de show girls? Me parece que a Alex no le molestó demasiado ver a toda una colección de Mamás Noel bailando por el bar con tangas de cuero rojo y boas blancas. Parece mentira que Bethany se negara a quedarse a pasar la noche. A esa mujer le falta sentido del humor. No entiendo qué ve Alex en ella. Yo sólo la he visto unas cuantas veces, pero es tan tiesa y Alex, en cambio, tan despreocupado que dudo que vayan a durar mucho tiempo juntos. Es increíble que Alex tuviera que asistir a uno de los huéspedes en el restaurante; ¿se había intoxicado? ¡¿Qué clase de comida sirven en tu restaurante?! Menos mal que había un médico allí.

Bueno, más vale que me vaya a preparar los temas que pondré esta noche. Papá me ha dado una sesión de dos horas para que me vaya preparando para el Insomnia. Lisa intenta convencerme de que ponga música de los ochenta para poder hacer su número de flash-dance. Como le han dicho que no a las serpientes, ha buscado algo peor: hombreras y permanentes.

Cuando la abuela se ponga mejor, tendríais que venir las dos a pasar unas semanas conmigo. Hay un montón de sitios bonitos y muy tranquilos, con paisajes y playas preciosas; no todo son bares y discotecas. Piénsalo. Puede que un cambio de aires le viniera bien a la abuela. Te añoro mucho, pero cada vez que me siento sola miro las fotos de ti y de Alex de mi guardapelo. Os llevo a los dos pegados a mi corazón. Siempre.

Besos,

Katie


Tiene un mensaje instantáneo de: RUBY

Ruby: Me ha dejado tirada.

Rosie: ¿Quién? ¿Teddy?

Ruby: ¡No! No seas tonta, ese hombre no sabe ni tirar la basura. No, en realidad el culpable es mi adorado hijo. Me ha informado de que ya no requiere mis servicios como bailarina de salsa y me ha sustituido por una modelo más joven.

Rosie: Oh, no. Cuánto lo siento, Ruby. ¿Quién es la otra mujer?

Ruby: Aunque finja estar enfadada, la verdad es que no lo estoy. Bueno, esto es mentira. Al principio estuve muy enfadada y me comí un pastel de chocolate entero yo solita; el pastel favorito de Gary que había comprado para él: pura coincidencia. Cuando iba por la mitad ya sólo estaba algo enfadada y cuando me estaba metiendo la última cucharada en la boca comencé a pensar racionalmente (es el efecto que me hacen los pasteles, ya ves). Así que urdí un plan para invitar a «la otra» a cenar a mi casa para envenenarla. Necesitaba saber quién era y por qué demonios Gary me había abandonado por ella. Resultó que le falta poco para cumplir los treinta, es española, enseña español en el colegio (allí es donde la conoció Gary, donde trabaja como ingeniero vigilante del patio de recreo), es delgada, mona y muy buena persona.

Rosie: Es todo lo que normalmente odias, ¿no?

Ruby: Normalmente, sí. Pero esta vez es distinto porque ella y Gary han encontrado el amor.

Rosie: ¡Uuuuuuuuy!

Ruby: ¡Pues sí! ¿No es fantástico? Total, que no tuve inconveniente en hacerme a un lado y colgar mis zapatos de baile. Si quieres que te diga la verdad, estaba pensando en separarme de Gary de todos modos. Me queda poco para los cincuenta, necesito bailar con alguien de una edad más cercana a la mía, alguien que no tenga energías para lanzarme de una punta a otra de la habitación. Ya no estoy para esos trotes. Y me alegra que Gary por fin haya encontrado a su media naranja. A lo mejor María consigue sacarlo de casa y llevárselo a vivir con ella.

Rosie: ¿Te disgustaría que lo hiciera?

Ruby: Tanto como encontrar un millón de euros debajo de mi cama. El chico tiene que darse cuenta de que es un hombre hecho y derecho y que le toca emanciparse. No voy a prepararle la cena y lavarle la ropa para siempre. En fin, ya vale de hablar de mí, ¿cómo está tu madre?

Rosie: Regular. Parece que poco a poco todo le vaya fallando. La artritis ha empeorado tanto que la tiene casi inmovilizada. Mientras viajaba con papá se notaba menos, porque allí adonde iban hacía buen tiempo. Ahora, en cambio, no creo que el clima de Connemara sea el más indicado habida cuenta de lo fríos que son lo inviernos allí. Pero no está dispuesta a marcharse. Me tiene preocupada. Entra y sale del hospital con infecciones y achaques en partes del cuerpo que yo ni siquiera sabía que existían. Es como si al morir papá su cuerpo se hubiese dado por vencido.

Ruby: Es una mujer fuerte, Rosie, se sobrepondrá.

Rosie: Esperemos.

Ruby: ¿Cómo van las cosas en el Hotel de los Líos?

Rosie: ¡Ja! Bueno, no voy a tener que aguantar mucho más tiempo, lo dejo a fin de mes.

Ruby: Cada mes dices lo mismo y nunca lo haces. Quizá deberías aguardar a que finalice tu contrato el año que viene y marcharte entonces. Además, si no te pones a buscar trabajo en serio, no te vas a ir a ninguna parte.

Rosie: Entre los horarios que tengo y los viajes a casa de mi madre no dispongo de tiempo. Vamos a ver, ¿cuándo nos vimos por última vez tú y yo?

Ruby: Ayer.

Rosie: Vale, aparte de cuando me llevas en coche a la estación de autobuses tocando la bocina y haciendo señas obscenas a todo quisque. Por cierto, gracias por acelerar justo cuando pasabas por el charco que había junto al bordillo y dejarme chorreando.

Ruby: Íbamos en direcciones opuestas y me pareció que te convenía una ducha.

Rosie: Lo que tú digas. En cualquier caso hace más de un mes que no salgo por ahí. Es ridículo. No tengo vida propia. Tengo muchas ganas de ir a ver a Katie, y Alex me ha invitado un montón de veces a Boston, pero no puedo hacer ni lo uno ni lo otro debido a mi madre; y no es que la culpe, ni mucho menos.

Ruby: Cuando tu madre se ponga mejor todo será mucho más fácil.

Rosie: No va a ponerse mejor, Ruby. No quiere ponerse mejor. Ahora sólo está esperando. Ya está a un tris de verse postrada en una silla de ruedas y sólo tiene sesenta y seis años.

Ruby: Pues que el vago de Kevin se ponga las pilas.

Rosie: ¿Qué quieres que haga Kevin? No sabría por dónde empezar, y me consta que mamá está más a gusto conmigo. En fin, habrá que conformarse.


Josh:

¡Felices diez!

Besos,

Rosie


Rosie:

Muchas gracias por el regalo y la tarjeta. Es muy guay. Saluda a Katie de mi parte allá donde esté. Me manda postales sin parar desde distintos países y parece que está la mar de contenta. ¡Tiene un trabajo genial! Ya nunca me cuenta nada de su viejo amigo Toby. Supongo que han perdido el contacto. En fin, gracias de nuevo por el regalo. Compraré un juego para el ordenador.

Hasta pronto,

Josh


Mamá:

¡Hola! Estoy en Amsterdam. He conocido a un chico guapísimo que se gana la vida recogiendo fresas. No habla una sola palabra de inglés, pero nos entendemos muy bien.

Aquí todo es fantástico. ¡Tengo un montón de actuaciones y los cafés son de primera!

Besos,

Katie


Rosie:

¡Felices treinta y ocho! ¡¿No te da miedo que falte tan poco para los cuarenta?! Tómate una copa a mi salud.

Besos,

Alex


Rosie, si crees que cumplir treinta y ocho es mal asunto, imagina cómo me siento acercándome a los cincuenta. ¡Aaaaaaah! Montaremos una fiesta de miedo. Sólo tú y yo de invitadas.

Feliz cumpleaños otra vez.

Ruby


Hola, mamá:

Estoy en Andorra. He conocido a un tío guapísimo. Es mi monitor de esquí e intenta enseñarme a no romperme ningún hueso. No habla ni papa de inglés, pero nos entendemos muy bien. Aquí todo es fantástico. Tendríamos que ir juntas a esquiar alguna vez. ¡Te encantaría! El festival de invierno está yendo muy bien, me han dado unas cuantas sesiones breves. Estaré en casa por Navidad. ¡Tenemos que ponernos al día de cotilleos! ¡Me muero de ganas de verte!

Besos,

Katie


Hola, mamá:

¿Quieres pasar la Navidad conmigo? Katie viene a casa y podríamos estar las tres juntas. Pienso que estaría muy bien. Tú podrías dormir en el cuarto de Katie y pondría un sofá cama para ella. Me apetece mucho la idea. ¡Beanie me ha dado fiesta el día de Navidad, así que, por favor, di que sí!

Rosie


Rosie:

Estaré encantada de ir, cielo. Gracias por invitarme. Tengo muchas ganas de ver a la pequeña Katie. ¡Aunque ya no es tan pequeña!

Besos,

Mamá


De: Katie

Para: Mamá

Asunto: Visita a casa

Muchas gracias por la cena de Nochebuena. Estaba deliciosa, como siempre. Fue un gustazo estar juntas otra vez. ¡Sólo las chicas!

La abuela ha cambiado mucho desde la última vez que la vi y tú parecías cansada. He estado pensando que voy a ir a casa unas cuantas semanas para echarte una mano. A lo mejor encuentro algún trabajillo temporal en Dublín. Quiero ayudarte.

(¡Y además está el incentivo adicional de ver a ese chico que conocí mientras estuve ahí!)

Dime algo.


De: Rosie

Para: Katie

Asunto: Re: Visita a casa

¡No vengas a casa! ¡Es una orden! Todo está bajo control. Tú tienes que vivir tu vida para poder seguir viajando, trabajando duro y disfrutando. No te preocupes por mí ni por la abuela. ¡Estamos la mar de bien!

Estoy a gusto en el trabajo y no me importa hacer horas extras. También es agradable salir cada semana de Dublín y respirar el aire fresco de Connemara. Aunque tengo que pedirte un favor. A Ruby y a mí nos gustaría ir a pasar una semana contigo durante el mes de febrero si cabemos en tu apretada agenda. ¡Ruby me dijo que quería ir a una fiesta de la espuma y ganar un concurso de camisetas mojadas antes de cumplir los cincuenta!

Dime qué fechas te irían mejor.


De: Rosie

Para: Steph

Asunto: Mamá

Tengo que pedirte un favor. ¿Crees que podrías llevarte a mamá otra semana durante el mes de febrero? Perdona que te lo pida, sé que tú también estás muy ocupada, pero Beanie por fin se ha decidido a darme una semana de vacaciones y me gustaría mucho aprovechar la ocasión para estar con Katie y ver cómo vive. Quiero conocer a sus amigos y ver dónde trabaja; ya sabes, la clase de cosas que hacemos las madres.

Si no te va bien, lo entenderé. Quizá pueda convencer a Kevin de que se ocupe de alguien que no sea él para variar.

Transmite mi afecto a la familia.


De: Steph

Para: Rosie

Asunto: Re: Mamá

Pues claro que me encargaré de mamá. De hecho, me lo montaré aún mejor y esa semana me llevaré a la familia a Connemara. ¡Pierre me arrastró a casa de sus padres por Nochebuena, así que digo yo que ahora me toca a mí!

Te mereces un respiro, Rosie. Lamento mucho que te veas obligada a ocuparte de todo. A veces me vienen ganas de coger un avión y darle una patada en el culo a Kevin. Tengo intención de hablar seriamente con él cuando vaya a Irlanda, y a lo mejor hasta quiere ver a sus sobrinos para variar.

Pásalo bien con Katie. ¡Cuesta creer que ya sea tan mayor y se parezca tanto a ti! Cuando estuvo en casa hace unos meses tenía la impresión de estar hablando contigo. Disfruta de las vacaciones con Ruby. A mí me vendrá muy bien pasar unos días seguidos con mamá.


De: Alex

Para: Katie

Asunto: Fiesta sorpresa

No sé en qué parte del mundo estás ahora mismo, pero espero que sigas consultando tu correo electrónico de vez en cuando. Puesto que tu madre cumplirá cuarenta el mes que viene y tú veintiuno, se me ha ocurrido que sería buena idea montar una fiesta para celebrar ambos cumpleaños. Pero creo que estaría bien que volaras a Dublín en secreto y que le diéramos la sorpresa de la fiesta. ¿Cómo lo ves?

Puedes invitar a todos tus amigos y también tendremos que avisar a todos los de Rosie. ¿Quizá podamos contar con Ruby para que nos eche una mano? Creo que le encantaría.

Dime si te parece buena idea.


Rosie: Cumplo cuarenta dentro de pocos días, Ruby. Cuarenta. 40.

Ruby: ¿Y qué?

Rosie: Que seré vieja.

Ruby: ¿Y entonces qué soy yo, anciana?

Rosie: Perdona, ya sabes a qué me refiero. No tenemos precisamente veinte años, ¿o sí?

Ruby: No, gracias a Dios, porque entonces tendría que volver a pasar por un matrimonio de mierda y un divorcio otra vez. Tendríamos que salir a buscar trabajo, nos sentiríamos inseguras con nuestras vidas y estaríamos preocupadas por los chicos, nuestro aspecto, el coche que conducimos, la música que escuchamos, lo que nos ponemos, si vamos o no a tal o cual club, bla, bla, bla. ¿Qué tiene de bueno ser veinteañera? Yo la llamo la edad materialista. La edad en que pierdes el tiempo con sandeces. Luego te caen los treinta encima y pasas la siguiente década tratando de compensar la de los veinte. Pero ¿los cuarenta? Esos años son para disfrutarlos.

Rosie: Hmmm, no está mal visto. ¿Para qué son los cincuenta?

Ruby: Para enmendar lo que fastidiaste en los cuarenta.

Rosie: Fantástico. Me muero de ganas.

Ruby: No te preocupes, Rosie. No tienes que hacer muchos aspavientos porque la tierra haya dado la vuelta al sol una vez más. A estas alturas, tendríamos que darlo por supuesto. Dime, ¿qué te gustaría hacer para celebrar tus cuarenta?

Rosie: Nada.

Ruby: Buen plan. ¿Por qué no vamos al pub de mi calle el viernes a tomar unas cuantas copas de más?

Rosie: Me parece perfecto.

Ruby: Espera, espera un momento. Esa noche también es el cumpleaños del hermano de Teddy y nos reúne a todos en el Hotel Berkeley Court.

Rosie: ¡Oh, qué elegante! ¡Adoro ese hotel!

Ruby: Ya lo sé, me parece que vuelve a estar metido en un chanchullo. Francamente, se diría que tendría que saber que la policía lo estará vigilando si acaba de salir de prisión. Hay personas que no aprenden nunca.

Rosie: No pasa nada. ¿Quieres que lo pasemos al sábado por la noche?

Ruby: ¡No! ¿Por qué no me recoges en el hotel y nos vamos juntas al pub?

Rosie: Vale, pero no quiero quedarme de charla toda la noche con el hermano de Teddy. La última vez que lo vi, intentó meterme mano.

Ruby: Sólo hacía unos días que había salido de la cárcel, Rosie; hazte una idea de cómo estaría.

Rosie: Dejémoslo, ¿A qué hora quieres que vaya a buscarte?

Ruby: A las ocho.

Rosie: ¡¿Estás de guasa?! ¿A qué hora empieza el sarao?

Ruby: A las siete y media.

Rosie: ¡Ruby! ¡Tendrás que quedarte un rato más! ¿Cómo quieres que me presente al cabo de media hora para llevarte conmigo a otra parte? ¡Pensarán que soy una ordinaria! Llegaré a las nueve y media. Al menos así tendrás un par de horas.

Ruby: ¡No! ¡Tienes que llegar a las ocho!

Rosie: ¿Por qué?

Ruby: Pues porque resulta que la fiesta es en la suite del ático del Hotel Berkeley Court.

Rosie: Oh, Dios mío, ¿por qué no me lo habías dicho? Estaré allí a las siete y media.

Ruby: ¡No! A esa hora no puedes.

Rosie: ¿Qué te pasa? ¿Por qué no puedo?

Ruby: Porque no estás invitada y pensarán que eres una caradura si apareces así, por las buenas. Si vienes a las ocho podrás echar un vistazo a la suite antes de que nos marchemos.

Rosie: Pero me apetece pasar un buen rato en esa suite. ¿Tienes idea de lo que significaría para mí?

Ruby: Sí, claro…, pero, sintiéndolo mucho, no puede ser. Además, en cuanto conozcas al resto de la familia de Teddy querrás salir por piernas.

Rosie: Vale, pero espero que sepas que me estás partiendo el corazón. Y no me importa lo que digas, cualquier cosa del baño que no esté clavada a la pared irá a parar a mi bolso. ¡De hecho, creo que voy a llevarme la cámara!

Ruby: Rosie, es una fiesta de cumpleaños. Seguro que habrá un montón de gente con cámaras.

Rosie: Sí, ya, pero así también sacaré algunas fotos para Katie. Le encantará ver el sitio. Confiaba en que pudiera venir, pero al final no ha podido. Cumple veintiuno dentro de pocas semanas y me hubiese gustado que celebráramos juntas los dos cumpleaños, pero por desgracia no será así. Mamá vuelve a irse unos días a casa de Stephanie, así que tampoco estará. Me fastidió un poco al principio, pero últimamente ha estado tan enferma que no quise armar un escándalo. Me alegra que se vea con ánimos de viajar, es buena señal.

O sea, que volveremos a estar solas tú y yo. ¡Pero al menos este año podré espiar a hurtadillas la suite del ático! Robaré unas cuantas ideas para cuando tenga mi hotel. ¡Qué gusto!

Ruby: Me muero por ver la cara que pondrás, Rosie. Te espero a las ocho en la habitación 440.


Suite del ático

440

¡SORPRESA, ROSIE!

¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS, ROSIE Y KATIE!!


Felices cuarenta, Rosie.

Pasé un fin de semana maravilloso con tu fiesta. Conseguimos sorprenderte, ¿verdad? Me partía el corazón fingir que me iba a casa de Stephanie, pero mereció la pena ver la cara que pusiste (y los lagrimones que soltaste). Alex lo organizó todo. Es un hombre encantador, Rosie. ¡Lástima que tenga esa esposa! ¿Sabes una cosa? Cuando erais niños siempre pensé que acabaríais juntos. Qué tontería, ¿no?

En fin, gracias, gracias, gracias por ser una hija maravillosa y por todo lo que me has ayudado estos últimos años. Tu padre estaría orgulloso de ti. ¡Me aseguraré de contárselo todo sobre ti cuando lo vea!

Eres una chica encantadora, Rosie. ¡Tu padre y yo lo hicimos bien!

Con todo mi amor,

Mamá

Capítulo 48

¡Feliz cumpleaños, mamá!

¡Has llegado a los setenta y estás tan guapa como siempre! Te sacaremos del hospital tan pronto como podamos. Mientras tanto, ¡aquí tienes unas uvas para que te pongas enferma de verdad!

Te quiero mucho, mamá.

Rosie


Hola, Kev. Soy Steph. SMS xque no contestas. Quizá quieras ir a Connemara ahora. Ha llegado la hora.


Hola, cielo, habla con tu padre cuanto antes. Te ha comprado billete a casa mañana. Poca antelación pero abuela pregunta x ti. Kev irá aeropuerto y t acompañará. Hasta mañana. Besos, mamá.


Dunne (nacida O'Sullivan) (Connemara, Co. Galway y antes Dundrum, Dublín 10) – Alice, amada esposa de Dennis y amante madre de Stephanie, Rosie y Kevin; sus nietos Katie, Jean-Louis y Sophia, su yerno Pierre, su hermano Patrick y su cuñada Sandra la echarán de menos. Hoy a las 16.45 se cierra la capilla ardiente en el tanatorio de Stafford para acto seguido celebrar el funeral en la iglesia de Oughterard, Connemara. Descanse en paz.

«Ar dheis lamh De go raibh a anam uasal.»


ÉSTAS SON LAS ÚLTIMAS VOLUNTADES, con fecha 10 de septiembre de 2000, de ALICE DUNNE.

ESTE TESTAMENTO REVOCA todas las anteriores disposiciones testamentarias de Alice Dunne.

Si mi marido me sobrevive treinta días A ÉL LE LEGO todo mi patrimonio y lo nombro mi albacea testamentario. Si mi marido no me sobrevive treinta días deberán aplicarse las siguientes disposiciones:

I. NOMBRO a Rosie Dunne (en lo sucesivo «mi albacea») como mi albacea testamentaria para que obre en mi nombre a todos los efectos de las leyes de la propiedad, de transmisiones patrimoniales y de sucesiones hereditarias.

2. LEGO a mi albacea el conjunto de mi patrimonio en fideicomiso para que lo liquide (con autoridad para posponer dicha liquidación en su totalidad o parcialmente durante el tiempo que estime conveniente) y haga efectiva su liquidación con arreglo a las disposiciones siguientes que se detallan a continuación…


Tiene un mensaje instantáneo de: STEPH

Steph: ¿Qué tal lo lleva mi hermana pequeña?

Rosie: Hola, Steph. No estoy segura. Mi mundo está envuelto en un silencio extraño e inquietante últimamente. Me sorprendo conectando la tele y la radio para que haya ruido de fondo. Katie tuvo que volver a su trabajo; la gente ha dejado de llamar y visitarme para darme el pésame. Todo se va calmando y me quedo con este silencio.

No sé qué hacer los días de fiesta. Estoy tan acostumbrada a montar en el autobús para ir a ver mamá… La vida me resulta extraña, ahora. Antes ella hacía que me sintiera segura, incluso viéndola en cama y con aspecto frágil y debilitado. Es lo que hacen las madres, ¿no? Su mera presencia sirve de apoyo. Y aunque en sus últimos tiempos fuera yo quien la mimaba a ella, en cierto modo seguía cuidando de mí. La añoro.

Steph: Yo también, y en los momentos más inesperados. Al volver a la rutina cotidiana es cuando realmente te das cuenta. Tengo que seguir recordándome que cuando el teléfono suena no será ella. O de repente tengo un momento libre y cojo el teléfono para llamarla y entonces recuerdo que no la puedo llamar. Es una sensación muy extraña.

Rosie: Kevin sigue estando de morros conmigo.

Steph: No le hagas ningún caso. Está de morros con el mundo entero.

Rosie: Pero igual lleva razón, Steph. Mamá me ha puesto en una posición muy incómoda legándome la casa. Quizá debería venderla y repartir el beneficio entre los tres. Sería más justo.

Steph: Rosie Dunne, no vas a vender esa casa por Kevin ni por mí. Te la dejó por una razón. Kev y yo estamos seguros económicamente, ambos tenemos casa. No necesitamos la de Connemara. Mamá lo sabía y por eso te la legó. Trabajas más duro que nosotros dos juntos y aun así no estás en condiciones de salir de ese piso. Naturalmente no te dije nada, pero mamá lo habló conmigo y estuve de acuerdo. Es lo mejor. No hagas caso a Kevin.

Rosie: No sé, Steph; no estoy muy cómoda así…

Steph: Rosie, créeme, si tanto necesitara ese dinero te lo diría y encontraríamos una solución. Pero no lo necesito. Y Kevin tampoco. Tampoco es que se olvidara de nosotros en el testamento. Ambos estamos bien, de verdad. La casa de Connemara te pertenece. Haz con ella lo que desees.

Rosie: Gracias, Steph.

Steph: De nada. Dime, ¿qué vas a hacer ahora que estás sola? Odias estar sola. ¿Te apetece venir a pasar una temporada con nosotros?

Rosie: No, gracias, Steph. Tengo que trabajar. Voy a entregarme a mi empleo en cuerpo y alma y a convertir ese maldito hotel en el mejor del mundo.


Grand Tower Hotel

Toser Road,

Dublín I

Apreciado señor Cronin Ui Cheallaigh:

Tras la visita efectuada al Grand Tower Hotel, el Departamento de Obras Públicas le envía una orden de emergencia debido al inminente riesgo de peligro para la vida, la seguridad y la salud de los ocupantes.

Tras dicha visita, el Departamento de Inspección de Edificios registró más de cien incumplimientos de la normativa vigente, con la inclusión de la ausencia de detectores de humo, insalubridad de las conducciones de agua e instalación eléctrica deficiente. Los cuartos de baño son antihigiénicos y durante nuestra visita se vieron roedores en las cocinas.

Según nuestros archivos, ha recibido usted numerosos avisos a lo largo de los años para mejorar el mantenimiento del edificio y se le ha aconsejado que efectuara las mejoras necesarias para continuar explotando el edificio como hotel. Dichos avisos han sido pasados por alto y no tenemos más remedio que proceder a cerrar el establecimiento.

No obstante, los negocios de la planta baja pueden seguir abiertos.

Por favor, póngase en contacto con nuestras oficinas a la mayor brevedad. Adjuntamos en hoja aparte las Normativas de Seguridad e Higiene correspondientes.

Atentamente,

Adam Delaney

Oficina de Obras Públicas


De: Katie

Para: Mamá

Asunto: Tu trabajo

He sentido mucho enterarme de que te has quedado sin trabajo. Me consta que lo detestabas, pero aun así nunca resulta agradable tener que marcharse de un sitio por decisión de un tercero. No he conseguido localizarte por teléfono: o te has pasado todo el día hablando o te lo han cortado. En cualquier caso, he pensado en mandarte este e-mail. Se me olvidó por completo decirte que cuando regresé a Dublín después del funeral, Comosellame vino a verte al piso.

No quise llamarte porque bastante disgusto tenías ya, así que le recogí el recado. Me entregó unas cartas para ti que había recibido en su casa y dijo que esperaba que te sirvieran de ayuda ahora que tus padres no estaban. Dijo que entendía cómo te sentías porque su madre murió el año pasado y no quería ser la causa de tu soledad.

Parecía sincero aunque, tratándose de él, una no sabe nunca a qué atenerse. Fue raro verlo después de tantos años. Ha envejecido mucho. En fin, espero que lo que haya en esos sobres no sea demasiado importante, pero de todos modos espero que me lo cuentes. Los dejé en el cajón de debajo de la vitrina del comedor.


El doctor Reginald amp; Miranda Williams

invitan a Rosie Dunne a la celebración

del enlace entre su querida hija

Bethany

y el

doctor Alex Stewart

en la

Capilla de la Universidad de Harvard

el 28 de diciembre a las 14 h

y a la recepción en el

Boston Harbor Hotel

SRC Miranda Williams


Rosie:

Mañana regreso a Boston, pero antes de irme quería escribirte esta carta. Todas las ideas y sentimientos que han estado bullendo dentro de mí por fin se están derramando a través de esta pluma y voy a dejarte esta carta para que no tengas la impresión de que te estoy presionando demasiado. Comprendo que necesitarás tu tiempo para tomar una decisión sobre lo que voy a decirte.

Sé lo que está pasando, Rosie. Eres mi mejor amiga y veo la tristeza que hay en tus ojos. Sé que Greg no se ha marchado este fin de semana a trabajar. Nunca has podido mentirme, siempre se te ha dado muy mal. La mirada te traiciona una y otra vez. No finjas que todo es perfecto, porque veo que no lo es. Veo que Greg es un hombre egoísta que no tiene la más remota idea de lo afortunado que es y eso me pone enfermo.

Es el hombre más afortunado del mundo al tenerte a su lado, Rosie, pero no te merece y tú te mereces a alguien mejor. Te mereces a alguien que te ame con todo su corazón, alguien que piense en ti constantemente, alguien que pase cada minuto de cada día preguntándose qué estás haciendo, dónde estás, con quién estás y si estás bien. Necesitas a alguien que te ayude a hacer realidad tus sueños y que sepa protegerte de tus temores. Necesitas a alguien que te trate con respeto, que ame cada parte de ti, sobre todo tus defectos. Deberías estar con alguien que supiera hacerte feliz, realmente feliz, que te hiciera sentir en las nubes de tanta felicidad. Alguien que no tendría que haber dejado escapar la oportunidad de estar contigo años atrás en lugar de asustarse y dejarse dominar por el miedo a intentarlo.

Ya no estoy asustado, Rosie. No me da miedo intentarlo. Ya sé qué era ese sentimiento que me embargó el día de tu boda: eran celos. Se me partió el corazón cuando vi a la mujer que amo alejarse de mí por el pasillo con otro hombre, un hombre con quien había planeado pasar el resto de su vida. Para mí fue como una sentencia a cadena perpetua: me aguardaban un montón de años en los que no podría decirte lo que sentía ni abrazarte como deseaba.

Dos veces hemos estado de pie ante el altar, Rosie. Dos veces. Y las dos veces nos hemos equivocado. Necesitaba que estuvieras allí el día de mi boda, pero fui tan estúpido que no me di cuenta de que necesitaba que fueras tú la razón para celebrarla.

Nunca debí dejar que tus labios se apartaran de los míos aquella vez hace tantos años en Boston. No debí apartarme. No debí caer presa del pánico. No tendría que haber desperdiciado todos estos años sin ti. Dame una oportunidad y te resarciré. Te amo, Rosie, y quiero estar contigo y con Katie y Josh. Siempre.

Piénsalo, por favor. No desperdicies tu tiempo con Greg. Esta es nuestra oportunidad. Dejemos de tener miedo y arriesguémonos. Prometo hacerte feliz.

Con todo mi amor,

Alex

Capítulo 49

De: Ruby

Para: Rosie

Asunto: ¿Estás bien?

Llevo casi dos semanas sin saber de ti, debe de ser la vez que hemos estado más tiempo incomunicadas. ¿Va todo bien? Pasé a verte por el piso y Rupert me dijo que te habías marchado a Galway. Has hecho las maletas y te has ido sin despedirte: tiene que estar pasando algo. ¿Hasta cuándo tienes pensado quedarte ahí y por qué no le has dicho nada a nadie? Obviamente, el teléfono de tu madre ya no está conectado y no sabía dónde localizarte. Entiendo que seguramente necesitas un poco de tiempo para ti misma. Quedarse sin padres resulta muy duro. Por más que me queje de cómo eran los míos, me fue muy difícil asimilar su pérdida. Ya sé que siempre me lo tomo todo a guasa, pero hablo muy en serio al decirte que cuentes conmigo, Rosie, si necesitas a alguien con quien hablar, un hombro sobre el que llorar o incluso a alguien a quien gritarle.

Podría decir que lamento que hayas perdido tu empleo en el hotel, pero mentiría. Tú eras mucho mejor que ese hotel, tenías sueños más grandes que iban mucho más allá de aquellas paredes a punto de desmoronarse. Ahora tienes el mundo (una vez más) a tus pies. Por favor, dime que estás bien o me plantaré ahí para comprobarlo con mis propios ojos. Y esto no es una amenaza, es una promesa.


Bienvenidos al salón de charla de los Alegres Dublineses Divorciados. En este momento hay tres personas on-line.

DamaSolitaria: El tipo de mi grupo de lectura ayer me pidió para salir. En plan cita. Este fin de semana. Sólo él y yo. Pero no sé…

FlorSilvestre: ¿Qué es lo que no sabes?

DamaSolitaria: Bueno, no sé si tengo que empezar a salir con hombres otra vez. Es decir, no sé si estoy preparada, hace tan poco tiempo de lo de Tommy y tal…

FlorSilvestre: ¿Tan poco tiempo? ¿Tan poco tiempo? Por si no te has dado cuenta han pasado diez años desde que Tommy te abandonó.

DamaSolitaria: Ay, es que no lo parece.

FlorSilvestre: Si dejaras de quejarte y lloriquear sobre lo sola que estás, serías capaz de pensar racionalmente sobre tu vida. ¿Qué tipo del grupo de lectura es el que te ha propuesto salir?

DamaSolitaria: El único que hay.

FlorSilvestre: Apuesto a que las demás señoras van a perder el interés por la lectura muy pronto. La única pregunta importante que debes hacerte es: ¿tiene antecedentes penales?

DamaSolitaria: No, lo he comprobado.

FlorSilvestre: ¡Caray, si lo decía en broma! Pero al menos ahora sabes que tu televisor no se dará el piro mientras estés en el lavabo.

DamaSolitaria: Un lujo que la mayoría de las damas no comprenden.

SEGURA se ha conectado.

FlorSilvestre: Bueno, pues parece ideal para ti. No veo por qué no tendrías que salir con él. Buena suerte con tu cita.

Segura: DamaSolitaria, ¿tienes una cita con un hombre?

DamaSolitaria: Lo dices como si fuese una enfermedad.

Segura: ¡No, sólo estoy impresionada! ¡Pero en el buen sentido! ¡Enhorabuena!

DamaSolitaria: ¡Gracias! ¡Oye, has cambiado de nombre!

Segura: Sí. Me han concedido la anulación. ¿Veis? Ya os dije que la Iglesia tenía sentido común. Están de acuerdo en que Leonard es un gilipollas.

FlorSilvestre: ¡Segura! ¡Menudo cambio oírte decir algo así! No estoy segura de que la Iglesia piense exactamente eso, pero es un comienzo…

Amapola: Felicidades, Segura.

Segura: ¡Gracias, chicas! Hacía mucho que no te asomabas por aquí, Amapola. ¿Dónde te habías metido?

Amapola: He pasado las últimas semanas en la casa de Connemara. Tenía mucho en que pensar.

FlorSilvestre: ¿Va todo bien?

Amapola: No, la verdad es que no.

Segura: ¿Te apetece hablarlo? A lo mejor te podemos ayudar.

Amapola: Bueno, mi madre murió, me he quedado sin trabajo y no me atrevo a comunicar el «algo más» por si se valida y me provoca un ataque de nervios. Porque si resulta ser cierto, tendré que declarar oficialmente que los últimos diez años de mi vida han sido una soberana pérdida de tiempo.

DamaSolitaria: Todas somos expertas en ese tema. A estas alturas sabes de sobra que lo que se dice en este salón no sale de aquí. Quizá podamos aclararte un poco las ideas.

Amapola: Gracias. Bien, pues allá voy… Ha caído en mis manos una carta que fue escrita poco antes de que yo cumpliera los treinta. Una carta que iba dirigida a mí, pero que no llegué a recibir nunca. Era de Alex.

DamaSolitaria: Uy, ¿qué decía en esa carta?

Amapola: Ésta es la peor parte. Decía que me amaba.

FlorSilvestre: ¡Caray!

Segura: Oh, Dios mío.

DamaSolitaria: ¡No! ¿Y dónde encontraste la carta?

Amapola: Me la entregó Comosellame. No quería seguir siendo la causa de mi soledad, dijo literalmente.

DamaSolitaria: ¿La había guardado todos estos años?

Amapola: Sí, aunque no me preguntes por qué. Todavía no lo he comprendido. Aunque en realidad nunca acabé de entenderlo mientras estuve casada con él. Ahora mismo no puedo pensar en nada, estoy anonadada.

FlorSilvestre: ¿Ya has hablado con Alex?

Amapola: ¿Cómo quieres que hable con él, FlorSilvestre? Sabiendo lo que sé, ¿cómo quieres que piense siquiera en él?

FlorSilvestre: Es muy sencillo, digo yo. ¡Acaba de decirte que te ama!

Amapola: No, FlorSilvestre, me dijo que me amaba hace diez años. Antes de casarse, antes de tener a Theo. Ahora no tengo valor para hablarle. Me ha estado escribiendo y llamando, pero al pensar en esa oportunidad perdida se me hace un nudo en el estómago y soy incapaz de responder a sus mensajes.

DamaSolitaria: ¡Pero tienes que decirle que lo sabes!

Amapola: Iba a hacerlo. Estaba entre asustada y entusiasmada. Iba a llamarlo por teléfono y a decírselo desenfadadamente para tantear el terreno, para ver qué sentía él y luego ir un poco más lejos. Pero justo esa mañana llegó su felicitación de Navidad a mi buzón. Con una foto de su esposa y sus dos hijos en el anverso, todos con jerséis de punto con motivos navideños: Theo sin los dos dientes delanteros, Josh con una sonrisa de oreja a oreja idéntica a la de su padre, Bethany dándole la mano a Alex. Y me faltó valor. ¿Qué más le dará, ahora? Está casado. Es feliz. Ya me ha olvidado, y aunque no sea así, no cabe contar con que salte de esa perfecta foto navideña por mí. La posibilidad que tuvimos Alex y yo de estar juntos se ha desvanecido, igual que esas viejas fotos nuestras que Katie lleva en su guardapelo.

Segura: Di que sí, Amapola, haces bien dejando a esa familia en paz.

FlorSilvestre: ¡Pero ella lo ama! ¡Y él le corresponde! ¡Y hoy en día todo el mundo retoca las fotos!

Segura: ¿Qué edad tienes ahora, Amapola, cuarenta y dos?

Amapola: Sí.

Segura: Bien. Alex escribió esa carta hace doce años, antes de casarse. No es correcto sacarla ahora a colación. Podrías romper demasiados corazones diciéndoselo.

FlorSilvestre: No le hagas caso, Amapola. Coge el primer avión y ve a decirle a Alex que es el hombre de tu vida.

Amapola: ¿Y si ya no siente lo mismo por mí? No he notado ninguna vibración en los últimos diez años.

Segura: Porque está casado. Es un buen hombre, Amapola. Se atiene a las reglas.

FlorSilvestre: ¡Las reglas se hicieron para saltárselas!

Segura: No cuando puedes hacer daño al prójimo, FlorSilvestre.

FlorSilvestre: No dejes que te pisoteen, Amapola. Es tu vida. Si deseas algo, tienes que ir a por ello y coger el toro por los cuernos porque nadie va a servirte en bandeja lo que deseas. Las buenas chicas siempre acaban las segundas.

Segura: Las buenas chicas tienen conciencia y por eso duermen tranquilas. Y, además, ni siquiera hemos pensado en la posibilidad de que los sentimientos de Alex hacia Amapola hayan disminuido con el tiempo.

FlorSilvestre: Oye, ¿por qué no le cortamos las venas, Segura?

Amapola: Lleva razón, FlorSilvestre. Tengo que cubrir todos los ángulos antes de lanzarme de cabeza. Dios, qué mareo. Bien, ¿qué pasa si le digo a Alex que he recibido su carta y sus sentimientos han cambiado? ¿Qué hago entonces? Las cosas nunca volverían a ser como antes entre nosotros, perdería a mi mejor amigo y eso no creo que pudiera soportarlo.

FlorSilvestre: Ya, pero ¿y si cuando le dices lo que sientes te abraza apasionadamente, aliviado de que por fin conozcas sus verdaderos sentimientos y vivís felices para siempre?

Segura: Sí, claro, en medio del follón del divorcio, los juicios por la custodia de los niños, una ex esposa con el corazón partido…

FlorSilvestre: Pero luchando por el amor verdadero.

Segura: Si puedes dormir tranquila haciendo eso, no lo dudes más y adelante, pero yo no podría.

FlorSilvestre: Pero no puede fingir que no ha sucedido nada.

Segura: Tu amistad con Alex seguirá siendo fuerte y la felicidad de su vida también permanecerá intacta, tal como sucedió cuando Alex no obtuvo respuesta de tu parte hace todos esos años. Siguió adelante con normalidad, como si no hubiese sucedido nada.

Amapola: ¿Por qué lo hizo? Recuerdo que me preguntó por la carta y le dije que no la había recibido. ¿Por qué no se declaró de viva voz?

FlorSilvestre: Puede que le entrara el canguelo.

Segura: O que viera que estabas enamorada de tu marido.

Amapola: Estoy hecha un lío. DamaSolitaria, has estado muy callada. ¿Qué piensas?

DamaSolitaria: Bueno, nadie sabe tan bien como yo lo que es sentirse sola, y ha habido momentos en los que he pensado que haría cualquier cosa por encontrar el amor, pero Segura ha puesto las cosas en perspectiva. Sabiendo el daño que le han hecho, yo no buscaría mi felicidad a costa de otros. Seguiría adelante con normalidad, como si no hubiese sucedido nada.

FlorSilvestre: Las tres sois increíbles. Aprended a vivir un poco. Haced a los demás lo que los demás os han hecho. A todas os ha fastidiado alguien.

Amapola: Sí, es verdad, pero por más que me disguste Bethany, nunca ha hecho nada para hacerme daño.

FlorSilvestre: Aparte de casarse con Alex.

Amapola: Alex no es mío.

FlorSilvestre: Pero podría serlo.

Amapola: Las personas no pertenecen a nadie, pero en cuanto a si ahora puedo estar con él o no, la respuesta es no. Ahora no. Quizás en otro momento.

PADREMIGUEL se ha conectado.

FlorSilvestre: Vaya, no me diga que se está divorciando, Padre.

Segura: No seas tonta. ¡Un poco de respeto! Está aquí para la ceremonia.

FlorSilvestre: Ya lo sé. Sólo intentaba animar un poco el ambiente.

PadreMiguel: ¿Ya han llegado los novios?

Segura: No, pero la costumbre quiere que la novia llegue tarde.

PadreMiguel: Bien, ¿y el novio?

SOLTEROSAM se ha conectado.

FlorSilvestre: Aquí está. Hola, SolteroSam. Me parece que ésta es la primera vez en que tanto el novio como la novia van a tener que cambiar de nombre.

SolteroSam: Hola a todos.

Amapola: ¿Y la novia?

SolteroSam: Está con su portátil, justo a mi lado. Tiene problemas con su contraseña.

Segura: Condenada al fracaso desde el principio.

DIVORCIADA_I se ha conectado.

FlorSilvestre: ¡Vaya! ¡Aquí llega la novia, vestida de…?

SolteroSam: Negro.

FlorSilvestre: Qué encantadora.

Amapola: Hace bien en ir de negro.

Divorciada_I: ¿Qué le pasa hoy a Doña Desdichas?

DamaSolitaria: Encontró una carta de Alex escrita hace doce años en la que le declaraba su amor y no sabe qué hacer.

Divorciada_I: Si quieres mi consejo, olvídalo, está casado. Y ahora centrémonos en mí para variar.

PASODEÉL se ha conectado.

PadreMiguel: Bien, comencemos. Hoy nos hemos reunido aquí on-line para presenciar la boda de SolteroSam (a partir de ahora «Sam») y Divorciada_I (a partir de ahora Casada_I).

PasoDeÉl: ¿¿QUÉ?? ¿QUÉ DEMONIOS ESTÁ PASANDO AQUÍ? ¿¿ESTO ES UNA CEREMONIA DE MATRIMONIO EN UN SALÓN DE CHARLA PARA DIVORCIADOS??

FlorSilvestre: Uy, me parece que se ha colado alguien. Perdona, ¿puedes enseñarnos tu invitación, por favor?

Divorciada_I: Ja, ja.

PasoDeÉl: ¿OS PARECE DIVERTIDO? ENCUENTRO ESPANTOSO QUE VENGÁIS AQUÍ A FASTIDIAR A QUIENES TIENEN PROBLEMAS DE VERDAD.

Amapola: Nuestros problemas son tan graves como los de cualquiera. ¿Por qué no DEJAS DE GRITAR?

DamaSolitaria: Verás, PasoDeÉl, resulta que SolteroSam y Divorciada_I se conocieron aquí.

PasoDeÉl: ¡ESTO ES EL COLMO!

Amapola: ¡Chitón!

PasoDeÉl: Perdón. ¿Os importa que me quede a mirar?

Divorciada_I: En absoluto, toma asiento. Y procura no pisarme la cola.

FlorSilvestre: Ja, ja.

PadreMiguel: Bueno, prosigamos con los esponsales. No quisiera llegar tarde a misa de dos. Ante todo debo preguntar si alguno de los aquí presentes sabe de alguna razón por la que esta pareja no deba contraer matrimonio.

DamaSolitaria: Sí.

Segura: Yo tengo más de una razón.

Amapola: Desde luego.

PasoDeÉl: ¡NO LO HAGÁIS!

PadreMiguel: Bueno, me temo que esto me ha puesto en una situación bastante peliaguda.

Divorciada_I: Padre, estamos en un salón de charla de divorciados: es lógico que se opongan al matrimonio. ¿Podemos continuar?

PadreMiguel: Desde luego. Sam, ¿tomas a Penélope como tu legítima esposa?

SolteroSam: Sí.

PadreMiguel: Y tú, Penélope, ¿tomas a Sam como tu legítimo esposo?

Divorciada_I: Sí (y sí, me llamo Penélope).

PadreMiguel: Ambos me habéis mandado vuestros juramentos por e-mail, así que por el poder que me ha sido otorgado on-line, os declaro marido y mujer. Puedes besar a la novia. Y ahora, sí los testigos pulsan el icono que aparece a la derecha de la pantalla, encontrarán un formulario que deben rellenar con sus datos y enviarme por e-mail. Ahora me voy. Felicidades de nuevo.

PADREMIGUEL se ha desconectado.

FlorSilvestre: ¡Enhorabuena, Sam y Penélope!

Divorciada_I: Gracias por haber venido, chicas.

PasoDeÉl: Colgadas.

PASODEÉL se ha desconectado.

FlorSilvestre: Ah, llámame Jane. Bueno, tortolitos, me voy. Disfrutad de la luna de miel. Espero no volver a veros nunca más por aquí. DamaSolitaria, suerte con tu cita. Segura, disfruta del principio del resto de tu vida y, Amapola, o debería llamarte Rosie Dunne, ¿qué vas a hacer?


Ruby: ¿Qué quieres decir con eso de que te vas a vivir a Galway?

Rosie: Exactamente eso. Voy a dejar este horrible piso de Dublín de una vez por todas y me largo a Connemara.

Ruby: Pero ¿por qué?

Rosie: Ruby, no tengo nada en Dublín. Aparte de ti, por supuesto. He tenido una retahíla de trabajos poco gratificantes, mi familia se ha marchado, me han partido el corazón dos veces, estoy sin blanca y sin hombre. No veo ningún motivo para quedarme.

Ruby: Bueno, perdóname si soy una aguafiestas, pero tampoco tienes ni familia ni hombre en Galway, y tampoco trabajo.

Rosie: Puede que no tenga nada de eso, pero tengo una casa.

Ruby: ¿Has perdido el juicio, Rosie?

Rosie: ¡Seguramente! Pero piénsalo bien. Tengo una casa grande y moderna con cuatro dormitorios justo en la costa de Connemara.

Ruby: ¡Precisamente! ¿Qué vas a hacer sola en una casa de cuatro dormitorios colgada encima de los acantilados de Connemara?

Rosie: ¡Estás a punto de adivinarlo!

Ruby: Bueno, he pensado que quizá pretendías suicidarte, pero espero equivocarme.

Rosie: ¡No, tonta! ¡Voy a abrir una pensión! Ya sé que siempre he dicho que odio las pensiones, pero mi plan consiste en convertir la casa en mi minihotel. ¡Y yo seré la dueña y directora!

Ruby: Caramba.

Rosie: ¿Qué te parece?

Ruby: Pues que… caramba. No se me ocurre ningún sarcasmo, la verdad. Creo que es una gran idea. ¿Estás segura de que quieres hacer esto?

Rosie: Ruby, ¡no he estado tan segura de nada en mi vida! He hecho averiguaciones. Con la herencia de mis padres me alcanza para el seguro. He preguntado en los establecimientos de la zona y al parecer está plagada de turistas.

La región es bonita, la costa escarpada es espectacular, las ciénagas envueltas en niebla resultan misteriosas, el mar rompe en los acantilados y me encanta. Es pura naturaleza, los elementos en todo su esplendor, ¿quién no querría pasar unos días allí? ¿Quién no querría vivir allí?

Ruby: Bueno, yo no, desde luego, pero entiendo lo que dices. Creo que es una gran idea, Rosie. Felicidades, geniecillo. Espero que sea lo que sea lo que te ha hecho mudarte no te haga huir más lejos.


Rosie Dunne será su anfitriona en Casa Amapola. El edificio es una moderna residencia de cuatro dormitorios homologada por Bord Failte, la Junta de Turismo de Irlanda. Todas las habitaciones tienen cuarto de baño, calefacción central y teléfono.

Casa Amapola es una base de operaciones ideal para explorar Connemara y disfrutar del senderismo, las playas de arena, la pesca en el mar y en Lough Corrib, los lagos más extensos del país, famosos por sus truchas y salmones. A lo largo de la costa hay numerosos centros de buceo, vela y surf. El Parque Nacional de Connemara es un espacio protegido de 2.000 hectáreas, propiedad del Estado, con montes, ciénagas, pastos y una vida silvestre espectacular. Pueden verse restos de antiguos poblados prehistóricos con tumbas megalíticas de cuatro mil años de antigüedad. Abundan los campos de golf con colinas rocosas y lenguas de mar que ponen a prueba la habilidad de los golfistas más consumados. A pie, a caballo o en bicicleta, explorar este territorio es una experiencia inolvidable, y el alpinismo también tiene sus adeptos.

El salón de televisión está cómodamente amueblado y dispone de chimenea, juegos de mesa y una surtida biblioteca para que los huéspedes descansen tras una jornada de actividades. El desayuno irlandés tradicional se sirve en el comedor y el invernadero, con vistas panorámicas de las montañas y el océano Atlántico.

La tarifa es de 35€ por persona y por noche.

Póngase en contacto con Rosie Dunne para efectuar su reserva.


De: Katie

Para: Mamá

Asunto: ¡Qué bien!

¡Qué bien, mamá, es fantástico! Las fotos son preciosas. Has mejorado la casa un montón. ¡Por fin eres Rosie Dunne, directora general y propietaria de Casa Amapola! La semana que viene voy a ir para echarte una mano en lo que quede por hacer, ¡y podemos ir a comprar más cosas para llenar la casona! Los abuelos estarían muy orgullosos de que le des este uso. Siempre decían que era un derroche de espacio que sólo la ocuparan dos personas.

¡Bravo, mamá! Nos vemos la semana próxima.


Querida Rosie:

Sólo quería saber si todo está en orden entre nosotros. Te he notado un poco rara por teléfono últimamente. ¿He hecho algo que te haya molestado? No se me ocurre qué he podido decir para fastidiarte, pero dímelo tú, por favor. Según parece no tengo que hacer nada de un tiempo a esta parte para molestar a las mujeres de mi vida. Basta con que la mire para que Bethany empiece una pelea. Si te he hecho lo mismo sin querer, Rosie, te ruego que me lo cuentes.

Bethany se está volviendo loca organizando la fiesta para celebrar los diez años de Theo. Ha invitado a más amigos suyos que de Theo, y Josh cada dos por tres me coge el coche sin permiso y se pasa toda la noche dando vueltas con su novia nueva. Es una chica encantadora, pero no sé qué ha visto en mi hijo, la verdad. Está loco. No sé qué hacer para que siente la cabeza y se ponga a estudiar (parezco mi padre cuando hablo con él). Tendría que empezar la universidad el próximo septiembre, pero habida cuenta de que no ha presentado ninguna solicitud de ingreso y que lo único que tiene ganas de hacer es conducir mi coche, sólo me queda pensar que se tomará un año sabático antes de seguir con su formación.

Por suerte Theo piensa que Josh está chalado. En realidad le tiene miedo. Así que esperamos que Theo sea el hijo del que podamos hablar y reconocer nuestra paternidad. Naturalmente, lo digo en broma.

En el hospital me va bastante bien. Sigo haciendo lo de siempre, pero tengo una vida mucho más fácil ahora que Reginald Williams se ha jubilado. Puedo respirar sin tener que dar explicaciones. Trabajar con el suegro de uno es tan desaconsejable como vivir con su hija. Otra broma, por supuesto. Bueno, al menos en parte, pero no vamos a abundar.

Tengo que dejarte, pero quería estar seguro de que todo estaba en orden entre nosotros. ¡El folleto del hotelito es fantástico! Ojalá te vaya muy bien, Rosie. ¡Te mereces lo mejor!

Un beso,

Alex


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: Perdona

Discúlpame si te parecí rara por teléfono. Estaba un poco distraída por algunas cosas de mi vida que han surgido del pasado y de las que nada sabía hasta ahora. Eso ha hecho que estuviera poco comunicativa, pero ya las he asimilado y vuelvo a estar en marcha. Estoy preparada para seguir adelante y dedicar los próximos diez años de mi vida a la búsqueda de la grandeza y la felicidad. Siempre te recibiré con los brazos abiertos.


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: Gracias

Muchas gracias por tu generoso ofrecimiento, Rosie. Me aseguraré de tomarte la palabra cuando mi esposa no esté mirando.


De: Rosie

Para: Alex

Asunto: Flirteo

Vaya, vaya, ¿estás flirteando conmigo, Alex Stewart?


De: Alex

Para: Rosie

Asunto: Re: Flirteo

Pues verás, Rosie Dunne, me parece que sí. Ponte en contacto conmigo dentro de diez años, cuando tu búsqueda de la grandeza y la felicidad haya alcanzado su cima.

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