Las páginas siguientes son las que conseguí copiar, de manera bastante apresurada, dado el escaso tiempo que se me concedió, de las hojas originales. Quisiera hacer constar honradamente que no sólo puedo haber cometido errores de transcripción, sino que aquí y allá he retocado la escritura erizada y angulosa del lenguaje no precisamente culto de Caravaggio. Soy consciente de que esos retoques restan fuerza y autenticidad de expresión a la escritura original, pero también estoy convencido de que el texto gana en comprensibilidad.
Me siento obligado a advertir que aquellas páginas no constituían, en mi opinión, un diario propiamente dicho; no creo que Caravaggio fuera un hombre capaz de tener en cuenta y guardar memoria de sus días, sino que se trataba más bien de unas hojas dispersas y un tanto desordenadas, una especie de borrador de unos apuntes tal vez conservados para extraer de ellos un memorándum destinado a ser presentado a alguien en el momento de su ansiado regreso a Roma como hombre libre.