AGRADECIMIENTOS

Quiero dar las gracias a:

– Joe Veltre, que apoyó este libro desde el principio, me ofreció consejos valiosísimos y encontró el lugar perfecto para él. Un agente al que puedo considerar verdaderamente un amigo y un consigliere.

– Linda McFall, la editora con la que todo autor sueña: animosa, infatigable e infinitamente paciente. Gracias a ti The Mark es mejor libro y yo soy mejor escritor (eso por no hablar de que ahora soy un cliente predilecto de 1-800Flowers).

– Donna Hayes, Dianne Moggy, Margaret O’Neill Marbury, Craig Swinwood, Loriana Sacilotto, Stacy Widdrington, Maureen Stead, Katherine Orr, Marleah Stout, Cris Jaw, Ana Movileanu, Rebecca Soukis y todo el personal de Mira Books que apoyó este libro y lo publicó con una pasión y una inteligencia insuperables.

– Los autores que dedicaron un tiempo precioso a leer los primeros ejemplares de The Mark y le brindaron cumplidos verdaderamente abrumadores.

– Los lectores y libreros cuya pasión sostiene la industria editorial y que tuvieron el valor de invitar a un escritor novel a contarles una historia o dos.

– Rick Wolf, Rick Horgan, Jamie Raab, Carrie Thornton, Steve Ross, Kristin Kiser y todos mis compañeros de Hachette Book Group y Crown Publishers, que me concedieron el privilegio de trabajar a ambos lados de la mesa.

– M.J. Rose y Sarah Weinman. Si hay dos personas que sean más generosas, a las que les gusten más los libros y que hagan más por la industria editorial, me gustaría conocerlas.

– Brett Battles, J.T. Ellison, Sandra Ruttan y el resto del equipo de Killer Year. Grandes amigos y cómplices del delito. Confío en que 2007 esté tan lleno de asesinatos, misterio y caos como esperamos.

– Clark Blaise. Sigue en la carretera.

– Mamá, papá y Ali. Gracias por vuestro amor y vuestro apoyo infinitos. No soy tan buen escritor como para expresar debidamente mi gratitud. Cada día veo más claros el amor y el apoyo incondicionales que me habéis dedicado toda la vida.

– Susan. Mi vida. Mi amor. Mi inspiración. No puedo imaginar dónde estaría sin ti (aunque seguramente iría por ahí tropezándome con las paredes y vestido con ropa desconjuntada). Soy el hombre más afortunado del mundo y voy a pasar el resto de mi vida intentando que seas tan feliz y te sientas tan orgullosa como me siento yo de ti.

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