Epílogo

Desde hace casi tres décadas, la crisis de refugiados afganos ha sido una de las más graves del planeta. Guerra, hambre, anarquía y opresión obligaron a millones de personas -como Tariq y su familia en esta novela- a abandonar sus hogares y huir de Afganistán para instalarse en los países vecinos de Irán y Pakistán. En el punto álgido de este éxodo, había ocho millones de refugiados afganos fuera de su país. Actualmente, más de dos millones siguen viviendo en Pakistán.

Durante el pasado año, tuve el privilegio de trabajar como enviado de Estados Unidos en ACNUR, el Alto Comisionado de la Naciones Unidas para los Refugiados, uno de los principales organismos humanitarios del mundo. La misión de ACNUR es proteger los derechos humanos básicos de los refugiados, proporcionarles ayuda de emergencia y contribuir para que reinicien sus vidas en un entorno seguro. ACNUR asiste a más de veinte millones de personas desplazadas de todo el mundo, no sólo de Afganistán, sino también de Colombia, Burundi, Congo, Chad y la región de Darfur en Sudán. Colaborar con ACNUR para ayudar a los refugiados ha sido una de las experiencias más gratificantes y significativas de mi vida.

Para cooperar, o simplemente para obtener más información sobre ACNUR, su trabajo o el drama de los refugiados en general, por favor, visitad: www.UNrefugees.org o www.acnur.org (en español).

Gracias.

Khaled Hosseini

31 de enero de 2007

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