– Tienes que tomar una decisión -dijo el hombre.
Evan estaba de pie sobre la arena mojada, observando la marea bailar entre sus pies. Carrie estaba en el porche de la casa de alquiler con los brazos cruzados, observándolos.
– Quería hablar contigo a solas, Evan. -El hombre era el nuevo Albañil, el sustituto de Bedford-. Mi propuesta es sencilla. La cinta que le enseñaste a Jargo para engañarlo fue una idea maravillosa. Atacar la red de Los Deeps. Es tan sencillo como brillante.
– Sólo hice el vídeo para asustar a Jargo si me atrapaba.
– Puedes ocuparte de Los Deeps -afirmó El Albañil-. No queda nadie vivo del equipo de Jargo que sepa nada de ti para contradecirte. -Evan lo miró, pero la sonrisa de El Albañil era neutra-. El resto de la red no cuestionaría que fueses el heredero natural si les dijeses que tus padres y Jargo te entrenaron para el papel en caso de que muriesen. Tu conocimiento de la red y de sus finanzas será muy convincente. Y podemos darles a sus clientes, al menos a los más antipáticos, la información que queramos.
– O chantajearlos para que hagan lo que les pides -añadió Evan-. No soy el tío adecuado para este trabajo.
– Sí lo eres. -Al nuevo Albañil le faltaba el encanto de Bedford; en su lugar, hablaba con una tranquila arrogancia-. Evan. Hemos hecho una inversión considerable en ti. -Como burócrata que era, comenzó a nombrar los favores de la agencia-. Os trajimos hasta aquí, a las Fidji, os proporcionamos nombres nuevos; nos encargamos de los funerales de tu padre y de tu madre; le pagamos una gran suma de dinero a tu amigo El Turbio por la ayuda que te prestó para acabar con Jargo. Te hemos devuelto tu vida.
La vida que Evan había tenido se había desvanecido, pero dijo:
– Aprecio todo lo que habéis hecho. -No quería seguir hablando con este Albañil, esta sombra del hombre decente que había sido Bedford. Pero tenía curiosidad-. ¿Y los otros Deeps? ¿Los habéis localizado?
– Están bajo vigilancia. -Bajo vigilancia. No los habían arrestado. Quizá pudiesen ser útiles en su ignorancia, si Evan decía que sí a la propuesta de El Albañil. Éste sonrió con pereza-. Las próximas órdenes que reciban podrían venir de ti.
Evan dibujó una línea en la arena con el dedo del pie.
– Tienen vidas, como la que tenía mi familia, ¿verdad? ¿Hijos?
– Sí. Muchos hijos. Y si dejamos esa red en su sitio…, bueno, ninguno de sus hijos tendrá que sufrir.
El Albañil le sonrió a Evan, fingiendo que no estaba utilizando la culpabilidad para avergonzarlo por desaparecer en el mundo de las sombras.
Evan miró el mar. Contó hasta diez.
– Déjame que me lo piense. Déjame hablar con Carrie.
– En realidad sólo existe una respuesta, Evan.
El Albañil se aclaró la voz.
Evan le dio la espalda y se dirigió hacia el porche. Tenía la cabeza y el corazón llenos de dolor por sus padres; por una madre que había desafiado valientemente un peligroso secreto para salvarlo; por un padre intrépido que se había sacrificado por su hijo. Ahora mismo los necesitaba más que nunca, pero lo único que le habían dejado era su amor y su valentía.
Esperaba que esa valentía fuese suficiente para hacer lo que tenía que hacer. Para que su muerte no hubiese sido en vano.
El Albañil seguía en la playa, mirando la espuma de las olas, girándose para observarlos. Esperando una respuesta.
– ¿Qué es lo que quiere? -le preguntó Carrie susurrando.
Se lo dijo; ella se quedó pálida y se cubrió los ojos con la mano.
– Pero yo tomaré una decisión diferente a la de mi madre -dijo Evan- cuando tuvo que elegir cómo utilizar los archivos. Ella los utilizó como escudo. Yo los usaré como un ariete.
– ¿Cómo? Nunca nos dejarán en paz. Nos obligarán a ayudarles.
– Esto se acaba hoy. -Hizo una pausa-. Todavía tengo una copia de la lista que Navaja ocultó para mí.
Carrie apartó la mano de su cara.
Evan le dio la espalda a El Albañil y se apoyó en la barandilla del porche.
– Enviaremos los archivos a los medios de comunicación más importantes del mundo. -Era lo que su madre debería haber hecho. Lo que Gabriel debería haber hecho. Lo que la CIA debería haber hecho-. A mis padres no les funcionó lo de escapar. Vamos a tener las vidas que ellos querían que tuviésemos. No volveremos a mirar hacia atrás jamás. ¿Estás conmigo? -Intentaba sonreír-. ¿Quieres comprar una entrada?
Evan vio en la cara de Carrie el dolor y la pérdida que había sufrido.
– Es un riesgo, Evan.
– No, es una elección. -La agarró entre sus brazos y ella lo abrazó con todas sus fuerzas-. Y yo te elijo a ti.