Nota previa

De los diez relatos que componen este volumen, ocho se han publicado con anterioridad, alo largo de un periodo de quince años y de manera lo bastante dispersa y a veces oscura como para que no esté de más su reunión o recopilación aquí bajo el título del inédito «Mientras ellas duermen». Tampoco está de más detallar brevemente cómo y cuándo se publicaron, sobre todo teniendo en cuenta que uno de ellos, «La canción de Lord Rendall», exige una explicación que lleva implícita la disculpa.

«La dimisión de Santiesteban» apareció en el volumen Tres cuentos didácticos, de Félix de Azúa, Javier Marías y Vicente Molina Foix (Editorial La Gaya Ciencia, Barcelona, 1975).

«El espejo del mártir» apareció en mi libro El monarca del tiempo (Ediciones Alfaguara, Madrid, 1978).

«Portento, maldición» apareció asimismo en El monarca del tiempo (Ediciones Alfaguara, Madrid, 1978).

«El viaje de Isaac» se publicó en la revista Hiperión, n.° 1, «Los viajes» (Madrid, primavera de 1978).

«Gualta» apareció en el diario El País (Madrid y Barcelona, 25 y 26 de diciembre de 1986).

«La canción de Lord Rendall» se publicó en mi antología Cuentos únicos (Ediciones Siruela, Madrid, 1989) de forma apócrifa, es decir, atribuido al escritor inglés James Denham y supuestamente traducido por mí. Por ese motivo incluyo también aquí la nota biográfica que acompañó al cuento que fue de Denham, ya que alguno de los datos en ella aportados forma parte, tácitamente, del propio relato, que de otro modo estaría incompleto.

«Una noche de amor» apareció en El País Semanal (Madrid y Barcelona, 13 de agosto de 1989).

«Un epigrama de lealtad» se publicó en Revista de Occidente, números 98-99 (Madrid, julio-agosto de 1989).

«Mientras ellas duermen» y «Lo que dijo el mayordomo», finalmente, se publican aquí por vez primera, y quizá por eso me permito recomendar al lector impaciente que empiece en orden inverso.

Estos diez relatos no son la totalidad de cuantos recuerdo haber escrito, pero sí la mayoría. Algunos me parece aconsejable que aún permanezcan dispersos o en la oscuridad.


JM

Enero de 1990

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