Apuntes bibliográficos

La investigación de esta novela me tomó cuatro años de ávidas lecturas. No he llevado la cuenta de los libros de historia, obras de ficción y artículos que leí para empaparme de la época y los personajes porque la idea de agregar una bibliografía no surgió hasta el final. Cuando Gloria Gutiérrez, mi agente, leyó el manuscrito, me dijo que sin algunas referencias bibliográficas este relato parecería fruto de una imaginación patológica (de lo que me han acusado a menudo): muchos episodios de la vida de Inés Suárez y de la conquista de Chile le parecían increíbles y tenía que demostrarle que eran hechos históricos. Algunos de los libros que usé y que aún están apilados en la casucha donde escribo, al fondo de mi jardín, son los que siguen.

Al abordar la historia general de Chile tuve la suerte de disponer de dos obras clásicas: las Crónicas del reino de Chile (El Ferrocarril, 1865), de Pedro Mariño de Lovera y la fundamental Historia general de Chile (1884), de Diego Barros Arana, en cuyo primer volumen se relatan los episodios de la conquista. Mas actual es la Historia general de Chile (Planeta, Santiago de Chile, 2000), de Alfredo Jocelyn-Holt Letelier.

Sobre la conquista tuve en cuenta distintas obras, entre las que recuerdo el Estudio sobre la conquista de América (Universitaria, Santiago de Chile, 1992), de Néstor Meza, así como La era colonial (Nacimiento, Santiago de Chile, 1974), de Benjamín Vicuña Mackenna, un nombre muy unido a la historia e historiografía chilenas, y El imperio hispánico de América (Peuser, Buenos Aires, 1958), de C. H. Harina. Sobre el trasfondo histórico español consulté las historias de España de Miguel Ángel Artola (Alianza Editorial, Madrid, 1988; vol. 3) y Fernando García de Cortázar (Planeta, Barcelona, 2002), entre otras obras. En lo que se refiere a los conquistadores, algunos títulos de mi bibliografía son Conquistadores españoles del siglo XVI (Aguilar, Madrid, 1963), de Ricardo Majó Framis; Los últimos conquistadores (2001) y Diego de Almagro (3ª edición, 2001), de Gerardo Larraín Valdés, y Pedro de Valdivia, capitán conquistado (Instituto de Cultura Hispánica, Madrid, 1961), de Santiago del Campo.

El universo mapuche cuenta con una importante bibliografía, de la que entresaco la clásica Los araucanos (Universitaria, Santiago, 1914), de Edmond Reuel Smith, y las mas modernas Mapuche, gente de la Tierra (Sudamericana, Buenos Aires, 2000), de Malú Sierra; Historia de los antiguos mapuche del sur (Catalonia, Barcelona, 2003), de José Bengoa y, en un plano más especializado, Folklore médico chileno (Nacimiento, Santiago de Chile, 1981), de Oreste Plath.

Entre mis lecturas no podían faltar dos excelentes novelas históricas: Butamalón (Anaya-Mario Muchnik, Madrid, 1994), de Eduardo Labarca, y Ay, mamá Inés (Andrés Bello, Santiago de Chile, 1993), de Jorge Guzmán, la única novela, que conozca, sobre mi protagonista.

Por último, una mención especial para dos obras de la época en que transcurre mi libro: La Araucana (1578), de Alonso de Ercilla, de la que existen innumerables ediciones (yo manejé la de Santillana), incluida la bellísima de 1842 de la que se han extraído las ilustraciones de esta obra, y las Cartas de Pedro de Valdivia, entre cuyas ediciones hay dos notables: la española de la editorial Lumen y la Junta de Extremadura (1991), a cargo del chileno Miguel Rojas Mix, y la chilena de 1998, de la compañía minera Doña Inés de Collahuasi.

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