Romina y Juani llegan a la plaza una noche. Ya no son chicos, pero siguen yendo a la plaza. Allí se conocieron. Se sacan los rollers. De la mochila sacan la cerveza. Dos botellas de medio litro cada uno. O tres. A veces la de litro. Lo que consigan. Toman. Se ríen. Pasa un guardia. Lo saludan. Esperan que pase. Toman más cerveza. Se ríen. "¿Empezamos?", dice ella. "Dale", dice Juani. Romina busca una rama, gruesa, que sirva de lápiz. Dibuja en la arena una línea con curvas y contracurvas. "Una víbora", dice Juani. "No soy tan obvia." "Un fideo tirabuzón", dice él. Ella se ríe. "No, boludo." "La rama de un sauce llorón eléctrico." "No." "Un resorte." "No, dale, pone un poco de onda." Juani piensa, la mira. Se queda mirándola. "Tu pelo, no, tu pelo es lacio", se lo toca. Deja su mano sobre el pelo de ella. "Me rindo", dice él. "¿Qué es?" "Lo que tengo dentro del estómago; no sé cómo se llama, pero es así", dice Romina y vuelve a trazar la línea serpenteante sobre la arena. Se miran. Toman cerveza. Se miran mientras toman cerveza. Juani se acerca y la besa. La boca de Romina tiene todavía el sabor de la bebida. Ella le acaricia la cara. "Nosotros somos amigos", dice ella. "Amigos", dice él. "No quiero ser como ellos", dice Romina. "No sos como ellos." "Tengo miedo de que si dejamos de ser amigos…, ¿entendés?" "Sí", dice él. "Ahora te toca a vos", dice ella y le da la rama. Él dibuja un círculo y dentro del círculo dos puntos. "Un botón." "No." "La nariz de un chancho", grita ella segura de que acertó. "Ni ahí." Romina observa el dibujo desde distintos ángulos. "¿Un enchufe?" "Perdiste." Ella espera una explicación. "Somos nosotros dos", dice Juani señalando los dos puntos, "detrás de la pared". "¿Detrás o frente a la pared?", dice ella. "Es lo mismo." "No, no es lo mismo, ¿viste ese dibujo que te muestran y tenés que decir si ves una mujer vieja o una mujer joven?" "Sí, yo vi la joven", dice él. "La pared de La Cascada es lo mismo", dice Romina y recorre el círculo con la rama. "Uno puede mirar lo que la circunferencia deja adentro o puede mirar lo que deja afuera, ¿entendés?" "No." "¿Cuál es el adentro y el afuera?" Juani la escucha, pero no dice nada. "¿Nos encerramos nosotros, o encerramos a los de afuera para que no puedan entrar? Como lo cóncavo y lo convexo." "¿De qué hablas, borracha?", Juani la empuja con su botella casi vacía. Romina se ríe. Toma cerveza. "Sos muy bestia, Juano. Una cuchara, ¿no viste una cuchara?", pregunta y muestra su mano imitando la forma de la cuchara en el aire, "¿una cuchara es cóncava o convexa?" Juani se ríe, se le cae la cerveza de la boca. "No tengo la más puta idea…" "Depende de qué lugar la mires", aclara ella, y señalando palma y dorso de la mano dice: "cóncavo… convexo". Juani dice: "Ah…", y se ríe porque no entendió. Ella también se ríe, vacía una botella en su boca y la tira a un costado. Borra la circunferencia con la palma de la mano, se para y va a hamacarse. Juani la sigue y se hamaca junto a ella. Cada vez más alto. Se ríen. Sus pies descalzos se elevan sobre sus cabezas. Se miran cada vez que llegan arriba. Miden quién llega más alto. Un poco más alto todavía. Juani dice: "Ahí voy", y se tira. Cae y se levanta. La espera sobre la arena. Romina se hamaca una vez más. Se tira también. Cae en la arena de rodillas junto a él. Cae sobre una botella de cerveza vacía. La botella se parte. Romina grita. La sangre empieza a salir y se mezcla con la arena. La arena se mezcla con la sangre. Juani no sabe qué hacer. Los dos tienen miedo. El la levanta sobre su hombro. Abraza sus muslos con fuerza y siente la sangre de Romina sobre su pecho. Romina grita y llora. Se abraza al cuello de Juani, la cabeza colgando sobre su espalda, su pelo negro bamboleándose mientras él corre cargándola. Corre descalzo. Busca ayuda tan rápido como puede. Siente su camisa tibia y húmeda pegada al pecho. Sigue corriendo. Empieza a quedarse sin aire. Se agita. Aminora la marcha y se da cuenta de que no sabe hacia dónde está yendo.