Cualquier escritor sabe que sus libros sólo parcialmente son producto de sus esfuerzos. Las novelas reciben la influencia de nuestros seres queridos y de nuestros amigos, a veces de forma directa, a veces de maneras más sutiles pero no menos importantes. Me gustaría expresar mi gratitud a las personas que me ayudaron a escribir este libro: a Madelyn Warcholik por hacer que mis personajes sean fieles a sí mismos, por preocuparse de que mis tramas no aceleren tanto que se salgan de la carretera y por constituir una fuente ilimitada de inspiración. A los editores David Rosenthal, Marysue Rucci y Carolyn Mays por hacer todo el trabajo duro con brillantez y sin inmutarse. A mi agente Deborah Scheider por ser la mejor en su tarea. Y a mi hermana y co-autora, Julie Reece Deaver, por estar todo el tiempo a mi lado.