Siento no poder citar aquí a todos los que me han ayudado durante esta larga investigación, en Italia y en la India, porque prefieren permanecer en el anonimato. De todo corazón, gracias por la información proporcionada sin la que no hubiera podido escribir este libro.
Quiero especialmente expresar mi profunda gratitud a mi mujer Sita por su apoyo, su compañía y su buen humor durante los viajes de investigación y los largos meses de escritura.
Sin el eficaz y valioso acompañamiento de mi editora Elena Ramírez durante todo el proceso de elaboración, y sin su entusiasmo, esta aventura hubiera sido mucho más ardua. A ti, Elena, mi más sentido agradecimiento, como a todo el equipo de Seix Barral y del grupo Planeta que ha participado en la confección del libro.
Gracias a Dominique Lapierre, que siempre creyó en esta historia y me animó a escribirla, contándome de paso sus anécdotas con Indira Gandhi que solía recibirle en sus viajes a la India.
Todo mi reconocimiento a Michelguglielmo Torri, catedrático de Historia moderna y contemporánea de Asia de la universidad de Turín, eminente especialista y enamorado de la India, por sus consejos su ayuda y su generosidad a la hora de invertir su preciado tiempo en disipar mis dudas yen corregir el texto.
Gracias también a Eva Borreguero; Álvaro Enterría por sus minuciosas y perspicaces correcciones; a Bernadette Lapierre, a Christian y Patricia Boyer.
En la India, tengo un recuerdo especial para Kamal Pareek, que nos dejó en septiembre de 2007. Echaré siempre mucho de menos sus explicaciones, su disponibilidad, su manera de contarme las cosas indias difíciles de entender para un occidental, y sobre todo el placer de su amistad.
Mi reconocimiento a Ashwini Kumar por contarme sus anécdotas sobre la época en la que gobernaba Indira Gandhi y proporcionarme valiosos contactos, así como al Major Dalbir Singh, secretario nacional de All India Congress Committee. Tampoco olvido a Maní Shankar Aiyar, compañero de Rajiv Gandhi y ministro en el actual gobierno, ni a su sobrina Pallavi Aiyar y su marido Julio Arias.
Gracias también a nuestros viejos amigos Prancis Wacziarg y Aman Nath por estar siempre allí.
Y a Christian van Stieglitz por haber compartido tan generosamente conmigo sus recuerdos de Rajiv y Sonia, así como a Josto Maffeo por contarme tan detenidamente la vida en Orbassano.
Gracias también a Alex Ehrlich, Farah Khan, Josefina Young y Nello del Gatto por su ayuda, su compañía y su hospitalidad. A Suman Dubey también, por hacer de mensajero. Y a Andrés Trapiello y Laura Garrido.
Por último, quiero agradecer a Susana Garcés y a la compañía aérea KLM su continuo apoyo y colaboración.