Jerusalén apareció en dos volúmenes por separado, en el primero, Jerusalén. En Dalecarlia, de 1901, se cuenta el trasfondo de ese éxodo a través de tres generaciones de Ingmarssons. El éxito de esa primera entrega fue rotundo, la elogiaron incluso aquellos que se habían mostrado contrarios cuando, diez años antes, con la carnavalesca Saga de Gösta Berling, el debut literario más sonado de la historia de Suecia, Selma Lagerlöf derrocó el realismo. El segundo tomo, Jerusalén. En Tierra Santa, apareció en 1902, y se tradujo a siete lenguas simultáneamente a su publicación en Suecia. Jerusalén II transcurre mayoritariamente en la antigua Palestina, donde tenemos ocasión de seguir los avatares de Karin Ingmarsson y el resto de los emigrantes. La recepción de la segunda parte fue más tibia y Selma Lagerlöf enseguida se puso a pensar en cómo mejorarla. Así, aprovechando una edición popular de sus obras completas en 1909, la modificó sustancialmente. La comparación de las versiones da por resultado dos relatos harto diferentes. Aparte de algunas grandes mejoras desde el punto de vista narrativo, como es la eliminación del primer capítulo, muy farragoso, y de algún personaje, lo que distingue la segunda versión de la primera es sobre todo el tono; la versión revisada introduce un pragmatismo moral del tipo «no hay mal que por bien no venga» del que carecía la versión de 1902, en la que las fuerzas destructivas del cambio son algo más gratuito y oscuro. Hay quienes sostienen que el nuevo tono de la obra se debería a un hecho decisivo en la vida de Selma Lagerlöf: en 1907 está ya en condiciones económicas de recuperar su Mårbacka natal, la finca familiar que se había ido a la ruina en manos de su padre y que tras la muerte de éste, su madre se había visto obligada a malvender. Mårbacka, con todo lo que representa de infancia idealizada y de pérdida traumática, constituye uno de los ejes del universo poético lagerlöfiano. En 1908 comenzaron las reformas de la deteriorada finca y gran parte del premio Nobel que recibió en 1909 fue invertido en intentar realizar los sueños del padre difunto, es decir, convertir la propiedad en una rentable finca agrícola. A partir de 1910, Selma Lagerlöf viviría permanentemente en Mårbacka, cubriendo con los cuantiosos ingresos que le brindaba la literatura el déficit constante de sus actividades agrícolas.
Cuando al inicio de mi trabajo descubrí la existencia de las distintas versiones pensé que tal vez me encontraba ante un dilema: ¿qué versión seguir? Hay quien prefiere la primera versión, a pesar de algunos capítulos menos logrados. ¿Tiene un traductor derecho a elegir entre ellas? Pronto decidí que no, Selma Lagerlöf murió en 1940, es decir, treinta y un años después de hacer esos cambios, y a mi entender, eso obliga a considerar la última versión como la buena y definitiva. Así pues, el texto que he seguido es la versión de 1909 y no la de la primera edición.