42. AGUA CLARA DEL CAMINO

Lo que vendrá. El viento entre los árboles. Todo es proyección de un muchacho desamparado. Camina solo por una carretera comarcal. La boca se mueve. Vi a un grupo de gente que abría la boca sin poder hablar. La lluvia se cuela entre las agujas de los pinos. Alguien corre por el bosque. No puedes ver su rostro. Sólo la espalda. Pura violencia. (En esta escena aparece el autor con las manos en las caderas observando algo que queda fuera de la pantalla.) El viento y la lluvia entre los árboles, como una cortina de locos. Similar a un fantasma en una playa desierta: el viento mueve, levanta el pijama, lo aleja por la arena hasta hacerlo desaparecer en medio de un ataque de asma o de un largo bostezo. «Como un cohete abierto en canal»… «El modo poético de decir que ya no amas los callejones iluminados por coches patrulla»… «La melódica voz del sargento hablando con acento gallego»… «Chicos de tu edad que se conformarían con tan poco»… «Es una pena»… «Existe una especie de danza que se transforma en labios»… «Los labios modulan frases silenciosas»… Pozos de agua clara en el camino. Viste a un tipo tirado entre los árboles y seguiste corriendo. Las primeras moras silvestres de la temporada. Como los ojitos de la emoción que salía a tu encuentro.

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