Existen poco más de ochocientos millones de hwarhath. La mayoría de ellos se encuentran en el sistema natal y en el planeta de origen, la Hoguera del Pueblo, pero hay hwarhath —casi todos del sexo masculino— en decenas de lunas y planetas que no pertenecen al sistema natal, en cientos de estaciones situadas en la inmensidad del espacio y en miles de naves.
Los miembros del Pueblo pueden seleccionar el esperma para decidir el sexo de sus hijos. Antes de su primer encuentro con la humanidad, producían muchas más niñas que niños. La especie tenía un sesenta y cinco por ciento de miembros femeninos, y el Pueblo aspiraba a una proporción del setenta y cinco contra el veinticinco por ciento.
En cuanto encontraron la primera nave humana, empezaron a producir más varones. En la actualidad, la especie es un sesenta por ciento femenina. La proporción será de un cincuenta por ciento en la próxima generación. Según cómo se desarrollen los acontecimientos, el porcentaje de hombres puede seguir aumentando.
La razón de esto debería ser evidente. Las mujeres son más útiles en el planeta natal y en tiempos de paz. Los hombres son más útiles para la exploración espacial y en tiempos de guerra. Al Pueblo le llevó más de un siglo encontrar a la humanidad, y había empezado a perder la esperanza de encontrar otra especie inteligente con la que luchar. La única forma de enfrentarse al problema de la falta de guerras era producir menos hombres.
Casi no hay mujeres fuera del sistema natal y la abrumadora mayoría de la población femenina vive en el Mundo de la Hoguera propiamente dicho. Casi todos los hombres adultos se encuentran en el espacio, o en asentamientos fuera del mundo natal.
Todos los hombres adultos pertenecen a las fuerzas armadas hwarhath. Ingresan al cumplir los veinte años y permanecen en ellas hasta el momento del retiro, que suele ser a los ochenta. Todos están entrenados para la guerra, pero sólo una minoría de ellos son asesinos-de-otros que actúan como profesionales a tiempo completo. Los demás exploran, extraen minerales, construyen, se dedican a la agricultura, investigan, trasladan mercancías de una estación a otra, hacen trabajos de alfarería, se dedican al teatro, etcétera.
La sociedad masculina se organiza siguiendo una jerarquía militar. En la cima (o el frente) se encuentran los primeros defensores: veinte principales que son algo así como los jefes conjuntos del personal. Los hwarhath no tienen un solo comandante. Los principales tienen diferentes habilidades y áreas de competencia. Cada principal tiene su dominio en diferentes momentos, según sus competencias y habilidades.
La sociedad femenina está organizada en torno a los linajes, que son familias ampliadas sumamente grandes. Existen menos de cien mil linajes. El más grande es una enorme anomalía de ciento veinte mil miembros. Unas cuantas familias tienen menos de mil miembros. Son demasiado pequeñas para ser importantes, y lo más sensato para ellas sería unirse a otro linaje. Pero algunas familias no soportan que su nombre deje de existir. La mayoría de los linajes poseen entre dos y veinte mil miembros. Los linajes están relacionados por el entrecruzamiento y por las alianzas políticas que con frecuencia tienen siglos de antigüedad. Una de las funciones principales del entrecruzamiento consiste en formar nuevas alianzas o fortalecer las antiguas. Algunas familias han estado entrecruzándose durante tanto tiempo que se consideran mutuamente (más o menos) primas.
Los Ettin, por ejemplo, intercambian material genético regularmente con sus vecinos. Están especialmente unidos a los Gwa, los Hwa, los Hattali, los Hu y los Tesh. Con el correr del tiempo, los límites físicos entre linajes tan estrechamente unidos son poco claros. Cada uno se traslada al territorio del otro y comparten (al menos en cierta medida) sus recursos. En la Tierra de Ettin viven muchas personas que no llevan el apellido Ettin, pero que están ligadas a Ettin por siglos de entrecruzamiento, y todos saben exactamente cuál es su relación.
Entre los miembros del Pueblo, la tierra es propiedad de las familias, no de los individuos. Suelen controlar la industria linajes específicos, pero el comercio está en manos de coaliciones de familias, por razones evidentes: un linaje no puede controlar ambos extremos de una ruta comercial, y una ruta extensa atravesará tierras que se encuentran en manos de muchas familias diferentes.
La unidad política básica es el linaje. Los partidos políticos son coaliciones de linajes. Las alianzas de linajes son la base para casi todos los gobiernos regionales.
Sólo hay una excepción: las grandes ciudades. En éstas hay demasiadas personas distintas. No puede dominar un solo linaje ni una alianza de linajes. Las ciudades son independientes de cualquier linaje y las gobiernan los consejos elegidos por sus habitantes adultos: una persona, un voto. Hay partidos políticos urbanos. En algunos casos, éstos dependen del linaje, pero a menudo dependen de vecindarios, grupos de interés e incluso teorías políticas y económicas.
Cada una de las tres ciudades más grandes tiene su propia representación en el Tejido. Las ciudades más pequeñas han formado alianzas, que eligen representantes ante el Tejido.
El órgano dirigente del gobierno mundial recibe el nombre de Tejido (que es también el nombre de todo el gobierno) o Reunión del Pueblo. Es un órgano legislativo con un millar de miembros; cada uno representa una región y/o grupo de linajes. Hay nueve miembros en representación de las ciudades. (Forman un grupo llamado Los Diez Menos Uno, que es casi siempre radical, aunque los humanos tendrían dificultades para decidir si se inclina a la izquierda o a la derecha.)
Los linajes se diferencian en la forma de elegir a sus representantes y en la forma en que administran sus asuntos internos. Algunos son rigurosamente democráticos. Otros suelen elegir a sus líderes entre ramas genéticas específicas, conocidas por producir buenos políticos y administradores. Unos cuantos tienen gobernantes que heredan el cargo. En teoría, los Ettin son demócratas, pero la subfamilia particular de Ettin Gwarha ha dominado durante varias generaciones y probablemente siga haciéndolo hasta que cometa un error grave, o hasta que Ettin olvide lo impresionante que era Ettin Petali.