El planeta nativo del Pueblo tiene un período de rotación de diez ikun o 23,1 horas.
Un ikun = 100 ha-ikun.
Un ikun = 2,31 horas.
Un ha-ikun = 1,386 minutos.
Un minuto = 0,7215 ha-ikun.
15 minutos = aproximadamente 10 ha-ikun.
Un año hwarhath — 402,2 días hwarhath.
El año se divide en diez unidades de cuarenta días cada una, con dos días de más, que son días fantasma y no aparecen en el calendario. En tales días no se hacen negocios, a menos que sea absolutamente esencial y no puedan postergarse. Se considera especialmente negativo realizar cualquier acto violento u hostil. Las guerras se interrumpen. Los piadosos asisten a ceremonias religiosas. Los emprendedores hacen cosas que no harían normalmente (las paces con un enemigo, avances sexuales con alguien a quien temían acercarse). Los supersticiosos no hacen absolutamente nada.
Los hwarhath programan las inseminaciones de manera tal que ningún niño nazca en un día fantasma. Se cree que una persona nacida en un día fantasma no pertenecerá totalmente a este mundo. Un niño fantasma puede ser una fuerza para el bien o para el mal. Sea lo que fuere, no será corriente.
Cada cinco años hay un día fantasma complementario.
En el perímetro, el día se divide en quintos. Cada quinto = 4.62 horas.
Un quinto se dedica a labores de utilidad social inmediata; por ejemplo, el trabajo.
Un quinto se dedica a actividades que aumentan la utilidad social de cada uno: el estudio en el área de competencia de cada cual, la adquisición y perfeccionamiento de habilidades.
Un quinto se dedica a actividades de mejora individual: el ejercicio, la meditación, la asistencia al teatro, la adquisición de conocimientos ajenos al trabajo de cada uno.
Un quinto es tiempo libre.
Un quinto se dedica al sueño.
La mayoría de los hwarhath necesitan más de cinco horas de sueño, de modo que el tiempo libre suele quedar reducido.
La única parte del día formalmente programada es la dedicada a los turnos de trabajo, pero los hwarhath registran las entradas y las salidas cuando cambian de actividad y los ordenadores controlan el tiempo que cada individuo pasa en el gimnasio, en el teatro, utilizando programas de aprendizaje, y así sucesivamente. Cualquiera que se comporte de forma visiblemente inusual recibirá la advertencia de un oficial superior.
Las mujeres hwarhath no programan su vida con tanta precisión. Hay que recordar que viven en la superficie del planeta natal. Tienen que tener en cuenta las estaciones y la longitud cambiante de los días que, en vez de artificiales, son reales, así como también los caprichos del clima y de los niños.