Epílogo

A finales de junio, justo seis meses después de la última explosión, Beata Ekesjö fue condenada por el tribunal de Estocolmo por tres asesinatos, cuatro intentos de asesinato, daños, destrozos, secuestro, robo y conducción ilegal. No pronunció ni una palabra durante todo el juicio.

La sentencia significaba reclusión en un psiquiátrico con especial prueba de evaluación de su estado mental. Esta no fue apelada y se declaró firme tres semanas después.

Casi nadie reparó en ello, pero durante las cinco semanas que duró el juicio la acusada siempre llevó la misma joya.

Era un antiguo broche barato de granates y oro plateado.


El artículo de cómo la ingeniero Beata Ekesjö se convirtió en la asesina en serie «el Dinamitero», nunca fue publicado.

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