Felicidad

En lo profundo del bosque, pasado el granero y las hormigas, estaba el Långtjärn. En mi tierna infancia vino a significar el fin del mundo, probablemente porque el mundo de los mayores acababa ahí. Con frecuencia oía hablar de él como del simbólico punto final, y yo me imaginaba el lago como un agujero de oscuridad y terror sin fondo.

El día que por fin tuve permiso para ir allí por mi cuenta desaparecieron todos esos pensamientos. El Långtjärn era un lugar absolutamente maravilloso. La pequeña laguna estaba excavada en el bosque virgen, tenía apenas un kilómetro de largo, unos doscientos metros de ancho, aguas relucientes y playas cubiertas de hojas de pinos. Tuve una sensación de virginidad y amanecer: así era el mundo antes de que los seres humanos aparecieran.

Hubo una época en la que el lago albergó muchos peces, y justo en la desembocadura había una pequeña cabaña de madera medio derruida entre los pinos. Fue utilizada como cabaña de caza y pesca y estaba sorprendente y ambiciosamente construida. Tenía una sola habitación, con una chimenea al fondo, suelo acuchillado y una pequeña ventana que daba al agua. El mobiliario se componía de dos tarimas sujetas a la pared, dos toscos escabeles y una pequeña mesa.

Cuando hoy lo recuerdo, pienso que los mejores momentos de mi vida los he pasado en esta pequeña cabaña. Con largos intervalos de tiempo he regresado a la paz junto al agua. Su superficie y resplandor ha cambiado con los años, el comportamiento humano ha dejado sus huellas. Los árboles que había a lo largo del camino hasta la laguna han sido cortados, pero los han dejado junto al agua. Yo he encendido un fuego en la chimenea, he mirado sobre la superficie y he sentido una total armonía.

Es posible que este razonamiento parezca una provocación y se interprete como ingratitud y despreocupación, pero nada sería más erróneo. Estoy muy contenta del éxito que he disfrutado y de los resultados alcanzados, pero no hay que confundirlos con la felicidad. La obsesión de la sociedad por el éxito y el éxtasis es lo opuesto a la auténtica felicidad. Todo el mundo se ha vuelto drogadicto de la felicidad. Estar permanentemente aspirando a más, más alto y más lejos nunca nos hará sentirnos satisfechos con la vida.

En realidad el éxito y la riqueza son mucho menos interesantes que el fracaso y la miseria. El verdadero éxito produce una sensación cuyo júbilo roza lo erótico, una explosión banal hacia las estrellas. Un soberbio fracaso tiene muchas más tonalidades y profundidad. Provoca un análisis y una reflexión, enfoca el interior en lugar de lo sublime y conduce, al fin, a una vida más digna. La opulencia crea en el mejor de los casos tolerancia y generosidad, pero con frecuencia envidia y falta de compromiso.

El secreto de ser feliz en la vida reside en estar satisfecho con lo que uno tiene, dejar de trepar y encontrar la paz.

Por desgracia yo lo he hecho pocas veces, excepto en la cabaña, junto al lago.

Загрузка...