EPÍLOGO

«Parece que la guerra se reaviva en Flandes, y los más oficiales y soldados que estaban en Madrid han tomado resolución de partirse a los ejércitos, viendo el poco despacho que aquí se hace, y la ocasión que allí hay de botines y beneficios. Cuatro días ha que fuese el Tercio Viejo de Cartagena con sus cajas y banderas; que como sin duda sabe vuestra merced, fue reformado después de aquel terrible diezmo que hubo hace dos años en la jornada de Fleurus. Casi toda es gente veterana, y se esperan grandes sucesos en las provincias rebeldes.

A otro propósito, ayer lunes fue muerto de modo misterioso el capellán de las adoratrices benitas, padre Juan Coroado. Era este sacerdote de conocida familia portuguesa, buen mozo, de gallarda planta y reconocida parola en el púlpito. Parece que estando a la puerta de su parroquia se le llegó un hombre joven embozado, y sin mediar palabra pasólo departe a parte con un estoque. Murmuran de galanteos, o venganzas. El matador no fue hallado.»


(De los Avisos de José Pellicer)


EXTRACTOS DE LAS FLORES DE POESÍA DE VARIOS INGENIOS DE ESTA CORTE.

IMPRESO DEL SIGLO XVII SIN PIE DE IMPRENTA


Conservado en la Sección «Condado de Guadalmedina» del Archivo y Biblioteca de los Duques del Nuevo Extremo (Sevilla).


DEL LICENCIADO SALVADOR CORTÉS Y CAMPOAMOR

AL CAPITAN ALATRISTE


Soneto

Cronistas y poetas, y hasta Homero

De ti, soldado, la memoria canten,

Porque tus enemigos aún se espanten

Al recordar el brillo de tu acero.

Bredá y Ostende, Mástríque y Amberes

Teatro son de tus heroicas gestas.

Donde hubiste las armas siempre prestas

Por cumplir con tu Rey y tus deberes.

Luteranos, flamencos insurretos,

Turcos, leopardos de la Inglaterra

Probaron de tu brío los efectos.

Proclamen, pues, los cielos y la tierra

Los lances y los fechos circunspectos

De Alatriste, ¡¡el rayo de la guerra!

DEL CONDE DE GUADALMEDINA

A CIERTO CLÉRIGO SOLICITANTE MUY APLAUDIDO EN LA CORTE


Décima

A vos, que no reverendo,

Sino verriondo padre,

No hay beata que no os cuadre

Y a que no os holguéis jodiendo;

Vuestro hisopo, a lo que entiendo,

Debe de hallarse escocido

De andar por doquiera hundido

Y de ir de continuo arrecho,

Pues no hay coño, por estrecho,

Al que no haya bendecido.

DEL BENEFICIADO VILLASECA

CONTRA EL TENIENTE DE ALGUACILES MARTÍN SALDAÑA


Décima

A fe mía, seor Saldaña,

Que, aunque a paso vas de buey

Si te reclama la ley

A deshacer la maraña

De un mal lance, no me extraña,

Pues con tu frente la aclaras,

La rapidez con que paras

En teniente concejil,

Porque un buey hecho alguacil

Por fuerza ha de tomar varas.

ATRIBUIDO A DON FRANCISCO DE QUEVEDO

PONDERA EN LAS MOCEDADES

LA NECESIDAD DE LA PRUDENCIA


Soneto

Feliz de piedra el alto muro escala

El que en lozana juventud se fía,

Pues con sus ansias mide la porfía

Y al mayor riesgo su valor iguala,

Más temerario quiere alzar el ala

E Ícaro nuevo, al sol con osadía

Se acerca y da consigo en la onda fría,

Donde la vida a fuer de audaz exhala.

Natural es que el pecho hidalgo empeñe

En alta meta afanes animosos

Y que su sangre moza a tal le aliente.

Más que este grave emblema nos enseñe

Que han de guardar el juicio los briosos,

Pues no quita lo cuerdo lo valiente.

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