Agradecimientos

No hace falta repetir, una vez más, que mi primera deuda es con Arthur Conan Doyle. Sin él, y sin el personaje fascinante que creó, ninguna de estas novelas habría existido.

Con Luis Corte estoy en deuda por muchas cosas. No sólo por su excelente edición portuguesa de Sherlock Holmes y la sabiduría de los muertos, sino por habernos servido de improvisado cicerone el último día de nuestra estancia en Lisboa. Gracias a él descubrí la Boca do Inferno, y supe del suicidio fingido de Aleister Crowley que tuvo ese fascinante lugar como escenario y en el que participó el poeta Fernando Pessoa. Fueron la visita a ese lugar y la historia tras él los que actuaron como detonantes de esta novela. Espero que me perdone la pequeña licencia de usar como título de un capítulo "La sombra sobre Lisboa", que es como se llama la antología de narraciones lovecraftianas ambientadas en la capital portuguesa que Luis ha editado.

Felicidad Martínez y Marisa Cuesta fueron mis primeras lectoras.

Y Luis G. Prado fue de nuevo mi editor. Le agradezco su paciencia y me disculpo por haberlo hecho esperar más de lo debido mi tercera novela holmesiana. Y, sobre todo, por no haberle entregado la tercera novela holmesiana que él esperaba. Ya decía John Lennon que «life is what happens to you when you are busy making other plans» y poco suponía yo que iba a interrumpir la escritura de Sherlock Holmes y el heredero de nadie con la historia del detective y la Boca del Infierno. Pero estas cosas pasan y supongo que ha sido para bien, pues las tres novelas con las que Luis contaba se han convertido en cuatro, así que ha salido ganando con el cambio.

Espero que vosotros también lo veáis así.


Rodolfo Martínez Gijón,

noviembre de 2006 – marzo de 2007

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