Como siempre, quiero agradecer a mi esposa, Cathy, por su apoyo durante la escritura de la novela. Todo aquello que logro hacer se lo debo a ella. También a mis hijos: Miles, Ryan, Landon, Lexie y Savannah. ¿Qué puedo decir al respecto? Cada nacimiento de uno de vosotros ha sido para mí una bendición, y estoy muy orgulloso de los cinco.
A Theresa Park, mi agente, por toda su ayuda. Enhorabuena por tu nueva agencia, Park Literary Group (por todos los escritores noveles que ésta acoja). Es un honor para mí poderte llamar mi amiga. A Jaime Raab, mi editor, no sólo por cómo edita mis novelas, sino sobre todo por la confianza que deposita en mí. No sé cómo habría acabado mi carrera profesional sin ti, y te agradezco tu generosidad y amabilidad.
A Larry Kirshbaum y Maureen Egen, amigos y colegas, por concederme el privilegio de trabajar a su lado. Sencillamente son los mejores en aquello que hacen. A Denise DiNovi, tanto por las adaptaciones cinematográficas que ha realizado de mis novelas, como por todas esas oportunas llamadas telefónicas que han iluminado mis días. También a Howie Sanders y Dave Park, mis agentes en UTA, y Richard Green, de CAA. A Lynn Harris y Mark Johnson, quienes ayudaron a hacer de El diario de Noa la maravillosa película que es, por no haber perdido nunca la fe en la novela. Y muy especialmente a Francis Greenburger. Él sabe por qué…, y le debo una.
Y para acabar, gracias a todas aquellas personas que trabajan entre bambalinas y que han acabado siendo como de la familia: Emi Battaglia, Edna Farley y Jennifer Romanello, del departamento de publicidad; Flag, que ha vuelto a hacer una estupenda portada; Scout Schwimer, mi abogado; Harvey-Jane Kowal, Shannon O'Keefe, Julie Barer y Meter McGuigan. Soy un afortunado por poder trabajar con unas personas tan maravillosas.