Un amigo comentó con Julio Ribeiro: "Es más complicado organizar una escola do samba que la General Motors. Son cinco mil personas, que asisten puntualmente a los ensayos, aprenden de memoria la letra de sambas complicadísimas, conciben escenografías de Hollywood, confeccionan miles de adornos, organizan a decenas de costureras. Obedecen ciegamente la orden de los fiscales, llegan sin atraso a la concentración, ayudan a empujar los coches alegóricos. Ahí, samban por apenas una hora, y luego lloran si la escuela pierde. "¿Cómo llegan a la precisión de reloj suizo?"
Nadie decía nada. Y mi amigo respondió a su propia pregunta: "Porque todos quieren una misma cosa, en este caso, desfilar bien. Cuando se han unido en torno a un mismo objetivo, no hay obstáculo que perturbe".