Yo siempre quise conocer a la mujer que, en la noche de la Masacre de Candelaria, surgió como Angel de la Guarda de los niños de la calle.
Durante una cena, alguien me presentó: "Esta es Ivonne". Yo saludé formalmente a la recién llegada, y continué conversando con mis amigos. Ella, sin comentarios, se apartó. Cuando íbamos saliendo de la fiesta, mi mujer comentó: "entonces, ¿te gustó conocer a la mujer que tanto admiras?" Y me di cuenta de mi error.
En ese mismo momento, la busqué entre los invitados, e Ivonne Bezerra de Mello se quedó sabiendo de mi admiración por su resistencia y coraje.
Mas, al volver a casa, pensaba: ¿cuantas veces en mi vida estuve delante de algo que era importante para mí y no lo percibí?