Nuevamente, mi más sentido agradecimiento a cuantos contribuyeron a guiar esta novela desde los patucos hasta los pasos con tacones. A Serafina Clarke, Jennifer Luithlen, Brie Burkeman y Peter Robinson; a Francesca Liversidge, mi fabulosa editora; a Claire Ward por el fantástico diseño de cubierta; a Louise Page-Lund, mi extraordinaria publicista, y a todos los amigos de Transworld en Londres. También quiero dar las gracias a Laura Grandi, de Milán, así como a Jennifer Brehl, Lisa Gallagher y a los que trabajan en Harper Collins de Nueva York. Asimismo, vaya mi gratitud a Anne Riley mi representante; a Mark Richards por ocuparse del sitio web; a Kevin por encargarse de todo; a Anouchka por las enchiladas y por Kill Bill; a Joolz, la malvada tía de Anouchka, y a Christopher, nuestro hombre en Londres. Deseo manifestar mi especial agradecimiento a Martin Myers, el superrepresentante que estas navidades salvó mi cordura, y a los leales representantes, libreros, bibliotecarios y lectores que garantizan que mis libros continúen en las estanterías.