XVI

Se levanta justo antes del alba, en una maravillosa y brumosa calma. La hospitalidad de los Cameron ha sido maravillosa pero debe marcharse. Garabatea una nota de agradecimiento y la desliza debajo de la puerta de su dormitorio. Tratemos de volver a reunimos algún día. En algún sitio. De algún modo. Querían que fuese su hués­ped durante un par de semanas; pero no, se siente un poco intruso aquí y, de todos modos, el universo le aguar­da. Tiene que irse. Lo que importa es el viaje, no la llegada, porque ¿acaso hay algo más que viajes? La parti­da es inesperadamente dolorosa, pero él sabe que esa sensación pasará. Cierra los ojos. Levanta las amarras. Se entrega a su sublime inquietud. Adelante, adelante. Adiós, Elizabeth. Adiós, Chris. Volveremos a vernos. Adelante.

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