Nota del autor

El 29 de octubre de 1998, el astronauta español Pedro Duque vio cumplido el sueño de su vida. Ese día despegó junto al legendario John Glenn en el trasbordador Discovery de la NASA, en su misión STS-95 para un viaje espacial de 8 días, 22 horas y 4 minutos. El astronauta tenía derecho a llevarse algunos fetiches. Uno de los escogidos fue una hormiga conservada en ámbar, una Technomyrmex caritatis de treinta y cinco millones de años perteneciente a la colección del Museo de la Ciencia de Barcelona. El 29 de abril la hormiga astronauta regresó al museo de la mano de Pedro Duque, tal vez con la satisfacción de haber cumplido también un sueño.

Ésta no es la historia de esa hormiga.

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