Dedico esta novela a Christopher Rice,

Karen O’Brien, Sue Tebbe y Becket Ghioto,

y a la memoria de mi hermana,

Alice O’Brien Borchardt

Guardaos de despreciar a uno de estos pequeños; porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos.

Mateo, 18:10

Del mismo modo, os digo, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.

Lucas, 15:10

Que Él dará orden sobre ti a sus ángeles

de guardarte en todos tus caminos.

Te llevarán ellos en sus manos,

para que en piedra no tropiece tu pie.

Salmo 91:11-12


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