Mi reaccion me sorprendio. Cualquier otro se habria enfurecido, desesperado y, tal vez, sentido vencido, pero yo no reaccione asi. Me envolvio una extrana frialdad y de mi fluyo una malicia que nunca habia sentido antes. Mire mi trabajo, arruinado por un adolescente estupido y malvado, y acepte su desafio adoptando una nueva actitud: «Asi que tu me haces esto; bien, yo te hare lo mismo».
Estuve toda la manana limpiando los destrozos. No queria que Jenny se enterara de lo ocurrido. Por suerte, era su dia de visita a la carcel y no volveria antes de las cinco de la tarde. Consegui disolvente, limpie el alquitran del suelo y tire los informes y las fichas estropeadas a la basura.
De vez en cuando, entraban algunas ancianas a conversar conmigo, pero les dije que estaba demasiado ocupado para atenderlas. Observaban el caos que intentaba reorganizar y se iban. Una de ellas, una mujer obesa de unos setenta anos, permanecio junto a la puerta mirandome mientras limpiaba el suelo.
– Ya lo hare yo, senor Larry -me dijo-. Estoy mas acostumbrada que usted.
Tal vez la asusto la maldad que vio en mis ojos porque se fue sin decir nada.
A las cuatro, habia terminado. No respondi ni una vez al telefono. Luego, me sente en mi escritorio y recomence a trabajar en el fichero.
Jenny entro como una tromba a las cinco y cuarto. Parecia cansada cuando se dejo caer en la silla, ante mi mesa.
– ?Todo bajo control? -Percibio el olor-. ?Disolvente? ?Ha pasado algo?
– No, un pequeno accidente… nada importante -conteste-. ?Como le ha ido?
– Bien… como siempre. La gente empieza a hablar sobre usted, Larry. Empieza a gustarle a las ancianas.
– Es un adelanto. -Me recline en la silla-. Hableme de Spooky. ?Tenemos ficha de el?
Jenny se puso tensa y me miro.
– No. ?Por que lo pregunta?
– ?Tiene algo sobre el? ?Su direccion?
Ella siguio mirandome.
– ?Por que quiere saber donde vive?
Force una sonrisa indiferente.
– He estado pensando en el. Me pregunte si no seria conveniente que me pusiera en contacto con el… hacerme amigo suyo. ?Que le parece?
Jenny meneo la cabeza.
– ?No, absolutamente no! Nadie puede ser amigo de Spooky. Larry, se equivoca. -Hizo una pausa y luego me escruto-. ?Ha sucedido algo?
– ?Sucedido? -Sonrei-. Me preguntaba si podria recuperarle de algun modo… quiero decir, hablando con el… Pero hare lo que usted dice… Usted sabe mas que yo…
– ?Ha ocurrido algo! ?Conozco a Spooky! ?Por favor, digamelo!
– No ha pasado nada. Su problema, Jenny, es que a veces dramatiza las cosas. -Volvi a sonreirle. Despues, tuve una repentina inspiracion-. Si no tiene otra cosa mejor que hacer, ?quiere cenar conmigo esta noche?
Ella abrio los ojos.
– ?Cenar con usted? ?Me encantaria!
Por su expresion, me parecio que era la primera invitacion a cenar que recibia desde su llegada a aquella ciudad tan olvidada de la mano de Dios.
– Debe de haber algun lugar donde podamos hacer una buena comida. Luigi no me parecio de lo mejor. ?Adonde podemos ir…? No se preocupe por el precio.
Ella aplaudio.
– ?Lo dice en serio? ?El precio no importa?
– Asi es. No he gastado nada desde que estoy aqui. Y estoy bien provisto.
– Entonces… el Plaza. Esta a unos diez kilometros de la ciudad. No he ido nunca, pero me han hablado de ese sitio. -Agito las manos. Parecia tan excitada como una chiquilla.
– Muy bien. Yo lo arreglo.
Ella miro la hora y se puso de pie de un salto.
– Tengo que irme. Tengo una cita dentro de cinco minutos.
– Entonces, nos vemos esta noche. Venga al hotel a las ocho. Tengo coche. ?De acuerdo?
Ella asintio, sonrio y salio.
Permaneci pensativo durante algunos instantes, luego tome el telefono, llame al departamento de policia y pregunte por el sargento de guardia. Despues de un rato, me respondio una voz ronca.
– Habla Carr… ?Me recuerda? -pregunte.
Oi su pesada respiracion.
– ?Carr? ?El de los mil quinientos dolares, eh?
– Asi es. ?Podria decirme donde vive Spooky Jinx?
Hizo una larga pausa. Luego, pregunto:
– ?Cual es la idea?
– Quiero ponerme en contacto con el. Tenemos una conversacion pendiente.
– ?Se esta buscando problemas, amigo?
– Soy asistente social, ?lo recuerda? -respondi-. Le estoy pidiendo informacion.
Una nueva pausa. Podia imaginarlo jugando con el lapiz y pensando.
Por fin, contesto:
– Muy bien… Asistente social, bien… -Otra pausa-. Vive en Lexington 245. El lugar de reunion de la banda es el Cafe de Sam, en la calle Decima. -Otra pausa y una respiracion mas pesada; luego, agrego-: No se busque problemas, amigo. Nosotros somos los que tenemos que solucionar los problemas de esta ciudad y no nos gusta trabajar de mas.
– Lo entiendo -dije, y colgue.
Busque el numero del Plaza en la guia y reserve una mesa para las nueve menos veinte. Pero todavia me quedaba por solucionar el asunto de Spooky.
Jenny llego al hotel a las ocho. Casi no la reconoci. Tenia el cabello tirante sobre la cabeza y recogido en una trenza. Llevaba un vestido blanco y negro que la convertia en una mujer deseable. Era obvio que estaba contenta y orgullosa de su apariencia y me sonrio, expectante.
– ?Estoy bien?
Yo me habia puesto uno de mis mejores trajes.
Era la primera mujer, desde que habia perdido a Judy, con quien salia.
– Estas muy hermosa -le dije, empezando a tutearla, y hablaba en serio.
Fuimos hasta donde habia aparcado el Buick.
Tenia todas las gomas desinfladas y el asiento del conductor rajado. Sobre el parabrisas, en letras blancas, habian escrito: