LXXXIV

Mano, ¿por qué rehúsas escribir mis pensamientos? ¡Miserable miembro, semejante a las ramas secas en invierno, cubierto de una fina y arrugada piel de la que sobresalen oscuras venas! ¡Escribe, herramienta inútil y abandona tu rigidez que convierte en tormento cada letra! ¿Qué causa tu parálisis, qué?

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