Ya está. Aquí concluye la saga Los Caminantes, un periplo que empezó en diciembre de 2009 y ha llegado hasta finales de 2011. Si me has acompañado hasta aquí desde el principio, te doy efusivamente las gracias, porque el éxito de esta trilogía se debe exclusivamente a ti, a las recomendaciones boca-oreja, que han hecho que la existencia del libro se diese a conocer cada vez más. Para mí, ha sido un viaje emocionante: el primer capítulo se publicó como una novela independiente sin que tuviera en mente continuar la saga, pero fue precisamente la demanda y el apoyo recibido de todos los lectores como tú lo que propició que fuese posible profundizar en los misterios del Necrosum, el padre Isidro y todos los otros elementos de la historia. Si te he entretenido, el propósito de la saga está cumplido. Si te he aportado cosas, entonces mi alegría es doble.
Como en las entregas anteriores, hay un número de personas a las que debo gratitud. La familia, en primer lugar, por hacer que todo merezca la pena. Mi maravillosa mujer, Desirée, por apoyarme tanto, y sobre todo, apoyarme siempre. Mis hijas Sacha y Norah, porque llenan mis días. Alejandro Colucci y su estupenda familia, por ofrecer su arte para ilustrar las portadas; mi agente Álvaro Fuentes y su esposa Alicia, que consiguieron que Los Caminantes llegara al mercado estadounidense entre otras cosas, y toda la gente de Somos Leyenda y Minecrafters, por su apoyo y cariño. A ellos, y a todos los amigos que me siguen a través de Facebook, Twitter o mi página web, un abrazo muy especial. Sois tantos, que necesitaría docenas de páginas para incluiros a todos; valga decir que vuestros nombres están escritos con cariño en mi corazón.
Hay un sinfín de material que he utilizado para esta obra, esparcido por innumerables blogs y páginas web en Internet: desde el Manual de Supervivencia SAS al servicio de mapas Bing, pasando por vídeos de Youtube que muestran cómo accionar una sirena Tangent con un guarrito eléctrico o webs que ilustran cómo vivían los supervivientes del holocausto nazi en aquellos horribles guetos durante la segunda guerra mundial. A veces, es horrible que uno pueda documentarse sobre ciertas cosas.
Gracias otra vez por la compañía todo este tiempo. Un fuerte abrazo.
Málaga, 27 de mayo de 2011