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Nicolás Valdivia a María del Rosario Galván


Le agradezco su carta, señora. Y me pregunto si no ha llegado la hora de mi recompensa. Mi amor por usted es manifiesto. Usted me ha pedido ser digno, no de su amor, sino de su misterio. ¿Conduce una cosa a la otra? A veces, usted me obliga a preguntarme si en amor la separación une más que la presencia. Me consuelo pensando que el amor tiene tantas formas y ofrece tantos desafíos como cada uno de los demás sentimientos verificables del mundo. Señora: Yo lo acepto todo de usted menos la indiferencia. Pero acto seguido, me pregunto si merezco ya mi premio: Tutearla.

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