VIERNES

10

Las manos tecleaban con la fuerza y seguridad de quien conoce la rutina a la perfección.

En la pantalla apareció la lista de mensajes en espera. Uno era de Samael:

«Hemos sido bendecidos con un éxito total. El primer muro ha caído. Samael.»

De inmediato escribió la respuesta:

«Felicita a los hermanos. La muralla interior y última está mucho más protegida y hay que iniciar los pasos para derribarla. Por un tiempo deberemos usar la astucia y minar los cimientos del muro. Cada cual ha de colocarse en su posición y, cuando suenen de nuevo las trompetas y caiga la muralla, Jericó será nuestra. Arkángel.»

Con la misma eficacia anterior, el mensaje fue enviado y luego se borró de la memoria del ordenador.

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