Verá la luz en el infierno helado,
donde los mares se confunden con el firmamento,
y crecerá en el espinazo de la tierra,
donde las cumbres rozan los astros.
Se alimentará de la fuerza de la osa,
crecerá bajo el manto cálido de la foca
impregnándose de la sabiduría de la loba
y al fin se deberá a la astucia de la zorra.
La elegida, hija de la tierra, surgirá de la tierra
que la amará y la acogerá en su seno.
Prisionera de su tibieza, permanecerá ciega y sorda
acunada por las madres oscuras
y arropada en sus dulces mentiras.